Historia


Construcción del Estado liberal


HISTORIA

LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL

Durante el periodo comprendido entre 1833, la muerte de Fer. VII y la llegada al poder de su hija Isabel II en 1843, se va a producir en España la implantación del sistema Liberal y del Capitalismo. El modelo liberal que se implanta será moderado; el capitalismo quedará relegado a núcleos aislados del norte, este y centro de España, siendo el resto, una España eminentemente agrícola y rural: dicotomía norte-sur.

El sistema liberal se implanta a través de dos obras constitucionales, el Estatuto Real de 1834 y la Constitución de 1837. Además se produce la desamortización eclesiástica de Mendizábal (castigo hacia la iglesia por su apoyo al carlismo y sobre todo una posibilidad de sanear la Hacienda Pública).

La regencia de Mª Cristina, con Cea Bermúdez a la cabeza del gobierno con el que intenta volver al despotismo ilustrado; estalla la 1ª G. Carlista y la reina regente se ve en la necesidad de buscar apoyo en los liberales, otorgando el gobierno a Martínez de la Rosa, (liberal moderado) que presentó el “Estatuto Real de 1834” (Carta otorgada por la reina, con 50 Art. y en la que la Corona conserva sus iniciativas, las Cortes tienen un papel consultivo).

La Cámara Alta, reunía a obispos, grandes de España, altos cargos militares, etc. Todos por nombramiento real y cuyo escaño era hereditario.

La Cámara Baja, elegidos por los ciudadanos por sufragio censitario indirecto y restringido para una renta de 12.000 reales anuales.

El Estatuto, es un texto extremadamente conservador, lo que provocó una ruptura entre los liberales moderados que lo aceptaron y los progresistas que se opusieron al mismo, reclamando unas Cortes al estilo de 1812. Se produjo un retraso en la paga del ejército, lo que acrecentó el malestar general, por lo que la reina llamó al gobierno a Mendizábal (liberal progresista de gran prestigio) que inició una serie de reformas: desamortización eclesiástica y la desvinculación de los mayorazgos. Tras estas medidas y bajo presión, la reina lo destituyó pero la “Sargentada de la Granja” obligó ala reina a nombrarle de nuevo.

El Gobierno convocó unas Cortes extraordinarias para decidir si restablecer la Constitución de 1812 o elaborar una nueva; tras un año de discusiones se aprobó el 1 de junio de 1837, sancionada por la reina regente la nueva Constitución. Esta, pretende contentar a progresistas y moderados por lo que recoge aspectos de la 12 y del estatuto del 34.

  • Soberanía nacional.

  • Derechos individuales

  • Limitación del poder de la Monarquía (no puede ser juzgada)

  • División de poderes (legislativo: Rey y Cortes)

La Corona mantiene la prerrogativa de nombrar y deponer ministros; convocar y disolver las Cortes y vetar leyes... (ejecutivo)

Independencia de los jueces. (Judicial)

  • Cortes bicamerales, el senado por elección real y la cámara de diputados por sufragio censitario restringido.

  • Ausencia de confesionalidad católica del Estado

Se aprobaron leyes auxiliares como la abolición de los señoríos y la supresión de las vinculaciones.

En Septiembre del 37, las elecciones son ganadas por los moderados que inician reformas que lo restringen tales como la limitación de las libertades de imprenta, la devolución al clero de los bienes desamortizados etc. Pero la Ley Municipal, en la que se reserva el derecho de nombrar y destituir a los alcaldes. Con todo esto los liberales progresistas se veían postergados por los moderados.

Hacia 1840 los ayuntamientos apoyados por la Milicia Nacional se sublevaron y obligaron a la reina a abdicar y se inicia un nuevo periodo de regencia con el general Espartero entre 1840 y 1843; un gobierno autoritario que fue incapaz de cooperar con las Cortes y abrió el mercado español a los tejidos de algodón ingles, amenazando a la industria catalana, esto provocó un levantamiento en Barcelona y otras ciudades. Con las conspiraciones de Narváez y O`Donell se produjo la dimisión de Espartero. Las Cortes para no nombrar un tercer regente dieron la mayoría de edad a Isabel II, cuando sólo contaba con 13 años.

La reforma agraria liberal forma parte del proceso de sustitución del A. R. Este proceso es largo en el tiempo y difícil, pero el aspecto más importante es la desamortización, en el cual se convirtió en bienes nacionales las propiedades y derechos que hasta entonces habían constituido el patrimonio amortizado de entidades civiles y eclesiásticas a favor de ciudadanos individuales.

La Desamortización se realiza en cuatro fases:

  • 1ª en época de Carlos IV, desamortización de Godoy (los Ilustrados)

  • 2ª durante el Trienio Liberal, entre 1808 y 1823 (G. I. hasta el Trienio)

  • 3ª bajo Mendizábal (1834-1854) se vende el patrimonio del clero

  • 4ª con Madoz en 1855, con esta desamortización de fincas urbanas, se transformó la ciudad.

En 1768 se produce la llamada Reforma de Olavide, dotada sobre todo de un sentido social, por la que el Estado vende tierras de su propiedad a labradores ricos que pudieran poner en explotación esas tierras sin subvenciones; propietarios que deberían arrendar obligatoriamente la tierra a braceros; campesinos relativamente pobres que pudieran explotar un pequeño terreno por sí mismo, con la condición de que nunca pudiera volver a manos muertas.

La importancia de la Desamortización es enorme, la venta de tierras eclesiásticas fue iniciada por el gobierno progresista liberal de Mendizábal en 1836-37 y perseguía sanear la Hacienda pública. Era necesario que el Estado se apropiara de esas tierras y las pusiera a la venta libre a través de la subasta al mejor postor, de ahí que los compradores en su gran mayoría no fuesen los pequeños ni siquiera los medianos propietarios.

