Literatura
El árbol de la ciencia; Pío Baroja
El árbol de la ciencia: autobiografía.
Andrés Hurtado: estudiante de medicina hipersensible. Preocupación por la higiene. Temas: ciencia, religión y filosofía.
PRIMERA PARTE: La vida de un estudiante en Madrid.
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Andrés Hurtado comienza la carrera: Estudió Bachiller en el Instituto de San Isidro y medicina en la Escuela de arquitectura. El primer día (octubre)-Estudiantes-algarabía. Analizaba la escena. Se encontró con Julio Aracil y Montaner, el primero, antiguo compañero. Antipatía por los 2, pero más por Montaner (monárquico, partidario de ricos, no le gustaban los naturalistas, Zorrilla). Hurtado (republicano, naturalistas, Espronceda). El profesor de Química era un viejo al que le gustaba que le aplaudiesen y fácil de burlar por los alumnos más alborotadores. Otras asignaturas que tenía eran: Botánica, Zoología.
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Los estudiantes: Los estudiantes iban a Madrid con un aire donjuanesco y no les preocupaba la religión. España, entonces era un país con fosilización de ideas. Los estudiantes en clase de Química fumaban, leían novelas y no atendían al profesor.
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Andrés Hurtado y su familia:
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Madre: Fermina Iturrioz. Murió.
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Padre: Pedro.- egoísta, despótico, odio mutuo.
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Margarita: 20 años.- Dominadora, seca, egoísta.
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Alejandro: Retrato del padre. Más inútil y más egoísta. Colocado en una oficina del Estado.
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Pedro: Indiferencia. Estudiaba para abogado. Gozaba alegremente de la vida. Admiraba a Andrés.
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Luisito: 4 ó 5 años, poca salud.
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Andrés: Quería a Luisito; estimaba a Pedro y Margarita; no soportaba a Alejandro y odiaba a su padre.
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En el aislamiento: La madre le había inculcado la religión, pero con el paso del tiempo, ésta había desaparecido de su vida. Se sentía sólo. Sus dos hermanos estudiaron en un colegio y a él le metió en un instituto por “falta de dinero” su padre. Discutía frecuentemente con él ya que el padre era conservador y el hijo republicano. Al igual que pasaba en el piso de arriba en una familia catalana, pero el hijo allí era el conservador y el padre el republicano. Margarita mediaba en sus discusiones.
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El rincón de Andrés: El padre era amable con los de fuera y mantenía amistades interesadas. Trabajaba para un marqués, cobrando alquileres. En su mismo edificio vivían dos ex-bailarinas, protegidas por un viejo senador, llamadas “ las del moñete”. Pedro padre las elogiaba muchísimo. Andrés dormía en la habitación con su hermano Pedro; cuando empezó Medicina de trasladó a un cuarto alto sólo, donde se guardaban antes los trastos viejos. Con buenas vistas desde su ventana, como dos jóvenes, una mujer que se maquillaba... En los primeros exámenes, aprobó 4 asignaturas, quedándole Química (dijo que no se había presentado), pidió a su tío Iturrioz, que le recomendara y a pesar de hacer un fracaso de examen de recuperación, aprobó.
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La sala de disección: Hurtado y Montaner se hicieron más amigos. En anatomía, tenían que diseccionar. Andrés no tenía ningún reparo, pero le molestaba cómo sacaban a los muertos del carro y cómo metían los pedazos en calderas. Había un amigo de Aracil (dominador, cruel, desdeñoso), llamado Jaime Massó que le apasionaba la disección (era supersticioso- hilo misterioso- y wagneriano). Andrés también salía con Rafael Sañudo y Fermín Ibarra. Con Sañudo iba al Café del Siglo (c/Mayor) donde se hablaba de Wagner y donde había una chica rubia que destacaba Sañudo y compañía, quienes hablaban mal de todo el mundo. También frecuentó cafés para cantaores (que le parecían repugnantes aunque le encantase el flamenco) y otros sitios que creía peligrosos, como el Café del Brillantes (con chulos, camareras); garito en la C/ de la Magdalena (miedos.- mujer extraña). Los domingos por la tarde iba a visitar a Fermín Ibarra, que tenía artritis y leía ciencia recreativa. Le daba impresión de dolor y amargura. La vida le era fea, turbia, dolorosa e indomable. De puertas adentro, Andrés desarrollaba ideas republicanas como Saint Just. Había mucha diferencia entre Hurtado y sus amigos y los provincianos.
