Literatura


El conde Lucanor; Don Juan Manuel


Resumen de los cuentos.

Cuento I

El conde Lucanor hablaba a solas con su consejero, Patronio y le dijo que un hombre rico y poderoso iba presumiendo, como alardeando de que era amigo suyo. Y que por el afecto que él le inspiraba le iba a vender unas tierras y a él le parecía una honra que se las vendiera y que aparte le convenía y por eso le interesaba la opinión de Patronio.

Entonces Patronio le contó una historia al Conde Lucanor de un caso muy parecido a un rey con un ministro.

La historia trataba de un rey que confiaba mucho de un ministro suyo. Entonces unos hombres que tenían mucha envidia, le decían cosas para perder la confianza que el tenia en su ministro. Todas aquellas cosas no le preocupaban al rey. Pero le dijeron que querían matarle para que él tuviera el poder, desde ese momento él empezó a sospechar en el ministro. Pero no le decía nada al ministro por que no sabia si era verdad. Entonces todas aquellas personas le dijeron una forma de cómo comprobar que sus sospechas eran ciertas.

El plan consistía en darle a conocer al ministro que ya no le interesaba estar en el cargo así todos los días para engañarlo entonces el ministro harto de que le dijera todas estas cosas le dijo al rey que no debe dejar el cargo por que de él dependen muchas personas y el rey le contesto que antes de partir había pensado en como dejar a su mujer y a su hijo con el poder para no tener que preocuparse y entonces le entregaba al ministro a su mujer y a su hijo. Por que en él había confiado mas que nadie.

Entonces el ministro se puso contento de que él podría gobernar a su antojo. Entonces de lo contó a un consejero para ver en que pensaba y le dijo que esto estaba pensado para ver si podían pillarlo y que esto estaba promovido por enemigos suyos.

Al día siguiente se levanto temprano para llamar al rey y le dijo que se iba con en para servirle. Entonces el rey al ver su lealtad y le contó que los otros ministros le habían calumniado. De este modo el ministro estuvo a punto de ser engañado por su ambición, pero suerte que tenia al sabio para advertirle

Patronio le explica que algo parecido le estaba pasando a él y entonces el rey siguió sus consejos.

Cuento II

Otra vez hablando el conde con su consejero, le dijo que estaba muy preocupado por una cosa que iba a hacer, por que si la hacia podía ser criticado y sino lo hacia también. Entonces Patronio le contó una historia de lo que le había pasado a un labrador con su hijo.

Resulta que había un labrador que tenia un hijo muy listo. Cada vez que su padre iba a hacer algo el hijo le señalaba las ventajas e inconvenientes. Entonces al padre no le gustaba lo que su hijo hacia por que no le dejaba hacer lo que él quería. De esta manera para recriminarle se fue un día con él a un mercado y llevaban una bestia sin carga y los dos a pies entonces saludaron a unas gentes y al terminar de saludarlos les dijeron que no eran muy sensatos por ir los dos a pies mientras que la bestia iba sin carga, y el labrador le pregunta a su hijo que le parecía esto y el hijo le contesto que tenían razón, entonces el labrador le dijo a su hijo que se montara en ella. Yendo por el camino vieron a otros hombres y dijeron que no actuaban bien, que debería de estar montado el padre en vez del hijo y su hijo le contesto que tenían razón. Al oír esto le dijo a su hijo que se bajara de ella que se iba a montar él. Al poco encontraron otros hombres y les dijeron que no lo hacían bien pues el mozo es joven y no esta acostumbrado a cansarse entonces el padre le pregunto al hijo que opinaba y dijo que ellos tenían razón y el padre le dijo que se subiera con él. Mas adelante se encontraron con otras personas y les dijeron que la bestia estaba muy flaca y que no deberían de montar en ella y el hijo que tenían razón. Entonces el padre le dijo que a toda la gente que han visto le había dado la razón y que pues que podían hacer que no pudiera ser criticado.

Entonces Patronio le dijo que debería hacer lo que le convenga ya que haga lo que iba a hacer iba a ser criticado.

Cuento III

Un da le dijo el conde Lucanor a Patronio que tenia que hacer para hacer penitencia de sus pecados. Patronio le dijo que si dejaba su cargo, le ocurrirían dos cosas: La primera que seria criticado por todo el mundo y la segunda que no soportaría la vida del monasterio. Entonces le dijo lo que le gustaría que supiera lo que Dios revelo a un ermitaño muy santo de lo que esperaba al mismo ermitaño y al rey de Inglaterra.

Había un ermitaño que era muy bueno entonces le prometio a él ir al paraíso. El se lo agradeció mucho y le pregunto quien seria su compañero en el paraíso y al cabo de insistirle mucho se lo contó y le dijo que seria el rey de Inglaterra. Al ermitaño le molesto mucho por que sabia que el rey no era muy buena persona. Al ver Dios su disgusto le dijo que todo lo que el rey de Inglaterra había hecho en una buena obra era todo lo que había hecho el toda la vida. El ermitaño se extraño tanto que le dijo a Dios como podía ser. Le dio que una vez se sacrifico por mucha gente para poder conquistar unas tierras que estaban repletas de moros. Cuando el ermitaño oyó esto se alegro mucho y comprendió a Dios. Entonces Patronio le dijo al conde que si quería desagraviar a Dios antes de nada tenia que solucionar todas las que había hecho en vida.

Cuento IV

Un día le dijo el Conde a Patronio que él estaba muy bien como esta ahora mismo y que le estaban aconsejando meterse en un negocio dudoso. Entonces patronio le contó una historia de lo que le dijo un genovés a su alma antes de morirse.

Había un genovés que tenia mucha riqueza y que cuando estaba a punto de morir de viejo le dijo a todos sus familiares que se reunieran con él. Cuando estaban con él empezó a hablar con su alma y empezó a decirle que tenia todo lo que pudiera que desear joyas, tapices, buenos amigos, mucha fama, y que no entendía por que se quería ir a un sitio al cual desconoce. Entonces le dijo Patronio que le estaba pasando algo parecido ya que esta bien como esta y no necesita meterse en ningún negocio para complicarse la vida.

Cuento V

Estando un día el conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo que un amigo suyo le empezó echarle piropos de que tenia mucho poder, al poco le propuso una cosa que para él le convenía.

Patronio se dio cuenta de que esa cosa tenia engaño entonces le contó la historia de lo que le paso a una zorra con un cuervo que tenia un pedazo de queso en el pico. El cuervo un día se encontró una vez un trozo de queso y se subió a un árbol, para tomárselo más tranquilo. Entonces la zorra al ver el pedazo de queso que se había encontrado empezó a pensar en el modo para quitárselo. Entonces empezó a decirle piropos de tal forma que ya le dijo que cantaba muy bien por lo que empezó a cantar y se le cayo el trozo de queso y la zorra se fue corriendo. Entonces Patronio le dijo que al conde Lucanor le estaba pasando lo mismo que le estaban echando piropos para sí engañarle y aprovecharse de él.

Cuento VI

Un día estando el conde Lucanor con Patronio le dijo que había vecinos más poderosos que él y que se estaban juntando contra él para hacerle daño, el no les creía, ni les tenia miedo por lo que quería el consejo de Patronio.

Patronio le contó lo que le paso a una golondrina con los otros pájaros cuando sembró el hombre lino.Le contó que la golondrina vio que un hombre sembraba lino y que eso era para hacer redes para coger pájaros. Entonces se lo dijo a los otros pájaros pero no le dieron importancia al asunto. Cuando ya era demasiado grande los pájaros no podían arrancarla y ya viendo lo que le amenazaba se culparon a sí mismas por no haberlo remediado antes. Entonces Patronio le dijo al conde que le estaba ocurriendo lo mismo que debería de remediarlo o estar prevenido cuanto antes para así no ocurrirle nada.

Cuento VII

Otra vez que hablo el conde Lucanor con Patronio, le dijo que un hombre le aconsejaba y le ha dicho como debería de hacerla, y que le aseguraba a Patronio que era ventajosa que se encadenaba de tal forma que sacaría muchos beneficios.

Entonces Patronio le contó lo que le ocurrió a una mujer llamada doña Truhana. Le contó que había una mujer que se llamaba doña truhana, más pobre que rica, que iba al mercado a venderla la olla que llevaba sobre su cabeza. Pensando por el camino que del dinero que sacara iba a comprar unos huevos, de los cuales nacerían gallinas, y luego de lo que sacara compraría ovejas de tal forma que seria inmensamente rica. Entonces de lo alegre que se puso se empezó a reír con lo que tropezó y se le cayo la olla de miel. Al verla rota empezó a lamentarse de todo lo bueno que le hubiera pasado si no se le hubiera caído. Entonces Patronio le dijo al conde que todo lo que pensara fuese realidad y no una fantasía inalcanzable ya que le podría pasar igual que a doña Truhana.

Cuento VIII

Una vez hablando el conde con Patronio le dijo que se hallaba en necesidad de dinero. Dice que debería vender una finca de las que le tiene mas cariño aun que seria tan penoso como la muerte. Y que solo vendiendo podría salir del bache de donde esta. Y aun encima viene su gente a pedirle dinero, y le pregunta a Patronio que como podría solucionar el problema que tiene.

Patronio le dijo que le iba a contar la historia de lo que le paso al hombre que estaba muy enfermo.

