Literatura
El árbol de la ciencia; Pío Baroja
PÍO BAROJA (1872-1956)
Pío Caro Baroja, nació en San Sebastián en 1872. Es uno de los escritores más representativos de la generación del 98. Su estilo es sarcástico y pesimista y tiene una particular visión de la España de su época. Es uno de los autores más importantes del siglo pasado. Estudió medicina, aunque apenas la ejerció. Pronto entabló amistad con algunos escritores, como Azorín y Maeztu, y se entregó plenamente a su vocación literaria. La guerra civil le sorprenderá en el País Vasco, desde donde pasa a Francia atemorizado por un incidente con los carlistas. En 1935 ingresó en la Real Academia de la Lengua Española. En 1900 escribió sus primeros libros, pero su consagración no se produjo hasta 1911, con la publicación de su obra maestra, El árbol de la ciencia. En ella relata la vida de Andrés Hurtado, el protagonista que lucha en un mundo absurdo. En esta novela Baroja plasma toda su sensibilidad y refleja una serie de conflictos espirituales muy característicos de fines del siglo XIX. Son muchas las novelas que el escritor publicó a lo largo de su vida; entre ellas cabe destacar La busca (1904), Las inquietudes de Shanti Andía (1911), El laberinto de las sirenas (1923), Los pilotos de altura (1929), etc. Entre 1913 y 1935 trabajó en una serie narrativa titulada Memorias de un hombre de acción, que se compone de 22 novelas. Baroja es autor, además, de numerosos artículos, cuentos y narraciones breves, ensayos, relatos de viajes y biografías. Influido por Nietzsche y Schopenhauer, sus obras están penetradas de un pesimismo existencial que es la constante más sobresaliente de su producción literaria.
Fue un hombre de talante solitario y amargado, muy sensible, tímido e independiente. Sentía aversión hacia las mujeres, lo que le hizo rechazar el matrimonio, a la vez que censuraba el recurso a la prostitución. Era muy pesimista sobre el hombre y el mundo, pero sentía ternura por los seres desvalidos o marginados (al igual que Andrés Hurtado), esto y su sinceridad son rasgos de su temperamento. Poco a poco fue perdiendo la esperanza de ver una sociedad mejor. Para Baroja el mundo carece de sentido, la vida le resulta absurda y no alberga ninguna confianza en el hombre. En su juventud tuvo contacto con el anarquismo.
Para Baroja la novela era un género multiforme, proteico, que lo abarca todo. No se preocupaba por la composición, aunque muchos críticos no están de acuerdo en esto. Sus obras no quieren probar una tesis. Su estilo se caracteriza por la tendencia antirretórica de los noventayochistas, prosa rápida, tono ácido, frase corta y párrafo breve, viveza y amenidad del relato, especial relieve de sus descripciones, autenticidad conversacional en los diálogos.
Baroja murió en Madrid en 1956.
EL ÁRBOL DE LA CIENCIA.
El árbol de la ciencia, escrito en 1911 (aunque al estar ambientada en los años de estudiante de Baroja y en los pocos que ejerció como médico, le podemos ubicar entre 1885 y 1985), es una novela a la que Baroja recurre para reconstruir su vida. Nos relata la vida de Andrés Hurtado, aunque en realidad se puede decir que es una autobiografía de Pío Baroja. En el árbol de la ciencia, aparecen los mismos personajes y los mismos ambientes que en su propia vida. Al escribir sus memorias y al contar sus estudios en Madrid, la muerte de su hermano Darío, o su estancia en Valencia, Baroja transcribe literalmente largos pasajes de esta obra. El árbol de la ciencia es una radiografía de una sensibilidad y conflictos espirituales de la época, una novela de personaje en la que el protagonista, da unidad al relato, uniendo personajes, ambientes, lugares, etc. La obra narra la vida de Andrés Hurtado, un personaje perdido en un mundo para él ilógico, las actividades que realiza y lo que se plantea una vez acabada la carrera de medicina. La obra está formada por 53 capítulos, que son relativamente cortos dado el gusto de Baroja por la oración corta y el párrafo breve para hacer la novela poco aburrida, como él decía.
