Sociología y Trabajo Social
Educación Social para el desarrollo
UNIVERSIDAD INCA GARCILASO DE LA VEGA
TEMA: El Perfil del Educador Social
CURSO : Educación Social para el Desarrollo
PROFESORA : Ericka Jimenez Cereda
ALUMNA : Lorena Luz Huamani Ramos
CODIGO : 012417338
OPE : CUSCO
2012
EDUCACION SOCIAL PARA EL DESARROLLO
TEMA
El Perfil del Educador Social
Capítulo I
Marco Conceptual, competencias y funciones
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MARCO CONCEPTUAL
Entendemos por "educador" " todo aquel que tiene capacidad o cualidad de educar, es decir, dispone de capacidad o energía para formar o educar al ser humano, a través de acciones o procesos conscientes o inconscientes". (Petrus Rotger, 1997, 26-27).
Para Sáez Carreras " el educador social es un profesional que interviene y es protagonista de la acción social conducente a modificar determinadas situaciones personales y sociales a través de estrategias educativas". (1993, 183).
Mata define al educador social como "un profesional de la educación que interviene en dos dimensiones: situaciones personales y situaciones sociales". Continúa el mismo autor: " el educador social es un agente de cambio social y un dinamizador de grupos sociales a través de la acción educativa".
Por otro lado, la profesión de los educadores y otros profesionales de la educación es " un servicio social que atiende a necesidades sociales y, por lo tanto, desempeña una función social. Es un profesional de la acción social que interviene en diversas situaciones priorizando en sus procesos de intervención perspectivas, sobre todo, pedagógicas." (Ayerbe, 2000, 95).
Resulta claro que a lo largo del tiempo los intentos de definición del "educador social" son frecuentes y no podemos hablar de un concepto unitario. Esto es consecuencia de sus confusos y variados antecedentes históricos, de los ámbitos de intervención asumidos, así como las demandas tan cambiantes de esta sociedad. Pero, teniendo en cuenta lo expuesto, y para continuar con mi discurso, quiero definir al educador social como la persona capacitada para realizar una doble labor: por un lado elabora una crítica y una transformación al propio valor educativo de la sociedad y sus elementos, y por otro interviene con sujetos y/o comunidades de sujetos a los que ayuda a potenciar sus factores personales de desarrollo, capacitándolos socialmente: autoestima, autoconocimiento, habilidades sociales, conciencia crítica, etc. a fin de facilitar las condiciones objetivas de la persona con su medio.
En otras palabras: el educador social facilita el bienestar del sujeto, entendiendo este bienestar como tener satisfechas sus necesidades sociales y educativas básicas y tener, a su vez, la posibilidad de desarrollar sus propias capacidades personales, participando crítica y activamente en la sociedad en la que vive. El educador social es el mediador entre el educando, la sociedad y la cultura.
La educación social engloba una estrategia especial que contribuye a la inserción en la comunidad. Es la respuesta de la comunidad a algunos de sus problemas de inserción, no de todos ellos, pero sí de aquellos que emergen de necesidades sociales y educativas. La educación social se ocupa, de una forma especial, de aquellas personas que presentan dificultades en su articulación social. Eso quiere decir que los contenidos y el carácter cambian en consonancia con las situaciones de necesidades sociales, culturales y educativas creadas por la comunidad.
La educación social puede definirse como: la teoría de cómo las condiciones psicológicas, sociales y materiales, y diferentes orientaciones de valores promueven o dificultan el desarrollo y el crecimiento, la calidad de vida y el bienestar del individuo o del grupo.
Un elemento fundamental en la educación social es facilitar la articulación social e impedir la marginación y la exclusión, a través de un proceso de interacción social para apoyar al individuo y a los grupos de riesgo en cuestión, para que puedan desarrollar sus propios recursos en una comunidad cambiante.
Los profesionales de la educación social realizan una actividad y utilizan su saber para apoyar y potenciar el desarrollo del usuario con proximidad al usuario. La educación social es una acción intencional. Es el resultado de deliberaciones conscientes que se convierten en un proceso planificado y orientado a la consecución de objetivos. El carácter interventor de la educación social significa que basándose en las deliberaciones de los profesionales, se definen objetivos para el desarrollo de otras personas y de sus vidas; por esta razón la profesión se basa también en un conjunto de valores éticos.