Dice que había un hombre muy enfermo al cual le dijeron los doctores que para solucionar su problema debería de abrirle por el costado y le sacarían el hígado para limpiárselo para quitarle las cosas que lo habían dañado. Mientras le estaban operando y tenía él medico el hígado en la mano le dijo un hombre que le diera un trozo para darle de comer al gato. Entonces Patronio le dijo que le debería darle el dinero a las personas necesitada y no a las personas que no lo necesitan.

Cuento IX

Un día le dijo el conde Lucanor a Patronio que tenia a un enemigo con el que se llevaba muy mal con él, y además un enemigo más poderoso que ellos dos les estaban amenazando y que el otro le estaba diciendo que si quería aliarse con él para así poder contra el enemigo ya que separados no podía hacer nada. Pero el conde desconfiaba de su enemigo ya que le podía hacer otra jugarreta mientras él confiaba en él.

Patronio al oír esto le dijo lo que le ocurrió a dos caballos con el león.

El cuento contaba que había dos caballeros que vivían con el infante Enrique de Túnez. Estos dos caballeros eran muy amigos y ellos dos solo tenían un caballo cada uno. Los dos caballos se llevaban mal pero como ninguno de los dos caballeros se podía permitir el lujo de comprarse mas caballos, entonces les explicaron al rey de Túnez que les hiciera el favor de tirar los caballos a los leones. Al verse los dos caballos en el patio se atacaron muy fuerte y estando en la mitad de la pelea salió el león; al salir los dos caballos empezaron a temblar de miedo y se empezaron a juntarse del miedo que tenían. Al estar juntos se miraron por un momento y fueron los dos caballos a por el león y le empezaron a meter coces y bocados al león que el león se tuvo que meter del agujero de donde había salido. Desde ese momento los dos caballos se empezaron a llevar bien de la manera que fueron inseparables.

Entonces Patronio le dijo que de la misma manera que los caballos se aliaron y se hicieron amigos su enemigo abra olvidado todo el mal que le habíais hecho para así poder contra el enemigo.

Cuento X

Otro día hablando el conde con Patronio le dijo que Dios le había dado muchas mas cosa de las que merece por lo que esta satisfecho, pero que a veces estaba tan necesitado de vida que no le importaba deja la vida.

Patronio le contó lo que le paso a dos hombres que fueron muy ricos. Uno de estos hombres llegó a tal pobreza que no tenia ni para comer. Esforzándose para encontrar algo para echarse a la boca nada mas encontró que altramuces. Al recordar lo rico que había sido y pensar que ahora era pobre, que ahora comía algo tan amargo. Entonces empezó a echar las cascaras hacia atrás y e dio cuenta de que atrás había otra persona. Esa persona estaba comiéndose las cascaras y no era otro que la otra persona que era tan rica como él. Esa persona estaba muy alegre por haber encontrado las cascaras y poder echarse algo a la boca. Cuando esto lo oyó el otro se puso tan contento que se animo para salir de su situación. Algo así le estaba pasando al conde ya que todo no se podía tener en esta vida.

Cuento XI

Otro día, hablando el conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo que una persona fue a rogarle que le ayudara en un asunto en el que le necesita, prometiéndole que luego haría todo lo que quisiera. Pero a mitad de hacerlo lo que pidió que le ayudara y el se negó. Otra vez fue con otro asunto pero tampoco le hico caso.

Patronio entonces se dispuso a contarle lo que le paso a un deán de Santiago con don Illan, el mago de Toledo.

Había un deán en Santiago el cual quería saber nigromancia, y se entero de que en Toledo estaba Don Illan entonces se marcho para allá. Al llegar allí se lo encontró leyendo. Cuando le vio lo recibió muy bien y no le quiso decir el motivo de ir a su casa hasta que no comiera, entonces lo alojo en su casa, y le dijo que estaba muy contento de que estuviera con él. Después de comer le dijo el motivo de estar en su casa, y le dijo que le enseñara el arte de la magia, Don Illan le dijo que era un deán y que trabajaba en la iglesia y que podía subir mucho aun; y que los hombres que pueden subir mucho se olvida lo que sean hecho por ellos. Por lo que no quería ayudarle por si se olvidaba luego lo que prometio. Entonces el deán le juro que llegara a lo que llegara siempre haría lo que él le mandase. Los dos de acuerdo le dijo el maestro al alumno que aquella ciencia solo se podía aprender en un sitio muy recogido y esa le enseñaría donde tenia que estar hasta que la aprendiera. Entonces llamo al deán y subió por una escalera. Llegando al fondo de la escalera, llegaron a una sala amplia con muchos libros y antes de sentarse le enseño los primeros libros por los que empezarían. Antes de sentarse le dieron una carta al deán del arzobispo su tío diciéndole que estaba muy malo y que si quería aun verlo con vida se fuera para Santiago. Pero al deán que acababa de empezar el curso le envío otra carta a su tío respondiéndole. A los tres o cuatros dais le notificaron que su tío había muerto. Entonces se pusieron a elegir un sucesor, y a los dos o tres días fueron dos escuderos le besaron la mano y le dijeron que era el nuevo arzobispo. Entonces don Illan le dijo que le diera a su hijo el deanazgo vacante. Entonces le dijo que no se lo daría, y que se lo daría a un hermano suyo y que ya le daría otra cosa a su hijo.

Entonces se fueron para Santiago, a los pocos días de estar allí llegaron unos mensajeros del papa diciéndole que le habían hecho obispo de Tolosa, dejándole elegir el nuevo arzobispo entonces don Illan, le dijo que se lo diese a su hijo y él le dijo que no.

A los dos años de estar en Tolosa llegaron dos emisarios diciéndole que le habían hecho cardenal. Don Illan ya le dijo que le diera e puesto de Obispo a su hijo pero el cardenal le dijo que el obispado era para su tío.

Entonces Don Illan se fue a Roma con el cardenal entonces murió el Papa y le eligieron todos a él como su sucesor. Entonces Don Illan le dijo que no tenía pretexto ninguno si no le daba el puesto de cardenal. Pero ya no se lo podía dar ya que era un puesto muy alto.

Do Illan al ver el pago que le dio el Papa se volvió a donde vivió y le dijo a su sirvienta que preparase las dos perdices que tenia preparadas viendo el Papa que se había portado mal con el.

Entonces Patronio le dijo que dejara de ayudar a ese hombre por que le iba a pasar lo mismo a él.

Cuento XII

Un día estando el conde con Patronio le dijo que le estaban aconsejando que cuando esta en guerra que se meta siempre en los lugares más fuertes y que nunca estuviera en lugares aportados ya que adentro es donde esta mejor cubierto.

Patronio entonces se puso a contarle el cuento de la zorra y el gallo.

Había un hombre que tenia una casa y que tenia muchas gallinas y gallos. Un día un gallo se separó bastante de la casa y le vio una zorra y se fue para él sin que le viera. Pero el gallo se dio cuenta de su presencia y se subió a un árbol que estaba un poco alejado de los demás. Cuando la zorra lo vio a salvo empezó a pensar en un plan para cogerlo. Entonces se dirigió hacia él y le invito a que bajara suelo a andar como antes pero el gallo no quería. Al ver la zorra que no le engañaba con sus halagos, comenzó a amenazarle, diciéndole quien se arrepentiría de no haberse fiado de él. El pollo que estaba a salvo no hacia caso de lo que le decía. Entonces al ver que no le engañaba, se dirigió hacia el árbol, y empezó a roerlo, el gallo se asusto por nada empezó a volar hacia otro árbol hasta que la zorra lo cogió y se lo comió. Entonces Patronio le dijo al conde que no debería de asustarse sin causa por que en cuanto vuestros enemigos vean que tenéis miedo le pasara igual que al gallo.

Cuento XIII

Hablaba otra vez el conde con Patronio y le dijo que había personas que se metían con él y con sus vasallos, y que cuando los ve le dicen que ha sido por necesidad y que quería saber que debía hacer la próxima vez que le pase.

Entonces Patronio se dispuso a contarle lo que le sucedió a un hombre que cazaba perdices.

Había un hombre que puso redes a las perdices, entonces cuando se iba a ellas para recogerlas le golpeaba el aire fuertemente a los ojos y le hacia llorar. Entonces una de las perdices pensaban que el hombre se compadecía de ellas por que las mata, y otra de las perdices que debía ser un poco más sabia que las demás dijo que simulaba el llanto.

Entonces Patronio le dijo al conde que se guardara de los que siempre les hacia daño y le pesaba pero si alguien le hacia daño involuntariamente y que esa persona le hubiera ayudado en otro momento que disimule siempre que ello no se repita tan a menudo.

Cuento XIV

Un día hablando el conde con Patronio, su consejero le dijo que había gente que le aconsejaba que reuniese la mayor cantidad de dinero posible y que eso le conviene mas que ninguna otra cosa y quería saber lo que opinaba Patronio. Entonces Patronio se dispuso a contarle el milagro que hizo Santo Domingo cuando predico en el entierro del comerciante.

Había en Bolonia un lombardo que junto mucho dinero por todos los medios, solo tratando de que fuera mucho. Y un día enfermo y un amigo que tenia que lo vio le aconsejó que le confesara Santo Domingo que estaba en la misma ciudad, y en efecto lo hicieron llamar pero no quiso ir por que su codicia le había llegado a eso pero si mando a otro fraile. Los hijos al enterarse de que había llamado a Santo Domingo se pusieron muy nerviosos ya que Santo Domingo a lo mejor le decía a su padre dar por su alma lo que había robado y se quedasen ellos sin nada. Por eso al llegar el fraile le dijeron que su padre sudaba y que no le convenía hablarle y al poco el padre murió, de manera que no pudo hacer nada para salvarse.

