Psicología
El hombre en busca de sentido; Viktor E. Frankl
PSICOLOGÍA
“El hombre en busca
de sentido”
VIKTOR E. FRANKL
1º B, BACHILLERATO
CURSO 2006-2007
IES. MEDINA ALBAIDA
INDICE
Introducción: Víctor E. Frankl
Prefacio
Parte primera: Un psicólogo en un campo de concentración
Primera fase: Internamiento en el campo
Segunda fase: La vida en el campo
Tercera fase: Después de la liberación
Parte segunda: Conceptos básicos de logoterapia (psicoanálisis/logoterapia)
Bibliografía
INTRODUCCIÓN: Víctor E. Frankl
Viktor Frankl nació en Viena en una familia de origen judío. Su padre trabajó duramente desde ser un estenógrafo parlamentario hasta llegar a Ministro de Asuntos Sociales. Desde que era un estudiante universitario y envuelto en organizaciones juveniles socialistas, Frankl empezó a interesarse en la psicología.
Estudió medicina en la Universidad de Viena y se especializó en neurología y psiquiatría. Desde 1933 hasta 1937 trabajó en el Hospital General de Viena. De 1937 a 1940 practicó la psiquiatría de forma privada. Desde 1940 hasta 1942 dirigió el departamento de neurología del hospital Rothschild (único hospital de Viena donde eran admitidos judíos en aquellos momentos).
En diciembre de 1941 contrajo matrimonio con Tilly Grosse. En otoño de 1942 junto a su esposa y a sus padres fue deportado al campo de concentración de Theresienstadten. En 1944 fue trasladado a Auschwitz y posteriormente a Kaufering y Türkheim, dos campos de concentración dependientes del de Dachau. Fue liberado el 27 de abril de 1945 por el ejército norteamericano. Viktor Frankl sobrevivió al Holocausto, pero tanto su esposa como sus padres fallecieron en los campos de concentración.
Tras su liberación regresó a Viena. En 1945 escribió su famoso libro El hombre en busca de sentido donde describe la vida del prisionero de un campo de concentración desde la perspectiva de un psiquiatra. En esta obra expone que, incluso en las condiciones más extremas de deshumanización y sufrimiento, el hombre debe encontrar una razón para vivir, basada en su dimensión espiritual. Esta reflexión le sirvió de base para el desarrollo de la Logoterapia, considerada la Tercera Escuela Vienesa de Psicología, después del Psicoanálisis de Freud y de la Psicología Individual de Adler
Dirigió la policlínica neurológica de Viena hasta 1971. En 1949 recibió el doctorado en Filosofía. En 1955 fue nombrado profesor de la Universidad de Viena. A partir de 1961, Frankl mantuvo 5 puestos como profesor en los Estados Unidos en la Universidad de Harvard y de Stanford, así como en otras como la de Dallas, Pittsburg y San Diego.
Ganó el premio Oskar Pfister de la Sociedad Americana de Psiquiatría, así como otras distinciones de diferentes países europeos.
Frankl enseñó en la Universidad de Viena hasta los 85 años de edad de forma regular y fue siempre un gran escalador de montañas. También, a los 67 años, consiguió la licencia de piloto de aviación.
Publicó más de 30 libros, traducidos a numerosos idiomas, impartió cursos y conferencias por todo el mundo y recibió 29 doctorados Honoris Causa por distintas universidades.
Falleció el 2 de septiembre de 1997, en Viena.
2. PREFACIO
El antiguo profesor de psicología de la Universidad de Harvard, Gordon W. Allport, redacta un breve prólogo donde nos hace una introducción a esta obra.
El Doctor Frankl, psiquiatra y escritor, realiza una misma pregunta a sus pacientes: “¿Por qué no se suicidaría usted?”. A partir de las respuestas obtenidas que le sirven de orientación para la psicoterapia a aplicar, la logoterapia. Es una versión del análisis existencial que constituye la tercera escuela vienesa de psicoterapia; la primera escuela es la de Freud y la segunda, la de Adler. En esta obra nos narra la experiencia que le llevó al descubrimiento de esta teoría, “¿cómo pudo aceptar que la vida fuera digna de vivirla?”.
Tanto S. Freud como Frankl enfocaban la teoría y la terapia en el estudio de la naturaleza y la cura de la neurosis. Para el predecesor de esta obra, la raíz existencial era la frustración de la vida sexual. Para Frankl, la raíz de la enfermedad era la ansiedad fundamentada en motivos conflictivos e inconscientes; diferencia varias formas de neurosis como la neurosis oógena, que es la incapacidad del paciente para encontrar significación y sentido de responsabilidad en la propia existencia; la frustración se encuentra en la “voluntad intencional”.