El personaje de Andrés Hurtado es profundamente típico de una sociedad y una actitud ante la vida. En una novela en la que se hallan impresos el ambiente y los tipos madrileños del comienzo, destaca como eje central, el protagonista Andrés Hurtado. El árbol de la ciencia es la novela más típica de la generación del 98. A través del inquieto y sediento de conocimientos Andrés, pasa la fecha del desastre de Cuba. Cuando se supone que está en el ambiente lo inminente de la guerra, al preguntar al protagonista si cree que España va a la derrota este contesta “No a la derrota, a una cacería”. Baroja hace vivir dramáticamente el ambiente de falta de sensibilidad de Madrid en la fecha del desastre. Como símbolo de la generación del 98, la obra define todo un momento con su posición intelectual hasta lo pedante y lo inhumano en la posición social, en lo que destaca el egocentrismo del protagonista. A pesar del criticismo de los hombres del 98, latía en su interior un verdadero españolismo. En esta obra la pasividad se une al cinismo ante las ideas más tradicionalmente respetadas o los motivos humanos. Se nos muestra la indiferencia ante la vida por parte del protagonista. Esta obra es una larga metáfora de la España a fines de siglo XIX, a la vez “conmovedora” y “desesperada”, según las palabras de Casalduero.
El árbol de la ciencia es un reflexión, una meditación crítica, un análisis sobre la
existencia de vivir.
RASGOS DE LOS PERSONAJES
En torno a Andrés aparecen muchos personajes, caracterizados de forma diferente, que en muchos casos nos ayudan a conocer más a Andrés y nos dan una idea de la España en el siglo XIX.
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Andrés Hurtado: Es el protagonista de la obra, y es también el que hace el papel de Pío Baroja en esta obra. Su familia es de ideas derechistas, totalmente opuestas a las suyas. Era un joven inquieto e interesado en aprender todo cuanto pudiera, sobre todo sobre la medicina, carrera que eligió por sí mismo. Es un personaje antisocial que siente desprecio por el rico y simpatía por el pobre, odia la sociedad, le hace sentirse mal. Las ganas de aprender, leyendo libros de todo tipo, le llevaban a pensar mucho en cuestiones filosóficas que discutía siempre con su tío Iturrioz. Estas preguntas eran sobre todo existenciales, y se las plantea más que nunca tras la muerte de su hermano Luisito. Estas preguntas le perturbaban interiormente y finalmente acaban con su vida. La muerte de su mujer, Lulú, después de tener un niño muerto, le hunden en una depresión que no soporta y opta por suicidarse.
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Iturrioz: Es el tío de Andrés y otro de los personajes principales de la novela, dada la importancia que tenía su persona para Andrés. Se convertirá junto a Lulú en el mejor amigo de nuestro protagonista. Andrés discute con él todo asunto que se le ocurre, esperando en cierto modo, palabras de apoyo. Iturrioz es quien contempla en compañía de otro médico a Andrés en su lecho de muerte tras el suicidio.
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Lulú: Es un personaje muy importante en la novela. Al principio parece un personaje secundario más, poco importante para Andrés, simpática pero fea. A medida que transcurre la novela Andrés se da cuenta de que está enamorado de ella, tanto que al final representará para Andrés el prototipo de mujer inteligente y guapa y de hecho éste se suicidó al no soportar su muerte.
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Margarita: Es una mujer resignada a los valores sociales de la época y acostumbrada a vivir en una familia derechista y conservadora llena de varones. Es la hermana real de Baroja (Carmen) en la obra.
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Don Pedro: Padre de Andrés, opuesto a todas las ideas que pasasen por la cabeza de este, derechista de los pies a la cabeza, parecía que odiaba a Andrés, porque no se sometía a su voluntad.
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Julio Aracil: Muy amigo de Andrés, compañero de niñez de Andrés, de carrera y posteriormente de trabajo. Su forma de vida no se correspondía en absoluto con las ideas de Andrés, pero aun así eran muy amigos. Este es un amigo real de Baroja, Carlos Venero.
