Literatura
El amor en los tiempos del cólera; Gabriel García Márquez
*Introducción*
El amor en los tiempos del cólera es una historia de amor que intenta resaltar las diferentes formas de amar a una persona. Los distintos puntos de vista acerca de lo que es el amor en si. La manera en que el tiempo destruye y reconstruye sentimientos, fantasías y recuerdos que la memoria va acumulando.
Nuestro objetivo fijado es poder demostrar claramente dos conceptos importantes reflejados en los personajes de la historia, “El amor y la Fidelidad” respectivamente. Además de expresarlos con sus múltiples variantes y tipos de manifestación. Ya que el amor y la fidelidad son conceptos de amplia y libre interpretación.
Para comenzar este trabajo, pasaremos primero a la intensa lectura de esta magnífica obra. Luego buscaremos información de diversas fuentes para poder introducirnos en el tema que pretendemos desarrollar. Seguidamente seleccionaremos contenidos que se ajusten al tema que elegimos.
La historia comienza a desarrollarse en un pueblo caribeño de Colombia. El cual vive a la expectativa de continuas guerras civiles y muertes por causa del cólera.
Juvenal Urbino, un destacado médico del lugar, presencia el cuerpo de su protegido y amigo Jeremiah de Saint-Amour después de su muerte. Y comienza a sentir la suya propia.
Se encontraba desconcertado por no presenciar un caso más de suicidio por infortunios amorosos:
“Y solo al decirlo cayó en la cuenta de que entre los incontables casos de suicidios que recordaba, aquel era el primero con cianuro que no había sido causado por un infortunio de amores.” 1
Al morirse, Jeremiah dejó a Juvenal una carta en la que le daba la dirección de su amante fiel y heredera de sus pertenencias:
“Ella lo había acompañado hasta muy pocas horas antes de la muerte, como lo había acompañado durante media vida con una devoción y una ternura sumisa que se parecían demasiado al amor, y sin que nadie lo supiera.” 2
Juvenal se sorprendía de la fidelidad incondicional de la mujer, sin siquiera pretender un lugar estable y comprometido en su vida:
Gabriel García Márquez. El amor en los tiempos del cólera. Barcelona España. RBA Editores. Julio 1993. Pág. 14.
Op. Cit. Pág. 24 y 25.
“La clandestinidad compartida con un hombre que nunca fue suyo por completo, y en la que más de una vez conocieron la explosión instantánea de la felicidad.” 3
Jeremiah hizo cómplice a su amante del hecho que planeó y consumó años después…Su muerte… Ya que él aseguraba que no iba a ser viejo. Por eso decidió quitarse la vida a los 60 años:
“_ Su deber era denunciarlo_ dijo Juvenal.
_ Yo no podía hacerle eso_ dijo ella, escandalizada_: lo quería demasiado.” 4
El amor es considerado como un conjunto de comportamientos y actitudes, incondicionales y desinteresadas, que se manifiestan entre seres capaces de desarrollar inteligencia emocional o emocionalidad.
El amor no sólo está circunscrito al género humano sino también a todos aquellos seres que puedan desarrollar nexos emocionales con otros, por ejemplo, la vida, las cosas, los animales, etc.
“Jeremiah de Saint-Amour amaba la vida con una pasión sin sentido, amaba el mar y el amor, amaba a su perro y a ella.” 5
Precisamente por el amor que le tenía a su perro, le pidió a su amante que lo amarrara su lado para que muriera con él.
Op. Cit. Pág. 25.
Op. Cit. Pág. 26.
Op. Cit. Pág. 27.
Ella lo hizo, pero con un nudo falso para que este pueda soltarse. Pero el perro se quedó junto a él.