Las intenciones de Mendizábal no eran crear una copiosa familia de capitalistas, en 1837, se especificaban dos tipos de compradores: los que pagaban en metálico y los que pagaban con deuda pública. Mendizábal optó por subastar grandes propiedades de posesión nacional, que favoreció a aquellos que tenían dinero para pagar (familia real, aristocracia, políticos, burguesía provincial, etc.) Ello hizo grandes fortunas privadas.

En 1845 las ¾ partes de las tierras de la primera habían sido vendidas, en 1854 la
Desamortización civil y eclesiástica, de la que se pretendían utilizar los beneficios de las subastas en la modernización de la economía y en el desarrollo de ferrocarriles, los frustrados por el atraso económico español.

En 1855 se autorizaba la venta de todas las tierras de manos muertas, el ingreso se destinaba a saldar la deuda pública y ala construcción de obras públicas. Las ventas continuaron hasta 1868.

Estas Desamortizaciones tuvieron consecuencias tanto sociales, como económicas y políticas.

Las consecuencias sociales fueron:

El clero pasó a depender de la dotación económica que le pagaba el Estado.

La nobleza, vio convertidas sus propiedades de tipo feudal en propiedades burguesas, no las transformaron en modernas empresas agrarias de tipo capitalista.

La burguesía rica invirtió su dinero en la compra de estos bienes pero tampoco supo transformarlas en modernas empresas. Se convirtieron en terratenientes absentistas y rentistas sin ocuparse de sus tierras.

Los Grandes Arrendatarios explotaban los latifundios (explotación agrícola de grandes dimensiones) que resultaban rentables sólo para la abundancia de mano de obra barata. (Los jornaleros)

Los campesinos, los que pudieron compraron algunas de las fincas que se pusieron a la venta.

Los cultivadores arrendatarios, vieron empeorar su situación

Los jornaleros, aumentaron.

Económicamente las consecuencias fueron que los compradores mostraron un evidente interés por sacar provecho de sus nuevas propiedades:

  • Aumentaron las superficies cultivadas y de producción, especialmente las dedicadas a cereales.

  • Se produjo una deforestación por la tala masiva de árboles con el objetivo de obtener beneficios de la venta de madera y leña y por el uso de esa tierra como zona de cultivo.

  • La concentración de la tierra en pocas manos, con la consecuencia de familias más poderosas.

A nivel financiero, no se obtuvieron los resultados esperados, porque los fondos, tanto en metálico como en Deuda Pública, tardaron en llegar y se desvalorizaron.

Se creó una masa de adheridos al régimen liberal, por estar ligada a ella la suerte de sus fortunas; pero también se creó enemigos entre aquellos más afines a la Iglesia.

Como conclusión la Desamortización se convirtió en una frustrada reforma agraria que hizo más mísera la condición del campesino, creando una oligarquía agraria llamada a ejercer, por largo tiempo, el poder político y económico en España.

Otros cambios económico-sociales de la revolución liberal destinados a desarticular el A. R. y al establecimiento de una propiedad privada y del libre mercado son:

  • La eliminación definitiva de la vinculación.

  • La abolición del régimen jurisdiccional

  • La libertad de cercamiento de tierra y de comercialización de productos agrarios.

En 1833 una nueva división provincial, en 48 provincias y se jerarquizó el ejército.

En 1834 se prohibió constituir nuevos gremios.

En 1835 se eliminaron las pruebas de limpieza de sangre y de la nobleza para acceder a la Administración, los Colegios Mayores o la Marina.

En 1837 se suprimió el diezmo.

En 1841 se suprimieron las aduanas interiores y se restringieron los fueros vascos.

En muchos países de Europa la Revolución Industrial comienza en el S. XVII-XVIII, en España comienza más tarde s. XIX. Esto fue determinante de la forma en que se produjo la industrialización española ya que supuso encontrarse con una fuerte competencia ya consolidada y además fue un país utilizado por los países ya desarrollados en su beneficio. Por otra parte la industrialización española fue desigual.

España, a principios del s. XIX era un país eminentemente rural, las zonas industriales eran muy limitadas y en algunas ciudades la producción artesanal era más importante. La introducción de formas capitalistas en estructuras agrarias atrasadas propiciará una injusta distribución de la riqueza entre el campo y la ciudad. Esta situación generará fuertes tensiones sociales entre las clases propietarias y los trabajadores.

El desequilibrio entre un centro atrasado y poco poblado donde residía el gobierno y una periferia rica e industriosa, se plasmó en el enfrentamiento entre proteccionistas y librecambistas. Lo que dio paso a la formación de asociaciones nacionalistas que empezaron a cuestionar la estructura centralista del Estado.

Sólo a final del siglo coincidirán los intereses de industriales y agricultores hacia un proteccionismo, y su adopción supondrá a largo plazo un gran problema para la industria española, poco competitiva.

El por qué de este atraso, principalmente se debe a la economía: el régimen de propiedad agraria.

Para que exista industria es necesario capital para invertir, que debía salir de los beneficios de la agricultura. Por otra parte también es necesario que la población compre, es decir que exista un mercado nacional. Como la mayor parte de la población eran campesinos, eran estos los que debían tener una mayor capacidad adquisitiva. Pero nada de lo anterior ocurriría en España, a excepción de algunas zonas como Cataluña.

El hecho es que al comenzar el s. XIX la mayor parte de la tierra estaba sujeta a régimen señorial.

