Literatura
El mensaje de los pájaros; Joan Manuel Gisbert
EL MENSAJE DE LOS PAJAROS
Esta es la historia de un rey llamado Gracián, el cual era tan pobre, qué casi no tenia ni ejercito, ni sirvientes, ni animales.
Un día al castillo llegó un buhonero, que quería vender toda la mercancía posible para poder llegar a su pueblo llamado Anatolia.
El rey curioso, sale a ver todo lo que el buhonero llevaba, todo era del gusto del rey, pero como el dinero no era lo que sobraba, eligió una red que era casi invisible. El mercader le explicó que era para capturar pájaros, y que solo le pediría por ello, techo y protección para un niño.
El buhonero, le contó al rey que lo había encontrado y que era inconfundible, llevaba 14 flautas y un zurrón, hacia cuatro días que se adentro en el bosque y se perdió. El rey aceptó la oferta del buhonero, le daría cobijo al joven a cambio de la red.
El rey mandó traer una jaula y monto la red. El primer pájaro en caer fue un estornino, que al contarle el rey al animal sus intenciones, éste le dijo que si le dejaba escapar, no se arrepentiría la próxima vez que se vieran. El rey al ver que el pájaro le hablaba, lo soltó.
El segundo pájaro en caer en la red, fue un jilguero y el rey al recordar lo que le sucedió con el estornino, le mando cogerlo al criado y lo metió en la jaula. El rey pasó a ver el jilguero y éste le dijo que lo soltara y que en unos días sabría algo que nunca olvidaría. Y el rey lo soltó.
Después de tres días, apareció un petirrojo y realizaron la misma operación, lo metieron en la jaula. El rey que no podía dormir, se puso dos migas de pan en los oídos, por si acaso el pájaro le hablaba. Pero se despertó a la mañana siguiente y el petirrojo no estaba. El rey lo había dejado escapar, mientras estaba sonámbulo, pues el animal le dijo que si lo liberaba sería leyenda. El rey mando guardar la jaula donde no podrían sacarlo.
A los siete días apareció Magrís, el niño que buhonero comento al rey. El rey le preguntó que si quería quedarse y este le dijo que si.
El rey le dijo a Magrís que había hablado con unos pájaros y le pregunto al niño que si estaba loco y éste le dijo que había pájaros que hablaban.
Llego un criado del Duque negro que viene a por pájaros raros, ya que era taxidermista, para llevárselo a su señor. El rey le dice a Beltór (el taxidermista) que no sabe nada de pájaros. Otra vez el rey tiene visita, ahora era un monje llamado Enebro, para decirle que al arzobispo se le habían perdido unos pájaros amaestrados. Se hizo de noche y el monje se quedo a dormir en el castillo para buscar y robar la red. Oye los ruidos de pájaros que estaban producidos por las flautas de Magrís. El monje decide buscar a los pájaros, mediante unas semillas de palicardo.
El rey y Magrís se adentran en el bosque, mientras en el castillo siguen los sonidos de los pajaros. Y al monje se le van derramando las semillas, sin darse cuenta. Magris le dice al rey que serian nieto y abuelo y el abuelo sería mudo. Se encuentran con Lucio, un penitente, que buscaba unos pajaros que hablaban para que le perdonaran sus actos. Lucio se entera de esto, gracias a una vieja y una niña, cuyos ojos eran uno de cada color, rojo y gris.
El cansancio llega al rey, descansa en una casa de leñadores mientras, Magrís toca sus flautas fuera. Aparece la niña y la vieja, esta le cambia la red por un paquete y se marchan las dos. El rey y Magris continúan el viaje sin que el rey se diera cuenta de que la red ha desaparecido. Se encuentran una carreta y dejan las mulas y se llevan la carreta. El leñador encuentra las mulas, a cambio de su carreta.
Magrís y Beltór se asocian para trabajar juntos, sin que el rey lo sepa.
Beltór entra en una cueva y oye unas voces que le esperaban. Eran las hechiceras, Goramara y Margóra (la vieja y la niña con los ojos diferentes) le lanzan una lagartija negra le inyectan un veneno para que le obedezca a ciegas.
Más tarde el rey y Magris llegan al templo de los pájaros, sorprendidos ya que esta vacío, deciden poner la red, y en vez de acudir pajaros acuden escorpiones, murciélagos y culebras. Magrís pregunta al rey que había sucedido y este le cuenta haber tenido un sueño, donde una vieja y una niña con un ojo gris y otro rojo, le habían robado la red y Magrís le dice que son Goramara y Margora las hechiceras del bosque. Magrís rompe la red y hace una llamada de auxilio con su flauta.
