Economía y Empresa


Coordinación en la empresa


LA COORDINACIÓN EN LA EMPRESA

La división del trabajo ha sido la primera forma histórica de organizar el esfuerzo de un colectivo orientado a la consecución de ciertos objetivos comunes. Formulado en categorías sistémicas, dividir el trabajo permite reducir complejidad asignando parcelas de problemas a unidades menores, a subsistemas especializadas, pero al mismo tiempo incrementa la complejidad interna del sistema, entre otros motivos por crear conflictos entre las decisiones de dichas unidades. Esta complejidad, en problemas de comunicación y problemas de sintonización de decisiones y actividades parciales es el problema que debe reducirse mediante la coordinación de las decisiones-elementos del sistema que guían la co-operación dentro del todo organizado.

En la pequeña empresa familiar, la coordinación se había resuelto a nivel "per­sonal", el propietario-empresario-director conducía su negocio en contacto directo con su personal (donde inicialmente predominaban los familiares).

En los prin­cipios de la red ferroviaria, también pudo coordinarse su trabajo en contactos directos. El "Boston & Worcester Railroad" tenía una vía sencilla de 44 millas. Salían tres trenes de pasajeros, a las 6, las 12 y las 16. Además un tren de mercancías circulaba por las mañanas detrás del de pasajeros. Se cruzaban a mitad de trayecto, esperando para proseguir su viaje a que hubiera llegado el que venía en dirección contraria. Una simple oficina con un jefe y un asistente bastaba para coordinar el tráfico.

En la "Western" el recorrido era ya de 150 millas. Se había dividido en tres secciones, cada una a cargo de un jefe con oficina y asistentes. Pero el tren de la mañana llegaba a su destino a última hora de la tarde. Con tres trenes en cada sentido había que coordinar nueve cruces. Todavía no había telégrafo para comu­nicarse. Así sucedieron varios accidentes. El sistema de coordinación personal no bastaba cuando se producía la más mínima irregularidad o retraso.

El procedimiento era tan simple que incluso se produjeron choques de trenes, como en la tragedia del 5.10.1841, lo que motivó la creación de una comisión gubernamental. Así se exigió la mejora de las medidas de coor­dinación y elaboración de una coherente y exacta planifica­ción de horarios y recorridos. Se establecieron así para las tres secciones de la Western estructu­ras organizativas coordinadas desde una oficina central ("head­quar­ter") en Springfield. En las tres secciones había un "manager asistente de transporte" con responsa­bilidad sobre los movimientos de trenes. Además se estableció un "maestro de trayecto" que se ocupaba de reparaciones y manteni­miento de vías, y finalmente un "maestro de mecánica" responsable sobre reparaciones y manteni­miento de material rodante. De esta forma se repartían tareas, y se coordinaban mediante la inserción de los tres puestos en una estructura jerárquica. Para prevención de accidentes se instituyó un "sistema de información" en que se elaboraban los "horarios" de trenes. Los maquinistas eran responsables de su seguimiento. Se les instruyó además sobre la conducta a seguir en casos de retrasos.

El ejemplo muestra cómo, a partir de problemas prácticos, se llega a configurar una estructura de tareas, competencias y responsabilidades en que las decisio­nes de unos vinculan o se refieren a las decisiones de otros, es decir, se "coordinan" decisiones y acciones.

El proceso de organización supone pues no sólo la creación de puestos especia­li­zados en el desempeño de ciertas tareas, sino también la coordinación de esas partes para lograr una unidad de rendimientos. Diferenciación e Integración son así los dos polos en tensión, una tensión tanto mayor cuanto más complejos sean los problemas con que se enfrenta el conjunto[1].

En realidad, el problema más grave para una gran empresa no es hoy tanto lograr una adecuada división del trabajo, sino conseguir su integración. Este problema tiene varias dimensiones:

a)      Por un lado, un aspecto de Técnica de Agrupación de Tareas en puestos de trabajo de forma que se garantice, por ejemplo, un flujo logístico más rápido en fabricación, mediante el empleo de técnicas como la del "control de flujo mediante limitación de carga de trabajo" con lo que se consigue ordenar tareas en diversos puestos de forma que se reduzcan esperas o sobrecargas de trabajo;

b)      Una serie de aspectos humanos como los intereses y "orientaciones" indivi­dua­les o departamen­tales, sus hábitos y sub-culturas organizacionales etc. que condicionan distintos horizontes de relevancias (y de comprensión de los proble­mas).

En lo que concierne a la dimensión humana y social, cada unidad tiene sus objeti­vos parciales y se identifica con ellos, con lo que puede perder de vista los objetivos superiores globales. Los conflictos surgen entonces facilmente: el comercial promete un equipamiento especial a un buen cliente, pero esto choca con el programa de ahorros dictado en el departamento de controlling y que implicaba aumentar la estandarización. Y quizá en el departamento de Investi­gación y Desarrollo (I+D) se considera equivocada también esa oferta pues ellos prepara­ban precisamente tales innovaciones para un nuevo producto. El conflicto exige una solución que "integre" todos estos puntos de vista.

c)      Un tercer aspecto se refiere a la información y forma de comunicar en una organización con cierto grado de complejidad. A medida que crece un sistema se tiende más y más a aislar sus subsistemas y a diferenciarlos "hacia dentro". Esto está en relación al dinamismo auto-generativo de todo sistema. Se crean más y más sub-segmentos: contabilidad de deudores, de acreedores, de almacenes, etc. o se introducen nuevos departamentos "staff": de investiga­ción de mercados, de investigación operativa, de desarrollo de personal, de formación (y esto a varios niveles, desde la formación de managers hasta la de operarios de taller) etc. Las nuevas áreas cuasi-autónomas desarrollan sus propios estilos de comportamiento, sus "culturas" organizacionales, sus dialectos propios. Al final, la comunica­ción interdepartamental es casi imposi­ble, y surgen entonces conflictos serios, se usan estereotipos frente a otras áreas etc. que frenan la necesaria y deseada integración.

 

Dada la misma "complejidad" que plantea la precisión de la temática de la coordi­na­ción, en lo que sigue se tratarán por separado los siguientes puntos:

- Exposición de los usos del "término" de coordinación

- Exposición de los "planteamientos del problema" de la coordinación.

A ello seguirá el estudio de las causas o factores que exigen "coordinación". Este estudio se enfoca dentro de la visión sistémica en que se ha planteado toda la temática de la coordinación. Seguirá el análisis de las formas de reducir necesida­des de coordinación o de satisfacer dichas necesidades (instrumentos). Finalmente se tendrá en cuenta la dimensión psico-social (problema de la "coope­ración").

 

2. El concepto de "coordinación"

2.1 Sentidos en que se comprende el con­cep­to de "coordi­nación”

2.1.1Etimología

El substantivo 'coordinación' y el infinitivo 'coordinar' se derivan de los términos latinos 'cum' (= con, conjuntamente) y 'ordinare' (= regu­lar, poner en una línea, ordenar), y tienen el significado de una actividad reguladora, o de ordenación sobre varios elemen­tos, indica que se busca que distintas actividades sigan un mismo ordenamiento, se orienten a los mismos objetivos, o se eviten conflictos entre ellas.

La etimología del término 'coordinación' muestra similitud con la del término latino 'communio' que designa una tarea común y está formado por los términos: Cum - Munis, donde 'munus, muneris' es el término empleado para indicar la carga de trabajo, en aquellas comunidades del Latium atacadas por etruscos y griegos, en configuración de la actividad de varios sujetos en tareas primariamente orientadas a la defensa del grupo (munire pasa a significar fortificar) y luego para el resto de coordinación de tareas. Desde dichos términos se derivan las palabras municipio o munición. En ampliación de sentido, cum-municatio significó luego, en el antiguo latín, el contenido de asumir una tarea con otros en orden a defender intereses comunes. Es curioso constatar que ese sentido de tareas colectivas haya dejado luego, en el decurso de la evolución de los conceptos al pasarse al pensamiento "moderno", a una connotación de transferencia de contenidos mentales individuales, cuando inicialmente se trataba de coordinar tareas externas.

Por lo demás el sentido del término "communicatio" parece responder bien a la concepción de la antropología sobre el origen del lenguaje como medio de cooptación de actividades cuando los primitivos hombres tenían que asumir tareas de defensa de su coto de caza, organizar ésta etc.

 

2.1.2 Definición - Contenido conceptual del término "coordinar"

En general, las definiciones usuales de coordinación carecen de un mínimo de precisión conceptual. Se emplean muchos sinónimos para el término coordi­nar, como: ordenar, armonizar, ajustar, orquestar, integrar, equili­brar etc. Pero no debe considerarse sinónimo el concepto de "cooperaci­ó­n" que se emplea para de­signar actitudes internas que pueden favorecer la coordinación.

Es muy empleado el sinónimo el de "integraci­ó­n" (tanto la socio-económica como la material-económica: la primera se refiere la identifica­ción de objeti­vos, la segunda a tareas etc.).

En una primera delimitación del concepto empleado en ciencias de la empresa y de la organización, la primera diferencia a trazar es la que distingue "coordinación organizacional" (de decisiones que guían actividades o tareas de personas en un contexto de orientación al cumplimiento de objetivos) frente a la "coordinación interna en un sujeto", por ejemplo: la coordinación de movimientos corporales, o de lenguaje, gesto e intención etc.

En este sentido, la "coordinación-organizacional" tendrá siempre carácter inter-personal.

Un segundo punto de diferenciación es el del carácter "consciente" o "intencional" de la coordinación. Un ajuste de actividades producido por una causa externa que coaccionara (o moviera físicamente) a los sujetos participantes no podría ser denominado "coordinación". De todas formas no es fácil trazar un límite claro entre "coordinación" y "manipulación".

En el dominio de las actividades de organización se comprende el término de formas muy distintas (se han tabulado más de cuarenta acepciones diferentes). Sin embargo, la "definición" más exacta del concepto es uno de los temas que suelen plantearse como tema de discusión teórica o metodológica.

En la "semántica" de la praxis empresarial, el concepto se vincula al de la optimización de la asignación de recursos (capital, servicios, medios disponibles, capacidades humanas etc.) y se considera que la "coordinación" de tareas o de áreas parciales del sistema productivo es un medio más para la consecución de los objetivos de empresa.

De hecho, la idea del "coordinar" se ha empleado normalmente al considerar ("observar") distintos ámbitos de problemas internos a un colectivo organizado, empresa administración etc., como son, por ejemplo:

-         Orientar a un mismo objetivo distintos trabajos

-         Conseguir que se "coopere" en las tareas a desempeñar

-         Poner en orden, distribuir actividades en distintas tareas a desempeñar por distintas personas o unidades organizativas

-         Armonizar decisiones para evitar conflictos entre ellas o sus consecuencias

-         Regular, reglamentar actividades

-         Integrar tareas

-         Controlar.

Hoy se añade la actividad de armonizar también tareas desarrolladas en distintas empresas o centros entre las que existen las nuevas formas de "relación inter-empresarial": contratos con proveedores o en distribución - sobre todo en el marco de los problemas de una "supply-chain", franquicias, alianzas estratégicas, redes o "networks" de tipo occidental, "keiretsus" japoneses, y similares formas de cooperación.

En la teoría de la organización se han propuesto muchas definiciones por autores de conocido renombre: Meier (1969)[2], Bleicher (1968[3]), Malone et al (1993)[4], etc.

Resumiendo propuestas anteriores, Frese (1972)[5] proponía la siguiente definición:

"Bajo 'coordinación' debe entenderse la armonización de resultados o medidas parciales interdependientes en referencia a la consecución de un objetivo superior".

En esta definición, como en las de los otros autores, el concepto a precisar (el definiendum: coordinar, coordinación) es referido a otros conceptos (el definiens): armonizar, cooptar, integrar y similares, es decir, a conceptos que normalmente son comprendidos casi como sinónimos del primero o en una imprecisión que impide superar la "vaguedad conceptual". Por ejemplo, Bleicher (1979[6]) iguala los contenidos de 'coordinación' e 'integración' y los comprende como especies del género superior 'armonización' (en cierto modo, la coordinación sería armonización por reglas impuestas desde fuera, y la integración sería armonización espontánea, interna). Para muchos, la "coordinación" es un sinónonimo de "organización" - lo cual ciertamente hacer perder potencial de diferenciación al concepto.

Kirsch (1978)[7] ha observado, desde un nivel de crítica epistemológica, que el concepto de coordinación se emplea a veces como "proposición sobre la realidad objetiva" (en referencia al ordenamiento conjunto de decisiones organizacionales) y otras como "juicio de valor" (coordinar = ordenar, algo estimado como "mejor" que el desorden o la improvisación):

"La coordinación en este sentido significa pues, en general, que las decisiones interdependientes de responsables de decisión se realizan en una forma 'deseable' armonizándolas mutuamente".

Para Dorow (1978[8]), la coordinación consiste en ordenar los procesos de definición de objetivos de distintos agentes, en relación de intercambio o reparto de tareas, de forma que se subordinen a la consecución de una finalidad superior.

