Literatura


El arte de la guerra; Sun Tzu


Ensayo

El Arte de la Guerra

Sun-Tzu

El arte de la guerra puede ser comparado con una empresa en conflicto, desde las locales, hasta las internacionales.

Para Sun Tzu, la mejor estrategia es la que se consigue por medio de la diplomacia y las negociaciones, abortar el conflicto, hacerlo innecesario. Aunque es un libro de guerra, habla sobre la paz. Es mejor ganar sin lucha y un buen militar es capaz de vencer al enemigo sin entrar en batalla. Los mejores militares(así como los mejores jefes) no son los que ganan todas las batallas, sino los que consiguen que se rindan sin lucha los ejércitos enemigos (en el mundo empresarial, lo podemos comparar con la competencia entre dos empresas por ganar mercado). Al fin y al cabo una batalla ganada nunca es la mejor solución, justamente porque se ha obtenido de forma sangrienta. Esto para mi es un ejemplo de cuando las empresas comienzan a dañar la imagen del competidor o a utilizar medidas desleales para atraer más público,.

Si no queda más remedio que luchar, la mejor victoria consistirá en respetar la integridad de las tropas derrotadas y del país conquistado.

La capacidad de resolver un conflicto sin lucha es lo que distingue al prudente del ignorante, afirma Sun Tzu. Creo que esto se relaciona con el libro de la paradoja ya que un líder debe ser prudente, paciente, buen escucha y son precisamente esas cualidades las que le dan influencia sobre los demás.

Para adquirir esa cualidad se señalan como imprescindibles varios pasos: el conocimiento de la realidad y el conocimiento propio, la reflexión ponderada, la elección de una conducta buena y su correcta ejecución. Al ser la prudencia el marco general de la conducta humana, el arte de la guerra es un caso particular del arte de la prudencia.

Dice Sun Tzu: “Valora las ventajas de pedir consejo, y después estructura tus tropas en consecuencia”. Planificar bien una batalla equivale a veces a ganarla antes de enfrentar al enemigo, mientras que una mala planificación derrota a un ejercito antes de entrar en combate. Y añade: “ A menos que conozcas las montañas y los bosques; los desfiladeros y los pasos, y la disposición de los pantanos y de las marismas, no puedes maniobrar con una fuerza armada”. Por tanto, “actúa después de haber hecho una estimación. Esta es la regla general de la lucha armada”.

Una empresa que no tiene organización, no define lo que cada individuo debe hacer y no hace estudios de mercado para conocer a sus clientes y a su competencia tanto directa como indirecta, no puede lanzarse agresivamente al mercado y esperar un crecimiento a largo plazo. “Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro. Si te conoces a ti mismo pero no conoces al enemigo, perderás una batalla y ganaras otra. Si no conoces al enemigo ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla”.

Me parece interesante que existen cualidades que coinciden perfectamente con aquellas de un líder, lo que debería tener alguien al frente de una empresa y el general de un ejército. Todos ellos deben tomar las decisiones atentamente, deben saber el momento indicado para presionar a su ejército y cuándo no, saben prever los problemas y actuar sin dejarse llevar por sus impulsos. “Ganan los que saben cuando luchar y cuando no”.

Cuando se dirigen tropas, es primordial conocer las características del terreno: distancias, grado de dificultad, saber si es indicado usar infantería o caballería, si el terreno es ancho o estrecho, dónde se librará la batalla y si hay que concentrar o dividir las fuerzas. Esto nos lleva a poner en práctica planes de acción directos e indirectos.

Todo el arte de la guerra está basado en el engaño y cuando es posible, hay que fingir incapacidad y pasividad, fingir que se está lejos y en realidad se está cerca. Lo ideal es simular el desorden y atestar el golpe.

Cualquier cosa que tenga al frente a un líder colérico, fracasará, ya que eso indica al enemigo que su autoridad puede ser fácilmente quebrantada. Aquellos ataques que no son esperados, son los que mejor funcionan en la guerra.

Aunque se debe tomar tiempo para conocer a la perfección al enemigo, uno no puede permitirse que se escape una ocasión. Un ataque puede llevarse a cabo con falta de ingenio pero no lentamente.

