Literatura
El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha; Miguel de Cervantes Saavedra
RESUMEN DE CADA CAPÍTULO
LIBRO PRIMERO
Capítulo I:
Un hidalgo de la Mancha, de clase noble baja, de unos 50 años de edad, de complexión recia pero seca, da en leer libros de caballerías hasta llegar a perder el juicio. Determina, enloquecido por las fantasías leídas en esos libros, hacerse caballero andante y, como tal, ir a buscar aventuras. Para ello, prepara sus armas (desfasadas armas), revisa su caballo y le pone nombre (Rocinante), se pone nombre a sí mismo, como caballero que va a ser, (don Quijote de la Mancha) y busca una dama a la que amar y servir (Dulcinea del Toboso).
Capítulo II:
Poniendo en efecto su pensamiento, una mañana de julio sale de su casa, como caballero andante, a deshacer agravios. Pero le asalta la preocupación de que no ha sido armado caballero y que, en consecuencia, ni puede ni debe entrar en combate con caballero alguno. Mas pudiendo más su locura, decide continuar y hacerse armar a la primera ocasión. Ese primer día no le ocurre ninguna aventura. Llega por la noche a una venta, que él cree que es castillo, donde cena en compañía de dos prostitutas y del ventero, a los que imagina como dos damas y gobernador del castillo.
Capítulo III:
Después de cenar, don Quijote pide al gobernador del castillo (el ventero) que, tras velar las armas, le arme caballero, y así poder ir a buscar aventuras como caballero andante. El ventero, cerciorándose de su falta de juicio, se burla de él haciéndole creer que él también es caballero y diciéndole que sí le armará y aconsejándole que se provea de dineros y de otras cosas necesarias. Don Quijote vela las armas en un patio del castillo (el corral de la venta). Durante la vela, un arriero, y después otro, acuden al pozo para dar de beber a sus animales de carga, para lo cual deben apartar las armas que don Quijote está velando. Éste defiende la vela y agrede a los arrieros. Los compañeros de éstos comienzan a arrojar piedras a don Quijote, y el ventero, para evitar más problemas, decide abreviar ceremonias: da por terminada la vela de armas y seguidamente arma caballero a don Quijote, ayudado de las dos prostitutas (doncellas; la Tolosa y la Molinera). Don Quijote agradece haber sido armado caballero, y sale de la venta.
Capítulo IV:
Don Quijote, ya hecho caballero andante, sale de la venta pero, siguiendo los consejos del ventero, decide volver a su casa para proveerse de lo necesario, además de escudero. En el camino de vuelta le suceden sus dos primeras aventuras:
Socorre a un muchacho de quince años, criado de un rico labrador de Quintanar, al que éste está azotando por no prestar cuidado al hato de ovejas. Bastará que don Quijote se aleje para que el labrador siga con su castigo.
Pretende hacer confesar a unos mercaderes toledanos que van camino de Murcia que Dulcinea del Toboso es la más hermosa del mundo. Uno de los mercaderes, viendo su locura, se burla de él; don Quijote entonces le acomete, pero tropieza y cae, y un mozo de mulas aprovecha la ocasión para molerle las costillas.
Capítulo V:
Un labrador (Pedro Alonso), vecino de su pueblo, encuentra a don Quijote malherido, le recoge y lo lleva a su casa, a donde llegan ya de noche. Allí están reunidos el ama y la sobrina de don Quijote y dos amigos suyos: el cura (Pero Pérez) y el barbero (Maese Nicolás) comentando la desaparición de don Quijote y que la culpa de ello es de los libros de caballerías que leía. Por lo que deciden que al día siguiente sean quemados. En ese momento, llega el labrador trayendo a don Quijote, al que acuestan para que descanse. El cura se informa por el labrador de lo ocurrido, y decide que al día siguiente se quemen los libros de caballerías de don Quijote.
Capítulo VI:
Mientras don Quijote duerme, el cura y el barbero, ayudados de ama y sobrina, proceden al escrutinio de su librería, seleccionando unos y mandando arrojar otros al corral para ser quemados, según les parecen buenos o peligrosos para el hidalgo. Son libros de caballerías, de poesía (pastoriles) y heroicos o épicos.
Capítulo VII:
Don Quijote despierta y empieza a delirar. Todos le calman, y el ama comienza a quemar los libros (culpables de la locura de don Quijote). Además deciden clausurarle la habitación de los libros y convencerle de que ha sido obra de un encantador. Convencido de ello, pasa quince días sosegado y conversando con el cura y el barbero sobre la necesidad de los caballeros andantes, a la par que persuade a un labrador, vecino suyo (Sancho Panza), para que le sirva de escudero, prometiéndole que le hará gobernador de una ínsula, y hacen los preparativos de todo lo necesario (dineros, alforjas, camisas, etc.) conforme al consejo del ventero. Salen de noche para no ser vistos. Primera conversación entre escudero y amo.
Capítulo VIII:
En el camino descubren unos molinos de viento, que don Quijote cree que son gigantes. Decide acometerlos, sin que le sirva de mucho que Sancho le diga que son sólo molinos. Don Quijote embiste y sale mal parado, atribuyendo el cambio (de gigantes a molinos) a un encantador. Siguen camino, a Puerto Lápice, en busca de aventuras. Pasan la noche entre unos árboles: don Quijote piensa en su señora Dulcinea. Llegan a Puerto Lápice, y don Quijote confunde a dos frailes con dos encantadores que llevarían a una princesa cautiva (una dama vizcaína que viene más atrás en un coche). Acomete a los frailes, y después a un escudero de la dama, que no quiere que el caballero les haga ir al Toboso (para hablar con Dulcinea). El capítulo acaba con el combate en suspenso.