2.1 COMPETENCIAS
Las competencias profesionales de las educadoras y los educadores sociales tienen dos dimensiones. En la primera dimensión encontramos las competencias fundamentales que indican diferentes niveles sobre cómo deberían poder actuar, intervenir y reflexionar en diversos contextos de la práctica profesional las educadoras y los educadores sociales. En la segunda dimensión encontramos las competencias centrales, que son aquellas que proporcionan las herramientas metodológicas para el trabajo.
COMPETENCIAS FUNDAMENTALES:
La complejidad de la práctica profesional conlleva diferentes niveles de acción que, a su vez, exigen a las educadoras y los educadores sociales el manejo de las siguientes competencias:
Competencias para intervenir:
Creemos que el educador o educadora social debe actuar directamente en la situación y dar respuesta a las necesidades y deseos del niño, adolescente y/o adulto de una forma adecuada, sin demasiado tiempo de reflexión. La acción puede basarse en la intuición o en la comunicación no verbal, pero también debe basarse en conocimientos teóricos y en la experiencia. Digamos que el educador o educadora social debe proceder con la obligación
de actuar (está obligado a dar una respuesta).
Competencias para evaluar
Las educadoras y los educadores deben saber planificar, organizar y reflexionar con relación a sus acciones e intervenciones futuras; deben poder cualificar su planificación y reflexión incorporando sus conocimientos teóricos y prácticos, así como la reflexión sobre su propia práctica. Asimismo deben saber evaluar la relación entre la intención, la acción y el resultado.
Competencias para reflexionar
El educador o educadora junto con otros colegas y profesionales debería poder reflexionar sobre los problemas de su ámbito profesional para comprenderlo mejor y favorecer el desarrollo de la profesión. Las reflexiones deberían difundirse entre los profesionalesy también entre el sector público.
COMPETENCIAS CENTRALES
Competencias relacionales y personales
Las circunstancias fundamentales para la educación social constituyen el marco que determina el perfil de competencias de las educadoras y los educadores sociales. La relación con el niño, el adolescente o el adulto que necesita apoyo es esencial en todo el trabajo socioeducativo. Estos dos polos de relación constituyen y son constituidos por la propia relación. Por tanto las competencias personales y relacionales son cruciales en todo el trabajo
socioeducativo.
En los últimos años, el aspecto personal ha ido ganando protagonismo en la vida profesional en general. Actualmente, las competencias personales como el compromiso, la motivación, las actitudes y el espíritu, están mucho más solicitadas por los gestores y por los usuarios, que unos años atrás. Aún así, para el educador o educadora social que trabaja con personas, la cuestión del compromiso personal en el trabajo tiene otra dimensión: la relación personal con el niño, adolescente y/o adulto a la que se añade una visión humana de la educación, una trayectoria personal, la moral y la ética.
El aspecto personal de la profesión consiste en trabajar con rigor las relaciones con el usuario. Este es el instrumento que crea el vínculo con el niño, adolescente y/o adulto, la sensibilidad de este contacto, su interpretación, su proceso y su modificación. Es este contacto el que deja huella y que hace que el educador o educadora que, de entrada, no tiene nada que ver con el niño, adolescente y/o adulto, sea capaz de intervenir en la vida de otra persona.
Sin embargo, esta relación no es simétrica. El educador o educadora social debe ser capaz de relacionarse personalmente y profesionalmente con cualquier niño, adolescente, o adulto, mientras que el usuario no está obligado a relacionarse con el educador o educadora. Esta relación puede convertirse en destructiva si no se gestiona de manera constructiva. Para ello, las educadoras y los educadores deben ser conscientes de su visión fundamental del ser humano y de sus propias normas y valores. Para comprometerse profesionalmente respetando la propia personalidad, las educadoras y los educadores no deben, en ningún
caso, excluir, sino incluir, centrarse en las necesidades del niño, el adolescente y el adulto, respetar una ética profesional y una moral, y ser capaz de separar las relaciones profesionales de las relaciones privadas. Ello requiere un alto nivel de empatía, de conciencia, de reflexión ética, de extroversión, de compromiso, así como de sentido de la responsabilidad y mucha perspicacia profesional.
Competencias sociales y comunicativas
El trabajo de la educación social no es un trabajo en solitario. En gran parte depende de la colaboración de las partes implicadas, es decir, el niño, el adolescente, el adulto, el equipo, los usuarios, los padres, los familiares, los demás grupos profesionales, as autoridades, etc. Así pues, las educadoras y los educadores sociales deben tener competencias sociales y comunicativas.
