Literatura
Coplas de Jorge Manrique
La desaparición del padre de Jorge (Don Rodrigo Manrique), le lleva a una meditación acerca de la vida y la muerte, el sentido de la vida, poniendo siempre a su padre como modelo y varios ejemplos de personajes conocidos, para hacernos ver cómo al cabo de un tiempo se acaba olvidando al que muere; todo esto desde un punto de vista Cristiano, es decir, pensando que la vida siempre tiene su recompensa cuando se termina, dependiendo de los actos buenos y malos que en ella se hayan cometido.
Toda la obra está escrita en coplas de pie quebrado (dos sextillas con rima independiente, con dos versos octosílabos y uno tetrasílabo -a veces pentasílabo-) con rima consonante. El esquema de cada sextilla sería por tanto: 8a, 8b, 4c, 8a, 8b, 4c.
Esta estructura era muy frecuente en el siglo XV, y se le llamó “estrofa manriqueña”.
Las 40 coplas se pueden dividir en tres partes:
- La primera parte, que comprende desde la copla I hasta la XXIV, y habla de la mentalidad y la vanidad del mundo, es decir, lo que se preocupan por sus cuerpos, que sólo duran una vida, cuando lo que realmente importa, el alma, de eso la gente no se preocupa, y sin embargo dura más que una vida, sigue existiendo aun después de la muerte, sin el cuerpo. También se hablan en estas primeras catorce coplas de la fugacidad de la vida, el poder igualatorio de la muerte y la inestabilidad de la fortuna. También menciona muertos ejemplares, famosos, con lo cual nos muestra cómo la gente se va olvidando poco a poco de las personas que mueren, aunque sean conocidas; al principio se le da mucha importancia, pero se acaba olvidando.
A su vez, estas primeras coplas pueden dividirse en otras dos partes:
- Coplas I - XIII: Las trece primeras coplas hablan de lo breve de la vida, de lo deprisa que transcurre. Estas estrofas nos incitan a pensar en la vida eterna y cuenta que lo que importa no son los placeres de esta vida, sino las virtudes para ganarse la otra vida, la sobrenatural, ya que la muerte pasa a todos por el mismo yugo, ricos y pobres, nobles y plebeyos, reyes y campesinos.
- Coplas XIV - XXIV: En estas coplas pone ejemplos concretos de muertes célebres de contemporáneos suyos. Es un recorrido por muertes históricas y famosas de personajes que emplearon su vida en placeres efímeros que no pueden sobrevivir a la muerte (como el poder, la belleza, la riqueza...), por lo que nos recuerda que debemos cuidar nuestra alma para ganar el favor divino.
- La segunda parte, de la copla XXV a la XL, trata de la glorificación y muerte de su padre. Estas estrofas pueden dividirse también en dos partes:
- Coplas XXV - XXXII: Esta parte del poema está ocupada por la sola figura del padre. Hace un elogio fúnebre de él, mostrándolo como un modelo de heroísmo, y un retrato moral en el que lo elogia enumerando sus cuantiosas virtudes tales como la serenidad ante la muerte, su religiosidad, generosidad, lealtad, amistad, braveza, discreción y valentía. Considera que nunca estuvo en pecado. La segunda parte consta de un encuentro entre Don Rodrigo y la Muerte, que entablan un impresionante y conmovedor diálogo. En él la Muerte explica a Don Rodrigo las razones por las cuales debe llevarle.
- Coplas XXXIII - XL: Esta parte consta de un encuentro entre Don Rodrigo y la Muerte, que entablan un impresionante y conmovedor diálogo. En él la Muerte explica a Don Rodrigo las razones por las cuales debe llevarle. Manrique nos muestra a la Muerte educada y gentil, como una voz que pide permiso al “muerto”, no la representa cómo algo macabro y despiadado.
Copla I
Trata de cómo se pasa el tiempo, cómo se aleja el pasado y cómo se acerca la muerte, y que siempre nos parece que cualquier tiempo pasado fue mejor que el actual.
Copla II
Habla de que lo presente lo vemos como un punto, muy pequeño, y que la muerte llega a todas las personas, tanto a los pobres como a los ricos.
