ORGANIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN INFANTIL

La Educación Infantil constituye la primera etapa del sistema educativo. Abarca desde las 0 hasta los 6 años, momento señalado como el acceso a la escolaridad obligatoria. La Educación Infantil es un nivel de escolaridad no obligatorio. Pero, en contraposición con el marcado carácter de guarda y custodia que frecuentemente ha tenido la asistencia de niños en centros extrafamiliares, todo el periodo previo a la escolaridad obligatoria debe tener un inequívoco sentido educativo.

Sin desconocer ni menospreciar el papel crucial que la familia desempeña en dicha etapa, educadores, psicólogos, pedagogos y sociólogos coinciden en subrayar el enriquecimiento que para el niño o niña supone la asistencia a un centro educativo en el que, bajo la guía de educadores profesionales, encuentra a compañeros de su misma edad. De esta forma, el niño actúa, experimenta, se relaciona e interactúa con otros en un entorno organizado con una intencionalidad educativa que busca su desarrollo integral.

El objetivo de los centros educativos es el de aportar a los más pequeños -trabajen o no sus padres- un conjunto de experiencias favorecedoras de su desarrollo, que no sustituyen a las vividas en la familia, sino que las apoyan y complementan. Por consiguiente, tanto la familia como el centro educativo comparten los objetivos de acompañar, guiar y estimular el desarrollo psicológico infantil a través de diferentes experiencias educativas que favorecen que este desarrollo se realice de manera integral.

La educación desempeña un papel crucial en la estimulación y guía del desarrollo de las potencialidades del niño. Exige una intencionalidad educativa por parte de los profesores, una cuidadosa planificación de experiencias y actividades, una apertura a los intereses e iniciativas de los niños y unos profesionales especializados en la realización de estos contenidos, así como unas condiciones de trabajo (en cuanto a salubridad, espacios, proporción profesor / niños,...) que faciliten la realización de la labor educativa.

Dado que este desarrollo no se realiza por una simple expansión automática de potencialidades y que tanto las actividades que los niños realizan, como lis intercambios entre iguales, como las aportaciones de los adultos son determinantes cruciales de ese desarrollo, el Centro educativo debe organizar de forma adecuada esas actividades e interacciones, propiciando experiencias y proporcionando espacios, materiales y ambientes que constituyan un medio óptimo para que el desarrollo se vea estimulado por unos procesos de aprendizaje adecuadamente dirigidos.

Por otro lado, el Centro de Educación Infantil puede contribuir de manera eficaz a compensar algunas de las carencias y a nivelar los desajustes que tienen su origen en las diferencias de entorno social, cultural y económico. Realiza, así, no sólo una función primordial de estimulación y optimización de las capacidades infantiles, sino también una función de prevención de posibles dificultades que se manifestarían de forma más clara en posteriores etapas educativas. Igualmente, permite la convivencia de niños y niñas de la misma edad, lo que aumenta el conocimiento mutuo y favorece la igualdad entre ambos sexos.

• Que el desarrollo del niño es un proceso continuo en el que no es fácil delimitar momentos de clara diferenciación o brusca ruptura, salvo en algunos aspectos parciales.

• Que los cambios que se dan no se producen de modo uniforme, para todos los niños en el mismo momento y en la misma edad.

8. CRITERIOS PSICOEVOLUTIVOS, METODOLÓGICOS Y ORGANIZATIVOS PARA ESTRUCTURAR EN CICLOS DIFERENCIADOS LA EDUCACIÓN INFANTIL.

La Educación Infantil se estructura en ciclos diferenciados: de 0 a 3 años y de 3 a 6. para hacer esta división no hay criterios psicoevolutivos que impongan las distribuciones. El único salto a destacar es la seguridad en la autonomía motora, los progresos en el lenguaje, en las relaciones sociales y en el descubrimiento de la propia identidad.

La división en esos ciclos (0-3 y 3-6) resulta psicológicamente aceptable ya que un niño de tres años es ya mucho más autónomo, controla mejor su cuerpo y sus relaciones interpersonales, se expresa a través del lenguaje y comprende mucho mejor que los más pequeños.

Hay razones sociales y estructurales que hacen que esta división contribuya a racionalizar y ajustar la oferta educativa del sistema en este nivel a la creciente demanda social de educación para los niños menores de 6 años. También hay razones metodológicas y de organización de centros que aconsejan una organización en torno a dos ciclos de tres años cada uno.

En las variadas situaciones y experiencias se deben trabajar todos los aspectos que puedan estar implicados, sin fragmentar la vida del niño en el Centro educativo, en torno a divisiones como las que posteriormente significarán las áreas o las materias.

En Educación Infantil tiene más sentido referirse a situaciones de experiencia que a áreas curriculares ya que se trata más de hacer actividades con los niños con el fin de lograr determinados objetivos educativos, que de conceptos o contenidos que tienen que ser transmitidos por los adultos.

Podemos distinguir tres ámbitos:

• Identidad y autonomía personal.

• Conocimiento del entorno físico y social.

• Comunicación y representación.

En el segundo Ciclo (3-6 años), se incluirá también la educación religiosa para aquellos alumnos cuyos padres lo deseen, teniendo en cuanta las características específicas de este ciclo educativo y de acuerdo con el artículo 27.3 de la Constitución y con lo establecido en el Acuerdo entre el Estado Español y la Santa Sede sobre enseñanza y asuntos culturales.

La metodología de trabajo en Educación Infantil ha de estar marcada por la actividad, el juego, las experiencias y los descubrimientos junto a los compañeros. El entorno educativo debe ser rico y estimulante, y las experiencias de aprendizaje deben estar cuidadosamente planificadas y organizadas por el profesor de Educación Infantil. Las características físicas de los espacios, el mobiliario, y los juegos y materiales utilizados han de facilitar la labor educativa así concebida.

Los profesionales que atenderán la educación de los niños en los Centros de Educación Infantil serán maestros debidamente especializados. La proporción profesor / niños en los centros debe situarse alrededor de los siguientes límites: cerca de 8 a 15 niños en el ciclo de 0-3 años y de 18 a 25 en el tramo de 3-6. En este último no deberá haber más de 25 niños por grupo.

Los centros de Educación Infantil podrán impartir toda la etapa o solamente uno de sus ciclos pero todos deben cumplir las condiciones educativas de profesorado, de espacios físicos y de seguridad, higiene y salud establecidas. Estas exigencias se cumplirán a través del Servicio de la Inspección Técnica.

La programación de objetivos y métodos de trabajo en Educación Infantil se hará previendo el tratamiento de las necesidades educativas especiales. Conviene asegurar la educación temprana de niños con deficiencias o con necesidades educativas específicas dentro de los centros educativos ordinarios, junto con sus compañeros de edad. La integración educativa de estas edades no suele plantear grandes dificultades y puede establecer las bases de la integración escolar en la enseñanza básica.

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