Literatura
El Cazador del Desierto; Lorenzo Silva
El nuevo
La chica que cuenta la historia (aún no ha mencionado su nombre), Sílvia e Irene vuelven al instituto después de tres meses de vacaciones. Allí se encuentran con un chico nuevo y muy misterioso.
Anselmo, su tutor, entra en el aula y pasa lista. Cuando termina de pasar lista el nuevo aún no ha levantado la mano. La narradora, Irene y Sílvia están impacientes para saber como se llama el nuevo.
Anselmo se da cuenta de que el nuevo no ha alzado la mano y le pregunta cuál es su nombre. El nuevo le responde que no dice su nombre a persona en que no confía. Entonces Anselmo le dijo que no podría llamarle si no le decía su nombre y el nuevo le propone que lo llamase por el nombre de Jose María Pérez y que él le respondería. Anselmo aceptó.
Durante las otras clases el nuevo respondió, solamente alzando la mano, a ése nombre.
El nuevo le lanza una mirada a Irene. Ella aguanta la mirada hasta que Anselmo le llama la atención. Se volvió tranquilamente sin pasar ningún tipo de vergüenza.
Al salir de clase Sílvia les comenta a sus amigas que el nuevo es un chico muy extraño. Irene le responde que le cae simpático e interesante.
Ningún disfraz
El nuevo hace tarde en clase. Cuando llega todo el mundo queda sorprendido porque va vestido con una túnica larga, un gorro blanco de ganchillo y unas sandalias de cuero; pero el ni se inmutó de las miradas. La Rastafari, el apodo de una profesora, le preguntó que si se pensaba que aquello era un circo. Él le respondió que no. Ella le aclaró que no era muy normal llevar una chilaba en clase y él le respondió que era un poco inculta porque aquello no era una chilaba sino una gandora, y la Rastafari lo echó de clase.
A la hora del patio Irene. Sílvia y la narradora vieron que en la carpeta del nuevo había la foto de un hombre vestido de beduino.
Gonzalo, el chulito de la clase, se acercó hacia el nuevo. Le llamó moranco asqueroso. El nuevo, sin ofenderse, le dijo que debía serlo. Entonces Gonzalo le dijo que no podía haber morancos rubios y el nuevo le contestó que sí. Gonzalo se puso nervioso y le dijo si tenía pelotas de levantarse y volvérselo a decir, y el nuevo le respondió que no tenía ganas de levantarse y que las cosas solo las decía una vez. Gonzalo le retó diciéndole que no tenía pelotas y el nuevo le volvió a responder que debía ser eso.
En la próxima clase hicieron guardia y el profesor les dejo hablar. El nuevo se quedó en su sitio, haciendo dibujos. Se le acercó el Lanas y le preguntó qué dibujaba. El nuevo le sólo le dijo que eran garabatos. El Lanas, al ver qué no se lo quería decir, le preguntó dónde se podían comprar esos gorros. El nuevo se lo explico. Para terminar la conversación, el Lanas le dijo que si quería amigos, él sería uno pero el nuevo le respondió que prefería estar solo porqué era su forma de vivir.
Mas adelante el Lanas explicó esta conversación a los profesores y a los alumnos y entonces Irene, Sílvia y la narradora se dieron cuneta que no iba disfrazado de beduino sino que aquel era él mismo, no se ocultaba de nadie, porqué los otros no le entendían.
La pista de Lawrence
El nuevo seguía andando siempre solo y la narradora e Irene querían saber el por qué de este comportamiento. Irene se dio cuenta que comportándose de esa forma, el nuevo era mas fuerte y quería saber lo que era.
Una vez, cuando el nuevo se fue al servicio, Irene y la narradora fueron a ver qué tenía el nuevo en su carpeta. Vieron que tenía una foto de T. E. Lawrence.
Mas tarde buscaron quién era T. E. Lawrence. Supieron que se fue a luchar en la guerra a El Cairo con los británicos a ayudar un príncipe árabe. Con poquísimos hombres consiguió ocupar un lugar casi imposible. Después lucho junto a los árabes muchas veces pero cuando los británicos dejaron de luchar con ellos, Lawrence dejo su cargo y se alistó a las fuerzas aéreas con un nombre falso.