Esto provocaba, que la producción artesanal e industrial fuera poco rentable, de ello se dieron cuenta ya los ilustrados, y de ahí la importancia que le dieron al cambio de la estructuras agrarias anticuadas no sólo por la estructura de la propiedad, sino también por sus técnicas. Los liberales intentaron llevar a cabo las reformas agrarias necesarias, pero las continuas vueltas al absolutismo, la oposición de la aristocracia y el clero, provocaron que este proceso no fuera continuo y que se crearan muchas contradicciones que impidieron su desarrollo. Tampoco propició el paso de la propiedad agraria a una burguesía propietaria innovadora, por el contrario, lo único que pretendían era las rentas suficientes para formar parte de una oligarquía privilegiada e impedir cualquier cambio político, social e incluso económico que pusiera en peligro su status.

La situación agraria y social fue por tanto un obstáculo muy importante para la industrialización durante todo el s. XIX. Especialmente significativo en Andalucía, dado a la persistencia de una gran propiedad (latifundismo), etc.

En el s. XIX se intentó solucionar lo que se refiere al ferrocarril pues se relacionaba desarrollo del ferrocarril con el desarrollo económico, pero sin una red de transporte, era imposible la existencia de un mercado nacional. La burguesía se dedicó a especular, sin arriesgar en la inversión a largo plazo para crear una eficaz red ferroviaria, incluso la familia real se vio afectada por escándalos en torno al ferrocarril que supuso una de las causas del Motín de Vicálvaro que dio lugar al Bienio Progresista.

A partir de 1855, con la Ley de Ferrocarriles fue cuando se potenció la construcción de ferrocarriles. Favoreció las inversiones extranjeras que la mayor parte del capital provenía del extranjero y por otra parte las líneas no resultaron rentables puesto que se planificaron para dar salida a los productos agrarios, que eran muy escasos, o en función de grandes núcleos urbanos, como Madrid, pero no en función de los centros industriales.

La agricultura fue incapaz de producir el capital necesario. Tampoco el Estado financió la industrialización, la Hacienda Pública estaba bajo mínimos y además la pérdida de las colonias y el caótico sistema impositivo que gravaba al consumo pero no a la propiedad y la riqueza. La desamortización pretendía llenar las arcas del Estado, pero no fue suficiente, provocó que gran parte del capital extranjero se dirigiera a financiar la Deuda del Estado, obteniendo grandes ventajas en la industria minera, que se convirtió en propiedad de extranjeros. Por tanto los beneficios no repercutían en la modernización económica española sino en el extranjero.

Los primeros bancos dirigían sus capitales a invertir en la Deuda del Estado pero no a incentivar la industria. Eran muy escasos. Sólo a partir del 1856 el gobierno promulgó leyes para regular y favorecer la construcción de bancos, que se dedicaron sobre todo a la especulación y que quebraron en su mayoría con la crisis en Cataluña. Esto mejoró durante la Restauración, desde 1874 se estimuló a los bancos a la inversión industrial, especialmente por la compra de acciones.

La pérdida de las colonias, supuso también la pérdida de un importante mercado sobre todo para las regiones industriales como Cataluña.

La política económica del Estado estuvo dirigida durante parte del siglo por la oligarquía moderada, iba dirigida a la defensa de los intereses agrarios más que los industriales. Sólo una minoría solicitaba una política proteccionista que evitara la competencia de productos extranjeros. No se hizo hasta finales del siglo, no fue acompañada con un desarrollo técnico, llevaron al proceso de industrialización a que fuera lento hasta que con la 1ª G. Mundial y la neutralidad española las circunstancias favorecieron a la exportación de productos agrarios e industriales, potenciándose así la industrialización.

Esto no quiere decir que no existiera ningún tipo de desarrollo industrial, sino que éste fue escaso.

Hasta 1830 fue una etapa de estancamiento. A excepción de Cataluña, donde la industria textil estaba más desarrollada, la industria española era mayoritariamente manufacturera. Las circunstancias políticas que se vivían perjudicaron a la industria española.

De 1830 a 1854 comienza a fijarse el marco legal que precisa la modernización; la ley de contratación y comercio de materias primas, libertad de empresas y contratación laboral, supresión de los gremios, etc.

A partir de este momento se inicia el arranque de la industrialización, esto se ve claramente en tres sectores: siderurgia, minero-hullero y textil algodonero catalán.

La siderurgia despega sobre todo en Andalucía a partir de las ferrerías tradicionales y ante la creciente demanda de hierro. La primera ferrería se obtenía hierro colado por Altos Hornos se estableció en 1832 en Marbella, con la inversión de Agustín de Heredia, este empresario pertenecía a la burguesía malagueña.

En 1828 creó la Compañía de la Concepción, con el fin de explotar el hierro de Sierra Blanca, en Ojen. Cuatro años más tarde construyó el primer Alto Horno, pero se encontró con un problema que produjo la deforestación de los alrededores de Marbella. Debido a la guerra carlista evitó la competencia, por ello amplió los Altos Hornos, creando La Constancia en Málaga y del Pedroso en Sevilla. Pero el desarrollo siderúrgico andaluz no tuvo continuidad.

Cuando la guerra carlista acabó, comenzó la competencia en el norte. Por otra parte el carbón necesario como combustible era de baja calidad y no se podía importar de Asturias por que los medios de comunicación lo hacían muy caro la única solución era importarlo de Inglaterra, por mar que resultaba más barato.

La antigüedad de las instalaciones frente a los Altos Hornos vascos y asturianos, más modernos, provocó el declive de la siderurgia andaluza.

La industria textil, se vio perjudicada por las crisis de principios del s. XIX, a partir de los años 30, con la inversión de capitales procedentes de América, por el comercio colonial, propicio la introducción de nueva maquinaria, recibió un mayor empuje, apareció las primeras S. A., aumentó la productividad y bajaron los precios.

La industria textil algodonera tuvo un crecimiento importante debido a la incorporación del telar mecánico y de la máquina de vapor. Destacan los empresarios catalanes como Güell, Muntadas, Batlló, Serra, etc. Lo mismo sucedió con la industria textil lanera.