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Aracil y Montaner: En el verano, Aracil se fue a Galicia, Montaner a la sierra y Hurtado se quedó en Madrid. Por las mañanas, iba al Retiro con Luisito y Margarita y por las tardes, leía. Tenía fisiología. Pensaba que le iba a entusiasmar pero su profesor y su libro eran muy malos. Este año, intimó más Hurtado con Aracil. Era muy hábil, quería valerse por sí solo. Le gustaba sentirse superior e iba de guaperas. Le gustaba la omnipotencia del dinero y la claudicación. Tipo semita. Aceptaba todo, se acomodaba a lo que fuese necesario. Enemigo de lo vidente y amigo de libros franceses entre naturalistas y galanes. Montaner era “tipo semita”, tranquilo, odiaba la violencia, blando de carácter. Aracil se marchó en el verano y Hurtado y Montaner se quedaron solos. Paseaban por la Castellana y por el Prado. Al final del verano se fueron al Parque del Buen Retiro a escuchar ópera antigua, seguían a las chicas. Montaner y Hurtado hablaban mal de Aracil, pero cuando éste llegaba, iban con él.
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Una fórmula de la vida: Comienzan las clases con José de Letamendi. Su teoría sobre la vida, que era una multiplicación entre el individuo y el cosmos, la quiso explicar Hurtado en el café de su amigo Sañudo y un estudiante se la rebatió. La segunda vez que la leyó le pareció una tontería. Lo único que tenía Letamendi era palabrería. Por ello, Hurtado se interesó por la filosofía, leyendo libros.- Schopenhauer, Fichte y Kant. Leyó libros de filósofos franceses (cyranos), italianos (cantantes de ópera) que no le agradaron.
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Un rezagado: En 5º, Luisito cayó enfermo con fiebre tifoidea diagnosticada por el doctor Aracil. El cuidado de Margarita le hizo a Andrés sentir estima por ella. Se le pasaron las fiebres y Andrés de preguntó si de verdad servía la medicina para algo. Pero Luisito siguió malo. En ese curso, Andrés se hizo amigo de Antonio Lamela, un rezagado. Éste estaba enamorado de una dama noble, vieja y fea de verdad. Era muy católico y tenía unas ideas muy anticuadas. Hurtado pensaba que estaba un poco loco. Para él había dos clases de personas: - buenas y mezquinas como Aracil y Montaner. Buena relación entre Margarita, Luisito y Andrés.
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Paso por San Juan de Dios: Se apuntaron Aracil, Montaner y Andrés a un curso de enfermedad venéreas. Visitaron una sala de mujeres y a Hurtado le pareció deprimente. La vida le estaba enseñando su peor cara. El médico de la sala, amigo de Aracil era cruel y maltrataba a los enfermos de palabra y obra. Abandonó Andrés el curso de San Juan de Dios por la arrogancia y crueldad del médico hacia una enferma y su gato. Quería seguir las ideas de Ernesto Álvarez (anarquista), pero pronto Aracil le quitaba esas ideas de la cabeza. Pensaba que en la vida, no había ni podía haber justicia.
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De alumno interno: Montaner, Aracil y Andrés hicieron el examen para el Hospital General. Los dos últimos aprobaron. ( Hurtado llevaba una recomendación de su tío Iturrioz.) Un médico adivinó que no tenía vocación para la medicina, le gustaba investigar, sentía curiosidad por todo. Veía que en el hospital se jugaba demasiado a juegos de azar, como por ejemplo, dos curas, uno de ellos llamado Lagartijo. Hurtado se hizo amigo de las monjitas de la Caridad. Un enfermo le dio el diario de una monja, sor María de la Cruz. Quiso conocerla, pero ya había muerto. Había en el hospital, un tipo muy ansioso llamado Juan que cuidaba de enfermos contagiosos. Supuestamente un místico, para otros un obseso sexual. Para Andrés era repulsivo.
SEGUNDA PARTE: Las carnarias.
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Las Minglanillas: Julio Aracil se acercó a Andrés Hurtado y comenzó a despreciar a Montaner, que no asistía ya a clase. Julio le comentó a Andrés que él “estaba” con una chica llamada Niní que era una de las dos hijas que tenía una viuda pobre, antipática, a las que llamaba las Minglanillas. La viuda se llamaba Doña Leonarda y la otra chica Lulú. (Era graciosa, pero no bonita). A Andrés la parecía incorrecto que Julio tomase a Niní como querida para luego abandonarla cuando quisiese. -Vivían en la C/del Fúcar. -Niní y Aracil iban a la C/ Cervantes.