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Montaner: Compañero de carrera de Julio y Andrés, con el que siempre estaba discutiendo. Era derechista, aristócrata, monárquico y clasista. Acabó siendo pobre y humillándose al pedir trabajo a Julio. También es un amigo real de Baroja, Pedro Ruidavets.
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Dorotea: Ella es para Andrés el deseo carnal, no la ama, pero sin embargo pasa la noche con ella.
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Doña Leonarda: Madre de Lulú y Niní, es una mujer madura, religiosa y tradicionalista.
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Alejandro: Hermano de Andrés al que no soportaba. Era el vivo retrato de su padre, pero aun más degradado, de hecho era su favorito.
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Pedro: Otro de los hermanos de Andrés. Su padre sentía cierta indiferencia por él y él admiraba a Andrés.
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Luisito: Hermano pequeño de Andrés y muy querido por éste. Estaba muy enfermo y murió de tuberculosis causando un gran dolor a Andrés. Es descrito con mucha ternura.
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Villasús: autor dramático que se nos presenta en “Las moscas”, y que vuelve a aparecer en el capítulo “La muerte de Villasús”.
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Manolo el Chafandín: Un chulapo yerno de la Señora Venancia, que vivía a costa de ella y pertenece “al mundo de Lulú”
El resto de personajes son creados para contar un hecho concreto, como profesores, gentes del pueblo, etc. y no me parecen demasiado importantes.
LA EVOLUCIÓN DE ANDRÉS:
La vida de Andrés podemos dividirla en dos partes: Su formación y su experiencia como médico.
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Su formación: Sus estudios en Madrid, sus primeras experiencias, comienza a leer a Kant y Schopenhauer, y se convence de las ideas de este último. Se muestra pesimista ante el mundo y la sociedad que va conociendo.
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Su experiencia como médico: Tiene nuevas ilusiones y desilusiones, estancia en Alcolea del Campo, tiene experiencias como médico y en el mundo, se casa, encuentra la felicidad, se siente desolado y se suicida.
Los años de su formación se corresponden con las tres primeras partes de la novela y su experiencia como médico las tres últimas, quedando enlazadas por la cuarta parte Inquisiciones, que es la parte más intelectual de la novela.
Toda la vida de Andrés está llena de pequeños momentos de ilusión, con su consecuente desilusión, llena de desengaños debido a las circunstancias familiares y a la sociedad que le rodea. Es la historia de una inadaptación por parte de Andrés a todo lo que le rodea. Andrés es el reflejo del malestar y el pesimismo vital entre los intelectuales de esa época. El problema social está sujeto al individual. Andrés no busca durante el transcurso de la novela una solución a sus problemas, sino una respuesta a sus conflictos internos. Desde el principio Andrés define la vida como lo peor que le podría ocurrir. Es un muchacho al que no le gusta expresar lo que siente, triste, que se siente solo y abandonado. Tiene una especie de hueco en su alma al que le falta algo, siente sed de conocimiento y sobre todo necesita dar un rumbo fijo a su vida. Andrés se nos presenta en la novela como un chico generoso, antipolítico, nos cuenta sus gustos y sus opiniones. Es un joven médico sin vocación, escéptico y muy crítico sobre todo. Se nos muestra su pesimismo, como por ejemplo durante su corta experiencia en el hospital San Juan de Dios durante la carrera y su depresión, lo que le hace estar totalmente de acuerdo con las ideas de Schopenhauer. Siente mucho “cariño” por los seres más necesitados, también en el hospital, por ejemplo en su enfrentamiento a causa de lo ocurrido con la enferma y su gato. Nos da datos de su ideología, por ejemplo la impresión que le produce el mitin de anarquistas. La personalidad de Andrés va saliendo poco a poco a medida que transcurre la obra por los contrastes con otros personajes y por su forma de actuar. Andrés está desconcertado, no sabe en que ideas debe basar su vida, su desengaño va aumentando a lo largo del libro.
