Religión y Creencias
Doctrina Social de la Iglesia
1º) ¿En que consiste y cómo se justifica?
La Doctrina Social de la Iglesia (también Doctrina Social Cristiana) es un conjunto de normas y principios referentes a la realidad social, política y económica de la humanidad basado en el Evangelio y en el Magisterio de la Iglesia Católica. El Compendio de la DSI y el Catecismo Católico la definen como un "cuerpo doctrinal renovado, que se va articulando a medida que la Iglesia en la plenitud de la Palabra revelada por Jesucristo y mediante la asistencia del Espíritu Santo, lee los hechos según se desenvuelven en el curso de la historia" (Comp. DSI 104).
Tal como afirma el Cardenal Martino en la presentación del Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, "La doctrina social cristiana es parte integrante de la concepción cristiana de la vida", con la que el beato Papa Juan XXIII, en la encíclica Mater et magistra (n. 206), abría el camino, hace ya muchos años, a las sucesivas, importantes y profundas precisiones de Juan Pablo II: "La enseñanza y la difusión de esta doctrina social forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia" (Sollicitudo rei socialis, 41); la doctrina social, "instrumento de evangelización" (Centesimus annus, 54), "anuncia a Dios y su misterio de salvación en Cristo a todo hombre" .
2º) Etapas de la DSI, y principales temas que aborda.
La misma expresión “doctrina social” fue usada por primera vez por Pío XI en su encíclica Quadragesimo anno[1] quien cita a León XIII aun cuando reconoce que la preocupación por los problemas económicos y sociales no nació con la Rerum novarum.
Cuando en 1931 se cumplen 40 años de la publicación de la Rerum novarum, el Papa Pío XI publica la Quadragesimo anno donde además de repasar la doctrina anterior y aplicarla a la situación del momento, afrontó los nuevos problemas ligados al crecimiento de empresas y grupos cuyo poder pasaba fuera de las fronteras nacionales. Recuerda además la condena del socialismo así como la insuficiencia del liberalismo.
A Pío XII le tocaron los años de la posguerra con otro orden internacional al que dedicó sus intervenciones. Aun cuando no publicó encíclicas sobre temas sociales, no dejó de recordar a todos a través de sus radiomensajes, la relación que corre entre la moral y el derecho positivo así como los deberes de las personas en las distintas profesiones.
Juan XXIII deja dos contribuciones: la encíclica Mater et magistra y Pacem in terris. En la primera habla de la misión de la Iglesia por construir comunión que permita tutelar y promover la dignidad del hombre. En la segunda además de afrontar el tema de la guerra (en tiempos de proliferación de armamento nuclear) sino que afronta el tema de los derechos humanos desde un punto de vista cristiano.
El Concilio Vaticano II trató en la constitución pastoral Gaudium et spes temas de actualidad social y económica como el matrimonio y la familia, la paz y concordia entre los pueblos, etc.
Con Pablo VI hace su entrada en los documentos del Magisterio el tema del desarrollo en la encíclica Populorum progressio haciendo hincapié en la necesidad de que ese desarrollo sea de toda la persona y de todos los hombres.
Juan Pablo II, fuertemente marcado por su experiencia en Polonia, publicó diversas encíclicas sobre temas sociales. La Laborem exercens que presenta una espiritualidad y una moral propias del trabajo que realiza el cristiano. La Sollicitudo rei socialis que retoma el tema del progreso y el desarrollo íntegros de las personas (publicada con motivo de los veinte años de la publicación de la Populorum progressio). Finalmente la Centesimus annus -con motivo del centenario de la publicación de la Rerum novarum- se detiene en la noción de solidaridad que permite encontrar un hilo conductor a través de toda la enseñanza social de la Iglesia. Aun cuando sus predecesores habían tratado temas sociales como orientaciones para la ética social o para la filosofía, Juan Pablo II planteó la Doctrina social de la Iglesia como una rama de la teología moral y dio orientaciones sobre el modo en que esta disciplina debía ser enseñada en los seminarios.
3º) Principios fundamentales que inspiran a la DSI.
Los grandes cambios del siglo XIX como la revolución industrial y el consiguiente crecimiento de las ciudades habían producido graves desigualdades sociales y económicas. Se debatía y se luchaba por establecer una justa relación entre trabajo y capital y de ahí el problema conocido como cuestión obrera. El Papa León XIII afrontó este tema y el de la propiedad privada en su encíclica que se constituyó en documento de referencia y de inspiración para todas las acciones cristianas en el campo social.
4º) León XIII ante la cuestión social.
El realismo político y la habilidad diplomática de León XIII permitieron poner fin a la hostilidad del régimen imperial alemán hacia los católicos (abandono por Otto von Bismarck de la Kulturkampf en 1879 y visita a Roma del emperador Guillermo II en 1888) Igualmente, propugnó el fin de la confrontación entre la Iglesia francesa y la Tercera República, avalando la participación de los católicos franceses en el régimen republicano. Por el contrario, mantuvo el enfrentamiento numantino con el Estado italiano, insistiendo en el boicot de los católicos italianos a la vida política nacional.