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Una cachupinada: Julio le informó a Andrés que había baile en casa de las Minglanillas el domingo de Carnaval y que si quería ir, tenía que pagan. Iban chicas guapas un periodista llamado Antoñito Casares (mujeriego, quería una mujer rica) y un sainetero. Entre las chicas había una rubia que había sido raptada por un señor rico, sátiro en un hotel y ella había conseguido escapar. El padre violó y el hermano asesinó. La chica se llamaba Estrella odiada por las mujeres y tenía una hermana de unos doce o trece años, sinvergüenza, que se llamaba Elvira. Andrés se sentó al lado de Lulú. Se acercó Casares a invitarla a bailar pero ella rechazó la invitación. Lulú (le gustaban las chicas), le dijo a Hurtado que ella conocía las verdaderas intenciones de Julio. También dijo que quería morirse. Esta conversación les hizo muy amigos.
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Las moscas: Salieron de la fiesta y fueron a casa de Doña Virginia, una comadrona de 45 años, rubia, que estaba acompañada de dos hombres (uno su amante, supuesto profesor de italiano y el otro el director de la revista El Mesón Ilustrado). La comadrona tenía a chicas en su casa, pero les dijo que se tenían que marchar. Ya en la calle se encontraron con Victorio, el hijo del prestamista de la calle Atocha, que conocía a Julio. El director de El Mesón Ilustrado advirtió a Andrés que Virginia tenía un negocio basado en el aborto y rapto de chicas y que el supuesto profesor era su cómplice. Todos fueron a la Carrera de San Jerónimo y de allí a la casa de Villasús, un escritor pésimo de comedias que era un majadero bohemio. Sus hijas se llamaban Pura y Ernestina. El amante de Pura era sainetero interesado. El director del Mesón y Andrés se pelearon y este último, harto de las escenas que veía, se fue con Casares. “ La piedad no aparecía por el mundo”.
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Lulú: Simpática, graciosa, sin vergüenza al hablar. Pero no se sentía atraído por ella. Bordaba para un taller de la C/Segovia. Le gustaban las canciones populares. Cuando fue pequeña estuvo una temporada sin hablar.- le ponía triste. No guardaba respeto a nada ni a nadie. Era servicial y no tenía amigas de su edad. A veces, iba Don Prudencio a hablar con Doña Leonarda y ella empezaba a llorar.
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Más de Lulú: A veces, Andrés acompañaba a Lulú y a Doña Leonarda. Decía la mujer, que Lulú de pequeña sufría ataques de nervios, jaquecas y se comía el yeso de las paredes. Pero seguía un poco desigual. Comía cosas frías y picantes. No le parecía mal el adulterio, el vicio... pero sí la hipocresía. Lulú decía que se iría con cualquier hombre que la quisiera. Tendencia final a lo trágico. Estuvo a punto de ser violada por un bestia de la vecindad. Muchas veces salían por ahí, Niní, Leonarda, Julio, Lulú y Andrés.
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Manolo el Chanfandín: Lulú tenía una amiga llamada Venancia (60 años) que vivía con su hija y su yerno (Manolo el Chafandín), que era muy chulo y muy vago y la hija, una borracha vaga. Todos vivían a cargo de la Sra. Venancia (tenía 3 ó 4 nietos). Un día se pelearon Lulú y la hija de la Venancia y Manolo le fue a Lulú a pedir explicaciones de lo que había dicho. Fue con vestido de día de fiesta. Andrés terminó peleando con Manolo y éste se marchó malhumorado. Cuando Andrés se despidió apretó la mano de Lulú más fuerte que de costumbre.
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Historia de la Venancia: Para la Venancia, vieja seca, el aristócrata era superior a lo humano. De joven había servido en casas. Tenía la filosofía bailonesca. Mientras planchaba, contaba sus historias con sus amos. La primera era malévola, que pegaba a todo el mundo y les enfrentaba (historia de su hijo). Su segunda ama fue una duquesa muy guapa con muchos amantes. Una vez tuvo que salvar la situación de que el duque casi encontrara a su esposa con un amante. Sabía toda la vida amorosa en la época de Isabel II.