La mayoría del trabajo educativo -a todos los niveles- se lleva a cabo en equipos multidisciplinarios o en grupo, lo que implica que las educadoras y los educadores han de ser capaces de colaborar y participar en un trabajo en equipo. Además, las competencias sociales y comunicativas abarcan la capacidad de actuar en los ámbitos en los cuales no siempre habrá armonía ni acuerdo en cuanto a objetivos, medios y métodos, tanto en relación con los colegas, como con los niños/usuarios, padres, familiares, autoridades sociales o sistema político.
La colaboración es una parte fundamental del trabajo del educador o educadora. La colaboración constructiva en la que los conflictos se tratan y se gestionan de manera constructiva es crucial tanto para el bienestar del usuario como para la profesionalidad y
el entorno psicológico de trabajo del educador o educadora. Así pues, el educador o educadora debería tener competencias para resolver y gestionar los conflictos de manera rigurosa, basándose en su conocimiento de métodos de gestión de conflictos, formas
de colaboración, dinámica de grupo y trabajo psicológico.
En cuanto a los padres, familiares y, por descontado, en cuanto al usuario, el educador o educadora debe poseer competencias de comunicación teóricas, prácticas y metodológicas para poder intercambiar mensajes y puntos de vista con ayuda de sus códigos sociales, de su lenguaje y de sus antecedentes, principalmente en caso de conversaciones difíciles.
Gran parte del trabajo socioeducativo se desarrolla en colaboración interdisciplinaria. El educador o educadora debe ser capaz de trabajar en equipos interdisciplinarios y debe poder utilizar la terminología profesional en relaciones interdisciplinarias.
Además, debe tener conocimiento de otros grupos profesionales, así como de su terminología. Asimismo, el educador o educadora social debe ser capaz de colaborar con las autoridades, la administración y los familiares, lo que requiere considerables competencias sociales y comunicativas y una adaptación de la terminología socioeducativa al trabajo interdisciplinario.
Como último punto, pero no menos importante, el educador o educadora debe poder aconsejar y guiar a los padres y familiares. Por tanto, el educador o educadora debería tener un rol especial como counseller (aconsejador) y reconocer la relación de poder de este rol, lo que requiere competencias comunicativas y el conocimiento y el dominio de técnicas counseling (técnicas para aconsejar). Así pues el educador o educadora debe:
Ser capaz de trabajar en equipo y tener conocimientos de técnicas de formación de equipo y de dinámica de grupos.
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Ser capaz de trabajar en equipos multidisciplinarios y efectuar una amplia variedad de funciones.
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Tener conocimientos sobre otras profesiones, sobre su terminología profesional y su ética.
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Ser capaz de colaborar con padres y familiares.
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Ser capaz de utilizar métodos de colaboración interdisciplinaria.
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Ser capaz de comunicarse a diferentes niveles y dominar diferentes instrumentos de comunicación.
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Tener conocimientos sobre diversos métodos de gestión de conflictos y ser capaz de utilizarlos.
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Ser capaz de analizar los problemas y situaciones complejas en función de la experiencia y de sus conocimientos sobre diferentes problemas relacionados con la psicología y la sociología.
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Ser capaz de guiar y aconsejar, incluyendo el conocimiento sobre el uso de varias técnicas de counselling.
Competencias organizativas
Las relaciones no son únicamente relaciones. Éstas tienen una intención y un propósito basado en la labor de educar, desarrollar, culturizar y ser amo de la propia vida; la educación social plantea sus acciones (planeadas o no) y actividades hacia estos objetivos.
Así pues, se requieren competencias organizativas, y la competencia de reflexionar y actuar. Estas competencias permiten al educador o educadora social planificar y realizar actividades y procesos socioeducativos basados en la relación socioeducativa para alcanzar sus objetivos profesionales. Las competencias organizativas del educador o educadora social tienen que ver con la administración, la gestión y el desarrollo del puesto de trabajo socioeducativo y con su funcionamiento planeado y sistematizado. El educador o educadora social debe poder
planificar y realizar actividades y procesos socioeducativos, así como documentarlos y evaluarlos desde un punto de vista, una finalidad y unos métodos socioeducativos.
Para ello, en un marco general, el educador o educadora social debe, solo o en grupo, ser capaz de:
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Definir objetivos para planificar, estructurar y sistematizar el total de la práctica educativa de la institución y el trabajo socioeducativo, incluyendo el marco educativo físico y psicológico.
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Definir objetivos, planificar, iniciar, estructurar, implementar, coordinar y evaluar tareas de mayor o menor importancia de las actividades socioeducativas, de los procesos, de los programas y de los proyectos de desarrollo orientados a individuos y a grupos.
