Literatura


El árbol de la ciencia; Pío Baroja


El Árbol de la Ciencia

El árbol de la ciencia; Pío Baroja

ÍNDICE

• Introducción ................................................... Pág. 4

• Cuerpo Central ................................................ Pág. 6

> La generación del 98 ............................ Pág. 6

> El árbol de la ciencia ............................ Pág. 11

  • El tema de España ....................... Pág. 11

  • El sentido existencialista .......... Pág. 21

  • La Ternura .................................... Pág. 29

  • Ideas sobre el amor y el sexo ... Pág.34

• Bibliografía ....................................................... Pág. 43

INTRODUCCIÓN

El árbol de la ciencia es una autobiografía de su autor, donde Baroja narra recuerdos directos de su vida. Éste se personifica en la figura de Andrés Hurtado, a través de las sensaciones e impresiones que tuvo al encontrarse con ese mundo que le merecía poco respeto. Según nos demuestra el libro, debía ser un joven sensible e ilusionado ante el porvenir de la ciencia y la inquietud filosófica que le dominaba (influencia de Schopenhauer). También nos hace ver su constante disconformidad con el mundo, de ahí que cree la infinidad de personajes que lo refleja.

Por otro lado, es interesante comentar de Pío Baroja que la pérdida real de su hermano le dejó tan marcado que lo incluyó varias veces en sus novelas, en este caso como Luisito, el hermano de Andrés que en la obra muere igualmente. La inquietud y el dolor que sintió al ver a su hermano enfermo, y la lucha personal que el autor mantuvo para salvarle la vida se traducen a la perfección en el libro, intentando manifestar la angustia que le debió suponer, por lo que pensamos que ésta es la causa de la hipersensibilidad que aparece en toda la extensión de la novela y de el pesimismo que se cierne sobre ésta; aparte de la situación de la época.

A nuestro modo personal creemos que es un libro que nos enseña a la perfección la realidad de esos tiempos, bajo una visión de un contemporáneo, Pío Baroja, frustrado ante la imposibilad de realizar reforma alguna en su caótico país. Sin embargo, lo consideramos excesivo y nos hubiese gustado una leve inyección de optimismo, tan falto en la obra como en todos los autores de la generación.

CUERPO CENTRAL

La Generación del 98, también llamada generación del desastre en alusión a la pérdida de Cuba por España, representó un fenómeno importante por cuestionarse la tarea intelectual frente a España y la política española, y plantearse el dilema de una literatura acorde con esas inquietudes. Sobresale la enumeración de los engaños que dominaban a España en el campo de la prensa, la política, la oligarquía y el caciquismo, la literatura y la ciencia, las supuestas glorias históricas, y, como otros jóvenes rebeldes, rechazaba la guerra colonial en todas sus manifestaciones. La generación del 98, a veces asociada con el modernismo literario, reflejó en gran medida las oscilaciones ideológicas de algunos de sus integrantes, según lo ha estudiado Carlos Blanco Aguinaga en su “Juventud del 98” (de las posturas socialistas y anarquistas a cierto énfasis nacional de corto alcance) y en no conseguir siempre resolver el ajuste entre su preocupación por el casticismo y el problema español, y las preguntas estrictamente ligadas al ejercicio de la literatura. Este ejercicio sólo fue posible a través de búsquedas más individuales y en el tránsito hacia propuestas estéticas de las generaciones próximas en el tiempo: la del 14 y la del 27.

Los rasgos estilísticos comunes en los autores de la Generación del 98 se dejan notar en El árbol de la ciencia: la creación de una lengua sencilla y espontánea marcada por un claro antirretoricismo; el enriquecimiento de la lengua con la etimología y la expresión popular; la abundancia de estructuras coordinadas en la sintaxis y de párrafos breves; la renovación de la técnica de la novela, y la predilección por el ensayo.

Los miembros de la generación del 98 manifiestan dos grandes preocupaciones en sus obras: El tema de España y del sentido de la vida. Demuestran un entrañable amor hacia el país, denuncian su atraso y buscan soluciones para forjar una España distinta de la consagrada por los tópicos. Para ello, recogen la inquietud que muchos intelectuales y habían manifestado desde hacía siglos.

Efectivamente, los escritores de este grupo, siguen aquella tradición de crítica al país que ya aparece en el Lazarillo de Tormes, y que plasmaron autores como Francisco de Quevedo, Baltasar Gracián, Diego de Saavedra Fajardo, Benito Feijoo, José Cadalso, Gaspar Melchor de Jovellanos, y Mariano José de Larra. Esta preocupación también la habían manifestado autores e intelectuales del siglo 19 como Ángel Ganivet, Joaquín Costa y Francisco Giner de los Ríos.

Su temática tiene que ver con los siguientes aspectos:

-El paisaje. Descubren y valoran el austero y pobre paisaje castellano como núcleo de España (aunque ninguno de estos escritores haya nacido en Castilla). No reflejan el paisaje de forma realista y objetiva, sino subjetivamente ya que proyectan su espíritu sobre él. De este modo, desean captar su alma y a través de ella, la de Castilla y la de la verdadera España, sintiendo tristeza y amor, como dice A. Machado en un poema.

-La historia. Al principio, consideran que la historia de España es la causa de los males que sufre el país, pero a partir de 1905 también indagan en el pasado para encontrar los valores intrínsecos de Castilla y de España. Más que la historia externa, les atrajo la intrahistoria (M. De Unamuno), es decir, la vida callada de millones de hombres sin historia, que son los que han protagonizado la verdadera historia de España.

-Los problemas existenciales. Sienten una desazón como consecuencia del mundo que les ha tocado vivir. Se preguntan sobre el sentido de la existencia del ser humano, el paso del tiempo, la muerte, las personas... y, al no hallar respuestas, sienten una profunda angustia vital.