Se fijaron en la foto de Lawrence y vieron que físicamente se parecía al nuevo. Los dos tenían una sonrisa triste.
En la clase de la Calcuta, otra profesora, el nuevo salió a hacer un problema y lo resolvió bien. En terminar se fijó en que la Calcuta se había dormido y le paso la mano por delante su cara para probar cuantas veces podía hacerlo sin que se despertara. Cuando se despertó paró en seco, se produjo una carcajada general y se volvió a su puesto. Mientras iba a su puesto Irene le dijo que eso había sido una canallada, Y él le respondió que quizás era un canalla.
Fue entonces cuando Irene se dio cuenta que el nuevo quería dominar en todo momento lo que los otros pensaran de él. No le importaba lo que pensaran, sino que quizás le importaba que supieran otras cosas; igual que Lawrence se escondía bajo un nombre falso.
Al día siguiente a clase de educación física les tocó correr. Al final sólo quedaron Gonzalo y el nuevo en la pista. Era como un reto. Gonzalo paró pero el nuevo siguió corriendo. Entonces Irene comprendió que el nuevo estaba compitiendo contra él mismo y no contra Gonzalo. Cuando paró (por orden del profesor) le ofrecieron agua pero la denegó diciendo que la sed se había que aguantar hasta el final. Después Irene hizo una demostración fantástica saltando al potro.
Fue en aquel momento que la narradora se dio cuenta que el nuevo y Irene eran muy diferentes pero a la vez muy iguales porqué como Lawrence, si se lo proponían siempre serían capaces de cruzar el desierto y llegar a Ákaba.
Paseando por el lado salvaje
Irene cambia de actitud. Dice que siente pereza cuando tiene que ir al instituto y de hacer los deberes. La narradora y Sílvia piensan que mañana volverá a ser la Irene de siempre.
Es sábado y deciden ir al pueblo de al lado a pasar la tarde. Se aburren durante toda la tarde y a Sílvia y a la narradora les parece extraño que Irene no supiera que hacer.
A la hora de marcharse ven al nuevo con una banda de macarras. Todas se fijaron en el cabeza del grupo que llevaba una camiseta que decía: date un paseo por el lado salvaje. El nuevo se fue con una sonrisa en su cara.
Irene se pasó el viaje de vuelta mirando por la ventana.
Una ausencia quizás calculada
Un miércoles, Laura (la narradora) se fue al supermercado con su madre y su hermano. Allí se encontró un vecino. Mientras él le proponía de quedar un día ella vio al nuevo (que hacía diez días que no iba al instituto) mientras cogía un CD de música. Laura se despidió rápidamente de su vecino y se fue en busca del nuevo, que antes de marchar le lanzó una sonrisa, pero no estuvo a tiempo.
Mañana Laura le explica todo esto a Irene. Esta deduje que el nuevo quería parecer malo. También intuye que su ausencia estaba calculada y que de aquí poco se dejaría ver por el instituto.
No se equivocaba, la mañana siguiente vino con toda su banda de macarras a la hora del patio.
Cuando se encontraron con Gonzalo el más fuerte de la banda se alzó y se puso con él. Todos se rieron menos el nuevo que estaba fumando un cigarrillo. Entonces Irene se acostó al nuevo y le dijo que aquello no tenía gracia. Él le respondió que ella sólo tenía que pedirle que se los llevase y él se los llevaría. Ella le pidió y él cumplió con lo que dijo.
Una especie de arrepentido
Al día siguiente el nuevo volvió al instituto. Anselmo le pidió hablar a solas con él. Todos pensaron que lo expulsarían, pero no fue así.
A partir de aquel día el nuevo se convirtió en un alumno modelo. Irene se mostraba indiferente a este suceso. Algunos se pensaron que podría superar a Irene pero esto se desmintió cuando un día el nuevo se equivocó e Irene lo rectificó.
Un día, en clase de ecuación física, el nuevo se acercó hasta donde estaban sentadas Laura e Irene. Éste las saludó amablemente pero lo ignoraron. Después que Irene le respondiera, el nuevo le dijo que se venía a despedir de ella, que a partir de mañana no volvería al instituto. Irene le pidió explicaciones pero él sólo le dijo que ella ya sabía que había sido elegida. Entonces ella le respondió que ella no le había escogido a él. Él se fue. Desde ya un poco lejos ella le preguntó: ¿Por qué yo? y él le respondió si podría haber sido otra.
