Literatura
El libro del buen amor; Arcipreste de Hita
Trabajo de lengua y literatura.
“El Libro de buen amor”
Angel López Paredes
1BAC
ÍNDICE
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Introducción
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Contextualización histórica y sociocultural
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Contextualización literaria
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Genero literario
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Intencionalidad didáctica
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Personaje Trataconventos
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Aspecto satírico y burlesco
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Conclusión
INTRODUCCIÓ
El "Libro de Buen Amor" es la obra de un hombre que había pertenecido a la Iglesia, lo que en la Edad Media solía ser sinónimo de persona con cierta preparación, superior al común de la gente de su época. Por añadidura, Juan Ruiz era un hombre culto, docto en Sagrada Escritura y en Derecho Civil -como lo demuestra, por ejemplo, en el pleito del lobo y la raposa (coplas 321-371)-. El Arcipreste había tenido acceso a numerosos textos -situación que queda plasmada en la obra por la profusión de citas de textos de distinta procedencia-, y, por lo tanto, a los géneros y estilos en ellos contenidos.
En el presente trabajo, se intentará analizar estos géneros que Juan Ruiz utilizó magistralmente para la elaboración de su obra, obra que posee entidad literaria autónoma y que forma parte de lo más selecto de la literatura española.
CONTEXTUALIZACIÓN HISTORICA Y SOCIOCULTURAL
El Libro de buen amor (mil trecientos treinta y mil trecientos cuarenta y tres), también llamado Libro de los cantares, es la obra más representativa del Mestre de Clerecía del siglo XIV. Está considerada de forma unánime como una de las cumbres literarias españolas de cualquier tiempo, y no solo de la Edad Media.
El propio autor revela su nombre y su cargo eclesiástico en distintos lugares de la obra: «Joan Roíz, arcipreste de Fita» (cuaderna 19b-c) y «Yo Johan Ruiz, el sobredicho arçipreste de Hita» (c. 575a), pero no fue hasta mil novecientos ochenta y cuatro en que Francisco J. Hernández encontró una mención a un «uenerabilibus Johanne Roderici archipresbitero de Fita», prueba definitiva de la existencia real de Juan Ruiz en combinación con el título eclesiástico y en total coincidencia con la referencia que de sí mismo da en el los lugares citados del Libro de buen amor. []Por lo demás, nada se sabe de la biografía de Juan Ruiz, más allá de este testimonio documental.
La fecha de composición de la obra está extraída también de la información que proporcionan los códices. El manuscrito G transmite que el libro fue terminado en mil trecientos treinta. Sin embargo, en el manuscrito S —que contiene material nuevo— aparece fechado en mil trecientos cuarenta y tres. La crítica mayoritariamente conviene en que Juan Ruiz utilizó episodios compuestos previamente para hilvanar su libro, y que su primera versión sería de mil trecientos treinta. Posteriormente el Arcipreste añadiría más poemas (sobre todo líricos) para configurar el Libro de buen amor tal y como se edita en la actualidad.
En fechas recientes, Henry A. Kelly, experto en derecho medieval, ha puesto en tela de jucio las dataciones de ambos manuscritos y lleva la composición de la obra hacia mil trecientos ochenta y nueve, fecha en que se copia el manuscrito G. Aduce como prueba las alusiones jurídicas, entre ellas, que se terminaron en Bolonia en mil trecientos treinta y ocho.
CONTEXTUALIZACIÓN LITERARIA
A diferencia de la literatura culta anterior, esencialmente simbólica e idealista, en el libro del Arcipreste de Hita comienza a verse un detallado interés por reflejar la realidad cotidiana. Dicho interés se manifiesta en la minuciosa descripción de los elementos que rodean la actividad del hombre y en el uso de expresiones coloquiales en los diálogos.
La descripción de la realidad circundante es minuciosa. Las causas de tal auge del realismo hay que buscarlas en el ascenso social de la burguesía y en la creciente importancia de las ciudades. En esta época, la vida experimenta una nueva valoración por sí misma; ya no es sólo un camino para otra vida trascendente.
Aparece el tópico del carpe diem, "disfruta el día" (en el sentido de gozar de los placeres de la vida).
La extraordinaria capacidad de captación de la realidad por parte del Arcipreste da al libro un carácter documental sobre la sociedad de su tiempo. Por él conocemos las costumbres de la ciudad y del campo, los manjares que se degustaban (c. 968-969), o las golosinas que elaboraban las monjas (c. 1334-1337), los vestidos y cosméticos de las mujeres (c. 1205-1206), los oficios: "...fízose corredera de las que venden joyas..." (c. 937),y hasta los utensilios caseros (c. 1174-1175).