Cuando al otro día lo enterraron pidieron a Santo Domingo que predicara. Lo hizo pero al llegar hablar aquel hombre cito el texto evangélico que dice que donde este tu tesoro está tu corazón. Entonces Santo Domingo le dijo que miraran su corazón para que supieran que era verdad entonces al mirar vieron que el Santo tenia razón y que solo tenia un arca.

Entonces Patronio le aconsejo que no llegara a tal extremo.

Cuento XV

Otra vez que estaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo que tuvo a un rey muy poderoso por enemigo y que cuando ya había durado mucho la guerra vieron conveniente que deberían hacer las paces. Ahora siguen peleándose y siguen uno teniendo miedo del otro. Además le llega gente haciéndole entender que quieren la guerra.

Entonces Patronio se dispuso a contar lo que le paso a don Lorenzo Suarez en el sitio de Sevilla.

Cuando don Fernando tenia cercada Sevilla, los tres mejores caballeros querían saber cual de los tres era el mejor con lo que fueron hasta las mismas puertas de Sevilla. Al llegar los moros que estaban dentro se creían que eran emisarios por lo cual no les atacaron pero al ver que no venían a hablar los moros se sintieron burlados por lo que se abalanzaron sobre ellos y al abrirse las puertas salieron más mil quinientos jinetes y más de veinte mil infantes. Cuando los caballeros se vieron perseguidos volvieron las riendas y los esperaron. Al llegar los moros cerca de ellos uno de los caballeros se abalanzo sobre los moros y los otros se estuvieron quietos. Pero uno de los otros dos se dispuso a atacarles acercándose a ellos, y el otro se estuvo quieto.

Cuando los cristianos los vieron rodeados de moros fueron a socorrerlos. Aunque los otros tres pasaron momentos difíciles fueron heridos pero no muertos. Fue tan grande la batalla que hasta don Fernando acabo por ir Triunfantes los cristianos el rey los hizo venir a los tres, diciendo que merecen la muerte por hacer lo que habían hecho atacando a los moros sin orden ninguna. Pero como intercedieron en su favor los mas ilustres hombres, los mando soltar.

Cuando el rey supo que lo habían hecho para saber cual de los tres era el mejor llamo a todos sus hombres y dijeron que cual de los tres era el mejor respondiéndoles cada uno una cosa diferente Pero al final se acordó que si hubieran matado a los moros ellos solos el mejor de los tres seria el primero ya que él fue a atacar el primero, después el segundo y después el tercero. Pero como no fue así el mejor de los tres seria el tercero por que fue el que menos nervioso se puso.

Entonces Patronio le dijo al conde que hiciera como el tercer caballero que fue el que más valor tuvo al no ponerse nervioso.

Cuento XVI

El conde Lucanor hablaba un día con Patronio y le dijo que ya no era joven y que le gustaría poder descansar de aquí en adelante, haciendo lo que se le antoje y sin preocupaciones. Pero quería saber la opinión de Patronio.

Patronio le contesto que tenia razón en lo que tenia pero que le iba a contar lo que le dijo una vez el conde Fernán González a Nuño Lainez.

Una vez que le dijo Nuño Lainez al conde que estaría bien que no se metiera mas en guerras y que descansara y a esto el conde le dijo que le gustaría mucho pero que no puede dejar el reinado así teniendo enemigos como moros, los leoneses y los navarros. Entonces tendrían mala fama y deberían trabajar para labrar su honra.

Entonces el conde se aplicó el cuento y le fue muy bien.

Cuento XVII

Hablando un día el conde con Patronio le dijo que llego un día a verle un señor y que le dijo que estaría dispuesto a hacer por el una cosa que le convenía un montón, pero se lo dijo de una forma que parecía que no quería hacerla por lo tanto no sabia que hacer ya que se lo pide como cumplido.

Entonces Patronio le contó al conde la historia de lo que le sucedió a un hombre que tenía hambre y le convidaron a comer.

Había un hombre que había sido rico y que por causas de la vida ahora era muy pobre. Entonces paso por delante de una casa de uno que conocía y le dijo que si quería comer. Este hombre, que tenia mucha hambre de no haber comido hace bastante tiempo le dijo que si pero no por necesidad suya si no por complacerle.

Entonces Patronio le dijo al conde Lucanor que esto es lo que debería hacer él.

Cuento XVIII

Hablando un día el conde con Patronio le dijo que tenia un pleito con un vecino suyo, que era muy poderoso, y que habían acordado que fuesen los a la villa y quien llegara primero se quedaría con ella; y que también tenia reunida a toda la gente y que estaba seguro por la misericordia de Dios que si pudiera ir seguramente ganaría la villa pero por no estar muy bien de salud no podía ir. Pero aunque la villa es importante mas importante es lo que gente diría de él.

Patronio entonces se dispuso a contarle lo que le sucedió a don Pedro Melendez de Valdés cuando se rompió la pierna.

Habia un hombre que se llamaba don Pedro Melengez que era leones que siempre que le pasaba algo malo decía que si a Dios que si esto le había pasado seria por su bien. Esta persona gozaba de mucha privanza con el rey de León. Otros consejeros, enemigos suyos, llenos de envidia le acusaron de tantos crímenes que el rey lo resolvió mandándolo a matar.

Llegando don Pedro a su casa le llego la notificación del rey diciéndole que fuese a hablar con él. Los que le habían de matar estaban a media legua de donde él vivía. Yendo a cabalgar para ir a ver al rey cayo por una escalera y se partió la pierna. Y entonces empezaron a echarle a la cara su confianza en Dios diciéndole que como dios hace lo mejor que tuviera su pago. Él les aseguraba que aunque las cosas para él salieran mal, al final Dios lo habría hecho para bien.

Cuando los que estaban esperando a don Pedro para matarle cuando vieron que no venia se lo dijeron al rey que no han podido cumplir su mandato.

Don Pedro estuvo mucho tiempo sin cabalgar y en este tiempo el rey se entero de que eran falsas sus acusaciones entonces ejecuto a quien lo habían juzgado mal.

Cuento XIX

Hablando un día el conde Lucanor con Patronio y le dijo que tenia un enemigo que tenia un pariente y que ese pariente se enfado con él y que le a pedido ayuda para vengarse de él y quería saber cual era su opinión.

Entonces Patronio le contó la historia de lo que le sucedió a los cuervos con los búhos.

Entre los búhos y los cuervos había guerra y entonces los cuervos eran atacados por los búhos por la noche por lo que los cuervos quería vengarse de ellos.

El cuervo más sabio tuvo la idea de que le desplumaran y fuese para ellos para decirles que quería vengarse de ellos por haberle hecho eso y que además sé lo habían hecho por aconsejar que no atacaran a los búhos.

Entonces los búhos se lo creyeron y empezaron a confiar en él. Pero había un búho sabio entre ellos que había visto que el cuervo los estaba mintiendo el cual se separo de ellos y se fue a un sitio donde los cuervos no lo vieran.

Cuando al cuervo le crecieron las plumas le dijo a los búhos que como podía volar iba ir en busca de los cuervos y que luego volvería a decirles a donde estaban para matar a los cuervos. Al llegar el cuervo al lugar donde se encontraban los cuervos les dijo lo que hacían los búhos y mataron a tantos búhos que quedaron vencedores.

Entonces Patronio le dijo al conde que no se fiara del pariente de su enemigo por si le pasaba lo mismo que a los búhos.

Cuento XX

Un día que estaba el conde Lucanor con Patronio y le dijo que un hombre fue a verle y le dijo que le podía proporcionar mucho poder y riquezas, pero que tenia que darle algo de dinero para empezar.

Entonces Patronio le contó lo que le sucedió a un rey con un hombre que le dijo que sabia hacer oro.

Había un pícaro que se entero que en un reino había un rey que no era muy listo estaba buscando en la alquimia el poder de hacer oro. Entonces redujo cien doblas a polvo y juntándolo con otras cosas hizo cien bolitas.

Entonces se dirigió a ese reinado y fue a un especiero y le pregunto para que servían esas bolas, y le contesto que servia entre otras cosas para hacer oro y al preguntarle que como se llamaba le dijo que se llamaba tabardíe.

El pícaro estuvo tiempo en la ciudad corriendo el rumor de que sabia hacer oro, hasta que un día el rey le llamó para que fuera a verle, el pícaro negó que pudiera hacerlo pero después de insistirle el rey dijo que si y le dijo que le trajeran lo que necesitaba para hacerlo entre esas cosas estaba el tabardie, sacando una dobla de oro. El rey vio que el hombre no le había engañado y cuando el hombre se fue se dispuso él a fabricarlo pero cuando se agotaron los tabardies ya no podía hacer el oro. Entonces hizo llamar al pícaro para que le dijera como conseguir los tabardies entonces el pícaro le pidió dinero para realizar el viaje en busca de los tabardies, cuando al pícaro le dio el dinero para ir a por él desapareció. La gente del pueblo hizo una lista de los más tontos, los más ricos, los más valientes y encabezaba la de los más tontos el rey. Este los hizo llamar y les dijo que por que lo había puesto en la lista de los tontos y a lo que estos le contestaron que haberle tanto dinero a quien no conocía.

Entonces Patronio le dijo que no le diera dinero a ese hombre para que no le pasase lo mismo al rey.