Concretamente, Pío Baroja se preocupa por el dolor humano desde una perspectiva pesimista. Predomina la narración de acciones de unos personajes inadaptados que luchan por la supervivencia.

Baroja, Pío (1872-1956), novelista español, considerado por la crítica el novelista español más importante del siglo XX.

Nació en San Sebastián (País Vasco) y estudió Medicina en Madrid, ciudad en la que vivió la mayor parte de su vida. Su primera novela fue Vidas sombrías (1900), a la que siguió el mismo año La casa de Aizgorri. Esta novela forma parte de la primera de las trilogías de Baroja, Tierra vasca, que también incluye El mayorazgo de Labraz (1903), una de sus novelas más admiradas, y Zalacaín el aventurero (1909). Con Aventuras y mixtificaciones de Silvestre Paradox (1901), inició la trilogía La vida fantástica, expresión de su individualismo anarquista y su filosofía pesimista, integrada además por Camino de perfección (1902) y Paradox Rey (1906).

La obra por la que se hizo más conocido fuera de España es la trilogía La lucha por la vida, una conmovedora descripción de los bajos fondos de Madrid, que forman La busca (1904), La mala hierba (1904) y Aurora roja (1905). Realizó viajes por España, Italia, Francia, Inglaterra, los Países Bajos y Suiza, y en 1911 publicó El árbol de la ciencia, posiblemente su novela más perfecta. Entre 1913 y 1935 aparecieron los 22 volúmenes de una novela histórica, Memorias de un hombre de acción, basada en el conspirador Eugenio de Avinareta, uno de los antepasados del autor que vivió en el País Vasco en la época de las Guerras carlistas. Ingresó en la Real Academia Española en 1935, y pasó la Guerra Civil española en Francia, de donde regresó en 1940. A su regreso, se instaló en Madrid, donde llevó una vida alejada de cualquier actividad pública, hasta su muerte. Entre 1944 y 1948 aparecieron sus Memorias, subtituladas Desde la última vuelta del camino, de máximo interés para el estudio de su vida y su obra. Baroja publicó en total más de cien libros.

Usando elementos de la tradición de la novela picaresca, Baroja eligió como protagonistas a marginados de la sociedad. Sus novelas están llenas de incidentes y personajes muy bien trazados, y destacan por la fluidez de sus diálogos y las descripciones impresionistas. Maestro del retrato realista, en especial cuando se centra en su País Vasco natal, tiene un estilo abrupto, vívido e impersonal, aunque se ha señalado que la aparente limitación de registros es una consecuencia de su deseo de exactitud y sobriedad. Ha influido mucho en los escritores españoles posteriores a él, como Camilo José Cela o Juan Benet, y en muchos extranjeros entre los que destaca Ernest Hemingway.

 

 

El tema de España

El tema de la situación de España, al igual que en todas las obras de la generación del 98, tiene una importancia trascendental en la obra. La novela nos describe a través del personaje las costumbres, religión, y situación cultural de la época; que es amplia y negativamente crítica. Para facilitar su estudio podemos clasificarlo en cuatro grupos:

Medicina y Universidad:

Este es un tema ampliamente tratado en el libro, sobre todo en la primera mitad del libro. La primera visión de Andrés de la facultad no es muy positiva empezando por las instalaciones que no encontraba adecuadas para sus propósitos:

Por una de esas anomalías clásicas de España, aquellos estudiantes que esperaban la escuela de arquitectura no eran arquitectos del porvenir, sino futuros médicos y farmacéuticos.

Otro punto en entredicho de la facultad es la figura de los profesores, estos eran demasiado presuntuosos para sentirse ofendidos por la burla de los alumnos. “ Esto es una ridiculez” son las primeras palabras de hurtado nada más empezar la clase. La imagen mostrada de los profesores es poco más que de carcamales decrépitos con ninguna o escasa capacidad didáctica, y cuyo mayor afán era sentirse admirados:

Los profesores del año preparatorio eran viejísimos habían algunos que llevaban cerca de cincuenta años explicando.

Sin duda no los jubilaban por sus influencias y por esa simpatía que ha habido siempre en España por lo inútil.

La perspectiva de compañeros y la clase no es muchos más optimista, en general se tendía a la burla hacia el profesor:

A veces, en medio de la clase algunos de los alumnos se le ocurría marcharse, se levantaba se iba. Al bajar de las escaleras de la gradería los pasos del fugitivo producían gran estrépito, y los demás muchachos sentados, llevaban el compás golpeando con los pies y los bastones.

En la clase se hablaba, se fumaba, se leían novelas, nadie seguía las explicaciones, alguno llegó a presentarse con una corneta, y cuando el profesor se disponía a echar en un vaso de agua un trozo de potasio, dio dos toques de atención; otro metió un perro vagabundo, y fue un problema echarlo.

Había estudiantes descarados que llegaban a las mayores insolencias: gritaban, rebuznaban, interrumpían al profesor. Una de las gracias de éstos estudiantes era la de dar un nombre falso cuando se lo preguntaban.

Tampoco consideraban muy admirable la actitud mostrada por los alumnos, incluido él, hacia los restos humanos incluidos en la sala de disección:

La mayoría de estudiantes ansiaban llegar a la sala de disección e hundir el escarpelo en los cadáveres, como si les quedaba un fondo atávico de crueldad primitiva. (...)

Dentro de la clase de disección los estudiantes gustaban de encontrar grotesca la muerte; a un cadáver le ponían un cucurucho en la boca y un sombrero de papel.

Pensaba que si las madres de aquellos desgraciados que iban al spolarium hubiesen vislumbrado el final miserable de sus hijos, hubieran deseado seguramente parirlos muertos.

