Historia
Conquista de México
A la conquista de México
Antes de la llegada de los españoles al centro-sur del actual México, en Mesoamérica, desde el siglo XIV hasta el siglo XVI fue habitado este territorio por un vasto imperio altamente organizado, llamado el de los aztecas, y que fue destruido por los conquistadores españoles que llegaron en 1519, junto con sus aliados los tlaxcaltecas. Algunas versiones señalan que el nombre azteca proviene de un lugar mítico situado al norte de México, llamado Aztlán y que en ese lugar los aztecas “…se dedicaban a la agricultura para beneficios de otros”. Los mexicas abandonaron Aztlán Chicomóztoc y a sus antiguos gobernantes porque ya estaban cansados de ellos. “El sacerdote Huitzilopochtli tuvo que comunicarles que su dios Tetzahuitl Teotl les había buscado un lugar privilegiado”. Según la leyenda, los aztecas fundarían una gran ciudad allí donde encontraran a un águila devorando a una serpiente posada sobre un cáctus. En el 1325, los sacerdotes aztecas descubrieron la escena mencionada en un islote cerca del lago Texcoco, y allí erigieron la ciudad de Tenochtitlán. Desde ese entonces y tras la caída de la civilización tolteca, que había florecido principalmente en Tula entre los siglos X y XI, oleadas de inmigraciones inundaron la meseta central de México, alrededor del lago Texcoco. Debido a su tardía aparición en el lugar, los aztecas se vieron la obligación de ocupar la zona pantanosa situada al oeste del lago. Los aztecas estaban rodeados por poderosos enemigos que le exigían tributo, y la única tierra que ocupaban eran los islotes del lago Texcoco, rodeado de ciénagas. Al aumentar en número, los aztecas establecieron organizaciones civiles y militares superiores. En 1325 fundaron la ciudad de Tenochtitlán.
Los aztecas convirtieron el lecho del lago, que era de poca profundidad, en chinampas que Bethell define como “…pequeñas islas artificiales, construidas en un proceso de recuperación de tierras, donde se cultivaban diferentes tipos de vegetales y flores, recibían los beneficios del sistema riego”. Se hicieron calzadas y puentes para conectar la ciudad con tierra firme; se levantaron acueductos y se excavaron canales por toda la ciudad para el transporte de mercancías y personas. En cuanto a las construcciones religiosas dedicadas a los dioses que regían la vida diaria de los aztecas. A continuación veamos que nos dice don Hernán Cortés a cerca de estas edificaciones: “…hay en esta ciudad muchas mezquitas o casas de sus ídolos, de muy hermosos edificios, por colaciones y barrios della, y en las principales della hay personas religiosas de su seta…”. Estas gigantescas pirámides que Cortés llama Mezquitas, al parecer asociándolas a las construcciones que en ese tiempo habían en el sur de España debido a las invasiones musulmanas, eran escalonadas, recubiertas piedra caliza, y que dominaban el paisaje de la capital azteca. La ciudad floreció como resultado de su ubicación y del alto grado de organización. Cuando llegaron los españoles, liderados por Hernán Cortés, (comenzaron la conquista en 1519), quedaron impresionados por el gran mercado que atraía a unas 60.000 personas. Esto queda registrado en las crónicas españolas de la época, y por el mismísimo Cortés que dice: “…tiene esta ciudad muchas plazas, donde hay continuos mercados y trato de comprar y vender. Tiene otra plaza tan grande como dos veces la ciudad de Salamanca….donde cotidianamente arriba sesenta mil ánimas comprando y vendiendo…”. Las mercancías llegaban a manos aztecas gracias a los acuerdos sobre tributos establecidos con los territorios conquistados. Al hacer su primera entrada en Tenochtitlán, los españoles pudieron percatarse de la grandeza y poderío de la ciudad cuando estuvieron alojados en los palacios reales. Pero lo que a mí más me llamó la atención fue el recibimiento que tuvieron los conquistadores españoles al entrar al territorio mexica. Lo obvio hubiese sido que los mexicas los atacasen pero, dejemos que Bernal Díaz del