Historia
Conflicto entre Palestina e Israel
ISRAEL
Y
PALESTINA
Introducción
Hacia mediados del milenio seguido antes de Cristo, en una época de incesantes movimientos de pueblos, ciertos grupos semitas, originarios del desierto arábigo, llegaron al Eufrates medio. Cerca del 1350 a.C. avanzaron hacia el oeste en dirección a Palestina. En el siglo XII a.C. formaron reinos en zonas cercanas al mar Mediterráneo, entre estos grupos semitas se destacaron los fenicios y los hebreos. Aunque con características propias, ambos pueblos, al ser vecinos de civilizaciones tan importantes como las de Mesopotámia y Egipto, recibieron muchos elementos culturales de estas regiones. Costumbres, artes, ideas, pasaron de un lugar a otro y de un pueblo al otro. Sufrieron también el impacto de circunstancias externas amenazantes, pero lograron desarrollarse sin excesivos sobresaltos antes de la formación de los grandes imperios asirlo, neobabilónico y persa.
Los hebreos, el pueblo de Yahvé, se asentó en la zona de Palestina, al Sur de Fenicia. Esta zona está delimitada:
Al Oeste: Por el Mar Mediterráneo.
Al Éste: Por el Río Jordán y el Mar Muerto.
Al Norte: Por las montañas del Líbano.
Al Sur: Por la península del Sinaí.
al Oeste:
Es un territorio menos fértil que Egipto y Mesopotámia, pero presenta llanuras aptas para el pastoreo y el cultivo, por lo que será codiciado por los vecinos del desierto. También pondrán sus oídas allí poderosos reinos por estar en una posición estratégica, lugar o punto de contacto, adonde llegaban caravanas de diferentes lugares.
Esta región se llamó primitivamente el país del Canaán debido a que sus primitivos pobladores fueron los cananeos, pueblo también de origen semita, que se asentó allí hacia el 3000 a.C. Posteriormente llegaron tribus de origen ario, los filisteos, quienes denominaron a la zona “Philístina”, nombre del cual derivó la palabra Palestina; y los hebreos, singular pueblo, que no formó un poderoso estado o un imperio, pero que sorteando avatares mantuvo su vigencia hasta la actualidad. Es el único pueblo de la antigüedad que sobrevivió hasta hoy gracias a los lazos de unión que originó su religión.
Evolución histórica y política
Los antiguos hebreos partieron originariamente desde Arabia y llegaron a la Mesopotámia. Estaban organizados en pequeños grupos familiares o clanes, dirigidos por el más anciano de sus miembros, al que llamaban patriarca, quien además administraba justicia, dirigía los actos de guerra y realizaba tareas de sacerdote. Según la tradición, uno de estos patriarcas, Abraham, fue elegido por su dios, Yahvé o Jehová, para sellar un pacto de alianza: Yahvé le ordenó dirigirse a Canaán, tierra que prometió a él y a sus sucesores, si cumplían con sus designios. Abraham entonces obedeció, se puso en marcha con su clan y se estableció en Palestina. Con su nieto, Jacob o Israel, los hebreos comenzaron a llamarse a sí mismos “hijos de Israel” o “israelitas”, nombre que significa “los que son fuertes con Dios”. Muchos hebreos emigraron a Egipto cuando ese país estaba en poder de los hicsos. AL provocar la dinastía XVIII tebana la expulsión de los hicsos de Egipto, se generó un clima de fervor nacionalista. Cambió la situación de los hebreos asentados allí, fueron perseguidos y tratados prácticamente como esclavos. Surgió entonces entre los hebreos la figura de Moisés, quien convenció a su pueblo para huir de Egipto y dirigirse hacia “la tierra prometida”. Se inició así el éxodo de los hebreos. Según la Biblia, Moisés recibió al cruzar la península del Sinaí, en una revelación de Jehová, las leyes para el gobierno de la comunidad, conocidas como el Decálogo o las Tablas de los Diez Mandamientos. Aquí la alianza de Dios y Abraham se renovó: Yahvé protegería a los hebreos en su camino a la nueva patria y el pueblo se comprometería a reconocerlo como único dios y cumplir con las leyes. El símbolo de este acuerdo era “el Arco de la Alianza” que contenía las Tablas. Al llegar a Palestina, Moisés murió a la vista de la tierra prometida. Esta fue conquistada por Josué, su sucesor. En el curso del siglo XII a C. los hebreos tuvieron algunos enfrentamientos con los cananeos.
En cuanto a la organización política, continuaron por mucho tiempo divididos en doce tribus, sin conformar un solo Estado. El vínculo primordial entre ellos era el religioso. En momentos difíciles cuando eran atacados por enemigos, las tribus aceptaban eventualmente a un único jefe, llamado juez. Este era casi siempre un caudillo que unía a varias tribus bajo su autoridad durante el tiempo que durara el peligro. Entre ellos se destacaron Gedeon, Sansón y Samuel.
Creación del Estado Hebreo: Los Reyes
A fines del siglo XI a.C., estas uniones temporales frente al peligro se transformaron en una unión permanente con la creación del reino de Israel. Los hebreos organizaron un solo Estado y nació la monarquía. Era una circunstancia propicia para ello. En el plano internacional era una época de florecimiento de pequeños reinos independientes, los grandes imperios antiguos habían decaído y todavía no había surgido el temible poder de los asirios. En el plano interno, era un buen momento para unirse y derrotar a los filisteos con quienes se disputaban la zona.
El primer rey de los hebreos fue Saúl. Su sucesor David conquisto Jerusalén (antigua ciudad cananea) y la convirtió en la capital del reino. Posteriormente sometió a los filisteos y extendió los dominios de Israel hasta el Mar Rojo. Los hebreos consideraron a esta época como la más feliz. Su hijo y sucesor Salomón alcanzo fama por darle prestigio e importancia al cumplimiento de la justicia. También intensificó el comercio aprovechando que el territorio estaba ubicado en un cruce de rutas comerciales. Fue una época prospera. Salomón, incluso, organizó una flota para comerciar por el mar Rojo. Parte de las riquezas se aplicaron a la construcción del palacio y del templo de Yahvé en Jerusalén, del que hoy en día solo queda el Muro de las Lamentaciones.
El Cisma: Los Dos Reinos
A la muerte de Salomón, cerca del 926 a.C., se desencadenó una fuerte rivalidad entre las 12 tribus que conformaban el pueblo hebreo, lo que determino la división del reino en dos estados diferentes:
-
Las diez tribus del Norte formaron el reino de Israel, mas vasto y más fuerte, con capital en Samaria.
-
Las dos tribus del Sur formaron el reino de Judá, con capital en Jerusalén.
Como consecuencia de este cisma o esta división hubo una decadencia económica y religiosa. Económica porque ya no tuvieron el monopolio de las rutas de la región, y religiosa porque comenzaron a adorar, sobre todo en el reino del Norte, a otros dioses, y asimilaron también costumbres religiosas de otros pueblos como los cananeos. Como reacción ante esta situación surgieron los profetas, en defensa de la doctrina de Jehová. Según la Sagrada Escritura profeta, es aquel que habla por Dios y como intérprete de Dios.
El Exilio: La Perdida De La Independencia Política
La división y las luchas internas provocaron debilidad en los dos reinos justo en el momento en que resurgían nuevamente poderosos imperios en el Cercano
Oriente. Por lo tanto, se vieron imposibilitados de mantener su independencia. En el 722 a.C., los asirios invadieron el reino de Israel y lo conquistaron; en el 587 a.C., Judá cayó en poder del imperio neobabilónico de Nabucodonosor II, quien transportó a los israelitas cautivos a Babilonia. El cautiverio en Babilonia señala la decadencia de la organización política de los hebreos. Como contrapartida, constituirá un periodo de elevación religiosa. Los judíos se mantendrán unidos por sus tradiciones yahvistas. En esta época surgieron con nuevo vigor los profetas, que reavivaron la fe de los israelitas. Entre ellos, Ezequiel y Daniel anunciaban que tras el sufrimiento vendría la recompensa con la llegada del Mesías, el Hilo de Dios que los libertaría.
El Retorno A Palestina: La Comunidad Religiosa
Cuando Ciro El Grande, rey de los persas, conquistó el imperio neobabilónico en el 539 a.C., autorizó a los hebreos retornar a Palestina. Si bien, los persas les permitieron reorganizarse como comunidad religiosa, de acuerdo con su política de respeto a las creencias de los sometidos a su poder. Les prohibieron erigirse, en cambio, como un Estado político independiente. De esta forma sufrirán distintas dominaciones: de la persa pasaran a la griega y luego a la romana.
La Diáspora
En el año 70 d.C., los romanos destruyeron a Jerusalén y expulsaron a los israelitas, quienes se disgregaron por todo el Mediterráneo. Comenzó así la diáspora, es decir, la dispersión de los judíos por el mundo. La historia de los hebreos en Palestina había terminado por el momento, ella dejaría de ser su patria por mucho tiempo. Pero la comunidad hebrea sobrevivirá manteniendo intactas sus creencias y costumbres, gracias a su fe y a la alianza con su Dios, Yahvé.
Forma De Vida De Los Israelitas
-Economía. Establecidos en Palestina, los hebreos se dedicaron a la agricultura y a la ganadería. Los cultivos característicos fueron el olivo y la vid, aunque también obtuvieron legumbres como habas y lentejas. El pastoreo de ovejas, asnos, bueyes, cabras, caballos y camellos acompañaba la actividad agrícola. También trabajaron la cerámica y confeccionaron numerosos tejidos de guano y lino. Pero su más importante actividad económica fue el comercio: esto se debió a que su lugar de asentamiento, Palestina, era una tierra puente; por ejemplo, un lugar de tránsito de mercaderes entre Mesopotamia y Egipto.
Los hebreos exportaban aceite y vino e importaban metales (cobre de Chipre, hierro de Anatolia, oro de Arabia), marfil y especias.
-La Sociedad. La sociedad israelita estaba íntimamente relacionada con su religión. El núcleo de la sociedad hebrea era la familia. Esta era patriarcal. El padre representaba la máxima autoridad. Existían también los esclavos, que se obtenían por compra o por ser prisioneros de guerra; no se los trataba con crueldad.
-Letras Y Artes. La religión dominó todos los aspectos de la cultura hebrea. La prohibición de representar a la divinidad desalentó la creatividad en escultura y pintura. Como contrapartida, la religión estimuló el desarrollo de la literatura: el esfuerzo de generaciones para la redacción y la transmisión de los textos, las creencias y tradiciones religiosas. El resultado fue la Biblia. La palabra “Biblia” deriva del griego, “libros”, e indica el libro por excelencia Fenicia. También se denominó “Sagradas Escrituras”: “Sagradas” porque se creen inspiradas en Dios y contienen la revelación de éste a los hombres, y “Escrituras” porque su origen es variado, de distintas épocas y diferentes autores.