Por último su experiencia médica en el San Juan de Dios y Alcolea, tendieron a incrementar su idea “positiva” de la medicina. El médico del hospital al cual Hurtado ayudaba era un ser realmente cruel hacia los enfermos. Por la otra parte Sánchez, su colega en Alcolea, solo se mostraba interesado por el dinero que podía obtener de sus pacientes:

(...) también le dijo usted a la madre que fuera a ver un especialista de Madrid, y eso no va ni en beneficio de usted ni en beneficio mío. (...) que el tío fulano cogía un catarro fuerte pues eran seis visitas para él; que padecía un reumatismo, pues podían ser hasta veinte visitas.

Sociedad y Política:

El libro describe un amplio sector de la sociedad de aquella época. Andrés Hurtado pertenecía a una clase acomodada. Su padre Don Pedro era un hombre partidario de la aristocracia:

Para Don Pedro, el hombre rico era el hombre por experiencia, tendía a considerar la riqueza no como casualidad, sino como un virtud. (...)

Don Pedro, sin pensarlo, era un hombre a la antigua; la sospecha de que un obrero pretendiese considerarse como una persona, o una mujer quisiera ser independiente le ofendía como un insulto.

Andrés tenía convicciones antagónicas a las de su padre y Montaner:

Hurtado era republicano; Montaner, defensor de la familia real; Hurtado era enemigo de la burguesía; Montaner, partidario de la clase rica y de la aristocracia.

Generalmente, el motivo de las discusiones era político; Don Pedro se burlaba de los revolucionarios, a quien dirigía todos sus desprecios e invectivas, y Andrés contestaba insultando a la burguesía, a los curas, y al ejercito.

A lo largo del libro son numerosos los casos del pueblo llano que apoyan a los aristócratas: “El aristócrata pertenece a una clase superior a la humana”. Y los caciquismos:

La política de Alcolea respondía perfectamente al estado de inercia y desconfianza del pueblo. Era una política de caciquismo y lucha entre dos bandos: el de los mochuelos y el de los ratones (...) Alcolea se había acostumbrado a los mochuelos y a los ratones, y los consideraban necesarios. Aquellos bandidos era los sostenes de la sociedad y se repartían el botín.

Conforme Andrés iba acumulando todas esas vivencias, “su instinto antisocial iba aumentando, se iba convirtiendo en odio contra el rico sin tener simpatía por el pobre”.

En su etapa de médico de higiene en Madrid, describe la penosa situación de las prostitutas:

Duermen en cualquier rincón amontonadas, no comen apenas; le dan unas palizas brutales; y cuando envejecen y ven que ya no tienen éxito, las cogen y las llevan al otro pueblo sigilosamente.

Andrés cree que el gran problemas es que el pueblo, y por ese motivo es por el cual aún tienen poder los aristócratas.

El pueblo no llevaba el camino de cortar los jarretes de la burguesía, e incapaz de luchar iba cayendo en el surco.

Cultura y religión:

A lo largo de todo el libro se da una idea de España aislada culturalmente del resto de Europa. Por lo tanto se tendía a exaltar lo nacional frente a lo extranjero:

La acción de la cultura europea en España era realmente restringida, y localizada a cuestiones técnicas; los periódicos daban una idea incompleta de todo; la tendencia general en hacer creer que los grandes de España podía ser pequeño fuera de ella, y al contrario, por una especie de mala fe internacional. (...)

España entera, y Madrid sobre todo vivía en un ambiente de optimismo absurdo; todo lo español era lo mejor.

El autor manifiesta constantemente la falta de opciones para los investigadores en España: ¡En un laboratorio de fisiología Si los hubiera en España!

Cuando España declaro la guerra a EE.UU. , los sentimientos de superioridad frente al extranjero se ponen ampliamente latentes, multitud de sectores de la sociedad confiaban en una victoria rápida y derrota humillante para EE.UU. La gente no se preocupaba realmente:

A Andrés le indigno la indiferencia de la gente al saber la noticia. Al menos él había creído que el español, inepto para la ciencia y para la civilización, era un patriota exaltado, y se encontraba que no; después del desastre de las dos pequeñas escuadras españolas en Cuba y en Filipinas todo el mundo iba al teatro y a los toros tan tranquilos; aquellas manifestaciones y gritos habían sido espuma, humo de paja, nada.

Además del supuesto patriotismo, otro punto que también se destaca es el machismo de la época:

Pepinito trataba muy mal a su mujer y a su hija; constantemente las llamaba estúpidas, borricas, torpes; tenía el convencimiento que él era el único que hacía bien las cosas.

Su mujer, Fermina, fue una víctima; pasó la existencia creyendo que sufrir era el destino natural de la mujer. Después de muerta, Don Pedro hacía el honor a la difunta de reconocer sus grandes virtudes.

La religión es otra parte importante en la cultura española, es de gran importancia en Alcolea y en la madre de Lulú, por otra parte ésta no tiene ninguna relevancia para Andrés y Julio:

A Hurtado no le preocupaba gran cosa las cuestiones de forma, y no tuvo ningún inconveniente en casarse en la Iglesia como quería doña Leonarda.

El clero es mostrado como defensor de la moralidad desde la inmoralidad:

Entre los dueños de las casas del lenocinio había personas decentes: un cura tenía dos, y las explotaba con una ciencia evangélica completa. ¡Qué labor más católica, más conservadora, podía haber que dirigir una casa de prostitución!

Pueblo y ciudad:

Un punto que se pone en contraposición en el relato entre pueblo y ciudad. El concepto de los amigos de Hurtado, Julio y Montaner, de los habitantes de los pueblos no es demasiado positiva:

Este muchacho, y Aracil, los dos, correctos, hablaban con desdén de los demás estudiantes, en su mayoría palurdos, que manifestaban la alegría y sorpresa de verles juntos con gritos y carcajadas.

Alcolea es el pueblo más ampliamente descrito en la obra, es un pueblo que podría describir a gran cantidad de pueblos, es un pueblo tipo:

Era un pueblo del centro de España, colocado en la zona intermedia donde acaba Castilla y empieza Andalucía. (...)