Para avanzar en la delimitación del contenido del concepto ayudará recurrir a la diferencia entre campo observado y semántica utilizada en la observación, por así decirlo, como filtro u óptica mediante la cual se observan campos de objetos, problemas etc.

La "semántica" de muchas definiciones de organización y coordinación es la definida en la perspectiva de la Psicología Social (dentro de la cual, evidentemente, existen a su vez escuelas o tendencias, más conductistas, más mentalistas etc.). Por eso, coordinar es comprendido en conexión a ideas como la de armonía en la interacción personal, ausencia de conflictos en grupos etc. Desde este marco de interpretación, la coordinación suele ser vista en referencia a la mejora en rendimientos que se consigue en un grupo o equipo gracias a que sus componentes "comparten" (sharing) normas y preferencias (o valores) comunes. En esta línea de pensamiento suele confundirse sin embargo la causa o condición (esa orientación común a ciertas pautas o normas) con su efecto sobre la co-ordenación real de sus actividades.

Una semántica muy distinta es la que podemos denominar de "racionalidad teleológica" (la que en el sentido definido por Max Weber como "Zweckrationalität" sería la característica del pensar moderno), que considera que algo es racional contribuye a la eficiencia o economicidad, si garantiza la adecuación de medios a fines, si es controlable de algún modo, etc. Es claro, que dentro de esta misma semántica de la "racionalidad" existirán distintas variantes y tendencias que no es posible resumir aquí. En este tipo de interpretación, se plantea el problema de cómo lograr esa coordenación de actividades para que el resultado sea el mejor posible desde el punto de vista de eficiencia (o mejora de performances), o se reduzcan en lo posible los "costes de coordinación" (que no pueden ser confundidos con los "costes de transacción" definidos en el Neoinstitucionalismo Económico de Williamson y seguidores). Sin embargo, en esa perspectiva centrada en la dimensión económica no sólo se deja de lado el aspecto de interacción humana, sino también se olvida el aspecto técnico de la configuración concreta de la coordinación.

Existen ciertamente otras alternativas de semánticas de observación en que el concepto de "coordinación" podría tener otros sentidos. Aunque todavía apenas si han influido en las concepciones sobre la organización de los autores provenientes de las Ciencias de la Empresa o de la Organización, deben citarse dos líneas de futuro desarrollo teórico que comprenden la comunicación como elemento fundamental de todo sistema social: la iniciada en la concepción de Habermas enmarcada en una "teoría crítica" de la sociedad, y la concepción de Luhmann enmarcada en una "super-teoría" de sistemas, a un nivel de abstracción lógica superior al de cualquier otro planteamiento sociológico, psicosocial o económico sobre los sistemas organizados.

Importante en ambas líneas es superar el marco de la racionalidad teleológica y buscar, en Habermas la racionalidad "comunicacional", y en Luhmann la auto-referencia del sistema que se ordena a sí mismo, como formas superiores de conseguir el mutuo ajuste de las partes del sistema.

De lo expuesto hasta aquí, pueden destacarse los siguientes aspectos o perspectivas en que se da sentido (por varios sujetos, o por un colectivo a organizar) a la actividad de ajuste de las partes de un sistema que es denominada "coordinación":

·        Observación y definición de un problema en la delimitación y forma de relacionar ámbitos de actividades o procesos a desarrollar por personas y con el uso de medios u objetos.

·        Percepción de interdependencia: existe un conjunto (al menos, dos) sujetos de decisión, entre cuyas decisiones existe una "interdependencia" - comprendida como situación en la que los resultados de la decisión de uno depende en algún modo de las medidas tomadas en virtud de la decisión del otro.

·        Consideración orientada a definir y optimizar objetivos comunes: sólo serán coordinables actividades dependientes de las decisiones de varios sujetos si es posible encontrar finalidad(es) u objetivo(s) comunes en la toma de decisiones de esos sujetos, y si la consideración de las actividades a ordenar se efectúa en referencia a una posible optimización o mejora en el logro de esos objetivos.

·        Percepción de que existe un "problema" o tarea de configuración concreta: los responsables de decisión a nivel de Dirección dentro del sistema, u otros responsables dentro del grupo cuyas decisiones o acciones se considera deben contribuir al logro de objetivos comunes tienen que combinar (eligiendo entre distintas posibles alternativas) dichas decisiones y actividades en una forma adecuada al logro de los objetivos comunes.

·        Presuposición de que existe (al menos en cierto grado) independencia entre objetivos de configuración y medios: se han de considerar los objetivos o metas de la configuración como algo previo (al menos en sentido lógico) a los medios o formas concretas de ordenación de las actividades vistas como medios para la consecución de aquellos objetivos y que, por tanto, también existe una cierta independencia entre las decisiones sobre los objetivos y las decisiones sobre los medios para su logro.

·        Orientación a la creación de valor útil: en el sentido de una racionalidad económica integral (contrapuesta al economicismo que sólo observa magnitudes monetarias) dentro de la cual se diferencian aspectos como utilidad funcional (como cumplimiento de metas en la satisfacción de necesidades, rapidez en la consecución de dichas metas, grado de cumplimiento - calidad en sentido tradicional -, etc.) y utilidad económica (como reducción de consumos innecesarios o costes evitables). Esta orientación, para que la "coordinación" sea plenamente racional deberá implicar la definición de magnitudes o criterios (en lo posible "operacionalizadas") de control de consecución de objetivos.

·        Orientación a optimizar (normalmente optimizando alguna de las magnitudes operacionalizadas implicadas) el logro de consecución de finalidades.

Por otra parte, para precisar el concepto, hay que distinguir también, en referencia al dominio de entidades coordinadas, entre:

·        Coordinación social o de conductas: de "personas", "grupos" o sistemas organizados (como en la coordinación de actividades inter-empresariales);

·        Coordinación de tareas y procesos (que ciertamente son efectuados por las citadas unidades sociales) en cuanto ordenadas a la consecución de fines comunes.

 

2.2 Características de la coordinación

2.2.1Orientación a objetivos comunes:

En el contexto de la organización dispositiva, el problema de la coordinación se plantea en un enfoque asimila al de la decisión sobre la mejor manera de asignar los recursos a distintas tareas y de integrar éstas orientándolas a la consecución de objetivos comunes.

En referencia a dichos objetivos comunes, el campo "material" o de contenidos abarcados por la "coordina­ción" se expresa de formas muy diversas. Los elemen­tos más impor­tantes de la estruc­turación coodinadora son:

- Ajuste mútuo de actividades o procesos,

- sus relaciones a personas y/o cosas,

- referencias a uno o más objetivos bien definidos

- empleo de información que debe ser "comunicada".

2.2.2 Aspectos considerados en la coordinación:

En la lista siguiente se enumeran objetos, causas, modos, direcciones, momen­tos, instrumentos de la coordinación - ante todo según los aspectos tenidos en cuenta por diversos autores):

 

a) En la orientación tradicional de ciencias de la organización :

-- Armonización de actividades de cumplimiento de tareas

-- Armonización de trabajos parciales

-- Armonización de tareas/objetivos de trabajo

-- Armonización de decisiones

-- Armonización de resultados

-- Armonización ex-post (en cuanto posible corrección de disfunciones)

-- Igual dirección en actividades

-- Insertar en una estructura

-- Integrar

-- Controlar

-- Ajustar diversas medidas

-- Organizar

-- Distribución de recursos según rango de preferencias

-- Interacciones sin perturbaciones o roces

-- Sincronización de actividades de input y output

-- Ajuste temporal

-- Orientación a objetivos

-- Unidad de objetivos o fines

-- Ajuste de criterios sobre objetivos

b) En las ciencias de la organización orientadas al comportamiento (corrien­te conductivista, o etológica) el tema es tratado como problema de la Coordinación de conductas.

Es el aspecto más relevante para la corriente "Comportamiento Organizacional" ("Organizationan Behaviour"). En este enfoque, cuando se trata de coordinar comportamientos, se distinguen los elementos:

- un ajuste integrador

- a nivel organizacional, y

- a nivel psicosocial (obedeciendo las leyes y condicionamientos estudiados en la Psicología Social),

- de actores interdependientes,

- en referencia a objetivos bien definidos.

El campo de interés abarca ahí:

-- Guiaje de acciones

-- Enlazar posiciones y roles organizando el trabajo

-- Armonización de relaciones entre agentes

-- Orientación de decisiones

-- Orientación de acciones

-- Integración psico-social de sujetos de decisión

-- Intercambio sin roces entre sujetos de acción

-- Armonización de acciones

 

2.2.3 Dependencia de la Decisión

es decir, el resultado positivo de una actividad decisoria de un sujeto con competencias de decisión, en un sistema en que al menos existan dos sujetos de decisión, dependerá de la decisión de los otros.

2.2.4 Necesidad de coordinación,

es decir, se considera deseable, y mejor que su ausencia, la armonización de las decisiones de los distintos respon­sables.

2.2.5 Optimación,

es decir, se realiza la armonización de decisiones parciales en vistas a la consecución de objetivos definidos para el sistema total.

 

3. Enfoques sobre el planteamiento del problema de la coordinación

La diversidad de enfoques y perspectivas sobre el mismo concepto de coordina­ción, que se manifiesta en las múltiples definiciones del término, se ponen también de relieve en las formas de plantear la problemática. Seleccio­namos algunos de estos planteamientos, pues sirven para delimitar mejor este campo de problemas:

3.1 Enfoque lógico-decisionista:

Según Pareto, en una concepción que hoy se considera base de la ética utilitarista elaborada bajo el paradigma de la "elección racional" que caracteriza el tipo abstracto del "homo oeconomicus", es posible hablar de un óptimo de utilidad social cuando se da una situación en la que un miembro del sistema puede experimentar una mejora sin que ningún otro tenga que sufrir un empeora­miento de su situación.

Desde un horizonte de racionalidad económica - emparentado con el concepto del "óptimo de Pareto"[9] -, Lindblom (1965) [10] definía:

"Un conjunto de decisiones interdependientes está coordinada, cuando se ordenan mutuamente esas decisiones de modo que para cada una de ella, esa armonización, desde la perspectiva de por lo menos de uno de los sujetos de decisión participantes, se considera como mejor que si no existiera ninguna ordenación mutua de esas decisiones".

Esta idea del Lindblom sugiere para la "meta-observación" teórica del concepto práctico del "coordinar", la conveniencia de añadir a la consideración del organizar la dimensión de racionalidad económica. Por tanto, la coordinación no es una mera "ordenación" de actividades, departamentos etc., que podría simplemente ser instrumento, por ejemplo, de intereses de imposición de "dominio" o de expresión de una forma de "poder", sino añade la orientación a metas de eficiencia o de racionalidad económica (un aspecto que no es observable sin la diferencia de los conceptos de organización y de coordinación).

Se plantea el problema del desarrollo de unos principios y reglas para efectuar válidamente (según dichas reglas) la descomposición de problemas más comple­jos en otros de menor complejidad (fase analítica) y luego poder aunar las soluciones parciales (fase de síntesis). El despiece en problemas parciales se realiza para conseguir así una necesaria reducción de comple­jidad que nos permita desarrollar luego mecanismos de dominio de esos problemas de un nivel de "requisite variety" al alcance del sistema procesa­dor (de informaciones).

En este enfoque sólo se considera al responsable de las decisiones de reduc­ción de complejidad en cuanto su "limitación" (en generar requisite variety) puede condicionar a su vez la aplicación del sistema lógico.

Frese[11] define la coordinación como la orientación de las distintas activida­des a un fin superior general dentro de un sistema en que se da división de trabajo.

El grado de realización de dicho objetivo superior dependerá de la estructura de los procesos de ejecución, que a su vez dependen de procesos previos de "decisión". Las medidas de coordinación deberán subordinarse al sistema de decisiones (que en nuestra perspectiva no es otro que el sistema "organiza­ción"). El sentido de la coordinación no es pues otro que el de armonizar DECISIONES.

 

El planteamiento decisionista puede desarrollarse, como se ha mostrado en el tema 14, en la línea abierta por Simon en 1945[12] que, en la línea de Barnard, concibe la organización como una "coalición de individuos" con sus comportamientos personales. Poste­riormente, March y Simon[13] analizan sobre la base de una teoría psicológica, la del estímulo y reacción, los comportamientos en decisiones de producción.

Este enfoque tiene una variante, la más extendida sobre todo en las obras orientadas al desarrollo de instrumentos cuantitativos (de Teoría de Juegos, de Teoría de Teams o de Teoría de la decisión) que intenta matematizar los elementos del proceso. Esta variante "escuela matemática de la teoría del Management" es prácticamente idéntica con la escuela de la "Investigación Operativa" (Operations Research). Los principios de este enfoque se encuentran en Taylor y su alumno Gantt en USA, y en Alemania en K.Andler[14]. El desarrollo de los métodos de programación lineal en los años 40, programación dinámica (1957), técnica de redes (1959) impulsó esta corriente que se caracteriza por su tendencia a cons­truir "modelos" (matemáticos) de todo problema de decisión. Ahí selecciona sólo aquello que pueda ser cuantificado. Desde esos parámetros, el modelo determinista o heurístico busca optimizar el resultado final: p.ej. lote óptimo en un sistema de aprovisionamientos, márgen de cobertura, mínimo plazo de entrega etc. Actualmen­te, estos modelos se elaboran con la ayuda de la informática. La planificación de resultados de un conjunto complejo implica así la toma de determinadas decisiones, p.ej., sobre recursos a asignar a las distintas partes de un conjunto.

