Literatura
El conde Lucanor; Don Juan Manuel
Jesús Navarro Barbero 1ª Bachillerato Tecnológico Nª 13
Cuento I
Lo que sucedió a un rey con un ministro suyo.
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El caso era que un amigo del conde le había pedido que le cuidara parte de sus tierras mientras él estaba fuera y la otra parte se la comprase. Al escuchar esto Patronio le contó lo que le sucedió a un rey con su ministro:
El rey tenía mucho aprecio a su ministro lo que envidiaban el resto de los ministros. Éstos idearon una estratagema para hacer desconfiar al rey de aquel ministro, que pensara que quería su muerte, y le dijeron que le convenciera de que quería apartarse de la vida que llevaba e irse a un país apartado para mostrarse como uno más y que quería que ocupase su puesto en cabeza de su familia y sustentase su trono. El ministro comentó todo lo sucedido con un esclavo que tenía en su casa, ya que le tenía mucha confianza y no hacia nada sin decírselo. El esclavo se dio cuenta rápidamente de la estratagema y le dijo que para ganarse de nuevo la confianza y no pensase el rey lo que los demás quería que pensase, se pusiera las ropas viejas y fuese a hablar con el rey para decirle que se quería ir con él. El rey al darse cuenta de su lealtad le contó que todo fue idea de los ministros y volvió a confiar en él.
Patronio le explicó al conde Lucanor que le estaba poniendo a prueba su amigo y que debía desconfiar de él y éste obró en consecuencia. Don Juan añadió estos versos en su libro:
No esperéis que nadie, por bien de su amigo,
pierda de lo suyo lo que vale un higo.
O también
Con ayuda de Dios y con un buen consejo,
salva el hombre su vida y llega a viejo.
Cuento II
Lo que sucedió a un honrado labrador con su hijo.
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El conde estaba preocupado por una cosa que si la hacía mucha gente le criticaría; pero si no lo hacía, también le criticaría mucha gente. Patronio le aconsejo con este cuento:
Un labrador tenía un hijo muy bien entendido. Este hijo, siempre le decía a su padre todos los inconvenientes de lo que iba a hacer y como hay pocas cosas que no tengan inconvenientes, dejaba de hacer muchas cosas por culpa de su hijo. El padre decidió enseñarle de una manera práctica como habría de obrar. Un día padre e hijo fueron al mercado del pueblo más cercano a comprar y llevaron una bestia de carga, los dos iban andando y la bestia sin montura. Se cruzaron con unos hombres que les dijeron que como iban andando y la bestia sin carga. El hombre le preguntó al hijo si ellos tenían razón y este asintió y el chaval se montó en la bestia. Al rato pasaron otros hombres que criticaron al chaval por ir montado y no dejar a su padre montar, ya que él era más viejo. El chaval accedió a dejar a su padre la montura. Después se encontraron con otros hombres que le dijeron que un joven sin formar a los cansancios no debía ir andando y dejar a su padre ya más curtido en este tema. Éste accedió y se montaron los dos. Finalmente, se cruzaron con otros paseantes que les amonestaron por llevar sobrecargada a la bestia, entonces se bajaron de nuevo los dos.
El padre entonces le explicó a su hijo que no hay que pensar en lo que dicen los demás sino en lo mejor para ti.
El conde se dio cuenta con este ejemplo que debía hacer lo mejor sin pensar en lo que digan los demás. Don Juan escribió estos versos:
Por miedo de las críticas, no dejéis de hacer
Lo que más conveniente pareciere ser
Cuento III
Del salto que dio en el mar el rey Ricardo de Inglaterra peleando contra los moros
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El caso era que el conde quería hacer penitencia de sus pecados pero no sabía como, él quería dedicarse al celibato o hacer vida retirada pero no sabía que era lo mejor para saldar su cuenta con Dios. Patronio utilizó un cuento para ayudarle:
En Inglaterra había un ermitaño que llevaba una muy santa vida y gracias a ello un ángel le anunció que iría al cielo con Él. El ermitaño quería saber con quien pasaría la eternidad y el ángel le contesto que con el rey Ricardo de Inglaterra. El ermitaño pensó que como se podía haber ganado el cielo un rey tan bélico como lo era él. Las razones que le dio el ángel en palabra de Dios fueron que en una guerra contra los moros los reyes de Inglaterra, Francia y Navarro lucharon juntos en aquella batalla. En el muelle le estaban esperando muchos moros y entonces el Ricardo se encomendó a Dios, se santiguó y salto al agua con su caballo. Él y su caballo salieron a flote y le siguieron el resto de los reyes. Gracias a esta prueba de fe, ganaron batalla y el cielo.
