Historia
Desde los nacionalismos hasta la Primera Guerra Mundial
4. El nacionalismo y las grandes potencias
1. El nacionalismo del siglo XIX
En el siglo XIX el concepto de nación se entendía como comunidad política con derecho a autorepresentarse en un estado organizado. La vieja lealtad de los súbditos hacia el monarca dejaba paso a la lealtad legal de los ciudadanos a una constitución.
En este nuevo contexto, los individuos tenían que pertenecer a una comunidad y compartir con otros una cultura, una lengua y unas costumbres.
Los liberales del siglo XIX fueron nacionalistas en su pensamiento y en su actitud, y trataron de sustituir los antiguos estados feudales de siervos por estados nacionales de personas libres.
El siglo XIX desarrolló la investigación histórica, lingüística, folclórica y cultural. El romanticismo también colaboró gracias a su interés por las tradiciones y costumbres populares.
El nacionalismo del siglo XIX fue complejo en sus orígenes, ya que tuvo dos vertientes:
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Según la vertiente progresista de raíces liberales, la revolución suponía la liberación de los pueblos oprimidos por tiranías extranjeras. Cualquier comunidad podía convertirse en una nación si lo deseaba. Del mismo modo, cualquier persona podría cambiar de nacionalidad con solo desearlo.
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Según la vertiente tradicionalista de raíces conservadoras, las naciones eran una serie de rasgos culturales, geográficos, lingüísticos e incluso raciales, que diferenciaban a unas naciones de otras y que acompañaban a las personas allí donde fueran.
El nacionalismo comenzó siendo una ideología minoritaria muy activa, pero a partir de 1848 y 1871 se convirtió en un movimiento de masas.
LAS REVOLUCIONES DEL 48: “LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS”
Fue la última de las tres grandes oleadas revolucionarias del siglo XIX. Marco la apertura a un nuevo período histórico y fue la más importante en extensión y la que tuvo más base popular. Sus características son:
Revolución democrática. Europa sufrió una crisis agraria e industrial (1846-1847) que generó hambre y descontento entre los trabajadores. En 1848 París, Berlín, Viena, Praga, Budapest, Milán y Roma se llenaron de barricadas pobladas de trabajadores pobres que reclamaban los derechos y libertades fundamentales.
Los liberales moderados abandonaron la revolución y contribuyeron a la represión de la amenaza popular pactando con los sectores más conservadores.
El París de las barricadas derrocó a la monarquía liberal de Luis Felipe de Orleáns e impuso la Segunda República. El gobierno provisional intentó dar trabajo a los parados y fijar una jornada de trabajo máxima de diez horas, pero el campo y las provincias eligieron en las elecciones a candidatos moderados. En diciembre de 1848 fue elegido presidente de la República Luis Napoleón Bonaparte.
La importancia de los movimientos nacionalistas. Las rebeliones de Berlín y Viena paralizaron momentáneamente a Austria y a Prusia, lo que facilitó la tarea de los nacionalismos:
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Numerosos liberales decidieron convocar un parlamento alemán en Francfort, donde se consagraron a la redacción de una Constitución nacional.
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Venecia y Milán se rebelaron contra los austriacos y pidieron ayuda a Piamonte, y en Roma, Mazzini y sus partidarios derrocaron al Papa e impusieron la República en 1849.
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En Hungría se creó un parlamento y una Constitución propios.
A partir del verano de 1848 el Gobierno austriaco comenzó a anular la mayoría de las concesiones realizadas. El ejército imperial entró en Praga, Viena, Budapest, Milán y Venecia llevando a cabo sangrientas represiones. El parlamento de Francfort se disolvió.
En Hungría, los austriacos encontraron mayor resistencia y en Italia tuvieron que enfrentarse con las tropas de Piamonte. Roma fue liberada por la República francesa.
Las consecuencias destacables de las revoluciones del 48, a pesar del fracaso general, son:
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Abandono del sistema internacional de 1815 y sucesión de conflictos entre potencias europeas.
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Después de 1848, los liberales moderados consiguieron concesiones económicas y participaron en gobiernos europeos. Los años 50 y 60 fueron de “reformas desde arriba”.
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Los obreros urbanos comenzaron a organizarse políticamente de forma autónoma y a tomar conciencia de sus circunstancias.
Dos estados nacionales pioneros: Gran Bretaña y Francia.
GRAN BRETAÑA DURANTE LA ERA VICTORIANA
En Gran Bretaña la segunda mitad del siglo XIX es conocida como era victoriana por presidir la figura de la reina Victoria. Este país permaneció inmune a las revoluciones del 48, por lo que fue una época de prosperidad y de estabilidad política envidiada por toda Europa.
Los rasgos principales son:
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Prosperidad económica: Gran Bretaña fue la mayor potencia económica y naval del siglo XIX, dueña de los océanos y el comercio, pionera de la revolución industrial y principal exportadora de productos industriales y tecnológicos.
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Gran estabilidad política: basada en el parlamentarismo y en un fuerte bipartidismo.
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Reformas electorales y sociales: tras la reforma de 1842, las más importantes fueron la de 1867, que amplió el derecho al voto a los cabezas de familia que pagaban un alquiler; y la de 1884-1885, que se extendió a los campesinos. Las reformas sociales estaban centradas en la educación, la justicia, la sanidad y las pensiones.
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Un nacionalismo insatisfecho, Irlanda: en el siglo XVIII, fue colonizada por británicos. Carecía de autonomía y el parlamento británico se negó a concedérsela.
FRANCIA: DEL SEGUNDO IMPERIO (1852-1870) A LA TERCERA REPÚBLICA (1870-1914)
El Segundo Imperio
El presidente de la República conservadora francesa, Napoleón Bonaparte, dio un golpe de Estado en 1851 y se coronó emperador con el nombre de Napoleón III. Los rasgos más destacados de su Gobierno son:
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Intervino muy activamente en los conflictos bélicos para restaurar la grandeza de Francia y defender los intereses nacionales y liberales.
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En ultramar dio los primeros pasos de una política imperialista.
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Proporcionó estabilidad política en una época de crecimiento económico.
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Intentó compaginar un Gobierno autoritario y personalista con instituciones democráticas.
La Tercera República
Estalló en París una revolución impulsada por los republicanos liberales y los obreros conocida como la Comuna de París de 1871. Este Gobierno popular proclamó una República federal de contenido socialista que apenas duró tres meses.