Aspectos críticos

El enfoque decisionista-cuantificador tiene el defecto de casi todas las teorías que intentan un modelo reducionista de la realidad buscando más la exactitud de los parámetros del modelo que su adecuación a la realidad descri­ta. Esto se muestra en los siguientes puntos:

·        El estrechamiento del campo considerado (sólo se tienen en cuenta decisiones, no actividades o tareas, y menos aún "procesos") y la simplificación irreal presupuesta en las relaciones a un entorno del que ni se considera su compleji­dad, así como tampoco se cuenta con los efectos de los factores del citado entorno sobre la configu­ración del sistema o su forma de coordinarlo internamen­te.

·        Asimismo se critica un concepto de racionalidad con exigencias utópicas tanto en lo que concierne a la información (que, como en la teoría económica general se suele presuponer "perfecta"), sobre las alternativas de decisión de los sujetos decisorios, así como también en referencia a la limitación de los factores relevantes para una decisión racional (excluyen el mundo valoral etc. que viene implicado p.ejem­plo, en la "cultura de empre­sa").

Por tanto, estos instrumentos matemáticos deben considerarse sólo como "Instru­mentos" a emplear en un contexto más completo y más adecuado a la complejidad del sistema.

 

3.2 Enfoque según comportamientos:

Se centra el problema en los comportamientos individuales o grupales orienta­dos a la cooperación en la actividad de análisis y síntesis de los problemas que debe resolver un sistema organizado.

En la historia de las ideas sobre organización, fue Chester I. Barnard[15] el primer autor de renombre que concibe la organización como "sistema de coopera­ción" nacido de las voluntades individuales que quieren armonizar sus decisio­nes. Una organización "formal" es una manera de cooperación consciente y orientada al logro de objetivos comunes. Barnard une así la tarea común (objetivo de la cooperación) con los deseos, fines, motivos individuales, es decir, introduce el "factor humano" como elemento clave en la organización.

A partir de este enfoque es posible distinguir dos direcciones principales de desarrollo de estas ideas:

1)      La que se orienta a interpretar y analizar esos procesos de coordinación como procesos políticos de ejercicio de influjo o poder;

2)      La que tiene como meta investigar la capacidad de coordinación en meca­nismos institucionales en forma de estructuras alternativas (enfoque que se recoge en múltiples estudios empíricos de planifica­ción).

En conjunto, en este enfoque sí se tienen en cuenta los factores olvidados por el enfoque decisionista-cuantificador, y en concreto se abre a las dimensiones "sistémicas" atendiendo no sólo a los elementos del sistema social y emocional interno, sino también a los factores culturales, sociales etc. del entorno.

El problema de la coordinación de decisiones es considerado aquí como pertene­ciente al tipo de problemas "mal-estructurados", con términos o parámetros no claramente definibles en referencia al sujeto de decisión, es decir, como problema cargado de compleji­dad.

Para Barnard[16], se coordinan "acciones", no personas. En continuídad con la definicion de M.Weber, Barnard considera esas acciones como referidas unas aotras (referencia mútua que debe ser el objeto de la coordinación). Pero, en lugar de concebir la coordinación como una actividad configuradora que sería posible "optimizar" (consiguiendo resultados medibles cuantitativa­mente) de acuerdo a modelos de índole matemática, se la concibe como proceso sistémico humano-social (Barnard emplea ya los conceptos sistémicos de T. Parsons), en el que lo esencial es la forma y modo de armoni­zación de distintos sistemas autónomos individuales (auto-poiéticos), con capacidades muy diversas de afrontar y reducir complejidad.

En esta concepción la organización es una cuasi-coalición de propietarios de capital, trabajadores, institutos de financiación, proveedores y clientes[17]. Esto implica una "esencial" relación del sistema organizado a su entorno, un aspecto muy olvidado en otras obras.

3.3 Concepto de la "teoría económica de la empresa" sobre la Coordinación

Kosiol (1962)[18] definía la coordinación como el principio de orden (de esfuerzos y actividades) en la empresa, como el medio de configurar ese sistema. Se caracteri­zaría, según él, por los principios de DIVISION y UNION o Integración (fases analítica y de síntesis) que se manifiestan en la división e integra­ción, en la descentralización y centrali­za­ción de tareas. Existe así una ley estructural de forma­ción sintética, unificadora apoyada en la previa división, analíti­ca, de tareas globales en tareas parciales.

Bleicher (1981)[19], siguiendo a Kosiol, iguala coordinación e integración y toma como con­cepto superior el de "armonización" presuponiendo una previa diferen­cia­ción y división. Grochla y Schein igualan coordinación y organización.

Kirsch introduce la dimensión valorativa. Hace notar que las afirmaciones sobre coordinación implican una afirmación fáctica y otra valoral (el que decide para fomentar la coordinación hace una cosa "deseable").

En un sentido muy amplio del término 'coordinación' se le emplea como sinónimo del de 'organización'. Es decir, coordinación designaría la totalidad de las medidas de regulación organizativa. De hecho sigue siendo más que nebulosa la distinción entre ambos conceptos. División de Trabajo (según tareas) y su Coordinación son considerados como los elementos básicos de la organización-dispositiva, sobre todo en lo que concierne a la configura­ción de estructuras organizacionales. La estructura organizativa de un sistema se toma entonces como expresión de la combinación de tales medidas de regulación del sistema.

En un sentido más preciso, 'coordinación' se emplea, a veces en sinonimia con los términos de 'integración' y de 'ordenación de tareas', para designar un "princi­pio" organizacional, o para designar el concepto superior y más amplio en referen­cia a la estructura organizativa. Así es como Ch.Barnard concebía la organización como "sistema de actividades personales o fuerzas coordinadasconscientemente". Coordinación sería el principio superior de ordenación organi­zativa de todo sistema, y todos los otros principios se la subordina­rían.

Con mayor exactitud y delimitación del concepto, se considera coordi­nación en el contexto de la problemática de la estructuración de TAREAS. En este horizonte organizacional, las dificultades de armonización de tareas resultan ante todo por la especialización y división del trabajo en tareas muy parciales que deben asignarse a distintos sujetos. Coordinación es así el complemento a la División del Trabajo, es el contrapeso necesario a dicha parcelación de las actividades, que de no armonizarse entre ellas darían por resultado un estado de desorden o entropía creciente en el sistema.

La Coordinación es así comprendida (en sentido prescriptivo-normativo) como PRINCIPIO para la con­figura­ción reductora de compleji­dad en el sistema, que manifiesta los siguientes rasgos:

-         En la dimensión de "organización estructural": Deben delimitarse las tareas parciales y agruparse en distintos grados de integración: unida­des de trabajo, secciones, departamentos etc. hasta llegar a divisiones de empresa o Unidades Estratégicas de Negocio. Campos estratégicos de Negocio - o a los ahora llamados "procesos de negocio".

-         En la dimensión de "organización de procesos" (dimensión dinámica y temporal): deben concertarse las distintas actividades de cumplimiento de tareas a lo largo del tiempo en orden a la mejor consecución de los objetivos del sistema.

Esto supone una delimitación aún más precisa del concepto de coordinación en cuanto armonización o concertación de zonas de tareas interdependientes en el marco de un conjunto estructurado en orden a la mejor consecución de determi­nados objetivos. Evidentemente, tal estructuración se orienta a que el conjunto contribuya a la creación de valor (y éste, en la empresa, primariamente es el creado para el cliente en respuesta a sus necesidades y problemas). Coordinar es la forma concreta de implementar el principio de "creación de valor".

Para que se aplique este principio de coordinación a un sistema, deben cumplir­se estas condiciones:

(1)   Existe un conjunto de sujetos decisorios (por lo menos dos), entre cuyas decisiones hay interdependencia, en la medida en que un resultado conse­guido por una decisión del conjunto depende también de las medidas tomadas por el otro (Interdependencia). Los responsables de decisión deben ser conscientes de esta interdependen­cia.

(2)   Por esta razón, algunos (p.ej. la dirección de la organización o de un sector etc.) desearán que se llegue a ajustar mutuamente las decisiones de los elementos del sistema (Tarea organizativa propiamente dicha: configuración del sistema).

(3)   Dicho ajuste se realiza para lograr uno o más objetivos superiores a los de los miembros del sistema (Problema de la optimación de los objetivos superio­res).

(4)   Se parte de que los objetivos están previamente dados, con independen­cia a las decisiones sobre medios para conseguirlos - que a su vez se deduci­rán de los objetivos (Independencia de decisiones sobre objetivos y medios).

(5)   Que puedan elaborarse, por lo menos para cada objetivo aislado, crite­rios de medida del grado de consecución (Definición bien definida de escalas de utilidad).

(6)   Finalmente, deben preferirse aquellas alternativas, o conjuntos de medidas mutuamente ajustadas, que conduzcan a un mayor grado de consecución de objetivos (Principio de optimación).

(7)   Los procesos de establecimiento de objetivos en los órganos decisorios interrelacionados - en procesos de comunicación y negociación sobre el logro de objetivos y cumplimiento de intereses paraciales - deben ordenar­se a una concepción superior sobre objetivos (Jerarquización de objetivos superio­res y subordinados).

Aquí hay que notar que todos estos puntos no justifican en modo alguno la usual presunción de que la coordinación exiga estructuras de jerarquía de poder. Sólo se trata de jerarquizar a nivel "lógico" (por así decirlo) objetivos primarios, secundarios o medios e instrumentos. Existen múltiples formas para lograr que la cooptación de decisiones orientadas a los objetivos del proceso total sean realizables. Evidentemente, en rapidez y en casos de urgencia, puede ser necesario incluso recurrir a una coordinación por autoridad (confiada a un responsable al que se considera capaz de hacer frente a situaciones de "estrés" organizacional).

(8)   La organización planificada de tareas y roles se realiza por medio de interac­ciones concretas que surgen dentro de una integración social de los elementos decisorios (Integración social). Esta integración no tiene por que ser únicamente la típica de la jerarquía de poder del modelo burocrático (heredado de un sistema político nacido en el Absolutismo Ilustrado).

Los autores de la concepción instrumental de la organización resumen su defini­ción "descrip­ti­va" así:

Coordinación es una actividad empresarial consciente, orientada a los objetivos de la empresa y planificada, en que se conciertan, armo­ni­zan y con­ducen activi­dades aisladas, tareas regulares y decisiones descen­tra­lizadas, generales o no, de unidades organizativas del mismo o distin­to ni­vel, en orden al logro de los objetivos superiores de la empresa, me­diante el empleo de distintos instrumentos estructurales, tec­nocráti­cos y persona­les.

 

4. Causas y factores esenciales de complejidad y de necesi­dad de coordinación

Las causas de la complejidad interna de un sistema social organizado son realida­des organizacionales - fenómenos particulares o procesos - surgidos en la misma dinámica en que el sistema autodefine sus límites frente a un entor­no más comple­jo. La coordinación, en cuanto ajuste mútuo en relación a la con­secución de ob­jetivos no es sino una forma de reducir complejidad en las interacciones internas, y por tanto, las necesidades de coordinación estarán en correlación al nivel de complejidad interna. Una mayor Complejidad del sistema exige:

- mayor especialización y profesionalización;

- mayor programación, planificación, formalización;

- mayor diferenciación de funciones y roles personales;

- mayor número de niveles jerárquicos;

- mayor delegación de decisiones.

Es decir, ciertas estrategias de reducción de complejidad, como la misma división del trabajo que especializa ciertas áreas en solución de zonas de problemas, generen a su vez nuevas manifestaciones de complejidad.

Se comprende aquí como 'causa' un estado real que produce, con una cierta necesidad relativa, otro estado (efecto). Las causas más importantes de com­ple­jidad interna son:

 

4.1 Diferenciación interna:

en cuanto reparto de tareas, informaciones y poder (debida a su vez al mayor grado de complejidad y selectividad impuesta por la misma creciente división del trabajo en la empresa). Dicha división del trabajo va unida a la especialización: El nivel de ESPECIALIZA­CION es un factor muy relevante para la determinación de actividades a coordinar. Al aumentar el nivel de diferenciación, aumentan también las INTERDEPEN­DEN­CIAS entre los sujetos de funciones, y también el grado de coordinación precisa.

También son causas de coordinación las Interdependencias organizacionales estructurales:

 

4.2 Interdependencias:

Mancomunadas (pooled interdependence): la relación entre subsistemas se apoya en la utilización común de recursos escasos (p.ej. servicios) o en la limitación común (p.ej. de presupuesto).

Interdependencias secuenciales: El output de un subsistema es input de otro.