Cuento XXI

El otro día hablando el conde Lucanor con Patronio le dijo que tenia un pariente que se le murió y le dejo un hijo al cual él a criado y que le quiere como a un hijo y quería que llegase a buen camino y que nadie le confundiera a hacer lo contrario.

Entonces Patronio le contó la historia de lo que le paso a un rey mozo con un gran filosofo a quien su padre había encomendado.

Había un rey que tenia un hijo el cual lo estaba educando un filosofo, en quien confiaba mucho. Cuando el rey murió él filosofo adoctrino a su hijo hasta los quince años. Pero luego el chico entro en la mocedad y empezó a desdeñar los consejos del sabio y hacer caso a los consejos de otros chicos, que como no le quería no se preocupaban por su fama y salud.

Entonces todo el mundo lo criticaba por no cuidarse y por mal gastar los tesoros. Él filosofo al no poder controlarlo y conseguir que haga las cosas bien penso un plan en el cual empezó a decir todo el mundo que entendía el lenguaje de las aves, hasta que llegaron los rumores al rey. El rey le dijo que fuera y le pregunto si esto era verdad. Al principio él filosofo no quería contárselo para hacerse mas desear, pero al final lo contó.

Y quedaron en que al día siguiente. A la mañana siguiente madrugaron y fueron a un valle y vieron una corneja que graznaba, entonces él filosofo hacia como que entendía el lenguaje de las aves. Al poco otra corneja empezó a “ hablar ” con la otra, y cuando acabo él filosofo empezó a llorar. El rey preocupado le pregunto que por que lloraba y este le respondió que lloraba por que las dos cornejas habían acordado casar al hijo de una y a la hija de la otra y que como hacia tiempo que el casamiento estaba acordado, ya era hora de que se casasen.

La otra corneja le dijo que tenia razón, pero que como ella ahora era más rica, por que desde que reinaba el rey habían quedado abandonadas las casas y estaban llenas de culebras y demás víveres para ellas por lo que el casamiento ahora no era lo mismo que antes. Cuando la otra oyó esto se empezó a reír por que era una tontería aplazar por eso el casamiento por eso ya que si sigue viviendo el mismo rey seguirá pasando lo que esta pasando.

El rey al oír esto se dio cuenta de lo que estaba haciendo y enderezo su reino y salió hacia delante.

Entonces Patronio le dijo que tuviera cuidado con su chico y no le riñera ya que le podía suceder como al filosofo.

Cuento XXII

Hablando otra vez el conde Lucanor con Patronio le dijo que tenia un amigo muy poderoso del que solo recibía favores. Y la gente le dice que quiere romper con el por eso anda por hay preocupado de que si se da cuenta de que sospecha de él se irán enfadando él con su amigo y al final se enfaden de verdad.

Entonces Patronio le contó al conde lo que le sucedió al león y al toro.

Resulta que el león y el toro eran muy buenos amigos y que entre los dos mandaban a todos los animales. El toro mandaba a los que comían hierba y el león a los que comían carne. Entonces los demás animales se dieron cuenta de su tiranía por lo que entendieron que si hacían que se enfadasen se acabaría lo que estaba ocurriendo.

Entonces le dijeron a la zorra y al carnero que haber si los podían enfadar.

La zorra que es el consejero del león le dijo al oso que le dijera al león que el toro le quería hacer mucho daño y que estuviera alerta. Lo mismo le dijo el carnero al caballo para que so lo dijera al toro.

Entonces los hicieron sospechar uno del otro y al final se enfadaron por lo que los dos quedaron de mala salud de forma que ya no mandaban a los demás animales sino al revés.

Entonces Patronio le dijo al conde que tuviera cuidado con las gentes que le dijeron eso a él por que podrían ser estos como los consejeros del toro y el león.

Cuento XXIII

Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero y él dijo que mucha gente le aconsejaba que dejara de trabajar y que descansara ya que tiene las suficientes riquezas como para sufragar sus gastos hasta que muera y dejar herencia a sus hijos.

Patronio le dijo que no es malo descansar pero que le iba a contar lo que hacen las hormigas para mantenerse.

Las hormigas están todo el verano trabajando para recoger el suficiente grano para soportar el invierno y en invierno cuando hace buen tiempo aprovechan cualquier momento para recoger comida para por sí acaso se les acaba.

Entonces Patronio le dijo que si hace lo que le aconsejan no debería despilfarrar y estar pensando que si tiene lo suficiente para el día siguiente.

Cuento XXIV

Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, y le dijo que en su casa vive muchos chicos y como podría el conocer a los llegarían a ser hombres de provecho.

Patronio le dijo que como esto era del futuro nadie lo sabia y que por lo tanto para que pudiera conocer el carácter de los chicos le iba a contar lo que le sucedió a un rey que quiso probar a sus tres hijos para ver cual de ellos debería sucerderle.

Había un rey moro que un día le preguntaron cuál de sus tres hijos lo iba a suceder el rey les pidió un mes para decírselo. A los nueve o diez días le dijo el padre al hijo mayor que al día siguiente quería salir con él a caballo muy temprano. Al día siguiente el infante fue a recoger a su padre pero no tan temprano como el rey le había dicho, su padre al verle le dijo que le trajese la ropa, que quería vestirse. El Infante al camarero que le trajera la ropa de su padre; y este le pregunto que ropa. El infante fue a buscar a su padre para saber que ropa quería y le dijo que quería la albuja. Se lo dijo al camarero y le dijo que más quería ponerse. Entonces tuvo que ir a buscarlo a sí sucesivamente. Cuando el rey estuvo ya vestido y calzado, mano al infante a que fuese a por su caballo y entonces le paso igual que con la ropa que tuvo que hacer un montón de viajes.

Antes de iniciar el camino le dijo que se fijara en todo lo que viera para contárselo. Cabalgando el infante yendo con una orquesta ya volvían al castillo y le pregunto al hijo que había visto y el infante le respondió que estaba bien pero que el ruido de los instrumentos era muy molesto.

A los pocos días invito a su hijo mediano y le paso a igual que al mayor.

No paso mucho tiempo cuando invito al hijo pequeño. El infante se levanto antes que el rey se despertara. Entonces le dijo el rey que fuese a por su ropa pero no hizo como sus hermanos le pregunto al principio lo que necesitaba y se lo trajo todo a la vez.

A la hora de cabalgar y escoger caballo también hizo todo a la vez. Entonces al preguntarle el rey por lo que había visto el infante le respondió que si no le molestaba que le diría la verdad. El rey le dijo que se le dijera lo que pensaba. Y le contesto que aunque le creía buen rey le dijo que se había convencido de que no lo es tanto. Al padre le gusto la franqueza con la que contesto el infante con lo que le eligio como sucesor.

Entonces Patrono le dijo al conde que se fijara en lo que había hecho el rey con sus hijos y que tomara ejemplo si él quería averiguar lo mismo.

Cuento XXV

Una vez hablando el conde Lucanor con Patrono su consejero le dijo que un vasallo suyo le dijo que se quería casar con una parienta suya y esperaba que le aconsejara en el asunto lo más conveniente. Y también le dijo quienes a su parienta pedían.

Entonces Patrono le contó lo que le paso al conde Provenza, que fue librado por el consejo que le dio Saladino.

Había en Provenza un conde que era muy bueno y quería hacer algo para salvar su alma y ganar la vida eterna, haciendo hazañas y que ilustraran su nombre. Para esto reunió a un buen ejercito bien armado y lo llevo a Tierra Santa. Y como Dios quería probar al conde permitió que cayera en las presas de Saladino, que reinaba por aquel entonces en esas tierras.

Saladino conociendo las cualidades del conde, lo trataba muy bien aunque lo tenia encarcelado. Saladino se dejaba aconsejar por el conde.

Cuando el conde salió de Provenza tenia una hija pequeña y tanto tiempo estar encarcelado, su hija llegó a la edad de contraer matrimonio le mandaron una carta, su madre y parientes, al conde con toda la gente quería casarse con ella. Un día llego Saladino donde estaba encarcelado y le dijo que quería que le ayudara en el elegir un pretendiente para su hija. Pero Saladino le dijo que no le podía ayudar por que no los conocía de nada. Entonces el conde mandó otra carta diciéndoles que le dijeran y le explicaran cuales eran algunos de ellos ya que no conocía a nadie.

Cuando el conde recibió la carta se la enseño a Saladino y todos eran muy buenos, menos algunos que eran borrachos, glotones, tartamudos, etc. Pero encontró a uno, hijo de un hombre rico no muy poderoso, y le dijo que se casara con ese.

Entonces el conde mando la carta diciendole a sus familiares a quien Saladino había aconsejado. Aunque se extrañaron de su decisión llamaron a ese hombre diciéndoles lo que quería el conde. Y este hombre no se lo creía, por que creía que era una broma y una deshonra. Pero al decirle que lo habían elegido a él por ser mas hombre que los reyes y señores más ricos. Entonces el muchacho se lo creyó y le dijo que si a la a la hija de la condesa pero le dijo que tenia que darle el gobierno y sus tierras. Entonces tomo una gran cantidad dinero y se armó en secreto y fijo el día de la boda.