“Aquél había sido su único acto de deslealtad, y estaba justificado por el deseo de seguir recordando al amo en los ojos invernales de su perro. Pero el doctor Urbino la interrumpió para contarle que el perro no se había soltado. Ella dijo: <<Entonces fue porque no quiso>>” 6
Ella le contó a Juvenal que por promesa a su amante no asistiría a su entierro, no derramaría lágrimas, y solamente lo recordaría con una rosa como él se lo había pedido:
“No comprendía por qué le parecía abominable que hubiera tenido una mujer escondida si ese era un hábito atávico de su clase, incluido él en su momento ingrato, y además le parecía una desgarradora prueba de amor que ella lo hubiera ayudado a consumar su decisión de morir.” 7
La fidelidad es un valor moral que faculta al ser humano para cumplir con un apoyo y compañía, basados en un mutuo respeto con su pareja. También se puede decir que es la capacidad de no engañar, no traicionar a los demás en los pactos y compromisos.
Juvenal vio reflejada toda esa fidelidad en la amante de años de Jeremiah. Pero aún seguía sin entenderlos.
Op. Cit. Pág. 27.
Op. Cit. Pág. 49.
El doctor Juvenal Urbino de la Calle, era el soltero más codiciado, y tentador. Su espíritu renovador, su civismo maniático, su sentido del humor, eran algunas de sus virtudes más apreciables, pero eran las mismas que causaban el recelo de sus colegas mayores y las burlas solapadas de los jóvenes. Hasta que se entregó sin resistirse a los encantos plebeyos de Fermina Daza. Ya no le preocupaba ni siquiera reclamar su victoria, ni se sentía con ánimos para seguir preservando sus misiones sociales, porque se encontraba atolondrado y disperso, decidido a cambiarlo todo y a olvidarse de todo por el relámpago de amor que Fermina había causado en él.
“Había sido el soltero más apetecido a los veintiocho años.” 8
“Le gustaba decir que aquel amor había sido el fruto de una equivocación clínica” 9
Sin embargo:
“El doctor Juvenal Urbino solía contar que no experimentó ninguna emoción cuando conoció a la mujer con quién había de vivir hasta el día de la muerte.” 10
Pero en ocasiones, aclaró que su preocupación por saber si ella había contraído la enfermedad del cólera, era más grande que cualquier sentimiento o emoción que pudiese haberse manifestado en él.
8- Op. Cit. Pág. 137.
9- Op. Cit. Pág. 137.
10- Op. Cit. Pág. 152.
La verdad es que las pretensiones de Juvenal para con Fermina, nunca habían sido planteadas en términos de amor, y era curioso que un militante católico como él solo le ofreciera bienes terrenales: la seguridad, el orden, la felicidad, cifras inmediatas que una vez sumadas podrían tal vez parecerse al amor. Pero no lo eran, y estas dudas aumentaban la confusión, de Fermina porque no estaba convencida de que el amor fuera en realidad lo que más le hacía falta para vivir.
Fermina por su parte:
“Era inteligente y metódica, hasta el punto de que enseñó a leer al padre tan pronto como aprendió ella, y a los doce años tenía un dominio de la realidad que le hubiera bastado para llevar la casa sin necesidad de la tía Escolástica.”11
Su padre la definía como <<una mula de oro>>, por el mal carácter que poseía.
El doctor Urbino, definió a quién más tarde sería su esposa, y después de escuchar unas disculpas obligadas por su padre, como:
“Una niña inteligente y seria, digna de un príncipe de aquí o de cualquier parte, y cuyo único defecto, según dijo, era su carácter de mula.” 12
11- Op. Cit. Pág. 108.
12- Op. Cit. Pág. 155.
Fermina en cambio, fue muy explícita cuando aclaró lo que experimentó al conocerlo:
“El joven médico de quien tanto había oído hablar a propósito del cólera le pareció un pedante incapaz de querer a nadie distinto de sí mismo.”13
El Padre de Fermina, Lorenzo Daza, había visto en Juvenal al candidato ideal que quería para su hija. Y más aún al notar que por parte de médico había cierto interés en ella:
“Fermina Daza se dio cuenta muy pronto de que su padre estaba tratando de ablandarle el corazón.” 14
Con el consentimiento indirecto de Lorenzo, Juvenal se atreve a llevarle una serenata a Fermina. Que terminó por agradar más a su padre que a ella.
Así que cuando llegó una carta del doctor para Fermina, su padre se la entregó sin ningún reclamo hacia ninguno. Cosa que a Fermina sorprendió mucho.