León XIII pensaba que el servicio diplomático papal debía desempeñar un papel de primer orden tanto en la consolidación de la disciplina interna de la Iglesia como en la conducción de las relaciones Iglesia-Estados. En 1885, España y Alemania recurrieron a él como mediador en la disputa sobre la posesión de las Islas Carolinas, en el Pacífico. Y en 1899 el zar Nicolás II de Rusia y la reina Guillermina de los Países Bajos se beneficiaron de sus buenos oficios en el intento de convocar una conferencia de paz de todos los países de Europa.
Reflexionando sobre la diplomacia vaticana con ayuda de las obras de santo Tomás de Aquino, replanteó en su encíclica Immortale Dei (1886) la relación entre la Santa Sede y los Estados-nación. El nuncio papal, en opinión de León XIII, era el representante de la soberanía espiritual del Papa del mismo modo que un embajador representa la soberanía política de su país.
Reforzó los lazos con la Iglesia norteamericana, fomentando la expansión del catolicismo en Estados Unidos. Con todo ello, León XIII contribuyó a dotar a la Iglesia de un nuevo protagonismo a escala mundial, reforzado por dos tipos de iniciativas suyas: por un lado, el acercamiento a la Comunión Anglicana y a los ortodoxos griegos, que inició la tendencia ecuménica de los papas del siglo XX; y por otro, el impulso de la acción misionera, especialmente en África.
Tuvo especial interés en promover el rezo del Santo Rosario, al cual dedicó diversas encíclicas.
En sus veinticinco años de papado llegó a nombrar un total de 147 cardenales en 27 consistorios
5º) Describe los temas tratados en 4 encíclicas sociales.
Desde León XIII con Rerum novarum (sobre las cosas nuevas)' sobre la cuestión social en 1891, a ella se siguen refiriendo los pontífices, Pío XI en Quadragesimo anno (a cuarenta años) sobre las cuestiones laborales en 1931, Juan XXIII en Mater et Magistra ('Madre y Maestra) sobre los campesinos en 1961, después Pacem in terris (Paz en la Tierra) en 1963, Pablo VI sobre Populorum progressio (el progreso de los pueblos) en 1967 y Ochenta Aniversario sobre los nuevos problemas sociales en 1971. Laborem Exercens en 1981,Juan Pablo II, el 'Trabajo Humano', 'Solicitud de la cosa social', Sollicitudo rei socialis con temas sociológicos y metodológicos de la situación de la humanidad en 1988, Centesimus annus (Centésimo año) cosas nuevas de hoy en 1991, cuestiones agrícolas, Veritatis splendor en 1993, esplendor de la verdad y Evangelium Vitae de 1995, sobre la vida humana, evangelio de vida sobre el valor de la vida.
Los aspectos comentados o el enfoque asignado de política social, se desarrollan ampliamente el tema de los valores, las creencias y las ideologías y obviamente los derechos humanitarios desde una perspectiva católica. Por tanto deben considerarse como los pronunciamientos de la Iglesia Católica ante los cambios de la sociedad y el mundo y por tanto prescripciones normativas de lo correcto y justo.
Históricamente representaron en su comienzo, sobre todo Rerum Novarum, una respuesta a las demandas y agendas políticas de los partidos y movimientos políticos de orientación obrera o socialista o anarquista. Siendo la base para la creación del social cristianismo como movimiento social y político desde fines del siglo XIX y comienzos del XX.
Además han servido como marco conceptual en las actividades de los sociólogos de orientación católica. La amplitud social dentro de las encíclicas es grande si bien las primeras se referían a los derechos sociales de los trabajadores, también hacían referencia a los patrones y la relación entre ellos. Posteriores encíclicas tratan del rol de diversas instituciones en la vida social como lo son las comunicaciones sociales y el pacificismo.
En el caso de Latinoamérica sirvieron de inspiración en la redacción del Documento de Puebla (1979). Así como la base, aunque no apoyada oficialmente, de la Teología de Liberación.
6º) Enseñanzas del Vaticano y de Juan Pablo II.
El Concilio se convocó con los fines principales de:
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Promover el desarrollo de la fe católica.
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Lograr una renovación moral de la vida cristiana de los fieles.
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Adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de nuestro tiempo.
Se pretendió que fuera un "aggiornamento" o puesta al día de la Iglesia, renovando los elementos que más necesidad tuvieran de ello, revisando el fondo y la forma de todas sus actividades.
Pretendió proporcionar una apertura dialogante con el mundo moderno, actualizando la vida de la Iglesia sin definir ningún dogma, incluso con nuevo lenguaje conciliatorio frente a problemas actuales y antiguos.