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Otros tipos de la casa: Lulú estaba interesada casi exclusivamente en su vecindario. Vivían muchas familias. Vivía también la tía Negra, una vieja verdulera, alcohólica, republicana. La cogían y la llevaban a la sombra, una quincena por insultar a ministros, ricos, etc. En realidad se llamaba Sra. Nieves. También vivía la Sra. Benjamina (Doña Pitusa); bebía aguardiente y pedía limosnas con diferentes excusas. Tenía un hijo de más de 20 años llamado El Chuleta, que trabajaba en una funeraria, vengativo y rencoroso. Odiaba a Manolo el Chafandín. El Chuleta tenía muchos hijos. Había también una casa de huéspedes de una gallega bizca, la Paca, donde se alojaban algunos conocidos de Julio y Andrés y Don Cleto- el filósofo de la casa; hombre culto y educado en la ruina y estoico. También vivía el Maestrín, un manchego pedante y sabihondo, que tenía una tienda y una hija, a la que rondaba Victorio (el hijo del prestamista). Todas estas personas, pagaban a Don Martín, o Tío Miserias (tío de Victorio y prestamista de la casa), que vestía siempre de luto. Tenía dos tiendas. Una en Atocha, y la otra en Tribulete. Una vez tuvo un dependiente que le quiso matar con un hacha y robar. Don Martín no perdonaba a nadie. El dinero que él ganaba se lo llevaba Victorio, quien tenía dos locales: una taberna y un sitio donde se jugaba a juegos prohibidos. Pero a pesar de su condición de explotador y conquistador, nadie odiaba a Victorio.
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La crueldad universal: Andrés fue a ver a Iturrioz (podía hablar de cosas trascendentales) a su casa en Argüelles con azotea (con flores) desde la que se podía ver el Guadarrama; tenía a un criado - antiguo soldado. Le contó la vida de la vecindad de Lulú y su tío sacó la consecuencia de que la vida es luchar, que en un sentido absoluto no hay lucha (proceso de energía de un vivo contra los obstáculos del medio) ni justicia (lo justo es lo conveniente). Dijo que el hombre sereno tiene dos soluciones: o ser indiferente o actuar en círculos pequeños. Pone ejemplos de insectos usureros que son como algunas personas. Al final dice que él cree que sólo lo artificial, creado por el hombre es bueno. Andrés se levantó y vio dos jardines que se presentaban como una alegoría. Uno de niñas y otro de frailes. Andrés salió de casa de su tío preguntándose con angustia: ¿Qué hacer? ¿Qué dirección dar a la vida?
TERCERA PARTE: Tristezas y dolores.
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Día de Navidad: El día de Navidad tuvo Andrés que marchar a Valencia para ver el piso de unos tíos para que Luisito viviera allí porque escupía sangre y tenía síntomas de tuberculosis (Koch) y el médico de la sala y Andrés creyeron que sería lo más conveniente. Viajó en tren, con un manchego en tercera. Negoció con un tartanero para que le llevase al pueblo. Pidió la llave a la vecina y entró en la casa, decorada con dos estatuas: Flora y Pomona y unos azulejos con Santo Tomás de Villanueva. Ésta tenía un huerto, un cenador... era muy tranquila. Devolvió la llave, pensó que era el lugar ideal. Al llegar a Valencia escribió un telegrama a su familia y volvió a Madrid en un coche en tercera.
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Vida Infantil: Don Pedro, Margarita y Luisito se marcharon a Valencia; los otros 3 hermanos, se quedaron en Madrid. Andrés sacó el curso y se fue a Valencia, esta vez en primera. Luisito, seguía igual, pero Margarita había embellecido. Luisito y Andrés plantaron melones, ajos... Sólo salieron los ajos. Cuidaban el precioso jardín. Luis se duchaba por las mañanas con agua fría en el cenador. Le gustaba leer y hablar. Andrés leía libros, veía a los carreteros y a las chicas (entre ellas la Clavariesa) pasar por la puerta. Luisito inventaba cuentos; decía que un gato que le perseguía era un brujo y caricaturizaba a los que iban a la casa. Luisito conocía a Roch, el hijo del saludador y dos medoreadores: Choriset y Chitano. A veces, Andrés iba al café y allí se enteraba de los conflictos entre el casino carlista y el republicano y El Mercaer le contaba lo que había sido la Revolución Francesa.
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La casa antigua: Don Pedro advierte a Margarita que no pueden sostener las dos casas. Viene doña Julia, prima de Don Pedro y les invita a que Andrés, Luis y Margarita vayan a Valencia Capital. Fueron a visitar a los primos. Les recibió don Juan, uno de ellos. En la casa vivía él, Don Vicente, enfermo de gota y doña Isabel, los tres solteros. La casa era oscura con un alto naranjo y a los pocos días los tres hermanos se trasladaron. Margarita y Luisito estaban bien, pero Andrés escribía para ser médico rural. La dictadura científica de Andrés se pasaba por alto. Luisito se iba poniendo más exigente y melindroso y no quería tomar el sol. Una criada tomó por loco a Andrés al decirle éste, que abriese las ventanas para que muriesen los gérmenes (moscas que existen pero que no se ven).
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Aburrimiento: Andrés se impacientaba porque no le daban plaza para médico rural y se puso a estudiar las asignaturas del Doctorado. No salía de casa. Subía a una azotea a observar el pueblo, sus azoteas, sus iglesias. Pensaba, bajo las estrellas cosas perturbadoras como las fuerzas de la naturaleza, y se angustiaba.