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Asumir la responsabilidad de sus propias acciones y decisiones y ser capaz de justificarlas en función de la experiencia y la profesionalidad.
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Adaptar y llevar a cabo el counselling personal y colectivo, orientar a los padres, familiares, colegas y a otros grupos profesionales.
El usuario (niño/adolescente/adulto) y sus necesidades son la esencia del trabajo socioeducativo y por tanto de las competencias de las educadoras y los educadores sociales. Aún así, el trabajo socioeducativo también implica, y cada vez más, tareas administrativas y participación en reuniones.
Así pues, las educadoras y los educadores sociales también deben conocer las tareas administrativas que comporta cualquier trabajo socioeducativo, como por ejemplo tecnología de la información, documentación, evaluación, gestión de reuniones con colegas, padres, familiares y otros grupos profesionales.
Competencias del sistema
La comunidad, las administraciones, la agenda política, los padres y familiares, los otros grupos profesionales y, por supuesto, la moral, la ética y la profesionalidad del propio educador o educadora constituyen, en gran medida, las condiciones fundamentales del trabajo. En estas condiciones el educador o educadora social debe funcionar, actuar, negociar y ejecutar su labor social. Las competencias del sistema engloban el conjunto de competencias que, entre otras cosas, hacen que las educadoras y los educadores sociales actúen bajo estas condiciones. El trabajo socioeducativo es una labor social; las necesidades sociales, los cambios y las diferencias en las agendas políticas junto con el sistema privado y el público de los que forma parte el trabajo socioeducativo, establecen el marco de trabajo de las educadoras y los educadores sociales, su contenido y su estatus. Por una parte la educación social debe apoyar y guiar al usuario en el “sistema”; por la otra, las educadoras y los educadores sociales deben administrar las expectativas y demandas de la comunidad hacia estos grupos. Las educadoras y los educadores sociales también deben ayudar a mejorar y a desarrollar marcos de trabajo y condiciones favorables para estos grupos.
Como se ha dicho anteriormente el puesto de trabajo socioeducativo no está aislado en su propia dinámica. La institución social forma parte de una institución mayor que establece el marco general de las actividades socioeducativas.
El educador o educadora debe saber y poder establecer relaciones y actuar en el contexto en el que se desarrolla el trabajo y, por tanto:
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Conocerlo profundamente y ser capaz de planificar el trabajo en el marco de la legislación, normas y acuerdos que construyen el marco general del trabajo del educador o educadora.
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Poseer conocimientos relativos a la administración pública y privada y, basándose en su experiencia, ser capaz de trabajar y conocer los sistemas de toma de decisiones y de jerarquía de las mismas.
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Conocer y comprender los sistemas de organización y de administración y su gestión, y ser capaz de dar respuesta a presentes y futuras demandas de empresas públicas y privadas relativas a la documentación, a la evaluación y a la garantía de calidad.
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Poseer conocimientos de sistemas pertinentes de evaluación y de documentación del trabajo socioeducativo.
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Conocer perfectamente y poder participar, como profesionales autorizados, en la creación del diálogo y la negociación de decisiones con las autoridades locales que constituyen el marco del trabajo socioeducativo; por ejemplo en políticas sobre infancia, juventud, adultos, mercado laboral, familia, etc.
Tener capacidad para actuar con relación al hecho de que la educación social – en tanto que actividad esencialmente pública también ofrece un gran interés y atención por parte de la opinión pública. Así el educador o educadora social debe tomar parte en el actual debate social sobre el trabajo socioeducativo y su impacto en la comunidad.
Competencias de aprendizaje y desarrollo
Las crecientes expectativas y demandas de las administraciones respecto a la documentación, evaluación, control de calidad y colaboración interdisciplinaria pueden ayudar a cualificar el trabajo educativo. Sin embargo, esto requiere tiempo y recursos, en muchas ocasiones utilizados en detrimento de la relación directa con el usuario. Esto no siempre va en consonancia con la demanda de los padres y familiares, que piden que el educador o educadora social pase el mayor tiempo posible con el usuario y que le preste la máxima atención educativa. Las competencias que de ello se derivan se pueden resumir bajo los títulos competencias del sistema y competencias de aprendizaje y desarrollo. El objetivo, los retos y las labores del trabajo socioeducativo cambian de aspecto y extensión con el desarrollo de la sociedad y los cambios de prioridad de las diferentes políticas. También debemos considerar el aumento de la exigencia de evaluación, de documentación y de eficiencia. Mientras tiene lugar esta búsqueda, se desarrollan también nuevos conocimientos sobre el trabajo socioeducativo, su carácter, sus consecuencias principales y secundarias de la práctica y sobre los métodos que deberían incluirse en el desarrollo de esta práctica. Todo esto requiere el actual desarrollo de soluciones y métodos de trabajo, así como un desarrollo continuo de competencias para que el educador o educadora social pueda tener las competencias necesarias para las tareas que, en la actualidad y en cualquier momento, le son requeridas. El educador o educadora social debe estar preparado para el cambio y poseer instrumentos de desarrollo que le permitan.