Capítulo IX:
Cervantes acude al recurso narrativo de que él es sólo traductor (además indirecto -pues se sirve de un morisco aljamiado, o que sabe castellano-) de unos cartapacios en los que había conseguido descubrir la continuación de las aventuras de don Quijote. Continuación que enlaza justo con el combate entre don Quijote y el vizcaíno: vence don Quijote y obtiene la promesa de que ha de presentarse ante su señora Dulcinea del Toboso (tal y como sucedía en los libros de caballerías que él leía).
Capítulo X:
Ganada la sentencia, Sancho solicita a don Quijote el gobierno de la ínsula y que busquen amparo por si la Justicia les persigue (por lo ocurrido con los frailes y con el vizcaíno). Don Quijote solicita de su escudero que le reconozca como el "más valeroso caballero". Sancho así lo hace, y le dice que se cure las heridas. Don Quijote le habla entonces del bálsamo de Fierabrás (bálsamo mágico capaz de sanar las heridas), y Sancho lo ve más provechoso que el prometido gobierno de la ínsula. Don Quijote, al ver su celada rota por el combate, jura arrebatársela a algún caballero. Hablan sobre comer y prosiguen camino en busca donde pasar la noche: llegarán a las chozas de unos cabreros.
Capítulo XI:
Son acogidos por los cabreros, que les dan de cenar. Don Quijote elogia la vida de estas personas, en la que todo es paz, amistad y concordia, al igual que sucedía en los tiempos antiguos, y explica que los detestables siglos de ahora (con su malicia) han hecho que naciera la orden de los caballeros andantes, a la que él pertenece, para defender, amparar y socorrer. Llega otro cabrero y sus compañeros le piden que cante para don Quijote sus amores. Don Quijote vuelve a ser curado de la oreja, y se van a acostar
Capítulo XII:
Pero en eso llega otro cabrero y anuncia a todos la muerte, por amores, de Grisóstomo, un estudiante que se hizo pastor por seguir a la bella Marcela. El cabrero anuncia que el entierro será a la mañana siguiente, y todos deciden ir a presenciarlo. Otro cabrero relata a don Quijote la historia de ambos jóvenes, y cómo la belleza de Marcela atrae a multitud de pretendientes, a los que trata cortésmente pero a los que desdeña. Se acuestan finalmente.
Capítulo XIII:
Se dirigen al lugar del entierro. En el camino se encuentran con unos pastores, y con un par de hombres a caballo que, atraídos por la noticia de muerte tan singular, también van a presenciarlo. Uno de los hombres (Vivaldo) pregunta a don Quijote el motivo de ir armado de la manera en que va. Don Quijote se lo explica. Y Vivaldo, viendo su falta de juicio y con ánimo de burlarse de él, le incita a que le hable de la caballería andante (sobre si es importante y si los caballeros andantes anteponen sus armas a Dios; don Quijote afirma y niega respectivamente). Don Quijote cuenta que su dama es Dulcinea. Finalmente llegan al lugar del entierro, donde otro grupo de pastores procede, bajo la dirección de Ambrosio -amigo de Grisóstomo-, a enterrar el cadáver. Ambrosio alaba a su amigo y Vivaldo pide que no queme los papeles de enamorado de aquél. Vivaldo se dispone a leer uno de esos papeles.
Capítulo XIV:
Vivaldo lee la canción de Grisóstomo (en la que éste se queja de Marcela). En seguida aparece Marcela. Y, ante la recriminación de Ambrosio, ella se defiende aduciendo que no se le puede culpar de la muerte de Grisóstomo, pues sólo ha mostrado "honesto proceder y recato" y a nadie quiso ni dio esperanzas. Terminan de enterrar a Grisóstomo, y don Quijote decide ir en busca de Marcela para ofrecerle sus servicios.
Capítulo XV:
Cervantes vuelve al recurso narrativo de que él sigue la historia a través de Cide Hamete Benengeli y continúa en el momento en que don Quijote iba en busca de Marcela. Llegan a un prado y allí paran a descansar y a comer; y Rocinante, atraído por unas jacas de unos arrieros (gallegos se dirá a lo largo de todo el capítulo, aunque en el título ponga "yangüeses", de Yanguas, en Soria o en Segovia), acude a ellas. Visto lo cual, los arrieros le apalean. Don Quijote y Sancho acuden para defenderlo, pero también a ellos les apalean. Ambos se duelen de los golpes, y deciden ir, como buenamente puedan, en busca de lugar donde pasar la noche. Llegan a una venta (que don Quijote vuelve a creer que es castillo).
Capítulo XVI:
Allí les curan y les preparan aposento. En la venta también se aloja un arriero, que había acordado con la moza de servicio (Maritornes) yacer en cuanto quedara todo en silencio. Pero llegando la moza de servicio al aposento en el que se encuentran don Quijote, Sancho Panza y el arriero, aquél la confunde con la hija del señor del castillo (la hija del ventero) y empieza a hablarle al estilo de los libros de caballerías. El arriero, celoso, trata de defenderla, y en la poca luz de la habitación, todos empiezan a golpearse, quedando don Quijote aún más malparado. Un cuadrillero de la Santa Hermandad entra a poner orden.
Capítulo XVII:
Don Quijote y Sancho comentan lo sucedido. El cuadrillero le pregunta entonces que qué tal está, y don Quijote le reprende por su modo de hablarle, que él entiende despectivo. El cuadrillero le golpea en la cabeza con el candil, dejándole aún peor malparado. Don Quijote hace creer a Sancho que todo es obra de "encantamentos", y, ante lo mal que se encuentran, decide hacer el bálsamo de Fierabrás (que lo cura todo). Lo hacen y lo toman, sentándole mejor a don Quijote que a Sancho. Al irse de la venta, don Quijote se despide del ventero, pero éste le reclama el pago. El caballero dice que eso no está en uso en los de su orden, y se va sin hacerle caso. El ventero y otra gente de la venta entonces se vengan en Sancho, manteándole, y quedándose con sus alforjas.