Copla III
Compara los ríos, que son nuestras vidas y el mar, que es la muerte. Tanto los ríos caudalosos (nobles, aristocracia) como los chicos (pobres, el pueblo) van a parar a la muerte. El tema principal es el poder igualatorio de la Muerte, que hace que tanto las personas adineradas como las menos afortunadas vivan justo el tiempo que deben vivir.
Copla IV
Invoca a Dios, y sin embargo dice que no quiere invocar a musas ni oradores, porque las coplas están escritas con mentalidad cristiana y además no quiere parecerse a los demás poetas, que todos vienen a invocar más o menos lo mismo.
Copla V
Nos cuenta cómo estamos viviendo ahora (durante un tiempo limitado) para después poder alcanzar una vida sobrenatural y eterna, en la que el alma descanse.
Copla VI
Repite que esto es una vida terrenal (sin sentido e importancia), para llegar más tarde a la sobrenatural, que es la que realmente importa. Recuerda también desde un punto de vista católico cómo llegó el hijo de Dios a estar entre nosotros, y luego lo matamos.
Copla VII
Explica cómo nos preocupamos en la vida terrenal de nuestra presencia y el aspecto de nuestro cuerpo, que es algo que sólo tendremos temporalmente; mientras descuidamos el alma, que es lo que perdura eternamente.
Copla VIII
Cuenta cómo nos preocupamos en esta vida de las cosas que para nosotros tienen valor, las cosas que perseguimos, que luego cuando muramos las perdemos.
Copla IX
Dice que en la vida siempre nos importa nuestro aspecto físico, nuestra cara, y luego cuando llega la vejez nos damos cuenta de que tantos cuidados no han servido para nada.
Copla X
Habla de cómo en aquellos tiempos, una de las cosas que más importancia tenía era descender de los godos. Los descendientes godos se mantenían prácticamente “sin hacer nada”, mientras que los pobres, por mucho que trabajaban, no conseguían vivir mejor.
Copla XI
Trata el tema de la fortuna. En la época medieval, se decía que la Diosa Fortuna tenía una rueda, en la que estaban nuestras vidas, y al girarla hacía que nuestra suerte en la vida cambiase. Hundía a los y alzaba a los hombres a su antojo.
Copla XII
Dice que el paso de la vida es tan rápido como un sueño, y que cuando en la vida terrenal gozamos de algo, es sólo temporal, mientras que los bienes de después de la muerte son eternos.
Copla XIII
Repite que los placeres de esta vida sólo nos duran un determinado tiempo, hasta que llegan a su fin o nos morimos; y dice también que cuando nos damos cuneta de que hemos hecho algo mal, no podemos volver atrás.
Copla XIV
Habla de cómo la Muerte trata igual a personas pobres y a personas poderosas. Del poder igualatorio de la Muerte siempre se ha hablado en la edad media como “las danzas de la Muerte”, que eran unas danzas macabras en las que la propia Muerte sometía a personas tanto adineradas como pobres.
Copla XV
Manrique no quiere dar ejemplos remotos, prefiere referirse a hechos cercanos, y dice que las cosas que sucedan ahora, dentro de un tiempo serán olvidadas igual que los hechos más pasados.
Copla XVI
Empieza con el desarrollo (hasta la copla XXIV) de uno de los temas característicos de la época: el “ubi sunt?”. Señala personas conocidas de su época, porque la gente conocía mejor a las personas de por entonces, y no les afectaba el hecho de recordar cosas de hace mucho tiempo. Sin embargo Manrique, poniendo ejemplos concretos y cercanos, consigue que la gente se dé más cuenta del significado de la muerte.
Copla XVII
Continuando con el desarrollo del “ubi sunt?”, muestra personajes mucho más cercanos, casi como de la familia.
Copla XVIII
Dice que el príncipe Enrique IV, que aspiraba al trono, disfrutó durante muy poco tiempo de estos poderes.
Copla XIX
Vuelve a recordar las riquezas que podemos llegar a poseer en esta vida terrenal, los cuáles en la otra vida no nos sirven para nada, porque no podemos gozar de ellos. Simplemente son temporales, y en la vida eterna no sirven para nada.
Copla XX
Recuerda al príncipe Alfonso, cómo justo cuando iba a ser rey, se lo llevó la Muerte, a los catorce años.
Copla XXI
Nombra a Don Álvaro de Luna, con tantos tesoros y posesiones, que ni siquiera pudo hablarse de él durante mucho tiempo, porque en seguida lo encontraron degollado.