Estos escritos redactados por los hebreos constituyen el Antiguo Testamento o Biblia hebrea. En ellos se habla de la historia, las costumbres, las creencias, los pensamientos éticos y morales del pueblo israelita. Posteriormente, los cristianos le anexaron el Nuevo Testamento, donde aparece la llegada de Cristo, su vida y los orígenes del cristianismo.
El núcleo original de la Biblia fue el Pentateuco, conjunto de los cinco primeros libros del Antiguo Testamento: el Génesis, el Éxodo, el Levítico, los Números y el Deuteronomio. El Génesis relata la creación del mundo, los orígenes del pueblo hebreo con Abraham hasta el establecimiento en Egipto. El resto de los libros se refieren, entre otros temas, a Moisés, comentan la huida de Egipto, el peregrinar por el desierto y la llegada a la tierra prometida.
-La Religión. Razón mínima de ser del pueblo hebreo, la religión hebrea, monoteísmo de contenido moral y profundo vínculo con la historia de su pueblo, fue la primera religión “sin fronteras”, lo que la convirtió en vínculo permanente entre sus creyentes y en razón de ser para su supervivencia como pueblo. La primera fe monoteísta legó el origen de las tres grandes religiones actuales: cristianismo, judaísmo y islamismo; y El Antiguo Testamento.
El Estado De Israel
Un Pequeño País: Primeros Pasos Hacia Israel
Tocó a las Naciones Unidas cosechar el amargo fruto que había estado madurando a lo largo de los años en el Medio Oriente, entre las montañas y el mar. Palestina era una región de ardientes y brillantes cielos, de verdes valles, de zonas pantanosas y desérticas. Una región en la que las aldeas, los ríos y una pequeña ciudad llevaban nombres que llegaron hasta los últimos confines de la Tierra. Nombres que durante siglos han sido familiares hasta en los labios de los niños. El fruto que aquella tierra daba ahora, a mediados del siglo veinte, había madurado y estaba a punto de caer, de no haber mano que lo arrancara, parecía que era la mano de las Naciones Unidas la que habría de recogerlo, ya que a la postre tenía que ser cosechado.
En la serie de debates y negociaciones que siguieron a la división dé Palestina hubo enemistades tan profundas, demandas tan perentorias y negativas tan intransigentes como las que los consejos de las Naciones Unidas jamás volverían a ver. Como el tiempo tiende a empañar el recuerdo, aun de los incidentes más salientes, y como recordarlos es necesario para recobrar el hilo de la razón, en aquella confusión de acontecimientos registrados antes, procede hacer aquí una breve recapitulación, para aclarar los movimientos y motivos de la política de las Naciones Unidas, en todo este pasaje extraordinariamente difícil de su historia y de la historia del mundo.
Se recordará que por más de cuatrocientos cincuenta años la población árabe del Medio Oriente, aunque dividida y administrada por diferentes gobernantes con títulos distintos, estuvo toda ella sujeta al Imperio Otomano, desde la toma de Constantinopla por los turcos hasta el fin de la Primera Guerra Mundial. Aquel imperio era ya caduco y tambaleante cuando Turquía, que estaba a la cabeza del mismo, después de cometido el costoso error de creer que las Potencias Centrales resultarían victoriosas en dicha guerra, vio caer en pedazos su dominio a consecuencia del triunfo de los Aliados. En los acuerdos de la posguerra los Aliados consideraron que Egipto y Arabia estaban preparados para obtener su completa emancipación, ya que habían tenido una gran medida de autonomía bajo el gobierno otomano. Otros países más pequeños fueron puestos bajo mandato por la Liga de las Naciones, encargándose la Gran Bretaña de aquella faja de terreno situada al sur del Líbano y al norte de la Península de Sinaí perteneciente a Egipto.
Era una montadura muy chica para engastar en ella las joyas del tesoro de la tradición histórica de tres religiones, la cristiana, la judía y la musulmana. Una pequeña comunidad judía había permanecido ahí desde los tiempos en que los reinos de Israel y Judea florecieron y desaparecieron; sin embargo, los árabes sostenían que sus antepasados la habitaron aun antes de que los hijos de Israel llegaran de Egipto. Desde el principio del mandato se presentaron factores que dificultaron enormemente la labor de administración; nuevos elementos de complicación fueron sumándose uno a uno, hasta crear una situación tal que ningún miembro de la Liga de las Naciones o de las Naciones Unidas podía hacerle frente por sí solo.
La Declaración Balfour Y Sus Consecuencias
Las estipulaciones del mandato de la Liga de las Naciones, finalmente establecido en 1922, habían reconocido la que llegó a llamarse Declaración Balfour, en la que el gobierno británico había anunciado a la Federación Sionista, el 2 de noviembre de 1917, que “el gobierno de Su Majestad ve con agrado el establecimiento de un hogar nacional en Palestina, para el pueblo judío... entendiéndose claramente que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina”. En consecuencia, se abrió el acceso a Palestina a los inmigrantes judíos que llegaban de toda Europa. Los árabes protestaron inmediatamente, declarando que la ilimitada inmigración judía prontamente los empujaría fuera de su legitimo territorio, que sobrepasaría todos sus linderos propios y absorbería política y económicamente todo el Medio Oriente.
Tenemos un ilustrativo relato de esos tiempos en las Memorias de Sir Ronald Storrs, que fue nombrado gobernador militar de Jerusalén poco después de que esa ciudad fue quitada a los alemanes en la Primera Guerra Mundial. El vio rápidamente que el cumplimiento de la Declaración Balfour bien podía acarrear graves resultados. Ha comentado en esas memorias el hecho de que la extensión del territorio en cuestión era pequeña, que los residentes árabes, en su generación, no contribuían mucho al bienestar de la sociedad en general y que en cambio los judíos, constructores y progresistas, prometían ser una clase muy diferente de ciudadanos. “Sin embargo”, observó, “el problema de reconciliar sus derechos y querellas.., es capaz de convertirse en una obsesión, la que rara vez va acompañada de la templanza, la sobriedad y la justicia”.
Pero los esfuerzos hechos para resolver un problema, que ya en aquellos años de la posguerra, de 1918 y 1919, era desesperado, le parecían innecesariamente inadecuados; “no puede imputarse el monopolio del error a ninguna de las tres partes interesadas: los judíos, los árabes y los británicos”. Añadió mucho después con sobria comprensión, “como tenedores de todos los recursos de la civilización moderna, les correspondía marcar un paso que los nativos de Palestina pudieran seguir...”. El resultado acumulativo de sus combinados fracasos en Londres y Palestina fue una explosión tan tremenda que la mayor potencia del mundo, como se consideraba entonces a la Gran Bretaña, después de veinte años de intentos y experiencias, necesitó, en pleno tiempo de paz, un cuerpo de ejército dotado de toda clase de armas, para controlar “la población civil liberada”. Todo esto que escribió Sir Ronald es historia antigua ahora, ya que lo hizo antes de Hitler. Pero ya se había lanzado en Palestina el terrible grito “echemos a los judíos al mar”.
Árabes Y Judíos
Desde la Primera Guerra Mundial, Inglaterra se había esforzado en cultivar la amistad de los árabes, con objeto de proporcionarse acceso a la fabulosa riqueza petrolífera del Cercano Oriente. Aunque rivales, tanto las compañías explotadoras británicas como las norteamericanas se sentían unidas y solidarias ante el temor de que la Unión Soviética se adueñase de tan decisivo resorte de poder, favoreciendo a los nacionalistas árabes. Los países islámicos aprovecharon las guerras y disensiones entre las grandes potencias mundiales, sea para rechazar su independencia o para afirmar sus posiciones económicas o estratégicas, y aunque era difícil lograr una unión entre todas ellas, no faltaron los intentos para conseguirlas. En 1945, al terminar la Segunda Guerra Mundial, se fundaba en El Cairo la Liga Árabe, integrada por Egipto, Siria, Líbano, Arabia Saudita, Transjordania, Irak y el Yemen.
Cabe señalar que, durante la contienda, Líbano y Siria habían logrado emanciparse de la tutela francesa, reconociendo el gobierno de París la plena soberanía de ambos países en 1944 y 1946, respectivamente. Incapaz de solucionar su promesa de crear el “Hogar Nacional Judío”, formulada desde los tiempos de la Primera Guerra Mundial, a satisfacción de árabes y judíos, Inglaterra sometió la cuestión a las Naciones Unidas, cuya Asamblea General trató de zafarse también de tan espinoso asunto, por el riesgo que entrañaba. El problema fue transferido a una comisión de encuesta que, en noviembre de 1947, formuló unas recomendaciones que no lograron calmar los ánimos enardecidos de ambas partes. La ONU había previsto la partición del territorio de Palestina en un estado judío y otro árabe, quedando internacionalizada la ciudad de Jerusalén.
La Partición De Palestina
El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU votó por la partición de Palestina en dos estados independientes, un estado judío y un estado árabe, unidos por una unión económica, y con una Jerusalén internacionalizada. Belén debía quedar bajo administración de las Naciones Unidas. La partición fue aprobada por la Unión Soviética y por EE.UU. Para los soviéticos, la partición y la creación de un Estado judío suponía un avance en el objetivo de desplazar a los británicos de Oriente Medio.
En 1947, los judíos formaban sólo un tercio de la población de Palestina y poseían sólo un 6% de la tierra, pero el plan de partición otorgaba al estado judío un 55% de la superficie total. El estado árabe tendría, en su mayoría, una población árabe, mientras que el estado judío tendría casi tantos árabes como judíos. Los palestinos rechazaron la partición. Los sionistas la aceptaron, aunque tenían objetivos más expansionistas. En 1938, durante anteriores proposiciones de partición, Ben Gurion declaró, "cuando nos convirtamos en un poder fuerte después del establecimiento del estado, aboliremos la partición y nos extenderemos por toda Palestina". El territorio y la homogeneidad étnica fueron los dos principios fundamentales que guiaron a los sionistas en su proyecto político de creación del Estado de Israel y en la partición de Palestina. El Movimiento Sionista buscó el control de todo el espacio de la Palestina histórica y la construcción de un Estado para los judíos que exigía la limpieza de otras etnias de dicho espacio.
Estos nuevos Estados judío y árabe se debían regir por constituciones democráticas y comprometerse a resolver los conflictos de carácter internacionales por medios pacíficos. También debían garantizar los derechos religiosos y el libre acceso a los lugares sagrados. La resolución ponía una fecha límite, 1 de agosto de 1948, para la terminación del mandato del Reino Unido sobre Palestina y para la retirada militar británica al mismo tiempo que establecía que una comisión de Naciones Unidas supervisaría la transición de los dos Estados. Pero las corrientes que estaban a favor de un Estado binacional, tanto en el sionismo como entre los árabes, eran minoritarias.