Irene a la deriva
En Noviembre (cuando se acercaban los exámenes), Irene empezó a comportarse de una forma muy rara.
Todo empezó un sábado que las tres amigas quedaron y Irene las dejo plantadas durante toda la tarde. Irene les dijo a sus madres que ya les contaría que había pasado el lunes siguiente. Pero no les contó nada (ya que aquellos días Irene estaba como ausente), sólo se disculpó y les dijo que no se los podía explicar porqué ni ella misma lo tenía muy claro. Esto descolocó a Silvia y a Laura porque Irene siempre sabe que hacer.
Y muchos otros días tampoco salía con sus amigas y les decía que no salía porqué tenía que estudiar, pero vieron que esto no era cierto porqué un día no supo resolver un ejercicio que le puso Anselmo, otro día no entregó un trabajo a la Rastafari porqué decía que le daba pereza hacerlo y en los exámenes suspendía.
El día de año nuevo quedaron en casa de Silvia e Irene les dijo que tenía que contarles algo, mientras a ella, se le caían dos lágrimas.
El hechizo del desierto
Irene empezó a explicar lo sucedido. Les explicó que aquel sábado que no fue con ellas se encontró el nuevo. Ella le dijo que ya se había despedido y que creía que todo lo que había hecho él solo era un juego. Él le dijo que no jugaba y aún menos con ella pero ella no se lo creyó. Él le contestó que lo creería en cuanto lo escuchase y ella se fue porqué tenía una cita. Mientras ella estaba caminando se puso a reflexionar y se pensó que llevaba mucho tiempo investigando quién era aquél chico y ahora que le podía preguntar todo no lo hacía, así que se paró y se sentó en un banco.
Él le dijo que tenía que acompañarlo a un sitio pero ella le dijo que por qué tenía que fiarse de él. Él le respondió que ella ya sabía que podía fiarse de él porque podía ser un imbécil un canalla pero que a ella siempre la había respetado.
Entonces ella le comentó que le haría unas preguntas y que así él ganaría su confianza. Aceptó. Le preguntó como lo hizo para que no le expulsaran, por qué hizo de alumno modelo y por qué ahora ya no vendría más al instituto. Él le contestó que le dijo a los profesores que no podían contactar con sus padres porqué no estaban en ese momento y los profesores (para no dejarlo solo) le dejaron quedarse en el instituto con la condición de llevarse bien. Él prometió llevarse bien y así lo hizo porqué su padre volvía estar en casa. Cuando su padre volvió a marchar dejo de ir al instituto.
Al responderle las preguntas ella aceptó ir dónde él quería. La llevó en una meseta sobre un terraplén. Él le dijo que aquel lugar era maravilloso (todo y que a ella no se lo pareciera) porqué no había nadie. Irene le respondió que la fabrica no tenia nada de bonito, pero él la replico diciendo que ya estaba bien porque así no venía tanta gente. Ella le contestó que no le importaba que hubiera gente pero él la replicó diciendo que ella tampoco necesitaba gente y que por eso se fijó en ella. Irene dedujo que le gustaba la soledad. Él le respondió que mas que la soledad le gustaba el desierto. Ella le preguntó si alguna vez había estado allí y el le contestó que en cierta manera aún estaba allí.
Como no encontraban tema de conversación ella le preguntó por qué no dijo su nombre al primer día de clase. Él le respondió que tenía una teoría sobre los nombres. Esta se basaba en que tu nombre verdadero no es el que te ponen tus padres sino el que tú eliges y el que les dices a las personas que te quieren que te llamen por este.
Ella comprendió perfectamente. Y le preguntó con qué nombre debía llamarlo ella y le dijo que con el nombre verdadero, Orens.
Fue pasando el tiempo y se hizo de noche, Orens le explicó que la noche era fantástica porqué era lo que más se parecía al desierto ya que saca la belleza escondida de las cosas y lo vuelve todo puro y silencioso.
Fue entonces cuando Orens vio una foto de Robert de Niro en la carpeta de Irene. Le preguntó si le gustaba el actor. Irene afirmó.