Ya celebrada la boda, le dijo en secreto a la familia, que como el sultán lo había elegido por ser él mas hombre, dejaría hay a la doncella y se iba con su caballo a donde todo el mundo vería que realmente es un hombre. Se dirigió al reino de Armenia, ha vivir lo necesario para aprender la lengua y las costumbres del país. Mientras tanto se entero que al rey le gustaba la caza, entonces compro todo lo necesario para cazar y fue para él, dividiendo sus barcos mandando cada uno a un puerto y les dijo que no se movieran de allí hasta que se lo dijera. Cuando llegó él al sultán no le hicieron los homenajes que se le debían hacer. Le trajo muchas aves y buenos perros y Saladino cogió lo que le pareció, pero no quería ningún tipo de ataduras con él. Al día siguiente se fueron de caza, los halcones salieron tras las grullas, con lo que los dos se separaron mucho de las gentes que había por allí y llegaron a parar a una de sus galeras. Al llegar el yerno del conde llamo a los del barco. El sultán que no se dio cuenta de una se vio rodeado de gente de la galera. Al verle Saladino lo acuso por traición y lo metió en la galera y le dijo que era yerno del conde por lo que le exigía que sacase s su suegro de la cárcel por que quería demostrarle que no se había equivocado al elegir por marido de su hija. Por lo cual le dijo Saladino que lo iba a soltar y el yerno del conde se fío de él. Cuando vieron a todo el mundo no le contaron nada nadie de lo que había sucedido

Al llegar a la ciudad fueron a la casa donde estaba el conde encerrado y el yerno le dijo: que se alegraba mucho de haber acertado al elegir a su yerno, que le sacaba de la prisión.

Con lo que le regalo al yerno y al conde con muchos regalos para recompensarlos. Entonces Patrono le dijo al conde que se guiara por el cuento

Cuento XXVI

Un día le dijo el conde a Patronio que estaba muy disgustado y estaba a punto de pelarse con algunas personas que siempre que hablan mienten. Sus mentiras les son muy beneficiosas y le causan daño por que va la gente contra de él. Y que él estaba convencido de que si el también mintiera, sabría mentir también como ellos; pero no ha querido mentir por que sabe que la mentira es mala. Por lo que le pide consejo a Patrono.

Patronio entonces le cuenta lo que le sucedió al árbol de la mentira.

Cuando el árbol estaba plantado y empezó a brotar, la mentira le dijo a la verdad que se repartieran. Mentira le dijo a verdad que cogiera la parte de las raíces por que es la parte mejor del árbol y como verdad es tan inocente se lo creyó y eligió las raíces.

El árbol empezó a crecer y a echar grandes ramas y hojas hermosas. Cuando la gente vio que ese tenia buena sombra y bonitas hojas, todo comenzó a ir día sí y el otro también. La mentira halagaba a los que iban enseñaba el arte de mentir.

Sabia la mentira enseñar también que la mayoría de los hombres lograba lo que se proponía. Gozando la mentira la popularidad, la triste verdad estaba abajo y nadie se preocupaba por ir a buscarla, por lo que la verdad empezó a roer las raíces hasta que rompió que hizo volcar el árbol y arramblo con toda la gente que estaba con la mentira.

Patronio le dijo que tomara lección de este cuento ya que la mentira siempre se devela y sales perdiendo.

Cuento XXVII

Hablando un día el conde Lucanor con Patronio le dijo que tenia dos hermanos que estaban casados y que con sus mujeres tenían situaciones diferentes. Uno estaba que no dormía. , le consultaba todo y hacia lo que ella quería. Y el otro ni entra en su casa por no ver a su mujer. Entonces el conde le dijo que podía hacer para remediarlo.

Entonces Patrono se dispuso a contarle lo que le sucedió con sus mujeres a un emperador y a Alvar Fañez Minaya.

El emperador Federico se casó con una doncella de alto linaje, pero el no sabía que tenia un genio de aúpa. Por lo que cuando estaban ya casados la emperatriz hacia todo lo contrario que hacia el emperador.

El emperador la estuvo soportando hasta el punto que ya veía que no tenía remedio. Con lo que se fue a ver al Papa para pedirle que le diera el nulo en la boda con su mujer. Pero el Papa no se lo concedió.

Cuando el emperador volvió, se fue de caza y preparó dos ungüentos uno para el veneno de para los animales y otros para la piel para curarla. El emperador le dijo a su mujer que si se quiere dar con un poco del mejunje que había preparado para la piel que se diera, pero que con el otro ni se frotara por moriría. Con lo que el emperador se fue a cazar.

La emperatriz se creía que le estaba mintiendo, y creía que lo de los animales era para la piel con lo que se dio y murió.

A don Alvar Fañez le sucedía lo contrario. Se caso con la pequeña de las hermanas del conde don Pedro Ansúrez, ya que a las mayores al decirles los problemas que tenia (como hacerse las necesidades en la cama) ninguna quería casarse con él, solo quería la más pequeña.

Ya en su casa al ver que su mujer era tan inteligente y tan buena esposa que dijo que se le hiciera siempre lo que ella mandaba.

Al poco llegó un sobrino suyo, y a los pocos días de estar en la casa le dijo que tenia un defecto, dejarse influir mucho por su mujer a tal punto de haberle dado el gobierno.

Sin volver a su mujer se fue con su sobrino con el caballo y cuando vieron muchas vacas le dijo el tío al sobrino que si había visto tan hermosas yeguas en estas tierras. El sobrino le dijo al tío que estaba loco ya que eso eran vacas. Pero el tío seguía con sus trece y seguía diciendo que eran yeguas. Al llegar la tía del sobrino que le estaba persiguiendo se metió en la contienda y dijo que eso también le parecían vacas a ella. Tanto lo aseguró que hasta el sobrino empezó a dudar de su vista y también los presentes. Después al ver muchas yeguas, dijo el tío estas si que son vacas y no las de antes. Entonces su tía le dijo que su tío tenia razón, por lo que el sobrino se empezó a volver loco,

Cuando el sobrino vio que su tía siempre decía que su marido tenia razón. El tío al verle preocupado le dijo que esto lo había hecho para que viera que el se estaba equivocando ya que todo lo que el sobrino había visto era verdad, por lo que estaba probando a su mujer para que viera que como ella estaba persuadida de que no se podía equivocar nunca le iba a quitar la razón. Por lo que lo hace para todo el mundo vea que se cumple mi voluntad.

El sobrino vio que su tía era una mujer con gran inteligencia.

Entonces Patronio le dijo al conde que el problema no era de los hermanos sino de las mujeres.

Cuento XXVIII

El conde Lucanor hablaba un día con Patronio su consejero de que un hombre ha ido a pedirle amparo y aunque sabe que es buena persona, le han dicho que ha hecho un desaguisado. Por lo que quiere que le aconsejéis.

Entonces Patronio se dispuso a contarle lo que le paso a don Lorenzo Suárez Gallinato en Granada

Patrono empezó a contarle que don Lorenzo Suárez estaba al servicio del rey de Granada, y éste le preguntó si después de haber ofendido a Dios ayudando a los moros contra los cristianos esperaba que el Señor al morir tuviera compasión de él y le perdonara don Lorenzo le dijo que no esperaba misericordia de Dios ya que había matado a un sacerdote. Entonces el rey le pregunto que se lo explicara.

Él iba con el rey de Granada a caballo y oyó ruido y voces, y se acerco cabalgando a ver lo que pasaba. Entonces vio a un clérigo que había hecho un altar y estaba celebrando una misa pero en forma de mofa. Entonces don Lorenzo que a pesar de vivir con los moros era cristiano y creyendo verdaderamente que aquello era el cuerpo de Cristo, lleno en cólera contra el traidor por la ofensa que hacia a Dios y le corto la cabeza. Los moros se indignaron y unos con espadas y otro con piedras y palos se fueron hacia don Lorenzo para matarle, entonces el rey que estaba oyendo el ruido y pregunto que es lo que había sucedido. Los moros muy enfadados se lo dijeron, por lo que el rey también se enojó y pregunto a don Lorenzo por que había actuado sin orden suya. Este le replico que como el sabia era cristiano y a pesar de lo cual le había confiado la guarda de su persona por quererle muy leal y no dejaría por miedo a morir de cumplir su deber. Por lo que vio que se estaban metiendo con su Dios y entonces el rey se alegró por lo que hizo por lealtad a su Dios.

Entonces Patronio le dijo al conde que si él creía que él era una buena persona que no desconfiara de él.

Cuento XXIX

El conde Lucanor le dijo a Patrono, su consejero que un pariente suyo que como no tiene poder no puede hacer nada contra las gentes, y siempre están buscando un pretexto para meterse con él.

Entonces Patrono le contó la historia de lo que le sucedió a una zorra que se tendió en la calle y se hizo la muerta.

Una zorra fue a un gallinero por la noche y a comer gallinas, y cuando se fue se encontró con que era de día y ya había gente levantada. Entonces se tiro al suelo y se hizo la muerta. Al ver todo el mundo que estaba muerta llegó uno y dijo que los pelos de la frente sirve para que a los niños pequeños no le echen mal de ojo y otro paso y dijo lo mismo pero se lo quito del lomo. Y así hasta que llego uno y dijo que el corazón era bueno para el corazón entonces como vio la zorra que le iban a sacar el corazón, y como no era como quitarle el pelo se esforzó al escapar y lo consiguió.

Entonces Patronio le dijo que su pariente siguiera el consejo.

Cuento XXX

Un día le dijo el conde Lucanor a Patronio que había un hombre que le estaba siempre pidiendo dinero, pero cuando le volvía a prestar era como si olvidara lo que le debía antes.