El movimiento sionista tenía como objetivos esenciales la creación de un Estado judío en Eretz Israel (Tierra de Israel). Para ello, era indispensable que el pueblo judío en Palestina pasara de ser una minoría a convertirse en una mayoría y que al lograr esto se establecieran una separación tal tanto nivel político como cultural y social a las comunidades árabes. La conquista judía de la tierra y el trabajo era el ideal que sustentaba la política de expansión de las colonias y la discriminación de la mano de obra árabe.
Cuando se firmaron los acuerdos de armisticio en 1949, después de la guerra árabe-israelí, cuando los ejércitos árabes cruzaron las fronteras luego de que Israel hubiera declarado su independencia, el 15 de mayo de 1948, el estado palestino había desaparecido e Israel y Jordania se habían apropiado de su territorio, dejando a Egipto el control de la Franja de Gaza. Jerusalén, que debía ser internacionalizada, fue dividida entre el control israelí y el jordano. Israel controlaba ahora un 78% de Palestina. Unos 700.000 palestinos se convirtieron en refugiados.
Palestina
La región de Palestina fue parte del Imperio Otomano hasta la I Guerra Mundial. En 1916, durante la Gran Guerra, Gran Bretaña conquistó la región. Al finalizar la guerra (1918), Francia e Inglaterra crearon las actuales fronteras de Siria, Líbano e Irak sobre el territorio que había administrado el Imperio Otomano. En la zona que quedó sin asignar, la Sociedad de Naciones creó el Mandato Británico de Palestina, hasta 1948, fecha en que la ONU acordó el reparto del Mandato Británico en dos Estados, uno judío y otro árabe, aproximadamente iguales en extensión. Tras la retirada británica, los judíos proclamaron la independencia del Estado de Israel en mayo de 1948, mientras que los árabes no aceptaron el reparto y declararon la guerra dos días después de la proclamación de la independencia del Estado judío. La guerra árabe-israelí, la primera de una serie, culminó en un armisticio en 1949, que tuvo como consecuencia la ampliación del territorio de Israel y de Transjordania (que se anexionó Cisjordania). Egipto por su parte se quedó con la Franja de Gaza.
Los Refugiados Palestinos
Numerosos palestinos fueron expulsados de Israel por la fuerza. La cantidad exacta de los expulsados en comparación con los que se fueron impulsados por el pánico o los que simplemente buscaban la seguridad, permite afirmar que todas aquellas personas del pueblo palestino fueron víctimas de un plan de limpieza étnica ya que los funcionarios israelíes se negaron a permitir que alguno retornara. De los 860.000 árabes que habían vivido en áreas de Palestina que se convirtieron en Israel, sólo quedaron 133.000. Unos 470.000 fueron a campos de refugiados en Cisjordania (controlados por Jordania) o a la Franja de Gaza (administrada por Egipto). El resto se dispersó por el Líbano, Siria, y otros países. La idea de expulsar a los palestinos tampoco surgió en la guerra de 1948. En 1937, Ben Gurion había escrito a su hijo, "Expulsaremos a los árabes y tomaremos sus sitios... con la fuerza a nuestra disposición".
Ya desde aquellas tempranas épocas aparecen las primeras resoluciones que trataban de paliar el grave problema de los refugiados palestinos, como es el caso de las resoluciones de la ONU. En diciembre de 1948, la Asamblea General aprobó la Resolución 194, que declaró que "debiera permitirse que los refugiados que deseen retornar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos lo hagan" y que "debiera pagarse compensación por la propiedad de aquellos que prefieran no retornar". La misma resolución fue abrumadoramente aprobada un año tras otro. Israel se negó repetidamente a cumplir con los términos de la resolución.
Después de la victoria de Israel en la Guerra de 1948-1949, hubo varias oportunidades para la paz. La culpa de que no se haya logrado es de todos, pero la intransigencia israelí fue sin duda un factor fundamental. En 1951, un plan de paz de la ONU fue aceptado por Egipto, Siria, Líbano y Jordania, pero rechazado por Israel.
En junio de 1967, Israel mediante la guerra se apoderó de toda Palestina. Muchos de los palestinos, residentes en ciudades, pueblos y aldeas, y algunos en los campos de refugiados cayeron bajo control israelí. En 2001, la mitad de la población palestina en los Territorios Ocupados vivía en campos de refugiados. A cada nueva conquista israelí se produce una nueva oleada de refugiados de Palestina a los países vecinos.
Nacimiento de las Organizaciones Palestinas
La Organización para la Liberación de Palestina se formó en 1964, en sus comienzos ésta estuvo bajo el control de los Estados árabes hasta 1969, año en que Yasir Arafat se convirtió en su líder. Hay que recordar que la OLP tenía muchas facciones, que favorecían y tenían -siguen teniendo- tácticas y políticas distintas. Al comienzo la OLP adoptó el principio de que Israel no tenía derecho a existir y que sólo los palestinos tenían derechos nacionales en Palestina.
La OLP alcanza el reconocimiento como legítimo interlocutor del pueblo palestino en 1974 por parte de la comunidad internacional. Aun así no se puede decir que la OLP se encuentra en un plano de igualdad respecto de Israel. Este desequilibrio no solo se explica en términos de poderío político, económico y militar, sino que también haya que aludir a la estrecha alianza entre Tel Aviv y Washington. En 1976, sin embargo, cambiando el punto de vista, la OLP había llegado a aceptar el consenso internacional, que se venía dando en los medios diplomáticos y políticos, a favor de una solución de dos Estados.
El acuerdo de Camp David de 1979 estableció la paz a lo largo de la frontera egipcio-israelí, pero empeoró la situación para los palestinos. Con su frontera meridional neutralizada, Israel tuvo una mano más libre para invadir el Líbano en 1982, donde la OLP tenía sus bases.
En diciembre de 1987, los palestinos en Gaza lanzaron una insurrección llamada la Primera Intifada. La insurrección se organizó localmente, y tuvo un apoyo masivo dentro de la población Palestina. Israel respondió a esta manifestación de lucha con gran brutalidad, matando a cientos de palestinos. Al llegar el año 1989, la Intifada había disminuido. Hamás, una organización promovida originalmente por los israelíes como un contrapeso contra la OLP, cobró fuerzas y exhortaba a ataques armados para lograr un estado islámico en toda Palestina.
Los Acuerdos de Oslo
Arafat había debilitado su credibilidad por sus flirteos con Sadam Husein después de la invasión iraquí de Kuwait. Husein trató de manera infructuosa de ligar su retirada de Kuwait con una retirada israelí de los Territorios Ocupados. Debido a la debilidad de Arafat, los dirigentes de Israel consideran oportuno utilizar a su favor. Era mejor negociar así con un Arafat, antes de que Hamás ganara demasiada influencia.
El acuerdo de Oslo consistió en el "Mutuo Reconocimiento." Arafat, reconocía el derecho de Israel a existir y se condenaba al terrorismo y a la lucha armada. Rabin, a su vez aceptó reconocer a la OLP como a la representante del pueblo palestino y comenzar negociaciones con ella, pero no hubo un reconocimiento israelí del derecho palestino a un Estado. En septiembre de 1995, fue firmado un acuerdo llamado Oslo II. Este acuerdo dividió los Territorios Ocupados en tres zonas, Área A, Área B, y Área C. No se mencionó una cuarta área: Jerusalén Este, ocupado por los israelíes.
El número de colonos israelíes desde los mismos Acuerdos de Oslo aumentó continuamente en Cisjordania y Gaza; lo mismo pasó en el Jerusalén Este anexado, la población judía creció. Las políticas de cierre israelíes significaban que los palestinos tenían menos libertad de movimiento -de Gaza a Cisjordania, a Jerusalén Este, o de un enclave palestino a otro- posibilidades que eran mas o menos normales a lo que comenzó a acontecer después de Oslo. Durante los años del Acuerdo de Oslo, Washington otorgó a Israel más de 3.000 millones de dólares año de ayuda, y 4.000 millones en el año fiscal 2000, la mayor de cualquier año, con la excepción de 1979. De esta ayuda, la ayuda militar gratuita fue de 1.800 millones de dólares por año desde Oslo, y de más de 3.000 millones de dólares en el año fiscal 2000, más de dos tercios más elevada que nunca antes.
El Acuerdo de Oslo lo que va dejando al descubierto es que es un intento por parte de Israel de cambiar las reglas del juego. También encontramos un cambio por parte de EE.UU., que había votado desde 1949, junto con la mayoría de miembros de la Asamblea General pidiendo el derecho al retorno de los refugiados palestinos. En 1994, la administración Clinton declaró que ya que la cuestión de los refugiados era algo que debía ser resuelto en las negociaciones de estatus permanente, EE.UU. no continuaría apoyando la resolución.
Camp David
Las conversaciones de estatus permanente entre Israel y los palestinos, como las había previsto el Acuerdo de Oslo, tuvieron lugar en julio de 2000 en Camp David, en Estados Unidos, con los estadounidenses como mediadores. En Camp David se rompieron numerosos tabúes como el de abordar la división de Jerusalén. La posición palestina registró cambios significativos al considerar que un retorno masivo de los refugiados era poco viable. A pesar de todo ello, las autoridades israelitas salieron acusando a Arafat de negar la existencia del Estado de Israel.
Como consecuencia de los acontecimientos de la nueva Intifada, y de nuevas negociaciones, como el caso lde Taba, se aceptó que Jerusalén fuera la capital de dos Estados: Yerushalayim, como capital de Israel y Quds, como capital de Palestina. En cuanto a los refugiados se habló de la necesidad de que Israel reconociera el sufrimiento moral y material causado al pueblo palestino por la guerra de 1948. Los palestinos pidieron el reconocimiento al derecho del retorno conforme la lo estipulado en la Resolución 194 de la Asamblea general de la ONU.
En el tema de la seguridad, las delegaciones se pusieron de acuerdo mantener temporalmente la presencia militar israelí sobre Palestina. Israel argumentó la necesidad de tres años plazo, para luego en un plazo adicional de tres años con la presencia de fuerzas internacionales. Los palestinos por su parte hablaron de un año y medio de retirada bajo la supervisión internacional.