Interdependencias recíprocas: relaciones directas input-output entre subsistemas.

 

El nivel de dependencia va aumentando según niveles descendentes.

4.3 Tamaño, dimensión de la organi­zación

El número de colaboradores, facturación o produc­ción, medios inverti­dos etc., son factores que normalmente condicionan el nivel de com­ple­ji­dad y de selectividad del sistema.

NB. En un estudio de Blau/Schoenherr (1966)[20] se muestra el influjo de la di­mensión de la empresa sobre la estructura organizacional. Sus hipótesis de trabajo:

-         A mayor dimensión, mayor complejidad por mayor diferenciación y número de niveles jerárquicos.

-         Esto exige indirectamente mayor esfuerzo de racionalización para reducir el número de puestos de dirección y staff, así como para estandarizar por reglamentaciones.

-         En su efecto total, el efecto indirecto de racionalización supera a los efectos directos de incremento de complejidad.

El estudio de 53 oficinas de trabajo dio por resultado:

-         Se confirma la primera hipótesis, número de niveles, de departamentos, y creciente especialización.

-         También se constata el efecto de racionalización para reducir complejidad en disminución de número de puestos directivos y de ejecución, así como en la estandarización. Con ello se reducen costes de coordinación.

-         No puede confirmarse significativamente la tercera hipótesis de que la raciona­lización reduzca tanta complejidad como se ha generado al diferen­ciar interna­mente por aumento de dimensión (Blau/Schoenherr 1971)[21].

4.4 Estructura de la organización:

Ante todo en la forma "funcional", es otra causa que incrementa la complejidad interna, pues selecciona sólo ciertos tipos de relaciones internas (que regula y estabiliza en sus sub­sistemas) pero deja fuera otras muchas relaciones, aparte de que los sub­sistemas siguen siendo entornos complejos unos para otros. La estructura matricial mantiene además mayor complejidad interna.

4.5 Tecnología

La estructura depende a su vez del tipo de TECNOLOGIA tanto en las técni­cas de producción de prestaciones (objetos o servicios) como en el dominio social (sistemas socio-técnicos). Según la tecnología seleccionada surgi­rán nuevos ámbitos de complejidad, sobre todo en cuanto que la técnica es un "entorno" muy dinámico que puede suponer un desafío a la capacidad del subsistema humano ­al enfrentarle con exigencias no sólo de solución de problemas estrictamente técnicos, sino también por implicar influjos y riesgos sobre el subsistema humano.

4.6 Delegación

Es otra causa de complejidad que exige coordinación: delega­ción entendida como transferencia de tareas, competencias y responsabili­da­des desde un nivel jerárquico superior a otro inferior. Esto crea nuevas zonas de problemas, nuevas incertidumbres pues las medidas de delegación crean o institucionalizan márgenes de juego libre para decisiones y acti­vida­des en un nivel jerárquico inferior - sin excluir el riesgo de conduc­ta disfuncionales o no óptimos, o tendencias independentistas en algunas unidades.

 

4.7 Condiciones situacionales, Entorno:

Aumentan la comple­ji­dad al incrementar la variabilidad e imprevisibilidad de los factores con que debe contar el sistema.

4.8 Cultura organizacional

Entendida como "variable" entre otros factores, no como "metáfora" (ver Alvesson) constituye otro factor decisivo en la determinación de formas y de intensidad de relaciones internas, y por tanto de complejidad. Aunque parezca ilógico existe mayor complejidad en las relaciones internas de un sistema basado en una cultura autoritaria con estructuras de comuni­cación centralizada, pues este sistema "super-selecciona" (por la misma limitación en la capacidad de proceso de tal sistema) sólo muy concretos aspectos y deja al azar otros muchos aspectos (la llamada "organización informal" - o los aspectos del "clima organizacional").

5. Los instrumentos de la coordinación

Se distinguen dos tipos básicos de medidas de coordinación:

a)      Medidas para "reducir las necesidades" de coordinación

b)      Medidas para "coordinar" (pueden ser, apoyadas en la "jerarquía" o de otro orden).

 

5.1 Medidas de reducción de necesidades de coordinación

En este primer grupo se trata de estrategias que previenen el que surjan los mismos problemas de coordinación. Son los llamados mecanismos de des-acoplamiento ("decoupling devices": Emery 1969).

a)      En primer lugar se trata de desglosar el sistema a coordinar en subsistemas. Aquí se parte de que todo sistema con cierto nivel de complejidad interna tiende a articularse en subsistemas (departamentos, secciones etc.) en que hay un menor grado de complejidad interna, es decir, ámbitos de menor nivel de problematicidad, en concreto por restringir las posibles relaciones entre partes por mera disminución de éstas. El recurso a una articulación en forma de pirámide jerárquica reduce ciertamente los niveles de complejidad en el interior de las partes. Es la forma tradicionalmente elegida en la llamada organización funcional o en la divisional: es decir, en la constitución de zonas con tareas similares, o que tratan de objetos (productos) también similares.

b)      En segundo lugar, y atendiendo a los problemas de coordinar flujos de procesos, se insertan áreas de holgura (colchones, "slack" organizacional) que permiten cierto desacoplamiento entre dichos flujos: podrán por tanto desarrollarse a distinto ritmo, y sin embargo será posible relacionarlos (con un decalaje temporal y espacial). Es lo que se consigue introduciendo almacenes intermedios entre las fases de un proceso de producción.

c)      También puede recurrirse a "flexibilizar" los mismos procesos a coordinar. Esta es la estrategia preferida en las modernas técnicas de dirección y control de la fabricación y montaje. Para lograrlo se han desarrollado múltiples técnicas parciales (células de fabricación flexible y similares) al mismo tiempo que la organización del trabajo humano pasa desde la rigidez de la articulación en departamentos y puestos a la elasticidad de "grupos autónomos" (en que a su vez, los empleados deben poseer cierta polivalencia en su cualificación para asumir tareas de otros, momentánea o temporalmente imposibilitados para desarrollarlas).

 

5.2 Medidas de coordinación sobre la complejidad no reducible

 

Al considerar los posibles medios o instrumentos de coordinación podemos distinguirlos según se orienten más a lo:

a) Estructural: orientados indirectamente a la estructura, es decir, al nivel de superficie del sistema, actuando tecnocráticamente (jerarquía, planifica­ción, principios o normas de dirección). Los miembros del sis­tema experi­mentan las decisiones de coordinación a través de medios de comunica­ción vinculantes, pero de carácter abstracto, formal, no identi­ficable directa­mente en su origen humano.

b) Personal: instrumentos orientados directamente a personas e interaccio­nes (p.ej. instrucciones personales, meetings, equipos). Presupone una comunica­ción directa personal entre los socios de la interacción. Los miembros de la organización afectados experimentan el proceso de coordi­nación como evento social, en que están implicados además poder, con­flictos etc.

Es claro que tal distinción es insuficiente, pues habría que considerar tam­bién otros posibles criterios de distinción:

-         instrumentos jerárquicos - no jerárquicos

-         coordinación exterior - autocoordinación

-         intervenciones improvisadas o planificadas

-         formalización y estandarización - espontaneídad, autoconfiguración indi­vi­dual

-         regulación por normas, prescripciones etc. o indoctrinación - regulación basada en la cul­tura de empresa, filosofía de la organización

-         regulación basada en cálculos económicos (precios internos) - regulación basada en factores socio-psicológicos (cooperación)

-         coordinación por equipos o grupos, como: colegios, gremios, comisiones, comités, meetings, conferencias, grupos de proyectos etc.

-         coordina­ción de actividades individuales (Management by Objecti­ves, etc.)

En una selección restrictiva de complejidad al tratar esta compleja temáti­ca elegiremos tres tipos básicos de cu­brimiento de necesidades de coordina­ción:

a)      Jerarquía

b) Medidas de configuración estructural en que se ordenan tareas a puestos de tal forma que en ellos pueda un res­ponsable coordinar a un determina­do grupo de sujetos de tareas, o por medidas je­rár­quicas perso­nales (órdenes, instrucciones vinculantes)

b)      Programas / Planes"

c)      Auto-Regulación"

(ver pto. 8) generales que sirven para canalizar los necesarios flujos de comunicación entre puestos a distintos o al mismo nivel.

* REDES:

Reintroducción de la diferencia mercado-empresa en los Híbridos

Existen además "estrategias no-ortodoxas" de coordinación ( ) y, aunque la problemática de este punto desborde el marco de esta exposición, el recurso a los MECANISMOS DE MERCADO: precios internos para ren­dimien­tos entre dis­tintas unidades (sistema divisional), adjudica­ción de medios de inversión con exi­gencias de mayores rendimientos (sistemas de Budget). Estos mecanis­mos de mercado debe planificarse de forma que los objetivos parcia­les res­pon­dan a, y queden coordinados con los del conjunto. En la forma de ponerse en práctica estos mecanismos, sobre todo por precios internos, es necesario recurrir de todas formas al uso de los otros instrumentos: programas, jerar­quización o autonomización de subsistemas. Hoy por hoy sería utópico dejar a la libre negociación interna todo el flujo interno entre los subsistemas de una empre­sa, necesitaría un esfuerzo enorme y reduciría su capacidad de reacción.

Antes de estudiar estos puntos es necesario elaborar unas ideas previas que enmarcarán en el enfoque sistémico elegido el tratamiento de dichos instru­mentos.

 

5.3 La "generalización" como estrategia base de reducción de complejidad en sistemas sociales

Se trata aquí de una dimensión complementaria y en algún modo con­traria a la psicológico-social y psicoló­gico-individual (a tratar en el punto 8).

En las relaciones entre subsistemas o sistemas sociales, una de las formas de reducción de mútua complejidad o contingencia es la que se lleva a cabo por una estrategia que denominaremos "generali­zación", que estabiliza expec­tativas (es­tandarización, o normalización del horizonte de posibilidades atribuídas al otro sistema). Dado que el incremento de dife­ren­ciación inter­na eleva tam­bién el nivel de inter­de­pen­dencia de las decisiones de los sub­sistemas, y por tanto, también deberá incrementarse el de las activida­des organizaciona­les (directamente orienta­das a la reducción de complejidad). En esta reduc­ción de complejidad, las decisio­nes organizacio­nales recurrirán al medio de la "generalización"[22].

Las posibilidades de concretar en la descripción a priori de situacio­nes de conduc­ta de otro sistema disminuyen con su nivel de complejidad por diferen­cia­ción - es más fácil reaccionar adecuadamente ante algo simple que ante algo complejo. Si se renuncia a una captación detallada del otro, reduciendo la concreción, en abs­trac­ción selectiva o "generalizadora" - captando menor dife­ren­ciación de los ele­mentos internos o situacionales etc. - se puede lo­grar una esta­bili­zación y delimitación del campo abarcado y conse­cuentemente también de las reacciones del propio sistema ante el otro. Esta es la estra­tegia empleada en sistemas individuales psicológicos para estabi­lizar reac­ciones emocionales, conductas de interacción. En su extremo, estas generali­zaciones constituyen "pre-juicios". En todo caso, las generalizacio­nes de expectativas reducen márgenes de inseguridad, de incertidum­bre.

Según Luhmann, en un sistema no muy diferenciado, como en los grupos donde existe comunicación directa, la formalización de expectativas ante los com­porta­mientos de otros define los roles de los miem­bros del sistema emplea ese tipo de "gene­ralizaciones". Así se fijan cier­tas condi­cio­nes generales del compor­tamien­to en sistemas sociales y se defi­nen necesi­dades de acomoda­ción según roles sociales, que a su vez codetermi­nan la orienta­ción global al sistema gene­ral.

Al aumentar la diferenciación interna no es posible ya valorar ni tener en cuenta todas las posibles relaciones entre todas las personas, ni derivar de ahí las adecuadas expectativas de comportamiento. Junto a esas relacio­nes internas coexisten las establecidas a entidades más lejanas que también influyen en ellas: la com­pleji­dad aumenta y es preciso seleccionar. El sis­tema no puede dominarse ya con la intuición y al nivel cotidiano de improvi­sación y reacciones espontá­neas. El sistema desarrolla entonces reducción y selecti­vidad para lograr conden­sar, concentrar en pocos focos de relevancia los elementos o informacio­nes básica para el autocon­trol del sistema. Por así decirlo destila, desde las múltiples informaciones concretas, ecuaciones muy abstrac­tas de concen­trados de viven­cias y expectati­vas (ante posibles conductas o decisiones de otros). Tal generali­za­ción y abs­trac­ción posi­bili­ta lle­gar a ins­trucc­iones uti­liza­bles en las situaciones más diver­sas.

Como ejemplos de estas abstracciones-generalizaciones en referencia a las decisio­nes organizativas (encaminadas a reducir complejidad para permitir decisiones traducibles luego a acciones) se encuentran las referentes a:

Puestos de trabajo, cargos, competencias, responsabilidades, comunicación, reglas de decisión etc.

