EL BOOM DEL TURISMO A ESCALA MUNDIAL

Las condiciones económicas de Europa y América permitieron un desarrollo excepcional del turismo en los años que van desde 1958 a 1973, en los que, sin respiro, cada año van batiendo el récord del anterior, tanto por número de turistas como en el gasto producido por los viajes. En el conjunto del periodo, el número de cruces fronterizos se triplicó (3,61 veces) y el producto en dólares se multiplicó por 5,32.

El siguiente cuadro fija las cifras de una serie evolutiva que caracteriza al turismo como fenómeno social que despierta en este periodo, revolucionando las costumbres de una sociedad opulenta.

Estos dieciséis años ven, en conjunto. El movimiento de casi 2.000 millones de viajes (1.0969.102.000) con un gasto de 211.567 millones de dólares. Puede decirse, pues, que el turismo es uno de los más significativos de la civilización de la segunda mitad de siglo XX. Aunque, ciertamente, no pueda hablarse, todavía, de una democratización del turismo si comparamos estas cifras con los 4.000 millones de seres humanos que pueblan el planeta. Además la repartición espacial de los mercados emisores concentra los viajes en las áreas norteamericanas y europeas, tanto en el turismo interior como en el internacional.

En cuanto a los dólares, ha significado la aparición de un equipamiento y de una prestación de servicios que ha desarrollado las economías de las zonas privilegiadas por el fenómeno.

La columna de los viajes internacionales les presenta una tasa de crecimiento en el periodo de un 9%, y la de los gastos de un 11%. En ambas series pueden observarse oscilaciones y estancamientos en su correlación. Su análisis podrá ser un buen ejercicio teniendo en cuenta, claro es, aparte deficiencias en las series estadísticas, existencia del << mercado negro >> en diversos países, devaluaciones del dólar, inflación de precios, etc.

TOTAL TRÁFICO DE VIAJEROS

Japón, país emisor de turismo

En 1963 se dictó la Basic Tourism Law, columna vertebral política turística japonesa.

Este periodo de difíciles condiciones post-bélicas terminó con el Tratado de Paz de San Francisco, que permitió el desarrollo económico de Japón y con el de la industria turística y hotelera. Japón pudo celebrar las Olimpiadas de 1964 y las de invierno de 1972, en Sapporo. En 1970, una empresa mixta japonesa y estadounidense emprendió la construcción del hotel Waikiki Beach en Honolulu, el mayor hotel de Hawai, además grandes compañías de ferrocarriles se introdujeron en esta época en la industria hotelera.

El tercer gran mercado emisor de turismo es hoy Japón, que tras la derrota de la segunda guerra mundial tuvo un duro periodo de ocupación que terminó con la firma del Tratado de Paz de San Francisco.

Un pueblo con más de 100 millones de habitantes en total, estamos hablando de Japón, tuvo en el decenio posterior al tratado un espectacular resurgimiento.

El turismo receptivo, principalmente americano y europeo, alcanzó pronto cifras importantes que al final del periodo que estudiamos se resume así.

Simultáneamente con la elevación del nivel de renta, el japonés inició su expansión por las rutas del turismo. Como es lógico, el área próxima, su región, fue la más visitada y concurrida. Pero pronto corrientes cada vez más numerosas y perceptibles empezaron a verse en tierras lejanas. Las autoridades turísticas europeas vieron pronto la importancia de este nuevo mercado y abrieron Oficinas de información turística en Tokio, como primera cabeza de puente en un mundo potencial que presentaba un desglose poblacional:

En los años 1968, 1969 y 1970, de este mercado potencial se obtuvo la siguiente expansión. Ver cuadro de la página siguiente.

Es en estos años en los que los europeos descubren al turista japonés, que recorre todos los países del viejo continente con curiosidad sorprendente. Monumentos, playas, estaciones de invierno, autocares, aviones, ferrocarriles. Viendo todo, coleccionándolo todo, no dejando nada para otro viaje, en ansia de cubrir todo lo que sus guías y folletos les han aconsejado.

El turismo norteamericano antes de la crisis del petróleo

El área norteamericana tiene como base a los Estados Unidos y su afluencia directa en su propio territorio - turismo interior- y después cruzando las fronteras de Canadá y México. Otras corrientes, menores, aparte la trasatlántica ya citada, van a otros lugares. Canadá refuerza el turismo de esta área, que presenta caracteres asombrosos.

Si considéranos el turismo interior de Estados Unidos como entre estados independientes, el bloque americano presenta un fenómeno similar y superior al europeo. Ya en 1963 la Asociación Americana del Automóvil (AAA) estimaba unos 230 millones de viajes de vacaciones o de placer por toda el área de Estados Unidos, con una distribución de unos 20.000 millones de dólares. Un inmenso hormiguero en movimiento.

El 90% de estos viajes fueron hechos en automóvil; el recorrido se estimaba en 120.000 millones de millas. La mayoría, que pueden considerarse de turismo << interior>>, de menos de 500 millas (fin de semana, vacaciones cortas); pero un 15% fueron de más de 1.000 millas y de dos o tres semanas de duración.

Interesantes son los datos sobre estacionalidad y distribución de los gastos:

Las dos fronteras más próximas soportan un enorme tráfico: Canadá, con 35,7 millones de excursionistas en 1969, y México (1968), con 60 millones, que significaron 428,7 millones de dólares correspondientes al turismo de larga estancia y 713,5 millones de visitantes fronterizos.

Norteamérica, como país emisor, ve el turismo como un déficit constante en su balanza de pagos, que ha ido creciendo sin cesar desde 1951.

La distribución de esta enorme riqueza fue aproximadamente:

El desglose para Europa del codiciado dólar turístico puede seguirse en las estadísticas de la OCDE.

Como país receptor Estados Unidos recibió más de 14 millones de visitantes, de los cuales 9,7 millones eran canadienses y 1.300.000 de europeos y 0,7 millones del resto de la América Latina.

El despertar brasileiro

He aquí el cuadro de entradas de extranjeros en el Brasil en los años indicados anteriores a la crisis económica de 1974. Según datos de la Embratur, que agrega a ellos una estimación por el aeropuerto de Foz de Iguazú:

La década maravillosa descubre a España

Un efecto asombro se produce con la suma de los visitantes extranjeros en el periodo de 10 años comprendido entre 1961 y 1970. He aquí las cifras del turismo de masas:

Respecto al turismo de los españoles en el cruce de las fronteras del propio país, conviene dar 2 series referentes a la entrada de españoles residentes en el exterior, en su viaje de turismo por España, y la de los españoles residentes en el interior que regresan al país después de un viaje turístico por el exterior. La primera de dichas series es mucho mayor en la década que nos ocupa. He aquí las cifras:

El desarrollo del turismo de los españoles hacia el exterior puede ponerse en relación con la renta nacional por habitante, que en los años del despegue de estas corrientes fue la que sigue:

El Ministerio de Información y Turismo (2ª etapa 1962 - 1969)

La década de los sesenta es contemporánea del boom espectacular del turismo mundial, y su reflejo en España adquiere caracteres de una magnitud extraordinaria. Pero, si se han estudiado y seguido las cifras de visitantes y su impacto económico, no ha ocurrido igual en el análisis de la proporción que el turismo ha tenido en el desarrollo de la sociedad española, el cambio de mentalidad y el abandono de anquilosados y arcaicos prejuicios tradicionales. El cambio en el mundo de las ideas quizá haya sido el hecho más significativo en la España del tercer tercio del siglo XX, y el turismo ha jugado en el un papel de primera categoría