El resto de Francia convocó una Asamblea Nacional conservadora en Versalles que sometió a los partidarios de la comuna a una represión terrible y a la capital a un baño de sangre.
Así nació la Tercera República, cuyos motivos de su éxito son:
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Un parlamento elegido por sufragio universal masculino.
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La supremacía del parlamento sobre el poder ejecutivo provocó inestabilidad en los sucesivos y breves gobiernos, pero tales crisis fueron evitadas por uniones gubernamentales casi constantes.
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Un crecimiento económico modesto fuertemente protegido frente a la competencia y una política imperialista muy activa.
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Francia entró en el camino de la reforma social e intervención del estado.
Dos nuevos estados nacionales: Italia y el Imperio alemán.
FORMACIÓN DEL REINO DE ITALIA
Preparación y fracaso de la vía revolucionaria (1815-1849)
En 1815, el centro y el norte de la península itálica se encontraba bajo influencia austriaca, solo permanecía independiente el reino de Piamonte-Cerdeña y los Estados Pontificios. El reino de las Dos Sicilias quedaba bajo los Borbones.
Todos estos estados tenían en común una lengua y la cercanía geográfica, pero existían diferencias sociales entre el norte y el sur.
Así nació un movimiento intelectual gracias al deseo de unificación: el Risorgimiento.
La intervención extranjera y la guerra (1849-1870)
El promotor de la unificación italiana fue Cavour, quien convirtió al reino de Piamonte en un estado liberal moderno, y a su rey, Víctor Manuel II en el máximo candidato para liderar la lucha contra los absolutistas austriacos. Francia y Piamonte entraron en guerra contra el Imperio austriaco y le arrebataron Lombardía.
Una vez libre de la presión austriaca, a Piamonte le resultó fácil anexionarse los ducados centrales y parte de los Estados Pontificios, pero Garibaldi desembarcó en Sicilia y en Nápoles derrocando a los Borbones. Obsesionado con la unificación italiana renuncio a crear una república social y cedió el poder al rey de Piamonte que invadió el sur del país.
El nuevo reino aprovecho otros conflictos para ocupar Venecia y Roma.
Los problemas del nuevo reino (1870-1914)
El sistema político piamontés se extendió al nuevo reino, pero se encontraron con graves problemas:
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La integración del sur atrasado. Esta zona sin industrializar resucitó sociedades secretas delictivas.
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La integración de los católicos en la vida pública se vio dificultada por la desaparición de los Estados Pontificios.
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El desarrollo de una política imperialista frustrante en África.
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Un movimiento obrero cercano al anarquismo o al socialismo revolucionario.
FORMACIÓN DEL IMPERIO ALEMÁN
Preparación y fracaso de la vía revolucionaria (1815-1849
Después de 1815 se creó una Confederación Germánica con más de treinta estados presididos por el Imperio Austriaco. Austria, Prusia y Dinamarca tenían buena parte de sus territorios fuera de la Confederación.
La mayor parte de la población tenía un alengua común: el alemán. El principal obstáculo era que la mayoría de la población de la Confederación no hablaba el alemán y los que si se encontraban en regiones muy alejadas.
El Parlamento alemán de Francfort buscaba proclamar una constitución, pero no contaba con el apoyo de Austria y Prusia.
El recurso de la guerra (1849-1871)
El promotor de la unificación fue el reino de Prusia y el canciller Otto von Bismark, que buscó el objetivo de unificar Alemania entorno a Prusia a través de varias guerras.
En 1864 aprovechó un conflicto entre Alemania y Dinamarca: Prusia, en unión de Austria, declaró la guerra a Dinamarca. Tras la derrota de Dinamarca los ducados fueron administrados por ambas potencias.
No tardaron en nacer discusiones entre ellas, lo que Bismarck aprovechó para provocar otra guerra, con el apoyo de Italia, contra Austria. Tras la derrota austriaca, Prusia se situó a la cabeza y se anexionó varios territorios.
Napoleón III pidió compensaciones territoriales, sin éxito, y después amenazó a Prusia. Bismarck comenzó una guerra contra Francia que le costo el trono a Napoleón. Alemania recibió Alsancia-Lorena por el Tratado de Francfort y una fuerte indemnización.
Problemas del nuevo Imperio (1871-1914)
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Su forma.
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El parlamentarismo: ya que le parlamento creado solo era consultivo, porque tanto el Gobierno como el canciller eran elegidos por el emperador y solo eran responsables ante él.
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Fuertes contrastes culturales y religiosos: no todos hablaban alemán y los que si estaban fuera del Imperio. La mayoría de la población era protestante y existían minorías católicas.
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Grandes contrastes sociales.
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Cambio de una política exterior defensiva a un imperialismo y un militarismo crecientes.
Dos grandes potencias fuera de Europa: Estados Unidos y Japón.
ESTADOS UNIDOS COMO GRAN POTENCIA
El intervencionismo de EE UU fuera de América no dejaba de aumentar y le convertía en una pieza fundamental de la política internacional a partir de 1914. La historia de este país durante el siglo XIX ofrece los siguientes rasgos:
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La expansión hacia el oeste: EE UU llegó a englobar cuarenta y ocho estados gracias a un constante flujo de inmigrantes europeos. Se recurrió al exterminio de la población indígena, a la compra de territorios y a la guerra contra México.
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La oposición norte-sur y la guerra civil: mientras que los estados del norte se industrializaban, los del sur permanecían vinculados a una agricultura de exportación basada en la mano de obra de esclavos africanos. Hacia 1815 existía un equilibrio entre los estados del sur y del norte y una igualdad demográfica que se mantuvo hasta mediados del siglo, pero a partir de esa fecha la emigración hacia el oeste rompió el equilibrio estatal y demográfico. Los estados del norte presionaban para que la política económica fuese más proteccionista, lo que perjudicaba al sur que se veía obligado a comprar los productos industriales más caros que los europeos.
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La reconstrucción social y política: tras la victoria del norte el capitalismo triunfó en EE UU y el sur se arruinó económicamente. Los estados del sur adoptaron una política segregacionista. A partir de 1890 se produjeron desórdenes sociales y un sindicalismo más activo, como respuesta a un capitalismo sin control y a la falta de legislación social protectora. A principios del siglo XX se legislaron medidas antitrust contra las grandes empresas monopolísticas.
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El imperialismo en ultramar
EL JAPÓN MEIJI
Japón se convirtió en una potencia capaz de defenderse y de competir con los invasores blancos en su propio terreno.
