Sociología y Trabajo Social


Economía social solidaria


1.Índice

Contenido Página

Portada..................................................................................................................................................1

1. Índice................................................................................................................................................2

2. Economía Social Solidaria...............................................................................................................3

3. Introducción......................................................................................................................................4

4. Definición.........................................................................................................................................5

5. Principios..........................................................................................................................................7

6. Historia...........................................................................................................................................10

7. Conclusión......................................................................................................................................13

8. Bibliografía.....................................................................................................................................15

2. Economía Social Solidaria

Es complicado encontrar referencias en español al término “Economía Social Solidaria”, ya que los autores tienden a hacer una diferenciación entre las dos caracterizaciones del concepto que nos ocupa; siendo Economía Social y Economía Solidaria dos definiciones diferentes que, si bien, tienen bastantes rasgos en común (si fusionásemos todos ellos tendríamos algo similar a lo que acabamos de exponer), no son del todo iguales.

La Economía Social Solidaria es un modelo financiero justo, promueve los intereses colectivos y de la Comunidad, teniendo objetivos opuestos al capitalismo y haciendo las veces de alternativa a éste (mientras el capitalismo tiene como meta el que el inversor -dueño del capital- se lucre, la Economía Social Solidaria se centra en beneficiar a todos los individuos por igual y permite la participación activa de la población).

Visto así, suena todo muy ideal, demasiado, lo suficiente para que se nos venga a la cabeza la palabra “utopía”; y es que otros intentos económicos como el Socialismo o el Comunismo se quedaron en el camino pese a estar tan bien planteados como el concepto que nos ocupa y contar con la base teórica de Karl Marx; el modelo económico de la Unión Soviética durante gran parte del Siglo XX y sus innegables progresos en todos los campos (sobre todo los más sociales -educación, empleo, vivienda...) fueron la envidia del resto del mundo, demostrando que también se puede lograr un progreso de una manera más justa y solidaria. No obstante, la insostenible situación de plantarse con algo que, si no es una dictadura es bastante parecido, a las puertas del Siglo XXI tuvo como consecuencia la muerte del sueño de Lenin. También es evidente que este modelo económico no es apto en estos momentos (solo hay que ver el ejemplo de Corea del Norte, donde su gobierno tiene más interés en armarse hasta los dientes y en iniciar una guerra -más propagandística que otra cosa- contra el resto del mundo antes que evitar que su pueblo se muera de hambre).

Pero entonces... ¿Es imposible que la Economía Social Solidaria cumpla sus objetivos? Honestamente y, a día de hoy, sí; el bajo compromiso de la población y el nulo por nuestros gobernantes nos limita demasiado el marco de acción. Por sí sola, es completamente estéril. No obstante, sus diferentes modelos de economías alternativas (como Microcréditos, el corporativismo -Experiencia Mondragón- o, del que nos vamos ocupar, Comercio Justo) pueden ayudarnos, por lo menos a creer y a luchar desde nuestra humilde posición por un mundo más justo.

3. Introducción

Hablar de Comercio Justo es hacerlo de Economía Social Solidaria, de alternativa al capitalismo, de buscar algo “diferente”; más justo, más igualitario. Sin embargo, yo iría más allá; me referiría también al Comercio Justo como forma de pensar, como modelo de vida, como un sentimiento de pertenencia a un grupo de locos que quieren cambiar el mundo. Me explico, me resultaría difícil creer que una persona a la que le guste consumir habitualmente (o en exclusiva, que también los hay) productos con el “Fair Trade” lo haga porque sí. Es innegable que, a día de hoy, consumir algo producido de manera “justa” es algo más costoso que los “normales”, y eso es bastante significativo... ¿Por qué comprar algo más caro? En mi opinión (y eso que no soy consumidor habitual de productos de Comercio Justo), las personas que se decantan por el “Fair Trade” lo hacen porque tienen los valores que hemos mencionado antes y, en la mayoría de los casos, yo diría que no es lo único que hacen para, a su manera, cambiar el mundo.