3. FUNCIONES
Las funciones del educador social son múltiples como las ejecutar y administrar y apoyar al máximo el trabajo que se está llevando a cabo con el niño/adolescente/ adulto:
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Desarrollar y mejorar sus competencias profesionales y la reconocidas y aceptadas.
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Tener capacidad para buscar y adquirir teorías y métodos educativos, psicológicos, sociológicos, antropológicos, etc. Relevantes y adecuados e incluirlos en su trabajo.
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Tener la capacidad de adquirir y utilizar métodos adecuados y reconocidos en el trabajo. Como por ejemplo, el trabajo engrupo.
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Ser capaz de razonar las acciones y actividades basándose en teorías y métodos reconocidos
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Tener capacidad para contribuir en la generación de conocimientos basándose en descripciones reconocidas y reflexiones sobre la experiencia del trabajo socioeducativo.
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Tener capacidad de interiorizar la ética y la moral de la profesión.
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Tener capacidad de participar en debates, propuestas, borradores, acuerdos, etc. sobre la educación social.
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Tener conocimiento de terminología, conceptos y cimientos éticos de profesiones similares base teórica a través de la formación continua y complementaria.
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Ser capaz de buscar y adquirir nuevos conocimientos y habilidades de forma continuada y saber transformarlas en la práctica.
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Poseer conocimientos sobre la mejora sistemática, estratégica y adecuada de sus competencias, tomando parte en la mejora de las mismas.
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Ser capaz de participar en procesos de aprendizaje informales y formales.
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Recoger, documentar, generalizar y utilizar sistemáticamente la experiencia, individualmente o en equipo, en la ejecución y el desarrollo del trabajo socioeducativo (desarrollo basado en la experiencia).
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Reflexionar de manera crítica y evaluar el propio trabajo y el trabajo en equipo.
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Analizar, desarrollar y buscar resultados en el ejercicio del trabajo socioeducativo y los conocimientos sobre sus cimientos (desarrollo basado en los conocimientos).
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Contribuir y participar en análisis y actividades de desarrollo en relación con el propio trabajo.
Capítulo II
Formación del Educador Social: Perfil
El educador precisa de unas disposiciones, de determinados valores que deberá mantener constantemente si quiere garantizar su cometido. Fundamentalmente se trata de querer a los niños y jóvenes, pero también de ayudarles a ser más personas." (1999, 114-115).
La característica principal del perfil del educador ha de ser la capacidad de infundir vida y la habilidad para motivar, dejándose educar por los propios chicos, haciendo una lectura nueva de su propia vida.
El educador tendrá un carácter abierto y optimista, preferentemente extrovertido, disposición positiva hacia la propia actividad que realiza, empatía, personalidad equilibrada y con capacidad para establecer lazos positivos con sus educandos. Ha de saber escuchar y respetar las ideas de los demás. Por último, tendrá la madurez psicológica necesaria para que las circunstancias inherentes a su trabajo no le contaminen en demasía." (1993, 207-209).
En definitiva, el educador social debe ser competente para atender a las necesidades y problemas de los sujetos y ayudarles en su desarrollo (maduración, construcción de autonomía, formación, etc.). Además, ha de poseer dedicación, entrega, implicación personal, honradez, coherencia personal, etc. Todo ello desde una madurez personal, con capacidad de análisis de la realidad y de gestión y planificación de programas, competencia psicopedagógica, conocimiento de sus educandos y buena disposición para trabajar en equipo. Ofreciéndose, de esta forma, como un adulto sensato de referencia que ayude a los educandos a crecer con dignidad y soltura suficiente.
Capítulo III
Educación Social como función del Trabajo Social
La educación social está basada en la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU y presupone un entendimiento fundamental de la integridad y del valor de cualquier ser humano, con independencia de raza, sexo, edad, creencias y estatus social, económico e intelectual. La finalidad y el contenido de la educación social van desde la recreación de la cultura del día a día, por un lado, a la creación de la cultura propia del individuo, por el otro.
