Arte
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez
VELAZQUEZ
Índice:
-Biografía....................................................................................................................Pág.2
-Obras de Velázquez en sus distintas etapas:
-Etapa Sevillana....................................................................................................Pág.6
-Etapa Madrileña..................................................................................................Pág.9
-Etapa Italiana.....................................................................................................Pág.14
-Velázquez para España..........................................................................................Pág.18
-Bibliografía.............................................................................................................Pág.20
1
BIOGRAFÍA DE VELÁZQUEZ
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez nació el 6 de Junio del año 1599; en Sevilla. Hijo de Juan Rodríguez de Silva y de doña Jerónima Velázquez, ambos sevillanos. Sus padres trataron de darle una educación propia de su alcurnia; para lo cuál comenzó a estudiar latín y filosofía; pero su inclinación natural le llevaba más a “ilustrar” los márgenes de los libros que a prestar atención a los mismos; a pesar de lo cual se esmeraba en sus estudios y conseguía sacarlos adelante con destreza.
No tardando en dar muestras de su extraordinario talento para la pintura; sus padres le dejaron bajo la tutela de Francisco Herrera y le permitieron dedicarse enteramente a la misma. Mas el tutor, según Velázquez, no era adecuado según su carácter e ingresó como aprendiz en el taller de Francisco Pacheco a sus doce años.
En 1617 alcanzó el grado de maestro y al año siguiente se casó con Juana Pacheco; hija de su maestro.
Su etapa sevillana va desde este momento hasta el año 1623, año en que se trasladó a Madrid. En esta época en sus pinturas se aprecia la dominación de los colores terrosos (ocres, pardos...) e influencia tenebrista.
Obras características de estos años juveniles son sus bodegones con figuras:
El almuerzo (Museo del Ermitage), Vieja friendo huevos (1618, Galería Nacional de Edimburgo), El aguador de Sevilla (Col. Wellington, Londres), y su cuadros de temas religiosos : Cristo en casa de Marta y María (National Gallery, Londres), y Adoración de los Magos (Museo del Prado).
Su etapa de formación juvenil se cierra con el viaje a Madrid, bajo la protección del conde duque de Olivares, que inicia su primer período madrileño (1623-1629); dentro de la etapa madrileña.
Pintó en esta época diversos retratos reales; como pueden ser el de Felipe IV, (Museo del Prado y Museo metropolitano de Nueva York), Retrato ecuestre del conde duque de Olivares (Hispanic Society de Nueva York) y retratos de bufones de la corte (Calabacillas) y cierra el ciclo con la obra maestra de este período; El triunfo de Baco o Los Borrachos (1628, Museo del Prado), pintura en la que, definitivamente, Velázquez abandona el tenebrismo caravaggiesco y asimila el colorismo de la pintura madrileña (muy bien representada en las colecciones reales del Alcázar y del Escorial).
En 1628 conoció a Rubens, en Madrid y, al año siguiente, realizó su primer viaje a Italia, finalizando así su primer período madrileño.
Permaneció algún tiempo en Venecia, donde puedo ver las grandes obras de Miguel Ángel, de Tiziano y de Tintoretto, y después se estableció en Roma durante un año (dibujos en el Vaticano de las Stanze de Rafael y de la Capilla Sixtina).
En Italia, Velázquez, se inicia en la pintura de tema mitológico, que desarrollará más tarde en su segundo viaje a Italia.
De su estancia en Roma las obras más destacadas, en su primer período de la etapa Italiana, son: La túnica de José (1630, El Escorial), La fragua de Vulcano (1630, Museo del Prado), Retrato de María de Hungría (Museo del Prado) y las dos exquisitas vistas de la Villa Medicci (Museo del Prado).
La vuelta de Italia a Madrid en 1631 abre el segundo período de la etapa madrileña (1631-1649), y concluye su primer período italiano. Con la vuelta señala un gran paso en la pintura de Velázquez: su paleta se enriquece con un colorido más suntuoso, modelando las figuras más con los colores que con las sombras, volviendo su pincelada más ligera.
Esta segunda etapa madrileña es abundante en obras: cuadros religiosos como Cristo después de la flagelación, San Antonio Abad y San Pablo Ermitaño, (Museo del Prado), Coronación de la Virgen (Museo del Prado), y el célebre Cristo crucificado (Museo del Prado).