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Desde lejos: Volvió a Madrid a examinarse del Doctorado. Seguía hostil con su padre. Alejandro se había casado con una infeliz y Pedro hacía vida de mundano. Leyó una oferta de médico rural en Burgos y se marchó allí. Sustituiría allí a un médico rico, viudo, aficionado a la numismática. Hizo amistad con él y se quedó a vivir en su casa, con una criada vieja. Iba a pasear al Teso (monte sin árboles) y leía. Recibió una carta de su padre diciendo que Luisito había muerto en Valencia, con muchas ganas de saber de él. Pero la muerte no le creó ninguna desesperación, no sentía dolor. Recordó el caso de un chico de 6 ó 7 años. Recibió carta de Margarita, donde le explicaba que Luisito había muerto de meningitis tuberculosa. Pero no le recordaba enfermo, sino sonriendo.
CUARTA PARTE: Inquisiciones.
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Plan filosófico: Andrés volvió a Madrid, envió dinero a Margarita y en la Biblioteca Nacional se encontró con Fermín Ibarra ya curado. Fue a su casa y le enseñó sus inventos (quería sacar patente de muchos, como de unas llantas que luego salieron al mercado). Por las tardes iba a casa de Iturrioz (azotea de Epicuro) quien, hablando de la carrera de medicina, decía que los profesores no tenían más finalidad que cobrar su sueldo. Andrés decía que de proyecto de vida quería ser independiente y buscaba en la filosofía de Kant y Schopenhauer. Su tío le aconsejó leer a los ingleses (Hobbes), Andrés está realmente angustiado y su tío le dice que está perdido, que pensar como él no le va a llevar a nada bueno. Andrés comienza a defender a Kant mientras que Iturrioz dice que todo lo que él dice son cosas absurdas. ( La discusión entre Iturrioz y Andrés viene a ser aquí una contraposición del pragmatismo filosófico y el utilitarismo inglés. Los conceptos de espacio, tiempo, y causalidad son propiedades de la inteligencia humana y no de la misma realidad.
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Realidad de las cosas: Sigue la discusión filosófica:
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Iturrioz: Juzga por las sensaciones de los sentidos.
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Andrés: La duda lo arrasa todo. Cuando nuestra inteligencia afirma sus verdades no hace más que señalar su mismo mecanismo. Fuera de los axiones lógicos y matemáticos, las verdades tienen como condición ser unánimes. Son unánimes porque son verdades. La ciencia es el encadenamiento de causas y efectos. La ciencia es la única construcción fuerte de la realidad que destruye religiones, utopías...
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Iturrioz: La ciencia arrolla esos obstáculos y también al hombre.
(La vida misma es imposible de conocer excepto a través de reflejos de la experiencia. La única verdad, entonces, se halla en la concordancia de nuestras experiencias de conocimientos prácticos).
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El árbol de la Ciencia y el Árbol de la Vida:
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Iturrioz: La vida necesita estar basada en la mentira.
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Andrés: El hombre, a más comprender, menos desea. La ciencia debe encontrar una verdad: la cantidad de mentira que es necesaria para la vida.
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I: Como en l Biblia (Génesis- Árbol de la vida y el de la ciencia del bien y del mal); (el día que tú comas su fruto morirás de muerte).
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A: Los turanios y los arios del norte intentaron ver la naturaleza tal como es. El semitismo, con sus tres impostores, ha dominado al mundo.
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I: Yo no creo en la ruina del semitismo. ¿Hay nada más interesante que la Inquisición?
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A: Kant ha sido el gran destructor de la mentira greco-semítica. Hay un predominio de la inteligencia o un predominio de la voluntad.
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I: Yo creo que hay ideas que son fuerzas. Tú quieres, partiendo de la relatividad de todo, darle un valor absoluto a las relaciones entre las cosas. La verdad es una brújula loca que no funciona en este caos de cosas desconocidas.
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A: Fuera de las matemáticas y lo empírico, la ciencia no dice mucho.
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I: ¿Y por qué en ese campo no tomar como norma la utilidad? La fe es útil, biológica, hay que conservarla.
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A: Eso que llamas fe no es más que la conciencia de nuestra fuerza.
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Disociación: Sigue la discusión filosófica.
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I: El intelectualismo es estéril.
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A: La disociación analítica será una obra de saneamiento, una desinfección de la vida.
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I: Lo que hace una sociedad malvada es el egoísmo del hombre.