Patronio le explicó al conde que la mejor manera de penitencia era dejar el mundo reparado de los daños que pudo haber causado. El conde le hizo caso y Don Juan añadió estos versos en moraleja.
Quien se tenga por caballero,
Debe tratar de emular este salto,
Y no encerrarse en un monasterio
A servir a Dios tras muro alto
Cuento IV
Lo que dijo un genovés a su alma al morirse
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El conde le explica a Patronio que sus tierras están florecientes y hay paz en su reino y no le falta de nada, pero algunos le proponen una empresa de dudoso éxito. Al escuchar esto Patronio le ilustra con la narración de este cuento:
Un genovés rico y afortunado manda traer sus dineros a su lecho de muerte junto con sus amigos y familiares en una habitación que da al mar. Entonces el genovés empieza a recriminar a su alma sus ganas de abandonar su cuerpo teniéndolo todo lo que se puede desear prefiriendo irse con la ira de Dios.
Patronio le explica que estando así bien como está para que desea más de lo que tiene. El conde apreció sus sabias palabras y optó por embarcarse en aquella empresa que luego trajo disgustos. Don Juan escribió después este refrán.
El que está bien sentado, no se levante
Cuento V
Lo que sucedió a una zorra con un cuervo que tenía un pedazo de queso en el pico
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
Un amigo del conde, después de alabarle le propuso una cosa que parece conveniente para el conde. Al oír esto Patronio, le contesto con este cuento.
Un cuervo encontró un gran trozo de queso que fue a disfrutar a lo alto de una rama cuando una zorra pasó por debajo e ideó una estratagema para quitarle aquel trozo de queso. Le aduló con toda clase de halagos acerca de su plumaje, sus ojos, y cuando llego a su pico le propuso que cantase para observar aquel lujo de sonido. Al abrir el cuervo el pico, se le cayó el pedazo de queso que se llevó la astuta de la zorra.
El conde entendió que aquel amigo sólo quería adularse para que no se diese cuenta de la trampa. Don Juan escribió luego estos versos que sintetizan la enseñanza.
Quien te alaba lo que tú no tienes,
Cuida que no te quite lo que tienes
Cuento VI
Lo que pasó a la golondrina con los otros pájaros cuando sembró el hombre lino
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
Unos señores vecinos del conde se están juntando contra él y está pidiendo consejo sobre si debe prepararse para el combate o tomarlo por mentira. Patronio, una vez terminado de hablar el conde, le contó:
Una golondrina, muy lista ella, se percató de que los hombres estaban plantando lino para hacer redes y así capturar a los pájaros. Rápidamente fue a hablar con los otros pájaros para unirse todos para destrozar la cosecha, pero todos los pájaros pasaron de ella. Cuando el lino se hizo tan grande que los pájaros no podrían arrancarlo se arrepintieron de no haber hecho caso a la golondrina. Ésta se había hecho amiga de los humanos y desde entonces los hombres cazan todos los pájaros menos la golondrina.
Patronio le comentó al conde que debía prevenirse del ataque, y esto es lo que hizo el conde. Don Juan añadió unos versos al final.
Para que los males no puedan llegar, su raíz al comienzo debemos cortar
Cuento VII
Lo que sucedió a una mujer llamada doña Truhana
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
Un hombre le dice al conde que haga una cosa que a largo plazo y encadenadamente conseguirá muchos beneficios. Patronio entonces le dio su opinión con este cuento:
Una señora iba al mercado con una olla de miel. Por el camino iba pensando en lo que iba a hacer con el dinero que sacara de la olla, llevando a la conclusión de que se haría rica después de algunos trueques. A la pobre le dio la risa tonta y se le cayó la olla y se le escaparon todos sus sueños.