Durante todo el s. XIX España es una de las zonas más condicionadas par la explotación minera, sobre todo en lo que se refiere al plomo, hierro, cobre y el ya tradicional mercurio. Andalucía jugó un papel muy importante, el capital era predominantemente extranjero, como se comentó anteriormente, pues el Estado debía compensar las ayudas financieras recibidas. La explotación se hacia con fines especulativos, buscando beneficios a corto plazo, esto provocó que importantes vetas se agotaran rápidamente sin producir desarrollo económico, aunque el Sudeste español fue pionero en la explotación del hierro, con la competencia vasca la demanda de la siderurgia potenció su explotación que propició el desarrollo de la zona.

Desde 1855 a 1881, se consolida la situación anterior pero con algunos cambios. A partir de 1855 el desarrollo industrial español se hace más dependiente de las circunstancias políticas y económicas internacionales.

Desde 1881, las características económicas de las fases anteriores determinarán la estructura socioeconómica de finales del s. XIX y principios del XX con una economía de base agrícola donde la industria juega un papel secundario y la dependencia del capitalismo exterior.

La pérdida de Cuba, último mercado colonial de España, propicia que se produzca un proteccionismo para proteger los productos españoles pero la industrial textil no se recuperó hasta la 1ª G. Mundial. Sin embargo, la industria siderúrgica vasca se fortaleció con esta política, incluso dejó de importarse metal férrico del extranjero.

Teniendo en cuenta serie de elementos, sería difícil encontrar otro país que hubiera avanzado tan poco en tanto tiempo. Además la construcción, del trazado ferroviario no supuso como se pensaba, el elemento integrador de la economía.

La construcción, se dejó en manos extranjeras debido a la debilidad de la Hacienda pública, estas manos eran privadas, españolas y extranjeras que les autorizaba a ejecutar las obras de un determinado tramo aprobado y que les permitía explotarlo en su beneficio durante un periodo de tiempo. Así se formaron S. A., en las que los socios amasaron grandes fortunas.

Con los progresistas en el poder, el ritmo de concesión y construcción de nuevas líneas se aceleró. La ley General de Ferrocarriles establecía condiciones favorables para atraer capital extranjero. En estas circunstancias ventajosas, numerosos empresarios y banqueros extranjeros, participan con aristócratas y banqueros españoles y obtienen las adjudicaciones y rivalizan por construir y explotar las líneas ferroviarias.

El Gobierno pretendía enlazar las zonas del centro con las costas y las fronteras.

Los constructores querían unir zonas de materias primas con los puertos.

Como resultado, una red radial de tren en la que todos los brazos convergían en la capital reforzando el centralismo y por motivos militar-estratégicos el ancho de la vía era diferente al europeo.

Las transformaciones agrarias relacionadas especialmente con la desamortización y el lento y polarizado desarrollo industrial producen una revolución en los transportes, evidentemente sin llegar a los niveles de países como Inglaterra o Francia.

El establecimiento de una buena red de comunicaciones tanto a nivel terrestre como fluvial, (dificultado por los condicionantes físicos del relieve peninsular). Por parte de los Borbones hubo intentos de mejorar la red de carreteras, pero los esfuerzos se vieron interrumpidos por la Guerra de la Independencia y las guerras Carlistas.

En 1836 se reorganizó la Compañía Real de Diligencias y a partir de 1840, llevó a cabo un plan de construcción de carreteras que debió hacer más rápido y barato el transporte pero fue una mejora limitada.

El transporte marítimo experimentó una modernización relacionada con la máquina de vapor y la actualización de la red portuaria.

La construcción del ferrocarril tuvo un gran impulso con la Ley General de Ferrocarriles de 1855, capital extranjero, especialmente francés, con la familia real y su círculo de amistades, pero dos han sido problemas más graves que han llegado hasta nuestros días, el ancho de la vía y la distribución radial de la red.

La aparición de la electricidad dio lugar a la aparición del telégrafo y en 1856 se hizo obligatoria la utilización de sellos, lo que favoreció el desarrollo del correo.

Uno de los obstáculos al desarrollo industrial era la inexistencia de un mercado nacional. Las comunicaciones lo dificultaban, pero también la infinidad de pesos que a veces sólo funcionaban a nivel local. En 1852, se unificaron pesas y medidas. España empieza a participar en las Exposiciones Universales con lo que se amplio el panorama comercial de mercados y ferias.

Todas estas transformaciones comerciales van acompañadas de cambios importantes en el sector financiero y monetario con el problema de las diferentes monedas por lo que se unificó el sistema, basado en la correspondencia efectiva de la moneda y su valor en plata, en oro o en cobre. Sin embargo, la moneda sufrió un continuo proceso de pérdida de valor real, que se manifestó en emisiones de moneda con un alto grado de aleación de metales nobles.

A nivel financiero aparece el Banco de España en 1856, que se convierte en un banco oficial, encargándose de la custodia de las reservas del Estado, de la concesión de créditos al sector público y obteniendo además la concepción de la emisión de moneda. En cuanto a la banca privada, fue en 1856 al amparo de la nueva legislación bancaria cuando se crearon bancos; aparecieron sucursales de la banca extranjera que suscitaron la creación del mercado bursátil para la cotización de valores.

En Madrid empezó a funcionar la Bolsa en 1831 y la de Barcelona en 1851.

Este conjunto de transformaciones económicas contribuyeron a la consolidación del capitalismo moderno en España.

Las medidas puestas en marcha por los liberales a partir de 1833 liquidaron la sociedad característica del A. R. (estamental), sentando las bases de una nueva sociedad de clases. Junto a la nobleza apareció en la periferia peninsular una burguesía cuya riqueza procedía de la industrialización. La burguesía agraria y financiera con la venta de bienes comunales y el negocio ferroviario. Pero generaron problemas como el de situar en la nueva estructura social al obrero industrial y al campesino, estos problemas están en la base del movimiento obrero.