La sociedad japonesa vivía en una situación casi feudal. El poder residía en el visir. Ante la amenaza occidental, los grupos sociales dominantes realizaron una “reforma desde arriba”. Para ello se produjo un golpe de Estado y restableció el poder imperial en la figura de Mutsu Hito. En 1868 procedió a una occidentalización radical: la revolución Meiji.
En economía, Japón logro un capitalismo muy concentrado, estatalista y dependiente del exterior. En política, se adoptó una Constitución otorgada por el emperador, que a imitación de las europeas tenía una cámara de notables y otra elegida por un sufragio muy restringido.
En el ámbito social, se suprimieron el feudalismo y la servidumbre, y los campesinos fueron obligados a pagar impuestos. Se obligó a los japoneses a adoptar costumbres occidentales en el peinado y la vestimenta.
Cambios y movimientos sociales
La población. El fenómeno urbano.
El crecimiento de la población fue mucho más notorio en Europa y en Estados unidos. Este crecimiento se debió a la entrada de la mayoría de ellos en un periodo de transición hacia el ciclo demográfico moderno, caracterizado por altas tasas de natalidad y por el descenso de la mortalidad.
El descenso de la mortalidad fue gracias a las mejoras en la alimentación, la higiene, la sanidad y el aumento de nivel de vida en general.
Las migraciones se vieron facilitadas por los avances en los transportes y en las comunicaciones. También hubo migraciones transoceánicas cuyo destino principal era Estados Unido. Entre las migraciones interiores destacó el progresivo desplazamiento de la población del campo a la ciudad.
Las ciudades crecían sin ningún tipo de planificación y a su alrededor se formaron grandes barrios de inmigrantes. En las ciudades tradicionales, ricos y pobre convivían en las mismas zonas, mientras que en las ciudades industriales las clases sociales estaban separadas en barrios distintos.
La sociedad de clases. Nuevas y viejas diferencias.
Teóricamente los ciudadanos eran iguales ante la ley y el estado, pero en la práctica muchos cargos y derechos estaban vetados a gran parte de la población. En Europa la riqueza era el criterio básico que diferenciaba a las personas y los grupos sociales.
Los antiguos estamentos fueron sustituidos por las clases sociales.
ARISTÓCRATAS
No desaparecieron, aunque si lo hicieron sus privilegios e incluso algunos de sus títulos. Muchos nobles con problemas económicos se casaron con burgueses ricos, controlaron los ayuntamientos o se integraron en la administración o en el ejército.
BURGUESES
La industrialización y la abolición de los privilegios permitieron el aumento, en número y poder, de los burgueses ricos, de los empresarios y de los profesionales. El origen de su posición social procedía de los negocios industriales, financieros y comerciales.
Otros burgueses eran dueños de inmuebles urbanos, que alquilaban a los trabajadores, o de negocios coloquiales.
Los profesionales debían su posición social a una alta cualificación cultural y a una buena educación.
Se denominó “clases medias” a las capas más modestas de este grupo, para distinguirlas de los ricos y poderosos y de los trabajadores humildes. Los trabajadores eran más numerosos que los propietarios.
La casa se convirtió en un espacio privado que albergaba, simbólicamente, los logros y la posición social alcanzados. La familia aristócrata y burguesa estaba formada por el padre, la madre y los hijos, mientras que la familia campesina tenía un elevado número de parientes.
Burgueses y aristócratas frecuentaron lugares sociales donde se evitaba la presencia de los trabajadores: cafés, clubes, círculos o casinos privados, la ópera, salones aristocráticos y los bailes.
También comenzó a ser visible la práctica del sport y la asistencia al hipódromo.
Otra diferencia social fue la vestimenta, por lo general ostentosa y abundante, y la apariencia.
LOS CAMPESINOS
A pesar del desarrollo de la industria moderna y de las ciudades, gran parte de la población seguían siendo campesinos. Aunque en Europa se había abolido la servidumbre, los campesinos se resistían a abandonar la tierra en la que habían trabajado y la comunidad en la que se sentían seguros.
Su modo de vida siguió siendo muy tradicional, ya que no quisieron cambiar sus costumbres. Se mostraban hostiles al liberalismo y al socialismo.
En el campesinado se distinguían dos situaciones:
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Los campesinos acomodados, a quienes les beneficiaron las medidas liberales ya que les permitieron convertirse en propietarios agrarios.
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Los jornaleros que no poseían ninguna tierra
OBREROS Y MARGINADOS
Los trabajadores de las industrias sufrieron por culpa de las nuevas fábricas, el retroceso de la producción artesanal tradicional.
Aparecieron entonces los nuevos trabajadores de la gran industria, entre los que era frecuente la mano de obra femenina e infantil hasta que a finales del siglo XIX la legislación social empezó a prohibir su empleo.
Socialismo, sindicalismo y nuevos movimientos sociales.
EL PENSAMIENTO SOCIALISTA
El socialismo se oponía al capitalismo aplastante que pisaba a los obreros para hacerse rico el empresario del pensamiento liberal, Sin embardo compartía con el las bases ideológicas: el racionalismo ilustrado y la creencia en los derechos naturales del hombre.
Las doctrinas socialistas consideraban el progreso como una fuerza irreversible que conducía a la superación de la injusticia capitalista, y afirmaban que los derechos y libertades políticos eran insuficientes sin la existencia de igualdad social. Las ideas de cooperación, colectivización, reparto de la riqueza y supresión de la propiedad privada y del estado eran comunes al pensamiento socialista. El socialismo mantiene que la sociedad crea un valor colectivo que pertenece a todos y que por tanto no puede ser apropiado por unos pocos.
Los primeros socialistas
Desarrollaron sus teorías entre 1815 y 1848 en Francia y Gran Bretaña, y entre ellos se encontraban el conde de Saint Simon, Charles Fourier y Robert Owen. Se les conocía como socialistas “utópicos”. Sus rasgos son:
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La nueva sociedad socialista que proyectaban era deseable para todos y se pondría en marcha con la voluntad de la humanidad sin necesidad de violencia.
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Realizaban ensayos de sociedades modelos para mostrar la bondad y eficacia de la nueva sociedad socialista.
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Condenaban mortalmente los efectos del capitalismo.
El marxismo
El marxismo es el conjunto de teorías difundidas desde los años cuarenta por Kart Marx y F. Engels, y que se hizo dominante en el socialismo a partir de los años noventa. Sus ideas recibieron el nombre de socialismo “científico”, y sus ideas son:
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El socialismo era inevitable y sustituiría al capitalismo: toda sociedad tenía sus contradicciones, que tarde o temprano, harían al sistema anticuado y lo destruirían para imponer uno más moderno.