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A: Supongo que hay formas de agrupación social unas mejores que otras y que se deben ir dejando y tomando las buenas. Con nuestras fuerzas vamos siendo dueños del mundo.
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La Compañía del Hombre: Siguen discutiendo.
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I: Yo soy un romántico práctico. Inventaré la Compañía del Hombre: enseñar el valor, la serenidad y el reposo.
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A: Cuando funde esa compañía, escríbame al pueblo.
QUINTA PARTE: La experiencia en el pueblo.
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De viaje: Nombraron a Andrés médico titular de Alcolea del Campo (pueblo entre Castilla y Andalucía). Se dirigió a la estación del Mediodía. Se compró un billete de primera y comenzó a viajar. En su vagón estaba un hombre americano y un chico alto, joven. Entró el revisor y pidió los billetes. Él le advirtió al americano que su billete era de segunda y el hombre empezó a gritar y a insultar a los españoles y a España. El joven alto se le enfrentó y defendió su patria. El tren se paró y entró una compañía de cómicos. Llegó a la estación y esperó a que llegase el coche hacia Alcolea.
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Llegada al pueblo: En la diligencia en la que fue al pueblo viajaba también una vieja de pocas palabras. Se bajó en la Fonda de la Palma donde pidió una habitación espaciosa. En el patio había un canario, tres hombres, un catalán, un riojano y un andaluz. Con los que luego se acercó al casino. A las 6 se marchó a ver al Secretario y con él, al médico compañero, el Doctor Sánchez. Éste le dijo que no pensase en ganar mucho dinero porque a los ricos los trataba el doctor Don Tomas Solana. Empezaron a dar una vuelta, hacía un calor exasperante y el aire estaba seco. En una de las casas, había un rezo a un muerto. Salieron andando del pueblo. Mientras que el doctor Sánchez se marchó, el Secretario y Andrés subieron a un cerro desde donde se veía el pueblo con viñedos y alguna higuera. Bajaron al pueblo y Andrés cenó en la fonda y luego dio una vuelta por el pueblo, que parecía irreal, parecía un inmenso sepulcro.
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Primeras dificultades: El doctor Sánchez y Andrés se dividieron el pueblo en dos. Los primeros días resultaron muy tranquilos. Se cansó de la fonda y el agua en Alcolea era carísima. Decidió abandonar la fonda y el doctor Sánchez le “ayudó” a buscar una casa en las afueras en un barrio llamado Marrubial. Se quedó una habitación en el piso bajo. Amplia, que daba a la callejuela de los Carretones. Pidió una tinaja y un mozo que la llenara y de comer legumbres a la patrona, quien le tomó por loco. El marido de la patrona (bella) se llamaba José, pero le llamaban Pepinito (desagradable). Tenían una hija llamada Consuelo de unos 12 años.
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La hostilidad médica: A Sánchez le gustaban demasiado los Toros. Una tarde se fue a Baeza y vino un hombre a avisar a Andrés de que la hija del molinero estaba muy enferma. Él la operó. Al día siguiente, Sánchez y él discutieron porque Andrés había aconsejado a la madre que llevase a la chica a Madrid. Mientras la gente se ponía del lado de Andrés, Sánchez hablaba mal de él para desacreditarle. Y Andrés, con su escepticismo iba ganando prestigio, a pesar de que muchas veces no le hacían caso (como un viejo artrítico) e indignaban a la gente acomodada y a los carniceros. La mujer del Secretario insistía en que debía casarse allí.
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Alcolea del Campo: Alcolea vivió una etapa de esplendor cuando Francia firmó con España tratados del vino, pero luego, empezó el declive al no haber sensación de asociación y se resignaron de manera estoica. Sobre política, el pueblo estaba dividido en dos bandos: los ratones (liberales como don Juan) y los Mochuelos (conservadores), como el alcalde. En Alcolea los ricos defraudaban a Hacienda y no se les tomaba por ladrones. El tiempo se hacía eterno. Pepinito era un petulante que trataba fatal a su mujer y a la niña. Era de Tomelloso y le gustaba contar historias de muertos. Andrés, junto con Dorotea, la niña y los dos criados, bajaron a la bodega y a la Cueva de los Enanos (vasijas de vino). Llegó la vendimia y Andrés vio a varios hombres sudando haciendo el vino: fue entonces cuando le dio la razón a Iturrioz en que lo artificial era lo bello.
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Tipos de Casino: En invierno Andrés comenzó a ir a La Fraternidad, el casino de Alcolea. Había dos personajes pintorescos, el pianista y el hidalgo, Don Blas Carreño. Los dos hablaban de manera altisonante y enfática. Don Blas invitó a Andrés a ir a su casa y le enseñó su librería ofreciéndosela para cuando quisiera. Le gustaba hablar con citas, utilizar expresiones de los libros y llamar a los pueblos por su nombre antiguo. Él vivía en la arbitrariedad. Había un joven en el casino, abogado, hijo de usurero que le parecía imbécil.