Las costumbres de Alcolea eran españolas puras, es decir de un absurdo completo.

El pueblo no tenía el menor sentido fiscal; las familias se metían en sus casa como los trogloditas en sus cuevas. No había solidaridad; nadie sabía ni podía utilizar la fuerza de la asociación. Los hombre iban al trabajo y a veces al casino. Las mujeres no salían mas que los domingos a misa.

Por falta de instinto colectivo, el pueblo se había arruinado.

En la época de los tratados de los vinos con Francia, todo el mundo, sin consultarse los unos a los otros comenzó a cambiar los cultivos de su campo; pronto el río de vino de Alcolea se convirtió en río de oro. En éste momento de prosperidad el pueblo se agrandó; luego vino la terminación del tratado, y como nadie sentía la responsabilidad de representar al pueblo, a nadie se le ocurrió decir: “Cambiamos el cultivo, volvamos a nuestra vida antigua; empleemos la riqueza producida por el vino en transformar la tierra para las necesidades de hoy.” Nada.

La vida del pueblo era en muchas cosas absurda; las mujeres paseaban separadas de los hombres, y esa separación de sexos existía en casi todo.

En general la experiencia de Hurtado en Alcolea no es excesivamente satisfactoria; cuando su tío le pregunta: “¿Qué tal te ha ido en el pueblo?”, el contesto sin vacilar “Bastante mal”. Por otra parte opina que la gente es buena: “Sí, los manchegos son buena gente, pero con una moral imposible.”

La visión de Madrid del protagonista no tenía tintes más alentadores:

En Madrid la talla de los jóvenes pobres y mal alimentados que vivían en tabucos, era ostensiblemente más pequeña que la de los muchacho ricos, de familias acomodadas, que habitaban en pisos exteriores.

Ideas absurda de destrucción le pasaban por la cabeza, los domingos, sobre todo, cuando cruzaba entre la gente a la vuelta de los toros pensaba en el placer que sería para él poner en cada bocacalle una media docena de ametralladoras, y no dejar uno de los que volvían de la estúpida y sangrienta fiesta.

EL SENTIDO EXISTENCIALISTA

Como preocupación fundamental de los componentes de la generación del 98, este estudio es indispensable. Pío Baroja muestra a través de Andrés Hurtado todo su pesimismo influenciado por Schopenhauer y toda la crítica que efectúa a la España de su época.

Visión Del Mundo y De La Vida:

La visión que tiene Andrés Hurtado sobre la vida, triste y pesimista le viene dada por la muerte de su madre.

En casi todos los momentos de su vida, Andrés experimentaba la sensación de sentirse solo y abandonado. La muerte de su madre le había dejado un gran vacío en el alma y una inclinación por la tristeza..

Su madre era su conexión entre él y la familia, y al morir se rompió esta conexión y se quedó solo, “Se sentía aislado de la familia, sin madre, muy solo, y la soledad le hizo reconcentrado y triste.”.

Toda esta tristeza general aumenta cuando su hermano Luis cae enfermo, “Un día este estudiante le preguntó qué le pasaba para estar sombrío y triste. Andrés le contestó que tenía un hermano enfermo.”, y se convierte en un hombre realmente pesimista ante la vida, “La vida en general, y sobre todo la suya, le parecía una cosa fea, turbia, dolorosa e indomable.”.

Todos estos sentimientos concuerdan con la visión que tenía de España. Era una España retrasada, sobre todo su capital, Madrid, que no tenía la menor intención de avanzar, e incluso se inclinaba a decir en España que “todo lo español era lo mejor”. España era un país sin ninguna motivación cultural, “España era un país sin civilización, sin cultura, en donde no se tenía la menor atención al extranjero”. Todo esto se reflejaba en las universidades,

La clase de química general del año preparatorio de Medicina y Farmacia se daba en esta época en una antigua capilla del Instituto de San Isidro, convertida en clase, y ésta tenía su entrada por la Escuela de Arquitectura,

dando a entender que la infraestructura estaba por los suelos o que los profesores eran demasiado viejos como para poder explicar los hallazgos más actuales,

Los profesores ... eran viejísimos; había alguno que llevaban cerca de cincuenta años explicando. Sin duda no los jubilaban por sus influencias y por esa simpatía y respeto que ha habido siempre en España por lo inútil.

A parte de todo esto, la visión del mundo, según Andrés era de un aristócrata porque, al principio en menor parte, “todas esas historias ... del pueblo ... les parecían cosas plebeyas”, y al final en su totalidad, “Este muchacho ... era ... un aristócrata, aunque el no lo creía” hablando su tío de Andrés. Le entristecía y desagradaba todo lo que era suciedad, pobreza y miserabilidad,

La visita de San Juan de Dios fue un motivo de depresión y melancolía para Hurtado”. “Su instinto antisocial se iba aumentando, se iba convirtiendo en odio contra el rico, sin tener simpatía por el pobre,

señalando el sentimiento de odio contra toda la sociedad Española.

En la evolución de Andrés la visión del mundo va cambiando, su mujer, Lulú, es la que incita a Hurtado a ver las cosas de una manera diferente, “Andrés estaba cada vez más encantado de su mujer”, aunque nunca se desarraigará de su pesimismo, “Su pesimismo le hacía pensar que la calma no iba a ser duradera”.

Influencia De Schopenhauer:

Schopenhauer es un filósofo alemán nacido el 22 de febrero de 1788 en Danzig (actual Gdansk, Polonia) y fallecido el 21 de septiembre de 1860 en Frankfurt del Main.

Todo el pesimismo existente en la obra es influencia de Schopenhauer. Según su filosofía los hombres a través de su voluntad aspiran a metas que nunca llega a alcanzar, esto les deprime e inician otra ambición que les deprime aún más. La única manera de acabar con el sufrimiento es una actitud de renuncia.