Cuando la carta llega a sus manos, se encontró con un escrito breve y pulcro, en donde lo único que pedía, era que le permitiera pedir a su padre el permiso suyo para poder visitarla.
Fermina queda impresionada por la sencillez y seriedad de la carta.
13- Op. Cit. Pág. 152.
14- Op. Cit. Pág. 158.
Las circunstancias los lleva a casarse. Fermina lo decide en la época que tomó conciencia de que estaba sola en el mundo. Además la inminencia de sus veintiún años, que era su límite confidencial para rendirse al destino. Le bastó ese minuto único para asumir la decisión como estaba previsto en las leyes de Dios y de los hombres: hasta la muerte. Entonces se esfumaron todas sus dudas, y pudo hacer sin remordimientos lo que la razón le indicó como lo más decente:
“Se casaron para siempre frente al altar mayor de la catedral en una misa concelebrada por tres obispos, a las once de la mañana del día de gloria de la Santísima Trinidad.” 15
Por su parte Juvenal:
“Era conciente de que no la amaba. Se había casado porque le gustaba su altivez, su seriedad, su fuerza, y también por una pizca de vanidad suya, pero mientras ella lo besaba por primera vez estaba seguro de que no habría ningún obstáculo para inventar un buen amor.” 16
Aunque el amor real no lleve prisas y esté basado en el conocimiento profundo de la otra persona; en la aceptación total de sus virtudes y defectos, Fermina y Juvenal lo fueron perfeccionando todo a lo largo de sus vidas:
15- Op. Cit. Pág. 198.
16- Op. Cit. Pág. 204.
“Estaban contra toda razón científica que dos personas apenas conocidas, sin parentesco alguno entre sí, con caracteres distintos, con culturas distintas, y hasta con sexos distintos, se vieran comprometidas de golpe a vivir juntas, a dormir en la misma cama, a compartir dos destinos que tal vez estuvieran determinados en sentidos divergentes.” 17
Cuando la pareja parecía estar en su máximo esplendor ante los ojos del todo su entorno, era cuando en realidad atravesaban una crisis matrimonial que los llevó simplemente a la única explicación razonable a tantos desencuentros:
“La única argamasa posible era algo tan improbable y voluble como el amor, si lo había, y en el caso de ellos no lo había cuando se casaron, y el destino no había hecho nada más que enfrentarlos a la realidad cuando estaban a punto de inventarlo.” 18
Fermina y Juvenal, formaban una pareja admirable e ideal, ambos parecían manejar el mundo con tanta sencillez que parecía flotar por encima de los obstáculos de la realidad. Sin embargo, a lo largo de su matrimonio, atravesaron varias crisis. Lo más absurdo de aquellos tiempos, era que nunca parecieron tan felices como ellos en esos tiempos de desdicha:
17- Op. Cit. Pág. 266.
18- Op. Cit. Pág. 266-267.
“En el curso de los años ambos llegaron por distintos caminos a la conclusión sabia de que no era posible vivir juntos de otro modo, ni amarse de otro modo.” 19
Sin embargo, el doctor Urbino, a pesar de llegar a amar a su esposa, le fue infiel con una paciente.
La infidelidad de Juvenal, abrió una brecha entre él y Fermina que solo el tiempo y el amor construido a lo largo de toda una vida pudieron reparar.
Esa deslealtad a un compromiso asumido de por vida generó desconfianza, orgullo, celos, mentiras, reproches, culpa. Juvenal ignoraba cual podría ser la reacción de una mujer con tanto orgullo, con tanta dignidad y carácter como Fermina frente a una infidelidad comprobada.
Fermina comienza a sospechar por el olor “propio de la naturaleza humana” en las prendas de vestir de su esposo. Así que su anhelo por descubrir la verdad se volvió una molestia inevitable.
Hasta que toma coraje y lo enfrenta esperando una contradicción insistente, pero se encontró con la realidad de la boca de su propio esposo:
“El grande alivio de que hubiera sucedido más temprano que tarde lo que tarde o temprano tenía que suceder: el fantasma de la señorita Bárbara Lynch había entrado por fin en la casa.” 20
19- Op. Cit. Pág. 284.