Capítulo LII:
Don Quijote se pelea con un cabrero por parecerle que le falta al respeto; pero durante esa pelea oye el sonido de una trompeta y cree que se trata de una nueva aventura. Pero es una procesión en la que llevan a una virgen en petición de lluvia. Don Quijote cree que llevan a la imagen cautiva y acomete a los disciplinantes. Uno de ellos se defiende y derriba a don Quijote. Sancho acude a socorrerle; y, creyéndole muerto, le alaba. Deciden volver a la aldea de ambos en el carro encantado (con el cura y el barbero). Son recibidos en su pueblo: Sancho, por su mujer, y don Quijote, por su ama y sobrina. Se termina diciendo que no se han podido hallar noticias de la tercera salida que hizo don Quijote, pero que sí se encontraron unos pergaminos en una caja de ploma, dedicados a don Quijote, Sancho Panza, Dulcinea y Rocinante.
LIBRO SEGUNDO
Capítulo I:
Cervantes vuelve al recurso narrativo de que él sigue la historia de don Quijote a través de Cide Hamete Benengeli. El cura y el barbero están casi un mes sin ver a don Quijote para no recordarle el asunto de la caballería andante. Y encargan a ama y sobrina que le cuiden. Finalmente, le visitan para hacer prueba de su mejoría: parece que ha recobrado el juicio; pero, tratándole más, vuelve a defender la necesidad de su querida caballería andante, y llega a sostener que los caballeros andantes fueron hombres de carne y hueso y no simple ficción. Se oyen voces de ama y sobrina en el patio,
Capítulo II:
Pues quieren impedir que Sancho entre a ver a don Quijote. El cura y el barbero piden a ama y sobrina que le dejen entrar. Don Quijote pregunta a Sancho que qué es lo que se dice de él en el lugar, de sus hazañas, y Sancho le contesta que cosas no muy favorables. Don quijote lo atribuye a la malicia (que persigue siempre a la virtud). Y Sancho contesta que aún más se dice, y que sus hechos están ya en libros y que un bachiller recién llegado (Sansón Carrasco) podrá contárselo con más detalle. Y va en su busca.
Capítulo III:
Don Quijote imagina ser cosa de encantamento que su historia esté impresa. Llega Sancho con el bachiller Sansón Carrasco, joven socarrón que comienza a hablar, en burla, con ellos. Que su historia está impresa por todas partes (Portugal, Barcelona, Valencia), que las gentes celebran las diferentes aventuras y que son leídas por todos (niños, mozos, hombres y viejos); y que aparecen novelas intercaladas sin relación con la historia principal (lo que no le parece bien a don Quijote, habiendo tantas hazañas suyas que contar). Sancho se va a comer, don Quijote invita al bachiller a que se quede a comer con él; tras la siesta, vuelve Sancho y siguen con la conversación.
Capítulo LXXIII:
Don Quijote y Sancho llegan a su aldea, y don Quijote cree, por dos agüeros que se le presentan, que no volverá a ver a Dulcinea. Sancho le convence de que, como cristiano, no debe hacer caso a los agüeros. Se encuentran con el cura y con el bachiller Carrasco, que les dan la bienvenida. Van a la casa de don Quijote, y allí los reciben ama y sobrina; también allí dan la bienvenida a Sancho su mujer e hija. Don Quijote les cuenta al cura y al bachiller su vencimiento y la obligación asumida de no salir de su aldea en un año. Obligación que, como caballero andante, piensa cumplir. Pero les comunica que, entre tanto, se hará pastor (para dar rienda suelta a sus amorosos pensamientos) y que se le unan. Ama y sobrina le reprenden por esta nueva locura, pero él les manda callar. Le llevan a acostar.
Capítulo LXXIV:
Don Quijote agoniza en su cama. Es visitado por sus amigos (el cura, el bachiller y el barbero) y su escudero. Pero antes de morir recobra el juicio y abomina de los libros de caballerías. Y pide confesarse y hacer testamento. Se confiesa con el cura, su amigo. Después hace testamento (a favor de Sancho, su sobrina y su ama) en donde vuelve a abominar de los libros de caballerías. Después de tres días agonizando, recibe los sacramentos y muere. Cervantes vuelve al recurso narrativo de hacer hablar a Cide Hamete Benengeli para despedir la obra (en cuya despedida ataca a Avellaneda, autor del Quijote apócrifo, y pone de manifiesto su deseo: poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías).
ANÁLISIS DE LOS PROTAGONISTAS
DON QUIJOTE:
Nombre:
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En el capítulo I (del primer libro) se dice que se apellidaba Quijada o Quesada o quizás Quejana.
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En el capítulo V (1), Quijana le llamará el labrador, vecino suyo, que le recoge del suelo (cuando don Quijote había sido apaleado tras su propósito de hacer confesar a unos mercaderes toledanos que iban a Murcia que Dulcinea era la más hermosa del mundo).
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En el capítulo LXXIV (2), el mismo protagonista dice llamarse ALONSO QUIJANO.
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Como nombre de caballero andante, en el capítulo I (1), decide ponerse don Quijote (en relación con su apellido) y añadirse el de su patria, la Mancha. Por lo que será don Quijote de la Mancha. Nombre del que abominará en su lecho de muerte cuando recupere la cordura.
Físicamente:
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En capítulo I (1) se dice que es de unos cincuenta años, de complexión recia, seco de carnes y enjuto de rostro.
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Y en el capítulo XVI (1) se dice que tenía barba, pues el cuadrillero de la Santa Hermandad le echó mano "a las barbas".
Condición social:
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En el capítulo I (1) se dice que era hidalgo, pero la enumeración siguiente (de efectos y de personas que con él viven) termina de definirle como hidalgo lugareño o de aldea, es decir, como noble perteneciente al escalafón más bajo.