Patronio comentó entonces que debía fijarse en la realidad y no en las posibilidades que podrían darse. El conde le hizo caso y Don Juan continuó este cuento con esta enseñanza.
En las cosas ciertas confiad y las fantásticas evitad
Cuento VIII
Lo que sucedió a un hombre al que le tuvieron que limpiar el hígado
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El pobre conde andaba falto de dinero ya que prestaba a personas que no lo necesitaban y tendría que vender una de sus fincas o algo peor. Al oír esto, Patronio le habló de este cuento:
A un hombre enfermo le sacaron el hígado para poder limpiárselo y cuando el cirujano tenía el hígado en la mano un hombre le pidió un trozo para su gato.
Patronio le explicó que no debería prestar dinero a las personas que no lo necesitasen. Gracias a esto el conde recupero su dinero y Don Juan escribió estos versos al respecto.
Él no saber qué se debe dar, daño a los hombres ha de reportar
Cuento IX
Lo que sucedió a los dos caballos con el león
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
Un poder superior al conde se cierne sobre el y un enemigo suyo. Sabiendo que si se une a un enemigo suyo podrá vencerlo se pregunta si debe hacerlo y Patronio le ayuda con este cuento.
Dos caballeros muy amigos no podían vivir juntos por culpa de sus caballos que se odiaban a muerte y decidieron que la única manera de librarse era vender los caballos para echarlos a un foso con un león. Nada más estar solos los caballos, éstos empezaron a pelear. En medio de la pelea apareció el león. Los caballos asustados se unieron para vencer al pobre león y desde entonces fueron grandes amigos.
Patronio le explico al conde que se encontraba en la misma situación y que debía obrar según pensase si su amigo-enemigo se volvería contra él al vencer al poder superior. El conde lo comprendió y Don Juan escribió el resumen en estos versos.
Estando protegido de otros daños, evitad que os lo causen los extraños
Cuento X
Lo que sucedió a un hombre que por pobreza y falta de otra cosa comía altramuces
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El conde pasaba por malos momentos financieros lo que le producía unas ganas de dejar este mundo. Patronio, más sereno, le explicó este cuento:
Dos hombres eran muy ricos. Una de ellos había llegado a tal pobreza que sólo tenía para comer unos altramuces y, aunque antes fue rico, no le quedaba más remedio que comérselos. Pero se dio cuenta de que no era tan desgraciado ya que otro que fue más rico que él estaba comiéndose las cascaras de los altramuces y gracias a esto salió con esfuerzo de la pobreza y se convirtió en rico otra vez.
Patronio entonces le explicó que debía luchar por salir de esa situación y lo consiguió. Don Juan escribió estos versos a continuación.
Por pobreza nunca desmayéis pues otros más pobres que vos veréis
Cuento XI
Lo que sucedió a un deán de Santiago con don Illan, el mago de Toledo
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El conde, dando ayuda a un amigo conseguirá algo para su provecho pero mientras se lo da, el otro no lo complace y entonces piensa si debe terminar de ayudarlo. Patronio le alumbra con este cuento:
Un deán de Santiago quiere aprender la nigromancía y habla con un mago de Toledo. El deán le promete que se le enseña él le recompensará aunque suba mucho en la iglesia. El deán aprendió el arte de la nigromancía y este empezó a subir en la iglesia sin recompensar al mago e incluso el deán se convirtió en papa olvidándose de su promesa de cumplir con su palabra y el pobre mago se quedó como estaba y volvió a Toledo.
Patronio le explico que no merecía ayudar a esa persona que luego no le va a complacer. Don Juan escribió estos versos al final del cuento.
Del que vuestra ayuda no agradeciere, menos ayuda tendéis cuanto más alto subiere
Cuento XII
La zorra y el gallo
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El conde estaba preocupado por que sus tierras estaban muy separadas entre sí y pensaba si debería estar en las zonas más protegidas y céntricas o en las más alejadas y desprotegidas cuando estuviera en guerra. Patronio entonces le explicó este cuento:
Un gallo muy macho se fue un día a dar un paseo por el campo cuando se cruzó con una zorra y el gallo se subió al un árbol apartado. Aunque la zorra intentaba cucar al gallo para que bajase el gallo estaba impasible. Entonces la zorra empezó a mordisquear la corteza y a golpearla con la cola. El gallo se asustó sin tener que hacerlo y se fue cambiando de árbol hasta que fue comido por la zorra.
