Economía y Empresa


Desamortización de Mendizábal


LA DESAMORTIZACION DE MENDIZABAL EN LA PROVINCIA DE CUENCA:

Marco Político:

Con la efectiva liquidación de estructura política del Antiguo Régimen tras la muerte de Fernando VII, se abría paso un proceso de transformación del régimen señorial hacia una nueva concepción de la sociedad, burguesa, en la que la liberalización de la tierra constituía un objetivo preeminente.

Se iniciaba la reforma agraria de corte liberal que convertía la tierra en un producto más de compra y venta. Esta reforma fue impulsada por liberales como Jovellanos, Olavide, etc. en la ilustración y tras unos breves estallidos absolutistas en 1814-1820 y de 1823-1833 se retomo por parte de la regente Maria Cristina en la tarea liberalizadora.

La llegada la poder de Mendizábal supuso el definitivo empujón que necesitaba el proceso para echar a andar, así se desprende del programa que expuso a la regente en cuanto a la desamortización de los bienes de la iglesia y el clero, sustentado en la anterior supresión de las ordenes religiosas o de algunos de sus monasterios y en los que quedaban reducidos a un solo convento. El programa, hecho a espaldas de las cortes por Mendizábal, fijaba el modo en que el proceso desamortizador debía hacerse, esta exposición se realizó en febrero de 1836.

El principal efecto que se pretendía obtener de esta desamortización era el de que todos los pequeños y medianos agricultores tuvieran acceso a la tierra. La finalidad por tanto era la de, en palabras de Mendizábal, “El crear una gran familia de propietarios formada tanto por capitalistas y hacendados como por labradores aplicados y por jornaleros con alguna esperanza o con la protección de algún ser benéfico”, nada más lejos de la realidad, esto no es más que un buen discurso político cargado de buenas intenciones.

De la totalidad de conventos sitos en la provincia de Cuenca en la última década del siglo XVIII una importante cantidad de ellos habían sido reducidos como consecuencia del decreto de reducción de los conventos antes mencionado, del total de 68 conventos situados en la provincia de Cuenca se había pasado a un total de 57 en 1835 fecha de comienzo del decreto. La mayoría de estas desapariciones fue debida a la falta de recursos patrimoniales o bien a la falta de personas profesas.

Otra de las causas de esta disminución fue la nueva división provincial llevada a cabo por Javier de Burgos en 1833 y que trajo como consecuencia el paso de muchos de los conventos a pertenecer a otra provincia con la consiguiente perdida de esos efectivos.

Las Ventas:

La incorporación de Cuenca al proceso desamortizador fue muy temprana aunque el montante económico de estas primeras ventas no llego a la comparación de la recién creada provincia de la Mancha donde ya se habían vendido grandes lotes de tierras.

Clero Regular:

El total de Ha. vendidas en la provincia de Cuenca en cuanto al clero regular de varones ascendió a un total de 2232,34 Ha de labor, 50,61 de huertas, 9580 viñedos y 2216 olivares repartidos de entre todas las ordenes existentes en la provincia desde agustinos hasta trinitarios repartidos por todo el espacio geográfico pero con mayor incidencia en la capital al encontrarse en ella el mayor numero de conventos.

La participación de las Ordenes regulares de frailes en la propiedad de la tierra desamortizada guarda relación con él numero de conventos que tenían establecidos en la provincia cada uno de ellos, así agustinos, dominicos y carmelitas aportaron el 70% de las tierras de labor y la practica totalidad del viñedo y el olivar, en contraria aportación estaría el montante aportado por los franciscanos, pese a que eran los que más conventos tenían establecidos en la provincia.

Desde el punto de vista de la localización fueron los conventos de Huete los de mayor patrimonio aportados ya que de ellos procedía el 22% del total, muy poco sin embargo aportaron los de la capital solo un 13% con relación al numero de conventos aquí establecidos.

Lo correspondiente a lo aportado por los conventos regulares femeninos fue sensiblemente superior tanto en las aportaciones realizadas por cada uno de los conventos como en el conjunto de todos ellos. En resumen tres Ordenes (franciscanas, dominicas y justinianas), pueden reputarse de grandes terratenientes. Con relación al proceso de ventas hay que reseñar que quedaron muy pocos lotes de fincas por vender que habían pertenecido a conventos o monasterios tanto de frailes como de monjas. La gran diferenciación se ve respecto de los frailes con un menor porcentaje de ventas que el de las monjas. Esta diferencia de posesiones entre ambos podría radicar en que los primeros poseían animales de labor y aperos de labranza que destinarían al cultivo directo de la tierra o con la ayuda de “empresarios agrícolas” aunque también apoya la idea la proximidad de las tierras al monasterio o convento, cosa por otro lado que las monjas no harían dedicándose solo al cultivo directo de las huertas cercanas al edificio conventual y dejando el grueso de sus posesiones a arrendatarios.