El libro también hace una reflexión sobre los costos de la guerra y que cuando el país ha quedado empobrecido pro las operaciones de la guerra, ha sido por el precio del transporte a larga distancia y el envío de provisiones a lugares lejanos.

Cuando un ejército tiene prisioneros, está obligado a tratarlos con respeto y dignidad para que posteriormente, sean parte del ejército. Ese es el sentido de ganar una batalla y hacerse más fuerte. Es como cuando se fusionan dos empresas, la más grande debe vigilar que la más pequeña siga dando empleos de alguna forma y todos se vean beneficiados.

“El que mejor resuelve las dificultades es aquel que las resuelve antes de que hayan surgido; el que mejor vence a sus enemigos es aquel que triunfa antes de que las amenazas de éstos se concreten”

Cuando se pretende ganar una batalla, lo ideal no es matar a todos y a la cabeza del ejército así como atacar y tomar las ciudades sino emprender la guerra con los planes del enemigo, romper sus alianzas y desunir al ejército. Los territorios conquistados deben ser tomados poco a poco.

Si el enemigo es fuerte, es recomendable hacerse a un lado y buscar sus puntos débiles; una vez localizados, aunque él sea superior en número, es posible librar la batalla.

La bondad y la justicia pueden servir para la gobernación de un Estado pero no para la administración de un ejército. La prontitud y la ligereza sirven para administrar un ejército pero no para gobernar un Estado.

En todos aspectos, es imprescindible buscar a una persona correcta para que esté al mando. Una persona que tiene absoluto desconocimiento del campo al que se dirige y del ejército que tiene al mando, seguramente fracasará ya que hará sentir al ejército desorientado y confundido y eso los lleva al fracaso.

Es importante también estar preparado para toda eventualidad, ya que esa es la mayor de las virtudes. El ejército debe preparar la defensa de modo que el enemigo no pueda saber por dónde atacar.

Para mí, la frase más importante del libro es “Lo que depende de mí, puedo hacerlo; lo que depende del enemigo, nunca está seguro”

Es lo mismo dirigir a numerosas personas que a unas pocas si cada uno está convenientemente distribuido y enseñado y si el líder está preparado para dirigir a los demás, si planea sus ataques y si el ejército se siente organizado.

La victoria en la guerra solamente se logra si en medio del tumulto y la confusión, el ejército está bien organizado y sabe cuál es su objetivo y sus ataque son hechos en el momento preciso, perfectamente calculado y todo esto disfrazado de debilidad y falta de fuerza.

El potencial de las tropas puede compararse con el de las piedras que bajan rodando de lo alto de la montaña. Esto significa que con poco esfuerzo, se puede alcanzar mucho, que necesitan estar bien orientadas para llegar al objetivo y que no podrán aplastar lo deseado si no son empujadas en el tiempo correcto. La fuerza debe ser mínima pero los resultados son enormes.

El que primero ocupa el terreno y espera al enemigo está en posición de fuerza y el que llega posterior, está debilitado. Es como en la competencia por lanzar productos nuevos al mercado. El que saca primero el producto, tiene ventajas y logra captar la mayor parte del mercado. El producto imitador, capta un menor mercado y puede incluso ser percibido como de menor calidad. Es por eso que si nos encontramos en una posición de debilidad, hay que llegar a donde el enemigo no nos espera.

Es importante que el general esté atento a cuando el ejército enemigo se dispersa para así poder concentrar sus fuerzas y derrotarlos en pequeños grupos. Eso representa una superioridad numérica. Atacar por todas partes, justamente donde el enemigo no espera, facilita la dispersión. En la guerra no hay condiciones permanentes y ningún ejército es igual que otro.

No se puede burlar al enemigo sin conocerlo hasta el último detalle y sin conocer cada punto de su territorio, sus ventajas, dónde puede refugiarse y hacia dónde se dirige.

Sun Tzy dice que un experto en la guerra no busca al enemigo cuando éste está despierto, animado y listo para pelear sino cuando sus ánimos son nostálgicos, tranquilos y se encuentran desordenados. Es un error que una vez acorralado el enemigo, presionarlo ya que éste, por desesperación luchará con todas sus fuerzas.