Andrés ya se muestra desilusionado al principio de la novela, al empezar la carrera y encontrarse con unos profesores casi ridículos de los que los alumnos se burlaban, la carrera de medicina, como él dice, es una farsa y por encima de todos estos desengaños, estaba la pésima relación con su padre. Sus estudios no sirven para llenar su ansia de conocimiento y su contacto con los enfermos y el conocimiento de la miseria social son otros motivos de depresión para Andrés, y que aumentan su incomprensión hacia la vida de un país enfermo en todos los sentidos.
Andrés busca una explicación para sus preguntas existenciales y empieza a leer autores como Kant y Schopenhauer (en realidad los mismos que leía Baroja). Andrés veía en Schopenhauer a un consejero, cree en su visión pesimista del mundo y acaba convenciéndose de su filosofía, presente en toda la obra.
En cada año de carrera que Andrés pasa, van sucediéndose los momentos de ilusión y desilusión, de optimismo y de gran pesimismo. Piensa que la felicidad es surrealista, y que lo real trae siempre dolor consigo, pensamiento propio de la filosofía de Schopenhauer. Andrés saca estas conclusiones del ambiente que vive en el hospital y del mundo de Lulú y recurre a su tío Iturrioz (muchos autores le consideran como el Baroja maduro) para comentar con él lo que ve en el mundo, ya que sus amigos consideran que sus comentarios carecen de sentido. Tras una larga conversación, su tío le da dos alternativas y Andrés se inclina por la de abstenerse y contemplar todo con indiferencia, ataraxia.
Luisito el hermano de Andrés enferma y se traslada a un pueblecito de Valencia en el que creen que se curará. Andrés se siente en paz, aunque siente a la vez un conflicto en su interior. No quiere salir a la calle ni conocer gente, sólo mira las estrellas que le producen pensamientos perturbadores, tampoco este aislamiento le da la tranquilidad. Cuando vuelve a Madrid se encuentra mal por culpa de su padre, deseaba viajar, irse de allí por que no podía adaptarse a las circunstancias que le tocaban vivir. Va a un pueblo burgalés a sustituir a un médico y allí encuentra la paz tan deseada, pero al morir Luisito su paz interior se esfuma, llevándole al escepticismo ante la ciencia y a las ideas más oscuras ante la vida (otra vez llega el pesimismo que sigue al optimismo). Todo esto le lleva a la única persona que puede aclarar su mente, su tío Iturrioz. Mantienen una larga conversación que sirve de unión entre la formación de Andrés y su experiencia como médico.
Andrés va a Alcolea del Campo y allí experimenta sufrimiento, alternado con aburrimiento. Se da cuenta de la absurda relación entre los vecinos, el estado de desconfianza del pueblo, denuncia la situación de la España rural, el caciquismo, la envidia y el orgullo de la sociedad, entre otras cosas. Ante todo esto vuelve a optar por la ataraxia, sólo interrumpida por su relación con la mujer de la casa.
Al llegar a Madrid ve presentes los desastres producidos por la guerra contra los Estados Unidos, siente un gran pesimismo político y opta por la pasividad en busca de una paz casi imposible de encontrar. Cuando se hace médico para pobres, su cólera crece más, y llega a un punto en que ya no siente ternura por los seres desvalidos como al principio del libro, sólo siente disgusto, molestia y desilusión.
Tras esta desilusión llega una nueva ilusión, su matrimonio con Lulú, con la que se retira de la sociedad. Se dedica a la traducción y es feliz como nunca lo fue en su vida. Este momento de alegría vuelve a estropearse cuando su hijo nace muerto y Lulú muere poco después. Andrés pierde su confianza en la ciencia ya que la medicina no pudo salvar a su esposa. Vuelve a sufrir las experiencias de la vida y esto le lleva al suicidio. En el proceso evolutivo de Andrés alternan todas estas ilusiones y desilusiones, de forma que este se va aislando de la sociedad, por su exceso de sensibilidad, que no es compatible con la sociedad que le rodea y le hace sufrir. Al contemplar el dolor en el mundo de Lulú, se convence de la crueldad existente en el mundo. Este dolor es el que despierta en Andrés la compasión. En “La crueldad universal” Iturrioz define la vida como “una lucha constante, una cacería cruel en que nos vamos devorando los unos a los otros”. Las personas solo se preocupan de sí mismas y eso les hace egoístas.