El rey Abenabet estaba casado con Romaiquia y la amaba mas que nadie pero el problema es que era muy caprichosa. Estando una vez en Córdoba, empezó a caer nieve. Cuando Roamiquía vio la nieve empezó a llorar. Entonces el rey le pregunto que por que lloraba y ella respondió por que como Córdoba es una tierra cálida, y que solo nieva de tarde en tarde, entonces el rey para agradarla mandó que plantaran almendros para que luego nevara con mas frecuencia.

Estando otra vez, en su habitación, que daba al río, vio a una mujer de pueblo haciendo adobes entonces se puso a llorar. El rey le pregunto que por que lloraba, y le contestó que lloraba por que no podía hacer lo que quisiera, como hacer lo que estaba haciendo esa mujer. Entonces el rey lleno el estanque de Córdoba con agua de rosas, y con demás cosas para que pudiera hacer adobes.

Otro día empezó a llorar y el rey le pregunto que por que lloraba, y le contesto que por que nunca hacia nada para tenerla contenta y el rey se quedo asombrado al decirle, eso después de haber hecho lo que había hecho.

Entonces Patrono le dijo al conde que siguiera la moraleja de cuento y hiciera lo que más le conviene.

Cuento XXXI

Otro día estaba el conde con Patronio, su consejero y le dio que un amigo suyo y él querían hacer una cosa que les convenía mucho a los dos; y él la podría hacer en este momento pero no se atreve por que no esta el otro.

Entonces Patronio le contó la sentencia que dio un cardenal a los canónigos de París y a los Franciscanos.

Eran unos Franciscanos y unos canónigos que se disputaban el tocar las horas. Entonces el papa encargó a un cardenal que se ocupara del caso y como ya estaba cansado de esta historia, dijo que quien se levantara antes tocara el primero.

Entonces Patrono le dijo que no perdiese el tiempo y que lo hiciera ya él.

Cuento XXXII

Una vez le dijo el conde a Patronio, su consejero, que un hombre fue a proponerle una cosa que le interesaba mucho, pero que no se lo diga a nadie por mucha confianza tenga con alguien, su vida y su dinero podrían estar en peligro.

Entonces Patrono le contó la historia de lo que le sucedió a un rey con los pícaros que hicieron la tela.

Había tres pícaros que hacían una tela con la cual solo podía ser vista por el que fuera hijo del padre que le atribuían, pero no podía verla quien no lo fuese. Entonces el rey se puso muy contento por que los moros solo pueden heredar si son hijos de sus padres, y si no se reflejasen la herencia seria para el rey. Entonces el rey les proporciono las cosas para hacer la tela.

Ellos se metieron en el taller y hacían como cosían, hasta que un día acabaron la tela y el rey mandó a un sirviente suyo, para ver si veía la tela, pero como el sirviente oyó el misterio de la tela dijo que la veía. Llegó otro y también dijo que la veía. Hasta que llegó el rey y al no ver la tela se asusto creyendo que sino veía la tela sabrían que no es el rey, por lo que dijo que también la veía y que era muy bonita.

Llegó un ministro y se acerco a ver la tela y al no ver nada, penso que si decía que no la veía seria una deshonra, por lo que afirmo que también la veía y empezó a alabar a la tela mas aun que el rey.

Llego el día de una fiesta y los pícaros hicieron un traje para el rey de esa tela, por lo que iba desnudo. Y al llegar a la fiesta todo el mundo se cayó para que no fuesen deshonrados al no ser hijos de su padre.

Hasta que llegó un negro y dijo que estaba desnudo, y fue entonces cuando todo el mundo le echo valentía y le dijo al rey que iba desnudo. Entonces el rey cayó en la trampa que los pícaros le habían hecho y al ir a por ellos se escaparon robándole.

Entonces Patronio le dijo al conde que ese hombre seguro que le quería engañar.

Cuento XXXIII

Estando el conde Lucanor con Patronio le dijo que le ha pasado muchas veces estar de guerra con otros y, cuando la guerra se había acabado, unos le decía que descansara y otros que empezara otra guerra con los moros.

Patrono le dijo que le iba a contar lo que le sucedió a un halcón sacre del infante don Manuel con una águila y una garza.

Don Manuel lanzó una garza a que fuera detrás de una garza pero cuando estaba apunto de cogerla le salió una águila y entonces empezó a huir. Así varias veces hasta que al final penso y voló mas alto que el águila y le ataco hasta estar a punto de cogerla por que otra vez le salió el águila, pero realizo la misma operación y le rompió un ala al águila y cazo la garza.

Entonces Patronio le dijo que cuando se recuperase que fuese a por los moros.

Cuento XXXIV

Hablando otra vez, el conde Lucanor con Patronio, su consejero y le dijo que un pariente suyo de quien se fía mucho, le aconseja mucho que vaya a un sitio a donde él le tiene miedo. Y su pariente le dice que antes de dejarle morir, moriría el antes.

Entonces Patronio le dijo que le iba a contar lo que le sucedió a un ciego que conducía a otro.

Había un hombre pobre, el cual perdió la vista y se juntó con otro quien le dijo que se fuera con él a otra ciudad que no estaba muy lejos de donde se encontraba, por que así podrían comer pidiendo limosna. Él le dijo que tenia miedo de ir, pero el otro le contesto que no tuviera miedo ya que él le acompañaba. Tantas veces se lo dijo que se lo creyó y cuando llegaron a un sitio muy difícil de pasar cayó el ciego que guiaba al otro y murió el y el otro.

Entonces Patronio le aconsejo que si temía con motivo que no fuera.

Cuento XXXV

Hablando el conde Lucanor con Patronio le dijo que uno de sus deudos le ha dicho que le estaban tratando de casar con una mujer my rica y más noble que él, y que el casamiento le convendría pero le han dicho que tiene muy mal carácter.

Entonces Patronio se dispuso a contarle lo que le sucedió a un mozo con una muchacha de muy mal carácter.

Había un chico que estaba con su padre con mucha pobreza sin poder echarse nada a la boca. Pero había una hija de un padre que era muy rico, pero esa chica era como el demonio encarnado por lo que nadie se quería casar con ella ya que tenia muy mal genio.

Entonces el chico le dijo a su padre que fuera habla con el padre de la chica para ver si podía casarse con ella. El padre se lo agradeció mucho y después de la boda se fueron a su casa, pero todo el mundo tenia miedo de que la chica maltratase al chico, por el mal genio que tiene.

Al estar dentro se sentaron en una mesa y el chico miro alrededor y vio a un perro, al que le dijo que le diera agua a las manos. Entonces al no hacerle caso el chico saco la espada y mato al perro y lo descuartizó.

Al poco vio a un gato e hizo lo mismo y también a un caballo.

Entonces se lo dijo a la mujer que le hizo caso. A lo que el muchacho respondió que menos mal que le a hecho caso ya que sino la hubiera matado.

Estando en la cama le dijo que al día siguiente quería un desayuno como él merecía y que no le despertase nadie.

Al día siguiente llegaron los familiares y al no oír ruidos se temían lo peor. Y abrió la puerta la mujer y le dijo que no hicieran ruidos ya que podrían morir.

Entonces la muchacha aprendió la lección y seria una buena chica.

Entonces Patronio le dijo que su pariente hiciera algo parecido y haría que su futura mujer cambiara.

Cuento XXXVI

Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio y le dijo que estaba muy enfadado por que le habían ofendido, por lo que queria vengarse para que se acordase para toda su vida.

Patronio le contó lo que le sucedió a un mercader que fue una vez a un sabio a pedir un consejo.

En la ciudad había un sabio que no tenia forma de sustentarse por lo que se ganaba la vida dando consejos. El mercader fue a que le dijera un consejo, el sabio le dijo que a razón de lo que le pagara así seria el consejo. Primero le dio un maravedí pero el consejo fue una tontería y entonces le dio un doblón que el consejo consistía en que cuando estuviera muy enfadado no hiciera nada hasta que no supiera bien la verdad.

Entonces se fue el mercader de viaje y dejo a su mujer preña, y estuvo mucho tiempo fuera. Tanto tiempo estuvo fuera, que el hijo ya era muy mayor. La madre que no tenia otro hijo, creía que su marido había muerto, por lo que le decía a su hijo marido y se acostaba con él. Cuando vino de su marido cargado de riquezas, fue a ver a su mujer (por que el no sabia que tenía un hijo), lo vio con otro y encima le decía marido se empezó a mosquear. Pero se acordó del consejo que le dio sabio y se serenó. Per ya al ver que hasta se acostaba hasta con ella, su furia explotó, pero se acordó del consejo y escucho que llamaba a su hijo, hijo, y entonces le dijo que se había enterado de que había venido un barco y que luego se fuese a ver a su padre.

Al oír esto el mercader y recordar que dejo preñada a su mujer comprendió lo que había pasado.

Entonces Patronio le dijo que siguiera el consejo del sabio.

Cuento XXXVIII

Una vez venia el conde cansado de la guerra, y antes de poder descansar le llegó la noticia de que comenzaba una nueva guerra. Todos le aconsejaron que descansara un poco y que después hiciera lo que quisiera. Entonces el conde le pidió consejo a Patronio que le dijo que lo mejor es que supiera lo que le paso a los vasallos de Fernán González.

Cuando el Conde Fernán González venció al rey Almanzor, la mayoría de lo supervivientes estaban malheridos; antes se entero que le estaban invadiendo las tropas del rey de Navarra y le dijo a sus chicos que fueran tras ellos. Pero ellos le contestaron que estaba cansados y malheridos, y los caballos también por lo que mejor seria esperar. Pero el rey le dijo que por las heridas no lo dejasen, que las nuevas heridas que ahora les darían no harían olvidar las que recibieron en la otra batalla.