El engarce concreto de la obra en una sociedad en que conviven tres castas -cristianos, moros y judíos- posibilita también el conocimiento de ciertas costumbres hebreas y musulmanas: la mención, por ejemplo, de la fidelidad de los judíos a su Pascua de pan ácimo y de otras comidas judías (ej.: "...piden las adefinas..." -c. 781-), o la descripción de los instrumentos que sirven y los que no para cantares arábigos (c. 1513-1517), son una muestra.
Mester De Clerecía - la métrica-
"...compúselo también para dar a algunos lección
y muestra de metrificar y de rimar y de trovar..."
Aunque este género venía agotándose desde hacía tiempo, hay sobradas marcas del mismo en el LBA. A primera vista, la más notable es la métrica. A excepción de los pasajes en prosa y algunos versos de arte menor, la mayor parte del libro está escrito en cuaderna vía, versificación propia del Mester de Clerecía.
Juan Ruiz utiliza otros recursos del mismo género, como por ejemplo las fuentes, pero los reelabora de una manera muy personal. Asimismo, los enxiemplos, las citas de autoridad y de las Sagradas Escrituras, se encuentran presentes en la obra.
Mester De Juglaría - Juglares y Peregrinos-
En el punto anterior, se ha visto que el LBA fue compuesto en gran parte de acuerdo a la métrica y ciertas marcas estilísticas del Mester de Clerecía. Sin embargo, el mismo autor declara en el texto haber usado la forma del Mester de Juglaría:
"...por vos dar solaz a todos, fablévos en juglaría..." (c. 1633)
Otro rasgo que identifica al texto con el género mencionado es el peregrinar del protagonista (que recuerda los viajes del Cid). Por ejemplo: la descripción del viaje a las sierras, en el episodio de las serranas.
Dice María Rosa Lida al respecto:
"...toda España está en él [Libro de Buen Amor], desde Vizcaya hasta Andalucía..."
Otros recursos usados en el mester de Juglaría, como las apelaciones al público, evocan el estilo del género mencionado.
Por último, puede leerse en el episodio de Carnal y Cuaresma (c. 1067-1314), una batalla digna del Mester de Juglaría.
GENERO LITERARIO
El Libro de buen amor nace de la confluencia de diferentes tradiciones literarias, mezcladas de manera perfecta por la habilidad de Juan Ruiz, que logra realizar de esta manera una obra única y sin antecedentes. En efecto, si analizamos cada sección narrativa, encontramos una gran cantidad de modelos literarios, pero tal vez en su totalidad el libro no pertenece a un género especifico ni codificado.
Juan Ruiz es un autor “ecléctico” en la elección de las fuentes temáticas y formales de sus versos y sobre todo es autor original en la manera de elaborarlas. El Arcipreste toma inspiración de tradiciones tan diferentes como la literatura latina medieval, la épica medieval el zéjel mozárabe y otras más, pero siempre consigue adaptarlas a su voluntad, hasta crear soluciones ártisticas nuevas e imprevistas. Por ejemplo, para describir las aventuras en la sierra, Juan Ruiz emplea el metro popular de la serranilla, parodiando el género e invirtiendo uno por uno los rasgos del modelo. Generalmente estas líricas contaban las aventuras de un viandante que en primavera encontraba a una serrana e intentaba seducirla mientras ella defendía su virginidad. En el Libro de buen amor es el mismo Arcipreste el que en inverno es capturado por una virulenta serrana que lo lleva a su choza y lo viola.
Otro aspecto novedoso es la capacidad de Juan Ruiz de conciliar mester culto y mester vulgar. Desde el punto de vista métrico, por ejemplo, elige como forma principal la más prestigiosa - la cuaderna vía - pero no desprecia formas más populares como el zéjel e incluso les da dignidad artística. Es el caso de las estrofas 115-120, donde el autor nos cuenta su amor desdichado por la panadera Cruz. Por primera vez, la lengua española se emplea en este tipo de estrofa lírica de origen hispanoárabe, considerada un arte menor.
Aunque el autor titula su composición troba caçurra (es decir de los juglares más incapaces), el estilo es muy rebuscado. Los recursos de la retórica aquí empleados son numerosos. Por ejemplo: la aliteración de la “p”, subrayada por la anástrofe del verso 115 b; la anáfora (vv. 116 b-116 c); la antítesis entre «salvado» y «pan» (vv. 118 c-118 d) con un doble sentido erótico; la rima interna (vv. 119 a-119 c) y el paralelismo (v. 120 b).
Todo el zéjel manifiesta el ingenio verbal de Juan Ruiz en el uso magistral de las palabras para crear diferentes niveles de lectura, basados en el mundo cultural de su época. Como ejemplo se observa el sentido negativo que, por razones morales, se atribuía al oficio de la panadera, dado que, trabajando al calor del horno, tenían que aligerarse de su ropa.
