Turismo, Hostelería, Gastronomía y Restauración


Costes del Turismo


COSTES ECONÓMICOS, SOCIALES Y MEDIOAMBIENTALES

DEL TURISMO.

Introducción

El turismo posee una importancia económica relevante. Se estima que los ingresos del sector son incluso superiores a los de la industria automovilística o la petrolera. Teniendo en cuenta este dato, hablar de costes económicos puede parecer un contrasentido. Sin embargo, como en toda actividad financiera, vamos a encontrar que algunos de los efectos del turismo pueden resultar en impactos económicos negativos. Estos costes van necesariamente unidos a costes medioambientales y a costes sociales.

Costes económicos

La mayoría de los estudios sobre los efectos económicos del turismo ponen de manifiesto los beneficios generados por esta industria, fundamentalmente en cuanto a la contribución del sector al equilibrio de la balanza de pagos, al impacto sobre los ingresos del gobierno y a la creación de empleo. Estos factores han sido determinantes para que, considerando al turismo como panacea del desarrollo, muy pocos se hayan ocupado de analizar sus efectos negativos.

El impacto económico negativo tiene efecto a escala local, son las áreas de destino las que se pueden resentir económicamente cuando dependen del turismo. Normalmente, el desarrollo de bienes y servicios turísticos revierten positivamente en cualquier área, pero cuando el turismo no se limita a aparecer como una forma de diversificación en la economía local, sino que suplanta totalmente a las ganancias provenientes de las actividades tradicionales, abren la economía a la inestabilidad, debido a los cambios en las rutas turísticas, la disminución de la publicidad, la influencia de las “modas” turísticas, a la variación productiva estacional, etc. Ante esta situación, las pequeñas economías pueden optar por una dependencia en el sector o pueden dirigirse hacia su dualización. En este caso, tratan de equilibrar las dos fuentes de ingresos (turismo y actividades económicas tradicionales), consiguiendo una explotación más racional de sus posibilidades. Si no se produce esa dualización, situación bastante frecuente, el turismo puede provocar una tendencia inflacionaria.

Esta tendencia inflacionaria se produce por la presión que se establece sobre el suelo y sobre precios e impuestos que afectan directamente a la población local, sin tener en cuenta los usos y costumbres anteriores. Es decir, en las zonas donde el turismo se convierte en una actividad institucionalizada la inflación se hace patente en la subida desmesurada de la tierra, los bienes, la comida etc. Para aquellos que están directamente involucrados en el desarrollo turístico el beneficio es alto, pero no así para el resto de la población local.

También es importante tener en cuenta que en las áreas de desarrollo turístico la entrada de capitales e intereses financieros externos conducen a la pérdida del control local sobre la actividad, que crece desproporcionadamente y desarticula los sectores productivos tradicionales. Cuando se trata de capital extranjero el impacto no se limita a un efecto negativo local ya que parte de los beneficios no se quedan en el país receptor, se produce una pérdida de divisas.

El turismo como generador de empleo también puede tener costes económicos importantes. Aunque se reconoce la correlación entre la generación de ingresos por el turismo y la creación de empleo, los puestos creados, que en su conjunto reducen la figura del desempleo, lo son a tiempo parcial o a tiempo completo pero inestables temporalmente. Hay autores que afirman que, a largo plazo, la baja productividad potencial del trabajo en la empresa turística puede tener un efecto depresivo sobre el crecimiento económico local.

Todo lo expuesto anteriormente puede resumirse en:

  • Costes derivados de las fluctuaciones de la demanda turística: un destino deja de tener atractivo para los visitantes.

  • Posible inflación derivada de la actividad turística: la capacidad adquisitiva de los visitantes es mayor que la de la población residente y esto provoca subida de precios del suelo, alimentación y servicios.

  • Pérdida de beneficios económicos potenciales: alta dependencia de capital extranjero, fuga de beneficios económicos.

  • Distorsiones de la economía local: centralización de la actividad económica en un único tipo de actividad.

  • Impacto sobre el empleo: el sector genera empleo inestable.