Lo que quiero decir con esto es que el colectivo de personas que se encuentran comprometidas con una realidad social injusta y desigual, pueden realizar innumerables acciones para combatirla y el Comercio Justo solo es una de ellas y, en mi opinión, no la registraría como de las más significativas, ya que el voluntariado o la colaboración directa o indirecta con determinadas asociaciones podría ser o parecer mucho más práctico que apoyar al Comercio Justo. Por supuesto, no incluiríamos en este grupo de personas aquellas que solo consumen productos de la categoría que nos ocupan para acallar su conciencia, eludiendo a “Yo colaboro, consumo productos de Comercio Justo”; evidentemente mejor hacer poco que nada, pero así no avanzamos, porque ni siquiera encontramos un compromiso firme, confortable, ni que sea (ni siquiera en potencia) duradero.

En este documento, voy a intentar realizar un acercamiento al modelo de Economía Social Solidaria del Comercio Justo. Tras esta introducción, he considerado prudente realizar una definición del concepto que nos ocupa, intentando profundizar en él y analizarlo desde distintos puntos de vista con la ayuda de las obras que aparecen al final en la bibliografía. Posteriormente, he intentado caracterizar al Comercio Justo, señalando sus principios más importantes. También he hecho un breve repaso por su historia desde 1964 (¡Incluso con sus antecedentes!). Por último, cierra el trabajo una conclusión personal y la bibliografía empleada. Quiero, además, señalar que todos los puntos del trabajo incluye mi valoración subjetiva y mi reflexión personal. Sin más, espero que le guste.

4. Definición

Podemos desarrollar una definición de Comercio Justo con la idea de que se trata de un concepto fácil de definir; esto no quiere significar, necesariamente, que se trate de una idea simple o sencilla sino que es el resultado de un concepto que, en términos básicos, no deja lugar a muchas interpretaciones subjetivas (como significado en sí). Lo que queremos decir es que, si buscamos en distintas obras el acercamiento de algunos autores sobre Comercio Justo o (más fácil aún), introducimos estas dos palabras en Internet, obtendremos respuestas bastante parecidas. Este fenómeno podemos verlo con dos caras; la optimista es que, ponga lo que ponga, me acercaré a una definición (cuanto menos) acertada del Comercio Justo. Por contra, resultará más complicado hallar la más completa de todas ellas, sin caer en el absurdo error de añadir información no insignificante pero si innecesaria en una definición, máxime cuando hablamos de un concepto que, a priori, parece bastante evidente.

Otras dimensiones que no se nos deben dejar escapar y que no se les ha escapado a muchos autores (Coscione, 2008) es la existencia de otros términos para definir el Comercio Justo (Equitativo, Alternativo, Solidario...); aunque hay que ser especialmente precavidos en este punto porque, quizás nos equivoquemos de sobremanera y relacionemos a un autor con un concepto que trata de algo similar (Soberanía Alimentaria o Economía Social Solidaria por ejemplo), pero no específicamente de Comercio Justo (Ransom, 2002).

También es reseñable, la existencia de innumerables obras que ven al Comercio Justo en una dimensión qué, personalmente, comparto; como instrumento de cambio social. Algunos autores se muestran preocupados por su futuro en un contexto concreto; tanto en España (Montagut y Vivas, 2006) como en América Latina (Ceccon, 2008).

Tras esta pequeña introducción, considero prudente colocar ya la definición de Comercio Justo; desde mi punto de visto, la idónea sería aquella que más se ha repetido en las obras buscadas y que es, además, la que propone la FLO (FairTrade Labelling Organization -Organización Internacional de Etiquetado de Comercio Justo-) es la siguiente:

El Comercio Justo es una asociación comercial que se basa en el diálogo, la transparencia y el respeto, y que intenta conseguir más igualdad en el comercio internacional. Contribuye al desarrollo sostenible porque ofrece mejores condiciones comerciales a los trabajadores marginados, especialmente en el Sur, y protege sus derechos. Las organizaciones de Comercio Justo, con el apoyo de los consumidores, se dedican de manera activa a prestar apoyo a los productores, sensibilizar y hacer campañas para cambiar las reglas y prácticas del comercio internacional.”

Coscione, M. El Comercio justo. Una alianza estratégica para el desarrollo de América Latina. Madrid. Catarata. 2008. 978-84-8319-399-0. Página 20.

Esta definición es clara, concreta y concisa. Ayuda a familiarizarse con el concepto a cualquier persona (sea del nivel social que sea) que no sepa nada del mismo y, al fin y al cabo, eso es lo más importante en una definición. No obstante, parece que no nos hemos enterado muy bien de qué hace o qué es, a nivel práctico, el Comercio Justo; pero para ello hemos dedicado la segunda parte de este trabajo.