En cuanto a la desamortización de los bienes patrimoniales de la orden de Santiago esta empezó en el comienzo del Trienio Liberal pero por las causas antes mencionadas tuvo que parar y se retomaría a partir de 1835 con la vuelta al proceso amortizador. El gran numero de posesiones de la orden fue reducido y vendido a un comerciante madrileño por medio millón de reales de vellón.

Clero Secular:

Para empezar hay que hablar del cambio leve que se produjo en el proceso desamortizador con la llegada al poder del general Espartero, este cambio fue mínimo pero recayó en los bienes del clero secular, por lo demás el proceso continuo de la misma manera.

El clero secular opuso cierta resistencia a la desamortización de sus bienes aunque no fue lo suficiente como para entorpecer la labor de Mendizábal.

En lo referente a las propiedades del clero secular cabe destacar como propietario la Catedral de Cuenca junto con la Mitra catedralicia, el Cabildo catedralicio. La extensión de los terrenos de la Catedral ascienden a cerca de 20000 Ha con casi 42000 viñedos y cerca de 7500 olivares, por lo que podemos hablar de una de las mayores terratenientes de la provincia de Cuenca.

El Ritmo de Ventas:

Se distinguen dos etapas la primera desde su comienzo hasta 1841 donde se destaca el bajo nivel de compras, tanto desde el punto de vista de Ha enajenadas como del montante económico que representan, las causas de este escaso índice de ventas pueden responder a razones de índole político, administrativo, social o económico. Entre estas se encuentran por ejemplo la lentitud de los tramites burocráticos y el diferente tratamiento de la ley en uno u otro lugar, otra causa pudo ser la guerra civil, con la ocupación de las tropas carlistas la provincia lo que produjo un retraso en el ritmo de ventas.

La segunda etapa es la comprendida entre 1842 y 1845. esta etapa esta caracterizada por el gran ritmo e intensidad de las ventas y por acoger un nutrido grupo de compradores en casi todo el territorio provincial un dato es que en la época mencionada casi 500 nuevos compradores participaron en la adquisición de tierras frente a los poco más de 43 que lo habían hecho en la primera etapa.

El número de Ha vendidas en la desamortización de Mendizábal en la provincia de Cuenca ascendió a 41000 que alcanzaron un valor de 20 millones de reales de vellón aproximadamente. En cuanto a la intensidad de las ventas lo primero que se hizo fue una parcelación de las tierras para distribuirlas en lotes para su mayor aprovechamiento. Después se calificaron las fincas como de menor o mayor cuantía, es aquí donde se ve una de las peculiaridades de la desamortización en la provincia ya que los compradores autóctonos intentaron que se concediera la categoría de fincas de menor cuantía a muchas de las cuales no les correspondía con el fin de espantar a los posibles compradores extraprovinciales provenientes sobre todo de Madrid. La razón del cambio de la categoría es que considerando las fincas como de menor cuantía solo se anunciaba la subasta en la capital de provincia y en la cabeza de partido si correspondía y no se hacia eco en el ámbito nacional con lo que se aseguraban el control de las fincas que quedarían en manos conquenses.

La única manera de que un comprador o especulador se enterase de la salida a la venta de ciertas fincas era a través del Boletín Oficial de Venta de Bienes Nacionales.

Los Compradores:

En cuanto a este tema la practica ausencia de compradores foráneos redujo el cupo de posibles compradores, entre los que encontramos dos grupos de estos bien diferenciados. El primero es un sector al que se denomina “burgués” integrado por abogados, comerciantes, militares, clérigos, funcionarios y rentistas, en segundo lugar encontramos el grupo de los denominados “campesinos” integrado por dos tipos de personas. Los primeros sin referencia precisa a su ocupación a los que se supone vinculados a la tierra de alguno u otro modo y en segundo lugar a los estrictos labradores y arrendatarios.