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Sexualidad y Pornografía: Vio en la librería unas revistas pornográficas y llegó a la conclusión de que cuando había una vida sexual activa, la pornografía no se necesita (como en Londres) y en sitios, como Alcolea, donde la vida sexual es pobre, la pornografía estaba en todo.
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El dilema: Andrés comenzó a tener mala reputación.- dejó de ir al casino y leía en su cuarto. Intentó dejar los libros de filosofía y probó (gracias a don Blas) libros de historia y de astronomía. También probó a escribir. Comenzó a padecer dolores articulares y a caérsele el pelo (él era neuro- artrítico). La solución era encontrar una mujer, pero sólo conocía a la hija de Sánchez (iba para monja), y la del Secretario (una cursi). De no casarse, tendría que ir a casa de Fulana o de Zutana, donde había señoras de vida alegre. Se puso a dieta y mejoró.
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La mujer del tío Garrota: Una noche de invierno se cayó en la calle. Era la mujer del Tío Garrota y sufría una conmoción cerebral. Llegó el juez y dos guardias; interrogaron a todo el mundo y preguntaron si se podía interrogar a la vieja a Andrés. La vieja, tenía una lesión cerebral y por ello no podía responder a las preguntas del juez sino con “¡Eh!” y “Garro”. Al rato, murió y se pensó al principio que había sido el marido quien la había asesinado. (Como pasara con el Pollo y el Cañamero). Al hacer la autopsia, en la que intervinieron los 3 médicos no dijeron nada convergente, cada uno daba una versión. --- Andrés defendía que había sido un accidente.
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Despedida: Debido a esto, los pobres del pueblo no le querían. Así que decidió presentar la dimisión, despedirse de Don Blas Carreño y del juez, y hacer las maletas. La última noche, aprovechando que estaban solos Dorotea y Andrés, éste se declaró y pasaron la noche juntos. A la mañana siguiente, Andrés se marchó camino de Aranjuez.
SEXTA PARTE: La experiencia en Madrid.
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Comentario a lo pasado: Cuando Andrés volvió a Madrid, allí se vivía el preparativo contra los EE.UU. por Cuba y Filipinas y se vivía con optimismo. Se perdió la guerra, tal como había vaticinado Iturrioz. Un día Andrés fue a casa de su tío y le contó su experiencia en Alcolea. Según Iturrioz la naturaleza le da al rico el espíritu de riqueza y al pobre el de miseria.
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Los amigos: Un día en el Apolo se encontró con Montaner y entraron en el café de Fornos. Hablan sobre ellos. Montaner acabó la carrera gracias a que los padres de su novia se la llevaron a Santander y él se marchó a Salamanca. Le cuenta que Aracil montó una clínica y que después de haberle ayudado él, se asoció con Nebot (valenciano). Lamela se fue a Galicia y no ejercía pero vivía bien. Cañizo tenía un periódico de carnicería. Ortega se fue de médico militar en Cuba y se hizo borracho. Aracil estaba casado con una muchacha a la que prostituye y, según Montaner, iba a llevar a Nebot a su casa para que se acostaran juntos. Días más tarde, Andrés se encontró con Julio. Estuvieron hablando y él dijo que tenía plena confianza en su mujer y que todo el gasto que tenían, era necesario. Andrés no le envidiaba nada.
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Fermín Ibarra: Se encontró con Fermín Ibarra, quien se iba a Bélgica para aprovechar sus inventos ya que en España eran todos unos chulos y unos juerguistas sin futuro. A los pocos días le escribió Ibarra a Andrés desde Bélgica diciéndole que sus empresas iban bien.
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Encuentro con Lulú: Un amigo del padre de Andrés le estaba buscando trabajo. Un día, al salir de la casa de éste, se encontró con Lulú y quedaron en el café de la Luna. Le contó que Julio había abandonado a Niní y que ésta se había casado con Prudencio y le había puesto una tiendecita a Lulú. En el café también estaba Doña Leonarda, quien le miraba con desprecio y un tipo joven con anteojos. Le dijo también que Don Cleto había muerto y que ahora en la C/del Pez. Acordaron en verse otro día.
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Médico de higiene: El puesto de médico de higiene no le agradaba. Comenzaba a aumentar su instinto antisocial y veía desfilar a prostitutas que le daban pena. Un cura tenía dos casas de prostitución y a veces, cuando tenía que hacer visitas en este tipo de casas, veía a señoritos de la alta sociedad. Todo esto le llevaba a reflexionar, sacando como conclusión que la casta burguesa se iba preparando para someter a la casta pobre y hacerla su esclava.
