Geografía
Cultura campesina de Chile
Recolección y Extracción, en la Cultura Campesina
“Una actividad que va Desapareciendo”
Antes de la llegada de los españoles en Chile, los pueblos originarios vivían de la recolección de frutos y extracción de productos como pescados y moluscos. En la actualidad estas actividades aún se practican, especialmente en sectores campesinos, en donde constituyen la única fuente de trabajo. Cuando decimos extracción, nos referimos al “acto de sacar algo que está hundido, inmerso o sepultado en algo” .
La recolección constituye una operación que consiste en recoger la parte o las partes útiles de la planta. La recolección es una intervención voluntaria del hombre, que se efectúa en el momento en que todos los elementos nutritivos se han desarrollado y cuando las partes comestibles han alcanzado el grado de madurez apropiado para los tratamientos ulteriores.” La actividad de extracción o recolección de hongos tiene una gran relevancia desde el punto de vista social, debido a que la recolección sólo puede realizarse a mano o en forma artesanal. Actualmente esta la realizan grupos familiares, fundamentalmente familias campesinas (Pereira, 1991).
Recolección de digüeñes, rosa mosqueta y la extracción de los camarones; constituyen una de las prácticas más comunes en la cultura campesina. Estas actividades no se pueden dar al mismo tiempo, es decir, varía según el territorio geográfico y en la estación del año. Para poder encontrar los camarones, tenemos que dirigirnos a lugares húmedos, donde exista el agua suficiente para que estos crustáceos puedan subsistir y procrearse, siendo en invierno-primavera donde se encuentran en abundancia; en cambio el árbol roble o hualle lo encontramos en lugares mas secos, como en cerros y montañas donde están los bosques nativos, principalmente en primavera, la rosa mosqueta aparece también en lugares semi-húmedos, es un arbusto que principalmente da sus frutos en verano.
Antiguamente estos productos eran rebuscados para la alimentación de la familia, sin embargo, a medida que fueron pasando los años, esta actividad se realizó con fin comercial, debido a que fueron naciendo productos industriales o fabriles necesarios para la subsistencia, como mucha veces la gente del campo no posee el dinero necesario, debe buscar la forma de adquirirlo, teniendo que vender un producto para obtener otro.
Los camarones que nacen en las vegas de Ranquilco, producto de “depositarias de lluvias y crecidas del río Imperial y del estero Ranquilco, conservan un hábitat natural durante todo el invierno y parte importante de la primavera, de mayo a septiembre aproximadamente, donde proliferan estos camarones.”
Comúnmente son hombres los que se dedican a esta actividad, personas que no tienen un trabajo fijo ni remunerado, sino más bien, se dedican a cultivar el campo o a emplearse por trabajos pequeños en otros lugares; los cuales utilizan una “bomba de tubo de PVC (plástico), una esponja y un fierro que sirve de eje de succión” posicionan esta herramienta auto construida sobre las cuevas de barro para extraer, mediante presión succionadora los camarones”. Sin duda, que es difícil imaginarse el proceso de extracción, sobre todo el material con que están hechas, sin embargo, estas necesitan ser empleadas correctamente para que puedan funcionar y obtener lo resultados, por lo tanto no cualquier persona puede realizar la acción, sino que debe tener el conocimiento necesario para realizarlo; se necesita fuerza, tiempo, paciencia y dedicación.
A medidas que estos van apareciendo, se van evaluando según su tamaño, es decir, los camarones grandes serán para la venta; los medianos se dejarán para el consumo de la casa y los más pequeños serán devueltos a sus cuevas, “siguiendo así una rutina conservacionista muy propia de las culturas indígenas que posibilita que en dicho lugar siga manteniéndose el camarón”.
Debido a que las tierras no son propias, en la gran mayoría de los casos, las personas deben pedir permiso para poder ingresar a los terrenos, eso da cuenta que existen “patrones”, quienes deben saber quienes ingresan, ya que muchas veces estropean cercos y alertan a los animales con los perros. Pero a medida que pasan los años, los dueños van conociendo a los “camaroneros”, por lo que ya no es necesario pedir permiso.
Los camarones son destinados mayoritariamente a la venta; son llevados a Temuco o simplemente se venden en el lugar o en la carretera donde transitan los automóviles. Cuando son llevados a la ciudad mencionada, se comercializan en la feria donde adquieren un valor por kilo o por unidad.
El valor de los 100 camarones, fluctúa entre los $2500 y $3000; en contraste a ello, el vendedor impondrá el precio a los kilos que el comprador solicite.
En cuanto a la recolección, nos referiremos al digüene; hongo que crece en robles, lengas y ñirres árboles nativos del sur de Chile. La recolección de este hongo se realiza en primavera, entre agosto y noviembre, razón por la que las personas que se dedican a esta actividad deben aprovechar al máximo los beneficios económicos de esta actividad.
La recolección del digüene no es tarea fácil, ya que para poder obtenerlo se “debe pedir permiso a los patrones para ingresar a sus campos, así apalear el hualle, nominación de esta especie arbórea”. Esto nos da a entender que este oficio no es fácil, ya que su comercialización implica un proceso cuidadoso de trato del producto, a pesar que para obtenerlo se debe “apalear el árbol”.Luego se deben limpiar para envasarlos en cajas, bolsas, sacos, baldes forma que se utiliza para su transporte. Este producto es entregado a un comerciante de la feria mantenido bajo un “trato de palabra” es un trato informal que se basa solo en la confianza de ambas personas, sin la implicancia de un contrato o papel que certifique el trato existente.