Copla XXII
Juan Pacheco y Pedro Girón, privados de Enrique IV, que eran tan adinerados como los reyes, que cuando más riquezas tenían, murieron.
Copla XXIII
Vuelve a tratar el tema del poder igualatorio de la muerte, diciendo que las personas, por muchas hazañas que hicieran, la Muerte se los llevaba de todas formas.
Copla XXIV
Dice la cantidad de muertes que nosotros mismos producimos con las guerras, por la conquista de territorios, y cómo la muerte va recogiendo a las personas sin importarle.
Copla XXV
En esta estrofa, Jorge ya empieza a tratar el tema de “el arte de buen morir”. Comienza a hablar de Don Rodrigo Manrique, diciendo que era valiente y conocido, y que hizo muy buenas obras en vida.
Copla XXVI
Continua elogiando a su padre, aunque más exageradamente, y sigue diciendo que era muy buena persona, además de inteligente y amable.
Copla XXVII
Ahora empieza a comparar a su padre con personajes muy conocidos, diciendo que se parecía a Julio César en su forma de batallar, que era muy sabio y muy trabajador, tan bueno como el emperador Trajano, y que se parecía también a Marco Atilio en la manera que tenía de cumplir todas sus promesas.
Copla XXVIII
Continuando con la comparativa a personas famosas, ahora nombra a Antonio Pío, Marco Aurelio, Adriano, Teodosio... Y otros personajes similares, para mostrar cómo era piadoso, humano, disciplinado, y tenía otras muchas virtudes que mucha gente ni siquiera llegó a conocer.
Copla XXIX
Ahora Jorge nos cuenta cómo su padre era humilde, y no tenía grandes tesoros, pero en la guerra de la Reconquista de España llegó, luchó y venció, y con ello le dieron grandes posesiones y riquezas.
Copla XXX
En esta copla, comenta que su padre cuando era más joven, no tenía grandes riquezas, pero aún así ayudaba a su familia a mantenerse, y cuidaba de sus hermanos.
Copla XXXI
Nos cuenta que a su padre le condenaron cuando era ya mayor, después de la Reconquista, por todos sus méritos, y le hicieron maestre de la Orden de Caballería de Santiago de la Espada.
Copla XXXII
Habla de que Don Rodrigo encontró sus tierras invadidas por “tiranos” (los árabes en la Reconquista), pero que luego las recuperó. En esta copla, Jorge Manrique comienza a cambiar los acentos de sitio, para hacer que el ritmo de la obra sea más lento, y así conseguir un mayor efecto de la muerte de su padre en el lector.
Copla XXXIII
Dice que Don Rodrigo se jugó muchas veces la vida por el hecho de ser cristiano (otra vez refiriéndose a la Reconquista), y aun así se lo llevó la muerte, tras tantas hazañas.
Copla XXXIV
Ahora comienza el diálogo entre el padre de Jorge Manrique y la Muerte. En esta conversación, la Muerte explica a Don Rodrigo por qué debe llevárselo con ella.
Copla XXXV
La Muerte continúa hablando con Rodrigo, y le dice que no tenga miedo de morirse, y que ahora deja gran honor, gloria y fama en la vida terrenal, y pasa a la sobrenatural, que dice que es mejor que su anterior vida.
Copla XXXVI
La Muerte se sigue mostrando educada y gentil con don Rodrigo, y le dice que con una vida llena de pecados no puede conseguirse una buena vida sobrenatural.
Copla XXXVII
Continúa hablando la Muerte, y ahora dice que, como él había hecho muchos logros en la vida terrenal, que a él le corresponde una buena vida eterna.
Copla XXXVIII
Ahora habla Don Rodrigo, y dice que él está de acuerdo con marcharse de esa vida y pasar a la divina, y piensa que si Dios quiere que muera, sus motivos tendrá, que de ninguna manera le llevaría la contraria.
Copla XXXIX
En esta copla reza y recuerda cómo llegó Jesús al mundo y murió.
Copla XL
El autor de las coplas escribe aquí una oración, con la cual espera que Dios tenga a su padre en la gloria, y dice también que él murió de una forma gloriosa y siempre será recordado por ello.
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Enviado por: | Alicia |
Idioma: | castellano |
País: | España |