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Las contradicciones del sistema capitalista le conducían a su autodestrucción.
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Marx pretendía la supresión de la propiedad privada de los medios de producción y defendía la necesidad de la acción política de la clase obrera, encaminada a la conquista del poder político y del estado.
El anarquismo
Basado en las ideas de Pierre Joseph Proudhon, Mijail Bakunin y el príncipe Kropotkin. Sus ideas son:
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Los asalariados debían transformar la sociedad creando organizaciones ligadas al margen del estado.
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El estado debía ser abolido para recuperar la libertad individual.
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Rechazo de la acción política y los partidos.
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Partidarios de las asociaciones secretas y de los sindicatos libres para preparar la revolución social.
LA FORMACIÓN DE UN MOVIMIENTO OBRERO
Los trabajadores tuvieron dos medios para protestar con el fin de mejorar su situación:
La acción directa: huelga y sindicato
En los primeros años se baso en el motín popular, que consistía en amenazar a los patronos y destruir las odiadas maquinas. Más tarde, se baso en la asociación permanente de los trabajadores de la misma empresa: los sindicatos. Estos en principio, fueron sociedades de oficio formadas por obreros cualificados que buscaban una defensa antes lo cambios del mundo laboral, pero más tarde acogieron a los trabajadores sin cualificar que llegaban masivamente a las nuevas fábricas. Los sindicatos funcionaron también como sociedades de socorro mutuo y como organizaciones de resistencia que reclamaban mejores condiciones y salarios, mayor poder en la empresa, etc. El motín fue relevado por la huelga organizada: los sindicatos se extendieron por Europa de forma variada.
Allí donde el marxismo y el reformismo dominaban, los sindicatos se limitaban a plantear reclamaciones parciales y campañas pacíficas. Sin embargo, donde dominaba el anarquismo se producían actos violentos llegándose a hablar de sindicalismo revolucionario. Entre 1900 y 1914, el mito de la huelga general se difundió: el sistema capitalista sería colapsado si todos los obreros pararan a un tiempo.
La acción política: voto y partido
Con anterioridad al siglo XIX, los motines populares habían sido también utilizados como medios de presión sobre el poder político: el éxito de una revolución o cambio político favorable a los intereses de los trabajadores suponía un aumento de su bienestar social y de su poder político.
En Gran Bretaña, entre 1831 y 1848, se organizó un movimiento político de masas, el cartismo, con el objetivo de conseguir ventajas para los trabajadores a través del sufragio universal y de la acción parlamentaria.
A partir de 1871 aparecieron partidos políticos obreros destinados a representar al proletariado en los parlamentos nacionales. Estos se denominaron marxistas, porque aceptaban como guía una versión simplificada de las ideas de Marx, y socialistas, ya que aspiraban a sustituir la sociedad capitalista por una socialista.
El partido modelo era el Socialdemócrata Alemán (SPS). Posteriores a él fueron el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el francés Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFIO), y el británico Labour Party (Partido Laborista. Estos participaban en las elecciones, ocupan escaños en el parlamento, se mostraban reacios a las coaliciones y se autoprohibieron, hasta 1914, la participación, como partido, en el gobierno.
El socialismo se consideró un movimiento internacionalista. Estaba dotado de una organización de enlace entre los grupos políticos y formaciones que representaban a los trabajadores de los diferentes países, con la finalidad de lograr cierta unidad y de preparar la revolución universal. Hubo dos intentos de unidad antes de 1914:
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La Primera Internacional (1864-1876): establecida en Londres estaba formada por secciones nacionales de partidos y asociaciones obreras. En 1872 se dividió a causa de las disputas entre Marx y Bakunin sobre la acción política y el papel del estado. La disolución de la AIT provocó la división entre socialismo y anarquismo.
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La Segunda Internacional (1889-1914): formada en París, era una federación de partidos socialistas de distintos países que condenaron el revisionismo, el imperialismo y la inminente guerra. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial se consideró un fracaso para el movimiento por no haber podido impedirla. Durante la contienda muchos socialistas apoyaron a sus respectivos partidos.
OTROS MOVIMIENTOS SOCIALES
Dos minorías estuvieron marginadas de la vida social y política en Europa y en Estados Unidos: las mujeres y los judíos.
Sufragismo
Las mujeres estaban relegadas al cuidado del hogar o a una vida social superficial. Las que trabajan fuera de casa suponían un símbolo de desprestigio para ella y para su padre o marido. Desde el punto de vista legal las mujeres eran responsabilidad del padre o del hermano, o del marido en caso de estar casadas.
Esta situación impulsó un movimiento sufragista entre las mujeres de clase media en Gran Bretaña y en Estados Unidos que reclamaba el derecho al voto y la igualdad social, económica y política. Su principal organismo fue la Unión Política y Social Femenina, que se manifestó y se enfrentó con la policía antes de la Primera Guerra Mundial, tras la que llegaría el voto para la mujer en varios países.
Sionismo
Los judíos marginados u obligados a convertirse a otras religiones sufrían una fuerte discriminación social que provocó prohibiciones legales e incluso persecuciones físicas. Allí nació el sionismo, el cual tuvo que adoptar una lengua y el deseo de una patria común para unir a los judíos dispersos. Theodor Herzl fue el animador y organizador de congresos sionistas más importante.
*Pág. 90 a la Pág. 95: Ciencia y Religión, La evolución artística
La dominación europea del mundo
La segunda revolución industrial y el gran capitalismo
Los países obligados a competir con la industrialización británica carecían de algunas o de todas las condiciones que se dieron en la isla, por lo que la industrialización fuera de Gran Bretaña se desarrolló con muchas limitaciones, imperfecciones y distintos ritmos según las carencias de cada país.
Pero en 1850-1870 aparecieron nuevos impulsos para la industrialización muy diferentes a los del caso británico, que permitieron a algunos países como Alemania y Estados Unidos, un crecimiento económico muy rápido que superó el modelo británico de industrialización.
Estas novedades también permitieron a otros países suplir muchas de sus carencias, e incluso animaron a otros países no europeos como Japón, a unirse a la industrialización.
Estos impulsos son conocidos como el “Gran Capitalismo”
NUEVOS SECTORES INDUSTRIALES
La aplicación de nuevas tecnologías (electricidad, petróleo y gas natural) a la industria permitieron el nacimiento de nuevas tecnologías (motor de combustión) y de nuevos sectores como el del acero o la industria química.