En tales generalizaciones empleadas en "decisiones-organizativas" se llega a simplifica­ciones con carácter institu­cional de situa­ciones en las que se determi­nan, legiti­man y delimitan campos de acción li­bre, libertades, zonas de indi­fe­rencia o neutralidad etc. Es decir, se elaboran "estructuras orga­nizativas" estabilizadas con relaciones entre centros de decisión, tal como se visibilizan en un organigrama o se formulan en "descripciones de puestos de trabajo".

Dada la "inter-penetración" (empleo mútuo de complejidad de un sistema en otro) entre sistema social[23] y sistemas individuales, la reducción interna de com­pleji­dad en un sistema social implica llegar a un "contrato psicológi­co": armoni­zación mútua de orga­niza­cion e individuo (de sus distintos inte­reses y horizon­tes o entornos).

 

5.4 NORMAS:

Una forma de generalización de expectativas que va más allá de la mera defi­nición de roles estables es la que postula "normatividad" en lo esperado: De las muchas posibilidades de conducta se eligen algunas a las que se atribuye el "tener que suceder" de tal o tal forma.

Debe distinguirse entre normas de conducta explícitas e implícitas. En las explíci­tas debe conocerse totalmente la situación en que pretenden tener validez, de forma que existe una prescripción sobre la conducta a seguir en cada even­tualidad.

Además debe notarse que un responsable vinculado exclusivamente a tales normas externas, no toma sus decisiones orientándose de forma racional a un fin, sino según funciones decisorias reglamentadas. Sólo cuando las normasexplícitas no bastan en todas las situaciones posibles, queda un mayor mar­gen de acción para las decisiones.

En las normas implícitas no existen reglas previas, se deriva todo del fin a conseguir.

En la organización es esencial que se den ambos tipos de normas. La posibi­lidad de coordi­nar agentes interdependentes se eleva en la medida en que se configuran tales normas implícitas o explícitas.

Una forma muy difundida de normas para la conducta son los Principios de Direc­ción, Directrices, Filosofías de Empresa etc. Tienen como objetivo unificar conduc­tas, o facilitar la orientación de conductas según las ins­truc­ciones de la Dirección. Pero dichas formulaciones ocultan a veces inde­termi­naciones, vague­da­des. Se quedan en expresiones inverificables. De todas formas puede ser útil la mirada hacia arriba, puede ayudar a formar un espí­ritu "de coro" en que todos cooperen.

La inseguridad al dominar y guiar la marcha de un sistema complejo plantea un problema ante las alternativas disponibles para lograr reducirla. En los sistemas complejos y con mayor nivel de selectividad se intenta esta reduc­ción de insegu­ridad, que afecta evidentemente a la unión de las partes, es decir, a la necesidad de coordinación, recurriendo a los llamados Medios complementa­rios de comunica­ción: poder, dinero, confianza, etc.

Las normas explícitas, la reglamentación de competencias etc. no son sino una forma de generalizar que emplea el medio Poder.

NB.: Funcion de la norma en un sistema "organizado"

Es una de las posibilidades consideradas para lograr "coordinación", ajuste mútuo de subsistemas[24]. En primer lugar se menciona la coordinación por "normas implícitas" de conducta, es decir: a partir de ciertos imperativos generales, que funcionan como "fines" de la acción, pero que dejan abierto al sujeto el modo de realizarlos.

En segundo lugar se sitúan las "normas explícitas" o reglamentaciones generales promulgadas, con instrucciones concretas sobre la forma de conseguir objetivos, y que son "funcionalmente equivalentes" con los "programas" para la acción.

Pero el papel de la "norma" en sistemas organizados, y respecto a la coor­dinación, es más que discutible. Así es como, en contra de las tesis de Durkheim y de Parsons, Luhmann[25] no cree que las normas sean el último factor de posibilidad de orden (de neg-entropía) en un sistema social. Pero esto no significa que pueda existir una vida social sin normas: es un hecho empírico innegable que todo sistema social produce y se atiene a ciertas normas. En todo sistema, en cuanto autopoiético, se da una auto-referencia en la que se necesita "generalizar" en unidades de sentido global las muchas referencias al entorno, sobre todo en cuanto el sistema desarrolla expecta­tivas que pueden quedar defraudadas y en las que no sólo existe la dimen­sión cognitiva sobre su conteni­do, sino también frecuente­mente la dimen­sión de esperar "que deba ser así", es decir, la dimensión normativa.

 

Actualmente, en el marco de los estudios sobre la "Cultura de la Organización", existela tendencia a emplear esta magnitud, demasiado indiferenciada como para que pueda considerársela como instrumento práctico, como un campo donde podría encontrarse una dinamización de los potenciales estratégicos de un sistema ante el entorno (y, sobre todo, ante la competencia). Sin embargo, el empleo de medios para modificar o encauzar instrumentalmente la "cultura" de un sistema hacia la consecución de determinados objetivos, presupone en parte la organización de dicho sistema. Es cierto, que una "cultura" podrá repercutir en la misma forma organizativa, p.ejemplo, en el caso de una cultura participati­va sería incongruente una forma de coordinación jerarquizada piramidalmente. El tema deberá tratarse en el contexto de la importancia de los grupos sociales para la organización.

 

5.5 Coordinación / Integración mediante "Jerarquización"

5.5.1 Métodos y elementos de la coordinación por jerarquización

El método clásico de lograr integración (y también control) en un sistema organiza­do es el de jerarquizar las decisiones: es decir, las decisio­nes del subordinado se hacen depender de las decisiones de su jefe.

Esta jerarquización puede realizarse, en máxima reducción de complejidad, por estabilización en las mismas estructuras que definen los posibles canales de comunicación de decisiones.

En la jerarquización de decisiones estructural se distinguen los siguien­tes elementos:

* Canales de comunicación de decisiones. Y aquí hay dos bloques de posibili­dades:

- Unilineal: Se establece una única fuente de decisiones prioritarias para las decisiones derivadas. Se sigue el principio de la unidad de origen de comuni­ca­ciones vinculantes ("one man, one boss"). Pero al mismo tiempo, la fuente de decisiones prioritarias puede dirigir a varios puestos subordinados.

- Plurilineal: Se configura sobre el principio de la especialización en tareas de dirección. Un mismo puesto puede así recibir órdenes de varios jefes (sistema matricial, p.ej.). Ya Taylor había formulado esta posibilidad en el sistema de maestros de taller al separar funciones de planificación, de configuración del trabajo y de su control, y referirlas todas ellas a las funciones de ejecución reservadas al obrero. En las funciones del jefe o maestro en taller distinguía, p.ej., maestro en velocidad de operaciones, maestro en mantenimiento, maestro en reparto de tareas etc.

La reducción de autoridad implicada en este sistema impidió su total acepta­ción hasta que la creciente complejidad de la empresa ha obligado a retomar­lo.

* Niveles jerárquicos: Las decisiones se ordenan escalonadamente en niveles de subordinación, para los que el superior siempre supone una premisa de las decisiones que se tomen en el inferior.

La discusión sobre este punto se ha centrado en el llamado "abanico de control" ("span of management")[26], término bajo el que se entiende el número máximo de personas que se considera puede controlar un puesto directivo. En una mentalidad autoritaria (con fuerte escepticismo sobre las capacidades del indivi­duo y su disposición, aparte de no valorar la dimensión de autode­sarrollo y autopoiesis humana) se creía que el jefe debía realizar casi todo el esfuerzo mental de planificación, organización del trabajo etc. y que por tanto había que mantener muy reducido dicho abanico de control. La cifra recomendada solía oscilar entre los 3 y 10 colaboradores por mando interme­dio o jefe directo.

Dentro de esta concepción, se llega incluso a calcular el número óptimo de un abanico de control a partir de los tipos de relaciones entre jefes y subordinados (Graicunas):

- relaciones directas jefe-subordinado

- relaciones jefe-grupos subordinados

- relaciones mútuas entre subordinados que exigen supervisión del jefe[27].

La dificultad práctica de este intento de solución proviene de la dimensión combinatoria alcanzada: ya para 10 empleados se alcanzan cifras gigantes de posibles relaciones.

Un abanico de control reducido obliga a incrementar el número de niveles jerár­quicos, y eso, según muestra la experiencia, alarga los caminos de comunica­ción, ralentiza y distorsiona las informaciones y resta flexibilidad a la organiza­ción. Las empresas japonesas más eficientes poseen casi la mitad de niveles jerárquicos que las occidentales. En cambio, las organiza­ciones de la Administra­ción Pública detentan los records en niveles jerár­quicos, y en lentitud e inefi­ciencia.

* Intensidad en la comunicación de decisiones: Designa la relación entre puestos directivos y subordinados. En contra del prejuicio de que un aumento en la dimensión de las organizaciones hace crecer desproporcional­mente el número de niveles jerárquicos y la intensidad en relaciones entre puestos directivos y subordinados, Blau (1962)[28] muestra en su teoría de la diferen­ciación organizacional lo infundado de tales ideas.

Por un lado, la creciente dimensión del sistema conduce a una mayor especializa­ción y división del trabajo, que obliga a crear nuevos puestos de dirección o de staff. Pero por otro lado, ese mismo dimensionamiento permite organizar grupos de puestos similares (puestos de trabajo o departamentos) con gran homogeneídad de tareas, y eso posibilita a un único puesto directivo la super­visión de un gran número de puestos subordinados. El mejor ejemplo de este aplastamiento de la pirámide jerárquica se dio en la India colonial, donde el virrey británico contro­laba con gran eficiencia y ahorro de organismos burocrá­ticos varios centenares de gobernadores distribuídos por las provincias del subcontinente.

 

5.5.2 Formas más comunes de estructuración jerárquica (de pues­tos)

5.5.3 Organización funcional (línea-staff):

Características básicas:

A partir de un nivel superior en que se agrupan las actividades de "direc­ción" sobre todo el conjunto, se agrupan puestos atendiendo a que sus "actividades" (contrapues­tas a los objetos sobre que se trabaja, p.ej. un producto) poseean rasgos similares.

La empresa queda así subdividida en un primer nivel de áreas parciales, p.ej.: compras, fabricación, control de calidad, finanzas, personal, distribu­ción etc.

Estas áreas (que podrían denominarse, p.ej., "departamentos") pueden subdivi­dir­se a su vez según el principio de articulación por "actividades" (p.ej., en fabrica­ción: talleres mecánicos, de montaje, de tratamientos superficiales etc.), o según la articulación por "objetos" (p.ej.: sección de fabricación de motores, de carro­cerías, de instalaciones eléctricas etc.).

Se emplea sólo el sistema "unilineal": cada puesto sólo recibe órdenes o instruc­ciones desde un puesto superior.

Normalmente existen puestos-staff sin responsabilidad de mando sobre activi­dades u objetos en proceso, pero si con capacidad de dictar instruc­ciones, directrices sobre procedimientos etc.

En la organización funcional, la articulación organizativa se realiza en referencia a grupos de tareas similares (ver figura siguiente):

 

 

 

Razones para elegir este tipo de coordinación jerárquica

La razón básica para la elección de este tipo de organización es lograr una mayor "especialización" en distintos tipos de actividades (generalmente, incluso condicio­nada por la cualificación previa del personal).

Además se busca una clara regulación de las relaciones de subordinación, asigna­ción de competencias y responsabilidades y transparencia en los flujos de comuni­cación unilineales.

Dificultades y problemas:

La "departamentalización" crea problemas de comunicación horizontal,

la "especialización" dificulta el tratamiento de problemas complejos en que se precisa trabajo inter-disciplinar e inter-departamental.

Al centrarse en actividades y no en objetos, los departamentos de orden inmedia­tamente subordinados a la Dirección pierden capacidad de adaptación a las necesi­dades de los programas de productos o servicios, es decir, caen en rigidez y les falta flexibilidad.

La estricta separación entre Línea y Staff produce tensiones y conflictos "disfun­cionales" .

Marco de aplicación:

A pesar de sus inherentes deficiencias, este tipo de organización puede aplicarse en trabajos que emplean tecnologías estables (sin dinámica de cambio en procedi­mientos, o en relaciones a otros: subcontratantes etc.), o donde el entorno es también muy estable.

5.5.4 Coordinación por agrupación "divisional"

En esta forma de organización, bajo la dirección superior se agrupan puestos según áreas relativamente autónomas (áreas de negocios, divisio­nes).

La articula­ción y agrupación de puestos en dichas áreas se realiza según el principio de la organización por "objetos", sobre todo, productos o programas de productos, pero a veces también según áreas geográficas, o según procedi­mientos de fabricación (química, bioquímica etc.).

El siguiente nivel de agrupación de puestos se suele efectuar atendiendo a "actividades" (es decir, bajo el primer nivel divisional se vuelve a emplear una organización funcional).

En cada una de dichas áreas, los asuntos corrientes son conducidos por un jefe o Manager de División, que asume competencias y responsabilidades sobre su área. En general dichas áreas poseen casi todas las funciones típicas de una empresa: compras, fabricación, distribución etc.