Entre las técnicas que los clérigos aprendían en los manuales de retórica, María Rosa Lida de Malkiel recuerda también la enumeración, un tipo de amplificatio en los hechos. Emblemática es la estrofa 607 que describe las penas del enamorado según los cánones de amor cortés:.
Aquí vemos también el realismo medieval, que a través de la personificación de Doña Venus hace concreto un concepto abstracto como el amor. Juan Ruiz utiliza también la acumulación “en palabras” sobre todo de sinónimos dispuestos en pares. Por ejemplo en la estrofa 595 encontramos tres iterationes sinonimicae: «ascondido [e] encobierto», «espardzido e descobierto» y «más seguro e más cierto».
De la técnica de los juglares el Arcipreste toma las invocaciones al público (muchas veces se dirige a las mujeres como en la estrofa 161, tal vez para disculparse de sus palabras y así alejarse de las obras misóginas de su tiempo) y la vivacidad dramática del diálogo.
Para concluir hacemos notar que nuestro Arcipreste es hombre erudito que conoce todos los recursos de la retórica medieval, pero que enriquece sus versos con la vivacidad de la cultura popular (lenguaje bajo, estilo coloquial, proverbios y realismo descriptivo).
INTENCIONALIDAD DIDACTICA
En este género está inscripta la intención del autor. El Arcipreste la declara expresamente en distintos pasajes de la obra, como el prólogo (c. 64-70) , y en varios episodios (fábulas y cuentos).
La intención didáctica está en estrecha relación con el Mester de Clerecía.
Para imprimir a la obra el carácter moralizador, Ruiz hace uso, entre otros recursos, de los enxiemplos, género del cual se hablará más adelante en este trabajo.
Probablemente, el libro de Buen Amor es la despedida burlona de la época didáctica.
PERSONAJE DE TRATACONVENTOS
La intermediaria debe ser parienta leal del Arcipreste, pero no servidora de la dama. Que no mienta, razonada, sutil, artera, lisonjera, que sepa aojar a las mozas y las ciega ya que sabe mentir muy bien, que sepa aconsejar y que sea muy andariega. Si no puede ser una parienta suya, que sea una vieja trotaconventos. La vieja trotaconventos es una mujer que vende joyas, astuta y experta en asuntos de amoríos por lo que el Arcipreste y don Melón le piden consejos amorosos. Sirve de intermediaria al Arcipreste en los episodios de las Cuarta dama, la Quinta dama, la Undécima dama, la Duodécima dama y la Decimotercera dama. Se piensa que la trotaconventos es la predecesora de la Celestina.
ASPECTO SATIRICO Y BURLESCO
El humor, presente a lo largo del libro, se encuentra en pasajes caricaturescos, como la descripción de las serranas (c.1010-1021) y en inocentes sátiras, como el elogio de las mujeres menudas (c.1606-1617). La fábula de Don Pitas Payas (c.474-484) es otro ejemplo de humor en la obra.
Satiriza también contra el poder del dinero y el vicio de los clérigos en la fábula sobre "el poder que da el dinero" (c. 490-527) o, en otros versos: "...por dinero faze / ome quanto'l plase / cosa es provada..." (c.1042)
Así como lo didáctico atraviesa todo el texto, de la misma forma el humor, y sobre todo la satirización de distintos temas, está presente en el LBA. Esta satirización raya por momentos lo sacrílego, y lo sería, de no ser porque Juan Ruiz advierte desde el
comienzo del libro acerca del doble sentido que debe darse a su lectura.
El humor, la parodia y la sátira son rasgos característicos de la literatura de los goliardos, poetas y clérigos mendicantes de los siglos XII y XIII que se burlaban de la hipocresía de ciertos dignatarios de la Iglesia y proponían el placer como respuesta a la fugacidad de la vida.
CONCLUSIÓN
El presente trabajo ha intentado compendiar y analizar los géneros encontrados en el texto, los cuales se entrecruzan y deslizan unos en otros, obteniendo una obra rica en estilos y recursos.
Los autores y críticos consultados no se ponen de acuerdo en encuadrar al LBA en un género, y van desde la biografía al poema didáctico, así como también algunos lo consideran una sátira de la clerecía y de toda la sociedad del siglo XV.
Me atrevo a tomar una postura al respecto, adhiriendo a la opinión de María Rosa Lida quien lo describe como un "poema ameno de intención didáctica".
Ninguno de los géneros aparece en forma pura. Sin embargo, hace uso de algunos que lo anteceden (mester de juglaría y de clerecía), y se adelanta a otros que le seguirán, como los que encontramos en la novela española del siglo de oro, la novela picaresca y el Quijote.
En definitiva, el autor ha usado las mejores hierbas de la huerta de su conocimiento, para mezclarlas en su justa proporción y elaborar esta exquisita receta, apta para todos los paladares, los cultos y los populares, los medievales y los de nuestro siglo XXI.
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