5. Principios

En todas y cada de las obras que hemos analizado para este trabajo, hemos encontrado un especial interés por parte de los autores por reseñar las caracterizaciones más específicas (lo llamaremos “principios”) del Comercio Justo. Incluso algunos (Solé, 2003) basan alguna obra en profundizar y explicar estos objetivos que esta economía alternativa ofrece.

Como nos ocurrió anteriormente cuando procuramos ofrecer la definición más acertada del concepto que nos ocupa, ahora nos encontramos con algo similar y los principios del Comercio Justo parecen más que claros. No existe demasiada subjetividad en este tema; lo que sí encontramos son valoraciones personales (Aguirre, 2002) sobre sí estas ideas se llevan realmente a cabo y las posibilidades de optimizarlas.

Entender los principios del Comercio Justo es vital para un consumo práctico y aclara muchas dudas sobre para qué sirve el hecho de que compremos con el Fair Trade. En mi opinión, sería muy positivo que en los productos de Comercio Justo, apareciesen (al menos resumidamente, a modo de decálogo) las características más importantes, serviría para concienciar y sensibilizar; concretamente. Yo pondría las siguientes:

1. Creación de oportunidades para los productos en desventaja para combatir la pobreza y lograr un desarrollo sustentable.

2. Transparencia y responsabilidad en la administración y en las relaciones comerciales.

3. Constitución de capacidades para desarrollar la independencia de los productos.

4. Promoción del comercio justo a través de la difusión de información sobre sus prácticas.

5. Pago de un precio justo acordado a través del diálogo y la participación, que permite una producción socialmente justa y ambientalmente amigable.

6. Equidad de género en la remuneración y en las oportunidades de trabajo.

7. Condiciones de trabajo favorables en un ambiente seguro y saludable para los productores.

8. Respeto por los derechos de los niños y niñas garantizados por la Convención de la ONU y por leyes y normas sociales locales.

9. Conservación del medio ambiente por medio de prácticas ambientales y utilización de métodos de producción responsables.

10. Relaciones de comercio basadas en el interés por el bienestar social, económico y ambiental de los pequeños productores, en un marco de solidaridad, confianza y respeto mutuo.

No creo que costase demasiado incluir una pequeña carta con estas 10 características, y pienso que sería bastante útil para animar un poco más al consumidor esporádico e informarle de lo que se consigue a través de esa pequeña acción.

No obstante, y aunque a nivel resumido esta relación de principios es bastante buena; mejor sería ofrecer una más completa y que recogiera de forma más profunda las caracterizaciones del Comercio Justo. La web www.elcomerciojusto.com en un interesante artículo sin firmar del año 2009, afirma que dos son las principales premisas del concepto que nos ocupa:

- Garantizar que los productores, incluidos los trabajadores, tengan una participación adecuada del beneficio total.

- Mejorar las condiciones sociales, en concreto las de los trabajadores en los casos en que no existen estructuras desarrolladas de servicios sociales y representación laboral (sindical por ejemplo), etc.

Asimismo y, basándonos en estos dos, la relación más completa de principios que he encontrado es la siguiente:

- Los productores forman parte de cooperativas u organizaciones voluntarias y funcionan democráticamente.

- Libre iniciativa y trabajo, en rechazo a los subsidios y ayudas asistenciales.

- Rechazo a la explotación infantil.

- Igualdad entre hombres y mujeres.

- Se trabaja con dignidad respetando los derechos humanos.

- El precio que se paga a los productores permite condiciones de vida dignas.

- Los compradores generalmente pagan por adelantado para evitar que los productores busquen otras formas de financiarse.

- Se valora la calidad y la producción ecológica.

- Respeto al medio ambiente.

- Se busca la manera de evitar intermediarios entre productores y consumidores.

- Se informa a los consumidores acerca del origen del producto.

- El proceso debe ser voluntario, tanto la relación entre productores, distribuidores y consumidores.

- Salarios y condiciones de trabajo dignos.

- Funcionamiento democrático de las organizaciones de productores.

- Relación comercial a largo plazo para asegurar un desarrollo sostenido.

- Los productores destinan parte de sus beneficios a las necesidades básicas de sus comunidades.

- Productos de calidad

Así pues (y aunque encontramos alguno repetido con el resumen de 10 previamente señalado), estas 17 características resume de un modo más profundo y completo los parámetros básicos del Comercio Justo.