Los suyos que por defender su honra ya no les dolían las heridas fueron tras ellos y los mataron y el conde Fernán González se cubrió de gloria.

Patronio le dijo que hiciera como el otro conde y le fue bien.

Cuento XXXVIII

Un día le dijo el conde Lucanor a Patronio su consejero, que quería irse a un sitio donde ganaría mucho dinero, pero tenia miedo por que su vida correría peligro.

Patronio entonces le contó la historia de lo que le sucedió a un hombre que iba cargado de piedras preciosas y se ahogo en un río.

Había un hombre que estaba cargado de piedra preciosas y tenia que pasar un río, pero por su agonía no quiso soltar las riquezas y por lo menos pasar con vida el río; entonces se ahogó al hundirse por el peso.

Patronio le dijo que no hiciera como ese hombre y que salvara su vida, si veía que estaba en peligro.

Cuento XXXIX

Hablaba una vez el conde Lucanor con Patronio y le dijo que no encontraba el modo de evitar la guerra con uno de los vecinos que tenia. Le sucedía que él más cercano era menos poderoso que el segundo.

Entonces Patronio le dijo que le iba a contar lo que le sucedió a un hombre con las golondrinas y los gorriones.

Había un hombre al cual le molestaba mucho el ruido de los pájaros, que no le dejaban dormir, por lo que le rogó a un amigo suyo que debería hacer para librarse de los gorriones y las golondrinas.

El amigo le dijo que de los dos no podía librarle, pero que el sabia un encantamiento del que se libraría de uno de los dos. El otro le contesto que aunque la golondrina grita mas, es más tolerable que el gorrión que siempre esta en casa.

Entonces Patronio le dijo que tomara el ejemplo.

Cuento XL

Un día le dijo el conde Lucanor a Patronio que sabia que la muerte era inevitable, y quería hacer una obra por la cual quedaría descargado de sus pecados.

Entonces Patronio le contó como perdió su alma un senescal de Carcasona.

Había un senescal de Carcasona que cuando estuvo a punto de morir, llamo al prior de los dominicos y al guardián de los Franciscanos y le dijo lo que deberían de hacer por su alma y que lo hicieran ellos.

Y ellos hicieron lo que les mando. A los pocos días había una mujer endemoniada, hablaba por su boca el demonio. Ellos cuando se dieron cuenta, fueron a verla para preguntar sí sabia algo del alma del senescal. Al llegar la mujer les dijo que sabia a lo que venían y que el senescal había parado al infierno. Ellos preguntaron que por que si se había confesado y había echo todo lo que tenia que hacer. La mujer les contestó que no habría obrado como buen cristiano. Ya que fue generoso cuando se iba a morir, por que las riquezas ya no le servían y así todas las cosas.

Entonces Patronio le dijo que hiciese lo que quiera hacer para quedarse limpio, antes de morir y no al limite de la vida.

Cuento XLI

Hablaba el conde Lucanor con su consejero Patronio, que había hecho algunas innovaciones en el arte de cazar. Y ahora los que quieren meterse con el se burlan por eso, y alaban a otras personas por sus hazañas, y a él también por haber hecho eso, pero en forma de burla.

Entonces Patronio se dispuso a contar lo que le paso al rey de Córdoba llamado Alhaquen.

Era un rey que un día enfrente de él, se pusieron a tocar un instrumento, pero el se dio cuenta de que el sonido no era muy bueno por lo que le añadió otro agujero debajo de todos para que sonara mejor.

Entonces todos los demás reyes empezaron a meterse con él y a elogiarlo en forma de mofa llamándole el añadidor. Cuando se enteró para que dejaran de meterse con el termino la mezquita de Córdoba y entonces hizo que se callaran ellos.

Entonces Patronio le dijo que hiciera algo parecido a lo que hizo el rey Alhaquen.

Cuento XLII

Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio y le dijo que hablando él con muchas personas no llegaron de acuerdo a lo que podría hacer un hombre malo para hacer daño a los demás.

Patronio entonces le contó lo que le sucedió a una falsa devota.

En un pueblo había un matrimonio que se llevaban muy bien. Como esto al demonio no le gustaba empezó a meter cizaña pero no podía desavenirlos.

Un día se encontró con una falsa devota y al verlo triste le preguntó que le pasaba. El demonio se lo contó con lo que la devota le ayudo ganándose la confianza de los dos.

Entonces empezó a meter cizaña hasta tal punto que hizo que se mataran entre ellos, pero los familiares al enterarse de que había sido ella la condenaron a la muerte.

Dijo que lo peor que podía hacer un hombre es mentir.

Cuento XLIII

Hablaba el conde Lucanor con Patronio su consejero y le dijo que tenia dos vecino; uno a quien le tenia mucho afecto y le perjudicaba; y otro con el que no tenia amistad pero también le perjudicaba.

Entonces Patrono le contó lo que le sucedió al mal con el bien y al cuerdo con el loco.

El mal convivia junto al bien y el mal siempre engañaba al bien. Hasta que un día el mal le tuvo que pedir una cosa al bien y el bien solo se la daba su ayuda si reconocía diciendo por la calle que el únicamente se le puede ganar al mal haciendo el bien.

Lo que le pasaba al cuerdo con el loco era totalmente diferente a lo anterior.

El cuerdo tenia un negocio de baños y un día se fue el loco a bañarse y empezó a dar golpes a todo el mundo que estaba allí con lo que el cuerdo perdió dinero. Entonces el cuerdo penso ir un día a bañarse y cuando apareciera le daría al loco, lo hizo y al darle el loco salió corriendo y al toparse con un hombre le dijo que tuviera cuidado que hay dentro había un hombre que estaba loco.

Entonces Patronio le dijo que ayudara a los dos que no es bueno hacer lo que están haciendo.

Cuento XLIV

Hablando el conde Lucanor con Patronio le dijo que en guerra uno hombres de los cuales había criado en su casa se pasaron al otro bando.

Entonces Patronio le contó lo que le sucedió a don Pedro Nuñez el leal, a Don Ruy Gomez Ceballos y a Don Gutierre Ruiz de Blanquillo, con el conde don Rodrigo el Franco.

El conde don Rodrigo el Franco se casó con una mujer y esta levantó un falso testimonio. Entonces le dijo a Dios que hiciera un milagro, de este modo que, si era culpable, lo dejara patentado. Al poco su marido contrajo la lepra. Ella entonces le abandonó y después al poco se caso con el rey de Navarra.

El conde vio que no se pudo curar, y dijo que se iría a pasar sus últimos días a Tierra Santa. Solo fueron con él los tres caballeros de antes. Estuvieron allí tanto tiempo que no tenían ni comida para comer y tuvieron que ponerse a trabajar como jornaleros.

Sucedió que una noche estaban lavando al conde las llagas de los pies y piernas, y empezaron a escupir. El conde creyéndose que lo hacían por que le tenían asco empezó a llorar. Sus caballeros para que viera que no le tenían asco empezaron a beber de la jofaina donde tenia el pus y la costra de las heridas una buena cantidad. Luego murió, le quitaron la carne y se llevaron los huesos con ellos para volver donde vivían. Como no tenia dinero fueron pidiendo limosna llegaron a un pueblo donde quería quemar a una mujer por diversas causas y hasta que alguien la defendiera.

Entonces don Pedro Nuñez se dispuso a defenderla por que le dijo esa mujer que era inocente. Y entonces combatiendo su vida le quitaron un ojo y le dieron dinero para llegar a sus casas sin problemas.

Cuando llegaron a donde vivían lo enterraron al conde en Osma, Y después se fueron a sus casas.

El día en que llego Ruy González a su casa cuando le vio la mujer aparecer dijo que menos mal que había venido por que había estado mucho tiempo sin tomar carne. Él le pregunto que por que y ella respondió que le dijo que estuviera hasta que volviera a pan y agua.

Cuando don Pedro Nuñez volvió a su casa, y al estar solo con su mujer y parientes se empezaron a reír y el se puso muy triste. Le dijo a su mujer que cree que se están riendo de él por que esta tuerto. Entonces su mujer se clavó una aguja en el ojo y se lo quebró. Así Dios premio a estos caballeros por el bien que hicieron.

Entonces Patronio le dijo al conde que no dejara de hacer el bien aunque le hagan el mal.

Cuento XLV

Una vez Hablaba el conde Lucanor con su consejero y le dijo que un hombre le decía que sabia por medio de brujerías, el futuro y que si quisiera podría aprovecharse de su ciencia.

Entonces Patronio le contó lo que le sucedió al que se hizo amigo y vasallo del demonio.

Había un hombre que había sido rico y por circunstancias de la vida era ahora muy pobre y en estas se encontró al demonio que le dijo que si se aliara con él saldría de la riqueza, pero tendría que robar y que cada vez que lo cogieran dijera “¡socorredme don Martín!”. Entonces se puso a robar y se iba haciendo cada vez más rico y le iban pillando y llamaba al demonio con esa frase. Y no se cansaba de robar, lo pillaban otra vez, lo salvaba. Hasta que una vez cuando estaban a punto de ahorcarlo no encontraban la soga, llamo al demonio y le dijo que le salvara entonces el demonio le dio una bolsa para que se la dará al juez creyéndose que era dinero. Pero en vez de ser esto era una soga con lo que el demonio traicionó a su vasallo y murió. Entonces Patronio le dijo que esto le podría pasar a él también.