Andrés comienza a interesarse por la lectura filosófica empezando por Fischte, que le aburrió y siguió con Kant, que no acaba de entenderlo y siguiendo con Schopenhauer con el que estaba totalmente de acuerdo. Todo esta evolución filosófica es idéntica a la de Pío Baroja, por lo que se dice que una autobiografía.

Como decíamos, Andrés en un pesimista nato, pero gracias a las lecturas de Schopenhauer aumentan estos sentimientos,

“A los pocos días de frecuentar el hospital, Andrés se inclinaba a creer que el pesimismo de Schopenhauer era una verdad casi matemática”

Andrés está también influenciado por el filósofo en cuanto a los momentos en los que actúa y los que no actúa como veremos en el siguiente apartado.

Acción / No Acción:

Andrés actúa ante las cosas que le importan y le parecen inhumanas o deba superar como hombre como se pude ver en los siguientes ejemplos.

Cuando “La imaginación de Andrés le hacía ver miedos imaginarios”, éste actúa y entra en un bar que le da muy mala espina (miedo). O cuando está en el hospital,

Había una mujer que guardaba constantemente en el regazo un gato blanco ... El gato era, sin duda, lo único que le quedaba de un pasado mejor. Al entrar el médico, la enfermera solía bajar disimuladamente al gato de la cama y dejarlo en el suelo; el animal se quedaba escondido, asustado, al ver entrar al médico con sus alumnos, pero uno de esos días el médico le vio y comenzó a darle patadas. ... El practicante y una enfermera comenzaron a perseguir al animal por toda la sala; la enfermera miraba angustiada esa persecución ... seguía la caza con la mirada, y, cuando vio que cogían a su gato, dos lágrimas gruesas corrieron por sus mejillas pálidas. - ¡Canalla!, ¡Idiota! - exclamó Hurtado, acercándose al médico con el puño levantado. - No seas estúpido - dijo Aracil. -Si no quieres venir aquí, márchate. - Si, me voy, no tengas cuidado, por no patearle las tripas a ese idiota miserable.,

que actúa ante una acción inhumana, aunque sea con un gato. Del mismo estilo es la acción que realiza Hurtado al ver que el directo de la revista El Masón Ilustrado pretendía hacer una broma de mal gusto a una pobre gente que fueron a visitar. También actúa para ayudar a sus seres queridos, tanto como cuando planta cara a Manolo “el Chafandín” para ayudar a su futura esposa Lulú, como cuando su hermano Luis, enfermo, necesita clima cálido para mejorar y en pleno día de nochebuena viaja hasta Valencia en tercera para solucionar lo más rápido el problema.

Hay momentos en la vida de Andrés que se decanta a una inacción motivada por la influencia de Schopenhauer del pesimismo,

Ante la vida no hay más que dos soluciones prácticas para el hombre sereno: o la abstención y la contemplación indiferente de todo, o la acción limitándose a un círculo pequeño. ... Es lo que tiene de bueno la filosofía, le convence a uno de que lo mejor es no hacer nada”. “Haz lo que quieras; por mi puedes envenenar a medio mundo; me tiene sin cuidado,

como decía Andrés, o, “La inacción ... arrastraban a Hurtado cada vez más a sentirse pesimista”, como dice Baroja. Este desdén que hace Andrés por la acción no está siempre presente, incluso critica lo contrario, “La inacción le irritaba”.

Ataraxia:

La ataraxia es un concepto filosófico de la Grecia clásica que se incluye en el libro para dar a entender ese concepto de máxima felicidad, de relajación absoluta. En el texto aparece la siguiente cita:

“Hurtado estaba mejor ....Ahora se sentía divinizado por su ascetismo, libre; comenzaba a vislumbrar ese estado de “ataraxia”, cantado por los epicúreos y los pirronianos.”

Efectivamente, los epicúreos (seguidores de Epicuro) y los pirronianos (seguidores de Pirrón de Elis) utilizaron por primera vez este concepto. Los epicúreos no están en contra de la inacción total, al contrario que los pirronianos, que lo utilizan para hacer referencia al estado en el que una persona acepta las cosas como son sin esperar ninguna explicación de porqué la vida. Los seguidores de Epicuro quieren utilizar la ciencia para llevar a cabo su felicidad y comodidad sin ningún sentido egoísta, ya que está entendida como reposo del alma y serenidad. Las enseñanzas de Epicuro fueron criticadas y despreciadas por los aristócratas, viéndose aquí los contrastes de carácter y de visión del mundo que afectan a Hurtado.

Esta estado de felicidad aparece en Andrés de casualidad. Estaba llegando a un momento en la vida del pueblo en el que todo le irritaba y todo le hacía sentirse irritado, todo lo odiaba, pero al cambio de hábitos de Andrés (ejercicio, alimentación) se debe este repentino bien estar. Al final de su vida vuelve a aparecer ese estado de imperturbabilidad absoluta, está feliz con su vida y deja ya de buscarle el significado.

La Ternura

Cabe destacar que en la novela, los ejemplos de sensibilidad y emociones destacan sobre los demás, personificándose principalmente los primeros en la figura de Andrés Hurtado, y los segundos en sus vivencias. Sin embargo, los sentimientos se convierten a veces en hipersensibilidad, que aparece de manera constante en la novela y que se ve al lo largo de ella contrapunteada no sólo por otros personajes, que le irritan o desesperan, sino también por los ambiente que le toca vivir como médico.

Aunque la mayor parte del libro, a nuestro modo de ver, se muestra un lado de la realidad duro y pesimista, pero ante todo real, también hay grandes muestras de ternura, que no dejan de ser tampoco tristes. A éstas últimas nos vamos a centrar enunciando las más importantes:

La primera, y mejor de toda la novela, que vamos a nombrar es la relación de Andrés con su hermano pequeño, Luis. El protagonista muestra un cariño muy especial por él, esto se ve reflejado en la novela a través de los cuidados de Andrés por su hermano, cuando esta enfermo:

Al principio de otoño y comienzo del curso siguiente, Luisito cayó enfermo con fiebres.