El conde comprendió que no debía asustarse y debía seguir impasible donde estuviese. Don Juan entonces mandó escribir esto.
No te asustes nunca sin razón, mas defiéndete bien como varón
Cuento XIII
Lo que sucedió a un hombre que cazaba perdices
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
Personas amigas del conde a veces dañan a sus vasallo pero cuando se cruzan con el conde le dicen que lo hacen por necesidad. Patronio le explica entonces este relato:
Un cazador de perdices cogía perdices, las guardaba en una red y luego las mataba. Mientras las estaba matando lloraba por que le daba el viento de cara. Las perdices pensaban que el hombre era bueno por que las compadecía antes de morir. Una perdiz que estaba libre les decía daba lo mismo que lloraba pues las mataba igual.
Patronio entonces le explico que él se estaba comportando como aquellas perdices. Don Juan entonces escribió estos versos a continuación.
Procúrate siempre muy bien guardar del que al hacerte mal muestra pesar
Cuento XIV
El milagro que hizo Santo Domingo cuando predicó en el entierro del comerciante
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
Personas aconsejaban al conde que juntase todo el dinero posible a lo que Patronio contestó con este cuento:
Un lombardo que había enriquecido por todos los medios posibles enfermo de muerte y mando llamar a Santo Domingo para confesarse. Éste no quiso venir pero mando un fraile que no fue recibido por desconfianza de los hijos del lombardo. Murió el lombardo y en el entierro Santo Domingo dijo que su corazón estaría en un arca con el resto de su dinero como rezaba la Biblia y en efecto estaba.
Patronio le aconsejo al conde que no se obsesionará con el dinero. Don Juan escribió esto para el final del cuento
Gana el tesoro que es verdadero y no te preocupes del perecedero
Cuento XV
Lo que sucedió a don Lorenzo Suarez en el sitio de Sevilla
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
Un antiguo enemigo del conde parece que quiere atacarle según comenta gente allegada a dicho enemigo. Patronio le explica una anécdota parecida:
Cuando Sevilla era mora y estaba cercada por los cristianos, tres valientes guerreros querían decidir quien era más valiente y decidieron atacar en solitario. Los tres fueron a atacar y los moros salieron a por ellos mientras los esperaban en un sitio. Fueron atacando según venían de uno en uno hasta juntarse los tres en la pelea cuando vino el ejercito de los cristianos. Para discernir cual de los tres era el más valiente pensaron que el más valiente era el que más tiempo mantuvo la compostura que fue don Lorenzo Suarez.
Patronio explicó al conde que debía esperar a que el enemigo atacase por si los rumores eran falsos. Don Juan encontró bueno este cuento y escribió esto a continuación.
Pro miedo no os obliguen a atacar, pues siempre vence el que sabe esperar
Cuento XVI
La respuesta que dio el conde Fernan González a Nuño Lainez, su pariente
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El conde estaba cansado y quería llevar una vida relajada. Patronio le explicó ese cuento como consejo:
El conde Fernán González quería vivir sosegadamente pero se dio cuenta de que si no hacia algo importante como defenderse contra los atacantes perdería su nombre y popularidad.
El conde comprendió perfectamente el consejo y don Juan mandó escribir estos versos.
Di por descanso o deleites la buena fama perdemos, al acabar nuestra vida deshonrados quedaremos
Cuento XVII
Lo que sucedió a un hombre que tenía mucha hambre, a quien convidaron por cumplido
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El conde deseaba recibir los servicios que un hombre ofrecía meramente por cumplir. Patronio le explicó esto:
Un hombre pobre que fue rico se sentía hambriento pero no quería pedir de comer a nadie. Pasó delante de la casa de un amigo suyo que le ofreció comida por cumplir y éste accedió diciendo que lo hacía por no hacer un feo a su amigo.
Patronio le explico al conde que debía aceptar haciendo pensar que lo hacía por cumplido. Don Juan escribió a continuación estos versos.