La educación social es una profesión con una gran dinámica y adaptabilidad que no está comprometida a una tradición científica específica. El conocimiento profesional que conforma la práctica de la educación social ha sido definido por varias ciencias.
Actualmente la profesión la constituyen una variedad de disciplinas humanísticas y sociales, como la psicología del desarrollo, la psicología social, la ética, la antropología, la sociología y la socio edulogía cultural, así como una serie de temas y áreas como la administración, la gestión y las políticas de bienestar, la comunicación y los aspectos y actividades culturales. este conocimiento profesional permite a las educadoras y a los educadores sociales relacionar
el análisis crítico con acciones constructivas.
La educación social tiene sus raíces en las humanidades, se basa en diferentes disciplinas y tiene como principio central una perspectiva integradora. Las competencias de las educadoras y los educadores pueden caracterizarse como una síntesis de conocimientos, habilidades y actitudes. Para ello el currículum de las entidades de formación de educación social incluye tanto elementos teóricos como prácticos que sirven de puente entre los estudios y la vida profesional.
El trabajo socioeducativo se desarrolla en contacto directo con los niños, jóvenes y adultos, a menudo durante un largo período de tiempo y sin estar limitado a un período particular del día. Esto quiere decir que el educador o educadora tiene un número reducido de usuarios y por tanto establece un conocimiento profundo de cada persona. El contacto directo proporciona al educador o educadora social la oportunidad de establecer relaciones estrechas, continuas y estables.
El educador o educadora social formado tiene que apoyar a la persona individual para alcanzar y satisfacer sus deseos y objetivos.
Esto implica por ejemplo:
Apoyar a las personas en su desarrollo para que ellas mismas puedan resolver sus propios problemas individuales o compartidos Potenciar la habilidad personal para decidir por sí mismo/a, adaptarse y desarrollarse.
En términos generales, los métodos de la educación social son múltiples y pueden ser descritos como los esfuerzos que combinan la necesidad de los grupos objeto de atención con la finalidad del trabajo socioeducativo. La perspectiva se centra en los valores y objetivos de los usuarios, como la democratización, la autodeterminación y la autonomía. El ideal es el de la persona empoderada (empowered) que es capaz de entender y actuar dentro de la comunidad, a través de sus propias perspectivas, conocimientos y habilidades.
Aun así, una característica común de las educadoras y los educadores sociales es que su herramienta principal es el proceso interpersonal. En principio, las herramientas del educador o educadora social son su propio cuerpo y su mente, lo que supone que las educadoras y los educadores sociales deben ser capaces de definir contenidos, relaciones, dinámicas y métodos.
Las educadoras y los educadores sociales no trabajan basándose únicamente en diferentes teorías y métodos. El trabajo socioeducativo también se podría tener en cuenta desde el punto de vista del desarrollo de los métodos de la profesión que no pueden ser aislados, ni considerados como meras técnicas. Sería más justo decir que los métodos de la profesión corresponden a la concepción de un cierto período histórico de la relación entre un individuo
y la sociedad.
El hecho de que el trabajo socioeducativo sea una relación interpersonal, y el proceso educativo una relación social entre las edulogía cadoras y los educadores y los niños, adolescentes y/o adultos, requiere que las educadoras y los educadores sociales sean capaces de comprometerse en su trabajo. En caso de no comprometerse, no pueden establecer relaciones de confianza ni contactos genuinos con otras personas.
La educación social es una profesión constituida por una combinación de conocimientos teóricos, habilidades prácticas y compromiso. Además, para continuar trabajando en la integración de grupos marginados e individuos, las educadoras y los educadores sociales también están obligados a identificar y a oponerse a los mecanismos de exclusión de la sociedad.
Capítulo IV
Ámbitos de desarrollo de la Educación Social
Las "Directrices generales propias de los planes de estudio conducentes a la obtención del título oficial de Diplomado en Educación Social", publicadas en el BOE del día 10 de octubre de 1991, determinan que: "las enseñanzas conducentes a la obtención del título oficial de diplomado en educación social deberán orientarse a la formación de un educador en los campos de la educación no formal, educación de adultos (incluidos los de la tercera edad), inserción social de personas desadaptadas y minusválidos, así como en la acción socioeducativa".