6. Historia

Apartado complicado este que nos ocupa; no por la dificultad de buscar obras que hablen de la historia del Comercio Justo, que las hay y muchas; sino por la dificultad que conlleva tener capacidad de síntesis para relatar lo más significativo del Comercio Justo respetando los parámetros del trabajo.

El principal problema que encontramos es que, desde el comienzo, varios hechos han cambiado la historia del Comercio Justo y resulta complicado explicar con detenimiento cada uno de ellos; también la centralización de la historia de un país en concreto; sobre todo en España o América Latina. Sin embargo, es complicado encontrar información sobre África (Bartomeu, 2007).

1964 fue al año en el que se celebró la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) y que dio origen al Comercio Justo. Una década antes ya se produjeron los primeros antecedentes con importadores europeos que, sin animo de lucro, se asociaron con productores del Sur para comerciar; la eliminación de los intermediarios fue la causa del éxito de estos primeros intentos. En la reunión de la UNCTAD se propuso un descenso de la ayuda económica a países en desarrollo por asentar una base comercial basada en “productos del Tercer Mundo”. Aunque precarias, ese fue el inicio de la proliferación de modestas tiendas solidarias.

La caridad católica también jugó un papel importante en el Comercio Justo, la organización holandesa SOS Wereldhandel que, en 1967, comenzó a importar productos artesanales desde países subdesarrollados, con un sistema de ventas por catálogo. La formación de la red de tiendas Solidarias le otorgó a SOS Wereldhandel un canal de comercialización estable. Las tiendas Solidarias gozaron de éxito de ventas, en parte por la popularidad de los artículos que comercializaban y, de alguna manera, tener


En 1973, entró en este sistema de comercio el primer producto alimentario importante: el café Fair Trade producido por cooperativas guatemaltecas bajo la marca común "Indio Solidarity Coffee". El café constituyó un hito importante, dando un gran impulso al crecimiento del sistema (Vila, 1999).

En los años ochenta, las transacciones y su frecuencia permitió que muchos productores encarasen la mejora de la calidad y el diseño de productos, apoyados en una red que les permitía ingresar a los mercados más importantes. La lista de productos involucrados creció con la incorporación de mezclas de café, té, miel, azúcar, cacao, nueces. Las artesanías crecieron en cantidad y calidad.

Poco después, otra Organización de Comercio Alternativa (ATO) “Solidaridad” hizo un esfuerzo para expandir la distribución de productos de Comercio Justo a grandes distribuidores y, finalmente, encontró una forma innovadora de aumentar las ventas sin poner en peligro la confianza del consumidor en los productos ni la filosofía de la organización. “Solidaridad” creó un sello que garantizaba que los productos cumplían ciertos estándares relacionados con condiciones laborales y ecológicas. Tal sello, que inicialmente fue sólo aplicado al café, se bautizó como “Max Havelaar” en honor a una novela del siglo XIX que cuenta la historia de la explotación de un grupo de caficultores javaneses por mercaderes colonos de Holanda. Podríamos decir que este sello creado en 1988 fue, de alguna manera, el germen del Fair Trade (Cantos, 1999). La iniciativa se expandió rápidamente hacia otras ATOs de Holanda, Bélgica y Suiza; pero cada una de ellas lanzaba su propio sello para operar de manera individual.

En 1997, varias de estas organizaciones de distintos países, crearon una agrupación llamada “Organizaciones Internacionales de Sello de Garantía de Comercio Justo” (FLO), una organización cuya misión era definir los estándares del Sello de Garantía de Comercio Justo, apoyar, examinar y certificar productores en desventaja y armonizar el mensaje Fair Tade dentro del movimiento.


En 2002, la FLO lanzó un nuevo sello, conjunto esta vez, llamado “Certificación Internacional de Comercio Justo”, que fue conocido como sello “Fair Trade”. Los objetivos fueron mejorar la visibilidad del sello en los estantes de los supermercados, transmitir una imagen dinámica y con miras hacia el futuro del Fair Trade, facilitar el comercio internacional y simplificar los procedimientos para los productores de fruta fresca.


4 años después, en 2006, hay organizaciones de Comercio Justo en Europa, Canadá, Estados Unidos, Japón; con ventas por más de 3.000 tiendas solidarias, por catálogos, por representantes, por grupos. También es considerable la participación en la red de las diferentes organizaciones religiosas. La aparición de los sellos identificativos ha dado un gran impulso al sistema. La primera marca de calidad Comercio Justo fue en Holanda en 1988. A partir de ese ejemplo, surgieron varias iniciativas de "Etiquetado Justo". En 1997, varias de ellas se organizaron formando la Organización Internacional de Etiquetado Justo (FLO). El miembro español de la FLO es la “Asociación del Sello de Productos de Comercio Justo”.