Desde el punto de vista político la nobleza, la burguesía y las clases medias, se convertían en las clases dirigentes en el nuevo sistema liberal, al ser la renta el requisito imprescindible para la participación política (sufragio censitario)

La Nobleza, era la gran propietaria agraria y rentista, no convirtió sus propiedades en empresas capitalistas, tampoco invirtió en la industria. Su actitud y forma de vida no vario sustancialmente.

La gran burguesía, nace y se desarrolla en este periodo. Su fortuna no procede de su riqueza industrial, sino que procede de las tierras que han adquirido, del comercio o de ser arrendatarios de servicios públicos.

La Clase Media, entre los que había diferencias y no todos eran ciudadanos de plenos derechos. Encontramos distintos escalones:

1. La clase media burocrática, es decir, empleados que se vieron afectados por los cambios en la administración pública española del s. XIX por la cesantía (desempleo).

2. Clases profesionales, personas relacionadas con la abogacía, la medicina o la veterinaria, etc. Y los dedicados al comercio.

3. Fabricante, unos 13.000 en el censo de 1860.

El pueblo, era un grupo heterogéneo, el más abundante, que carecía de derecho político y considerado como plebe, sin ninguna consideración por parte de quienes se llamaban ciudadanos. El límite entre clases venía determinado por la propiedad y lo que se ganaba.

1. Los obreros eran trabajadores de las fábricas. Desde fechas tempranas y debido a las duras condiciones de trabajo se organizaron en sindicatos o asociaciones.

2. Sirvientes y menestrales, trabajadores en ciudades como Madrid.

3. Los campesinos, su situación empeoró con los cambios del liberalismo, siendo uno de los grupos más afectados por las medidas agrícolas. Era una población analfabeta, totalmente desprovista de cobertura social: seguros sociales, asistencia médica, pensiones, etc.

Las leyes Generales de Beneficencia regularon la obligación por parte del Estado de cuidar de ellos.

Este panorama social refleja claramente la teoría apuntada anteriormente sobre los pocos cambios que todavía se habían producido en España en relación con un capitalismo económico. Las diferencias en la forma de vida eran abismales, pese a todo ello la población creció, las ciudades crecieron, desaparecieron murallas y surgieron los ensanches. Pero las diferencias en las viviendas y en las mejoras urbanas no afectaron a todos por igual. En las ciudades la vida era peor que en el campo para las clases trabajadoras.

La estructura familiar en general fue transformándose de la llamada familia extensa a la familia nuclear. En el centro y el sur, predominaba la familia nuclear, los matrimonios eran tempranos. En el norte, predominaba la familia extensa, los matrimonios eran más tardíos. En las clases populares, la familia era una unidad económica donde todos participaban. Las clases medias, buscaban perpetuar el linaje abundando los matrimonios de conveniencia.

La situación de la mujer no era buena, se quedaban confinadas al espacio doméstico o privado, al cuidado de la familia y a la defensa de los valores morales.

La mujer era diferente en las clases populares donde debía trabajar dentro y fuera de la casa, era una importante herramienta económica, caracterizado por la discriminación salarial y laboral respecto al hombre.

La moral y la incorporación al trabajo eran aspectos que diferenciaban a las mujeres de las clases altas y medias con las de las clases populares. Su acceso al trabajo era siempre por necesidad económica. Por lo demás su situación no era diferente a las demás mujeres.

Su situación legal era de subordinación, carecían de derechos políticos y perdían muchos de sus derechos civiles al contraer matrimonio, necesitaban permiso del marido para todo. La desobediencia podía pagarse con la cárcel y los hijos pasaban al marido.

LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL

Durante este periodo se mantiene la típica inestabilidad política, pero se implanta el sistema liberal conservador con claro papel del ejercito como defensor de la patria y del orden constitucional, así como de la intervención en la vida pública. Así mismo se acentúa la intervención de la reina en el gobierno y lo que se conoce como el mundo de la intriga palaciega.

El poder ejecutivo quedaba en manos de la reina, el poder legislativo variará según los diferentes periodos y el poder judicial era prácticamente inexistente. Pese a ello se regularizó el constitucionalismo así como el juego de partidos y la intervención del ejército.

Durante la década moderada, caracterizada por una inestabilidad política, los moderados intentaron el reconocimiento internacional del nuevo orden, firmándose el Concordato de 1851 con la Santa Sede, por el que el Estado se hacia cargo del mantenimiento de los sacerdotes para compensarles por las pérdidas de la desamortización.

El nuevo sistema necesitaba un marco legal en el que moverse y así surgirá la Constitución de 1845, en la que se recogen los principios del liberalismo doctrinario:

  • Soberanía compartida entre Rey y Cortes.

  • Se proclama el Estado Católico y se mantiene el culto.

  • Se reduce la participación electoral, restringiendo el sufragio

  • Recortes a la libertad de expresión y reunión.

  • En las cuestiones financieras se dio más importancia al Senado.

  • La convocatoria de Cortes quedó a manos de la Corona.

La revolución liberal de 1848, se inicia en Paris y tuvo escaso eco en España, que provocó que el ultraconservador ideara una nueva Constitución la de 1852 que no entró en vigor.

Las reformas moderadas fueron:

La ley de Organización y Atribuciones de los Ayuntamientos de 1845. Con esta ley los ayuntamientos pasan a depender de la Corona.

La reforma de la educación. La enseñanza secundaria se generaliza a una clase media acomodada. La universitaria se reduce a 10 universidades en todo el país.