Hay caminos que no hay que tomar, tropas a las que no hay que atacar, ciudades a las que no hay que sitiar y terrenos que no hay que disputar y existen casos en los que aunque el superior haya dado una orden, esta no es necesario que sea ejecutada.

Cinco ventajas:

  • Si un camino es muy corto pero peligroso, no debe tomarse porque el ejército puede ser emboscado

  • Aunque un ejército está desprevenido y las circunstancias son desesperadas, no debe atacarse puesto que éste peleará con todos sus recursos.

  • Si una ciudad puede ser atacada por estar aislada, no debe serlo.

  • Un terreno no debe ser objeto de una batalla si una vez tomado será difícil defenderlo, no se obtiene ninguna ventaja de su conquista y habrá pérdidas.

  • Aunque el superior dé una orden, no debe ser ejecutada si eso pone en peligro el control.

Un general estúpido y valiente es una calamidad. La combinación de ambas características es perjudicial para el ejército ya que no planeará el ataque y en cambio, dejará pasar las oportunidades y hará exactamente lo contrario a ganar ventaja sobre el adversario. Lo es también un impulsivo y el del alma compasiva. Todos estos elementos conducen al fracaso. El general debe ser ecuánime y saber actuar en los momentos correctos y cuándo permanecer en la misma posición.

No solamente es importante conocer al enemigo y su territorio sino lo que reflejan sus señales: cómo darse cuenta de si tienen hambre, sed, cansancio, planean una trampa, tienen miedo, el prestigio del general y el nivel de organización que poseen.

El terreno puede clasificarse según su naturaleza en accesible, insidioso, sin influencia, angosto, accidentado y distante.

Un buen comandante es el primero en participar en las tareas difíciles y en los servicios del ejército. No se permitirá anteponer sus necesidades y deseos a los de aquellos que lo rodean. Debe esperar a que las necesidades básicas de quienes se enfrentan directamente con el enemigo sean satisfechas para entonces poder satisfacer las propias.

La indulgencia y la benevolencia en un comandante no son recomendables, puesto que una no puede lograr que los ejércitos cumplan sus órdenes y las otras, vuelven a los ejércitos inutilizables y orgullosos.

Cuando se refiere al terreno en función del uso de las tropas, se clasifica en terreno de dispersión, fronterizo, clave, de comunicación, de convergencia, serio, difícil, cerrado y mortal.

Para evitar que un ejército combata hasta la muerte, siempre debe mostrarse que existe una salida para que cuando se encuentren confiados de su oportunidad, se pueda dar el golpe final.

Existen cinco métodos para atacar por medio del fuego: quemar al personal, quemar depósitos, el material, los arsenales y el uso de proyectiles incendiarios. Para poder hacer uso de este recurso, hay que hacer uso de los traidores que se mueven en las filas enemigas. En todas las situaciones, siempre existirá alguien que esté dispuesto a traicionar a su ejército a cambio de bienes materiales. El fuego podría representar información confidencial de una empresa, espionaje industrial.

Ganar batallas y apoderarse de los objetivos sin sacar partido de los resultados e suna pérdida de tiempo.

Volviendo a los traidores de las filas enemigas, éstos facilitan la información del enemigo ya que saben perfectamente cómo es su situación. Otro factor importante para que un traidor pueda ser utilizado es detectar a aquel elemento que busca más que lo material, el reconocimiento a su capacidad y a sus méritos. Lo que hace falta, ante todo, es apreciar el carácter del espía y determinar si es sincero, digno de fe y realmente inteligente.

En esta época en que tantas personas creen que la solución a los problemas del siglo XXI es la violencia, este libro es importante y necesario, no por que su contenido sea una invitación a practicar la guerra, sino por que para Sun Tzu, la guerra es algo más que la simple fuerza bruta y la irracionalidad de la destrucción. Se trata del arte de evitar los conflictos; requiere de una sabiduría mayor, pero sobre todo, exige de nuestra parte una gran sensibilidad para detectar cuales son las exigencias que nos demanda la armonía universal.




Descargar
Enviado por:Diana
Idioma: castellano
País: México

Te va a interesar