Oyen unos pasos, se esconden. Era Enebro, que esparce unas semillas que le quedaban y en vez de pájaros que hablan, llegaron siete negros grajos normales. Enebro, los recogió, pensando que eran pájaros habladores. El leñador que acudía a la busca de la llamada de Magrís, encuentra a Vector, observando que parecía hechizado decide decir unas palabras: “sturibeb amaro e ardua vermis” y Beltor le contesto: “minertor tercearis aus amfibi turmator hair nerar” el leñador se dio cuenta de que estaba embrujado.
Magrís y Gracián encuentran una tumba que era del duque negro, el cual era el causante d no haber no haber pájaros. Ya que éste al no saber el secreto que los pájaros tenían que desvelar, le prendió fuego al templo y el duque negro murió asfixiado y los pájaros salieron por una ventana.
Los grajos de Enebro comenzaron a moverse y empozo a preguntarles que cual era ese secreto al no contestarles los grajos, empezó a decir cosa que quisiera y como los grajos estaban en silencio pensaba que esa era la señal, pero esos grajos no hablaban. Bectór empezó a abrir los ojos gracias a lo que le dijo el leñador y ahora odiaba a las brujas, Goramara y Margóra.
Después de salir del templo y caminar mucho, llegaron a donde habían dejado la carreta y Gracian se echo a dormir, entonces vio que en la carreta había uno de los objetos que le había enseñado el
Buhonero y entonces se dio cuenta de que la carreta era de Ayael (que así se llamaba el buhonero) pero en realidad era el leñador, amigo y cómplice de Magrís. Estos deciden contarle a Gracián su pequeño engaño, mientras tanto Gracián había seguido camino hacia el castillo. En el camino encontró a Lucio, Gracián le dijo que era un rey y marcharon los dos hacia el castillo.
Mientras tanto Enebro libera a los pájaros ya que estos no eran los verdaderos y parte también hacia el castillo. Las dos hechiceras descubren que Beltór ya no estaba embrujado y este tenia la red de hilos de plata, ellas también van al castillo de Gracián ya que la cola de la lagartija que mordió a Beltór marcaba hacia allí Beltor regresa a la cueva y al no encontrar a las hechiceras regresa al castillo también.
Ayael y Magrís también se encontraban en el castillo y al ver la red de plata recuerdan la profecía: “habrá una noche en el tiempo, noche serena como ninguna, en la que un hombre inocente, el más pobre de su rango, puro de intenciones, capaz de obrar con bondad y compasión, conocerá el antiguo mensaje de los pájaros en un gran lugar vacío. Con él estará alguien que será como su sombra. Su ayuda generosa no le faltara en el camino”.
Entonces pensaron que el lugar no seria el templo sino el castillo, y el ayudante Lucio, Magrís se puso a tocar las flautas. Pronto estaban allí los siete pájaros prodigiosos: estornino, mirlo, jilguero, ruiseñor, calandria, petirrojo y alondra se comieron las semillas de palicardo que Enebro tiró y se durmieron, empezaron a decirle el secreto al rey: Escucha, rey Gracián, y no olvides nunca estas antiguas verdades.
Toda persona, al nacer, lleva dentro de sí la semilla de algo muy hermoso y grande. Si no fuese invisible, luciría en la noche como un astro.
Es un don que viene con la vida, un poder que a veces llegar a ser inmenso. Nadie debe de dejar que se le muera por no haberse dado cuenta.
Que todas sepan, rey Gracián, que son capaces de lo más sublime y lo más alto, que todos sepan que su pensamiento puede navegar en un mar sin límites, que recuerden que todos merecen ser reyes en la tierra, que del primero al último están hechos de la misma materia que creo los grandes sueños. Este es el viejo secreto. Que todos lo recuerden y obren en consecuencia.
En el libro de la vida de cada cual hay unas paginas en blanco que están siempre esperando.
Llenadlas de emoción, de hechos memorables, de entrega, de inspiración, de belleza, de dulzura, de talento de pasión, de lo mejor de cada cual, de aquello que solo puede hacer cada uno de vosotros y nadie mas hará hasta el fin del tiempo.
Un humano, un ser capaz de imaginar mundos lejanos, de hablarles a los dioses, de crear belleza casi de la nada, de llorar de alegría o de dolor en lo mas profundo de una madrugada, merece dejar su nombre, sus hechos y su huella en la larga historia del universo.
Y por ello nace con poder suficiente para hacerlo. Que todos lo sepan, rey Gracián. El mensaje queda en tus manos”.
Los pájaros se fueron y podrán volver a hablar nunca.
Magrís y Ayael se quedaron en el castillo.
Lucio y su mujer también.
Goramara, Margóra, Beltór y Enebro, se fueron decepcionados.
Todos consiguieron lo que querían:
Gracián, tubo de todo en el castillo.
Lucio, se quedo feliz y a gusto viviendo en el castillo con su mujer dejando de ser penitente.
Magrís, se licenció en lírica.
Ayael, vivió en el castillo feliz.
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