Orens le propuso de quedar mañana para mirar una película de este actor y Irene aceptó.
Al finalizar la conversación Irene le preguntó quién más le llamaba por su nombre y Orens le dijo que nadie más, que su nombre la estaba esperando.
El momento vulnerable de Robert de Niro
Al día siguiente, mientras Irene se estaba arreglando vio como Orens llegaba veinte minutos antes de la hora acordada. Cuando Irene bajó le dijo que le había visto llegar antes y el le explicó que le gustaba esperar, y más, cuando sabía que lo esperaba llegaría.
Se fueron a casa de Orens para ver la película. Irene se fijó en que tenían un televisor enorme y muchas películas. Orens le aclaró que como su padre y él tenían que estar en lugares donde no tienen cine, se lo tenían que hacer ellos mismos.
Empezaron a ver la película. Se llamaba El Cazador. Uno de los momentos mas significativos de la película es cuando Robert de Niro les dice a sus amigos que tienen que matar a los ciervos de un solo tiro. Después se van a la guerra y al volver se separan. Robert de Niro se casa con la novia de uno de los amigos y entonces sabe que el amigo que tenía como novia su mujer aún estaba en la guerra y lo va a buscar pero solo devuelve el cuerpo sin vida del amigo. Al final de la película se ve que Robert de Niro vuelve a cazar, corre buscando un ciervo y cuando lo tiene a punto para matarlo en vez de darle un tiro en el cuerpo, da un tiro en el aire, dándole la vida.
Irene comprende que Robert de Niro le da la vida al ciervo porqué ya ha visto morir demasiada gente en la guerra.
Irene encuentra que la película es triste. Orens le responde que era verdad pero que las cosas tristes no se tenían que evitar porque le hacían doler, y el dolor le hacía más fuerte.
Irene le dice que si eso es así que le explique el porqué pasa el trozo de la cinta en que el ciervo agoniza y Orens le explica que lo hace porque le recuerda a su gata; que un día dejó de comer y una noche estaba agonizando y se escondió debajo el mueble porqué no la viese agonizar.
Ahora Irene entendía por qué Orens quería que viese la película, porqué él, como Robert de Niro, le habían pasado cosas que le hacían vulnerable. Pero para entonces aún no sabía que sus debilidades eran lo que le hacían fuerte, y él lo sabía.
La playa de Ákaba
Cuando Orens e Irene llegaron a casa de Irene, Orens le preguntó si mañana quería volver a quedar para ver otra película sobre su nombre. Irene aceptó. Pero quedaron en un lugar diferente para que los padres de Irene no se enterasen, ya que, mañana era lunes y por tanto día de no salir.
Mañana, mientras iban para casa de Orens, Irene le explicó que le pareció un imbécil cuando se puso con Gonzalo y él le contestó que quizás pretendía serlo. Ella le preguntó por qué y él le respondió que si acaso ella sabía el por qué de todo lo que hacía. Irene no supo que responder.
Empezaron a ver la película. Esta era sobre Lawrence de Arabia. Esta explica muchas anécdotas, como por ejemplo cuando Lawrence apaga una cerilla con los dedos y dice que lo puede hacer porqué no le importa que le duela. Otra es cuando Lawrence va con su guía y decide beber solo cuando beba su guía (cuando es necesario). Entonces matan a su guía. El asesino le preguntó por su nombre y Lawrence le dijo que su nombre era solo para los amigos. Otra anécdota sucede cuando pierde un hombre de su tropa y va a buscarlo con el peligro de fallar en la misión; lo consigue salvar pero después lo tiene que matar por no tener conflictos serios con otros beduinos. Al final Lawrence consigue su misión y se queda a vivir en el desierto.
Irene comprendió muchas cosas con esta película. Como por ejemplo que Orens es como los beduinos pronunciaban Lawrence.
En terminar la película Irene le preguntó a Orens el nombre de su gata fallida y le respondió que se llamaba Aíxa. Irene le dijo que quería que la llamase así. Orens le preguntó por qué; y ella le contestó que porqué si era un buen nombre para su gata también debía serlo para ella.