Personas que viven con él:
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En el capítulo I (1) se dice que viven con él:
- Su sobrina, que no llegaba a los veinte años. (En el capítulo LXXIV (2), en el testamento, se la nombra como Antonia Quijana).
- Un ama, que pasaba de los cuarenta.
De ambas se dice, en el capítulo II (2), que son curiosas, pues "... , que no son de condición que dejarán de escucharlo".
- Un mozo de campo y plaza (que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera). Que no vuelve a aparecer en la obra.
Vecinos:
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Pedro Alonso, labrador de su mismo lugar, que le recoge del suelo (en el capítulo V (1)) cuando don Quijote tuvo la aventura con los mercaderes toledanos.
Amigos:
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El cura (licenciado Pero Pérez, hombre docto, graduado en Sigüenza).
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El barbero (maese Nicolás).
De ambos se dice en el capítulo V (1) que "eran grandes amigos de don Quijote", y en el capítulo VII (1), que eran "sus dos compadres".
Del cura, en el capítulo LII (1), se dice que "reventaban de risa el canónigo y el cura, ..." (cuando ve que don Quijote se está peleando con un cabrero y está echando sangre).
De cura y barbero, en el capítulo LII (1), que recibían "grande gusto de las simplicidades de Sancho Panza, ...".
Cura y barbero, en el capítulo I (2), se burlan de don Quijote en su propia presencia (el barbero contando un cuento de un loco, y el cura "gustando de oírle decir tan grandes disparates, le preguntó...").
Cura y barbero, en el capítulo II (2), "grande gusto recebían... de oír el coloquio de los tres" (ama y sobrina se están peleando con Sancho para que éste no entre a ver a don Quijote).
El cura, en el capítulo LXXIII (2), vuelve a burlarse de don Quijote haciéndole creer que le acompañará en sus andanzas como pastor.
En el capítulo LXXIV (2), se vuelve a decir que "fue visitado muchas veces del cura, del bachiller y del barbero, sus amigos, ...".
En el capítulo LXXIV (2), "... el cura, y quedóse con él, y confesóle".
Y en el capítulo LXXIV (2) se dice que "Dejo por mis albaceas al señor cura y ...".
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Sansón Carrasco:
En el capítulo II (2) se dice que "viene de estudiar de Salamanca, hecho bachiller, ...".
En el capítulo III (2) se dice que era "no muy grande de cuerpo, aunque muy gran socarrón, de color macilenta, pero de muy buen entendimiento; tendría hasta veinte y cuatro años, carirredondo, de nariz chata y de boca grande, señales todas de ser de condición maliciosa y amigo de donaires y de burlas, ...". En este capítulo se burla de ambos (de don Quijote y de Sancho) en su propia presencia.
En el capítulo LXXIII (2) se burla de don Quijote ofreciéndosele por compañero en el ejercicio pastoril.
En el capítulo LXXIV (2) se dice que "fue visitado muchas veces del cura, del bachiller y del barbero, sus amigos, ...". Y que "el bachiller fue por el escribano, y de allí a poco volvió con él..." (para que don Quijote hiciera testamento). Y que "Dejo por mis albaceas al señor cura y al señor bachiller Sansón Carrasco, ...".
Aficiones, costumbres, carácter y por qué enloquece:
En el capítulo I (1) se dice que era "gran madrugador y amigo de la caza". Que "se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza y aun la administración de su hacienda. Y llegó a tanto...". Que "se enfrascó tanto en su lectura, que ..., del poco y del mucho leer, se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, ...". Que "rematado ya su juicio, vino a dar en ... que le pareció convenible y necesario, ..., hacerse caballero andante, y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído ...".
Hasta el final de la obra (en donde recobra la cordura), aparece como falto de juicio (por la mucha lectura de libros de caballerías): confunde constantemente la realidad, crea la ficción de su amada, adopta un lenguaje artificial, a semejanza del que se usa en los libros que lee, atrae con promesas a su vecino Sancho, labrador ignorante (interesado pero de buen corazón), y no es consciente de las constantes burlas que le hacen tanto "sus amigos" como aquellos con los que topa. De carácter altivo (por creerse caballero andante), presto a enfurecerse ante agravios hechos a otros o a su persona, y distante con Sancho Panza y a la par generoso.
SANCHO PANZA:
En el capítulo VII (1) se dice que es "un labrador vecino suyo, hombre de bien -...pobre-, pero de muy poca sal en la mollera". Que se deja persuadir por la promesa del gobierno de una ínsula. Por ello se hace escudero de don Quijote. Que por tal promesa "dejó su mujer e hijos..." [su mujer, Juana Gutiérrez -otras veces llamada Mari Gutiérrez, Juana Panza o Teresa Panza-, aparece como mujer ignorante e interesada, pues en el capítulo LII (1), a la vuelta de su marido, lo primero que hace es preguntarle por el asno y después si les ha traído algo a ella y a sus hijos; y en el capítulo LIII (2) no le importa que los dineros que trae su marido "sean ganados por aquí o por allí, ...", aludiendo a los modos de haberlos conseguido].
Físicamente, en el capítulo IX (1), se dice que tenía "la barriga grande, el talle corto y las zancas largas; ...".
A lo largo de toda la historia, aparece como hombre pacífico (huye de las pendencias), interesado (mira en lo que puede sacar de provecho), de buen corazón (siempre presto a socorrer a su señor; además siente pena de los delirios de su amo y llora su muerte), hombre de buen apetito y mejor descanso (siempre atento al comer y al dormir), de buenos razonamientos (con el razonamiento propio de las gentes del campo) y fiel a su señor (pese a todo).