Concordato con la Santa Sede 1851. Se les devolvió parte de los bienes desamortizados no vendidos, se admitió su papel preponderante en la Enseñanza y se reconoció el matrimonio canónigo como único.

La Creación de un Nuevo Código Penal y de la Guardia Civil 1844.

La Reforma Fiscal de Alejandro Mon 1845. De carácter centralista, era una reforma basada en principios de igualdad y proporcionalidad para los impuestos directos.

La caída de los moderados se debió a tres grandes causas, la oposición de los liberales progresistas, el levantamiento carlista entre 1846-1849 y la oposición encabezada fundamentalmente por O´Donell.

Se puede considerar que en 1854 se produce una revolución (Vicalvarada), por un lado el ejército bajo el mando de O´Donell y de otro el pueblo en las ciudades más importantes contra la política moderada. La reina se verá obligada a llamar a Espartero que junto con O´Donell gobernarán con su Unión Liberal.

El Bienio Progresista introdujo:

La constitución non nata de 1856, que hubiese sido de carácter progresista.

La Desamortización de Madoz 1855, es la más importante y la de más larga duración, defraudo a los campesinos pues afectó principalmente a bienes de la instrucción pública y beneficencia, también a la Corona.

El objetivo era amortizar la deuda pública, equilibrar el presupuesto y subvencionar obras públicas, en especial el ferrocarril. Sólo se admitía dinero en metálico, pero tuvo dos consecuencias: El deterioro para las familias campesinas al perder los bienes comunales y la tensión con la iglesia por la violación del Concordato de 1851.

Además se acompañaron otras leyes financieras como: Establecer un sistema plural de emisión de billetes, la Ley sobre sociedades crediticias y La ley de Ferrocarriles de 1855.

Todas estas reformas no contentaron ni a carlistas ni a las masas obreras que junto con la Milicia Nacional provocaron disturbios, así O´Donell venció en la calle y en el parlamento liquido el Bienio y repuso la Constitución de 1845.

En este periodo intervendrán tres grupos, moderados, los de la Unión Libera, y los progresistas, quedando al margen carlistas y demócratas. Se intentará conciliar libertad y orden, pero los conflictos campesinos y carlistas y la sucesión de gobiernos desatarán graves conflictos que culminarán con el proceso revolucionario del 68.

Se sucedieron más de 7 gobiernos entre moderados y unionistas con la actuación subversiva de progresistas y demócratas. Los problemas fueron de índole política y económica.

A nivel político dos levantamientos el de Prim y el levantamiento de los sargentos del cuartel de San Gil que precipitaron la caída de O´Donell y su sustitución por Narváez, en definitiva se iniciaba la caída de la propia monarquía.

A nivel económico se produce a partir de 1863 una crisis múltiple ha terminado el periodo de crecimiento del ferrocarril, del sector agrícola y cesa la política intervencionista en Marruecos e Indochina.

Demócratas y progresistas llegan en la ciudad de Ostende a un acuerdo, derrocar a la reina y por sufragio universal masculino crear una asamblea constituyente que decidiese sobre la forma de organización del Estado. En 1867 se une al pacto los unionistas del general Serrano.

Desde el Trienio Liberal el liberalismo español ya estaba dividido en dos tendencias moderados y exaltados pero es en ésta fase cuando surgen las agrupaciones políticas.

El objetivo de ambos es erradicar las supervivencias del A. R. y establecer un orden constitucional, pero difieren en cuanto a la amplitud y profundidad de las reformas.

Los moderados, pretenden conciliar lo viejo y lo nuevo y defienden:

  • La Soberanía compartida (Rey y Cortes)

  • El poder legislativo bicameral, La Cámara alta elegida por la Corona y la Cámara baja por sufragio censitario restringido.

  • Un Estado fuertemente centralizado, con un ejecutivo capaz de guardar el nuevo orden.

El enfrentamiento con los progresistas se centrará en los Ayuntamientos así con la ley centralista los controlarían, pues serán los baluartes progresistas.

Los Moderados se mantendrán en el poder gracias al apoyo que recibirán de la Corona, y entre ambos consolidarán el Constitucionalismo de marcado carácter moderado que dominará el panorama político español entre 1833 y 1868.

Los Progresistas aceptaran el papel moderador de la Corona pero defienden:

  • La Soberanía debe recaer en las Cortes.

  • Las Cortes aunque bicamerales, elegidas por sufragio amplio en la C. Baja y en la C. Alta, el rey los elegirá sobre una lista propuesta por las Cortes.

  • Admiten el sufragio censitario pero con un cuerpo electoral más amplio.

Sus mayores discrepancias son:

  • Intentos de limitar el poder real

  • Ampliación de las libertades y de la participación política a otros grupos.

  • Democratización de los Ayuntamientos

  • Mantenimiento de la Milicia Nacional.

Estos dos últimos los acercarán a los sectores más populares. Los progresistas sólo gobernarán por medio de la insurrección apoyada por el ejército y emprenderán las principales reformas.

La Unión Liberal, surge a mediados de s. como consecuencia del desgaste de los moderados, su máxima figura es O´Donell y trataron de fomentar el progreso del capitalismo, la descentralización administrativa.

Los Demócratas, nacían oficialmente el 6 de Abril de 1849 a partir de la evolución de ciertas sociedades patrióticas del trienio liberal. Sus bases eran.

  • Soberanía Nacional

  • Igualdad ante la ley

  • La división de Poderes

  • La libertad de Comercio

  • La Desamortización

  • Descentralización Administrativa.

El bienio progresista lo consolidó como partido.

Los Carlistas continuaron su carácter contrarrevolucionario.

Los Republicanos surgen del ala más izquierdista. Se escindirán en dos ramas, unionistas y los federalistas.