El acero era ya conocido, pero su producción era pequeña y costosa. Es a partir de este momento cuando se abarató, incrementó y mejoró su producción. Lo mismo pasó con el níquel y el aluminio. Con todo esto la industria naval y ferroviaria se disparó, y con el motor de combustión empezó la era del automóvil.
LAS APLICACIONES PRÁCTICAS DE ESTAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Las innovaciones de la segunda revolución industrial tuvieron un mayor impacto en la vida cotidiana en un tiempo breve.
Aunque alguno de estos inventos no llegaron a introducirse en los hogares hasta más adelante se establecieron las bases de la producción en serie de objetos de consumo y del proceso de adaptación de las personas a las nuevas tecnologías.
DESARROLLO DE LOS SERVICIOS
Comenzó un crecimiento del sector terciario: aumentó en toda Europa el número de puestos de trabajo en oficinas, tiendas, bancos, compañías de seguros y en el ámbito de las ventas y de la publicidad.
También se profesionalizaron y crecieron la administración pública y la enseñanza. Este desarrolló de los servicios tuvo una importante consecuencia: la incorporación de la mujer al mundo laboral.
LA INTERVENCIÓN DEL ESTADO
Fuera de Gran Bretaña la industrialización fue fomentada e impulsada por el estado. Las políticas eran proteccionistas: dificultaban la competencia y reservaban los mercados internos y coloquiales a la producción nacional. Algunos países no fueron partidarios del libre cambio ni tan siquiera en el breve periodo de euforia liberal.
En los casos en que no existió una burguesía comercial que aportara los capitales y las ideas, el estado las sustituyó.
NUEVAS FORMAS DE FINANCIACIÓN DE LAS EMPRESAS
La industrialización británica se desarrolló gracias al impulso de empresarios que invertían una porción de sus beneficios en el negocio familiar que luego continuaban sus herederos. En cambio, en buena parte de Europa, la presencia de la banca fue decisiva para financiar el crecimiento industrial. Los bancos, dedicados tradicionalmente a los préstamos, pasaban ahora a invertir en las empresas.
Otra forma de financiación común fue la concentración de empresas para poder afrontar las grandes inversiones: aparecieron alianzas entre empresas para evitar la competencia y que incrementaran su poder (trust y cartel). En un primer momento, los gobiernos intentaron limitar el poder de las empresas, pero más tarde se aliaron con las grandes empresas y las utilizaron en su política exterior.
Se difundieron las sociedades anónimas (SA) con el fin de atraer capitales. Las SA vendían acciones a los inversionistas que financiaban así a la empresa a cambio de una parte de los beneficios obtenidos.
NUEVAS FORMAS DE ADMINISTRACIÓN DE LAS EMPRESAS
Se pretendió que los trabajadores desempeñasen limitadas tareas simples y que el tiempo fuera aprovechado al máximo.
Esto era adecuado para atender al creciente consumo de masas, para la producción de productos estándar y para el empleo de mano de obra poco cualificada. Los obreros que conocían un oficio fueron desplazados por trabajadores del campo sin cualificación alguna.
Los ingenieros, ejecutivos y contables profesionales comenzaron a sustituir a los antiguos maestros de taller y a los profesionales.
CAMBIOS IDEOLÓGICOS Y DE MENTALIDAD
El paso al nacionalismo económico permitió que los países muy industrializados alcanzasen gran superioridad técnica y militar sobre los poco o nada industrializados.
Este éxito hizo posible la expansión imperialista, justifico el nacimiento de doctrinas racistas e influyó en la aparición de doctrinas totalitarias (ejemplo: fascismo).
Por el contrario, la oposición a las consecuencias de la industrialización y la presión al estado para que interviniese y corrigiese los desequilibrios económicos animó el desarrolló del socialismo.
Causas y teorías del imperialismo
El imperialismo surgió a finales del siglo XIX, y alude a la formación de grandes imperios ultramarinos por parte de las grandes potencias europeas en Asia, África y Oceanía.
Entre 1880 y 1914 se incrementó la formación de nuevos imperios territoriales. En este periodo las potencias europeas se repartieron África, Oceanía y la influencia sobre China, y surgieron colonias territoriales de países sin ninguna tradición colonial.
TEORÍAS GENERALES DEL IMPERIALISMO SEGÚN LA IDEA PRINCIPAL
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El interés nacional de las potencias: los partidarios del imperialismo decían que la expansión colonial beneficiaba a la nación en perjuicio de otras. Desde el punto de vista militar, estratégico, económico y comercial las colonias eran importantes. Muchos gobernantes sostenían que las colonias eran necesarias para el desarrolló de la nación.
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La misión civilizadora del hombre: algunos imperialistas afirmaban que la civilización occidental tenía una misión que cumplir entre los bárbaros. Esta misión consistía en ofrecer a las ventajas de la civilización occidental, convertirlos al cristianismo o someterlos a la tutela de una nación o raza superior.
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El beneficio de los grupos de interés: los liberales-demócratas y los social-demócratas acusaban a ciertos grupos sociales de beneficiarse de la explotación de las colonias y de presionar a favor de este dominio. Creían que las colonias no eran necesarias para el desarrollo de la nación y decían que era mejor invertir los gastos coloniales en mejorar la vida del ciudadano.
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Las necesidades del capitalismo financiero: Varios teóricos de la izquierda socialista opinaban que el imperialismo era una etapa indispensable en la evolución del capitalismo mundial. Las colonias eran necesarias para el desarrolló capitalista y, por ello, no eran deseables para un futuro triunfo del socialismo.
CAUSAS DEL IMPERIALISMO
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La expansión económica europea: manifestada en la exportación de capitales, el comercio ultramarino y la emigración de la población puso en contacto a los europeos con otras culturas, lo que contribuyó al desequilibrio de culturas milenarias y a la alteración de ecosistemas enteros. Con los europeos viajaron también animales, plantas, enfermedades y costumbres desconocidas en América, África y Australia, que afectaron a la vida local.
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Las expediciones: fueron llevadas a cabo por aventureros, exploradores, misioneros, comerciantes, traficantes de esclavos y colonos. Las expediciones respondían al interés comercial de grupos científicos, económicos, religiosos, periodísticos y editoriales.