HISTORIA DE GRISÓSTOMO Y MARCELA
Parece ser que Cervantes concibió El Quijote primeramente como una novela corta, escrita de un tirón, sin división de capítulos (Cervantes la dividió en capítulos después, cuando se decidió a proseguir su novela, y que habría comprendido lo que se incluye hasta la posterior división de los seis o siete primeros capítulos. Estos primeros seis o siete capítulos de la obra demuestran claramente cómo se fue gestando El Quijote, sin un plan previo (de manera espontánea e imprevista).
Después Cervantes lo desarrolló para hacer una novela de gran extensión. Pero entonces se dio cuenta de que el esquema narrativo que seguía se estaba agotando porque resultaba excesivamente mecánico y reiterativo en sus aventuras, demasiado semejantes unas a otras, todas fabricadas siempre a partir de un error inicial de don Quijote, que originaba un enfrentamiento y acababa en un fracaso (habitualmente de golpes y palos); se dio cuenta, pues, de la monotonía de tal esquema y decidió dar un nuevo giro a su relato, que fue ir insertando, en la vida de don Quijote y Sancho, diversos relatos en los que ambos ya no serán los personajes centrales, dando entrada, así, a historias nuevas y seres diferentes.
Se interpolan así los siguientes relatos:
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El de Grisóstomo y Marcela (capítulos XII-XIV (1)), que pertenece a la novela pastoril.
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El episodio de los galeotes (capítulo XXII (1)), que pertenece a la novela picaresca.
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El del curioso impertinente (capítulos XXXIII-XXXV (1)), que pertenece a la novela psicológica (ejemplar), y que es simplemente leída por el cura a los demás.
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El del capitán cautivo (capítulos XXXIX-XLI (1)), que pertenece a la novela morisca, y que es relatado por su protagonista; y que termina enlazando con:
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El del oidor (juez) (capítulo XLII (1)), que resulta ser hermano del capitán.
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El de don Luis y doña Clara, hija del oidor; que pertenece a la novela sentimental.
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El de Cardenio - Luscinda y don Fernando - Dorotea; que pertenece a la novela sentimental.
Todos ellos apenas integrados con el eje central de las aventuras de don Quijote (salvo el episodio de los galeotes).
Pero diez años de maduración (de 1605-1615) entre ambas partes de El Quijote, llevaron a Cervantes a prescindir de las novelas cortas interpoladas y a introducir sólo episodios que lo pareciesen (bodas de Camacho) pero perfectamente integrados en el hilo del relato principal, próximos siempre a las vidas de don Quijote y Sancho. La segunda parte gana, así, en cohesión y unidad, lo que pierde en variedad de otros mundos ajenos. En la segunda parte no hay novelas intercaladas; pero hay un hecho distinto fundamental: por primera vez se separan amo y criado, a raíz del gobierno de la ínsula, y Sancho ocupa, durante unos capítulos, el centro de la novela.
INFORMACIÓN SOBRE DISTINTOS ASPECTOS DE EL QUIJOTE
Cide Hamete Benengeli:
Cervantes mantiene, a lo largo de toda su obra, el recurso narrativo de que él sigue las aventuras de don Quijote a través de Cide Hamete Benengeli, supuesto autor árabe (cuyo nombre traducido "señor Hamid Aberenjenado"). Cervantes juega con el recurso de que él es sólo el traductor (además indirecto -pues se sirve de un morisco aljamiado, o que sabe castellano-). Con ello pretende parodiar el tópico de aquellos tiempos en el que se consideraba la obra propia como "hijo" y se pedían disculpas por sus faltas. Cervantes, con esta parodia, pasa a llamarse padrastro de su obra (y no su padre). E igualmente parodia, con este recurso, el uso que se hacía en los libros de caballerías de que algún sabio escribía todas las hazañas (incluso las no vistas) de algún héroe.
El Quijote de Avellaneda:
En 1614, en Tarragona, apareció una continuación apócrifa de El Quijote, un año antes de que publicase Cervantes la segunda parte de la novela. Su autor firmó con el seudónimo de Alonso Fernández de Avellaneda (aun hoy se desconoce quién puede ser). En el prólogo, Avellaneda injuriaba a Cervantes y salía en defensa de Lope de Vega (a quien Cervantes había atacado en los preliminares de su Quijote. Cervantes contestó con dignidad, en el prólogo de su segunda parte, a los insultos que le había dirigido Avellaneda, llamándole viejo, manco y envidioso.
Dulcinea del Toboso:
Habiendo perdido el juicio de tanto leer libros de caballerías, don Quijote quiso buscar, a imitación de lo que leía en ellos, a una dama de quien enamorarse. Eligió a una moza labradora, de un lugar cercano del suyo, "de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado". Llamábase Aldonza Lorenzo y para que encajase con los nombres que aparecían en sus queridos libros, la llamó Dulcinea, y del Toboso, porque era natural de allí. A ella tomará como señora de sus pensamientos, a ella se encomendará, como buen caballero andante, ante cualquier empresa que acometa, y a ella enviará a sus vencidos en batalla para que se postren de rodillas. Nueva parodia de los usos de los libros de caballerías.
Bálsamo de Fierabrás:
Se alude a él en el capítulo X (1) y será hecho por don Quijote en el capítulo XVII (1). Es un brebaje milagroso cuya virtud es sanar toda clase de heridas. Parece ser que ese bálsamo (el verdadero, y no el que hará don Quijote, a imitación) era con el que se había embalsamado a Jesús, y que era capaz de sanar las heridas de quien lo bebiera. Con ello, Cervantes vuelve a ironizar el mundo literario caballeresco, en donde este tipo de ficciones eran habituales.
Sancho Panza muestra su faceta más inteligente ante este bálsamo, pues lo preferirá (por sus virtudes) a cualquier otra cosa (el gobierno de la prometida ínsula o cualquier otra cosa que se le diera en pago de sus servicios).