Conclusiones a la desamortización de Mendizábal:

La gran mayoría de lotes de tierras desamortizados en la provincia de Cuenca estaban constituidas por propiedades de mediano o pequeño tamaño, que pertenecían a un tipo de explotación minifundista y no al falso modelo de grandes extensiones latifundistas.

El proceso de ventas de las fincas se hizo fundamentalmente repartido en lotes pequeños y medianos. Otra característica es la antes mencionada, la tendencia a formar “Comisiones Agrícolas” con el fin de crear lotes de tierras a la medida para evitar la calificación de las fincas como de mayor cuantía. Característica que viene acompañada de un casi monopolio por parte de los compradores conquenses de las tierras.

Otra característica es que la mayoría de los compradores rurales compraron sus tierras en su lugar de nacimiento o residencia o en pueblo cercanos (80%), la mujer tuvo una gran importancia en el proceso participando activamente, otra de las peculiaridades fue la participación de miembro de la política local en la compra de bienes amortizables.

LA DESAMORTIZACIÓN DE MADOZ EN LA PROVINCIA DE CUENCA:

La ley del 1 de mayo de 1855, ley de Madoz, ponía nuevamente en marcha el proceso desamortizador de los bienes eclesiásticos que había quedado estancado como consecuencia en 1845 de la negativa del gobierno moderado. Esta nueva ley se extendía a otro tipo de bienes de instituciones, y corporaciones civiles y “manos muertas”.

El debate parlamentario sobre la ley de desamortización no tuvo mayores problemas salvo los puestos por dos políticos moderados, los señores Moyano y Borrego, la base de su argumentación era la que decía que esta desamortización ponía en peligro el acuerdo de concordato con la Santa Sede establecido en 1851. El patrimonio urbano inmobiliario desamortizado a las instituciones eclesiásticas, seculares y regulares, alcanzó un volumen considerable a lo largo de las tres etapas que marcan el desarrollo de todo el proceso desamortizador: Trienio (1821/23), Mendizábal (1836/45) y Madoz (1855 hasta finales del siglo XIX o principios del siglo XX).

Venta de Bienes Urbanos del Clero Regular:

Durante el periodo comprendido entre 1855 y 1886 se produjo una gran venta de bienes eclesiásticos, aunque esta venta tuvo sus altibajos debido a los numerosos cambios de gobierno que se producían en esta época ya que el proceso se paralizó varias veces con el consiguiente temor por parte de los compradores. El total de fincas desamortizadas del clero regular ascendieron en ese periodo de tiempo a unas 491 fincas urbanas con un valor aproximado de 2,5 millones de reales de vellón y 600000 pesetas.

Respecto a las ventas se ven una serie de fases con un ligero incremento en los dos primeros años que se ve truncado con la paralización en los años siguientes y que tras estos en los años 1864/65 se produjo la venta de la gran mayoría de fincas (60%). Tras este auge comprador el proceso fue decayendo en ventas pero se seguía en un ritmo más o menos constante. Entre estos bienes urbanos no solo había casas y fincas sino que también se encontraban molinos harineros, hornos de pan cocer, ermitas, solares, bodegas, etc.

En cuanto a los predios rústicos procedentes del clero se produjo la misma situación que en los anteriores con los altibajos y con un momento de esplendor especulador en los mismos años. Al igual que en las ventas anteriores el Sexenio Revolucionario intervino de manera importante ya que hubo una disminución de las ventas, que con la Restauración volvió a impulsarse. La distribución de estas tierras era principalmente cerealista, aunque también se encontraban olivos y viñas.

En cuanto al grueso de las aportaciones de fincas de esta desamortización se lo debemos al clero secular ya que en la anterior etapa de Mendizábal fue a estos a los que se mermó en propiedades, aun así en esta etapa también perdieron algunas de sus ya escasas posesiones. El 80% de las fincas urbanas y el 76% de las rusticas fueron expropiadas al clero secular.

Bienes de Propios y Comunales:

El hecho más trascendental de la desamortización de Madoz es el de la inclusión en ella de los bienes comunales y propios entre los sujetos a enajenación. Este hecho supuso un encendido debate entre moderados en contra de la desamortización de los bienes de propios y comunes porque consideraban que iban a favor de los intereses de la burguesía y en detrimento de los del campesinado, proponiendo la alternativa propuesta por Florez Estrada de hacer un reparto en enfiteusis para todos los vecinos, para así crear en los campesinos potenciales compradores al darles una mínima solvencia económica.