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La tienda de confecciones: Andrés fue a visitar a Lulú a la tienda, que era grande. Lulú dijo que le había dicho a Julio que cuando Andrés estudiaba había dicho que casarse con ella era lo mismo que casarse con un orangután. A veces iba al café con Lulú, el tipo de anteojos y Leonarda. Andrés recriminó a Lulú que tratase de manera desdeñosa al farmacéutico por ser su pretendiente.
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De los focos de la peste: Andrés, desilusionado y angustiado con lo que veía en las casas de prostitución le cuenta a Lulú que le habían escrito una carta unas chicas que viven y ejercen la prostitución firmando Las Desgraciadas. Le cuenta que fue a un prostíbulo en la c/ Barcelona y que un tipo afeminado (el Cotorrita) junto con el ama, eran los que captaban a las chicas. Le contó algunos trucos para retener a chicas, como a una chica de Sevilla que fue reclamada por sus padres y fue imitada por otra. Hablaba con amargura y Lulú le aconsejó que dejase ese puesto.
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La muerte de Villasús: Abandonó el puesto de médico de higiene, y gracias a Julio se puso de médico en La Esperanza, un hospital para pobres que le fatigaba a la vez que le encolerizaba. (Veía, además que la ley era más dura cuanto más miserable fueras). Seguía con su instinto antisocial y tenía ganas de matar los domingos a aquellos que volvían de los toros, lo único que le tranquilizaba era estar con Lulú y a veces iba con ella y su madre al paseo de Rosales. Fue a visitar a su niño enfermo y al lado vio a un viejo ciego y medio loco, que resultó ser Villasús y a los pocos días murió. Fue Andrés a visitarlo y le vio rodeado de bohemios desarrapados todos medio locos diciendo que quizás Villasús seguía vivo.
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Amor, teoría y práctica: Andrés le dice a Lulú que hay dos procedimientos del amor, como en la medicina: el de los tímidos es buscar pareja opuesta y el de los satisfechos de su físico, que buscaban alguien semejante. Pero dice que ella es diferente. También define el amor como la confluencia del instinto fetichista y el sexual. Pero que en el fondo el amor es un engaño. Un día, después de ver a Lulú con un militar que la visitaba en la tienda, Andrés estuvo por la Moncloa, cuando sintió la necesidad de ir a ver a Lulú. Primero la piropeó, luego se declaró y luego la beso. Lulú le dijo que ella estaba enamorada de él desde el primer día y que a partir de ese día donde él fuera, tenía que llevársela.
SÉPTIMA PARTE: La experiencia del hijo.
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El derecho a la prole: Andrés fue a pedirle consejo a Iturrioz hablando como si fuese un tercero que le había pedido consejo. El tío le recomendó que dijera que si era fuerte y quería casarse, que se casase y tuviese hijos. Si era débil y quería casarse, que se casara, pero que no tuviera hijos. Por la tarde escribió Andrés a su tío diciéndole que se iba a casar.
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La vida nueva: Lulú pidió a Iturrioz que le buscase un trabajo nuevo a Andrés, y le buscó uno como traductor de artículos. Se fueron a vivir al barrio de Pozas. Se casaron por la Iglesia, Andrés se negó a que Dña. Leonarda viviera con ellos y cogieron a la Venancia para que ayudase en la casa. Le pasaron a Andrés a hacer estudios originales con datos obtenidos por científicos extranjeros. Estaba cada vez más a gusto y temía que esa paz se desmoronase en cualquier momento. Paseaban al anochecer por el Canalillo o la Dehesa de Amaniel y a veces iban a los cinematógrafos de Chamberí. Cada vez estaban más enamorados. Lulú pensaba que Andrés era un portento (como cuando se les acercaron dos hombres y Andrés hizo de la llave un revólver).
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En paz: Pasaron varios meses y la tranquilidad se turbó. Lulú se deprimía porque quería tener un hijo y Andrés se angustiaba. Cuando le dijo que estaba embarazada, ella estaba histérica y muy celosa y sentimental y él estaba muy nervioso y angustiado. No podía dormir y tomaba morfina cada vez estaba peor.
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Tenía algo de precursor: Cuando tenía que dar a luz hubo un problema con el cordón umbilical y el bebe nació muerto. Lulú sufrió una grave hemorragia y a los tres días murió. Todo esto superó a Andrés quien se envenenó y murió.
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Enviado por: | Stubborn |
Idioma: | castellano |
País: | España |