No te hagas mucho de rogar en lo que te pueda beneficiar
Cuento XVIII
Lo que sucedió a don Pedro Meléndez de Valdés cuando se le rompió la pierna
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El conde debía de ir una villa para ganarla antes que otro señor vecino suyo, pero él estaba aquejado de una dolencia. Esto recordó a Patronio un cuento:
Pedro era un hombre que pensaba que todo lo que le pasaba era por obra de Dios y que lo hacía por su bien. El rey de León, por una parte muy amigo de Pedro, le mando llamar para ajusticiarle por los consejos de unos enemigos de Pedro. Pedro el día de la reunión se partió la pierna y no pudo entrevistarse con el rey con lo que salió ganando gracias a una obra de Dios.
Patronio le explicó al conde que si Dios no le dejaba ir a esa villa para ganarla sería por algo bueno. Don Juan plasmó estos versos sobre el cuento.
No te quejes de lo que Dios hiciere, que será por tu bien cuando Él quisiere
Cuento XIX
Lo que sucedió a los cuervos con los búhos
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
Un enemigo de conde había hecho mucho daño a un pariente suyo y este pariente había huido al conde. Patronio entonces se dio cuenta de la estratagema del enemigo del conde y le contó este relato:
Los búhos y los cuervos estaban en guerra. La guerra se estaba resolviendo a favor de los búhos que vuelan por la noche. A un cuervo muy sabio se le había ocurrido una idea para vencer. Se infiltraría entre los búhos haciendo creer que le habían echado del grupo por estar a favor de los búhos. Los búhos se comieron el anzuelo desatendiendo los consejos de una anciano búho. Aquel cuervo se ganó la confianza de los búhos, un día salió a hablar con los otros cuervos, decidieron atacar la guarida de los búhos de día y así vencer. Como era previsible, lo lograron.
Patronio le explico que ese pariente no era de fiar. Don Juan añadió estos versos en forma de enseñanza.
Al que enemigo tuyo solía ser nunca le debes en nada creer
Cuento XX
Lo que sucedió a un rey con un hombre que le dijo que sabía hacer oro
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
Un hombre había pedido dinero al conde para llevar a cabo una empresa que le daría mucho dinero al conde. A Patronio le olió mal y en forma de cuento, le dio este consejo al conde:
Un hombre pobre logró hacer creer a un rey que con unos cuantos ingredientes conocidos y uno inventado por el llamado tabardíe, se podía conseguir oro. El rey se tragó el truco y dio mucho dinero a aquel hombre para que le comprase mucho tabardíe para así conseguir montañas de oro. Como era de suponer, cuando cogió el dinero el hombre, no volvió por aquellas tierras.
Patronio le explicó al conde que no debía fiarse de este hombre que le pedía dinero para conseguir grandes beneficios. Don Juan encontró bueno este cuento y escribió esta enseñanza.
No aventures nunca tu riqueza por consejo del que vive en pobreza
Cuento XXI
Lo que sucedió a un rey moro con un gran filósofo a quien su padre le había encomendado
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El conde estaba preocupado pues un mancebo que estaba a su cargo estaba llegando a la adolescencia y no quería que cambiase a mal. Patronio entonces le explicó este cuento:
Un rey dio a educar a su hijo a un filósofo para que le llevase por buen camino pero al llevar a la adolescencia empezó a desviarse del camino. Para corregirle el filosofo ideó una estratagema que consistía en hacerle ver que incluso los animales sabían que comportándose así no haría bien por su reino. El mancebo comprendió lo que el filosofo le quería decir y obró como debería haberlo hecho desde un principio.
Patronio explicó al conde que para adoctrinar a un mancebo, no hay que reñirle, hay que hacerle entender que comportándose de una manera hará más bien para el mismo y para los demás. Don Juan añadió a parte estos dos versos.
Al mancebo no debemos reñir, más con blandas razones persuadir
Cuento XXII
Lo que sucedió al león y al toro
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
Un gran amigo del conde parece que quiere dejar de llevarse bien con él según le dicen las gentes al conde. Patronio le contó al conde lo que pensaba con este cuento:
El toro y el león tenía acobardados al resto de los animales. Esto no le hacía mucha gracia al resto de los animales que idearon la forma de hacer que se llevaran mal gracias a los consejeros personales que les hicieron desconfiar de ellos mismo. Tanto fue así que entraron en guerra y ya no pudieron dominar al resto de los animales.