Cuento XLVI

Un día hablando el conde Lucanor con Patronio le dijo que una de las cosas que uno debe de esforzarse por adquirir es la buena fama y entonces quería saber lo que pensaba Patronio.

Entonces Patronio le contó lo que le sucedió a un filosofo que por casualidad entro en una calle donde vivían malas mujeres.

Era un filosofo que estaba mal del estomago y cuando le diera ganas de hacer de vientre tenia que hacerlo si no seria perjudicial para su salud.

Entonces un día que iba por la calle le entraron ganas y para evacuar se metió en una calle que él conocía y que era de prostitutas. Entonces todo el mundo pensó mal,

Cuando llegó él filosofo a su casa, le dijeron sus discípulos que había desprestigiado a él y a ellos por haber hecho lo que había hecho.

Entonces le dijo Patronio que siempre tenia que hacer las cosas para tener una buena fama.

Cuento XLVII

Un día Hablaba el conde Lucanor con Patronio su consejero y le dijo que tenia un hermano mayo, y que cada vez que necesita él necesita ayuda de su hermano él reprocha que se la haya pedido y cuando es al revés quiere que le ayude. Y él cree que es por que le tenía envidia. Entonces le pidió consejo a Patronio.

Entonces Patronio le contó lo que le sucedió a un moro con una hermana suya que era muy medrosa.

Era una chica que era muy miedosa hasta el punto de que el goteo del agua le daba miedo. Tenia un hermano moro, al igual que ella, que como era muy pobre se dedicaba a robar a los muertos enterrados para quitarle las cosas de valor.

Un día su hermana le dijo que se quería ir con él, a quitarle las pertenencias de un muerto que era muy rico. Cuando llegaron a quitarle las telas tan caras con las que estaba recubierto, solo podían quitárselas de dos formas o quitándole la cabeza o rompiendo las ropas con lo que perdería todo su valor. Ella no dudó en contarle el pescuezo y irse después.

Al día siguiente le paso lo mismo que cuando goteó el agua a la hermana le daba miedo. Entonces al hermano le sorprendió esto ya que no dudo al quitarle la cabeza al muerto, y por un simple goteo se asustaba.

Entonces Patronio le dijo que hiciera todo lo que le convergiera siempre que pudiese ayudando a su hermano ayudando a su hermano.

Cuento XLVIII

Un día hablando el conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo que tenia unos amigos que le decía que darían todo por él y que no sabia como poder probarlos para saber si era verdad.

Entonces Patronio le contó lo que le sucedió a uno que probaba a sus amigos.

Había un chico, que tenia un padre que le decía que se esforzara por tener buenos amigos. Entonces el hijo empezó a obsequiar a sus amigos para ganarse la confianza, con lo que los amigos le decían que darían por él la vida y hasta su hacienda. Entonces el padre le pregunto que tal con sus amigos y le dijo que ya tenia por lo menos diez amigos, y que todos darían por él su vida y su hacienda.

Entonces el padre le dijo que probara a sus amigos matando a un cerdo y llevándolo en un saco y que fuera a cada de sus amigos y les dijera que llevaba un cadáver y que se le podía ayudar con el asunto de él muerto que llevaba en el saco.

Esto hizo y ninguno quiso ayudarle porque no quería arriesgar ni su vida ni su hacienda. Entonces volvió y se lo dijo a su padre, y le dijo que el solo tenia amigo y medio, y que le fuera a preguntar para ver si le querían ayudar. Entonces su hijo fue primero a preguntar al que para su padre lo tenía como medio amigo y este le dijo que con el no tenia mucha amistad pero que como a su padre lo conocía lo iba a encubrir. Entonces cogió el saco y lo enterró en el huerto.

Volvió el muchacho y le dijo lo que había pasado y su padre le dijo que al día siguiente cuando estuviera hablando con el que le diera un puñetazo. Hizo esto y su medio amigo le dijo que ni por esto le iba a decir a las autoridades que había enterrado ese cadáver y que él era el asesino.

Cuando el hijo le dijo esto al padre, este le dijo que se lo dijera a su otro amigo. Entonces este le dijo que no se lo diría a nadie y que le guardaría el secreto. Entonces sucedió que al poco tiempo que murió un hombre y no encontraban el cadáver, y como vieron al chico con el saco, pensaron que seria él. Entonces el chico fue juzgado y condenado a muerte. El amigo de su padre al ver que no podía hacer nada, le dijo a las autoridades que era un hijo único que él tenía. Por lo que su hijo fue ejecutado, y el chico se salvo.

Entonces le dijo Patronio al conde que esto era un ejemplo de cómo probar a sus amigos.

Cuento XLIX

Hablando el conde Lucanor con Patronio, le dijo que como es tan rico y tan poderoso, y como lo que más le conviene es ser cada vez más rico y más poderoso, quería saber lo que pensaba Patronio de esto.

Entonces Patrono le contó lo que le sucedió al que dejaron desnudo en una isla desierta.

Era un país que tenia la costumbre de cada año cambiar de rey y dejarlo desnudo en una isla desierta. Sucedió que él ultimó que había sido rey era mas listo que ninguno y dijo que le hicieran una casa donde lo iban a dejar, y allí vivió muy bien.

Entonces Patronio le dijo que él lo que tenia que hacer era hacer buenas obras para que en la vida siguiente tuviera una buena vida.

Cuento L

Un día le dijo el conde Lucanor a Patronio que cual era la mayor cualidad de un hombre y este le contestó que le iba a contar la historia de lo que le sucedió a Saladino con la mujer de un vasallo suyo.

Saladino era un Sultán de las tierras de oriente. Un día sucedió que donde él vivía había mucha gente, y se tuvo que ir a vivir a casa de un vasallo suyo. Para el vasallo era un gran honor tener a alguien tan importante en su casa por lo que le hospedó con toda la amabilidad del mundo. Pero sucedió que Saladino se enamoró de su mujer, por lo que penso que si le daba mucho poder, y lo alejaba de allí podría estar con su mujer a solas. Entonces lo hizo y al que darse con su mujer a solas le dijo que le amaba mucho, y ella le contestó si le decía cual era la mejor cualidad del hombre ella haría lo que él quisiera.

Entonces Saladino al no saber que contestar le dijo que le diera tiempo para hacerlo. Él le preguntaba a todo el mundo pero no encontraba a nadie que estuviera de acuerdo. Por eso tomó la decisión de irse con dos juglares por él muno para saber la respuesta.

Llegaron a un pueblecito donde encontraron a un escudero, el cual venia de cazar, y les preguntó que quienes eran. Ellos le contestaron que eran juglares, pero que estaban buscando a alguien que supiera cual es la mejor cualidad del hombre. Entonces este hombre les dijo que se vinieran a su casa, que su padre que era muy sabio les respondería.

Al llegar se lo preguntaron y el viejo sabio les dijo que era la vergüenza, por que ella te hace que no hagas cosas de las que te puedes arrepentir. Entonces Saladino se dio cuenta de que tenia razón, se despidió de esta gente y volvió a su tierra.

Al llegar fue muy buen recibido y se dirigió a la casa de la mujer. Le contesto la pregunta que le había formulando, entonces ella le pregunto que si se sentía mejor que los demás. Él le respondió que le daba mucha vergüenza, pero que él sentía mejor que cualquier de su época. Entonces Saladino se dio cuenta de que no amaba ya a esta mujer pero les dio mucho dinero a ellos para sus hijos con lo que tuvieron grandes riquezas.

Entonces Patronio le dijo al conde Lucanor que la mayor virtud que pueda tener el hombre es la vergüenza.

Cuento LI

Estaba un día el conde Lucanor con su consejero Patronio, y le dijo que no sabia que era mejor sí la soberbia o la humildad. A esto Patronio le contesto que le iba a contar lo que le sucedió a un rey cristiano muy soberbio.

Era un rey que era tan soberbio que una vez oyendo el cántico de Nuestra señora oyó algo de la humildad y hizo que lo cambiaran por algo que no tuviera esa palabra. Entonces esto como a Dios no le gusto y como lo que tenia sin ninguna duda la Virgen es humildad.

Al rey soberbio le sucedió que un día se fue a bañar fuera del Alcázar y dejo la ropa en otra habitación. Mientras se estaba duchando, Dios mando un ángel tomando la figura del rey y le quito la ropa y se fue con sus acompañantes dejando unos trapujos. De esto no se percató el rey y al salir de la ducha empezó a llamar a sus gentes pero al no estar no le oían. Entonces salió de la ducha y al no encontrar sus ropas cogió lo que dejó el ángel unos trapujos de mendigo. Entonces el rey se tomo por burlado y se los puso y se fue derecho al castillo para que no lo vieran. Entonces al llegar allí nadie le reconocía y todos le tomaron por loco.

Estuvo así tanto tiempo mendigando por las casas que creyó que estaba loco y entonces se dio cuenta de que todo esto había venido al cambiar las palabras de aquel cántico. Entonces Dios se dio cuenta de que se había arrepentido de sus actos y hizo que el falso rey lo llamara. Así paso y el ángel le dijo que el no estaba loco y que en verdad él había sido rey. Entonces le devolvió la corona y le dijo que cambiaran otra vez las cosas de aquel cántico a como estaban y ya no volvió a ser soberbio.

Entonces Patronio le dijo al conde que lo peor que puede hacer una persona es ser soberbia.




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Enviado por:Alb666
Idioma: castellano
País: España

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