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La superioridad tecnológica militar de los colonizadores y los avances científicos: la superioridad del armamento terrestre y naval de los ejércitos europeos fue decisivo para someter a grandes territorios sin necesidad de trasladar numerosas tropas. A esto se le sumo la creación de una red de comunicaciones y la organización de empleados públicos, que permitía el control de grandes áreas. Los avances de la medicina permitieron a los colonizadores blancos vivir en áreas tropicales.
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Las rivalidades entre las potencias y la hostilidad de la población activa: muchos territorios fueron ocupados o convertidos en colonias solo para proteger a otras ya existente, para defenderse de una potencia hostil o como resultado de una expedición de castigo frente a ataques nativos. En el siglo XIX se creía que las guerras coloniales mejoraban la posición internacional de un país, pero en caso de derrota, este apoyo podía verse amenazado.
Pág. 106-113: Áreas fundamentales de expansión
Los grandes imperios coloniales. Las resistencias.
LA ADMINISTRACIÓN DE LOS COLONIZADORES
La adquisión y el control de tan amplios territorios supusieron la creación de una administración nueva en ultramar y de figuras jurídicas que diferenciaban a los ciudadanos de la metrópoli de los ciudadanos de las colonias. Algunas colonias podían gozar de autonomía de gobierno, sobre todo si estaban habitadas por una proporción importante de población blanca.
En los protectorados los europeos ejercían una vigilancia sobre un gobierno indígena. Este sistema era frecuente en territorios donde previamente existía un estado organizado. Era habitual que un antiguo protectorado se convirtiera en una colonia o se integrara en alguna preexistente.
Las áreas de influencia eran lugares en los que se reconocía a una gran potencia su derecho prioritario a intervenir o actuar. Estas eran útiles en zonas estratégicas.
El Imperio británico agrupaba tres tipos de colonias:
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Las colonias de doblamiento blanco se transformaron en dominios: territorios con gobierno y parlamento propios. La población nativa carecía de derechos políticos.
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Las restantes colonias eran totalmente dependientes del parlamento británico.
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La India era un caso excepcional: combinaba protectorados con gobiernos indígenas y colonias de administración directa. Nunca se permitió a los indios autogobernarse.
El Imperio francés nunca tuvo grandes colonias de doblamiento blanco, y sus colonias más importantes se encontraban en África y en Indochina.
Los franceses intentaron dar unidad a sus colonias aplicándoles el sistema administrativo que funcionaba en la metrópoli. Sus colonias se convirtieron en departamentos de ultramar y los colonos franceses residentes en ellas tenían los mismos derechos políticos que los habitantes de la metrópoli. No existía ningún sistema de autogobierno colonial.
Se consideraba que las colonias era una prolongación de Francia en el exterior. Los nativos no tenían derechos políticos y no eran considerados ciudadanos franceses, lo que suponía la discriminación de la mayoría de la población colonial.
LA RESISTENCIA DE LOS NATIVOS
Las conquistas coloniales suscitaron una fuerte resistencia tanto cultural y religiosa como armada entre los pueblos sometidos, aunque no tuvo éxito en el siglo XIX.
La oposición violenta fue un recurso muy generalizado: los nativos utilizando tácticas bélicas y armamento comprado a los colonos, infligieron serias derrotas a los occidentales. Estas guerras coloniales se caracterizaban por su ferocidad. Los indígenas luchaban contra los que consideraban invasores de su hogar, que venían a esclavizarlos o a exterminarlos. De ahí la extraordinaria crueldad en el tratamiento del enemigo en este tipo de conflictos.
Pese a todo, la superioridad tecnológica y organizativa de las tropas y flotas de los occidentales les permitía imponerse incluso a grandes estados. Por otra parte, en muchos lugares en los que la población indígena estaba dividida o existían sistemas políticos muy inestables, tras una breve resistencia, los nativos se acostumbraban a los nuevos dominadores. Cuando se atraía a nobles y comerciantes nativos o se culturizaba o cristianizaba a una minoría se lograba aún mayor estabilidad. En algunos lugares, grupos minoritarios de indígenas se ocuparon de las tareas burocráticas sencillas o sirvieron como tropas militares.
Sin embargo, la resistencia cultural y religiosa de los pueblos colonizados fue muy fuerte: la mayoría de la población indígena no modificó sus costumbres y comportamientos. Esta resistencia liderada por la las élites sociales, políticas e intelectuales nativas, se apoyó inicialmente en creencias ancestrales.
No obstante, la realidad obligó a los nativos a occidentalizarse para sobrevivir. Poco a poco se aceptó la necesidad de una reforma en aquellos países que permanecían independientes.
En los países ya sometidos, el conocimiento de los principios del nacionalismo, la democracia y del socialismo promovió la creación de organizaciones políticas que intentaban conciliar las ideas occidentales con las creencias ancestrales. El objetivo de esto fue desarrollar el antiimperialismo, hecho que no ocurrió hasta finalizada la Primera Guerra Mundial y la Revolución rusa de 1917.
Las rivalidades imperialistas y la “paz armada”
El reparto colonial del mundo entre las grandes potencias produjo fuertes rivalidades entre ellas en ultramar. Estos enfrentamientos se sumaron a las enemistades ya existentes en Europa.
Rivalidades y alianzas entre potencias europeas hasta 1890
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Rivalidad entre Francia y Alemania: ocasionada por la derrota de Francia en 1871 y la ocupación alemana de Alsancia-Lorena.
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Rivalidad entre Francia y Gran Bretaña: ambas eran las principales potencias en ultramar, lo que motivo la aparición de zonas de fricción en África y en Indochina.
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Rivalidad entre Francia e Italia en el Mediterráneo: los italianos consideraban que Francia les había arrebatado Túnez.
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Rivalidad entre Rusia y Gran Bretaña: por la doble amenaza que suponía el Imperio Ruso en los Balcanes y en Asia central.
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Rivalidad entre Rusia y Austria-Hungría: motivada por el deseo de ambas potencias de expandirse por los Balcanes.
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La Triple Alianza: (1882) entre Alemania, Austria-Hungría e Italia.
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Tratado de Reaseguro: (1887) entre Alemania y Rusia, siempre con el objetivo de aislar a Francia.
A partir de 1890, el emperador alemán Guillermo II decidió emprender una política mundial acorde con el potencial económico e industrial del Imperio. Para ello, Alemania inició una constante política de armamento y un costoso programa de construcciones navales. A ello se unió el deseo del káiser de intervenir en todos los conflictos de ultramar.