Entre sus retratos de esta época destacan los del rey (Museos del Prado, Viena y Boston; National Gallery, Londres, y Frick Coll, de nueva York), del príncipe Baltasar Carlos (Museo del Prado), de la reina Isabel de Francia (Museo del Prado), del duque de Módena (Módena), del escultor Martínez Montañés (Museo del Prado), o de personajes no identificados como la Dama del abanico (Wallace Coll., Londres) así como de varios bufones de la corte (Museo del Prado).
Destacan de un modo especial la gran composición de la Rendición de Breda, (1635, Museo del Prado) y su sorprendente Venus del espejo (National Gallery, Londres), que representa el primer desnudo femenino de la pintura española.
A principios del año 1649 se marchó de nuevo a Italia, con el fin de crear nuevos cuadros para la colección real; culminando el segundo período de la etapa madrileña e inaugurando el segundo período de la etapa italiana. Velázquez permaneció durante tres años en Roma; donde realizó uno de sus retratos más importantes; el del papa Inocencio X, (1650, Col. Doria), así como el retrato de su ayudante: Juan de Pareja (Museo Metropolitano de Nueva York).
En 1651 volvió de nuevo a Madrid, a requerimiento del rey, comenzando su tercer período madrileño (1651-1660) y finalizando así su segundo y último período italiano, y, con el mismo, la etapa italiana.
Los retratos de estos años demuestran la madurez que había alcanzado su arte, en el que domina el problema de la representación atmosférica y de la luz: La infanta María Teresa (Museo del Louvre, Museo de Viena), la reina Doña Mariana de Austria (Museo del Prado), La infanta Margarita (Viena, Prado), Felipe IV (Museo del Prado); etc...
De este último período sus mejores obras son: Las hilanderas (Museo del Prado) y Las Meninas (1656, Museo del Prado); sin duda su obra de mayor complejidad.
Al fin, Velázquez murió en Madrid el 6 de Agosto de 1660.
OBRAS DE VELÁZQUEZ
ETAPA SEVILLANA
Adoración de Los Magos:
Esta obra pictórica es La Adoración de los Magos, pintada por Velázquez,
en la etapa sevillana, periodo del Barroco (siglo XVII).
Es una pintura al óleo, de tema religioso, que representa La Epifanía.
Sigue la tendencia tenebrista, propia de Caravaggio, con fondos neutros y
protagonismo de la luz.
Cuando leemos imágenes, por nuestra cultura, lo hacemos de izquierda a
derecha; como si leyéramos un texto normal.
La maestría de Velázquez se refleja en que, con la utilización de la luz para
destacar los elementos en los cuales quiere que el espectador se fije,
éstos, están perfectamente compuestos en una línea quebrada en “Z” que
va de izquierda a derecha del cuadro; en la dirección de nuestra mirada
y así centra nuestra atención en los rostros de María, Jesús y, en menor
medida, en el del rey mago que entrega a Jesús su ofrenda.
Hay un dominio de la línea sobre el color para diferenciar todos los planos
visuales, y los colores están dominados por tonos terrosos, propios de la
etapa sevillana.
Adoración de los Magos, Velázquez.
*Actualmente,
esta obra se
encuentra en el
Museo del Prado
Vieja friendo huevos:
Esta obra pictórica es Vieja friendo huevos, pintada por Velázquez, en la
etapa sevillana, periodo del Barroco (siglo XVII).
Es una pintura al óleo en la que se representa a una mujer anciana
cocinando huevos fritos y que está a punto de servir uno a un muchacho.
El cuadro está influenciado por Caravaggio en la luz irreal, que ilumina
ciertas partes de la obra, dejando otras en la oscuridad.
La escena se ambienta en una habitación que demuestra ser una cocina
gracias a la mesa con los objetos propios situada delante de la anciana y a
los cazos y cesto colgados de las paredes del fondo.
Velázquez representa con gran realismo al personaje principal no ocultando
su vejez; acentuada por la tela blanca y sucia que cubre por completo el
pelo de la mujer.
Vieja friendo huevos, Velázquez. (1618)
*Esta
obra está
localizada
en la
Galería
Nacional de
Edimburgo
ETAPA MADRILEÑA
Retrato ecuestre del Conde Duque de Olivares:
Esta obra pictórica es el Retrato ecuestre del Conde Duque de Olivares,
pintado por Velázquez, en la etapa madrileña, periodo del Barroco (siglo
XVII).
