Lenguaje, Gramática y Filologías
El defensor; Pedro Salinas
El defensor
Pedro Salinas
Pedro Salinas (1891-1951) fue poeta, narrador, dramaturgo, ensayista y crítico literario español adscrito a la generación del 27 de la que es uno de sus representantes más destacados, con una obra variada que se caracteriza por su lírica intelectual y flexible en la que se encadenan ideas y sensaciones, siempre bajo el control de la visión del poeta.
Durante la guerra civil española fue condenado al exilio y, desterrado en el “mundo de las máquinas” - Estados Unidos -, Salinas manifestó su creencia de que la sobrestima de la técnica y el progreso habían extraviado al hombre, conduciéndole a la autoeliminación. Esta idea se aprecia claramente en su libro El defensor, publicado por primera vez en 1948, y en el que su autor presenta una serie de ensayos en defensa de distintos aspectos asociados al lenguaje.
Este trabajo se centrará en uno solo de estos ensayos, en el que Salinas ensalza el poder de la palabra presentando un intenso y nutrido estudio del lenguaje y de sus múltiples funciones.
La defensa del lenguaje
En el presente ensayo, como en el resto de los incluidos en este libro, Salinas defiende una de las formas tradicionales de la vida espiritual, considerada por él de inmenso valor y que veía gravemente amenazada.
Se trata del lenguaje, que Salinas percibe como instrumento imprescindible, no sólo por su función comunicativa que permite al individuo relacionarse con su comunidad, sino también por la labor que desempeña con respecto al sujeto en sí, dándole la posibilidad de convertir lo indeciso en concreto y la capacidad de diferenciar unas cosas de otras. Dice el autor “El lenguaje es el primero, y yo diría que el último modo que se le da al hombre de tomar posesión de la realidad, de adueñarse del mundo”. El lenguaje permite al ser humano gozar de la facultad esencial de la inteligencia.
A pesar de que todo ser humano sea capaz de utilizar esta herramienta tan fundamental, considera Salinas que sentirá mejor lo que siente y pensará mejor lo que piensa aquel que más profundamente conozca sus fuerzas y sus infinitas aptitudes para expresarse. Así, “la lengua no sirve solamente para expresar alguna cosa, sino también para expresarse a sí mismo”. Y apunta el autor “el lenguaje nos sirve de método de exploración interior, porque el alma humana es misteriosa y en todos nosotros una parte de ella se recata entre sombras. Es lo que Unamuno ha llamado el secreto de la vida, de nuestra propia vida”
Atendiendo ahora a la función social que desempeña el lenguaje, el autor considera que la lengua es el lazo más fuerte que une a sus miembros, y lo percibe como “el instrumento más eficaz para asegurar la existencia del grupo”. Por tanto, la lengua tiene siempre un poder vinculador, pero “su energía vinculatoria está en razón directa de lo bien que se hable, de la capacidad del hablante para poner en palabras propias su pensamiento y sus afectos”
A este respecto, sería conveniente hacer un inciso para referirnos a la decadencia del lenguaje y, en consecuencia, de la conversación, en el siglo XX, a la que alude el autor en este ensayo. Salinas manifiesta su preocupación por la fatídica influencia que el progreso y la técnica están teniendo sobre este tan inestimable valor como es el lenguaje. Todo lo valioso tarda en aprenderse y, por eso, es tan necesario el sosiego y la lentitud, dos aspectos poco presentes en este siglo en el que lo que prima es la prisa. Porque “el tiempo se ha convertido en una mercancía en el sentido en que se había convertido el dinero” y, por esta razón, se produce una búsqueda de cualquier método que ayude a economizar este tan precioso género, olvidando que el aprender y cultivar determinados valores esenciales requiere un hábito de quietud. Consecuentemente, se produce un deterioro en el buen uso del lenguaje y esto conlleva un detrimento de los vínculos sociales. Dice Salinas “Hay que educar lingüísticamente al hombre, pero no atiborrándole de filología y gramática, sino despertándole la sensibilidad para su idioma, abriéndole los ojos a las potencialidades que lleva dentro, persuadiéndole, por el estudio ejemplar, de que será más hombre si usa con mayor exactitud y finura ese prodigioso instrumento de expresar su ser y convivir con sus prójimos”.
Hemos visto hasta ahora, de un modo general, la defensa por parte de Salinas de la utilidad del lenguaje, tanto por su función social y comunicadora, como por la individual. Y del mismo modo, percibe el autor como inestimable esta utilidad en cuestiones más concretas y así relaciona la lengua con aspectos como la comunidad, la nacionalidad, el tiempo, los poetas, habla de lengua hablada y de lengua escrita, el teatro, el utilitarismo del lenguaje… Y, utilizando el lenguaje como hilo conductor, nos presenta un recorrido por la historia de la humanidad.
Y en cada aspecto que toca se percibe nítidamente lo imprescindible, lo vital, lo inestimable del lenguaje. Así, cuando habla de la lengua escrita, además de otros muchos apuntes, dice el autor “la lengua escrita es la que nos tiende la mejor magia para superar lo temporal. En el lenguaje el hombre existe en su hoy, se vive; se siente vivo en su pasado, hacia atrás, se retrovive; y, más aún, se juega su carta hacia el futuro, aspira a perdurar, se sobrevive”. Considera imprescindible el lenguaje para que nuestra existencia cobre sentido. Asimismo considera Salinas indispensable la palabra inteligente como arma contra la violencia, y vuelve a hacer alusión aquí al poder vinculador de la lengua y a cómo esa energía vinculatoria funciona en razón directa de lo bien que se hable. “Sólo cuando se agota la esperanza en el poder suasorio del habla, en su fuerza de convencimiento, rebrillan las armas y se inicia la violencia”.