Esto suscitó la desconfianza de las restantes potencias que iniciaron rearmes paralelos. Además surgieron dos nuevas potencias con intereses en el Pacífico: Japón y Estados Unidos.
Este periodo es conocido como “paz armada”.
RIVALIDADES Y ALIANZAS ENTRE PAÍSES DURANTE LA PAZ ARMADA
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Rivalidad entre Francia y Alemania: Francia rompió su aislamiento. Rusia no renovó el Tratado de Reaseguro con Alemania y pactó una alianza con Francia.
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Rivalidad entre Francia y Gran Bretaña: dichas potencias mejoraron sus relaciones con la firma de acuerdos respecto a Indochina y África, y gracias al conflicto de Marruecos: en dos ocasiones, Alemania amenazó con una intervención armada en Marruecos frente a Francia. Gran Bretaña apoyo a Francia. Alemania recibió compensaciones, pero no pudo evitar que se consolidara la “Entente” entre ambos países.
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Rivalidad entre Rusia y Gran Bretaña: también mejoraron sus relaciones. Rusia abandonó sus deseos expansionistas tras ser derrotada por Japón. Llegó a un acuerdo con Gran Bretaña para repartirse las zonas de influencia en Persia y Afganistán. Rusia seguía estando interesada en los Balcanes, donde chocaba con las ambiciones de Austria-Hungría, apoyada por Alemania.
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La Triple Entente: Gran Bretaña desconfiaba cada vez más de la política naval y mundial alemana y buscó aliados (Francia y Rusia).
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La Triple Alianza: aunque las potencias de la Triple Alianza se mantuvieron unidas, Italia se acercó a Francia y a Gran Bretaña para obtener compensaciones en el Mediterráneo, lo que la convirtió en un socio poco seguro para Alemania y Austria-Hungría.
El eterno conflicto de los Balcanes fue el problema en el que se vieron implicados casi todos los países y que desembocó en una guerra mundial:
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Austria-Hungría apoyada por Alemania se anexionó la región de Bosnia-Herzegovina, a pesar de las protestas de turcos, serbios y rusos. En esta crisis (1908), Francia, Gran Bretaña e Italia apoyaron a Serbia y a Rusia, y fue resuelta a favor de los imperios centrales.
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En la siguiente crisis (Primera Guerra Balcánica, 1912-13) Grecia, Montenegro, Bulgaria y Serbia se aliaron y declararon la guerra al Imperio turco, que fue derrotado.
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Tras la guerra, los países vencedores no se pusieron de acuerdo sobre el reparto de los territorios turcos y comenzaron una nueva guerra (Segunda Guerra Balcánica, 1913).
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En 1914 volvió a producirse una crisis en los Balcanes que ocasionó el estallido de la Primera Guerra Mundial.
La Primera Guerra Mundial
El estallido de la guerra. Las responsabilidades.
La Primera Guerra Mundial estalló en Europa, exactamente en los Balcanes, el día 28 de junio de 1914 cuando el heredero al trono del Imperio Austro-Húngaro y su esposa fueron asesinados mientras visitan Sarajevo.
Este suceso proporcionó a Austria la excusa perfecta para exigir a modo de ultimátum la entrada de la policía austriaca en Serbia y para, ante la negativa del Gobierno serbio, declarar la guerra el 28 de julio de 1914.
En pocos días el conflicto entre Austria y Serbia se generalizó gracias a las alianzas establecidas en los años anteriores:
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Rusia, a la que no le interesaba el aniquilamiento de Serbia, movilizó sus tropas por si tenía que intervenir.
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Alemania, aliada de Austro-Hungría, exigió a Rusia que detuviera estas operaciones, y a Francia que se mantuviera al margen ante un posible conflicto. No recibió respuesta y el día 1 de agosto Alemania declaró la guerra a Rusia y el día 3, a Francia. La rapidez alemana se debió a los planes de guerra de su ejército. Para que estos planes funcionasen debía de invadirse Bélgica, provocando la entrada de Gran Bretaña en la guerra el 4 de agosto.
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Bulgaria y el Imperio turco se sumaron al conflicto apoyando a los imperios centrales.
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Rumania, Grecia, Japón e Italia se unieron a La Triple Entente.
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Estados Unidos, principal proveedor de alimentos, armas, materias primas y recursos financieros a los aliados entró en la guerra en 1917 a favor de los aliados. La causa fue el bloqueo submarino alemán, que pretendía acabar con el comercio aliado y provocó el hundimiento de buques mercantes neutrales.
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España se mantuvo al margen durante todo el conflicto.
Cuando finalizó la guerra se responsabilizó a los derrotados imperios centrales (sobre todo a Alemania) del conflicto.
CAUSAS PROFUNDAS QUE PERMITIERON EL ESTALLIDO DE LA GUERRA
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Una diplomacia occidental basada en el empleo de la fuerza como medio para invadir territorios o imponerse a los más débiles.
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Gobiernos autoritarios y poco democráticos que manipulaban a la opinión popular o al electorado para conseguir su apoyo.
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Fuertes intereses económicos, en Europa o en ultramar, que se consideraban nacionales y que se estaba dispuesto a defender mediante el uso de armas.
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Las potencias perfeccionaron e incrementaron su armamento y sus ejércitos con el objetivo de disuadir al adversario de atacar.
Desarrollo militar
Demográficamente, era evidente la superioridad aliada frente a las potencias centrales. Sin embargo, el atrasado ejército ruso y el reducido ejército británico compensaban en gran parte esa ventaja aliada. Económicamente, los aliados solo empezaron a tener ventaja a partir de 1917 con la entrada de Estados Unidos en la guerra.
EL FRENTE OCCIDENTAL HASTA 1917
Tras invadir Bélgica, las tropas alemanas avanzaron rápidamente hacia París, pero en septiembre de 1914 fueron detenidas en el río Marne. Esto obligó a estabilizar el frente en territorio francés, desde la frontera suiza hasta el canal de la Mancha, en una línea de trincheras de más de mil kilómetros, que permaneció prácticamente inmóvil hasta 1918.
A partir de ese momento, los contendientes llevaron a cabo ofensivas de corto alcance en determinados puntos del frente. Estas operaciones duraban varios meses y eran especialmente sangrientas.
El empleo de nuevas armas (granadas, lanzallamas, tanques y gas) incremento las masacres y los horrores.