El valor de este producto en inicio de temporada alcanza $2000, pero ya a fin de esta su valor disminuye considerablemente con un valor de solo $500, ni con su valor más alto se alcanza a obtener grandes ganancias, por lo que no es actividad rentable, con las dos entregas que realice una persona que se dedica a esta actividad, obtiene solo $150000, si lo dividimos en dos meses, mensualmente obtiene $75000, cantidad que no alcanza al valor de un sueldo mínimo. La mayoría de las personas que se dedican a esta actividad obtienen cantidades parecidas, por lo que se puede entender que esta actividad no es rentable, pero de igual forma se práctica como alternativa única muchas veces para obtener recursos económicos.
Adelina, una mujer mapuche, que gran parte de su vida se ha dedicado a la recolección de rosa mosqueta,”también conocida como coral, originaria de Europa Central (Polonia, Balcanes; Hungría, Rusia y el Cáucaso), oeste de Asia y norte de África. Fue introducida a Chile durante la conquista y actualmente cubre un amplia superficie entre Valparaíso y Aysén”. Al contrario del digüeñe este es originario de nuestro país, actualmente constituye una gran fuente de ingresos para muchas familias de nuestra región.
Otro producto que nos llama la atención al visitar la feria de Temuco, son las rosas mosquetas, frutos de un arbusto que crece en el campo de la novena región, principalmente en Nueva Imperial; siendo utilizada especialmente para fabricar mermeladas o para la venta. La rosa mosqueta se recolecta a mano, es decir, se toma el fruto con artefactos artesanales que son construidos por ellos mismos, y cuando no se alcanza las ramas del arbusto utiliza una vara con que azota el matorral y así cae el fruto. Se debe tener especial cuidado, ya que los arbustos poseen espinas puntiagudas por todas sus ramas.
“Otra forma de recolectar la mosqueta es la utilización de una herramienta artesanal. Utilizando un envase de refresco grande, de plástico, se corta a la mitad y se usa la parte del cuello de la botella en forma de embudo, con esta herramienta se llega a las ramas más alejadas y el fruto sale, atrapado, por la parte del artefacto que es más ancha”.
Existen personas que llevan a grupos de personas en vehículos a recolectan el fruto acordando un precio “por saco”, esto les evita que transporten por su propia cuenta el producto.
La rosa mosqueta pude ser comercializada de varias formas: el fruto recolectado puede tener un valor de $250, pero que en algunos lugares este es menor, solo alcanzando los $70 aproximadamente, el jugo consiste en extraer la pulpa (sacar las pepas), mediante un proceso de cocimiento previo de la rosa mosqueta la que luego se pasa por un colador para obtener el jugo. El litro de jugo tiene un valor de $1000, la pulpa $400 y la mermelada unos $1500; esta última solo la vende a los mas conocidos, también se intercambia por otros productos, es decir, una especie de trueque, el cual era muy común en tiempos pasados, sin embargo, aún se conserva, aunque a menor escala.
La demanda de este producto no es alta, por lo que su valor no es elevado, debido a que requiere costosos procesos de refinamiento, sin embargo, se debe recalcar que las personas que se dedican a esta actividad deben emplear mucho trabajo y sacrificio por un producto que no produce las ganancias que debería en correspondencia con el trabajo que implica, ya que se debe extraer de sectores alejados de las ciudades teniendo que caminar grandes distancias para lograr obtenerlo, todo esto es con el fin lograr ingresos económicos para el sustento de la familia que en ocasiones son numerosas, y que uno solo de los cónyuges debe cubrir los gastos familiares.
No cabe duda, que para todas estas labores, se necesitan ciertas técnicas, habilidades y destrezas, que sólo las personas que acostumbran a realizarlas, las pueden dominan y las pueden realizar de mejor forma.
BIBLIOGRAFÍA
-
Davinson, Guillermo y Ketterer Lucy, (2006) “Culturas de Mercado, rutinas de vida”. Temuco: Ediciones Universidad de La Frontera.
Fuentes electrónicas
-
WordReference.com Diccionario de la lengua española
-
http://www.fao.org/docrep/X5041S/x5041S02.htm
WordReference.com Diccionario de la lengua española
http://www.fao.org/docrep/X5041S/x5041S02.htm
Sepúlveda, L. 1991. Comentario: Producción y comercialización de hongos deshidratados en Chile.
Sector rural ubicado en la intersección de las comunas Imperial y Carahue.
Davinson, Guillermo y Lucy Ketterer
(2006) Culturas de Mercado, rutinas de vida. Temuco: Ediciones Universidad de La Frontera.
Camino que une la comuna de Nueva Imperial y Carahue.
Estas tres descripciones, están basadas en relatos de experiencias de: Juan Tragolaf, (extracción de camarones), Pedro Caniuman (recolector de digüene), Adelina Chicahual, (recolectora de rosa mosqueta)correspondientes
Este ensayo fue desarrollado en el marco de la asignatura Realidad Sociocultural Latinoamericana, de la carrera de Servicio Social de la universidad de la Frontera y los insumos son parte del análisis del libro Davinson, Guillermo y Lucy Ketterer
(2006) Culturas de Mercado, rutinas de vida. Temuco: Ediciones Universidad de La Frontera.
Descargar
Enviado por: | Yamilet |
Idioma: | castellano |
País: | Chile |