Andrés sentía por Luisito un cariño exclusivo y huraño. El chicho le preocupaba de una manera patológica, le parecía que los elementos todos se conjuraban contra él. (...) Andrés pasó momentos angustiosos; leía con desesperación en los libros de Patología (...) pasaba las noches sin dormir cuidando al niño; no se le ocurría jamás, y si se le ocurría no le daba importancia, la idea de que pudiera contagiarse.

Pero tras enfermar gravemente por segunda vez, no podrá recuperarse, y terminará muriendo de una meningitis tuberculosa, produciéndole una gran indiferencia e impotencia hacia el hecho.

El segundo ejemplo es de tema amoroso. Andrés tiene un amigo, Julio, que se entiende con una chica llamada Niní, pero mientras ésta piensa que le ama de verdad, el otro lo único que quiere es aprovecharse de ella; por ello el protagonista siente una gran lástima por la chica:

A Hurtado no le gustó la casa; aprovecharse, como Julio de la miseria de la familia para hacer de Niní su querida, con la idea de abandonarla cuando le conviniera, le parecía un mala acción.

Todavía si Andrés no hubiera estado en el secreto de las intenciones de Julio, hubiese ido a casa de doña Leonarda sin molestia; pero tener la seguridad de que un día los amores de su amigo acabarían con un pequeña tragedia de lloros y de lamentos, en que doña Leonarda chillaría y a Niní le darían soponcios, era una perspectiva que le disgustaba.

De ésta manera Julio acabará abandonándola cumpliéndose todo lo dicho anteriormente, aunque Niní acabará casándose y encontrando su verdadero amor.

Por otro lado también tenemos la experiencia que tuvo en su paso por el San Juan de Dios, donde iba junto a su amigo Julio y Montaner a realizar unas practicas de la carrera de medicina. Allí había un viejo doctor que les daba clases, amigo de Julio, que además de ser el médico de la sala se dedica a atormentar; como dice en el libro: “con una crueldad inútil a aquellas desdichadas acogidas allí y las maltrataba de palabra y de obra” Una de las enfermas, le llama la atención al protagonista por que posee un gato, al cual le cuida con mucho cariño:

Había un mujer que guardaba constantemente en el regazo un gato blanco. Era una mujer que debió haber sido muy bella, con ojos negros, grandes, sombreados, la nariz algo corva y el tipo egipcio. El gato era, sin duda, lo único que le quedaba de un pasado mejor. Al entrar el médico, la enfermera solía bajar disimuladamente al gato de la cama y dejarlo en el suelo; el animal se quedaba escondido, asustado, al ver entrar al médico con sus alumnos; pero uno de los días el médico le vio y comenzó a darle patadas.

El último ejemplo claro que hemos encontrado, también se incluye en el apartado de amor y sexo, es cuando Andrés se declara a Lulú. El hecho de que se hable de esto dos veces es la razón, es simplemente que la ternura siempre suele ir ligada al amor:

  • Deme usted la mano, dijo hurtado.

  • (...)

  • Ahora siéntese a mi lado.

  • ¿ A su lado de usted?

  • Si, ahora mismo míreme a los ojos. Lealmente.

  • (...)

  • (...) Si yo la quisiera a usted con cariño, con amor, ¿qué me contestaría usted?

  • No, no es verdad. Usted no me quiere. No me diga usted eso.

  • Sí, sí; y acercando la cabeza de Lulú a él, la besó en la boca.

  • (...)

Andrés tomó la mano de Lulú entre las suyas y la llevó a sus labios. (...)

  • Adiós,- exclamó ella, estrechándose contra él -. Y ya no me dejes más, Andrés. Dónde tu vayas, llévame.

En conclusión podemos terminar diciendo que Pío Baroja es un escritor muy sensible, pero en cuanto a la ternura, en su obra aparece muy poco o es difícil de ver. Esto es debido a que la dureza y pesimismo de la novela impide la aparición de ésta, debido a la crueldad de la sociedad de aquel tiempo.

IDEAS SOBRE EL AMOR Y EL SEXO:

En el árbol de la ciencia Pío Baroja le da una gran importancia al tema del amor a través de los comentarios y pensamientos de su protagonista, Andrés.

Andrés tiene una gran desconfianza hacia el amor, ya que su madre murió cuando él era un niño (a partir de entonces siempre se ha sentido sólo), a lo largo del libro fallece también su hermano pequeño, la única persona por quién Andrés sentía un verdadero cariño. Quizás esa falta de calor humano de la cual ha carecido durante toda su vida le hace se más escéptico a la hora de creer en le amor, como veremos más adelante. Pero empecemos con el análisis del amor y el sexo en este libro.

La primera cita en la que nos demuestra la desconfianza con respeto a la existencia del amor es la siguiente;

A Andrés le gustaba encontrarse con un tipo distinto a la generalidad. En las novelas se daba como anomalía un hombre joven, sin un gran amor; en la vida lo anómalo era encontrar un hombre enamorado de verdad . El primero que conoció Andrés era Lamela; por eso le interesaba.

Más adelante , el enamorado le dice a este; “Hay que dar al cuerpo lo que es del cuerpo, y al alma lo que es del alma”. Andrés a este comentario replica que el alma no existe. Quizás como critica al amor , o como mera observación, Baroja nos describe a la mujer por quien Lamela profesa tanto amor y a quien tan hermosa y dulce ve, como a una mujer terriblemente fea y con actitud hostil hacia Lamela . Conclusión ¿el amor es ciego? , más bien podría decirse que el amor es una mentira , como la vida. Para Andrés el ¨ amor ¨ se disfraza con trajes de seda , así como bellos sentimientos etc., para no mostrar su verdadero rostro, el del instinto sexual. Al ocultársenos mediante mentiras su verdadero significado no nos sentimos “sucios”, avergonzados de nuestra , como podríamos decirlo ¿bajeza moral?, o tal vez estamos demasiado evolucionados para caer en esos sucios instintos propios de animales inferiores.