20- Op. Cit. Pág. 306.
Al descubrirse la verdad, Fermina interpuso como siempre una barrera de rabia que la hacía llorar, para que no se le notara el miedo. Y en este caso, el más terrible de todos, que era quedarse sin el esposo.
Deciden conjuntamente, que ella se iría a lo de su prima Hidelbranda hasta que todo pase.
Pasados dos años, cuando Juvenal la va a buscar, ella se siente aliviada de volver a su casa, aunque no tan fácil como él creía. Había resuelto cobrarle en silencio los sufrimientos amargos que le habían acabado la vida.
Ahora pasaremos a desarrollar la participación intensa de quién para nosotros es el personaje principal de la obra: Florentino Ariza.
Florentino Ariza fue el enamorado eterno de Fermina Daza. Inclusive antes que apareciera Juvenal Urbino en su vida:
“La había visto por primera vez una tarde en que Lotario Thugut lo encargó de llevar un telegrama a alguien sin domicilio conocido que se llamaba Lorenzo Daza.” 21
A Florentino Ariza le vasto una simple mirada de Fermina para provocar un cataclismo de amor dentro de él que medio siglo después aún no había terminado. La entonces niña, contaba con trece años.
21- Op. Cit. Pág. 74.
Florentino se sentaba en un banco del Parque de los Evangelios solamente para verla pasar en su camino al colegio con su tía Escolástica:
“Caminaba con una altivez natural, la cabeza erguida, la visión inmóvil, el paso rápido, la nariz afilada…Con un modo de andar de venada que la hacía parecer inmune a la gravedad.” 22
Poco a poco fue idealizándola, atribuyéndole virtudes improbables, sentimientos imaginarios, y al cabo de dos semanas ya no pensaba más que en ella. Así que decide mandarle una esquela.
Por su parte a Fermina:
“Que estaba todavía a salvo hasta de la simple curiosidad del amor, y lo único que le inspiraba Florentino Ariza era un poco de lástima, porque le pareció que estaba enfermo.”23
Su tía había prevenido a Fermina de que él, en cuanto tuviera oportunidad le entregaría una carta. Así que dentro de ella comenzó a experimentarse la curiosidad:
“Nunca supo en que momento la diversión se le convirtió en ansiedad, y la sangre se le volvía de espuma por la urgencia de verlo.” 24
Sentía que la miraba en la oscuridad de su habitación, y empezó a desear con el alma que los pronósticos de su tía se cumplieran.
22- Op. Cit. Pág. 77.
23- Op. Cit. Pág. 79.
24- Op. Cit. Pág. 80.
Esa ansiedad que sentía Fermina, se fue convirtiendo en desesperación a medida que fue cayendo en la cuenta de que llegarían las vacaciones y ya no lo vería más.
Una tarde de finales de enero, su tía la dejó sola intencionalmente y él animado por la oportunidad se acercó a ella y lo único que le pidió fue que le recibiera una carta.
Ella le dijo que volviera todas las tardes hasta que ella le de una señal para que él haga entrega de su carta. Ese día tan esperado por Florentino llegó, y lo único que alcanzó a decir fue: <<Esta es la ocasión más grande de mi vida>>.
Entre otras cosas la carta decía algo muy importante: “su fidelidad a toda prueba y su amor para siempre.”
La espera de la respuesta a su carta provocó en Florentino principalmente una ansiedad terrible, que fue complicándose con cagantina y vómitos verdes, perdió el sentido de la orientación y sufría desmayos repentinos, y su madre se aterrorizó porque su estado no se parecía a los desórdenes del amor sino a los estragos del cólera.
Fermina pensaba:
“Que no era el tipo de hombre que hubiera escogido. Sus espejuelos de expósito, su atuendo clerical, sus recursos misteriosos.”25
25- Op. Cit. Pág. 90.