Costes sociales

El impacto social sobre las áreas receptoras de turismo, al igual que cualquier otro aspecto relacionado con el sector, puede tener efectos positivos y negativos. Con respecto a los primeros, cabe destacar la recuperación y conservación de valores culturales que, de no ser por el atractivo que ofrece a los visitantes, se llegarían a perder. Es el caso de la preservación y rehabilitación de monumentos y lugares históricos, a cuyo gasto las comunidades pequeñas no pueden hacer frente. Sin embargo, cuando se trata de lugares de interés turístico se destinan partidas económicas especiales para su acometida. De la misma forma, muchas de las costumbres locales se han revitalizado como parte de los planes para la oferta turística (como recursos turísticos) En muchos lugares se han visto renacer costumbres tradicionales que se habían perdido: folklore, artesanía, festivales, gastronomía, etc. Uno de los aspectos sociales positivos más importantes es la mejora en las instalaciones y servicios: atención sanitaria, medios de transporte, parques, etc.

Pero a pesar del innegable impulso sociocultural que estos aspectos positivos representan, no hay que olvidar que existe también un impacto negativo.

El primer aspecto negativo destacable son las diferencias sociales entre población local y visitantes. En determinados destinos, principalmente en aquellos de los países más desfavorecidos, los llamados países en vías de desarrollo, los residentes llegan a convertirse en verdaderos siervos de los turistas. Esto crea entre la población local cierto resentimiento hacia los visitantes y aparecen áreas de tensión social. Así el turismo establece las bases de una nueva forma de colonialismo basado en la dependencia de divisas extranjeras. En cuanto a los puestos de trabajo, los empleos que requieren mayor cualificación son ocupados por trabajadores externos, quedando los trabajos peor retribuidos para la población local.

Como consecuencia de las diferencias socioeconómicas señaladas aparece lo que puede considerarse como el impacto social más negativo del turismo: el aumento de la prostitución, el juego, las drogas…, en general aspectos delictivos que nunca hubieran surgido sin la aparición de los visitantes. Una vez más esta circunstancia es más frecuente en los países en vías de desarrollo (Cada día la oferta turística está más diversificada. Al turismo cultural y de sol y playa, que en principio eran los más frecuentes, se añaden otras alternativas tales como el turismo de aventura, el de negocios y congresos, el turismo lingüístico y educativo, turismo de parques temáticos, etc., y en los últimos años han aparecido nuevas ofertas que no tienen comercialización pero que realmente se denominan “turismos”. Son el turismo sexual y el de drogas.)

El turismo también puede provocar una desculturización del destino. La cultura de los turistas es considerada por la población local como superior. De esta forma las culturas indígenas intentan adaptarse a las costumbres de los visitantes y se pueden acabar destruyendo los elementos que en su momento representaban el mayor atractivo para el turista.

Costes medioambientales

El impacto del turismo en el medio ambiente es realmente el aspecto más negativo del sector. Aunque en los últimos años se viene haciendo un enorme esfuerzo por paliar sus efectos, los sistemáticos estragos que el turismo ha ocasionado en una gran cantidad de áreas son de muy difícil recuperación.

La actividad turística, al convertirse en un fenómeno masivo, requiere una gran infraestructura y complejos servicios que no siempre tienen una adecuada planificación, y esto la ha llevado a convertirse en un constante deteriorador del medio ambiente natural y social. No solo ha transformado el aspecto físico de las zonas turísticas, sino que ha generado graves trastornos ecológicos: destrucción de ecosistemas, disminución de la cantidad y calidad del agua, empobrecimiento y contaminación de los suelos, extinción de múltiples especies de la fauna, afectación severa de la flora, depredación pesquera y contaminación del mar. Ha producido además fenómenos de crecimiento poblacional y urbano desordenado y falta de servicios públicos, entre otros.

  • Destrucción de ecosistemas: Una de las mayores amenazas para los ecosistemas es la presencia masiva de visitantes. A lo largo de muchos años, lo único que se tenía en cuenta a la hora de explotar una zona para el turismo era el enriquecimiento rápido de las personas involucradas en el sector. El turismo se convirtió en una actividad que lanzaba muchedumbres sobre la naturaleza indefensa. En este contexto no es de extrañar que la paulatina destrucción de numerosos ecosistemas se produjera en muchos países, pero sobre todo en aquellos considerados “paraísos” turísticos.

  • Disminución de la cantidad y la calidad del agua: La llegada de turistas a muchas zonas donde el agua es escasa, ha tenido un efecto devastador en las reservas de este bien natural. Las causas han sido varias: el número de visitantes, que en muchos casos ha excedido la cantidad a la que realmente se puede abastecer en muchas zonas; la habilitación de instalaciones con las que se derrocha agua, como son los campos de golf o las piscinas de agua dulce y la masificación urbanística, etc. Todo esto, llega a afectar el desarrollo agrícola y el equilibrio ecológico de la zona. La falta de agua puede favorecer, además, la desertización.