En la actualidad, 20 Iniciativas del Sello de Comercio Justo Fair Trade son miembros de FLO Internacional. Y encontramos el Sello Internacional de Certificación de Comercio Justo (sello “Fair Trade”) en docenas de diferentes productos: café, té, arroz, bananos, mangos, cacao, algodón, azúcar, miel, jugos de fruta, nueces, fruta fresca, quinoa, hierbas y especias, vino y pelotas deportivas entre otros (Pérez, 2009).

No obstante, la situación actual de crisis económica que afecta a determinados países de Europa (sobre todo, España, Portugal, Italia, Grecia o Chipre) ha supuesto una situación de retroceso para un Comercio Justo que, hasta hace una década, se encontraba en pleno apogeo. Teniendo en cuenta la rapidísima expansión que ha supuesto este nuevo método de Economía Social Solidaria (debemos tener en cuenta que, como acabamos de ver, apenas cuenta con medio siglo de historia), no creo que sea exagerado el afirmar que se trata de uno de los fenómenos comerciales más importantes de los últimos años; y lo demuestran hechos como el elogio del sello “Fair Trade” por parte de las Naciones Unidas y que se ponga de ejemplo ante otras propuestas de certificar una determinada procedencia o calidad de un producto (Oyarzún, 2002).

7. Conclusión

Llegados a este punto, he de decir que estoy bastante contento por el trabajo desarrollado hasta ahora. Independientemente del nivel del trabajo desde el punto de vista académico (que pienso que es bueno), a mí me ha servido para conocer un poco más de cerca la realidad del Comercio Justo, su historia, sus ideales y su situación.

A las puertas de ser trabajador social, son muchas las cosas que se me pasan por la cabeza; han existido momento difíciles, de mucho estrés (sobre todo, cuando compaginé la carrera con el trabajo y la enfermedad de mi padre), de acercamiento a una realidad (las prácticas en el Centro Penitenciario) concreta y de desilusión por realizar un esfuerzo que, a la postre, no se ve recompensado (como suspender exámenes). No obstante, y gracias a Dios, eso han sido los que menos. He disfrutado muchísimo, he conocido a gran cantidad de amigos y amigas, he crecido enormemente como persona (sonará a tópico, pero es cierto) y, sobre todo, he aprendido multitud de cosas. También estoy teniendo la oportunidad de disfrutar de la Beca Erasmus y, a pesar del vértigo inicial, esta experiencia está sobrepasando mis expectativas.

Pero... ¿Por qué cuento todo esto? Tiene su explicación; a lo largo de mi vida como estudiante siempre he intentado salir airosos de la mayoría de las situaciones; he sido responsable pero no modélico y mis notas, aunque aceptables, se alejaban de ser idóneas; siempre he sido bastante conformista y hacía las cosas para tener la aprobación de otra persona (un profesor) y, realmente, para nada disfrutaba estudiando, sino que lo veía como una exigencia, como una obligación, como la pesada herramienta que tenía que llevar para conseguir ir superando asignaturas y etapas. Sin embargo, he conseguido crecer hasta tal punto que creo que ahora hago las cosas por mí y para mí. Es decir, el trabajo que ahora mismo está leyendo lo he utilizado para acercarme al concepto del Comercio Justo; evidentemente, he intentado respetar al máximo los parámetros indicados en la asignatura para ello, pero no lo he hecho con la intención de sacar una buena nota para quitármelo de encima, ni para que le gustase a la profesora sino para aprender. Cuando consigo aprender algo, lo demás vendrá después (rara vez fracasas en la vida con algo que sabes). El voluntariado en distintas asociaciones (centros de deficientes mentales, de personas de la tercera edad y de mujeres maltratadas) y las prácticas en el Centro Penitenciario han servido para darme cuenta de que estaba del todo equivocado. ¿De qué me sirve ese trabajo, en el que tan buena nota saqué, sobre igualdad de género de 30 páginas que entregué leyéndome aburrido un par de libros y en el que no me enteré absolutamente de nada cuándo tienes delante a una chica de 28 años, con un hijo que se esconde cuando su alcohólico novio llegue a casa por miedo a la paliza de cada día?; ¿Y aquel ficticio proyecto sobre personas mayores cuándo estaba frente a una abuela a la que sus hijos la habían llevado a la residencia por no querer cuidarla ninguno?