Ella no estaba obligada a dar una respuesta, pero la carta de Florentino era tan explícita que mereció su correspondiente respuesta, aunque ese “amor” por su parte tenía origen en la simple curiosidad:
“Fue el año del enamoramiento encarnizado. Ni el uno ni el otro tenía vida para nadie distinto de pensar en el otro, para soñar con el otro, para esperar con tanta ansiedad como las contestaban.” 26
Pero no solo por las prisas y sobresaltos, sino también por su carácter, las cartas de ella eludían cualquier escollo sentimental y se reducían a contar incidentes de su vida cotidiana con el estilo servicial de un diario de navegación:
“Eran cartas de distracción, destinadas a mantener las brasas vivas pero sin poner la mano en el fuego.” 27
De igual forma Florentino se incineraba con cada línea. La había idealizado en su corazón como “Una Diosa Coronada”. Y era tanto su amor y su delirio por ella que su propia madre le decía que ninguna mujer merecía tanto amor.
Después de cumplirse dos años de correos frenéticos cuando Florentino en una carta le propone casamiento.
Fermina muy confundida le pregunta a su tía lo que debía hacer:
26- Op. Cit. Pág. 92.
27- Op. Cit. Pág. 94.
“Aunque te estés muriendo de miedo, aunque después te arrepientas, porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida si le contestas que no.” 28
Fermina le pide un tiempo para poder dar su respuesta. Finalmente después de cuatro meses llega a manos de Florentino una esquela que decía:
“Esta bien, me caso con usted si me promete que no me hará comer berenjenas”29
Florentino no estaba preparado pero su madre Tránsito Ariza si lo estaba, así que inició las gestiones para la mejora de la casa en donde viviría su hijo y sus respectivos nietos, sin saber que eso nunca se cumpliría.
Florentino Ariza había decidido conservar su virginidad para Fermina, y no había fuerza ni razón en este mundo que pudiera torcerle el propósito.
Hubo un tiempo en el que encontraron a Fermina, escribiendo un supuesto apunte cuando en verdad escribía una carta para Florentino. Así que fue expulsada del colegio y sin vuelta atrás el padre la llevó donde la prima Hidelbranda, por unos tres años que creyó suficientes para el “olvido”. Sin saber que ellos siguieron manteniendo sus febriles cartas. Así que cuando volvieron Florentino no tardó en enterarse.
28- Op. Cit. Pág. 96.
29- Op. Cit. Pág. 96.
Una tarde en que se encontraba comprando en una feria con su tía, y después de mucho seguirla, Florentino logra hablarle al oído y alcanzó a decirle que ese no era un lugar propicio para “una diosa coronada”:
“Ella volvió la cabeza y vio a dos palmos de sus ojos los otros ojos glaciales, el rostro lívido, los labios petrificados de miedo, tal como los había visto en el tumulto de la misa del gallo la primera vez que él estuvo tan cerca de ella, pero a diferencia de entonces no sintió la conmoción del amor sino el abismo del desencanto.” 30
Fermina al verlo, alcanzó a pensar apenas: <<pobre hombre>> y él sonriendo, tratando de decirle algo, siguiéndola, consiguió un gesto que ella hizo con la mano seguida de la exclamación:
_ “No por favor_ Olvídelo”.
Esa misma tarde mandó a Florentino una esquela con Gala Placidia:
“Hoy al verlo, me di cuenta que lo nuestro no es más que una ilusión…Florentino Ariza no tuvo nunca más una oportunidad de ver a solas a Fermina Daza, ni de hablar a solas con ella en los tantos encuentros de sus muy largas vidas, hasta cincuenta y un años y nueve meses y cuatro días después, cuando le reiteró el juramento de fidelidad eterna y amor para siempre en su primera noche de viuda.” 31
30- Op. Cit. Pág. 134.
31- Op. Cit. Pág. 135-136.
Así de esta manera no es nada sencillo analizar un amor, que a pesar de ser contrariado, se basa desde una de las partes en un juramento de amor y fidelidad lo suficientemente fuerte como para conservarse intacto durante toda una vida. Tal es el caso de Florentino.
En cambio Fermina, dio origen a su amor en la simple curiosidad. Porque como ya hemos dicho anteriormente Florentino no era el tipo de hombre que ella hubiera escogido.