La reforma educativa iniciada a principios del s.XIX quedaría frustrada, pero fue la Ley de Instrucción Pública de 1857, la llamada Ley Moyano, la que fijó el sistema educativo vigente hasta bien entrado el s. XX.

La iglesia seguía teniendo un control casi absoluto sobre el tipo de enseñanza que se impartía: tenían numerosos colegios y mantenían la vigencia doctrinal sobre los textos que se editaban.

La prensa adquirió un papel muy importante en la política española. Los periódicos eran los medio de expresión de intelectuales, miembros de tertulias, sectores de opinión, etc.

El ejército estuvo presente en la vida política del s. XIX, a través de pronunciamientos consiguió imponerse a la propia Corona.

Las guerras carlistas hicieron que el ejército se convirtiera en la única garantía de la pervivencia en el trono de Isabel II.

Durante los 25 años de reinado, Isabel II mantuvo su apoyo a los moderados, cuyo líderes y jefes eran militares. En contrapartida, para acceder los progresistas al poder tuvieron que recurrir a levantamientos populares.

En consecuencia, en España la intervención militar se convirtió en un fenómeno crónico, los jefes de los partidos eran los altos cargos militares.

LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL

Desde la Revolución de 1868 hasta la restauración borbónica de 1874, tiene lugar una etapa revolucionario en la que se pretende instaurar un régimen democrático. El fracaso se debe a la falta de cohesión de los sectores burgueses que inspiraron la revolución del 68. Se manifiesta en la rápida sucesión de fases durante los seis años, desde la monarquía democrática, a la 1ª República Federal, terminando con la República conservadora de Serrano. Este fracaso impidió una verdadera modernización del país y explicará en parte las precariedades de nuestra historia más reciente. El sexenio propició la aparición del asociacionismo obrero español.

El Régimen isabelino juega un papel fundamental en la crisis económica que se agudizó ente 1866 y 1868: parón del tendido ferroviario, hundimiento de la Bolsa ... También sufre el sector textil, además hay crisis de subsistencia por malas cosechas que evidencian la estructura anticuada y apenas había sido modificada por la desamortización. Afecta sobre todo a las “clases medias” y a los obreros y campesinos.

El origen de la revolución tendría sobre todo causas políticas y habría que buscarlo en las contradicciones inherentes al régimen de 1845, que deja fuera de la participación al liberalismo, progresistas y que ante la imposibilidad de llegar al poder de forma pacífica, protagonizan levantamientos y pronunciamientos.

La organización del movimiento revolucionario, se produce por un pronunciamiento militar de los unionistas y progresistas, apoyado por las Juntas Revolucionarias compuestas por progresistas y demócratas. El objetivo era un cambio de régimen y el derrocamiento de Isabel II.

La revolución se inició en Cádiz, de acuerdo con los generales Prim y Serrano, se generalizó en Andalucía y surgieron focos revolucionarios en el resto de España. El triunfo de los revolucionarios frente a las tropas isabelinas precipitó la huida de la familia real, pero pronto se manifestaran las diferencias entre los objetivos de las Juntas Revolucionarias y los militares pronunciados.

Estos militares y progresistas, sólo pretendían sustituir a la reina y elaborar una nueva Constitución. Sin embargo, las Juntas eran partidarias de una amplia democratización política y de profundas reformas sociales, reveindicaban:

  • Sufragio universal masculino para mayores de 25.

  • Convocatoria a Cortes Constituyentes.

  • Supresión del sistema de quintas (servicio militar obligatorio)

  • Petición de amplias libertades de imprenta, asociación, reunión, etc.

El gobierno provisional se crea tras la revolución, y sus hombre fuertes eran Prim y Serrano, que aceptan las reivindicaciones, pero su actuación condicionada por enfrentamientos con la Iglesia y la guerra de Cuba hace que no cumplan dos de las promesas, la supresión del servicio militar y la reducción de impuestos. Además hubo crisis agrícolas, motines y ocupaciones de tierras instigadas por los republicanos; reivindicaciones de tipo obrero y oposición frontal de la Iglesia ante la libertad de cultos.

Con este panorama se elaboró la Constitución de 1869, primera constitución democrática que contenía:

  • Libertades individuales

  • División de poderes.

  • Libertad de cultos

  • Se regula la actividad de ayuntamientos y diputaciones.

  • Formación de la A.I.T. (Asociación Internacional de Trabajadores)

Tras la aprobación de la Constitución fue nombrado regente Serrano, pero Prim manejara el poder realmente. Las obras que se llevaron a cabo fueron:

  • La unidad de los fueros en la Admon. De justicia

  • La Ley Orgánica del Poder Judicial.

  • Reforma del Código Penal.

La búsqueda de un rey resultó más difícil de lo esperado, finalmente es aceptada la candidatura de Amadeo de Saboya apoyado por Prim, hijo de Victor Manuel II de Italia.

Pero disgustó a los unionistas partidarios de Alfoso XII, la Iglesia tachaba a los Saboya de anticlericales y por supuesto a los republicanos, a los carlistas y a los partidarios de Alfoso XII, llamados alfonsinos, cuyo máximo defensor fue Cánovas del Castillo.

Pocos días después de la llegada de Amadeo se produjo el asesinato de Prim, el cual había sabido mantener unida la frágil coalición de unionistas, progresistas y demócratas; con su muerte se aceleró la desintegración con lo que la nueva monarquía careció de un sólido apoyo parlamentario.

Además el carlismo rebrotó, bajo la dirección de Carlos VII, apoyado por un partido llamado neocatólico, también hubo un levantamiento de los republicanos federalistas; el internacionalismo obrero, que culminó con la prohibición de la Asociación Internacional Obrera; el asunto de Cuba sin solución todavía.

Finalmente Amadeo abdicó el 11 de Febrero de 1873. El congreso y el Senado, reunidos en sesión conjunta, proclamaron ese mismo día la 1ª República.