El órgano superior puede limitarse a la supervisión y coordinación de la actividad de las distintas áreas, y concentrarse en la planificación estratégi­ca del conjunto, en la elaboración de "políticas" (de personal, innovación etc.). En estas tareas, la Dirección se apoya en departamentos staff (de Investigación y Desarrollo, de Recursos Humanos, Financiación, etc.).

 

Razones para establecer coordinación jerárquica divisional:

Se reduce la complejidad derivada de líneas de producto, y de áreas geográficas de distribución muy variadas al dividir la empresa total en cuasi-empresas especia­lizadas en ciertos objetos, o en dominios de comercia­lización.

Se concentran los esfuerzos y capacidades en zonas más restringidas de proble­mas tecnológicos, o de dominios con problemas similares de mercado.

Se facilita a los órganos superiores de dirección la supervisión y coordina­ción de los responsables de nivel inferior (por tener éstos ámbitos de tareas simila­res).

Los responsables de las "divisiones" están más cercanos a los problemas de cada área, y pueden reaccionar y adaptarse más rápidamente a los cambios de su entorno próximo.

Se fomenta el "espíritu intra-empresarial" de los responsables de divisiones.

Modalidades en la realización de la organización divisional:

Existen básicamente tres tipos de concepción de divisiones con distintos grados de autonomía económica y de management:

Centros de Costes

Centros de Beneficios

Centros de Inversiones

1) El concepto del "Cost-Center":

Puestos agrupados en una división concebida como "centro de coste". Se concen­tran responsabilidades sobre "costes". En otros puntos depende de la Dirección central (grado mínimo de autonomía).

Los objetivos de este tipo de organización pueden ser:

- Reducir costes sin afectar al nivel de calidad y servicio

- Atenerse a un presupuesto de costes ("Budgetsystem"). La división es com­petente en decisiones sobre si recibe servicios de asesoramiento y otras presta­ciones desde otras divisiones o de los departamentos centrales, o desde el mercado ("Buy or Make", subcontratas etc.).

2) El concepto del "Profit-Center":

Las divisiones son responsables de la "obtención de beneficios". Dentro de un marco prefijado en el órgano superior, pueden elegir ciertos medios que conside­ren más adecuados: volumen de inversiones, grupos de productos, tecnologías y procedimientos etc.

El beneficio-objetivo NO es la única magnitud de referencia. Normalmente deberá atenderse a:

- su relación con el capital invertido (Return on Investment), o la factura­ción en ventas (Return on Sales),

- la diferencia entre beneficio a obtener y costes del capital (concepto de ingreso residual), p.ej., los costes de financiación del capital empleado son restados del beneficio.

3) El concepto de "Investment-Center":

Las divisiones tienen máximo de autonomía, y pueden decidir sobre inver­siones. El órgano superior central suministra la financiación. De todas formas suele mantener cierto control y posibilidades de influjo con respecto a las decisiones de inversión de las divisiones.

- Problemas fundamentales de la coordinación divisional:

En primer lugar está el problema del ajuste y coherencia entre los objetivos de las divisiones (sobre todo cuando son muy autónomas) y los de la organización central. La divisionalización permite un mejor grado de coor­dinación interna, pero no facilita tanto la necesaria entre distintas divisio­nes (que incluso pueden tener intereses de mercado en conflicto).

La organización central deberá atender a ponderar los fines y resultados de las áreas parciales y a conducirlas (sin volatilizar las competencias de cada área) hacia fines superiores. Para ello pueden emplearse criterios económicos (como los citados del retorno sobre inversión (o ventas, o ingreso residual), o criterios estratégicos (como penetración en ciertos mercados, delantera tecnológica etc.).

El problema más difícil de resolver con este tipo de organización consiste en que el órgano central suele tener objetivos a largo plazo, mientras que las divisiones se mueven en un horizonte a corto plazo (intentan maximizar resultados ahora).Esto puede llevarlas a postergar objetivos prioritarios estratégicos del conjunto.

 

También es problemático el cálculo de los precios de transferencias internas entre divisiones. Esta dificultad aconseja evitar este tipo de organización cuando las relaciones de transferencias interdivisionales llegan a un nivel demasiado alto.

- Marco de aplicación:

En general es sólo aplicable en grandes empresas que necesitan mayor flexibili­dad y adaptación a mercados muy variados, o donde se necesitan grados de innovación también puntualmente altos, mientras otras partes trabajan en tecnolo­gías estables (contraste: aeroespacial o nuevos materia­les, con: refinerías, automo­ción etc.).

5.5.5 Coordinación por estructuras matriciales:

La organización matricial une grupos de puestos mediante un sistema pluri-lineal de flujos de información (órdenes, instrucciones). En general una línea de articu­lación y de información se estructura según "actividades", la otra se estructura según "objetos". Es decir, une por un lado una organización funcio­nal, y por otro lado una organización divisional. El esquema que la representa tiene la forma de matriz, y de ahí la denominación.

En el caso de más líneas (p.ej., actividades funcionales, objetos, áreas geográfi­cas) se denominaría estructura "tensorial".

Existen varias formas de realización de estas estructuras:

* A nivel de "management de proyectos" (con duración limitada)

* A nivel de "management de productos" (cada Manager es responsable de una línea de producto, duración indefinida).

* A nivel de "unidades estratégicas de negocio (SBU)" (cada grupo de dirección estratégica atiende a un bloque de mercado-producto).

En el caso del Management de proyectos y productos, sus responsables tienen como tarea coordinar todas las actividades relacionadas con su proyecto o producto. Esto implica flujos de órdenes e instrucciones transversales a los flujos proce­dentes de las áreas funcionales, pues el responsable de un proyecto o producto debe coordinar las actividades de áreas funcionales atendiendo a los objetivos y estrategias específicas del proyecto o gestión del producto. Sus decisiones recaen sobre el:

Qué debe hacerse, Cuándo debe realizarse (en referencia al objeto propio).

En cambio los responsables de las áreas funcionales decidirán sobre actividades relacionadas con "todos" los objetos en proceso, pero sólo supervisarán la forma de realizarse dichas actividades. Asimismo recaen sobre ellos las competencias disciplinares.

* Razones:

Intenta combinar las ventajas de la organización funcional con las de la divisio­nal: es decir: las ventajas de la especialización en actividades con las de la visión global sobre el proceso de un producto o la gestión de un proyecto.

Una razón del desarrollo de formas matriciales ha sido la poca eficacia de los staffs para asesorar sobre proyectos (y el poco influjo que obtenían sobre los respon­sables de áreas funcionales).

* Dificultades:

La mayor es la yuxtaposición de flujos de información y de competencias de mando simultáneos en los puestos así coordinados. Ciertamente, esta situación de conflicto (por intereses distintos) puede tener repercusiones positivas: ambas partes deben negociar soluciones comunes a partir de distintos horizontes. Esto amplía sus horizontes de planteamiento de problemas y las posibilidades de pensamiento creativo y de innovación.

Los conflictos pueden sin embargo paralizar incluso al sistema. El resultado concreto de estas tensiones depende de varios factores: ante todo, el estilo de dirección, y la disponibilidad a trabajar en equipo (espíritu de cooperación).

En el caso de proyectos se añade la dificultad de la reintegración de las perso­nas dedicadas full-time al proyecto. Esto puede producir resistencias y roces.

* Marco de aplicación:

El management de proyectos así organizado es especialmente apropiado para dominar problemas con tareas muy complejas (en general, por exigir un alto nivel de interdisciplinaridad, y requerir la cooperación de departamentos muy distin­tos). Se le aplicó inicialmente en el campo militar y de aeroespacial en USA.

 

5.5.6 Efectos de la jerarquización:

Aparte de la reducción de complejidad por coordinación jerárquica, esta solución implica otros efectos:

-         Diferenciaciones de Status o rangos sociales: A medida que aumentan los niveles jerárquicos se fomenta la mentalidad de hacer carrera mediante "ascensos" (exactamente lo mismo que en el ejército o en organismos estatales con funciona­rios). Esto puede introducir influencias externas indeseables (presiones de grupos con intereses en el sistema etc.) o disfuncionales.

-         La jerarquización implica además la introducción en el sistema del "medio de comunicación complementaria" que es el Poder. Este puede emplearse como mero lenguaje para reducir incertidumbre en la comunicación de decisiones, pero suele derivar a implantar zonas de DOMINIO. La reacción a este dominio de los superio­res sobre los subordinados (quizá admitido como inevitable en otros períodos) se incrementa en sociedades más avanzadas en democratiza­ción, tal como ha sucedido en los países escandinavos (la "Industrial Democra­cy" noruega es un buen ejemplo de la institucionalización estatal de tales reaccio­nes). En general el incremento de poder en algunos suscita el contra­poder exigido en convenios que piden mayor cogestión o participación. La "cultura" de una organización no puede reconocer ya como "valores" supre­mos la sumi­sión a jerarquías con gran poder y dominio cuando los mismos miembros de tales organizaciones viven a diario una creciente participa­ción en la vida pública.

-         Disfuncionalidades de la integración jerárquica. En una organización con cierto nivel de complejidad, la jerarquización es insuficiente para resolver ciertos problemas de coordinación, y además puede ocasionar efectos secunda­rios como sobrecarga de trabajo coordinador en ciertos puestos. Es casi imposible que un jefe pueda abarcar el control de todos los problemas de coordinación de tareas en su departamento. Esto es peligroso, por llevar a decisiones con deficiente base de información, e incrementa además el coste "indirecto", p.ej. por provocar preguntas y demandas de más información, generalmente escrita. Por otra parte, la integración jerárquica no puede nunca quedar totalmente regulada de forma estructural, sino exige decisiones ocasionales. Todo terminadependiendo de dichas decisiones, y eso no sólo reduce el tiempo del jefe para otras tareas (planificación, estudios de proble­mas etc.), sino ralentiza todos los procesos, pues toda ausencia del jefe detiene el flujo de trabajo.

 

5.6 Coordinación mediante "Programa

5.6.1 Definición y elementos fundamentales

Un "programa" consiste en un conjunto de directrices bien definidas sobre formas de proceder, es decir, en "reglas" generales para coordinar tareas y secuen­cias de actividades (implicadas en dichas tareas)[29] y evitar o resolver posibles conflictos en su realización. Un programa regula pues actividades dentro de un ámbito más amplio en el que es posible un cierto grado de "variedad" (número de las posibles distintas formas de actuación) en el desarrollo del proceso de cumpli­miento de objetivos (es decir, de una tarea).

Esta configuración de reglas que anticipan posibles planteamientos de problemas e indican la forma "generalizada" de resolverlos es denominada también "estanda­ri­zación" organizativa, por definir lo que debe hacerse repetidas veces. El programa independiza así la forma de actuar de las peculiaridades de individuos y situaciones [30]. La decisión sobre esa uniformidad en distintas acciones es denominada "programación", en cuanto dcide sobre la misma estructura; y se la distingue así de la realización fáctica de las acciones pro-gramadas, y que tienen la "forma" estandarizada determinada por el programa.

Los programas pueden reducir el número de las decisiones puntuales o toma de medidas ocasionales. Un pro-grama anticipa situaciones frecuentes de problemá­tica de coordina­ción, y por así decirlo pre-establece las premisas para las decisio­nes que deberán tomarse en tales casos. Esto implica que un programa sólo pueda emplearse para situaciones predecibles en cierto grado, y eso sólo sucede con problemas de coordinación similares a los que pueda tratárse­les de forma "estanda­rizada".

El concepto de programa permite además tener en cuenta tanto la dimensión "instrumen­tal-técnico-objetal" en la organización como la dimensión "subjetiva" (atendiendo a los elementos cognitivos y a las particularidades de la conducta humana), en cuanto que el programa sirve también de "programa cognitivo"[31]. En cuanto "instrumento" para el logro de fines, el programa ordena instrucciones que reducen el riesgo del no cumplimiento de las tareas. En cuanto "programa cognitivo", sirve para guiar el procesamiento intenro de estímulos etc. recibidos pro el sujeto humano responsable del cumplimiento de las tareas.

En general, esos programas resultan de procesos de aprendizaje (por experien­cias propias o ajenas) y guían el comportamiento del individuo al presentarse similares constelaciones de estímulos[32]. Debe tenerse en cuenta que un programa objetal-instrumental puede muy bien ser un programa informático (de proceso de informa­ciones a muy distintos niveles, llegando al de los sistemas expertos o de apoyo a la decisión), pero también puede consistir en una mera serie de instrucciones la actuación humana que posee ese mismo carácter objetal-instrumen­tal. Sin embargo, en cuanto "programa organizativo" sólo será algo dirigido al sujeto de decisiones, es decir, al hombre. El programa informático es sólo un "artefacto" organizativo (como un tablero de visualización de avances de procesos etc.).

 

Existe así una diferencia y una relación entre programas cognitivo-individuales y programas organizativos.

 

La diferencia se basa en la orientación instrumental de las medidas técnico-objetal-instrumentales del programa empleado, como medio a la consecución de objetivos en la organización, y en la orientación cognitio-subjetiva del programa dado al individuo para ayudarle en sus decisiones.