En este relato nos muestra la actuación del ser humano cuando no tiene nada, sufre una mezcla de emociones en la mente:
Curiosidad, fría y despegada, por nuestro propio destino
Las estrategias para salvar lo que resta de vida aumentan la noción de lo insensato de su sufrimiento. Nos menciona aquí el existencialismo: “vivir es sufrir; sobrevivir es hallarle sentido al sufrimiento”, el objeto de la vida, sufrir y morir, lo debe hallar cada uno por sí solo; aquí hemos de citar a Nietzsche: “Quien tiene un por qué para vivir, encontrará casi siempre un cómo”.
PARTE PRIMERA: Un psicólogo en un campo de concentración
Nos narra la experiencias personales de un superviviente de un campo de
concentración como respuesta a la pregunta “¿cómo incidiría la vida diaria de un campo de concentración en la mente de un prisionero medio?”
En los campos de concentración los capos, miembros de las SS, llevaban a cabo una selección activa, donde los más enfermos y agotados e incapaces de trabajar eran llevados a los campos centrales, con cámaras de gas y crematorios, donde se les quitaban los documentos y objetos personales y se les asignaba un número que era tatuado en la piel y cosido en determinadas zonas de los pantalones.
Posteriormente, se realizaba una autoselección pasiva entre los prisioneros, es decir, sólo se mantenían vivos aquellos que habían perdido sus escrúpulos en la lucha por la existencia.
En esta parte aparece un informe del ensayo psicológico del protagonista, al que se le asignó el número 119104. Nos narra sus hechos como preso común cavando, tendiendo traviesas al ferrocarril y la experiencia de cavar un túnel sólo y colocar la cañería bajo tierra sin ayuda alguna; por esta última acción recibió un par de “cupones de premio” de la empresa constructora que eran canjeables, cada uno, por seis cigarrillos y a su vez podrían ser intercambiados por doce raciones de sopa ya que el fumar era un vicio que se reservaba a los capos y a los camaradas que había perdido la voluntad de vivir y disfrutaban de sus últimos días.
Se distinguen tres fases mentales de internados en campos de concentración:
Fase que sigue a su internamiento
Fase de la auténtica vida en el campo
Fase siguiente a su liberación
3.1 PRIMERA FASE
El prisionero sufre un estado de “shock”. Para explicarlo alude a sus vivencias:
Una vez que llega a la estación de Auschwitz, los dividen en dos filas, hombres y mujeres, y los hacen desfilar ente un oficial de las SS quien realiza una primera selección donde el 90% de la expedición es enviada a los crematorios; la minoría salvada recorren la alambrada electrificada, el campo y los llevan al pabellón de desinfección. Allí se les afeitan las cabezas y se les retiran todas sus posesiones. Las primeras reacciones son de curiosidad que se tornan en sorpresa de lo que realmente eran capaces de soportar. Dostoyevski: “El hombre es un ser que puede ser utilizado para cualquier cosa”.
En la primera fase del shock el prisionero no temía a la muerte. Pasados los primeros días, las cámaras de gas perdían su horror pues ahorraban el suicidio al prisionero. Se utilizaba una psicoterapia individual y colectiva, se prohibía que se tomara ninguna iniciativa a salvar a un hombre que tratara de suicidarse, por lo que no se había de llegar a tales extremos. Recibieron consejos de un camarada, finalizando su discurso de que no debían temer a la próxima selección excepto nuestro narrador, este, reaccionó sonriendo. Aquí se observa que “ante una situación anormal, la reacción anormal constituye una conducta normal”.
3.2 SEGUNDA FASE
El prisionero sufre una muerte emocional, es decir, un adormecimiento de las emociones como mecanismo de autodefensa ayudado por factores como:
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La apatía, potenciada por el hambre, la falta de sueño y la irritabilidad.
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La insensibilidad frente al dolor físico, que no mental: “la indignación puede surgir incluso en un prisionero aparentemente endurecido, indignación no causada por la crueldad o el dolor, sino por el insulto al que va unido”
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Padece lo que en el psicoanálisis se denomina “regresión”: retirada a una forma más primitiva de la vida mental pues ningún sueño podía ser tan malo como la realidad del campo.
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El hambre y el alto grado de desnutrición hacían surgir el deseo de procurarse alimentos, este era el instinto más primitivo en el que se centraba la vida mental
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La perversión sexual es mínima: “El prisionero se ocupaba muy poco del sexo, aún cuando según el psicoanálisis <<los instintos inhibidos>>, es decir, el deseo sexual del prisionero junto con otras emociones deberían manifestarse de forma muy especial en los sueños”.
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La ausencia de sentimentalismo en el prisionero con experiencia. La vida primitiva vinculada con el esfuerzo de concentrarse en salvar el pellejo produce un abandono de lo que no sirviera a tal propósito.
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La desvalorización de todo lo que no redunde en interés de la conservación de la vida, sufrían “hibernación cultural” a excepción de las discusiones políticas y las oraciones religiosas.
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Se desarrollaba una profunda vida espiritual a pesar del primitivismo físico y mental imperantes a la fuerza. Esto se explica mediante una paradoja: los prisioneros, menos fornidos, parecían soportar mejor la vida del campo que los de naturaleza robusta.