Aunque pueda resultarnos difícil especificar los ámbitos o espacios concretos en los cuales interviene el educador social, podemos afirmar que en la realidad, su trabajo diario se dirige a: servicios de atención primaria y domiciliaria, servicios sociales, equipos de atención a la infancia y la adolescencia, equipos de valoración y orientación, protección y reforma de menores, centro de acogida, agentes de desarrollo local, albergues, ludotecas, equipos de educadores de calle, etc.
Amorós y Ayerbe indican como posibles ámbitos de actuación "[...] todo lo relacionado con: intervención socioeducativa en la protección a la infancia, intervención familiar, acogimiento familiar, adopción, contextos institucionales, medio abierto, drogadicción y el trabajo relacionado con la inserción social de personas y colectivos excluidos." (2000, 54-55). Por todo ello, los ámbitos de actuación del educador social "[...] quedan definidos no sólo por las funciones que históricamente han sido de su competencia, sino también por aquellas que en respuesta a las actuales demandas sociales le han sido, paulatinamente, atribuidas". (Petrus Rotger, 1994, 57-58).
Como podemos comprobar, las propuestas son múltiples y muy variadas, pero para hacernos una idea más global y poder continuar con nuestro discurso vamos a aportar una lista que encontramos en Riera Romaní (1988) y que voy a utilizar a la hora de definir los ámbitos de actuación del educador social:
Ámbitos de educación especializada
Centros, entidades o instituciones de régimen "cerrado": centros de acogida, centros residenciales de infancia, centros de tercera edad, etc.
Medio abierto: educadores de calle, ejecución de medidas judiciales, desarrollo comunitario, servicios sociales, etc.
Servicios de Atención Primaria.
Drogodependencias.
Programas de "pronta detección".
Equipos sociopedagógicos municipales.
Consejerías de juventud.
Programas de ayuda técnica al voluntariado, etc.
Ámbitos de animación sociocultural
Centros de ocio y tiempo libre.
Colonias de verano.
Albergues.
Museos.
Centros cívicos.
Ludotecas.
Servicios de barrio.
Programas socioculturales, etc.
Por todo ello, y a modo de resumen, podemos añadir que el educador social interviene en:
a) Tres tipos de acción social: primaria, secundaria y terciaria.
b) Con población "normalizada", con población en riesgo y con población marginada y/o excluida.
c) Equipamientos e instituciones, que a su vez pueden ser: abiertos, semiabiertos y cerrados.
d) Centros, medio abierto o instituciones y con programas que pueden ser públicos y privados.
Esquema grafico los ámbitos de desarrollo de la educación social:
LOGRAR
LA MADUREZ SOCIAL
AMBITO DE DE LA EDUCACIÓN SOCIAL
PROMOVER LAS
RELACIONES HUMANAS
PREPARAR AL INDIVIDUO PARA VIVIR EN SOCIEDAD
Propuesta de un programa de desarrollo social desde el foque de Trabajo Social
PROGRAMA DE DESARROLLO EN LAS ZONAS URBANO – MARGINALES EN CUSCO
Definición institucional
Ser una asociación civil (organismo no gubernamental), sin fines de lucro, estar inscrita en la Superintendencia Nacional de Registros Públicos y la Agencia Peruana de Cooperación Internacional – APCI. Igualmente contar con el reconocimiento del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social.
Misión y objetivo
Nuestra Misión.
Ser una organización no gubernamental comprometida con la problemática social de la población en situación de pobreza y extrema pobreza que, a través de la ejecución de proyectos de desarrollo, contribuye al mejoramiento de la calidad de vida de los niños, niñas y adolescentes y las familias de las zonas urbano marginales de la ciudad del Cusco.Nuestro Objetivo General.
Nuestro Objetivo General.
Nuestro objetivo es contribuir al desarrollo integral de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes de zonas urbano marginales de la ciudad del Cusco, a través del fortalecimiento de sus capacidades básicas y a la capitalización de sus recursos y potencialidades.
Población Objetivos
Nuestra población objetivo está constituida por niños, niñas y adolescentes de zonas urbano marginales de la ciudad del Cusco.
Perspectivas
La perspectiva es ampliar nuestra cobertura a la población en general en situación de pobreza y extrema pobreza del Departamento del Cusco, lo cual nos permitiría proyectarnos a distintos grupos meta, focalizando nuestra intervención a niños, niñas, adolescentes, jóvenes, padres, madres y familias en general tanto de zonas urbanas como rurales.
Ámbito de intervención
El ámbito de acción está constituido por zonas urbano marginales de la ciudad del Cusco, es decir el cinturón de pobreza de la ciudad.