En síntesis, Salinas considera que todo ser humano debe tomar conciencia de la gran importancia que tiene el lenguaje y debe cuidarlo y procurar mejorarlo, porque es una valiosa herencia que nuestros antepasados han ido trasmitiendo en lenta sucesión de perfecciones, “de tal modo que ha llegado hasta nosotros más apto que nunca para expresar lo humano”. Y nuestro deber, como el de cualquier generación, es el de transmitir enriquecida esa herencia.
Género literario
El defensor, como se ha apuntado anteriormente, presenta una serie de ensayos en defensa de distintos aspectos asociados al lenguaje.
El ensayo, que puede definirse como una composición literaria, generalmente breve, que tiene por objeto presentar las ideas del autor sobre un tema y que se centra, por lo general, en un aspecto concreto, se presta a la expresión de un amplio espectro de preocupaciones personales y su estilo no es ni mucho menos fijo. Ni siquiera se inscribe en los límites de la prosa.
Así en este libro de ensayos de Salinas, se puede apreciar claramente un estilo de prosa poética. Junto a la función referencial o informativa perteneciente a este tipo de escritos, encontramos además una clara función poética, que aporta belleza y musicalidad al texto.
Entre los recursos utilizados por el autor, cabe destacar el uso de lenguaje figurado, como metáforas y símiles:
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“ Está el hombre junto a su lengua como en la margen de un agua en estanque que tiene en el fondo joyas y pedrerías, misterioso tesoro celado”. Está comparando la lengua con un estanque que encierra grandes tesoros.
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Compara también el lenguaje con el teclado de un piano. Si no se es buen conocedor de las teclas, no se podrá tocar bien el piano ni conseguir sonidos agradables. “¿Qué haría frente a un piano una persona que conociese sólo los rudimentos de la música?. Sacarle algunos sonidos mecánicamente, sin personalizarse en ello, la tocata de todos; en cambio, el buen conocedor de las teclas, se sus recursos inagotables, las hará cantar músicas nuevas, con acento propio” .
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“ El lenguaje es un leve puente de sonidos que el hombre echa por el aire para pasar de su orilla de individuo irreductible a la otra orilla del semejante para transitar de su soledad a la compañía”. Preciosa metáfora para describir el lenguaje en su función comunicadora y social.
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Habla de los grandes escritores clásicos como “los remeros que ponen la fuerza de su escritura, de su remo, al ideal común de adelantar la galera”…aquellos que empujan o conducen el idioma a un punto mayor de excelencia.
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“Ocurre con la palabra cosa semejante a lo que sucede con las velas marinas. Ese triángulo de lona sucia, groseramente tramado que vemos en la arena, inerte bajo el sol, ¿es posible que sea aquella blancura inmaculada, pomposa forma plena de la vela en el barco navegante cuando el aire la empuja?.”
Estos son sólo unos ejemplos que ilustran el modo en que Salinas utiliza el lenguaje figurado aportándole a su ensayo un matiz puramente poético.
Asimismo, podemos apreciar como el autor hace uso de elementos muy utilizados en poesía, como el estanque, el puente…, habla de jardines y rosas, del mar…Todos ellos aportan belleza al texto.
También la elección que hace de los adjetivos y demás palabras, así como la disposición de estos en el texto, aportan una gran musicalidad y ritmo al ensayo.
Conclusión
Considero la lectura de este libro de gran interés y, a pesar de que encuentro la visión de Salinas un tanto apocalíptica, creo que sí se está produciendo una decadencia del lenguaje. No obstante, está en nuestras manos el hacer algo al respecto, empezando en el sistema educativo y continuando en el núcleo familiar. Es indispensable el hacer uso de la disciplina para inculcar una serie de valores fundamentales que se están perdiendo y que son imprescindibles para el desarrollo intelectual de cualquier persona. Entre ellos considero que el adoctrinamiento en el buen uso del lenguaje es fundamental, porque es el lenguaje la base, la matriz de donde parte todo lo demás.
Pedro Salinas. Enciclopedia® Microsoft® Encarta 2001. © 1993-2000.
Pedro Salinas. “El defensor”. Pagina 288
Cita de Von Der Gabelentz incluida en el libro de Pedro Salinas “El defensor”. Página 290
Pedro Salinas, op.cit, página 334.
Pedro Salinas, op.cit, página 317.
Pedro Salinas, op.cit, página 334.
Pedro Salinas, op.cit, página 334.
“Ensayo." Enciclopedia® Microsoft® Encarta 2001. © 1993-2000
Pedro Salinas, op.cit, página 287.
Pedro Salinas, op.cit, página 290.
Pedro Salinas, op.cit, página 295.
Pedro Salinas, op.cit, página 310.
Pedro Salinas, op.cit, página 331.
Entiéndase buen uso del lenguaje como tal, recordando las palabras de Salinas “Hay que educar lingüísticamente al hombre, pero no atiborrándole de filología y gramática, sino despertándole la sensibilidad para su idioma, abriéndole los ojos a las potencialidades que lleva dentro, persuadiéndole, por el estudio ejemplar, de que será más hombre si usa con mayor exactitud y finura ese prodigioso instrumento de expresar su ser y convivir con sus prójimos”.
Pedro Salinas. El defensor.
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Enviado por: | Christel Grégori |
Idioma: | castellano |
País: | España |