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La intensificación de la vida interior ayudaba a refugiarse contra el vacío, la desolación de su existencia.
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Pese a increíble que parezca, cuando todo se ha perdido, todavía se puede conocer la felicidad si se contempla al ser querido.
El prisionero se encontraba en una situación donde se le habían arrebatado todo
lo material pro lo que no se le podía negar eran las libertades humanas para decidir su camino, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias.
En este periodo surgen preguntas como el sentido de la vida pero hemos de dejar de plantearlas: “no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros”.
Las oportunidades para la psicoterapia colectiva eran limitadas y se basaba en la palabra.
3.3 TERCERA FASE
En esta etapa se realiza un análisis de la psicología del prisionero liberado que pasa de un estado de ansiedad interior a una relajación total, no alegría. Ha sufrido una despersonalización, todo le parecía irreal, improbable, como un sueño y la presión que durante años había oprimido su mente desaparece finalmente. El hombre que ha vivido bajo tales y tan fuertes presiones mentales sufre tras su liberación un peligro de contrapartida psicológica de la aeroembolia. Llegado un momento, son incapaces de comprender cómo pudieron soportar aquella atroz situación; después de lo vivido y sufrido ya no hay nada a lo que puedan temer, excepto a su Dios.
PARTE SEGUNDA: Conceptos básicos de logoterapia
La logoterapia es una corriente psicológica que puede encuadrarse entre las
denominadas “escuelas existenciales”.
El médico vienés Viktor Emil Frankl (1905-1997) fue su creador, por lo que también se la denomina “tercera escuela vienesa” (entendiendo como la primera al Psicoanálisis de Sigmund Freud y como la segunda a la Psicología Individual de Alfred Adler).
Freud creó el Psicoanálisis enfocando prioritariamente conflictos de índole sexual, se apoya en la voluntad del placer. En él, el paciente se “tiende” en un diván y se le dicen cosas que, a veces, son muy desagradables de decir. Cobran gran importancia los mecanismos de retroacción del desarrollo de las neurosis.
Adler se basó en la voluntad del poder y el complejo de inferioridad. Las diferencias probablemente se originen en el tipo de pacientes que atendieron. Freud trabajó con la clase alta burguesa, mientras que Adler vivió en una zona pobre de Viena y, siendo oftalmólogo, observó el sentimiento de inferioridad en los niños de escasa visión.
En la época pre-freudiana, las ciencias reducían al hombre a lo biológico. Con el psicoanálisis se "descubre" lo psíquico, básicamente a partir del concepto de lo psicosomático. Posteriormente, el mismo Freud y algunos discípulos como Adler, introducen lo social como otro factor condicionante de lo humano.
Para Frakl, debido a sus experiencias en un campo de concentración, el hombre no es solamente un ser social y psicosomático, además, tiene la potencialidad de lo espiritual, a través de la búsqueda de sentido y mediante la utilización de métodos menos retrospectivos e introspectivos. El paciente durante la terapia ha de oír cosas que a veces son muy desagradables de escuchar, ha de enfrentarse con el sentido de su propia vida para rectificar la actuación de su conducta. Tal vez, el hombre no pueda evitar el sufrimiento, pero otorgándole un sentido se lo puede transitar de otra manera. He de mencionar el imperativo categórico de la logoterapia, dice así: “ Vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente como ahora estás a punto de obrar”.
Sus técnicas más destacadas y conocidas son: la intención paradójica, la derreflexión, el autodistanciamiento, la modificación de actitudes y el diálogo socrático. En la intención paradójica, el terapeuta induce al paciente a intentar voluntariamente aquello que trata de evadir de manera ansiosa; el resultado suele ser la desaparición del síntoma. En la derreflexión, se anima al consultante a olvidarse de su padecimiento para superar la tendencia a la preocupación y a la hiperreflexión. En el autodistanciamiento, el "compañero existencial" -como se le llama al cliente o paciente- aprende a verse a sí mismo más allá de su padecimiento, con la posibilidad de separar a su neurosis para así apelar a la propia voluntad de sentido para -mediante la fuerza de oposición del logos- dirigirse a él. En la modificación de actitudes se hace énfasis en comportamientos claves a practicar mediante una cierta disciplina para más tarde dejar de atender a las actitudes dañinas y poder ver a las nuevas, como motivadores del cambio. Y en el diálogo socrático, se usa el estilo de la mayéutica para guiar a la persona hacia el autoconocimiento y la precisión de su responsabilidad en sus acciones.
En definitiva, la logoterapia busca resaltar pequeños detalles de la vida diaria en los que rara vez nos fijamos, y que a su vez la complementan y dan sentido.
BIBLIOGRAFÍA
-
“El hombre en busca de sentido”, Víctor E. Frankl. Ed. Erder. 20ª edición, 1999
-
Psicología Bachillerato, J. I. Alonso, A. Alonso, A. Balmori y Grupo GAPPA. Ed. Mc Graw Hill, 2002
-
Biblioteca Encarta 2005
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