Resulta paradójico que fueran los moderados defensores de la gran propiedad agrícola los que defendieran el reparto equitativo de los bienes comunales. Esta preocupación venia a cuento de que no querían a un campesinado muy pobre que favorecería un clima pre - revolucionario entre los progresistas se opuso el diputado extremeño Bueno.

Abierta la ley la Administración se cuido de usarla de un modo en el que les permitiera no hacer caso de las peticiones de muchos de los Ayuntamientos de las declaraciones de muchas de las tierras como de usos comunales diciendo que eran de “aprovechamiento comunal” con lo que quedaban fuera de la ley y por tanto podían seguir siendo utilizados por los campesinos como tierras de labor. Apareció también el termino de fincas o terrenos de “común de vecinos” donde las fincas se repartían en lotes donde el más rico obtenía el de mejor calidad y de mayor extensión esta era una de las formas de aprovechamiento de los bienes de comunes.

Además de estos intentos de no enajenación de bienes los campesinos se resistían a dejar enajenar los bienes de comunes, estas resistencias se manifestaban con protestas ante los ayuntamientos que al no surtir efecto radicalizaban retrasándose en los pagos de la Administración local. También hubo enajenación de bienes urbanos de propios aunque estos eran los menos, en los primeros años ya que se suspendió la ley en el año 1857 y se paralizó. Luego de reanudarse la ley hubo un gran movimiento de compradores llegándose a vender en el total de loa desamortización unas 733 fincas de propios con un valor en el mercado de 4,3 millones de reales de vellón y 1 millón de pesetas. En cuanto a las fincas rusticas y urbanas de propios y comunales también hubo una gran actividad empresarial de compra y venta.

Bienes de Beneficencia:

Los establecimientos de beneficencia de la provincia exceptuando el Hospital de Santiago eran pequeños establecimientos dedicados a la caridad. Solo el Hospital de Santiago contaba con unos ingresos anuales (266000 reales de vellón aproximadamente) con los que podía hacer frente a las necesidades de un hospital, los demás de la provincia estaban entre los 6000 y los 600 reales de vellón con lo que casi no podían satisfacer las necesidades del hospicio u hospital.

Por tanto la mayoría de los bienes enajenados en esta sección en la provincia de Cuenca fueron del Hospital de Santiago, entre estas propiedades se encontraban tanto bienes rústicos como urbanos. La distribución de las tierras de labor de estos bienes de beneficencia estaban dedicadas casi exclusivamente a cereales, vid, olivos y en menor medida a huertas.

Bienes de Instrucción Pública y bienes del Estado:

La instrucción pública presentaba un estado muy precario hacia la mitad del siglo XIX. Casi la totalidad de centros estaban bajo la tutela de los ayuntamientos, los locales de aulas eran de su propiedad y los maestros cuando no sacristanes (siempre insuficientes) cobraban de él y según la riqueza de la hacienda municipal. Solo alguna escuela de carácter privado o fundada por algún filántropo / caritativo se sostenía con finanzas propias, tales eran las de Palafox, el colegio de Escolapios de Almodóvar de Pinar y del Instituto de 2º enseñanza. El montante de propiedades enajenadas tanto rusticas como urbanas alcanzó el número de 50 con un valor de 372000 reales de vellón y 93000 pesetas.

En cuanto a los bienes del estado se agruparon una serie de lotes de procedencia dispar que alcanzaron una venta bastante baja debido a la disparidad de las mismas, las únicas que se salvaron de esto fueron las salinas de Belinchón, Monteagudo y Salinas del Manzano que alcanzaron una suma apreciable en comparación con el montante total de los mismos. En cuanto a las fincas rústicas de procedencia estatal la mayoría correspondieron a los llamados “baldíos realengos” con una extensión de 10200 Ha con un valor cercano al 1,2 millones de reales de vellón.

Desamortización de Censos y Arrendamientos de Bienes Nacionales por parte del Estado:

Otro de los temas importantes a tratar en esta desamortización de Madoz es la de la redención y venta de censos y foros que constituyo una modalidad especifica de desamortización.

Las instituciones eclesiásticas tenían distintos tipos de censos constituidos sobre bienes raíces, cuya titularidad fue transferida al estado durante la ley de Mendizábal. Años después con la entrada en vigor de la ley de Madoz estos censos eran declarados enajenables los pertenecientes a entidades y corporaciones civiles: Beneficencia, Instrucción Pública y Propios y Comunales.