En el capítulo XVII (1) don Quijote lo hará; y la fórmula misteriosa no es más que una mezcla de aceite, vino, sal y romero (por lo que su sencillez vuelve a mostrar una parodia de las ficciones caballerescas).
Ambos lo toman, con no muy buenos resultados para Sancho Panza (pues nada más tomarlo "comenzó el pobre escudero a desaguarse por entrambas canales,..."), lo que don Quijote atribuye a que sólo debe hacer efecto en caballeros andantes.
Baciyelmo:
En el capítulo X (1) don Quijote jura vengar el desaguisado que le hizo el vizcaíno cuando en combate singular le rompió la celada (en los capítulos VIII y IX) y arrebatar por fuerza otra celada a otro caballero, a imitación de lo ocurrido con el yelmo de Mambrino (nuevo episodio de un libro de caballerías, episodio que vuelve a quererse parodiar).
El tal yelmo de Mambrino estaba encantado y tenía la virtud de proteger de los golpes a quien lo llevara (Reinaldos de Montalbán -uno de los héroes épicos franceses más celebrados en la literatura caballeresca castellana- se lo arrebató al moro Mambrino, y dicho yelmo le protegía contra los golpes de Dardinel; todo esto relatado en el Orlando innamorato).
En el capítulo XXI (1) don Quijote creerá ver ese yelmo (de oro) en una bacía de latón que llevaba un barbero (y que se la había en la cabeza porque llovía -con lo que se vuelve a parodiar usos de los libros de caballerías) para hacer un servicio en un pueblo cercano.
Las bacías eran una especie de platos abombados que usaban los barberos para remojar las barbas.
ESCRUTINIO
El escrutinio (y posterior quema) de los libros de don Quijote se debe a que por su culpa se le secó el celebro a don Quijote ( a que la obra está concebida como ataque contra ellos).
Es difícil decir, a través sólo del "escrutinio", cuáles eran los gustos literarios de Cervantes y su crítica:
Por un lado, el escrutinio (examen y averiguación exacta y diligente de una cosa) depende solamente de las circunstancias novelescas que lo propician: por ello sólo se enjuiciarán libros de ficción caballeresca (y pastoril y épica; quizás por representar otras tantas alternativas a la locura de don Quijote -no en vano, al final de la segunda parte, don Quijote querrá hacerse pastor-); por ello es de notar que no aparezcan libros de historia, moral o devoción.
Y por otro lado, en el escrutinio:
- participa un "tribunal" variopinto (cura, barbero, sobrina y ama): por lo que cada personaje da su criterio según su posición.
- los criterios son subjetivos: salvándose unos por sus valores literarios y otros por su carácter insólito o único en su arte (por ejemplo, Amadís de Gaula).
- además, unos se miran detenidamente mientras que otros se queman sin ni siquiera haber sido examinados.
- aunque el cura es el que lo dirige, se guía más por criterios estéticos que morales.
Se salvan:
Libros de caballerías:
- Amadís de Gaula.
- Palmerín de Inglaterra.
- Historia del famoso caballero Tirante el Blanco.
Poesía pastoril:
- La Diana, de Montemayor (con cercenamiento).
- La Diana, de Gil Polo.
- Los diez libros de Fortuna de Amor.
- El pastor de Fílida.
- Tesoro de varias poesías (con escardamiento).
- El Cancionero, de López Maldonado.
- La Galatea, del propio Cervantes (en espera de su segunda parte).
Heroicos o épicos:
- La Araucana.
- La Austríada.
- El Monserrato.
- Las lágrimas de Angélica.
Se condenan:
Libros de caballerías:
- Sergas de Esplandián.
- Amadís de Grecia.
- Don Olivante de Laura.
- Florimonte de Hircania.
- El caballero Platir.
- El caballero de la Cruz.
- Espejo de caballerías (a un pozo seco, en espera de mejor acuerdo).
- Palmerín de Oliva.
- Don Belianís (a casa del barbero, en espera de mejor acuerdo).
Poesía pastoril:
- La Diana, llamada segunda, de Alonso Pérez.
- El Pastor de Iberia.
- Ninfas de Henares.
- Desengaños de celos.
Quemados (sin ser vistos ni oídos, por falta de tiempo) pero que debían haberse salvado:
- La Carolea.
- León de España.
- Los Hechos del Emperador.
Los tres de carácter heroico o épico.
ESTILO DE EL QUIJOTE
El estilo de Cervantes responde perfectamente a la ideología renacentista, es decir, a la exaltación de lo natural y espontáneo y a la crítica de la afectación artificiosa.
El estilo de El Quijote es realista y humanístico: sencillo, animado y suelto. Recoge un tipo de lenguaje familiar y aparece caracterizado por su viveza y agilidad. Aparecen, esporádicamente, algunos párrafos redactados en un estilo grandilocuente y pomposo, pero hay que interpretarlos como una imitación irónica del de los libros de caballerías.
En cuanto a técnica narrativa, ya se ha señalado cuando hemos hablado de las novelas intercaladas cuál fue la intención inicial de Cervantes al empezar a escribir su Quijote, que era la de hacer una simple novela corta, y cómo después fue ampliándola: interpolando en el primer libro algunas novelas, y en el segundo libro, episodios, pero ya plenamente engarzados con la historia principal.
En cuanto a los diferentes tipos de lenguaje, ya se ha hecho mención en este mismo apartado a ellos (sencillo-grandilocuente, según personajes y circunstancias).
Las figuras retóricas son numerosas, adaptándose siempre a la finalidad general y a la naturaleza de la materia narrada.
Cervantes se sirve de manera sistemática de figuras retóricas y recursos lingüísticos para expresar lo cómico y provocar la risa, pues el ingrediente cómico tiene un gran peso en la novela. De ahí la abundancia de antítesis, perífrasis, zeugmas, paronomasias, refranes y juegos de palabras ingeniosos.