A Lamela , Andrés le ve feliz, en un futuro le atribuirá su felicidad (aunque no directamente , pues no hará ninguna mención concreta) al hecho de vivir creyendo en las mentiras de la vida por un lado y sus fantasías por otro , pese a que estas combinaciones suene paradójica .

Como último comentario a la cita comentada , podríamos destacar la última línea “El primero (enamorado) que conoció Andrés era Lamela; por eso le interesaba”. Parece que para el protagonista las personas sean objeto de estudio, de análisis. Su espíritu le exige constantemente explicárselo todo , encontrar un explicación lógica incluso para los llamados sentimientos.

Al principio del libro Andrés expresa su oposición a lo que su amigo julio pretende hacer con su novia. Ella es pobre económicamente, él sólo pretende utilizarla para que le de placeres físicos, hasta que acabe sus estudios y encuentre a una rica con quien casarse. A Andrés esto le parecía una mal acción. Más tarde Andrés habla sobre Lulú , una chica que Andrés había conocido en una fiesta, y que al parecer no quiere saber nada de hombres. Esto viene explicado en la siguiente cita;

Sin duda , el velo que la naturaleza y el pudor habían puesto sobre todos los motivos de la vida sexual se había desgarrado demasiado pronto en ella; sin duda supo lo que era una mujer y el hombre en un época en que su instinto nada le decía , y esto le había producido una mezcla de indiferencia y de repulsión por todas las cosas del amor.

En este párrafo se condensan varia ideas , la primera es el tabú que significa el sexo en la sociedad (“pudor”) y el “velo” con que la naturaleza lo confunde. Una naturaleza muy sabia, interesada simplemente , como veremos más adelante en la perpetuación de la especie.

Andrés dice que Lulú le sorprendía , pero que no le entraban ganas de hacerle el amor que sólo podría tener amistad con ella. En conclusión físicamente no le atrae, al no desear su cuerpo no concibe la idea de poder llegar a quererla .Es posible que aún siendo ella hermosa él no la amase, pero siempre sería más fácil que la naturaleza le hiciese pensar que sí. De esto concluimos que Andrés sólo concibe dos tipos de relaciones con una mujer , o bien sexual o bien amistosa.

Más tarde en el capítulo de “sexualidad y pornografía”, pese a este título tan acorde con el tema que estamos tratando, no hay mocho que decir ; a más vida sexual menos necesidad de ver o leer pornografía ,y a menos vida sexual mas necesidad. La conclusión es que de una manera u otra todos somos humanos y necesitamos sexo.

Posteriormente Andrés enferma levemente y le achaca la culpa a su castidad. Hace unas breves reflexiones sobre la manera más adecuada para perder su virginidad y gozar de la sexualidad. Una de las posibilidades era casarse, para él eso sería perder toda su libertad y a renunciar a muchas cosas de la vida por una sola “cosa”. Al legar a este punto hace una pequeña crítica a la sociedad relacionada con nuestro tema. A las muchachas del pueblo en donde esta él (como en otros muchos de entonces) las mujeres sólo salen de casa para ir a misa y no hay forma de hablar con ellas. Dice que sólo llega a conocerlas su marido al tiempo de casarse , pero ¿puede existir la idea de amor en un matrimonio en el que la pareja no se conoce?.

La otra posibilidad es la de irse con una prostituta, pero al plantearse esta posibilidad piensa; “Qué más triunfo para la burguesía local y más derrota para su personalidad si se hubiera contado sus devaneos?”. Personalmente creo que Andrés se toma el tema del sexo como si careciese de importancia, le preocupa más lo que opinen de él . y la “derrota a su personalidad” a la que se refiere , creo que es más a que su imagen personal estaría por los suelos , a que sus principios éticos serían ignorados por él mismo. Esta frialdad que hemos comentado de da también en el capítulo que vamos a ver a continuación, aunque en este a diferencia de buscar remedio a su enfermedad busca simplemente placer sexual.

Llegamos al capítulo 9, de esta misma parte . En esta escena, directamente y sin romanticismo Andrés le confiesa a su patrona que arde en deseo de hacer el amor con ella . Arder de deseo es la palabra más adecuada , pues aquí el hombre de ciencia que conocíamos se deja vencer por su instinto sexual. Hay que señalar que Andrés a la mañana siguiente se encuentra fatal por haber permitido que sus instintos dominaran a su “yo” lógico e intelectual. La palabra que usa para describir esa noche es “aniquiladora”. Si buscamos todas las acepciones de aniquilar tenemos; destruir, arruinar, exterminar, abatir, desbaratar, y humillar. Todos ellos son bastante representativos , por una parte su esquema se rompe y por otra quizás se sienta abatido pues después de caer en la cuenta de poder que ejerce los instintos sobre las personas , incluso sobre él , su intento de conquistar “el árbol de la ciencia” se ve frustrado.