Castillo nos cuente cómo fue ese encuentro con el emperador azteca: “Moctezuma le dio el bien venido, y nuestro Cortés le respondió con Doña Marina que él fuese muy bien estado”. Nuestro cronista nos revela que el contacto entre el azteca y el español no fue violento (en un principio) sino que, al contrario, fue de lo más cordial. Pues bien, ¿a que se debió ese recibimiento tal cordial que hizo Moctezuma al conquistador español? El emperador Moctezuma había dado una bienvenida pacífica a Cortés porque probablemente la interpretación de algunos presagios sobre el regreso del dios Quetzacoátl indujera a Moctezuma a confundirlo con Cortés y por esa razón fue obsequiado con ricos presentes de oro y plata. Pero más tarde, Cortés temeroso de que los aztecas pudieran atacar a las tropas españolas, esto queda reflejado en lo que narra Bernal Díaz del Castillo en el siguiente párrafo: “…y cuando se le antojase darnos guerra, con quitarnos la comida o el agua o alzar cualquier puente…y que qué podríamos nosotros hacer para ofenderlos o defenderlos…”. Los españoles al estar recelosos por lo que podría pasar, tomaron de rehén a Moctezuma debido a que días antes habían matado a soldados españoles por orden de Moctezuma “…envió Moctezuma con su señal y sello a llamar a sus capitanes que mataron nuestros soldados que vinieron antes él (Cortés) presos…” y luego “…tomada su confesión sin estar Moctezuma delante, confesaron ser verdad lo atrás ya por mí dicho que su señor se lo había mandado que diesen guerra y cobrasen los tributos”.
El desenlace de todo este encuentro entre estos dos mundos fue que en junio de 1520 los aztecas, cada vez más inquietos del dominio europeo, se rebelaron. Cortés pidió a Moctezuma que reprimiera la rebelión, pero el dirigente azteca fue apedreado cuando se dirigía a sus súbditos.
Al final de todo este contacto, hizo que el colonizador español se impusiera frente a los mexicas. Hernán Cortés en su expedición a México logró tomar Tenochtitlán, la capital del Imperio azteca. Los pueblos indígenas americanos (y hablo en general) se vieron obligados a adoptar las costumbres de los colonizadores a su propia cultura por medio de un evidente proceso de aculturación. Otros miles de supervivientes indígenas de la conquista padecieron después el trabajo forzado y la esclavitud. Las cosas no cambiaron en nada, ya que, al igual que en el pasado, los mexicas concebían a los gobernantes y a los dioses como la encarnación del pueblo en su totalidad, pero tras la llegada de los españoles, el emperador resultó ser un español y los dioses cambiaron de nombres. Es por eso, que el pensamiento religioso de las sociedades indígenas estaba intrínsicamente relacionado con su cultura, gobierno y orden social, que al traspaso de una cultura a otra, no cambiaron mucho las cosas, sólo los nombres. Después de todo nos queda que los aztecas construyeron el imperio más poderoso de Mesoamérica en menos de un siglo, famoso por sus rituales y riqueza. Su lengua, sus leyendas y sus formas artísticas ejercen aún su influencia en la cultura mexicana de hoy día.
Universidad Diego Portales
Facultad de Humanidades
Licenciatura en Historia
Ensayo de culturas precolombinas
Bethell, Leslie. Historia de América Latina. Editorial Crítica, 1999, Barcelona, España. Vol. 1. p. 12
Ídem
Ibíd. p.20.
Cortés, Hernán. Relaciones de la conquista de México. Editorial Nacimiento, 1971, Santiago de Chile. “El mercado de Tenochtitlán”. P. 102.
Cortés, Hernán. Op.cit. p.99.
Díaz del Castillo, Bernal. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Editorial Eudeba, Buenos Aires, Argentina, 1977. p. 87.
Ibíd. p. 106.
Díaz del Castillo, Bernal. Op.cit. p. 109.
Moctezuma Matos, Eduardo. Moctezuma y Cortés: el encuentro. Mexicodesconocido [en línea]. 3 de mayo 2003. nº 11. [fecha de consulta: 27 de mayo]. Disponible en: <<http:// http://www.mexicodesconocido.com.mx/espanol/historia/prehispanica/detalle.cfm?idcat=1&idsec=1&idsub=9&idpag=4171>.
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