El cariño por las máquinas
Orens le cuenta a Irene que fue a vivir 3 años a Jordania y que allí se hizo amigo de un chico llamado Mark (un chico un poco apartado de todos los otros por el color de su piel y porqué cantaba rap).
Después le contó que un día su padre le llevó la película de Lawrence de Arabia y que esta le fascinó mucho porqué veía el desierto de la misma manera que lo veía él; por eso, su padre lo llevó a Ákaba.
Irene le comentó que no se podía vivir al margen de la gente y él le respondió que tenía razón pero que es mejor conocer los amigos de uno en uno y que la resta de cosas (quien eres y que quieres) solo lo puede hacer uno solo.
Irene le dijo que se tenía que ir a casa. Orens le preguntó si mañana volverían a quedar y ella le respondió que no lo sabía porqué tenía que estudiar por la cercanía de los exámenes. Él le comentó que de qué le serviría eso y que era lo que todos esperaban de ella. Ela le contestó que lo hacía porqué le divertía, pero eso ya no era cierto, aquel curso ya no quería hacer nada.
Así que mañana Irene se fue al sitio donde siempre quedaban. Orens le sugirió que fuesen a ver como volaban los reactores. Aceptó. Cuando llegaron Irene vio que aquel era un avión de guerra y dijo que no le gustaban porqué mataban. Orens le contesto que esto era cierto pero que también servían para derribar al adversario que te quiere derribar a ti. Irene no entendió nada, por eso Orens le explicó que la caza tenía un presunto encanto, que formaba parte de los hijos del desierto. Estos mataban a las gacelas de un solo tiro y solo las mataban cuando hacían falta, porqué las quieren; y esto era como un avión que derribaba a otro pero que le dolía perder el adversario.
En escuchar esto Irene le preguntó si quería ser piloto. Él respondió que no, que quería ser mecánico de aviones porqué son los mecánicos los que realmente hacen volar el avión, y no los pilotos, que solo los dirigen.
Irene le dijo que cualquiera diría que quiere más a las máquinas que a las personas y Orens le respondió que según que personas sí, porqué las máquinas no te fallan nunca (si las cuidas bien) a diferencia de muchas personas.
Fue cayendo la noche y al final vieron volar el reactor. Orens le preguntó si había visto nunca algo así. Irene lo negó. Entonces Orens le dijo que tampoco ella se podía resistir al encanto de la caza. Irene no respondió nada a esto.
El ejemplo de Lanzarote
Ahora Irene ya se había convertido en otra persona diferente a la que se explica al principio del libro. Ahora ya no acudía a Orens por la curiosidad de saber el por qué de todo aquello que hacía, sino que acude porqué se esta volviendo como él.
Una tarde, en casa de Orens, este le enseña Los siete pilares de la Sabiduría y le cuenta a Irene que en el libro salen algunas cosas diferentes que a la película.
Después Orens le sacó el tema de los estudios. Le dijo que daba igual si aún no sabía que quería porqué ella podría elegir el trabajo que quisiera con aquellas notas. Ella respondió que quizás esa era su desventaja. En escuchar esto, Orens se fue a buscar una película: La muerte del Rey Arturo.
Esta narra como Arturo sube al trono, como se ganó el respeto de la gente, la lucha con Lanzarote, la amistad con Lanzarote, la traición de Lanzarote, su enfermedad y la guerra final.
Al final de la película Orens le dice a Irene que el título de la película es un poco irónico porqué en ningún momento se ve la muerte de Arturo (solo se ve como, agonizando, se marcha con un barco). Y también le aclara a Irene que el personaje que más le gusta es Lanzarote porqué es el más perfecto pero es el que le toca ser el traidor. Y también que se parece un poco a ella porqué, como Lanzarote, le faltaba conocer el sabor del fracaso.
Para terminar le enseña unas fotos de Lawrence, pero la que más le impacta es la última porqué esta con la mirada perdida y amarga y el cuerpo cansado; como los héroes. Entonces Irene vio que Orens tenía aquella mirada y que algún día él se marcharía.