Trató de la Iglesia, la Revelación, la Liturgia, la libertad religiosa, etc. siendo sus características más importantes la renovación y la tradición
El Papa Juan XXIII manifestó su intención de convocar un concilio el 25 de enero de 1959, sólo tres meses después de su elección, ocurrida en octubre de 1958. Aunque su propósito encontró muchas formas de manifestarse durante los tres años siguientes, una de sus expresiones más conocidas es la que, preguntado por los motivos, presentó al tiempo que abría una ventana: «Quiero abrir las ventanas de la Iglesia para que podamos ver hacia afuera y los fieles puedan ver hacia el interior.» Invitó a otras iglesias a enviar observadores al concilio, aceptándolo tanto iglesias protestantes como ortodoxas. La Iglesia Ortodoxa Rusa, por temor al gobierno soviético comunista, sólo aceptó tras recibir seguridades de que el concilio sería apolítico
Juan Pablo II se propuso el gran objetivo de posicionar a la Iglesia como faro y guía del mundo contemporáneo. Ello en cinco direcciones:
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Nueva evangelización: mediante una renovación de la fidelidad a la persona de Jesús de Nazareth y su mensaje de amor universal, en especial hacia los marginados y desfavorecidos, anunciándolo a todos los pueblos, con gran preocupación por la descristianización de Europa.
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Ecumenismo: mediante el diálogo y el encuentro con las demás iglesias cristianas y todas y cada una de las confesiones religiosas.
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Compromiso ético y social: asumiendo la defensa de la dignidad de la persona y los derechos humanos, así como la promoción de la diversidad cultural de los pueblos y el impulso de la justicia social y la moral personal. Ha sido en este punto donde Juan Pablo II ha sido más discutido, al oponerse por igual a las dictaduras marxistas y al capitalismo liberal y, muy especialmente, en su condena del aborto, la contracepción y la fecundación artificial, en aras de una visión tradicional de la defensa de la vida y la familia. En este terreno Juan Pablo II ha mostrado una clara desconfianza hacia lo que consideraba una cultura de la muerte fruto de un materialismo occidental, al que veía como hedonista, relativista e insolidario.
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Lucha por la paz: a través de la mediación en múltiples conflictos y la condena enérgica de la guerra y la carrera de armamentos, así como la incentivación de iniciativas de reconciliación y el combate de las desigualdades.
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Rigor doctrinal: Juan Pablo II ha condenado las posiciones más extremas de la Teología de la Liberación pero ha sido más contundente con el ala más conservadora del catolicismo al excomulgar a monseñor Marcel Lefebvre y desautorizar su movimiento. Juan Pablo II ha dado reconocimiento a teólogos en su día sancionados o cuestionados por sus posiciones aperturistas, creándolos cardenales (Hans Urs von Balthasar, Henri de Lubac, Yves Congar o Walter Kasper, a quien puso al frente de la acción ecuménica de la Iglesia). Sin embargo, a través de la Congregación de la Doctrina de la Fe, presidida por Joseph Ratzinger fue inflexible con Hans Küng, ya condenado por Pablo VI, Bernhard Häring o Leonardo Boff, debido a sus posiciones reformistas en materia de teología dogmática y moral y su oposición al magisterio papal. Juan Pablo II se ha mostrado desfavorable a dar de comulgar a los divorciados vueltos a casar, al matrimonio de los sacerdotes y a la ordenación de las mujeres.
7º) Que aporta la DSI a la sociedad.
La DSI aporta una serie de ideas y consejos para la vida.(Mirar otros apartados).
8º) Qué es la JOC
La JOC (Juventud Obrera Cristiana) es un movimiento organizado de los jóvenes y para los jóvenes, inquietos por la realidad que vivimos: inseguridad de cara al futuro, estudios que no garantizan la ocupación, precariedad e injusticia en el trabajo, degradación de la persona y del ambiente en nuestra sociedad, exclusión social, violencia,...
No queremos ser simples espectadores pasivos de esta realidad, sino que queremos intervenir y transformar la realidad que vivimos de una manera organizada. (Texto de la web)
9º) Qué es la HOAC
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) es un Movimiento de Acción Católica especializado en el Mundo Obrero, de ámbito estatal, integrado en la Federación de Movimientos de A.C.
El objeto y fines de la HOAC es la evangelización del mundo obrero de acuerdo con la finalidad y características de la Acción Católica Española.
La HOAC está formada por hombres y mujeres que han decidido vivir la fe y el seguimiento a Jesucristo en las condiciones de vida y trabajo del mundo obrero, en los sectores más débiles y empobrecidos, realizando un compromiso evangelizador en su lugar de trabajo, en sus ambientes, en las organizaciones obreras..., participando activamente en su Iglesia diocesana, acercando así la Iglesia al mundo obrero y el mundo obrero a la Iglesia.
Una tarea fundamental de la HOAC es hacer surgir, formar, orientar y sostener militantes obreros cristianos con un Proyecto Evangelizador. De aquí la importancia que tiene la formación, entendida como el logro progresivo de un modo de ser, de pensar, de sentir, de actuar y de vivir, personal y comunitariamente, profundamente cristiano.(Texto de la web)
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Enviado por: | Skelus |
Idioma: | castellano |
País: | España |