Así quedaron plasmadas las diferentes posiciones por parte de las delegaciones israelíes y palestinas. Eso hace que la viabilidad de un Estado Palestino sea imposible, ya que éste quedaría a merced de una total dependencia económica, militar y política por parte de los israelíes. Pues por más que se intente negociar y llegar a un acuerdo mutuo siempre estará pesando de alguna manera los hechos consumados, como eje de la política, por parte de los israelíes, como es el caso de los asentamientos ilegales judíos, el control del agua y de las mejores tierras cultivables, el control militar, los refugiados, y la dependencia económica de los palestinos.
Todo esto pone de manifiesto que tanto en Camp David como en posteriores negociaciones, lo que va quedando claro es un denodado intento de imponer el esquema de creado por los acuerdos de Oslo, y que realmente guardan poca relación con el deseo de la retirada israelí de los territorios ocupados en 1967. Lo que se pretendía en Camp David era imponer la política de hechos consumados desplegada en las tres décadas de ocupación consistente en alterar la composición demográfica de los territorios por medio de su colonización intensiva con la idea de que estos no retornasen nunca a sus legítimos propietarios.
La Hoja De Ruta
El intento de sentar unas sólidas bases de un "auténtico proceso de paz" que fuera capaz de reemplazar el fracasado proceso de Oslo, coincide con el esfuerzo del llamado Cuarteto de paz que plantea en septiembre de 2002 una propuesta de paz llamada Hoja de Ruta. Este Cuarteto está integrado por EE.UU., UE, ONU, y Rusia.
Los antecedentes de la Hoja de Ruta se pueden circunscribir a tres elementos centrales: En primer lugar, el fracaso de los Acuerdos de Oslo. En segundo lugar, las disputas al interior de Israel, debido a cómo se debería continuar con las políticas de los asentamientos en territorios palestinos. El resultado de esto fue la elección de Ariel Sharon como Primer Ministro de Israel y por ende, la continuación de la lucha y profundización de la Intifada. En tercer lugar, una latente invasión por parte de EE.UU. a Irak, que en efecto se llevó a cabo. La aplicación de la Hoja de Ruta tal como está planteada en el documento del Cuarteto, no daría a los palestinos las fronteras que le correspondían al año 1967. Las instituciones político-administrativas seguirían con unas competencias muy restringidas. Los refugiados definitivamente habrían perdido el derecho al retorno que cobija la Resolución 194 de la ONU; Jerusalén, en el mejor de los casos, podría ser la capital de los dos Estados.
La ONU ha aprobado la resolución 1515 (noviembre 2003) en la que insta a las partes a sentarse a negociar, y además, a colaborar con el "Cuarteto" que ha impulsado este plan de paz, y que está formado por las Naciones Unidas, la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia. Ya en este punto y momento, con una violencia y un elevado número de muertos y de heridos de ambas partes, se escuchan nuevas voces y planteamientos de acuerdos de paz y de la necesidad de abrir nuevas puertas a las negociaciones entre las partes como es el caso del Acuerdo Alternativo de Paz de Ginebra.
Acuerdo Alternativo De Paz De Ginebra
Mientras continua imparable la construcción del "Muro de la Vergüenza" por parte del Gobierno israelí de Sharon, los representantes de la sociedad civil de ambas poblaciones, el israelí Yossi Beilin, y el ex ministro de información palestino, Yasser Abed-Rabbo, han firmado un plan de paz denominado "Acuerdos Alternativos de Ginebra". Este acuerdo virtual, como los mismos firmantes lo denominan, evoca la necesidad de la participación del pueblo a la hora de las decisiones en el conflicto. Mientras esto sucedía en Ginebra, en Jerusalén Ariel Sharon afirmaba que "sólo el Gobierno tiene el mandato del pueblo para negociar un acuerdo" y en Gaza y Cisjordania miles de manifestantes palestinos acusaban de traidor al representante de la sociedad civil palestina.
La Religión Musulmana
El Islam es la religión que nació de las enseñanzas de Mahoma. Este profeta enseñó que el hombre debe someterse completamente a la voluntad de Dios. Por eso Islam significa “someterse” y sus devotos, los musulmanes, son “aquellos que se someten”.
Mahoma
El profeta religioso Mahoma (570 - 632), nació en el seno del mundo árabe. Al morir sus padres fue adoptado por su abuelo y su tío, quienes le proporcionaron una educación y un oficio comercial. Años después, debido a su matrimonio con una rica viuda llamada Jadicha, Mahoma tuvo suficiente estabilidad económica para dedicarse a meditar.
Gracias a las caravanas comerciales que emprendió por los negocios de su familia política, Mahoma entró en contacto con las principales ideas de las religiones monoteístas, es decir, del judaísmo y el cristianismo. Según la tradición islámica, una noche en que Mahoma meditaba en el monte Hira, el arcángel Gabriel se le apareció y le comunicó la existencia de un solo dios (Alá) y que él, Mahoma, sería su profeta, por lo que su misión era llevar la palabra de Dios a los infieles (no creyentes).
En el año 613, Mahoma comenzó a predicar públicamente en la ciudad de La Meca, el centro comercial más próspero de los árabes y sitio de la Caaba, el templo principal del culto politeísta que se practicaba entonces. Mahoma se oponía terminantemente al politeísmo, y por esta razón despertó el enojo de muchos personajes importantes y de los comerciantes.
Debido a los ataques, el 16 de julio de 622 el profeta emigró con sus seguidores hacia Yatrib, que sería desde entonces "La Ciudad Del Profeta" (Madinat-al-Nabi o Medina) y su centro de operaciones. A este episodio de su vida, cuando Mahoma huye de La Meca y comienza su peregrinación, se le llama la hégira y con él se señala el fin de la época preislámica y el inicio de la era del Islam, por lo que los musulmanes lo consideran el año cero de su calendario lunar.
Mahoma volvió a La Meca y la conquistó en el año 630. Ahí el profeta del Islam destruyó todos los ídolos de los dioses y quitó las pinturas que se encontraban en la Caaba, dejando sólo la piedra negra que hasta le fecha permanece. Tomada La Meca, el territorio sagrado fue delimitado y la Caaba fue establecida como centro del Islam. Este acontecimiento fue decisivo pues dotó al mundo islámico de un símbolo de unidad a través de la diversidad. En vida, el profeta Mahoma consiguió dar a la península arábiga una unidad musulmana. Con ello culminó un proceso —gestado desde el siglo V— que se encaminaba a la formación de un Estado en Arabia. Pero cuando murió el profeta, sin dejar herederos varones o un sucesor, surgió una crisis política.
Después De Mahoma
A la muerte de Mahoma el número de seguidores de la nueva religión había aumentado considerablemente y La Meca había declarado su alianza a la fe. La Meca se convirtió en el centro espiritual de la nueva religión y la Caaba permaneció como objeto de veneración y ritual, pero ahora con un sentido estrictamente monoteísta.
El poder recayó en los miembros del círculo más cercano a él: los cuatro califas hereditarios (califa significa “sucesor”). El último de los califas ortodoxos fue Alí, primo y yerno del profeta. A su muerte, el poder de los califas le fue arrebatado por un gobernador de Siria. De hecho, la mayor ruptura dentro del mundo islámico tiene que ver con el problema de la sucesión legítima después de la muerte de Alí.
La Difusión Del Islam
La difusión del islamismo fue rápida y efectiva. Sus años de mayor expansión fueron del 632 al 1050. Los ejércitos árabes —cohesionados por el fervor religioso, así como por incentivos políticos y económicos— rápidamente tomaron el poder de los regimenes residentes en Siria e Irak (638), Irán (641) y Egipto (642). Los ejércitos marcharon hacia el este, en dirección a Asia central, y hacia el oeste a través del norte de África; y para el año 732 el mundo islámico se extendía de España a las fronteras de India y China. Más tarde lograron otros avances territoriales en África, Asia central, India y especialmente Turquía con la caída, en 1453, de lo poco que quedaba del Imperio Bizantino. En el sureste asiático, a principios del siglo XVI, hubo otra expansión del islamismo.
El islamismo vinculó, por primera vez en la historia, a pueblos tan variados y distantes como los españoles, africanos, persas, turcos, egipcios e hindúes. En el desempeño de esta función unificadora el Islam transmitió su cultura, que demostró ser crucial para el desarrollo de la civilización occidental. El genio del Islam radicó en su capacidad para asimilar elementos de varias culturas que adoptó, sintetizarlas y luego ensanchar esa amalgama.
Razas Y Lenguas
El mundo islámico comprende diversas razas y lenguas. El árabe, la lengua de Mahoma, el persa y el turco son los tres principales idiomas hablados. Aunque todos ellos se escriben en alfabeto árabe (con la excepción del turco moderno) y por lo tanto parecen iguales a la vista, estos tres idiomas son completamente diferentes. De la misma manera turcos, persas y árabes son pueblos racialmente muy diferentes.
Actualmente, al Islam pertenecen cientos de millones de personas alrededor del todo el mundo: desde el norte de África hasta el sureste asiático. Así reúne a gente de muchas razas, idiomas y niveles económicos y sociales.
La Fe Musulmana
Los musulmanes se unen en la devoción a un solo Dios omnipotente conocido como Alá. En el islamismo hay vida después de la muerte, un paraíso para aquellos que han seguido el camino y un infierno para aquellos que se han desviado de él. En el Día del Juicio, al final de los tiempos, las acciones del hombre serán juzgadas. Mahoma mismo no es visto como una deidad y por lo tanto no es objeto de culto. Más bien Mahoma es considerado el último y más grande de una serie de profetas tales como Abraham, Moisés y Jesús.
La práctica de fe requiere de la realización de una serie de actos conocidos como los “pilares del Islam”:
-La profesión de fe o testimonio. La expresión de la frase: “No hay más Dios que Dios y Mahoma es el Profeta de Dios” es suficiente, según los teólogos musulmanes, para que un individuo sea considerado musulmán.
-Oración. La oración ritual es requerida cinco veces al día: al alba, a mediodía, en la tarde, a la puesta del sol y en la noche. El orador debe estar limpio (por eso siempre hay fuentes en las mezquitas) y debe orar en un lugar limpio. Los musulmanes oran con la mirada hacia La Meca, lugar donde se encuentra la Caaba. Los momentos de oración son anunciados por el llamado del almuédano, desde la alta torre o minarete, adjunta a casi todas las mezquitas. La oración puede realizarse en privado o en congregación excepto en las oraciones de mediodía del viernes o en el Sabat musulmán, que es obligatorio rezarlas en las mezquitas. La oración ritual consiste en una serie de movimientos y expresiones de profesión de fe, fórmulas de rezos y pasajes del Corán
-El pago del diezmo, o zakat. Es una contribución financiera al Estado o a la comunidad. Este pago es diferente de la dádiva de limosnas a los pobres.
-El ayuno. Durante el mes de Ramadán, el noveno mes del calendario musulmán, los fieles deben abstenerse de comer, beber y mantener relaciones sexuales del alba al atardecer.