No obstante, desde que se vieron por primera vez hasta que él le reiteró su amor medio siglo más tarde, no tuvieron nunca una oportunidad de verse a solas ni de hablar de su amor. Es por eso que no se puede afirmar que el de Fermina y Florentino haya sido un noviazgo en el sentido que comúnmente se le otorga a la palabra. Ya que la relación no se basaba en el trato personal. Cuando aparece este factor en la relación, más precisamente en el día del reencuentro luego del viaje del “olvido”, Fermina cae en el abismo del desencanto, y se da cuenta de que su amor platónico se transforma repentinamente en una ilusión, una fantasía, un espejismo que se desvanece.
Fermina, pasó una esponja sin lágrimas por encima del recuerdo de Florentino y lo borró por completo de su vida. Rehaciendo su vida con el doctor Juvenal Urbino de la Calle.
“Cuando Florentino Ariza supo que Fermina Daza iba a casarse con un médico de alcurnia y fortuna, educado en Europa y con una reputación insólita a su edad, no hubo poder capaz de levantarlo de su postración.” 32
Se fue en un viaje arreglado, no le dijo a nadie que se iba, porque no pretendía despedirse de nadie. Solo de su “diosa coronada” y lo hizo con una serenata. Florentino Ariza no podía dejar de pensar en ella, se sentía inferior a todos incapaz de merecer cualquier mujer. Y se dejó inundar por el sentimiento férreo de que Juvenal Urbino tenía que morir para que él pueda ser feliz, aún quería conservar su virginidad para ella, pero no pudo consumar esa pretensión, en ese viaje:
“Se dirigía distraído a los retretes cuando una puerta se abrió a su paso en el comedor desierto, y una mano de halcón lo agarró por la manga de la camisa y lo encerró en un camarote. Apenas si alcanzó a sentir el cuerpo sin edad de una mujer desnuda en las tinieblas, que lo empujó boca arriba en la litera, le abrió la hebilla del cinturón, le soltó los botones y se descuartizó a sí misma acaballada encima de él, y lo despojó sin gloria de la virginidad.” 33
Florentino Ariza comenzó su tarea de cazador furtivo, pero sin olvidar a Fermina. Se relacionó con cuanta mujer le diera ese espacio en su vida
32- Op. Cit. Pág. 176.
33- Op. Cit. Pág. 182.
Decidió recordar a su primera mujer con el nombre de Rosalba. Pero ella no fue la última en su vida, pasaremos a contar algunas de las seiscientas veintidós mujeres que pasaron por él a lo largo de su vida. Hasta que se hace anciano y logra por fin estar con su tan amada Fermina.
La viuda de Nazarteh, que no faltó nunca a sus citas:
“Siempre sin pretensiones de amar ni ser amada, aunque siempre con la esperanza de encontrar algo que fuera como el amor, pero sin los problemas del amor.” 34
Él la convenció a ella para que perdiera la inocencia de cinco años de fidelidad conyugal, la convenció diciendo:
“Uno viene al mundo con sus polvos contados, y los que no se usan por cualquier causa, propia o ajena, voluntaria o forzosa, se pierden para siempre.” 35
Florentino Ariza tenía dos ventajas a su favor, que podría decirse que las supo utilizar:
“Una era un ojo certero para conocer de inmediato a la mujer que lo esperaba, así fuera en medio de una muchedumbre.
Y la otra ventaja era que ellas lo identificaban de inmediato como un solitario necesitado de amor.” 36
34- Op. Cit. Pág. 193.
35- Op. Cit. Pág. 194.
36- Op. Cit. Pág. 195.
Florentino Ariza no lograba salir del tormento que le causaba el recuerdo de Fermina Daza, a pesar de sus incontables aventuras.
Él tenía una teoría simplista sobre la relación entre el físico de las mujeres y sus aptitudes para el amor. Desconfiaba del tipo sensual, las que parecían capaces de comerse un caimán crudo eran las más pasivas en la cama. Y esas ranitas escuálidas que nadie ni las miraba eran las mejores en la cama.