Velázquez llega a Madrid y empieza a pintar en la corte del rey Felipe IV.
Este género es un retrato que corresponde al valido del rey Felipe IV.
El personaje aparece representado con símbolos de nobleza: el caballo
en posición de corbeta, el bastón de mando y una acaudalada banda.
El caballo está ricamente enjaezado, símbolo del poder del personaje.
La escena se ambienta en el paisaje de la sierra de Guadarrama y, en los
fondos, Velázquez comienza a difuminar los colores, conquistando la
perspectiva aérea.
Hay un contraste entre el primer plano, que consta del dominio de la línea, y,
el fondo, donde Velázquez difumina los colores para dar sensación de
profundidad.
Retrato ecuestre del Conde Duque de Olivares
*En la actualidad
esta obra está situada
en el Hispanic Society
de Nueva York .
Rendición de Breda:
Esta obra pictórica es la Rendición de Breda; también identificada por el
nombre de Las Lanzas, pintada por Velázquez, en la etapa madrileña,
periodo del Barroco (siglo XVII).
Es una pintura al óleo de tema histórico, en la que se observa el momento
el momento de la rendición de la plaza de Breda, que cae en poder de los
españoles.
Velázquez dignifica a los personajes y no humilla al derrotado; de este
modo el español tiene una expresión y postura con la cuál parece consolar
al perdedor, que le entrega las llaves de la ciudad.
Para lograr profundidad utiliza varios recursos:
-Posición del caballo en escorzo (a la derecha).
-Sucesión de lanzas que dejan ver un paisaje
-Difumina los colores del fondo donde se aprecian los restos de la batalla;
(apreciable en las humaredas).
Rendición de Breda o Las Lanzas, Velázquez (1635)
*Hoy en día
este cuadro está
en el Museo del
Prado de Madrid.
Las Meninas:
Esta obra pictórica son Las Meninas, pintadas por Velázquez, en la etapa
madrileña, periodo del Barroco (siglo XVII).
Es una pintura al óleo, del género retratista, que representa el momento
en que Velázquez está pintando en su estudio un gran retrato de los
reyes, en presencia de la infanta Margarita.
Es una composición muy compleja en cuanto a la distribución de los
personajes.
Los reyes aparecen reflejados en un espejo del fondo, el cuál pasaría
completamente desapercibido, de no ser por el punto de luz que se abre con
la cortina que descorre José Nieto, mayordomo y aposentador de la reina;
que, con su gesto, nos indica a mirar hacia dicho espejo.
Velázquez se autorretrata vestido con la cruz de Santiago, la cual no se le
concedió hasta el año 1658; dos años después de pintar Las Meninas.
Al lado de Velázquez, se encuentra la infanta Margarita, rodeada de sus
aposentadores y meninas, las cuales dan nombre a la obra.
Sus nombres por orden de izquierda a derecha son:
Velázquez, doña Agustina Sarmiento (que le ofrece a la infanta un búcaro
rojo), la infanta Margarita (con cinco años de edad, es la figura central del
cuadro), doña Isabel de Velasco, (a sus espaldas); el aposentador de la
Reina, José Nieto, con hábito monjil, Marcela de Ulloa, conversando con un
supuesto don Diego Ruiz de Azcona, guardadamas. De pie, junto al perro,
Maribárbola acentúa con sus facciones deformes y sus ropas oscuras la
delicada belleza de la infanta; a su lado, Nicolasito Pertusato, pisando al
mastín, símbolo de nobleza.
Velázquez consiguió una especialísima agudeza en el retrato de la infanta
Margarita, así, la riqueza del vestido y de las joyas y la formalidad del
gesto no esconden la vulnerabilidad de la niñez.
La luz es irreal y tiene diferentes focos de procedencia; puerta abierta,
ventana y primer plano.
Como elemento doméstico introduce la representación del perro en primer
plano.
En esta obra Velázquez introduce la técnica del esfumato, conquistando la
perspectiva. Domina el color sobre la línea.
Aposentador
Marcela de Ulloa
Guardadama
Velázquez Isabel de Velasco
Agustina Maribárbola
Infanta
Nicolasito Pertusato
Las Meninas:
ETAPA ITALIANA
Fragua de Vulcano:
Esta obra pictórica es la Fragua de Vulcano, pintada por Velázquez, en la
etapa italiana, periodo del Barroco (siglo XVII).