La música de tu risa
Orens le explica a Irene algunas anécdotas divertidas sobre su madre ya que ella le ha preguntado por esta. Él le explica que vivió con sus padres hasta los cuatro años y que desde entonces solo la ha visto dos veces. Una fue durante un verano. Él se cansó de las discusiones entre su madre y su marido y desapareció; cuando le encontraron su madre lo mandó para casa. La segunda vez tiró todos los mapas y discos del marido de su madre y esta lo volvió a enviar para casa.
Lo explicaba con un humor que Irene se puso a reír. Se disculpó, pero Orens le dijo que no hacía falta, que le gustaba la música de su risa.
Y cuando un policía los paró cuando iban en moto, les puso cuatro multas y después les dijo que no podían circular. Entonces Orens e Irene se quedaron sentados hasta que el policía desapareció. Irene volvió a reír y Orens volvió a decir que le gustaba la música de su risa.
Una postal desde Valparaíso
Irene y Orens quedaron como muchos otros días, pero aquel día, cuando Irene llegó, Orens le dio un aparato para escuchar compactos como regalo con un disco en el que había una canción llamada Aïcha. Orens le explicó que aquí, el nombre de Aíxa estaba en francés pero que se pronunciaba igual. También le dijo que le regalaba esto porque alguien pudiera llamarla Aíxa cuando él no esté. Con estas palabras Irene adivinó que Orens se iba y le preguntó cuando. Él le respondió que mañana.
Entonces ella se puso un poco furiosa y le llamó mentiroso, pero enseguida se le pasó.
En consecuencia de esta discusión Orens le dijo a Irene que ella no debía dejar de estudiar. Irene le dijo que un par de semanas atrás no le decía esto pero él la contestó diciendo que un par de semanas atrás no veía que ella le importaban un rabo los sobresalientes porqué ella lo hacía porqué le importaba y no porqué a los otros les importase. Ella concluyó que lo que había echo aquellas semanas no le había servido de nada pero Orens le dijo que sí que había servido porqué ahora no lo haría de la misma forma que antes.
Irene le dijo a Orens que se parecían mucho, que eran como dos camellos del desierto. Pero Orens le dijo que él era un camello porqué eran mas locos y que ella era una camella porqué era mas lista. Inmediatamente después de esto le dijo que ella valía mucho más que él y que por eso quería irse, porqué él no se la merecía. Entonces Irene le preguntó por qué se había acercado a ella si no la podía tener. Orens le explicó que él era un nómada y que solo se podía llevar lo que tenía y que a ella no se la podía llevar pero que se podía llevar recuerdos.
Cuando Orens la lleva en casa con su moto se terminan de despedir. Ella le dice si no le da un beso pero Orens le responde que no puede llevarse este recuerdo.
Unos días mas tarde a Irene le llegó un paquete con tres películas (Lawrence de Arabia, El cazador y Excalibur) sin ninguna nota.
También tuvieron una discusión con sus padres por las notas, ella les dijo que había tenido un novio (todo y que no fuera cierto) y que ahora ya lo habían dejado para no tener que explicárselo todo.
Al final Orens le envió una postal a Irene desde Valparaíso que dice que, como dice Lawrence, le gusta tanto estar solo que siempre acaba dejando solo a los otros; y que no quiere que ella se siente sola por él.
El regalo del cazador
Irene termina de explicarles todos los acontecimientos. Y al final todo termina como un buen recuerdo que comparten las tres amigas, como un secreto de amistad.
Laura y Silvia deciden llamarle el cazador porqué Orens es el nombre que le dio a Irene y no se sienten autorizadas para utilizarlo. Le llaman así porqué como Robert de Niro en la película, busca una presa, la persigue y en cuanto la tiene dispara al aire, porqué encontró a Irene, la “persiguió” y en cuanto pudo darle un beso no le dio para dejarla libre.
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Tiempo en el que transcurre la acción: Desde principio de trimestre hasta fin de año más o menos.
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Tipo de narrador: Interno y descriptivo porqué solo dice lo que ve.
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Lugar: Getafe
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Tiempo verbal en el que explica: pasado simple, la acción ya esta hecha y terminada.
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¿Por qué tiene este título el libro?: Se llama El cazador del desierto porque Orens es un cazador, como Robert de Niro en la película (que busca la presa y en cuanto la tiene dispara al aire) y del desierto porqué le encanta el desierto y todo lo que sucede entorno a él.
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