-Hacer la peregrinación o hayy. Por lo menos una vez en la vida, todo musulmán debe realizar una visita ritual a las dos ciudades sagradas de Arabia: La Meca y Medina, durante un periodo específico del año, para representar simbólicamente la emigración de Mahoma y sus seguidores. Aquellos que estén incapacitados para realizar el viaje pueden designar a otros para que lo realicen en su lugar.
Costumbres Del Islam
-Comida. Un buen musulmán debe abstenerse de soplar la comida, y siempre debe comer con la mano derecha. No pueden ni beber alcohol, ni comer carne de cerdo.
-La derecha. Entre los musulmanes simboliza la suerte y la felicidad, el izquierdo significa desgracia. Por eso la mano derecha la utiliza para las cosas consideradas nobles y la izquierda para las viles. Se entra en la mezquita con el pie derecho, se come con la mano derecha, se comienza a calzarse con el pie derecho, se duerme sobre el lado derecho. Y la izquierda se usa para limpiar, descalzase, quitarse la ropa, etc.
-Sociable. Asistir a banquetes, a los funerales, visitar a los enfermos y hacer regalos se consideran actos dignos de alabanza, al igual que el cuidado del cuerpo.
-La limpieza. Los ritos de depilación de la mujer son imprescindibles para eliminar todo signo exterior de naturaleza salvaje. Para el musulmán lo limpio es lo liso y pulido, es lo civilizado. Hay que recurrir a menudo al mondadientes; hay que evitar comer ajo y cebolla antes de ir a la mezquita, para no molestar a los demás, etc.
-La lectura. La más importante es la lectura del Corán (acompañada de una traducción si es necesario) y la meditación de las cosas que están contenidas en él, las cuales deben realizarse en la vida cotidiana.
-Lo que hay que decir. Al comenzar una cosa se dice "en el nombre de Dios“, y una vez acabada "la alabanza a Dios". Cuando se decide a hacer una cosa, o se hace la promesa de ello a alguien, es preciso añadir inmediatamente: "si Dios quiere".
Cuando se encuentran musulmanes, se saludan diciendo “la paz sobre ti”. Es preciso adoptar la costumbre de glorificar a Dios cuando uno se acuesta y se levanta diciendo "pureza a Dios". Conviene también invocar a menudo la bendición divina sobre el Profeta, por ejemplo, ¡Oh Dios, apiádate de Muhammad, bendícele y ponle en tu salvaguarda!". Si se estornuda, se dice “Todas las alabanzas y gracias al Alá”. Si se oye a alguien más estornudar, se dice: “Puede Alá ser misericordioso con usted”.
En el islamismo no hay una forma organizada de sacerdocio. Es decir no existe un grupo de clérigos con autoridad eclesiástica que puedan establecer un único y universalmente aceptado canon o dogma. Lo más cercano al sacerdocio son los teólogos y juristas —conocidos como ulama— que dedican sus vidas al estudio, la interpretación y la enseñanza de la ley islámica. La oración del viernes en la mezquita es dirigida por un imam, pero cualquier musulmán conocedor de las oraciones puede actuar como tal.
Costumbres En La Casa
-Decoraciones. Está bien tener una casa decorada con buen gusto, pero hay ciertas decoraciones que se prohíben, sobre todo las imágenes de criaturas vivas. Es también lo mejor evitar decoraciones excesivas.
-Animales domésticos. No se recomienda tener animales de compañía, ni siquiera un perro.
-El dinero. Tiene que provenir de actividades lícitas para el Islam. No se pueden cobrar intereses, tampoco los que da el banco por el ingreso de una cantidad de dinero en una cuenta corriente. Igualmente no se deben contratar créditos que supongan el pago de intereses. Está pues, prohibido pagar y cobrar intereses.
Costumbres De Los Varones
-Vestimenta. Deben llevar cubierta el área entre el ombligo y las rodillas. Tienen aversión a llevar uno de los hombres destapados.
-Materiales prohibidos. Se prohíbe llevar objetos de oro y seda, que se reservan a las mujeres.
-La barba. El profeta animaba a sus seguidores a llevar barba, pero no les obligaba.
Costumbres De Las Mujeres
-Hijab y niqab. La hijab es una vestimenta que cubre el cuerpo en público de modo que sólo la cara y manos sean visibles. A la mujer sólo se permite mostrase sin hijab ante el marido, otras mujes y familiares directos. La ropa ajustada y mucho más la transparente, están prohibidas. Muchas mujeres musulmanas, principalmente de países árabes, llevan un velo que cubre completamente la cara y guantes que cubren las manos y antebrazos (niqab).
-Maquillaje. Se puede llevar de forma moderada.
-Tinte del pelo. Imitando el color natural si hay canas.
-Joyas, perfume y maquillaje. Con moderación.
El Corán
La Palabra Divina fue revelada al profeta Mahoma, quien transmitió o recitó estas enseñanzas a sus seguidores. Al poco tiempo de la muerte de Mahoma, en 632, las revelaciones fueron compiladas en un texto formal conocido como el Corán, que significa “recitación”. El árabe fue originalmente, y continúa siendo hoy, el idioma del Corán para todos los fieles, aunque se han hecho traducciones a casi todos los idiomas. Así que los musulmanes son también, como los judíos y los cristianos, “pueblos del Libro”.
El islamismo es más que una religión. El Corán está al centro de la vida espiritual de todo musulmán, y hay muchos que lo han memorizado completamente. También sirve como guía para la vida cotidiana, para el comportamiento privado y social. La ley islámica, o sharia, está basada en las enseñanzas del Corán así como en las del hadid (“proverbios”), una colección de tradiciones acerca de las palabras y actos del Profeta. Los jueces islámicos se refieren al Corán y al hadid como base de sus juicios legales.
La mezquita
El lugar usual de oración para los musulmanes es la mezquita. Más que una casa de culto, la mezquita sirve como centro social, político y educativo para toda la comunidad. Las oraciones de los viernes incluyen tradicionalmente el sermón, o khutha, que fue políticamente importante porque en él se mencionaban los nombres del soberano o gobernador como muestra de su autoridad.
La mayoría de las escuelas para niños están localizadas al lado de las mezquitas. La forma de éstas es, generalmente, un salón de oraciones cubierto por una cúpula y a su lado una torre o minarete desde la cual se da el llamado a la oración.
La disposición de una mezquita consiste en un recinto de oración que se abre a un patio. La dirección del rezo es siempre hacia La Meca. Los feligreses usan como guía la orientación del recinto de oración, cuyo muro posterior siempre está en dirección a La Meca.
La Religión Judía
El hexagrama o la estrella de seis puntas, la estrella de David, no ha sido un símbolo tradicional del judaísmo como la menorah (candelabro), el León de Judá, el shofar (cuerno de carnero) o el lulav (ramas de palma). Pero desde hace doscientos años hasta la actualidad, se ha convertido en símbolo universal del judaísmo y la identidad judía, tanto dentro como por fuera de la comunidad. En tiempos anteriores, no obstante, el símbolo se asociaba principalmente con la magia o con la insignia de familias individuales o comunidades.
El Judaísmo
El judaísmo es la religión del pueblo judío y comprende un sistema de creencias, doctrinas, ritos y costumbres que fueron sistematizados en una basta literatura, a partir del siglo I d.C. Sin embargo, el origen del judaísmo es ciertamente anterior y se remonta hacia dos milenios a.C. en Canaán, parte actual de Israel.
Es una religión que reconoce la alianza del Dios único (yavhé) con el ser humano, al que ha creado e impuesto 613 mandamientos.
Historia
El fundador del judaísmo fue Abrahán, que significa “padre de muchos pueblos”. Nació en la ciudad de Ur (Caldea), hacia 1900 a.C., y murió a los 175 años.
Libros Sagrados
Los judíos se guían por el Tanakh, la Biblia judía, en donde se cuenta la historia del pueblo hebreo escrita bajo la inspiración de su Dios, Yavhé, y que se divide en:
-La Torá o la Ley. Formada por los cinco primeros libros. Revela la santidad, justicia y bondad de Dios. Es la base de la ley judía que, junto a la ley oral, transmitida de generación en generación, han dado lugar a un escrito: la Mishná.
-La Mishná. Recoge las sentencias que se habían dado sobre la interpretación de la ley.
-Guemará. Trata de legislación, moral, costumbres, folclore, etc. Junto con la anterior forman el Talmud, del cual hay dos versiones: el de Babilonia y el de Jerusalén.
-Profetas. Libros históricos y proféticos.
-Los escritos. Libros poéticos, narrativos y sapienciales.
Tradiciones Y Costumbres Judías
A los ocho días del nacimiento de los niños, se les realiza la circuncisión.
A los 13 años los varones se convierten en “hijos de la ley”, adultos desde el punto de vista religioso. Ya son responsables del cumplimiento de los 613 mandamientos. Este acontecimiento se celebra con una ceremonia llamada Bar Mitzva. Las niñas deben cumplir la ley desde los 12 años.
Los judíos siguen una serie de reglas que afectaran a la alimentación, denominadas Kashurt:
-No se puede comer carne de cerdo, animales de presa o crustáceos.
-No se pueden mezclar en una misma comida productos lácteos y productos elaborados con carne.
-No se puede utilizar la misma vajilla para estos dos tipos de alimentos.
El Shabbat, (Sábado), es el día sagrado, dedicado al descanso y al reposo.
Festividades Judías
El calendario judío tiene dos comienzos, lo que llaman el Nissan, que representa el mes del éxodo de los judíos en Egipto; y el Tishrei, que representa el mes de la Creación.
Estos dos meses de inicio reflejan la naturaleza dual del calendario judío, es decir, el ciclo solar y el ciclo lunar. El resto de los meses se rigen por los ciclos de la luna y se van ajustando anualmente las festividades conforme a las estaciones del año. Lo que busca este calendario es armonizar las festividades con la parte “espiritual” del mundo para que exista un equilibrio en el ciclo de la vida.
Año Nuevo Judío
El Rosh Hashanah es la primera festividad con la que se inicia el calendario y representa al año nuevo. Esta celebración la realizan en otoño y tiene una duración de un día. Por lo regular se celebra en la sinagoga, la cual se viste de blanco y hace sonar el shofar (un cuerno de un cabrito macho), este sonido tiene un marcado significado religioso.
En esta festividad la conducta de los fieles tiene mucho que decir, ya que se hace una “inscripción” en el libro de la vida y en el libro de la muerte. Los rabinos también le han dado a esta festividad la connotación del “cumpleaños del mundo”, es decir, el día que Dios creó al mundo.