En la última parte del libro , encontramos una teoría de Andrés sobre el amor. Esta teoría esta basada simplemente en el aspecto físico de las personas. Las seguras de sí mismos, buscan a alguien con las mismas características físicas , y las personas sin mucha confianza a alguien con el físico opuesto. Esta teoría no tiene mayor relevancia que indicarnos que Andrés para unir a las parejas sólo se fija en el físico de éstas, sin tener en cuenta sus personalidades, más afines unas con otras. Aparte de su teoría nos da una definición del amor; “El amor es la confluencia del instinto fetichista y del instinto sexual”. La explicación que nos da es que por lo general nos fijamos en el otro por su físico ( I.Sexual ), pero que este físico lo transformamos inconscientemente como algo maravilloso, perfecto, es decir lo idealizamos ( I.Fetichista ) igual que a la personalidad del amado/a. “A través de una nube brillante y falsa , se ven los amantes el uno al otro , y en la oscuridad ríe el antiguo diablo , que no es más que la especie”. Como ejemplo clarísimo tenemos el de Lamela , el ciego enamorado de los primeros capítulos . La imagen del diablo como la especie resulta un tanto tétrica o deprimente . A mi modo de ver el antiguo diablo no es más que un símbolo para representar las mentiras y la falsedad de toda esta historia , el “diablo” que se ríe al darse cuenta de la estupidez de los humanos de creer que sus hermosos sentimientos no son otra cosa que el instinto disfrazado. Quizás lo califica de diablo porque lo peor que se puede hacer es imaginar ilusiones bellas por medio de cimientos débiles, frágiles y falsos:

El instinto de la especie es la voluntad de tener hijos, descendencia. La mujer, instintivamente quiere primero al hijo; pero la naturaleza necesita vestir ese deseo con otra forma más poética , más sugestiva , y crea esas mentiras , esos velos que constituyen el amor.

Sobre este aspecto, al igual que el anterior, ya hemos hablado suficiente, este capítulo es la recapitulación de todos los conceptos de amor y sexo del libro. Sólo tendríamos que insistir un poco más en la función de la personificada naturaleza. Parece ser la madre o la jefa de la especie. En el libro se insiste en que la naturaleza es sabia, confundiendo a las personas y animales que viven en ella. Es posible que Andrés sienta cierto reparo hacia ella por las males artes ( y la mentiras, él está obsesionado por encontrar la verdad de las cosas) que emplea para conseguir sus propósitos, aunque este sea el camino más lógico. “El amor es un engaño como la vida misma , por esto sucede que los matrimonios de amor producen más dolores y desilusiones que los de conveniencia“. Es normal que sufras más cuando estas dispuesto a vivir tu vida con quien tu creías era tu pareja perfecta, que cuando te casas sin creer en el amor. Pero indagando un poco en el pasado de Andrés podríamos llegar a pensar que a lo mejor Andrés no quiere arriesgarse a querer a nadie por miedo a volver a quedarse solo, a sufrir. Las únicas personas a quienes ha querido le dejaron (su madre y Luisito , su hermano)

Por último, al final del libro tenemos una grata sorpresa, parece que Andrés a encontrado el amor, incluso el lo reconoce. Al lector nos da la impresión de que todo ocurre precipitadamente. Este cambio que se produce en Andrés no se sabe demasiado bien a que es debido. Puede haber tres posibles causas, que le duela que Lulú se mostrase indiferente con él cuando iba cierto militar a la tienda donde ellos estaban.

La sensación de felicidad cuando estaba con ella (no se encontraba a gusto en ningún otro sitio), o un solitario paseo observando la naturaleza sintiéndose más vivo de lo habitual. El caso es que se da cuenta de quiere a Lulú. Esta vez la escena no es nada frívola, es incluso romántica, y sabemos que Andrés estas siendo sincero pues es enemigo de la hipocresía.

En la parte final del libro nos encontramos con la siguiente afirmación de Andrés; “Hemos llegado a querernos de verdad , porque no teníamos interés en mentir”. Estas palabras nos dan la seguridad de que en el interior de Andrés algo a cambiado , ahora cree en el amor.

BIBLIOGRAFÍA

• Baroja, Pío; el árbol de la ciencia, Madrid, Alianza, 1994.

• Baroja, Pío; el árbol de la ciencia, Madrid, Cátedra, 1993.

• Enciclopedia Salvat Universal, Barcelona, Salvat, 1997

• Enciclopedia multimedia Encarta, Microsoft, 1999

• Información de Internet

Enciclopedia multimedia Encarta 99, Microsoft.

Pío Baroja, El árbol de la ciencia, Madrid, Alianza, 1967, pág. 7

Ibidem pág. 13

Ibidem pág. 14

Ibidem pág .26

Ibidem pág. 28

Ibidem pág. 21

Ibidem pág. 11

Ibidem, pág. 19

Ibidem, pág 169

Ibidem, pág 215

Ibidem, pág 221

Ibidem, pág 217

Ibidem, pág 13

Ibidem, pág 126

Ibidem, pág 198

Ibidem, pág 172

Ibidem, pág 16

Ibidem, pág 238

Ibidem, pág, 216

Ibidem, pág. 8

Ibidem, pág. 166

Ibidem, pág 167

Ibidem, pág 113

Ibidem, pág 109

Ibidem, pág 217

Ibidem, pág 225

Ibidem Pág. 15

Ibidem Pág. 19

Ibidem Pág. 45

Ibidem Pág. 33

Ibidem Pág. 13

Ibidem Pág. 149

Ibidem Pág. 7

Ibidem Pág. 13-14

Ibidem Pág. 29

Ibidem Pág. 251

Ibidem Pág. 49

Ibidem Pág. 215

Ibidem Pág. 240

Ibidem Pág. 241

Ibidem Pág. 50

Ibidem Pág. 32

Ibidem Pág. 51

Ibidem Pág. 98

Ibidem Pág. 216

Ibidem Pág. 53

Ibidem Pág. 181

Ibidem Pág. 184

Pío Baroja, El árbol de la ciencia, Madrid, Cátedra, 2000, pág. 73

Ibidem, pág. 92

Ibidem, pág 79

Ibidem, pág 79

Ibidem, pág 273

Pío Baroja, Op cit, pág 46

Ibidem Pág. 46

Ibidem Pág. 69

Ibidem Pág. 183

Ibidem Pág. 230

Ibidem, pág 231

Ibidem, pág 231

Ibidem, pág 231

Ibidem, pág 243

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Enviado por:Oscar López Fernando Carbonell Y Otros
Idioma: castellano
País: España

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