A diferencia de lo constituido en la época de Mendizábal para la redención de estos bienes por parte de los censitarios, cuyas posibilidades eran muy pocas debido a su escasez económica, se desarrollo en la etapa de Madoz con mayores alicientes.

El Estado Arrendador:

Desde el mismo momento en que el Estado pasó a ostentar la propiedad de los bienes enajenados al clero se convirtió en el mayor arrendatario del país.

La política de arriendos llevada a cabo por el Estado tanto en la etapa precedente como en la que ahora nos ocupa estaba orientada a la obtención circunstancial de unos recursos económicos de sus nuevas propiedades en tanto en que no fueran enajenadas, pero siempre de forma que los contratos no entorpecieran una venta rápida porque lo que más le importaba a la Hacienda era la obtención de recursos monetarios. Esto se traduce en que el estado tenía en la provincia de Cuenca alrededor de 232 propiedades arrendadas que le supusieron aproximadamente 1 millón de reales de vellón.

Ritmo e Intensidad de las Ventas:

El ritmo y la intensidad de la venta en la provincia responde a las características especificas dadas en la provincia que la hace diferente a las demás. Esta diferencia como ya hemos mencionado en la cerrazón de las ventas a los compradores foráneos quedando estas transacciones en manos de compradores conquenses.

La salida al mercado de 4584 inmuebles en el espacio de treinta años con un valor final de 64 millones de reales de vellón no deja de tener su magnitud económica para una provincia escasamente poblada y de las de más débil economía del país. Frente a esta oferta no hubo otra demanda que la de compradores vecinos o circunvecinos, entre estos mayormente había especuladores y rentistas.

Las crisis cíclicas de subsistencia en una economía como la conquense basada en lo agrario sometido a cualquier cambio climático repercute notablemente en el proceso de ventas ya que en una economía predominantemente agrícola esto marca el carácter inversor. Hubo varias de estas crisis que se produjeron entre 1856, 1865/66, 1868, 1879 y 1882 que repercutieron notablemente en la caída de las ventas.

Otra de las causas de esta variable tendencia de ventas es la de las numerosas crisis políticas que se producen en esta época de la historia española que también mermaron por el temor de los compradores el flujo de ventas.

Consecuencias de la Desamortización sobre el Suelo Agrícola:

Se produjo un aumento de tierras roturadas y de las tierras cultivadas y de la producción agrícola, que la productividad. La desamortización produjo de manera inmediata un aumento de la roturación de tierras, aunque esto no supuso más que un 14/15% de incremento de superficie cultivada, esto suponiendo que se daban condiciones para que los cultivos españoles y sobretodo los que se dedicaban al cultivo de las viñas fueran ahora la referencia debido al ataque al campo francés de la plaga de filoxera, no produjo un aumento de la superficie cultivada.

Por comarcas el aumento se vio más claramente en al Mancha con un paso del 48/49% al 56/57%, no tanto en la Alcarria con un aumento del 4/5% respecto a la anterior desamortización y en la Sierra donde no se notó la diferencia ya que la mayoría de las tierras enajenadas pertenecen a matorral y monte que lo hace muy difícil de cultivar.

El impacto demográfico se notó muy poco ya que la población conquense creció muy lentamente y no se pudo reactivar las labores del campo como si hubiera habido un aumento sustancial de esta que en una provincia como la de Cuenca hubiera supuesto un cambio más notable.

La Vecindad de los Compradores:

En número de 2199 la procedencia al igual que en el anterior proceso no es muy diversa y esta bastante acotada al ámbito provincial. Destaca que el 78,8% de los compradores compraran sus propiedades en sus pueblos natales o en pueblos colindantes tanto fincas rústicas como urbanas, mientras que el 19,4 restante lo hiciera en pueblo más alejados de sus pueblos.

De entre los compradores destacan los mismos que en la anterior ya que el montante económico sigue estando en manos de las mismas clases sociales, es decir los máximos compradores son los “labradores acomodados” y los llamados “burgueses”.

Bibliografía:

  • González Marzo, Félix: “La Desamortización de la Tierra Eclesiástica en la provincia de Cuenca”.1985 Cuenca.

  • González Marzo, Félix: “La Desamortización de Madoz en la Provincia de Cuenca”. 1993 Cuenca.




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Enviado por:Nakano
Idioma: castellano
País: España

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