Literatura
El árbol de la ciencia; Pío Baroja
LA CLASE ESTUDIANTIL.
Este grupo de personas son los que, a la vez que Andrés Hurtado, estudian en la capilla del Instituto San Isidro (1) y en la Universidad central (2). Son personas que han estado con Andrés Hurtado a lo largo de los años de la carrera de Medicina, que también ocurrió en la realidad con Pío Baroja.
EN LA UNIVERSIDAD.
La clase de Química General se daba en la capilla del Instituto de San Isidro convertida en clase que tenia su entrada por la Escuela de Arquitectura (3).
La clase de Química General era la antigua capilla del Instituto de San Isidro de cuando esta pertenecía a los jesuitas. El techo estaba pintado con grandes figuras: en los ángulos de la escocia los cuatro evangelistas y en el centro, figuras y escenas de la Biblia (4). También se levantaba una gradería de madera hasta el techo muy empinada y una escalera en el centro que le daba el aspecto del gallinero de un teatro (5).
En la Universidad central, que en la obra no aparece una descripción que diga cómo es ni el edificio ni sus alrededores, se impartían las clases de Zoología y Botánica.
CON SUS PROFESORES.
Química general era la asignatura que daba un señor viejo, empaquetado, presuntuoso y ridículo. Este hombre estudio en París y tenia los gestos y las posturas de un francés (7). “su melena blanca, su bigote engomado, su perilla puntiaguda, su voz hueca y solemne le daban aspecto de un padre severo de drama” (8). Este hombre es el trasunto de Ramón torres Muñoz de luna, profesor de Baroja.
También los profesores de Zoología y de Botánica tienen sus maestros correspondientes en la vida de Pío Baroja que le impartieron estas materias, que se llamaban don Laureno Pérez Arcos y don Antonio Orio respectivamente (9)
También está el catedrático don Fausto Garagarza, profesor de la Facultad de Farmacia, que ayudo a Andrés a aprobar el examen de química (10).
Además, aparece el profesor de Fisiología, hombre sin ningún interés a la materia que impartía (11).
Pío Baroja también hace mención a José de Letamendi, profesor de Matemáticas. Baroja lo describe como un señor bajito, flaco, escuálido, de pelo canoso, con cierto tipo de aguilucho (12).
JULIO ARACIL.
Julio Aracil, antiguo compañero de Andrés Hurtado. Estudiaron juntos en San Isidro (13). También estudio Medicina como el protagonista.
Este personaje es el trasunto de Carlos Venero, que era compañero de Pío Baroja (14).
Julio era un año o año y medio mas viejo que Hurtado y daba aspecto de mas hombre. Era moreno, con ojos brillantes y saltones. Tenia la cara de una expresión viva, la palabra fácil, la inteligencia rápida. La mayoría de los conocidos le trataban con poco afecto.
Aracil vivía con unas tías viejas; su padre era de una posición bastante modesta. Julio podía haber buscado la protección de su primo Enrique Aracil, que acababa de conseguir una plaza de médico en el hospital, pero quiso conseguirlo solo.
Julio no estudiaba nunca pero siempre aprobaba. Odiaba cualquier tipo de superioridad. Era un poco descarado y presumido. Él deseaba dominar (15). Para él no había cosas desagradables, lo aceptaba todo. Julio leía novelas francesas de autores medio naturalistas, medio galantes.
Sus padres casi ni podían pagarles los libros y el duro que su tía le daba mensualmente para el teatro, él lo apostaba jugando a las cartas y conseguía aun más cantidad de lo que tenía.
Procedía de Mallorca y quizás llevara sangre semita, como decía el tío de Andrés, Iturrioz, (16).
Tanto Montaner como Andrés le consideraban un egoísta, mezquino, sórdido, pero cuando él estaba, los dos se reunían con él.
MONTANER.
Montaner era un compañero de facultad de Andrés Hurtado y amigo de Aracil, que fue quien se lo presento a Andrés; es el personaje que se corresponde con un compañero de Pío Baroja llamado Pedro Riudavets.
Cuando Andrés lo conoció era un joven con barba rubia, al cual sentía una gran aversión ya que no compartían las mismas aficiones o gustos: a Montaner le gustaba Zorrilla pero Andrés prefería a Espronceda (17).
Ya, al segundo año de carrera, intimaron más. Entre los dos criticaban a julio Aracil y se iban por las noches en verano a pasear por la Castellana y por el Prado (18).
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1- página 33, “El árbol de la ciencia” de Pío Baroja. ED. Cátedra 2004.
2- página 36, ídem.
3- página 33, ídem
4- página 34, ídem.