El primer gobierno republicano estuvo presidido por Estanislao Figueras. Cumplieron algunas promesas reivindicadas desde siempre por los republicanos, como la supresión del impuesto de consumo, abolición del servicio militar obligatorio, sustituido por la recluta de soldados voluntarios a los que se les pagaba. Lo malo de estas medidas es que resultaron ruinosas para el Estado.

En marzo de 1873 se convocan elecciones y se hace con la presidencia Pi y Margall, republicano de la tendencia federalista. Su idea central era la de que el poder va de “abajo a arriba”. La unidad de la cadena federativa era el “cantón”, formado por los habitantes de una comarca especializados en un ramo de la producción.

Se elaboró una nueva Constitución que correspondía al ideario federalista: el país queda constituido por 17 Estados Federales.

La República Federal tuvo que hacer frente a una gran inestabilidad, la guerra de Cuba, la agudización de la guerra carlista, el movimiento obrero, que convoco una huelga general reivindicando un aumento salaria y la reducción de la jornada laboral, la Revolución Cantonal, que fue el problema más importante. En Cartagena fue donde adquirió mayor importancia, la flota naval de Cartagena se reunió con la del estado central. Ante tanta inestabilidad Pi y Margall dimitió, siendo sustituido por Salmerón, que dominó la sublevación excepto en Cartagena. Salmerón dimitió al negarse a firmar unas penas de muerte.

Se dio paso a un gobierno dirigido por Castelar, partidario de una República Unitaria, que declaró fuera de la ley al federalismo. Suspendió las cortes durante 3 meses y gobernó por decreto. Suspendió las garantías constitucionales.

Cuando se reabren las Cortes en Enero de 1874, la mayoría de los republicanos le retiran su confianza y triunfa una moción de censura. Los militares temían que volviese la república federalista y dan un golpe de Estado dirigido por Pavía; Castelar se negó a presidir un gobierno por la fuerza militar y mediante un golpe, de manera que se disolvieron las Cortes y se entrega la jefatura a Serrano. La República había muerto.

Serrano sofocó sin contemplaciones los últimos focos de la insurrección cantonal y las revueltas sociales, practicaba una política autoritaria.

Mientras tanto Cánovas del Castillo fue preparando el regreso de la monarquía borbónica, así Isabel II abdicó en favor de su hijo Alfonso XII. Que del Castillo quería conseguir mediante la convocatoria de unas Cortes extraordinarias. El gneral Martínez Campos, contando con el apoyo de otro jefes militares se pronunció en Sagunto, proclamando la restauración de la Monarquía Borbónica.

El gobierno dimitió cediendo el poder al propio Cánovas, que asumió el gobierno provisional hasta la llegada del rey Alfonso XII el 29 de diciembre de 1874.

LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL

A la muerte de Fer VII se produce la 1ª guerra carlista, que no sólo fue una guerra dinástica, sino que supone el enfrentamiento entre dos formas de entender el estado y la sociedad, defensores del absolutismo y la unidad católica (carlistas) y los se acusaban de centralistas y anticlericales (liberales). Fue en los liberales en quien hubo de apoyarse la reina regente Mª Cristina para defender los derechos de su hija al trono.

La Ley de las Partidas (basada en la tradición castellana), declaraba heredera al trono a Isabel, pero la Ley Sálica implantada por Felipe V, la excluía por lo que Fer VII publica la Pragmática Sanción en 1830. Los carlistas, partidarios de Dn. Carlos María Isidro, vieron en la decisión real el resultado de una conjura de los liberales contra su pretendiente al trono.

Fer VII muere en 1833 y el 1 de octubre de ese año Dn Carlos proclama sus derechos dinásticos. La causa carlista se apoyaba principalmente en la aristocracia y el clero y también con el sector más ultraconservador del ejército y de la administración. La Iglesia desempeño un papel decisivo en los campesinos eran dl ejército carlista.

Este punto fue determinante par la consecución de la paz de 1839 (vergara), ya que Espartero, tuvo que aceptar el respeto a los fueros y privilegios regionales, tales como exención de contribución a la Corona, libertad de comercio.... Además se comprometió a la integración de los miembros del ejército carlista en la nación.

Las bases sociales del carlismo hay que buscarlas entre propietarios y nobles y el clero, los más afectados por las desamortizaciones del s. XVIII, más tarde se sumarían los pequeños propietarios e incluso arrendatarios que ahora debían pagar la renta en dinero. El objetivo era mantener A. R. frente al liberalismo que la reina regente se vio obligada a aceptar para ganar el trono de su hija.

La 1ª guerra carlista puede considerarse como una guerra de guerrillas. Desde el primer momento el apoyo internacional se decantó hacia el lado de los liberaleso de la reina.

La 2ª guerra carlista conocida como la “ guerra dels matiners”, su principal escenario en el campo catalán, casi permanentemente durante la 1ª mitad del s. XIX trajo consecuencias importantes, hizo que la monarquía se inclinase al liberalismo para hacer frente a las guerras, aumento el protagonismo político de los militares, la guerra llevó a la monarquía liberal a serios apuros en la hacienda, obligados a desamortizar.

La 3ª, se inició con el levantamiento en armas de los partidarios de Carlos VII, contra la monarquía de Amadeo de Saboya. Los principales escenarios fueron en el norte. La guerra contribuyó a la desestabilización de la monarquía democrática de Amadeo I y de la 1ª República, por su duración y porque se añadió a la situación conflictiva del país. La guerra se prolongó más allá del Sexenio, pero tras la Restauración borbónica, el carlismo agonizaría lentamente, hasta que en Febrero de 1876, Carlos VII abandonara España y acabara la guerra.




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Enviado por:Caperucita
Idioma: castellano
País: España

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