Es una pintura al óleo de tema mitológico, que representa el momento en
que el dios Apolo le comunica al dios Vulcano que su esposa le es infiel.
Esta obra recibe influencia de Miguel Ángel en la representación
anatómica.
Velázquez dignifica a los trabajadores de la fragua convirtiéndolos en
dioses.
Para lograr profundidad se han difuminado los colores del fondo y se ha
abierto una ventana que deja ver el paisaje.
Fragua de Vulcano, Velázquez (1630); Museo del Prado.
Las Hilanderas:
Esta obra pictórica son Las Hilanderas, pintadas por Velázquez, en la etapa
italiana, periodo del Barroco (siglo XVII).
Es una pintura al óleo, de tema mitológico, que representa un taller de
costura y, a la vez, el mito de Aracne.
Aracne, hija de Idmón, pretendía superar la habilidad de la diosa Palas
Atenea en las artes del bordado. Disfrazada de vieja, la diosa le hizo una
visita, cuando Aracne estaba ocupada en hilar una tela muy delicada.
En un determinado momento, Atenea se dio conocer y aceptó el desafío que
Aracne la había propuesto. Atenea comenzó a componer excelentes
historias sobre telas y tapices con inusitada habilidad y destreza. Al verla,
Aracne no se atemorizó, sino que tomó las lanzaderas y comenzó a mostrar
sus habilidades todavía con mayor finura y delicadeza que la diosa. Cuando
Atenea se dio cuenta que Aracne había realizado su trabajo mucho mejor
que ella, se encolerizó y rompió el telar y los palillos de tejer de su
vencedora contendiente. Aracne, llena de cólera por la violencia de la diosa,
se colgó del techo. Así, Atenea aprovechó la ocasión para convertirla en
araña. Tras esto, Aracne fue condenada a tejer durante toda su vida.
El mito se representa en un tapiz del fondo, sin incluir la violencia y
dramatismo de la escena.
En primer plano está el taller de costura donde Velázquez consigue
una perspectiva aérea a través de la rueda del telar, que crea ilusión de
movimiento.
En el taller se incluyeron diversos elementos cotidianos; como un gato, una
escalera...
Las Hilanderas, Velázquez (1657)
*Este lienzo
mide 2,20 x 2,89 m
*La obra se sitúa
en el Museo del Prado
Venus del Espejo:
Esta obra pictórica es la Venus del espejo o Venus de Rokeby, pintada por
Velázquez, en la etapa italiana, periodo del Barroco (siglo XVII).
Es una obra pintada al óleo, en un lienzo de 1,22 m de alto y 1,75 m de
anchura, que representa a la diosa Venus de espaldas al espectador,
tendida sobre un lecho cubierto por una tela gris y una sábana blanca.
La diosa, enteramente desnuda, apoya el brazo derecho doblado sobre el
respaldo del lecho y descansa la cabeza sobre la mano.
Venus lleva el pelo recogido en un moño, lo que acentúa el cuello y deja ver
la mano sobre la cuál se apoya.
La diosa contempla su rostro en un espejo sostenido por Cupido, arrodillado
sobre el lecho, a los pies de Venus.
Por detrás de Cupido, un gran cortinaje de terciopelo rojo, recogido hacia
la izquierda, proporciona un equilibrio de tonalidades y masas, de forma que
los grises y los rojos acentúan la luminosidad del cuerpo nacarado de Cupido
y, especialmente, el de Venus.
Venus del espejo, Velázquez (1649), Localización: National Gallery.
VELÁZQUEZ PARA ESPAÑA
Este pintor español es la figura más importante de la pintura barroca española y uno de los grandes genios del arte universal.
Su pintura significa en España la culminación de la ruptura definitiva con el clasicismo de siglo XVI. Representante del realismo barroco, con su afán de pintar las cosas y no los conceptos de éstas, Velázquez ve la realidad no como línea o dibujo, sino como masa o mancha de color.
Velázquez aporta a la pintura española su primer desnudo femenino con su obra
La Venus del espejo, una de las pinturas más bellas y sorprendentes del artista; a pesar de que la identidad del modelo es desconocida aún.
BIBLIOGRAFÍA
Enciclopedia El País, editorial Salvat, tomo nº 20.
Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa-Calpe S.A., tomo nº 67.
Guía Visual de pintura y arquitectura, El País, editorial Aguilar.
Apuntes de clase.
Descargar
Enviado por: | Evelin |
Idioma: | castellano |
País: | España |