 

Por otro lado puede existir una relación de posibilitación o incluso de coacción entre los programas organizativos y los programas cognitivos: Si se presupone que toda conducta está guiada por programas cognitivos ( a no ser que surja desde reflejos automáticos a ciertos estímulos), y que todo programa cognitivo es apren­dido, entonces resulta que los programas organizativos pueden provocar dichos programas cognitivos simplemente al guiar al sujeto en la secuencia de sus actividades e ir creando en él, por vivencias de éxito o fracaso, actitudes de generalización de formas de solución de problemas, es decir: programas cognitivos.

En la actividad del organizador será pues esencial tener en cuenta la doble dimensión social e instrumental de la preparación de programas.

Los programas constituyen un instrumento muy empleado en grandes organiza­cion­es. Se emplean programas, p.ej., para el desarrollo de pedidos, coordinando las actividades de control de almacenes, logística de producción, selección de provee­dores etc. Los "planes" en cuanto que son premisas a decisiones a tomar se consideran aquí como una forma concreta de "programas".

En el fondo, un "programa" no es sino una forma de facilitar decisiones redu­cien­do el campo de complejidad en el acceso a la información que precisa toda deci­sión[33]. El programa independiza el manejo de dichas informa­ciones de lasinfluencias del entorno. La "selección" de las informaciones consideradas perti­nentes es pues des-individualizada[34]. En esta selección se definen:

a)    límites de variabilidad de las informaciones input que deben servir de señal para desenca­denar una decisión. La modificación de un programa se confiará a un puesto superior (que a su vez programa los programas). Esto define la dimensión "rutina" (considerada neutralmente como mera estabilidad).

b)   invariantes en la comunicación de informaciones (canales, emisores o recep­tores), lo que a su vez permite filtrar ciertas informa­ciones como relevan­tes (con el riesgo de dejar fuera otras informaciones menos "formaliza­das", pero quizá más interesantes para la decisión a tomar). Esto define también el tipo de racionalidad instrumental en el manejo de informaciones para la decisión: tales o tales invariantes son medio para el fin de apoyo a la decisión.

5.6.2 Tipos de programas

Los programas pueden clasificarse según distintos criterios:

Según el nivel de exigencias al sujeto de decisión, los programas pueden articularse en forma "rutinaria" o "orientados a un objetivo" concreto. Un insturmento a emplear en la preparación de programas, cuyo tratamiento se deja para el capítulo de instrumentos generales en la organización, es el de las "tablas de decisión".

1) Los programas rutinarios se configuran por la repetición de las mismas o similares constelaciones de circunstancias iniciales. El programa-rutina distancia y estabiliza al sistema frente al entorno. Regulan el proceso de la decisión con independencia del momento concreto al formular condiciones generales sobre las informaciones de los distintos puestos a coordinar y sobre las comunicacio­nes que serán considera­das relevantes, y sólo dejan abierto el momento concreto en que podrán presentarse tales estímulos a la reacción-decisión. El esquematis­mo es el siguiente:

Si se recibe la información A, entonces debe tomarse la decisión B y comuni­carse la información C. El momento temporal en que suceda esto queda abierto.

Un programa de rutina puede tener un máximo de estandarización si detalla situaciones y conductas totalmente, de forma que el individuo ni necesite programas cognitivos. Pero también podría limitarse a ser un "programa marco", en que se posibilita una conducta adaptativa dejando al individuo mayor margen de libre decisión.

Es lo que sucede cuando se da un programa a Pedidos en que se establecen cotas máximas de autonomía de compras, ocasionadas por demanda de Fabrica­ción. Pero el programa deja abierto el momento en que sucederá tal demanda o la frecuencia con que pueda llegarle al puesto de Pedidos.

 

2) Los programas orientados a objetivos determinan la idea de un objetivo (p.ej., un estado final deseado en nivel de stock) o efecto a conseguir, con una situación determinada temporalmente. Esta definición de objetivo se considera premisa vinculante en la toma de decisiones.

En estos programas no es indiferente el momento temporal. Si lo fuera, el sistema podría emprender cualquier actividad, no estaría pues programado. Sin inserción del momento temporal en la idea de consecución de determina­dos efectos no ten­dríamos ni objetivos, sólo valoraciones o fines no opera­cionaliza­bles[35]. Sin referen­cia a la situación concreta, los objetivos ni siquiera son adecuados para servir de hilo conductor.

Debe notarse que una conducta innovadora (algo esencial para la misma supervivencia del sistema y que por tanto debe dejar abierta toda organiza­ción) sólo es posible dentro de una "no-programación". El gráfico de la figura 5 expone los tipos de conductas posibles en referencia a la programación cog­nitiva.

La tarea del sujeto de decisión consiste en encontrar los medios adecuados. Un ejemplo muy conocido de esta programación por objetivos se encuentra en el "Management by Objectives" en el que la integración de distintas tareas se efectúa gracias a programas de consecución de objetivos. El campo de libre decisión puede tener mayor o menor alcance, dependiendo no sólo de los objeti­vos sino de determi­naciones complementarias, p.ej., para limitar los tipos de medios a elegir o para prevenir posibles efectos negativos secundarios. Cuando un programa orientado a objetivos recibe estos comple­mentos en forma de reglas etc. se habla de progra­mas en varias fases o niveles.

En resumen, una "programación organizativa" implica una reducción en la variedad de formas de acción ante procesos repetitivos dentro de un sistema, y se consigue por decisiones previas que especifican formas de comportarse el individuo al que se suministran programas cognitivos especializados. Estos programas permiten el paso desde la situación más compleja de solución de problemas en actitud innovadora soluciones estandarizadas (en rutinas).

5.6.3 Efectos de la Programación: repercusiones sobre la motivación

Los efectos dependen del grado de programación/estandarización, es decir, del margen de libre decisión residual al programa, así como de la variedad o cons­tric­ciones admitidas. Estos factores no constituyen magnitudes absolutas sino relativas en dos aspectos:

a)    En lo que concierne a los efectos "socio-emocionales"

b)   En lo que concierne a los efectos "técnico-instrumentales".

La figura 6 visualiza las relaciones entre los factores más importantes en estas interdependencias y efectos de la programación.

a) En lo que concierne a los efectos socio-emocionales:

Es relativo el grado de concordancia o discrepancia entre el margen de libre decisión concedido pro el programa con el margen de libertad percibido subjeti­va­mente (según múltiples factores o condicionamientos previos en el individuo). Esto relativiza también los efectos socio-emocionales de la estandarización.

Las expectativas subjetivas se refieren tanto a al campo libre de decisión propia como al carácter de NOVEDAD (dimensión innovacional) de los procesos a efectuar.

Las expectativas sobre un margen libre de decisión (lo mismo que las expec­tativas sobre posible "participación" ) dependen en lo esencial:

- del talante o actitudes básicas (p.ej. rutinario o innovador)

- de la motivación básica (interés mayor o menor por las tareas a desarrollar)

- de la evaluación del propio potencial de influjo sobre el desarrollo del proceso

- de la evaluación de la relevancia del proceso en curso.

Las personas no quieren autonomía como un espacio vacío, sino la desean para conseguir, con sus propias decisiones, determinados fines que consideran importantes - y al mismo tiempo se sienten más "realizados" al poder ejecutar, ellos mismos, y no como instrumentos ciegos, esas tareas consideradas por ellos mismos como importantes.

Si las tareas son vistas como "interesantes" y poseen cierto grado de "novedad" será más fácil identificarse con ellas. Pero existen claros límites a esta capacidad de percepción de relevancia de la tarea cuando supera las capacidades individua­les.

Un efecto, buscado en el Management by Objectives, de este tipo de progra­mas es el de incrementar la Motivación de los responsables de decisiones, al conce­der­les mayor ámbito de decisión, y poder realizar así sus propias ideas.

Una dificultad de la coordinación por programas consiste en fijar demasiado el marco de las decisiones. Esto reduce ciertamente ciertos tipos de comple­jidad pero, lo mismo que la jerarquización, deja fuera grandes zonas no controladas o ni siquiera utilizadas. Sobre todo los programas en rutinas de trabajo ocasio­nan más rigidez y pérdida de capacidad de reacciones flexibles a los cambios del entorno. Además, como sucede en organizaciones muy burocratizadas, se llega a estandari­zar situaciones sólo para poderlas pre-programar, pero forzando así la realidad y complejidad, en aras de una aparente claridad y simplicidad.

 

5.7 Otras modalidades de coordinación o Técnicas heterodoxas de coordinación no-formalizada

 

Se trata de métodos no verificables científicamente, de un campo donde cierta­mente hay charlatanes (sobre todo cuando se "venden" recetas por ciertas escuelas de negocios o consultoras), pero también intentos valorables y dignos de discusión.

 

5.7.1 Incrementalismo (Muddling Through)

Indica un ir saliendo del paso a duras penas; a trancas y barrancas): Se trata de un concepto elaborado por la politolo­gía, desarrollado luego por Lindblom (1965)[36].

Es un método racional global (root-methode) de solución de problemas contra­puesto al del avance progresivo (branch-methode).

Esta globalidad se basa en la limitación de la capacidad de recepción o asimila­ción en los procesos de informaciones o de la factibilidad de decisiones. Aun en el caso de disponer de valores, objetivos, etc. no sería posible formular todas las zonas marginales de la decisión. Se debe elegir entre medidas alter­nativas con distintas combinaciones de valores.

Al aumentar la componente valorativa en el proceso de decisión aumenta también la importancia de valores y objetivos. Es verdad que ese Ir-salien­do-del-paso se da mucho en problemas mal definidos de decisión. Existe un gran potencial de conductas no estructuradas, no racionales... En general el individuo procede espontáneamente, conoce los mecanismos de estas reac­ciones espontáneas. En distintas investigaciones se ha visto que los individuos menos formalistas llegaban a ser más productivos que sus colegas más acomo­dados a las estruc­turas.

 

5.7.2 Modelo del cubo de basura (Garbage Can Modell)

Este modelo se centra también en procesos de solución de problemas no bien-definidos, no "nor­males".

En una situación de decisión - el contenedor de basura - entran diver­sos compo­nen­tes:

- problemas muy diversos, de origen intra o extraorganizatorio,

- soluciones mono o multicausales

- participantes en las situaciones de decisión

- ocasiones de decisión, conexiones entre problemas y soluciones

etc.

En ciertos tipos de organización, como empresas públicas, escuelas etc. puede ser útil este sistema de anarquías organizadas.

 

En realidad, las estructuras formales encubren muchas veces conductas muy infor­males. Quizá hacen viables las estructuras, y dan la impresión de funciona­lidad adecuada. Este punto se estudia hoy más sistematizado en lo que se denomina "Estrategias para reorganizar por CAOS (semiorganizado)". Dado que el acento recae sobre la "re-organización" se postpone para su tratamiento en tal temática (innova­ción y cambio organizacional).

5.7.3 Coordinación por auto-regulación

La insuficiencia de los instrumentos "jerarquización" y "programas" para conse­guir una adecuada coordinación de tareas ha motivado la busca y desarrollo de otros medios de integración.

La tendencia en estos medios es lograr una mayor auto-poiesis en los subsis­temas que debe integrar el sistema total. Es decir, lograr que fun­ciones real­mente como sistemas (que por definición es siempre algo autoge­nerativo). La autoregulación tiende así a que sean los subsistemas mismos los que reduzcan complejidad en su "inter-penetración", es decir, a que los sujetos de tareas armonicen ellos mismos sus actividades con las de los otros.

Diferencia entre comunicación y coordinación:

En cuanto instrumento de coordina­ción, la auto-regulación supone un libre inter­cambio de informaciones, es decir un auténtico flujo de comunicación entre las unidades que deben coordinar sus tareas, pero esa comunicación (por defini­ción, algo en que ambas partes se influyen y se respetan mutua­mente tolerando grandes márgenes de incertidum­bre) no es idéntica con la "reducción de compleji­dad" en campos de decisión que implica la coor­dinación. La coordina­ción exige, como todo otro "medio" sistémico de reduc­ción de incertidumbre (como el poder, el dinero, etc.) un cierto nivel de determinación en la reducción de complejidad, en la forma de resolver problemas. La coordinación por auto-regula­ción exige pues una dimen­sión de obligatoriedad.

Esto puede lograrse por cooperación espontánea o por cooperación institu­cionali­zada[37].

a) Cooperación espontánea a nivel horizontal:

Es la más usual, normalmente acontece al nivel de la denominada organiza­ción "informal" y es vista con recelo por los jefes, que ven así cuestionada su misma funcionalidad para el sistema, pero es prácticamente imprescin­dible, sobre todo en las organizaciones burocratizadas en que sirve de necesario correctivo a la lentitud y obstruccionismo imperantes en los canales de comunicación. Sin embar­go, esta cooperación no puede ser "planificada" u "organizada", dejaría de ser lo que es.

b) Formas de integración lateral

Los nuevos enfoques sobre la organización intentan aprovechar la dinámica propia de los subsistemas para llegar a un ajuste mútuo y "legitiman" esa espontaneídad antes quizá sólo tolerada en formas de cooperación informal.