  • Empobrecimiento y contaminación de los suelos: Existe una gran cantidad de sustancias provenientes de la actividad humana que, añadidas al suelo, cambian sus propiedades químicas y lo hacen improductivo. Algunas de estas substancias como basuras, residuos urbanos, aceites usados, etc. están relacionadas con la actividad turística. Los desechos tanto sólidos como líquidos, pueden incluir una gran variedad de sustancias químicas, que frecuentemente calan el suelo y no solamente contaminan éste si no que también contaminan los cuerpos de agua subterránea. De esta forma los suelos dejan de ser productivos.

  • Extinción de múltiples especies de la fauna: La actuación del turismo sobre las masas forestales y el crecimiento urbanístico descontrolado son, junto con la caza, los mayores peligros para la fauna en muchas de las zonas en las que encontramos una disminución de especies. En el mar, la riqueza de peces se está viendo seriamente afectada. En el Mediterráneo, el 60 % de las aguas

residuales aún se vierten al mar sin un tratamiento adecuado. El crecimiento de la población en las costas es impresionante y a este crecimiento hay que añadirle el impacto del turismo y las segundas residencias. Se estima que en temporada alta en el Mediterráneo se pasará de los 135 millones de 1990 hasta 570 millones en 2025. Para evitar un desastre ecológico en esta zona del mundo es necesario desarrollar planes que vayan más allá de los planteamientos municipales.

  • Afectación severa de la flora: La presencia masiva de visitantes en zonas naturales afecta a la flora de la misma manera que a la fauna. En algunas zonas, la proliferación de actividades deportivas (motocicletas, mountain bikes, vehículos todo terreno, etc.) ocasiona graves problemas de erosión del suelo, que, inevitablemente, afecta a la flora.

En 1972 se abre una nueva página para la conservación de la naturaleza en relación con el turismo. En la Conferencia de Estocolmo, convocada por las Naciones Unidas, 115 países firman un compromiso histórico en el que queda patente la necesidad de la protección y mejora del medio ambiente, imprescindibles para el bienestar de las personas y al desarrollo económico de todo el mundo. También en la Cumbre de Río, en 1992, se hace alusión al turismo como uno de los sectores económicos que más puede favorecer los planes de recuperación del medio ambiente.

Las sociedades de los países desarrollados están preocupadas por estas cuestiones y el grado de concienciación de la población va en aumento gracias a las denuncias de especialistas, las presiones procedentes de los medios de comunicación o la legislación que se está desarrollando en la Unión Europea.

Costes del Turismo
Sin embargo, en los países en vías de desarrollo la situación es diferente. Su difícil situación les hace ver el turismo como una actividad rentable que les permite elevar su nivel de vida, ya que genera riqueza y empleo que con otras actividades económicas no podrían conseguir. En estos casos, la preocupación por el medio ambiente es totalmente secundaria.

Así, aunque los nuevos tipos de turismo (turismo verde, turismo rural, ecoturismo, etc.) se presentan como alternativas que respetan el medio ambiente, lo cierto es que, en muchos casos, la búsqueda de destinos cada vez más novedosos hace que se exploten ecosistemas frágiles que corren el riesgo de una rápida degradación.

Además del deterioro del medio ambiente, el turismo ha creado impactos negativos estéticos y paisajísticos. Se han edificado cinturones urbanos caóticos a lo largo de zonas costeras que constituyen barreras físicas y visuales entre las zonas residenciales y las atracciones naturales. También se puede destacar como impacto negativo lo que se ha llamado contaminación arquitectónica, desarrollos urbanos no integrados en el paisaje, edificaciones que no siguen las formas de construcción de las áreas receptoras.

Por otra parte, la congestión del tráfico en aquellas áreas de masificación turística, produce contaminación acústica y polución atmosférica.

Conclusión

Una vez analizados los costes económicos, sociales y medioambientales del turismo, y puesto que hay un reconocimiento de estos costes, la forma de minimizarlos sería realizando una planificación turística en que se tuvieran en cuenta conjuntamente aspectos sociales, económicos y naturales, formulando objetivos y evaluando estrategias. Es cierto que cada día los organismos internacionales que se ocupan de este sector intentar que la explotación turística sea lo menos invasiva posible. De no ser por individuos sin escrúpulos que solamente buscan su enriquecimiento, sería mucho menos complicado el implantar esas estrategias que pueden minimizar los costes del turismo.

Bibliografía.

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