El día después del año nuevo inician los diez días de la penitencia, que culminarán hasta el Yom Kippur. En estos días los fieles tratan de hacer una introspección de su vida y realizan oraciones y rituales a manera de conseguir la paz espiritual y el arrepentimiento por los malos actos realizados.
El Yom Kippur
El Yom Kippur tiene dos connotaciones, por un lado es una festividad que celebra el día que Moisés desciende del Monte Sinaí con la segunda tabla de los mandamientos; y por otro, es el día de la anunciación, en donde se abre y se cierra el libro del día del juicio. Ésta es la festividad más sagrada de todas las judías.
Antes del Yom Kippur se han llevado a cabo los 40 días de arrepentimiento que inician en el último mes del calendario (en el Elul) y Dios ha juzgado ya a los fieles en el Rosh Hashanah, además les ha concedido diez días de perdón.
Los arrepentidos reciben en el Yom Kippur la felicitación de un buen y próspero año nuevo. Ese día los fieles deben de pedir a Dios perdón por sus actos, el día anterior a la celebración habrán pedido perdón al resto de las personas.
Los judíos deben de ayunar ese día, además de respetar cinco prohibiciones:
1) Comer y beber
2) Perfumarse
3) Mantener relaciones sexuales
4) Lavarse
5) Usar zapatos de cuero
La pascua judía
La pascua judía o Pesah es la otra festividad importante. En ella se conmemora la salida de los judíos de Egipto guiados por Moisés. La celebración empieza después de la puesta de sol del día 14 del Nissan.
El seder, (la cena festiva), es una ceremonia en donde se come sólo cierto tipo de alimentos, cada uno de ellos simboliza las tribulaciones por las que pasaron los israelitas durante su esclavitud en Egipto. Además se relata la narración del éxodo y se hacen oraciones.
La festividad dura siete días, pero sólo en el primero de ellos se celebra el seder. Los judíos ortodoxos se abstienen de comer pan con levadura el resto de los días y utilizan platos y cubiertos reservados para esta celebración.
Dos Modos De Vivir La Fe
-Judaísmo ortodoxo. Se obedecen al pie de la letra las leyes religiosas, incluso las más estrictas, como no beber, conducir, o pulsar un botón eléctrico el sábado, día de descanso judío-
-Judaísmo liberal. Más abierto en su modo de entender y vivir su religión. Admiten que las mujeres sean rabinos.
Lugares Sagrados
El templo por excelencia es el Templo de Jerusalén, del que solamente queda el Muro de las Lamentaciones. Por otro lado, las sinagogas son los lugares en los que se reúne la comunidad judía tres veces a la semana.
Durante la oración, los varones deben llevar puesto el kippah, (“pequeño gorro”), y el tallith, (“chal rectangular para cubrir los hombros”). Allí se debaten cuestiones importantes para la comunidad y son centros de estudio.
Conflicto
Un nuevo e importante factor de conflicto en las relaciones Oriente-Occidente fue el final del mandato británico en Palestina y la fundación del Estado de Israel en parte de ese territorio, donde se había refugiado una gran cantidad de judíos con motivo de la persecución nazi. Desde hacía varios años, Inglaterra se había mostrado favorable al sionismo (doctrina que postulaba la unión de los judíos en una sola nación), y había prometido a los judíos que les sería otorgado un territorio para que establecieran su nación en tierras palestinas, las que, de acuerdo con la particular tradición histórica judía, les pertenecían como herencia de sus antepasados que las habían habitado en tiempos remotos.
En diciembre de 1947, la Asamblea General de la ONU aprobó un plan que establecía la partición de Palestina en dos Estados independientes, uno árabe y otro judío, y de una zona internacional en la ciudad de Jerusalén bajo control de las Naciones Unidas, con una unión económica entre las tres entidades. El plan fue inmediatamente aprobado por los judíos y rechazado por los árabes, situación que generó serios enfrentamientos entre ambas comunidades. La creación del Estado judío en tierras palestinas, al causar la expulsión de los pueblos árabes radicados en ellas, creó uno de los más graves conflictos en la política mundial del siglo XX.
El 14 de mayo de 1948, cuando los británicos pusieron fin a su mandato y abandonaron Palestina, fue proclamada la fundación del Estado de Israel. En seguida, estalló la guerra entre el nuevo ejército israelí y los árabes de Egipto, Líbano, Siria, Irak y Transjordania, que atacaron el territorio del nuevo Estado sionista. Esta guerra, que sería la primera de una serie de enfrentamientos armados en la región, se prolongó hasta enero de 1949 y finalizó con la victoria de Israel que consolidó su posición y obtuvo más territorio que el previsto en el plan de partición propuesto por la ONU.
La derrota de Palestina ante Israel dio motivo para que los árabes se sintieran defraudados y traicionados no sólo por los países occidentales aliados de Israel, sino también por los dirigentes árabes incapaces de enfrentarse a su enemigo y sospechosos de connivencia con el imperialismo occidental. Todo ello fue el “caldo de cultivo” donde se gestaron los movimientos populares y revolucionarios árabes a partir de esa fecha, dando origen al panarabismo (unión de todos los pueblos árabes), movimiento de lucha para la liberación de los territorios palestinos. Por otra parte, la riqueza petrolera de los Estados árabes habría de constituir un elemento más de discordia en aquel conflictivo territorio, en donde el panarabismo se fue perfilando como contrario al bloque occidental. La segunda guerra árabe-israelí ocurrió entre octubre y noviembre de 1956, conocida como la Guerra de Suez, originada por las acciones emprendidas por el presidente egipcio Gammal Abdel Nasser, cuya orientación nacionalista y revolucionaria lo llevó a enfrentarse a la Gran Bretaña. En julio de ese año, en relación con las necesidades económicas para la construcción de la presa de Assuán, Nasser decretó la nacionalización del Canal de Suez e indemnizó a los propietarios ingleses y franceses para proceder después a prohibir el paso de los barcos israelíes por el Canal. Esas acciones preocuparon seriamente a los gobiernos de Inglaterra y Francia, ante el temor de que Nasser suspendiera los embarques de petróleo que sus países importaban utilizando como vía el Canal de Suez. Este hecho provocó que Gran Bretaña, Francia e Israel atacaran militarmente a Egipto el 29 de octubre de 1956; con la respuesta armada de este país, dio comienzo la segunda guerra árabe-israelí. Ante la gravedad de la situación en Medio Oriente, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió en una sesión de emergencia en la cual se acordó exigir a los países invasores su retiro de Egipto. Bajo la presión de la ONU y sin haber logrado el apoyo de Estados Unidos en este conflicto, ingleses y franceses se retiraron , de manera que la zona del Canal quedaba bajo vigilancia de las Naciones Unidas en diciembre de 1956. Este fracaso de las potencias occidentales en el Medio Oriente resultó en beneficio de la Unión Soviética, que aprovechó la situación para intervenir en la política de esta conflictiva región brindando a Egipto ayuda económica y militar para la construcción de la presa de Assuán, con lo cual se fortaleció la posición de Nasser. Como era de esperarse, pronto intervino el gobierno de Estados Unidos para contrarrestar el dominio soviético. A principios de 1957 fue promulgada la Doctrina Eisenhower, que implicaba un programa de asistencia económica y militar ofrecido por el gobierno estadounidense a los países del Medio Oriente. Ese mismo año, este programa fue adoptado por Líbano, Libia, Turquía, Irak, Israel, Túnez y Sudán, y eso permitió a Estados Unidos participar en los conflictos que ocurrieran en la región. De esta manera, el conflicto árabe-israelí constituyó un factor más de discordia entre los dos bloques, poniéndose en peligro la paz mundial cada vez que la animosidad volvía a cobrar fuerza ante los renovados intentos de los pueblos palestinos por recuperar los territorios cedidos a Israel en 1948.
Con el apogeo del nasserismo, la difícil situación entre los Estados Árabes e Israel, estabilizada en 1957, se deterioró de nuevo a partir de 1962 hasta desembocar, en junio de 1967 en la tercera guerra árabe-israelí, llamada la Guerra de los Seis Días, que terminó con una espectacular victoria de los israelíes, quienes ocupan los territorios árabes del Sinaí, Gaza, Golán y Cisjordania, arrebatados a Egipto, Siria y Jordania.
Tras la tercera guerra, los israelíes se afirman en los territorios ocupados y las actividades bélicas quedan limitadas a las acciones de los palestinos contra Israel desde los países árabes vecinos. En Egipto, el presidente Anwar al-Sadat, sucesor de Nasser tras la muerte de éste en 1970, replantea un nacionalismo más conservador y a favor de Occidente, en tanto que en la región se intensifican las presiones derivadas de la pugna Oriente—Occidente. En octubre de 1973, la situación de conflicto lleva a la cuarta guerra árabe-israelí —la Guerra del Yom Kippur— en Suez y el Golán, que tendría repercusiones muy negativas para el destino económico de los países industrializados importadores de petróleo. Por otra parte, esta crisis representa el retroceso de la URSS en la región y el aumento de la influencia de Estados Unidos, bajo cuyo patrocinio no sólo se reorienta la política de Sadat, sino se inician las negociaciones que llevan a resultados reales y a acuerdos entre Egipto e Israel, enmarcados en el giro que toma el Próximo Oriente a mediados de los años setenta.
Intifada
Significa “agitación, levantamiento". Es el nombre popular de dos campañas recientes del pueblo palestino contra el régimen de ocupación de Israel en los territorios ocupados de Cisjordania y la Franja de Gaza. Es uno de los aspectos más importantes de los últimos años del conflicto israelí-palestino.
Ambas intifadas empezaron como campañas de desobediencia civil de los palestinos y fueron intensificándose en un ciclo de violencia de represalias recíprocas entre israelíes y palestinos.
La primera Intifada empezó en 1987; la violencia decayó en 1991 y tocó a un fin más completo con la firma de los acuerdos de Oslo (agosto de 1993) y la creación de la Autoridad Palestina.
La segunda intifada, que se ha dado a llamar Intifada de al-Aqsa, empezó en septiembre de 2000 y fue terminada en febrero de 2005.
Principales Fechas Del Conflicto Entre Israelíes Y Palestinos
9 de noviembre de 1947. La ONU aprueba el Plan de Partición de Palestina. El proyecto prevé la creación de dos Estados, uno judío y otro árabe, mientras que Jerusalén y sus alrededores quedan bajo administración internacional.
14 mayo de 1948. Se proclama el Estado de Israel, pero los países árabes no aceptan su existencia y comienza la primera guerra árabe-israelí.
24 de febrero de 1949. Termina la primera guerra árabe-israelí. Israel amplia su territorio; Cisjordania, que incluye Jerusalén Oriental, queda en manos del reino de Transjordania. Mientras que la franja de Gaza queda bajo control militar egipcio.