LOS OTROS FRENTES HASTA 1917
Las tropas rusas iniciaron la ofensiva muy rápidamente en agosto de 1914, lo que obligó a las tropas alemanas a derrotarlas. Cuando se estabilizó el frente occidental, los alemanes lanzaron una contraofensiva que les llevó a ocupar a Polonia.
En 1915 Italia entró en la guerra, abriendo un nuevo frente para el Imperio austro-húngaro en los Alpes, aunque pronto su ejército se mostró débil e incapaz. Serbia tras haber resistido durante más de un año a las tropas enemigas, fue invadida por austro-húngaros y búlgaros.
Turquía fue atacada, especialmente por los británicos, desde todos los puntos.
La guerra en el mar entró en punto muerto. La Armada alemana, para acabar con el comercio aliado, inició el torpedeamiento de los buques enemigos con submarinos. Fue así como Estados Unidos entró en la guerra con resultados desastrosos para Alemania. En la Primera Guerra Mundial comenzó la guerra aérea, con el empleo de los nuevos aeroplanos y del zeppelin.
DEL AÑO CRÍTICO DE 1917 AL DESENLACE
Ya en el año 1917 los principales beligerantes estaban agotados por el esfuerzo humano y económico que suponía la guerra. El descontento popular crecía y con ello la oposición a la guerra. En Rusia este movimiento de protesta desembocó en una revolución que supuso la retirada del país de la guerra (Tratado de Brest-Litovsk). El fin del frente ruso alivió de manera notable a los ejércitos de las potencias centrales. Esta circunstancia fue compensada por los aliados con la entrada de Estados Unidos y su envió masivo de tropas a Europa.
Los alemanes, que ahora contaban con los nuevos refuerzos procedentes del frente ruso, iniciaron en marzo de 1918 una ofensiva en todo el frente occidental. Pero en julio fueron detenidos de nuevo en el Marne. Bulgaria y Turquía se rindieron. La llegada masiva de las tropas estadounidenses propició una contraofensiva aliada decisiva a partir del verano que produjo el retroceso del frente hasta la frontera con Bélgica. En los imperios austro-húngaro y alemán se obligó a abdicar a los monarcas y los nuevos gobiernos de ambos países accedieron a firmar la capitulación en noviembre de 1918. La guerra había terminado debido al desmoronamiento económico y psicológico de la retaguardia.
Pág.130-133: La guerra total y sus consecuencias
La Paz de París
El final de la Primera Guerra Mundial ofreció a las potencias vencedoras la posibilidad de reorganizar Europa y el mundo, puesto que había quedado demostrado que Europa por si sola ya no podía controlar las relaciones internacionales pacíficamente.
En Rusia había triunfado la revolución y su régimen político era rechazado por los países vencedores, que le reprochaban el haber pactado por separado la paz con los alemanes. Estados Unidos se convirtió en el país llamado a liderar el nuevo mundo de la posguerra. La paz se organizó siguiendo los catorce puntos para una paz justa redactados por Wilson, presidente de Estados Unidos.
Los tratados de paz que pusieron fin a la guerra fueron cinco, firmados por separado con las cinco potencias derrotadas y al conjunto de ellos se les conoce como la “Paz de París”:
Potencias vencidas | Año | Palacios |
Alemania | 1919 | Versalles |
Austria | 1919 | Saint Germain |
Bulgaria | 1919 | Neuilly |
Hungría | 1920 | Trianon |
Turquía | 1920 | Sèvres |
Las condiciones de paz para los vencidos fueron muy duras e impuestas sin consulta previa. Esto fomento el deseo de revancha en las potencias centrales, sobre todo en Alemania.
OBJETIVOS PRINCIPALES DE LA “PAZ DE PARÍS”
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Los nuevos regimenes políticos debían ser lo suficientemente estables como para evitar el peligro que suponía la propaganda revolucionaria de los bolcheviques rusos.
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Alemania tenía que perder poder y quedar bajo control.
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El mapa europeo debía ser reestructurado.
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Debían de ser atendidos los intereses de las potencias vencedoras y de sus gobiernos.
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Los acuerdos de paz tenían que garantizar que no estallase otra guerra.
LAS MEDIDAS ADOPTADAS
Fronteras de Rusia
En el este de Europa se aceptaron las fronteras impuestas a Rusia por Alemania y se creó un cordón sanitario de estados anticomunistas en torno a la frontera rusa. Por último se engrandeció considerablemente a Rumanía.
Duras condiciones impuestas a Alemania
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Grandes amputaciones territoriales y pérdida de sus colonias en ultramar.
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Prohibición de disponer de una gran flota y fuerza aérea.
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Limitación del ejército de tierra a 100 000 hombres.
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Pagar todo los desperfectos provocados durante la contienda
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Una región totalmente desmilitarizada en Renania hasta 1935 controlada por la Sociedad de Naciones.
El problema de las nacionalidades
LA SOCIEDAD DE NACIONES (SDN)
En enero de 1920 se puso en marcha un organismo internacional que debía velar por la paz mundial: La Sociedad de Naciones. Debía estar constituida por todos los estados independientes y su misión consistía en solucionar los problemas internacionales de forma pacífica, boicoteando y sancionando a los países que no respetasen sus decisiones. Su sede se estableció en Ginebra. La SND fracasó durante los años treinta, cuando fue ineficaz para detener la agresividad de las potencias fascistas y evitar la Segunda Guerra Mundial.
El primer problema de la SND fue su composición: solo se incorporaron a ella como miembros fundadores los países vencedores y neutrales. Al principio se excluyó a Alemania y a la URSS. Estados Unidos no participó en ella a pesar de que su presidente fue el principal promotor de la SDN.
El segundo problema fue la resistencia de los vencedores a suavizar la condiciones impuestas a los vencidos. Esto fue especialmente grave en relación con las reparaciones que debía pagar Alemania. Pero en 1924 se aplicó el Plan Dawes, que ampliaba el plazo ortigado a Alemania para pagar las indemnizaciones. En 1925 se celebró la Conferencia Internacional de Lorcano, en la que Alemania se comprometió a respetar las fronteras de occidente impuestas en el Tratado de Versalles a cambio de formar parte de la SDN.
El tercer problema resultó totalmente insalvable y se debió al descontento de muchos países ante los acuerdos de posguerra. Estos países fueron denominados “revisionistas”.
Bastó una crisis económica sin precedentes, la de 1929, para que el frágil edificio de la paz se viniera abajo y los deseos revisionistas de las potencias pasaran de nuevo a un primer plano.
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Enviado por: | Laura |
Idioma: | castellano |
País: | España |