Quizás suene un poco fuerte pero, si por algo me he caracterizado siempre ha sido por naturalidad y mi sinceridad, y no me asusta decir que hace un par de años era un chico que se creía formado, que pensaba que sabía de todo y que estaba preparado para ayudar a cualquier persona o colectivo desfavorecido; al fin y al cabo... Para eso había tenido tan buenas calificaciones en los exámenes y en los trabajos anteriores, ¿No? Pero la realidad era bien distinta, lo cierto es que no era más que un joven con ilusión y con ganas de hacer cosas por los demás pero que no sabía nada de nada, que lo único que había hecho era salir del paso cuando había que enfrentarse a una evaluación pero que no había aprendido lo más mínimo sobre las personas.

Afortunadamente, aquellas experiencias me ayudaron a crecer mucho y, desde entonces, intento poner el máximo empeño e ilusión en aprender cosas nuevas y saber llevarlas a la práctica de manera adecuada. Este trabajo no ha sido una excepción y, aunque conozco el funcionamiento de la tienda de Comercio Justo de mi ciudad, no sabía gran cosa sobre el tema y, tras el trabajo desarrollado, creo que podría defenderme en una exposición sobre el tema y puedo considerar que me ha servido para aprender, que es lo importante.

¿Mi opinión sobre el tema? Pues que es una idea muy válida y muy práctica para, como dice Susan George (ver bibliografía) luchar por un mundo más justo e igualitario. Suena irónico que intentemos ser solidarios en un aspecto como el comercio, ya que nos jactamos (hasta para ayudar) de ser una sociedad consumista. No obstante, la realidad es la que es y lo que sí creo que es necesario es una proliferación importante de la idea; para ello es necesaria la implicación de las distintas asociaciones solidarias (el buscar información sobre el trabajo, me ha servido para conocer a la Fundación española Setem), sino también de las distintas instituciones públicas. Que sirva de ejemplo la ciudad de Córdoba, que en el año 2008 logró el status de “Ciudad Justa” o localidad comprometida con el Comercio Justo y otra serie de iniciativas sociales. Además, según la web www.ciudadjusta.org , la propia Córdoba, León y Huelva participaron en el programa “Mi ciudad toma café de Comercio Justo”; sin lugar a dudas, iniciativas que, aunque escasas, nos hacen creer un poco en aquella idea con la que se identifica este trabajo, que otro mundo es posible.

8. Bibliografía

Aguirre, M.; Flor, J.I. y Novo, M. Globalización, crisis ambiental y educación. Madrid. Ministerio de Educación de España, Subdirección General de Información y Publicaciones. 2002. 84-369-3612-4.

Bartomeu, N. Comercio Justo y África. Barcelona. Icaria Editorial. 2007. 978-84-74-2696-11.

Ceccon, B. El Comercio Justo en América Latina. Perspectivas y desafíos. México D.F. CopIt ArXives. 2008.

Coscione, M. El Comercio justo. Una alianza estratégica para el desarrollo de América Latina. Madrid. Catarata. 2008. 978-84-8319-399-0.

George, S. Otro mundo es posible si... Barcelona. Icaria Editorial. 2004. 978-84-7426-703-X.

Montagut, X. y Vivas, E. ¿Adónde va el comercio justo? Modelos y Experiencias. Barcelona. Icaria Editorial. 2006. 978-84-7426-884-3

Oyarzún, M.T. Propuesta de un sello de calidad para promover productos de la pequeña agroindustria rural en América Latina. Santiago de Chile. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, Oficina Regional para América Latina y El Caribe. 2002.

Pérez, P. La calidad del cacao. Quito. Consorcio CAMAREN. 2009. 978-9942-9960-1-5.

Ransom, D. Comercio Justo: Doble Comercio. Barcelona. Fundación Intermón Oxfam. 2002. 978-84-8452-128-0.

Solé, E. Qué es el Comercio Justo. Barcelona. Oasis. 2003. 978-84-7901-895-5.

Vila, M. Café amargo. Por un Comercio Norte-Sur más justo. Barcelona. Icaria Editorial. 1997. 84-7426-309-3

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Enviado por:David
Idioma: castellano
País: España

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