1950. El reino de Transjordania cambia su nombre por el de Jordania y se anexiona Cisjordania.
Del 5 al 10 de junio de 1967.- Guerra de los Seis Días, Israel se anexiona con el Sinaí egipcio, Cisjordania y los Altos del Golán sirios.
6 de octubre de 1973. Siria y Egipto atacan a un desprevenido Israel. Comienza la Guerra del Yom Kippur (fiesta judía), que concluye poco después con la victoria de Israel, si bien queda dañada la imagen de un Ejército invencible.
27 de marzo de 1979. Israel y Egipto firman los Acuerdos de Camp David por los que se devuelve el Sinaí.
6 de junio de 1982. Israel invade El Líbano con el pretexto de expulsar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
10 de noviembre de 1987. Comienza la primera Intifada o revuelta popular palestina.
Del 30 octubre al 3 de noviembre de 1991. Se celebra en Madrid la Conferencia de Paz que marca el principio del entendimiento entre israelíes y palestinos.
13 de septiembre de 1993. El primer ministro israelí, Isaac Rabin, y el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yaser Arafat, firman en Washington una Declaración de Principios que se basa en los acuerdos negociados en secreto en Oslo y que otorga la autonomía para Gaza y Jericó.
25 de febrero de 1994. Un colono judío mata a 30 palestinos en la mezquita de la Tumba de los Patriarcas, en Hebrón.
3 de abril de 1994. El Ejército de Israel comienza el repliegue de Jericó y Gaza, al tiempo que se reanudan en El Cairo las negociaciones, suspendidas tras la matanza de Hebrón.
4 de mayo de 1994. El primer ministro israelí, Yizahk Rabin, y el presidente palestino, Yasir Arafat, firman en El Cairo la puesta en marcha de la autonomía palestina.
1 de julio de 1994. El líder palestino, Yasir Arafat, llega a Gaza tras 27 años de exilio.
19 de octubre de 1994. 23 personas mueren en un atentado suicida de Hamás en Tel Aviv.
28 de septiembre de 1995. El primer ministro israelí, Yizahk Rabin, y el líder palestino, Yasir Arafat, firman en Washington ante la presencia del presidente estadounidense, Bill Clinton, el denominado Oslo II o Acuerdo de Taba.
4 de noviembre de 1995. El primer ministro israelí, Yizahk Rabin, es asesinado por un radical judío.
27 de diciembre de 1995. Después de 30 años de ocupación, el Ejército completa la evacuación de seis ciudades palestinas, aunque se pospone la retirada de Hebrón.
20 de enero de 1996. Yasir Arafat gana las elecciones en la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Del 25 al 29 de septiembre de 1996. El Ejército de Israel reprime con dureza las protestas por la apertura del túnel de los Asmoneos, en Jerusalén Oriental. Los enfrentamientos causan ochenta muertos, en su mayoría palestinos, y más de mil heridos.
25 de julio de 2000. Fracasan las negociaciones entre el primer ministro israelí, Ehud Barak, y el presidente palestino, Yasir Arafat, reunidos desde el día 11 de julio en Camp David, bajo la mediación del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton.
28 de septiembre de 2000. Ariel Sharon visita la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén oriental, lo que provoca el estallido de la segunda Intifada palestina.
Diciembre de 2001. Sharon decreta el confinamiento en Ramala del presidente palestino, Yasir Arafat, a quien hace responsable de la ola de atentados.
16 de junio de 2002. Israel comienza la construcción de un muro de separación entre palestinos e israelíes de más de 400 kilómetros y que discurre por territorio ocupado de Cisjordania. Miles de palestinos quedan aislados y cientos de olivos arrasados. Más tarde el Tribunal de Justicia de La Haya lo declarará ilegal.
17 de mayo de 2003. El primer ministro israelí, Ariel Sharon, y su colega palestino, Mahmud Abás (Abu Mazen), se reúnen para hablar sobre un nuevo plan de paz denominado "Hoja de ruta" auspiciado por la comunidad internacional.
11 de noviembre de 2004. Muere en Francia Yasir Arafat después de varios días en coma.
9 de enero de 2005. Abu Mazen gana las elecciones para sustituir a Yasir Arafat como presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Relaciones Internacionales
Israel
Once minutos después de que fuera proclamado el Estado de Israel el 14 de mayo de 1948, el presidente estadounidense Harry S. Truman extendió el reconocimiento al nuevo estado. Este acto marcó el comienzo de una relación que está basada en valores comunes y que se caracteriza por una profunda amistad y respeto mutuos.
Ambos países son vibrantes democracias cuyos sistemas político y legal están arraigados en tradiciones liberales; ambos comenzaron como sociedades pioneras; y ambos aún absorben e integran nuevos inmigrantes. En algunas oportunidades ambos países han “acordado estar en desacuerdo”. Cuando surgen diferencias, éstas por lo general radican en el hecho de que los Estados Unidos sean una superpotencia con complejos intereses globales, mientras que la principal preocupación de Israel como pequeño estado en una turbulenta región ha sido la preservación de su seguridad y soberanía.
Al mismo tiempo que empezaba el desarrollo de las relaciones políticas y diplomáticas con Israel, Estados Unidos se unió a otros países occidentales en un embargo de armas al Medio Oriente, creyendo que de esta manera las tensiones regionales se reducirían significativamente. Después de 1952, la administración Eisenhower procuró el apoyo árabe a un pacto de seguridad en el Medio Oriente mostrando así un alejamiento radical de la parcialidad de la administración Truman hacia Israel. Las relaciones entre Washington y Jerusalén volvieron a estrecharse recién a fines de los años cincuenta, como consecuencia de la desilusión norteamericana de la política del presidente egipcio Gamal Abdel Nasser. Durante la administración Kennedy, la política norteamericana anterior de abastecimiento de armas fue modificada levantándose el embargo existente.
Desde fines de la administración Johnson (término de la década del sesenta), la diplomacia estadounidense estadounidense se ha basado en el reconocimiento del derecho de Israel de existir dentro de fronteras seguras y reconocidas que habrán de conseguirse por medio de negociaciones directas con sus vecinos árabes. Considerando que un Israel fuerte es condición esencial para la consecución de la paz en la región, Estados Unidos se ha comprometido a mantener una ventaja cualitativa de Israel sobre los ejércitos árabes. Durante las administraciones Nixon y Carter, esta concepción contribuyó a lograr los acuerdos de separación de fuerzas entre Israel y Egipto y entre Israel y Siria (1973-1974), los acuerdos de Camp David (1978) y el Tratado de Paz Israelo-Egipcio (1979).
Durante la administración Reagan las relaciones no sólo florecieron, sino que además se les otorgó un contenido más formal y concreto. En adición a compromisos anteriores, se firmaron memorándums de entendimiento (1981, 1988) que constituyen la base para la constitución de varios entes conjuntos de planificación y consulta que a su vez generaron una amplia gama de acuerdos prácticos tanto en el campo militar como en el político. Estos marcos de cooperación mutua fueron codificados subsecuentemente en un memorándum más amplio. La administración Bush hizo suya la iniciativa de paz de Israel (1989) y copatrocinó la Conferencia de Paz de Madrid (1991) que llevó a la realización de conversaciones de paz en Washington D.C.
La administración Clinton jugó un papel clave en el proceso de paz en el Medio Oriente apoyando activamente los acuerdos entre Israel y los palestinos, el tratado de paz de Israel con Jordania, las negociaciones con Siria y los esfuerzos por promover una cooperación regional, incluyendo el fin del boicot árabe. Empeñada en mantener la superioridad cualitativa de Israel, se comprometió asimismo a minimizar los riesgos de seguridad en los que Israel podría incurrir en su prosecución de la paz.
La administración de George W. Bush ha adoptado recientemente algunas importantes medidas para respaldar a Israel en su lucha contra el terror, e Israel apoya la visión del presidente Bush para poner fin al terrorismo y lograr la paz.
La continua y profunda amistad entre Israel y los Estados Unidos ha sido definida por diversas administraciones norteamericanas en términos que van desde la preservación de Israel como “un bien básico de la política exterior estadounidense con énfasis en una “especial relación” entre ambas naciones, hasta una declaración de un “compromiso estadounidense” con Israel. A comienzos de la década del ochenta Israel fue considerado por los Estados Unidos como un “bien estratégico” y fue designado, de acuerdo a la legislación aprobada el año anterior, como un “importante aliado fuera de la OTAN”. El respaldo del Congreso a Israel proviene de ambos partidos. El apoyo a la ayuda militar y económica anual, el proceso de paz y la lucha de Israel contra el terrorismo han sido muestras del compromiso del Congreso con la amistad entre Estados Unidos e Israel, como lo fue la aprobación de la legislación (1995), que reconoce a Jerusalén como la capital unida de Israel y llama al establecimiento de la embajada de los Estados Unidos en Jerusalén.
La “relación especial” comprende asuntos económicos, políticos, estratégicos y diplomáticos de interés común. Israel recibe actualmente alrededor de 2.700 millones al año en ayuda económica y militar (la ayuda económica está siendo reducida a razón de 120 millones anuales y la ayuda militar se reduce en 60 millones anuales hasta el 2008; después de esa fecha Israel recibirá un total de 2.400 millones en ayuda militar), y el comercio entre ambos países se ha reforzado con la firma del Acuerdo de Área de Libre Comercio entre Israel y Estados Unidos (1985). Se ha establecido un creciente número de empresas conjuntas patrocinadas por firmas industriales israelíes y estadounidenses, y algunos de los estados norteamericanos han iniciado acuerdo “de estado a estado” con Israel, que incluyen una gama de actividades desde la cultura hasta la agricultura.
Los Estados Unidos, por lo general, apoyan a Israel en los foros internacionales, rechazando intentos tanto en las Naciones Unidas como en sus entes asociados de promover resoluciones anti-israelíes. Ambos países cooperan para su mutuo beneficio en el intercambio de información militar y de inteligencia, así como en la guerra contra el terror internacional y en la campaña contra las drogas. La amistad entre ambos países es apoyada por la comunidad judía y por un amplio segmento de la sociedad norteamericana.
Canadá e Israel también mantienen relaciones diplomáticas plenas desde hace muchos años, que se basan en sus valores democráticos comunes y sus lazos bilaterales son reforzados por intercambios culturales y científicos. En la escena internacional, el apoyo de Canadá a Israel se expresa por medio de una posición generalmente pro-israelí en los diversos foros de la ONU.
Palestina
Los líderes árabes se comprometieron a aportar todo tipo de ayuda al pueblo palestino, pero no lograron alcanzar un acuerdo en lo relativo a la creación de un fondo destinado a la reconstrucción de la franja de Gaza, según se indica en el comunicado final de la Cumbre Económica árabe de Kuwait..