Pueden destacarse:
-
Anáforas:
- "...salió de la venta tan contento, tan gallardo, tan alborozado..." . Capítulo IV (1).
-
Antítesis:
- "-La lengua queda y los ojos listos". Capítulo IV (1).
-
Apoyaturas fónicas:
- "...,le dejaron de tirar, y él dejó retirar a los heridos...". Capítulo III (1).
-
Arcaísmos:
- "...a este tu cautivo caballero, que tamaña aventura está atendiendo". Capítulo III (1). (Donde cautivo vale por desdichado o desgraciado, y atendiendo, por esperando).
-
Comparaciones:
- "..., me desuelle como a un San Bartolomé". Capítulo IV (1).
-
Enumeraciones:
- "...como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles". Capítulo I (1).
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Epítetos:
- "...con quien hacer experiencia del valor de su fuerte brazo". Capítulo II (1).
-
Exclamaciones retóricas:
- "¡Oh, cómo se holgó nuestro buen caballero cuando hubo hecho este discurso, y más cuando halló a quien dar nombre de su dama!". Capítulo I (1).
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Figuras etimológicas pleonásticas:
- "..., se armó de todas sus armas, ...". capítulo II (1).
-
Gradaciones:
- "..., y le derribo de un encuentro, o le parto por mitad del cuerpo, o, finalmente, le venzo y le rindo, ...". Capítulo I (1).
-
Italianismos:
- "..., le dejó ir a la buen hora". Capítulo III (1). (A la buen hora vale por "en buena hora" o "en hora buena").
-
Metáforas:
- "...; porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma". Capítulo I (1).
-
Metonimia:
- "...; respondió don Quijote que no traía blanca, ...". Capítulo III (1). La blanca era moneda de muy poco valor; por lo que vale por "dinero".
-
Paralelismo:
- "... en ellas la risa y en él el enojo; ...". Capítulo II (1).
-
Paronomasias:
- "... de aquellas sonadas soñadas invenciones que leía, ...". Capítulo I (1).
-
Perífrasis:
- "... 'Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos, y ...' ". Capítulo II (1). Perífrasis para describir la llegada de la aurora.
-
Polisídeton:
- "... y podía estar al riesgo de una cuchillada, sacó su espada y le dio dos golpes, y con el primero y en un punto deshizo lo que había hecho en una semana; y no dejó de parecerle mal la facilidad con que la había hecho pedazos, y, por asegurarse deste peligro, la tornó a hacer de nuevo, poniéndole unas barras de hierro por de dentro, de tal manera que él quedó satisfecho de su fortaleza; y, sin querer hacer nueva experiencia della, la diputó y tuvo por celada finísima de encaje". Capítulo I (1).
-
Zeugmas:
- ", atrevido caballero, que llegas a tocar las armas del más valeroso [ ] andante que ...". Capítulo III (1). "Valeroso [caballero] andante", como pide el zeugma.
-
Mención especial merecen los refranes, que surgen a lo largo de toda la obra, respondiendo a la técnica de que, con ellos, el lenguaje de los personajes aparezca familiar y natural. Pueden destacarse:
- "..., que cada uno es hijo de sus obras". Capítulo IV (1).
- "... que muchos van por lana y vuelven tresquilados?". Capítulo VII (1).
- "... que ganase, en quítame allá esas pajas, alguna ínsula, ...". Capítulo VII (1).
- "..., y verásme quedar más sano que una manzana". Capítulo X (1).
En cuanto a los preliminares, se componen:
En el primer libro:
De una serie de formalidades administrativas (la tasa, la aprobación -que falta en el primer libro-, la fe de erratas y el Privilegio Real) necesaria para poder imprimir un libro en esa época.
De una dedicatoria al duque de Béjar.
De un Prólogo, dirigido a los lectores y planteado en términos de una conversación con un amigo. En él, ridiculiza la costumbre en la época de ofrecer sus obras saturadas de una erudición pedante y arropadas en irrisorios poemas laudatorios.
En el segundo libro:
De las mismas formalidades administrativas (tasa, aprobación, fe de erratas y Privilegio Real).
De un Prólogo, dirigido a los lectores, redactado contra el prólogo que Avellaneda puso en su continuación apócrifa de El Quijote. En él, Cervantes se defiende de los ataques que se le hacen calificándole de viejo, manco y envidioso.
De una dedicatoria al conde de Lemos, protector de Cervantes (así como de otros escritores).
En El Quijote se aprecian ya las características de la novela moderna:
-
La humanidad de los personajes: frente a los personajes arquetípicos de narraciones anteriores, los personajes de Cervantes son reales (están vivos).
-
Un universo realista: frente a la idealización de las novelas de caballerías, Cervantes coloca a sus protagonistas en un tiempo-espacio concretos y reales (España, en el siglo XVII).
-
Diversidad de voces narradoras: el propio Cervantes y Cide Hamete Benengeli (y fuentes escritas de cronistas manchegos y de académicos de Argamasilla).
-
Perspectivismo: empiezan a ser observadas las cosas circundantes desde diferentes puntos de vista (ejemplos: existencia de diversas voces narradoras, y ambigüedades en los pensamientos o maneras de actuar de los personajes -sobre todo en los diálogos que mantienen los protagonistas don Quijote y Sancho-).
PARODIA DE LOS LIBROS DE CABALLERÍA
La intención expresa de Cervantes con su novela es la de ir contra los libros de caballerías. Y creyó que la mejor manera de llevarlo a efecto era la de hacer una continua parodia de los usos que aparecían en esos libros.
El libro tiene una intencionalidad cómica expresa, y hay que señalar que en su época se leyó fundamentalmente como un libro risible, concebido para ser degustado por lectores muy familiarizados con los libros de caballerías, que captaban enseguida el chiste paródico que son las aventuras de don Quijote.