Por tanto se intenta desarrollar redes de comunicación (de decisiones etc.) "late­ral", es decir, no a través de los canales ascendentes en una estructura jerár­quica piramidal.

 

6. Problema de selección de instrumentos de coordinación

Se trata de un problema de decisión, normalmente mal definido. Es recomen­dable orientarse a instrumentos orientados a la interacción y no a la formaliza­ción (formalismo burocrático).

Hay que distinguir entre:

*       Interacciones esporádicas y autodeterminación (autogestión): provocadas por libre decisión de los miembros de la organización.

Presuponen mayor nivel de motivación (tiramos del mismo carro]), y disposi­ción a cooperar. Normalmente se efectúa en la auto-armonización, auto-regula­ción, p.ej. en grupos donde sus decisiones autónomas se consideran vincu­lan­tes para todos sus miembros.

*       Interacciones ligadas a casos: según sus características se corresponden con la coordinación por reglas: se determina cuándo y en qué situaciones debe realizarse la armonización coordinante de actividades. Pero no existen otras directrices, aquí como en la autodeterminación, son los grupos los que deciden sobre las modalidades del curso de la coordina­ción.

*       Interacciones institucionalizadas: Se trata de interacción permanente, regula­da. Aquí se pueden citar las formas de participación en el Modelo Linking Pins de Likert, o el Modelo Colleague de Golembiewski, etc.

En conexión a estos instrumentos deben estudiarse las técnicas:

El aumento de dependencia mútua condiciona el uso de distin­tas TECNICAS DE COORDINACION:

·      Reglas estandarizadas de decisión para decisiones mancomuna­das.

·      Planes y programas para decisiones secuenciales.

·      Interacción permanente y adaptación de subsistemas en la interdepen­den­cia recíproca.

7. La dimensión psicosocial de la Coordinación

En este punto del estudio de la coordinación hay que profundizar hasta el nivel profundo, algo así como la estructura de fondo (en que situamos la Cultura de la empresa) o la dinámica interna del sistema.

El "punto de partida" para la reflexión sobre la trama profunda y núcleo dinámico de los procesos en una organización está constituido por constata­ción de que la interacción-comunicación orientada a uno o más fines exige un mínimo consenso entre los participantes, es decir, exige marcos de "interpretación" similares en los interactantes para que así puedan obtener un mínimo de consen­so mental del que surjan decisiones y acciones coheren­tes en su orienta­ción a fines comunes.

Dicho nivel de consenso es sin embargo inalcanzable por acciones o interacciones restringidas al estrato estructu­ral de superficie. Se precisa llegar a los condi­cio­nantes y mecanismos de "psico-lógica" más profunda de los interac­tantes.

Y junto a las condiciones psico-sociales, deben tenerse en cuenta las consecuen­cias psico-sociales de la coordinación.

Los mismos factores pueden actuar como condicionamientos o como conse­cuencias. La conducta humana se ve influida fuertemente por Motivación, Expec­tativas sobre el comportamiento y Situación de los potenciales sujetos de interacción.

A continuación se exponen una serie de elementos básicos que delimitan de algún modo el campo de factores de que depende la realización de actitudes y activida­des de cooperación orientada a la coor­dinación.

7.1 Valores, concepción del mundo, configuración del "Lebenswelt" del indivi­duo.

La acción no surge sin pre-juicios o sin pre-supuestos, sino siempre dentro de un marco de valoraciones, imágenes del mundo, actitudes, hábitos etc. de los individuos sobre sí y sobre su entorno. Las formas de estructurarse en la concien­cia de los individuos, y de interpre­tarse semánticamente, los valores y concepciones sobre una reali­dad, varían mucho individualmente y situacio­nalmen­te.

Es importantísima la función de los VALORES - y su enraizamiento en culturas grupales, organizatorias o societales. Como base de una coor­dinación de acciones se necesitan valores comunes. En el mismo Lebenswelt (mundo cotidia­no viven­cial), los valores son considera­dos como garantía y fundamento de una vida no absurda, con sentido, es decir, como garantía del mismo orden social. Sin dichos valores se desinte­gra el todo social.

"Valor" es comprendido (Rokeach) como concepción explícita o implícita de deseabi­lidad. Pero el valor se constituye como fenómeno variable, determi­nado situativa­mente, dentro de procesos de interacción humana.

Un valor vigente para un individuo no se manifiesta simplemente, pero se le puede deducir de actitudes (predisposiciones a reaccionar de determinada forma ante objetos, objetivos o personas) o de acciones. Las actitudes se distinguen por su permanencia en las reaccciones ante objetos sociales, personales y materia­les.

Para una acción coordinada, la condición de posibilidad es una homogenei­dad

de valores, que se manifiesta en actitudes y expectativas. Precisamente esta meta de cierto nivel mínimo de consistencia valorativa entre los miembros de un sistema social es lo que se intenta con las medidas de INTEGRACION social, proceso de socialización, normalmente a través de "ejercitación" (Cf. mi estudio sobre los mecanismos de comunicación y de socialización inte­gradora en las estrategias de Loyola).

7.2 "Actitudes" de cooperación:

Confianza y Desconfianza

Como otro elemento influyente en las relaciones de coordinación en esta dimen­sión psicosocial se encuen­tra la CONFIANZA o DESCONFIANZA.

Según M. Deutsch, una conducta de confianza queda caracterizada por compor­tamientos que:

·      Incrementan la propia vulnerabilidad (riesgo de abuso por el otro)

·      ante personas que no controlamos

·      en situaciones en que el daño experimentado, si el otro aprovecha la propia vulnerabilidad, es mayor que la ventaja conseguida cuando el otro no aprove­cha dicha vulnerabilidad (temor de que no se cumplan las expectati­vas del que confía).

Una convivencia social ordenada no es ni imaginable sin confianza (dinero, respeto a propiedad del otro, reglas de tráfico...). En el caso de compor­tamien­tos coordi­nados, la primera confianza debe dirigirse a la instancia coordinante, que a su vez debe confiar en que los miembros de la organiza­ción cumplan sus tareas y corres­pondan a dicha confianza. La confianza puede convertirse rápidamente en descon­fianza.

Tolerancia:

se trata de un factor no muy claro, pero imprescindible en compor­tamientos coordinados - sobre todo en grupos de trabajo, en equipos etc. Su concepto incluye una paciencia activa y la actitud consecuente de admitir concep­ciones o actitudes contrarias a las propias.

Si el nivel de tolerancia baja, descienden también las posibilidades de lograr una coordinación eficiente para el logro de objetivos comunes. La actitud de intole­ran­cia está en correlación con el comportamiento competi­tivo.

La tolerancia es criterio necesario para la coordinación, pero no suficien­te para surja ésta.

Reciprocidad:

igual peso en procesos de intercambio material o inmaterial en relaciones interpersonales (ver: Schwinger).

Se trata de una relación social simétrica en que cada parte tiene derechos y obligaciones - a diferencia de la COMPLEMENTARIEDAD, en la que los derechos de uno corresponden a las obligaciones del otro.

Al romperse la simetría en estas relaciones se producen conductas desmoti­vadoras, insolidarias, tensas, y fricciones o conflictos.

Normalmente a causa de valoraciones subjetivas: uno de los agentes deter­mina por su parte si se trata de una relación simétrica y compensada. Las desvia­ciones de la simetría de carácter positivo tampoco son bien aceptadas cuando provocan una disonancia cognitiva (mala conciencia, sentimientos de culpa­bilidad ante el otro...).

 

Concepto de sí mismo:

Conjunto de actitudes, expectativas y valoraciones de un individuo sobre sí y sobre su propia conducta, así como sus ideas sobre la forma en que cree le valoran los otros. Las personas con concepto positivo desí, relativamente alta autoaceptació y respeto de sí, es decir con un YO no agrieta­do, se inclinan a aceptar también a los otros, a valo­rarlos positivamente. Con ello señalizan una mayor disponibilidad a la cooperación. Las personas que se despre­cian o menosprecian a si mismas se inclinan a actitudes competitivas.

Apertura del yo:

entendida como desarrollo de una relación no íntima que tiende a la intimidad. Tales procesos de abrirse una persona despiertan procesos simétricos en la otra.

Esto repercute positivamente en la conducta de cooperación. Y viceversa, al cerrarse uno, también sus interlocutores tienden a cerrarse.

Empatía:

Capacidad y disponibilidad de miembros de la organización a dejarse influir por el pensamiento, sentimiento y acción de los otros en su propio compor­tamiento. Implica:

- capacidad de verse uno desde la perspectiva de los otros,

- capacidad de considerar a los otros desde la perspectiva de

otros,

- capacidad de ver a los otros desde su propia perspectiva.

La empatía no depende sólo del poder, sino también del querer.

Vinculación personal a la organización:

No se trata de recurrir al "compromiso" personal (involvement o commit­ment) considerado psico-existencialmente, en categorías que describan la calidad de un compromiso en organizaciones, sino al tipo de orientación objetiva del indivi­duo.

Existen varias modalidades de dicha vinculación:

a)    Vinculación instrumental: a nivel de transferencia de valores - la relación básica entre el miembro de la organización y ésta se funda exclusivamente en la utilización de posibilidades de gratificación y de deprivación.

La coordinación es ahí mero instrumento hacia el fin.La persona miembro de la organización, vinculada instrumentalmente se orienta según la gratificación o deprivación; su orientación de acción se rige según reglas de conducta; el lugar de trabajo no supone para él ninguna vinculación afectiva, normalmente opera con perspectivas a corto plazo.

b)   Vinculación burocrática: a nivel socio-tecnológico - se da cuando la relación básica viene marcada por relaciones de lealtad hacia las normas y reglas de la organización, por identificación con lajerarquía, estruc­tura, etc. (con el " aparato ").

La persona orientada burocráticamente ve en la organización un lugar de satisfacción de necesidades de seguridad, certidumbre, protección ante el riesgo; se siente ligada al complejo de reglas etc. como a algo que le suminis­tra la sensación de solidez y perennidad. Considera su pertenencia al sistema como juego de roles conformados a las expectati­vas duraderas de los miembros del sistema. No son relevantes para esta persona objetivos globales de acción del sistema sobre el entorno, y a largo plazo, sino prefiere perspectivas a corto plazo, objetivos internos como la citada seguridad personal, etc.

c)    Vinculación profesional: acontece al nivel de juegos de roles profesiona­les.

Se da aquí no a nivel de conductas formalizadas, como en b), sino al nivel de complejos de actividades, realización y cultivo de estandards y roles profesio­nales. La persona ligada profesionalmente centra su lealtad en los colegas de la misma casta o gremio, muestra mínima movilidad, define éxito-fracaso según la cultura profesional de su gremio. Tiene perspectivas a largo plazo.

d)   Vinculación político-organizativa: a nivel organizatorio-cultural, político - A través de objetivos y directrices organizacionales, donde los objetivos y estrate­gias buscados por la organización deben ser los del individuo.

El vinculado organizacional-políticamente considera la organización como lugar de realización de objetivos, intereses y deseos propios; se liga total­mente. Opera con perspectivas a muy largo plazo.

No significa que estos puntos cataloguen según mejor o peor - según circuns­tancias o personas puede variar el grado de deseabilidad de esas posiciones. Pueden surgir actitudes de cooperación o competición.

En este contexto se plantean las patologías de la coordinación:

Lealtad ante el colectivo:

Al coordinar conductas hacia un fin, chocan ideas, formas de comportamiento, hábitos etc. de forma que la capacidad de empatía influye decisivamente en la consecución de una cooperación real.

La lealtad debe entenderse aquí como un aspecto de la "identificación" con los objetivos de la organización: en valoración y en actitudes llevadas a la práctica.

En este mismo contexto semántico se deben considerar:

Actitud positiva:

disposición del individuo a asumir en el propio reper­torio de conductas fines o planteamientos de objetivos ajenos. Existe una actitud de aceptación libre y otra forzada. La libre viene de la convic­ción, de la funda­mentación, la justificación de lo aceptado (en cierto sentido, exige siempre un planteamiento "teórico" complementario al del problema práctico).

La segunda actitud, de medios represivos: desde formas sutiles de substrac­ción de símbolos de status social, empeoramiento de relaciones formales e informales, stop a subidas de sueldos o ascensos, o amenaza de despido.

La aceptación "forzada" no sirve para producir actitudes cooperativas. Se necesita visión de lo adecuado, justo, razonable etc. de los objetivos propues­tos por otro.

Sentimiento de lo justo:

sobre todo, en situaciones de reparto y distri­bu­ción (de bienes materiales o inmateriales - cf. Schwinger). Dado que en casi todas las relaciones interpersonales se toca el problema del reparto - en el sentido más amplio - o al menos se interpretan como distribución de algo, puede decirse que en todos los dominios de la interacción humana es muy relevante la idea de la justicia. Esto puede acelerar o frenar un complejo de cooperación.




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Enviado por:Rafael Ernesto Acosta
Idioma: castellano
País: República Dominicana

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