Otra de las mujeres que pasaron por Florentino fue: Ausencia Santander:
“Tenía casi cincuenta años y se le notaban, pero también tenía un instinto tan personal para el amor, que no había teorías artesanales ni científicas capaces de entorpecerlo.” 37
Florentino Ariza, definió a Leona Cassiani, como la única mujer de su vida, aunque ni uno de los dos lo sabía y nunca hicieron el amor.
Otra de las mujeres fue Sara Noriega, que según él había empezado a amarla. Fue la que lo hizo creer que todo lo que hicieran desnudos era amor:
“Amor del alma: de la cintura para arriba. Y amor del cuerpo: de la cintura para abajo.” 38
37- Op. Cit. Pág. 256.
38- Op. Cit. Pág. 253.
Y fue ella también la que lo hizo tener otro enfoque a lo que era realmente Fermina Daza. Fue una de sus relaciones más largas y estables.
Olimpia Zuleta también fue suya, con la diferencia que a ella la asesinó el marido por causa de una evidencia que había dejado Florentino en ella, pero no se supo que fue él.
Después América Vicuña, que fue tal vez la persona que más amó a Florentino, a pesar de su enorme diferencia de edades, se suicidó por él cuando se enteró de que volvería su vida completa a la única mujer que amaba, Fermina Daza.
Y así más o menos pasaron las mujeres por la vida de Florentino. Nunca pudo ahogar el recuerdo de Fermina. Pero ese sentimiento de vacío lo llevó a cometer las locuras más insólitas.
Al final de la obra, Florentino logra cumplir ese sueño tan anhelado, pero posiblemente sin ningún sentido vivo, ya que solamente eran dos ancianos que solo les quedaba esperar la muerte.
La fidelidad por su parte en esta obra es interpretada como la lealtad por sobre todas las cosas.
Florentino aprende que podía estar enamorado de varias personas a la vez, y de todas con el mismo amor, pero sin traicionar a ninguna. Así que su concepción de fidelidad es contradictorio, pero esta basada principalmente en la lealtad a un ideal de amor aún sin existir un compromiso.
Es fidelidad aquel sentimiento que lleva a la amante de Jeremiah de Saint-Amour a ayudarlo a sobrellevar la agonía de la muerte con el mismo amor con que lo había ayudado a descubrir la dicha.
También puede interpretarse como fidelidad el amor y la gratitud de Leona Cassiani para con Florentino Ariza. Después de tantas perrerías soterradas que había hecho por él, después de tanta sordidez soportada para él, ella se le había adelantado en la vida y estaba mucho más allá de los veinte años de edad que él le llevaba de ventaja: había envejecido para él. Lo quería tanto, que en vez de engañarlo prefirió seguir amándolo.
*Conclusión*
Esta famosísima obra de Gabriel García Márquez, titulada “El amor en los tiempos del cólera”. Nos deja claro a través de este trabajo de investigación, el poder que tiene la perseverancia inclusive a través del tiempo.
A lo largo de la obra se van planteando situaciones y similitudes parecidas a los de la vida cotidiana que llegamos hasta compararlos con nuestra propia vida. El autor deja muy en claro las distintas maneras de manifestar amor y entender la fidelidad.
Ambas coincidimos que después de dar por terminado este trabajo, nos queda una sensación de aliento para poder seguir persiguiendo esas metas que una vez nos propusimos. Y que el paso del tiempo podría quedar, a un costado cuando realmente nos importa ese ideal por el cual seguimos vivos.
*Bibliografía*
1)- Gabriel García Márquez. El amor en los tiempos del cólera. Barcelona España. RBA Editores. Julio 1993.
2)- Carlos Gauhtémoc Sánchez. Juventud en éxtasis. Ciudad de México. Ediciones Selectas Diamante. Junio de 1998.
3)- Carlos Gauhtémoc Sánchez. Un grito desesperado.
4)- Internet: “Análisis general de el amor en los tiempos del cólera” (www.rincóndelvago.com).
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Enviado por: | Genia |
Idioma: | castellano |
País: | Argentina |