La perspectiva es ampliar la zona de intervención a todo el Departamento del Cusco, teniendo la posibilidad de intervenir tanto en zona urbana como en zona rural.
Contexto de la zona
La población objetivo es principalmente las personas que viven en la zona de la Margen Derecha del Río Huatanay en su gran mayoría procede del campo fruto de la migración en busca de mejores oportunidades de desarrollo; tienen bajos niveles educativos y escasa o nula formación técnica (la mayoría ha aprendido solamente algunos oficios como la albañilería, de forma empírica); las actividades económicas a las que se dedican son generalmente precarias (son albañiles empíricos, vendedores ambulantes, vendedores de comida preparada, vendedores ambulantes, vendedores de verduras, etc.). Los ingresos que les generan estas actividades son muy bajos y no les permite cubrir adecuadamente sus necesidades básicas como alimentación, vivienda y vestido; en la mayoría de los casos la atención de las necesidades de salud y educación quedan postergadas. Debido a esta situación de vida de las familias, los niños y niñas trabajan desde temprana edad aportando económicamente a sus familias.
En zonas urbanas marginales, los pobladores habitan en un ambiente de violencia: muchas personas e inclusive familias se dedican a actividades marginales en cuyo entorno, el robo, los asaltos, el abuso sexual, son frecuentes.
Los programas sociales del estado presentes en la zona, tienen características asistencialistas lo cual no contribuye a la solución del problema, generando por el contrario dependencia así como una actitud facilista y conformista. Las familias no muestran motivación y esfuerzo para hacer frente y superar su situación de vida.
La presencia del turismo y el movimiento económico que genera, no beneficia a las familias pobres de zonas urbano-marginales; las ganancias son absorbidas por grandes empresas turísticas que manejan cadenas hoteleras, agencias de viaje, restaurantes y otros. Algunas familias producen artesanías para tiendas grandes del centro de la ciudad y para empresas que se dedican a la exportación recibiendo a cambio una remuneración baja.
Alcances a Lograr:
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Lograr que cada vez son las familias se sensibilicen y asuman su responsabilidad especialmente en la educación de sus hijos e hijas; esto se manifestaría en:
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La disminución de las horas de trabajo de sus hijos y en la mejor organización de los tiempos, de manera que los niños, niñas y adolescentes puedan alternar los tiempos de trabajo, con la escuela y la recreación.
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El mejoramiento de la comunicación con la familia lo cual lleva a la disminución de la violencia en la relación de la pareja así como en el de padres a hijos(as).
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Crear talleres con padres y madres (orientados a la prevención de la violencia) y el trabajo sistemático que se realizara con los niños, niñas y adolescentes, para contribuir significativamente en estos cambios, esto se manifiesta en los testimonios que frecuentemente manifiestan los padres y madres.
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Realizar Capacitaciones con las familias con la finalidad de generar mejores ingresos. Como la creación de pequeños negocios y la incrementación de sus capitales de trabajo en base al ahorro y a préstamos de dinero de sistemas de fondo rotativo, banquito y otras alternativas que existen en el mercado.
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Cabe destacar, que lo mas importante es el rol que juegan los adolescentes y jóvenes quienes contribuirán al mejoramiento de la situación de las familias aportando ideas innovadoras y esto creara que algunas familias sean impulsadas a partir de la iniciativa de los jóvenes. En este aspecto es muy importante la contribución del proyecto a nivel de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en su desarrollo personal, desarrollo de capacidades, así como en la capacitación técnica y de gestión de pequeños negocios. Las capacidades y herramientas que utilizaran los jóvenes abren perspectivas mejores en la formación de cada uno de ellos y también en sus familias.
Capitulo V
Conclusiones
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El educador o educadora social debe saber cómo adquirir conocimientos sobre las diferentes culturas y sus valores y cómo comprenderlas.
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El educador o educadora social debe ser capaz de establecer relaciones con la institución en que se desarrolla la práctica socioeducativa para poder transmitir estas competencias al niño, adolescente y/o adulto, como parte del desarrollo socioeducativo y de las tareas de dominio de su propia vida.
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El trabajo de Educador Social se entiende como un proceso de acciones sociales en relación con los individuos y con varios grupos de individuos. Los métodos son multidimensionales e incluyen: atención, educación, intervención, tratamiento, desarrollo de espacios sociales no excluyentes, etc. Su finalidad es la socialización y la ciudadanía plena para todo el mundo
BIBLIOGRAFIA
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Enviado por: | Yanely |
Idioma: | castellano |
País: | Perú |