Como se acaba de señalar, toda la obra es una parodia continua:
-
Ya en el Prólogo parodia el tópico de aquellos tiempos en el que se consideraba la obra propia como "hijo" y se pedían disculpas por sus faltas. Cervantes, con esa parodia, pasa a llamarse padrastro de su obra (y no padre), con lo que parodiaba igualmente el uso que se hacía en los libros de caballerías de que hubiese sabio que escribiese todas las hazañas (incluso las no vistas) de algún héroe (en este caso, el sabio sería Cide Hamete Benengeli).
-
Tanto en el título general como en el del capítulo I (1) se vuelve a la parodia con la enumeración de todos los atributos del personaje:
- "Primera parte del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha".
- "Capítulo I (1). Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo don Quijote de la Mancha".
pues:
- realmente no es ingenioso, sino que sólo tiene ingenio para encajar lo real (siempre situaciones normales) a los sucesos leídos en sus libros de caballerías (con lo que la parodia se hace más evidente).
- aunque se le dice hidalgo, a continuación se da a entender que es de los de más baja posición: es considerado hidalgo de aldea (por la enumeración de los bienes que posee y del personal a su servicio, y por la descripción de su modo de vida).
- tampoco el don era título propio de hidalgos, lo que hará que el nombre que viene a continuación suene a parodia y burla.
- el propio sobrenombre (Quijote) es burlesco al máximo, pues además de hacer referencia a la pieza de la guarnición de las caballerías que cubría el muslo del caballo, incorpora el sufijo -ote, con sus connotaciones ridiculizadoras (que se aproximan a cotas de parodia caballeresca al asociarse con nombres de otros caballeros andantes como: Lanzarote o Camilote.
- el nombre de la patria es igualmente burlesco, pues, aparte de no ser conocida La Mancha en ámbitos de libros de caballerías, coincidía con el comienzo de una ensaladilla anónima.
- tampoco parece que el adjetivo famoso (digno de fama) convenga a un personaje sin juicio y ridículo; por lo que la significación de famoso pasará a ser de digno de fama a que llama la atención. La parodia surge cuando ese adjetivo se asocie con los héroes de los libros de caballerías, a los que el protagonista quiere parecerse.
-
También en la primera intervención hablada de su primera salida, el protagonista utiliza (imitando a sus héroes caballerescos) palabras y estructuras altisonantes, que vuelven a parodiar el atildamiento propio de los libros de caballerías.
-
En el capítulo III (1) se parodia el ritual de "armar caballero". Pues ni las armas son las apropiadas a ritual tan importante ni el padrino de la ceremonia es otro caballero o el rey (sino un simple ventero, que es confundido por señor del castillo por don Quijote); padrino que debería haberle ceñido la espada: en su lugar, se la ceñirá una prostituta (en el capítulo II se había dicho que la Tolosa era una moza "destas que llaman del partido, ..."). Todo, pues, imitación burlesca de los usos de los libros de caballerías.
-
En los capítulos X y XVII y X y XXI se parodian las ficciones, tan habituales en los libros de caballerías, de servirse de elementos míticos (religiosos o históricos):
- en el primer caso, el elemento mítico será un bálsamo que supuestamente había estado en contacto con el cadáver de Jesús, y que tendría la virtud de sanar todo tipo de heridas (aunque las agresiones que recibirá don Quijote a lo largo de toda la historia serán más bien golpes y magulladuras que heridas propiamente dichas).
- en el segundo caso, el elemento mítico será un supuesto yelmo que tenía la facultad de proteger a quien lo llevara de toda clase de golpes.
En ambos casos, el contraste es mayor aún (y por tanto el efecto paródico), pues se enfrentan ficciones extremas con realidad cotidiana y ramplona.
OPINIÓN PERSONAL JUSTIFICADA
Me ha parecido una obra excelente. Fácil de leer, de un humor sano y desprovisto de acritud, que, lejos de destruir, dignifica cuanto toca por su sentimiento de generosa comprensión. Presenta una enorme riqueza de matices -estéticos y psicológicos- y momentos de gran verdad humana (piénsese en el proceso psicológico que lleva a don Quijote hacia la cordura y el desengaño, y a Sancho, de su proverbial egoísmo a sentir nacer nobles anhelos de generosidad y justicia). Sus personajes no son figuras rígidas sino que evolucionan de acuerdo con los rasgos que definen su personalidad.
BIBLIOGRAFÍA
-
Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes. Edición de Florencio Sevilla. Ed. Alianza. 1998.
-
Historia de la literatura española, de José García López. Ed. Vicens-Vives. 1972.
-
Historia de la literatura española, de Juan Luis Alborg. Ed. Gredos. 1970.
-
Introducción a Cervantes, de Franco Meregalli. Ed. Ariel. 1992.
-
Lengua castellana y literatura, de 1º de Bachillerato, de Natalia Berbabéu Morón y Carmen Nicolás Vicioso. Ed. Bruño. 2000.
El ingenioso hidalgo
don Quijote de la Mancha
de Miguel de Cervantes Saavedra
1ºA Bachillerato
ÍNDICE
Página
-
Resumen de cada capítulo ----------------------------------------------- 2
-
Análisis de los protagonistas -------------------------------------------- 8
-
Historia de Grisóstomo y Marcela ------------------------------------- 11
-
Información sobre distintos aspectos de El Quijote ----------------- 13
-
Escrutinio ------------------------------------------------------------------ 14
-
Estilo de El Quijote ------------------------------------------------------ 17
-
Parodia de los libros de Caballerías ------------------------------------ 21
-
Opinión personal justificada -------------------------------------------- 23
-
Bibliografía ---------------------------------------------------------------- 24
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