5- página 35, ídem.
6- página 36, ídem.
7- página 35, ídem.
8- página 36, ídem.
9- página 36, ídem.
10- página 51, ídem.
11- página 62, ídem.
12- página 67, ídem.
13- página 24, ídem.
14- página 36, ídem.
15- página 63, ídem.
16- página 69, ídem.
17- página 37, ídem.
18- página 65, ídem.
LA CLASE BAJA.
En este colectivo entran muchos de los personajes que Pío Baroja trata en su obra. De estos personajes, Pío solo habla un capitulo o dos y no le dedica mucho tiempo a estos personajes, que, aunque son mas, rara vez aparecen en la obra.
SU FORMA DE PENSAR.
Los personajes que forman esta clase social piensan, en su mayoría, que las clases altas de la sociedad son las causantes de sus males, pero hay otros personajes que piensan que los ricos pertenecen a una clase sobrehumana, como refleja la señora Venancio (1).
SU FORMA DE VIDA.
Los personajes de la clase baja viven, prácticamente en los escombros; algunos apenas tienen casa, otros tienen que robar para sobrevivir…
El perfil de personaje de esta clase social que crea Baroja tiene dos maneras de manifiesto: a unos personajes los pone como unos sinvergüenzas, caraduras y borrachos, como es el caso de Manolo el Chafandín (2); y a otros los describe como personas bondadosas, como ocurre con Venancia (3).
Baroja resalta la bondad que existe en esta clase social, si es posible.
MANOLO EL CHAFANDIN.
Manolo el Chafandín es un personaje que tiene un enfrentamiento con Lulú, y por eso se da a conocer en la obra, y que encara muy bien Andrés Hurtado.
Manolo, yerno de la señora Venancia, era un hombre que no trabajaba y vivía a costa de la suegra (4).
El personaje, que va de chulo, ve como no es mas que un simple cobarde cuando, por culpa de la riña con Lulú, se enfrenta al protagonista y huye de miedo (5).
No se sabe si Baroja tuvo alguna pelea en la realidad y por eso incluyo a este personaje.
Este personaje no coincide con el perfil de persona buena que Pío Baroja crea para la clase baja, pero así consigue transmitir al lector que no todas las personas son buenas, sean de la clase social que sean, como sucede en este caso.
LA SEÑORA VENANCIA.
La señora Venancia, amiga de Lulú, era una vieja planchadora de la vecindad. Tendría unos sesenta años y trabajaba constantemente. Con su escaso sueldo tenia que mantener a su hija y al marido, Manolo el Chafandín (6).
Su vida fue curiosa. Trabajó de doncella en varias casas; primero sirvió a una mujer loca y caprichosa (7). Después pasó al servicio de una duquesa muy guapa y muy generosa (8).
Este personaje sí que corresponde al modelo de persona pobre y bondadosa que pensaba que su estado social no podía cambiar y que los ricos son de una clase superior a la humana (9).
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1- página 116, “El árbol de la ciencia” de Pío Baroja. ED. Cátedra 2004.
2- página 112, ídem.
3- página116, ídem.
4- página 112, ídem.
5- página 115, ídem.
6- página 112, ídem.
7- página116, ídem.
8- página 117, ídem.
9- página 116, ídem.
CONCLUSION.
Una característica reseñable de esta obra es la continua concepción pesimista de la realidad por parte del protagonista. Esta forma de pensar se debe a varias causas relacionadas: la principal es la muerte de su madre, Fermina Iturrioz (1) y el hecho de tener que estudiar en el Instituto de San Isidro en vez de en un colegio, como lo hicieron los dos hermanos mayores. Este último acontecimiento le hizo sentirse abandonado y aislado de su familia. Intenta buscar refugio en la lectura de novelas y, después, cambia a libros de filósofos alemanes, como Kant, Schopenhauer… que influyeron, en gran medida, en su manera de concebir la realidad.
Solo podía confiar en su tío Iturrioz para reflexionar sobre estas ideas, como lo hace en la cuarta parte de la novela, “Inquisiciones”.
Podemos distinguir las diferencias existentes entre las distintas clases sociales, visibles en la forma de pensar y actuar.
Los pobres pensaban que los ricos pertenecían a una clase sobrehumana, como dice la señora Venancia (2), mientras que se consideraba a la clase baja como una ofensa a la sociedad. Había diferencias abismales entre las clases, en cuanto a la riqueza.
Por lo tanto, Pío Baroja retrata en su obra una crítica a la sociedad de la época.
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1- página 43, “El árbol de la ciencia” de Pío Baroja. ED cátedra 2004.
2- página 116, ídem.
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