Con la evolución de Andrés, podemos hacernos una idea de cómo Baroja veía la vida política de las pequeñas ciudades. Desde el punto de vista de Andrés, los liberales y los conservadores son los mismos, aunque unos le pidan que entre en una carrera política, él se queda con su forma de apolitismo, “por encima de la lucha”. Con Andrés podemos ver una España desorientada que ha perdido todo su imperio colonial y con ello su superioridad ante otras potencias mundiales. La evolución ideológica de Andrés es la de los españoles de esa época. Se describe el ámbito español a fines del siglo XIX mediante la desorientación psicológica de Andrés. Forma su espíritu con las lecturas de Kant y Schopenhauer, siendo este último quien más le impresiona y su filosofía es protagonista del suicidio de Andrés, por su visión pesimista de la humanidad.
Baroja muestra la vida y la muerte con mucha naturalidad y con detalles históricos. Su naturalismo va unido al pesimismo que caracteriza la generación del 98. A través de la obra y de Andrés se pueden ver los diferentes puntos de vista que tenían las diferentes clases sociales de la época, la pobreza que reinaba en algunos lugares y la riqueza de otros, las diferencias entre las clases pobres y la burguesía o la aristocracia y algunos hechos históricos como la pérdida de todo el imperio colonial en Cuba (hecho que definió la generación del 98), hasta 1898, España sacaba provecho de su imperio colonial, ahora tendrá que renacer sin las colonias. La realidad española es presentada como un panorama desolador, como una sociedad y un país que se van descomponiendo poco a poco. España es el marco en que se desenvuelve la vida de Andrés y uno de los temas de la obra. Baroja denuncia a través de Andrés lo absurdo de esa España basándose en la España en la ciudad representada por Madrid y la España rural representada por Alcolea del Campo.
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La España Urbana: Se muestra la irresponsabilidad de los políticos que engañan al pueblo, la miseria social, que se representa en el ambiente de las casas de la vecindad y en el ambiente de la prostitución. Se denuncia la pobreza cultural (representada por ejemplo en los profesores de la universidad, que tenían poca pinta de profesores), la indiferencia del pueblo, ya que eran muy optimistas ante la guerra con los Estados Unidos. A los españoles en general no les importaban ni las colonias ni la guerra, ni nada, no se preocupa por su país. Andrés comenta a Iturrioz que España está retrasada en la ciencia y en la cultura y no hay medios para que pueda progresar “no hay más que chulos y señoritos juerguistas y los periódicos no hablan más que de toreros y políticos”
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La España rural: Es igual de penosa que la urbana. En la obra se denuncia una moral católica puritana, llena de prejuicios, el caciquismo, el egoísmo, la insolidaridad, la envidia de la sociedad, la maldad social y su miseria, la pasividad ante lo injusto. Andrés compara Alcolea del Campo con un gran cementerio. Andrés abandona sus intentos de arreglar la sociedad y esto le lleva de nuevo a un estado de ataraxia.
El hijo muerto de Andrés puede representar el futuro de España, que necesita una regeneración que en ese momento no existe, ya que será entre 1900 y 1910 cuando este espíritu de regeneración necesaria en España se haga real por parte de sus intelectuales.
BIBLIOGRAFÍA
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EL ÁRBOL DE LA CIENCIA
Pío Caro Baroja
CARO RAGGIO/ CÁTEDRA
-
HISTORIA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA; TOMO III
Angel Valbuena Prat
GUSTAVO GILI, S. A.
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DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO AULA 2000; CD ROM
Luis Alonso, Tomás del Rey, Jorge Salvador, José Maroto y otros.
CULTURAL, S. A.
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Enviado por: | Chibe |
Idioma: | castellano |
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