El conde comprendió que lo que estaba haciendo esa gente que le hablaba mal de su amigo era intentar enemistarlos. Don Juan le pareció bueno este cuento y escribió estos versos a continuación.
No pierdas un amigo provechoso por lo que de él te diga el mentiroso
Cuento XXIII
Lo que hacen las hormigas para mantenerse
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El conde piensa que no hace falta amasar más dinero ya que él tiene suficiente para el y su familia. Patronio le explicó este cuento como ejemplo.
Las hormigas, aunque son chichas, intentan amasar la mayor cantidad de alimentos para el crudo invierno recogiendo grano en la época e incluso hierbecitas. Con esto consiguen no pasar escasez en invierno. Son muy listas ya que impiden que los granos germinen comiéndose el corazón de los granos.
Patronio entonces explicó que no esta de más tener dinero ahorrado en caso de escasez. Don Juan, a parte del cuento, añadió estos versos.
No comas siempre de lo que has ganado, más vive de modo que mueras honrado
Cuento XXIV
Lo que sucedió a un rey que quiso probar a sus tres hijos
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El conde quería conocer la manera de saber cuales mancebos serían provechosos en un futuro. Patronio le contó:
Un rey moro tenía tres hijos y debía elegir que hijo sería el próximo rey, para ello ideo un plan, llamaría a cada uno de sus hijos para que fuera a montar a caballo con él. Los dos primeros hijos se portaron de igual manera, tenían que hacer varios viajes para conseguir cada una de las cosas que le iba pidiendo su padre, luego los mando que observasen la ciudad y salieron con todo lujo de acompañantes para que se notase que estaban allí. El tercer hijo llegó una mañana sin avisar, pidió todo lo necesario para vestir el mismo a su padre y poder montar a caballo. Al mandarle a ver la ciudad, tras observar su ejercito comento con su padre que deberían ser los dueños del mundo. Al padre le gusto la aptitud de su hijo pequeño y le nombro sucesor,
Patronio le comento al conde que se debe juzgar a las personas por sus hechos para saber si van a ser de provecho. Don Juan mandó escribir esta moraleja.
Pro sus dichos y hechos debes conocer lo que el mancebo llegará a ser
Cuento XXV
Lo que sucedió al conde de Provenza, que fue librado de prisión por el consejo que le dio Saladino
El conde Lucanor hablaba con su consejero personal, Patronio, acerca de un caso que le había sucedido para pedir su opinión.
El conde buscaba consejo para poder ayudar a un vasallo suyo para casar a su hija. Patronio entonces recordó este cuento:
El conde de Provenza quería ganarse el cielo y para ello llevó un ejercito a Tierra Santa, y como Dios pone a prueba a sus sirvientes, el conde cayó prisionero de Saladino. Pero aunque era prisionero, no era un prisionero normal, era el consejero personal de Saladino. Un día llegó carta de que su hija tenía muchos pretendientes para casarse y el conde debía elegir. El conde pidió, por consejo de Saladino que se casase con el que fuese más hombre, con el que más cosas buenas haga y menos manchas tenga. Al recibir la noticia escogieron un hombre, el mejor de toda las tierras que dominaba el conde. En la noche de bodas aquel hombre quiso demostrar lo hombre que era y se embarcó juntos con hombres y galeras a las tierras de Saladino. Allí llenó a Saladino de favores convirtiéndose en gran amigo. Un día salieron a cazar y el yerno del conde secuestro a Saladino para decirle quien realmente era y lo que quería, que no era otra cosa que que liberaran al conde a lo que accedió Saladino de muy buena gana, ya que se había librado de la muerte gracias a un consejo suyo. El conde y su yerno volvieron a Provenza ricos y famosos por sus proezas.
Patronio entonces explicó al conde que debía elegir al que fuera más hombre de las tierras que él dominaba como esposo de la hija de aquel que pedía consejo. Don Juan dio por bueno este cuento y escribió estos versos.
Verá la que se casa con un hombre aumentar sus riquezas y buen nombre
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Enviado por: | Jesús Navarro |
Idioma: | castellano |
País: | España |