El rey Abdalá de Arabia Saudí, prometió mil millones de dólares como ayuda a Gaza.
Sin embargo, en el comunicado leído por Amro Musa no se hace ninguna referencia expresa a la creación de un fondo para canalizar o distribuir las ayudas a la franja palestina, que ha quedado seriamente dañada tras cuatro semanas de intervención militar israelí, en la que han muerto unas 1,200 personas y otras 5,000 han resultado heridas.
Igualmente, en el documento se hace un llamamiento para detener la escalada bélica en Gaza y se exige la salida inmediata de las tropas israelíes de ese territorio.
Intereses
Israel
El más importante interés nacional de Israel siempre ha sido su seguridad territorial. En 1993, el reconocimiento de la OLP como único representante del pueblo palestino y -más importante aún- la aceptación del derecho político del pueblo palestino, así como la voluntad de negociar el Acuerdo del 13 de septiembre de 1993 a pesar de que podría significar una pérdida de control de partes de la zonas ocupadas, fue vista como la mejor estrategia israelí para proteger y mantener su seguridad nacional. La razón principal del Acuerdo se buscaba en términos de su contenido y aplicación.
Frente a una fuerte crisis económica agudizada por la migración masiva de judíos rusos a partir de 1990, Israel tenía que llegar a una solución en cuanto a los territorios ocupados. Ésta, por una parte, debía reducir sus gastos (posiblemente acudiendo a una mayor ayuda económica extranjera) y, por otra, mantener la seguridad territorial de la nación. A partir de 1991, se buscó este tipo de acuerdo y se concluyó que la mejor manera de conseguirlo era negociarlo con los palestinos.
Israel mantiene una continuada ocupación de los 40 Km. de largo por 15 de ancho que ocupa la denominada franja de Gaza. Pero ¿Que saca Israel del mantenimiento de un guetto? Capital. La mano de obra, prácticamente esclava, y los escasísimos recursos materiales de la región ya no son explotados por empresas israelíes. Pero su beneficio económico es escaso si lo comparamos con la abundante entrada de capital que producen los impuestos aduaneros que Israel cobra en forma de peajes a la continuada ayuda humanitaria que llega a Gaza.
Si analizamos un mapa de los enfrentamientos realizados por Israel en los últimos años, pero especialmente de la última ofensiva, veremos como claramente sus ataques van dirigidos hacia colectivos o zonas con las que Palestina podría "comerciar" sin necesidad de pagar los peajes a Israel. (Líbano, la frontera con Egipto...).
Poniendo como escusa la presencia de Hamás, un partido legal y democrático, no lo olvidemos, Israel se lanza contra Gaza con el objetivo oculto de destruir parcial o totalmente las infraestructuras públicas para aumentar, despues de la ofensiva, la necesidad humanitaria de la población y, con ella el numero de partidas humanitarias y por lo tanto los ingresos en capital extranjero que necesita su "tocada" economía para volver a la normalidad.
Israel pretende hacer negocio, cobrar impuestos cuando la ONU, entre otras organizaciones internacionales, manden ayuda a Palestina y quieran reconstruir las infraestructuras del país. Por eso Israel no destruye totalemente, no arrasa los edificios ni aniquila a la población. Las bajas son daños colaterales de una guerra económica.
Palestina
Progresivamente la OLP fue aceptando la fórmula de la partición territorial pero exigiendo la materialización de los derechos nacionales del pueblo palestino: libre determinación, derecho a disponer de un Estado y retorno de los refugiados.
El programa de la OLP postulaba "el establecimiento de un Estado laico e independiente en todo el territorio palestino, donde musulmanes, cristianos y judíos vivan en paz, con los mismos derechos y deberes". Ello implicaba, necesariamente, el fin del actual estado de Israel. No obstante, sin renunciar a esta meta, la OLP pasó a admitir como "solución temporal" el establecimiento de un estado palestino independiente "en cualquier parte del territorio eventualmente liberado por las armas o del que Israel se retire".
Los palestinos reclaman el fin de los ataques militares, la devolución de los territorios ocupados y la vuelta a las fronteras anteriores a 1967. Por su parte, Israel exige el fin de la lntifada, se opone al regreso de los desplazados, pretende mantener el control sobre Jerusalén Este y rechaza la descolonización de los territorios ocupados.
Desastre Humanitario
Según la ONG Human Rights Watch, entre 2005 y 2007 salieron desde Gaza 2.696 cohetes con destino a Israel. Estos casi 3000 cohetes provocaron 4 muertos y 75 heridos.
En ese mismo período, Israel lanzó 14.617 misiles hacia Palestina, que provocaron 59 muertos y 270 heridos entre la población árabe.
La diferencia no es solo cuantitativa (2696 frente a 14617 disparos), sino cualitativa: cohetes contra misiles. Los árabes utilizan fundamentalmente el cohete Qassam, de fabricación casera, de escasa potencia y que no usa ningún sistema de guía, por lo que la puntería también es más bien escasa. Utilizan un combustible que mezcla nitrato potásico y azúcar, y para hacer el material explosivo se utilizan fertilizantes. En su versión más “avanzada” consiguen un alcance de unos 10km.
Israel, por su parte, dispone de uno de los ejércitos más avanzados del mundo, con armamento producido en Israel y Estados Unidos. Utiliza el obús estadounidense M107, que tiene un alcance de 18 Km., una precisión de más o menos 25 metros y es capaz de matar todo ser vivo que se encuentre en un radio de entre 50 y 150 metros del lugar del impacto.
Desde que Hamás ganó las elecciones en enero, Israel somete a los palestinos a un maltrato continuo. Sin embargo, la comunidad internacional, centrada en otros focos, como Líbano e Irak, muestra una pasividad hiriente. En Gaza, la violación de derechos humanos está llegando al límite.
“Es asombroso que unos pocos kilómetros más al norte haya prosperidad y aquí encontremos una miseria que rivaliza con la que pueda darse en cualquier otro punto del planeta”. La afirmación corresponde al judío británico David Mellor, vicesecretario del Foreign Office, y habría que acudir a las hemerotecas para encontrarla.
Aludía el político al tremendo contraste entre la pobreza del territorio palestino y la riqueza israelí días después de que estallara la primera Intifada, en diciembre de 1987.
El poderoso Ejército hebreo mataba entonces a jóvenes y niños que lanzaban pedradas a los soldados.
Desde que explotó la segunda revuelta, en septiembre de 2000, asesina a hombres armados y a transeúntes que tienen la mala fortuna de pasar junto a un miliciano. Una coincidencia casi imposible de evitar en la franja, donde si algo abunda son los fusiles y la munición. A los palestinos que consumen sus días en Gaza les parece que este pedazo de tierra, hoy sin apenas árboles, era el paraíso en la época a la que se refería Mellor .
Siempre se han sentido engañados por el mundo. Pero la frustración y la desesperación alcanzan estos días cotas desconocidas.
Sufren un bloqueo económico que ha convertido Gaza, pese a que la hospitalidad de los lugareños con el extranjero nunca desaparece, en un lugar muy desagradable.
El dirigible de las Fuerzas Armadas israelíes, siempre vigilante, se mantiene suspendido sobre la vertical de Erez, el cruce fronterizo a las puertas de Gaza del que parte, hacia el mar y tierra adentro, un muro de cemento.
Nada más franquear el lúgubre corredor de 600 metros que da entrada a la franja se divisan los tanques sobre las lomas arenosas donde 15 meses atrás se alzaban tres colonias judías.
Cientos de blindados rodean el pequeño territorio (367 kilómetros cuadrados) desde hace cinco meses. Invaden casi a diario por el sur y por el norte.
Desde el 25 de junio, fecha en que Hamás capturó a un soldado israelí, y hasta el 1 de noviembre, los uniformados han matado a más de un centenar de militantes y a dos centenares de civiles, decenas de ellos mujeres y niños. Se retiran a las pocas horas, pero no tardan en volver a la carga.
Buques de la marina patrullan y disparan con frecuencia a los barcos pesqueros que se atreven a faenar más allá de las pocas millas autorizadas.
Los cazabombarderos y los helicópteros Apache sobrevuelan Gaza; el zumbido amenazador de los aviones no tripulados se siente a menudo.
Los alimentos llegan cuando el Gobierno israelí lo estima oportuno. Así cada día. La sensación de asedio es agobiante. Gaza es un gueto que dispone de un aeropuerto que Israel no deja funcionar, y carece de un puerto marítimo que Israel impide construir. Completamente aislado, pese a que los países árabes, los europeos, Estados Unidos e Israel no le quitan el ojo, a la espera del colapso del Gobierno de Hamás.
Siempre hay algún edificio que estaba en pie en la última visita y que aparece ahora derruido por las bombas israelíes.
A mediados de octubre le tocó el turno a las naves industriales lindantes con la frontera, demasiado cercanas a ésta para que los milicianos lancen desde ahí sus cohetes caseros.
Es sólo un ejemplo de una destrucción gratuita, sin sentido. En este caso lo decidieron los militares sobre el terreno sin contar con la aprobación del Ejecutivo de Ehud Olmert. El Gobierno turco canceló una visita oficial a Israel por el destrozo de estas fábricas y Washington también se quejó. Unas protestas formales que no causan efecto alguno.
Israel siente que goza de impunidad absoluta.
En los 10 kilómetros que conducen hacia la ciudad de Gaza, los socavones en las carreteras y los puentes hundidos fuerzan cambios de ruta.
En los márgenes de la vía, camiones despanzurrados, talleres con columnas quebradas que dan la impresión de que pueden venirse abajo en cualquier momento con los mecánicos dentro, chatarra por todas partes, basura, muy escaso tráfico, edificios descascarados, etc.
“La vida en Gaza es una mierda”, resume Munir, uno de los taxistas siempre pendientes de la llegada de los foráneos.
“Los militares israelíes entraron y dispararon contra los depósitos de agua en el tejado”, comenta Ibrahim Hamed, profesor universitario. Ibrahim muestra la silicona que ha adherido a los bidones para impedir las fugas de agua y señala desde la terraza la ubicación de los carros de combate, ya compañeros habituales. Vive con el miedo en el cuerpo: “Cuando escuchamos que llegan los blindados nos metemos en las habitaciones más seguras, las que tienen más paredes de por medio”.
Enfrente de la espaciosa casa de Ibrahim y Amelia, su esposa española, nada queda del inmenso naranjal arrasado por los tanques no se sabe cuántas veces. Sólo se observan unos pocos edificios, uno de ellos derribado hasta los cimientos por las excavadoras israelíes.
La familia Shimbari, mucho más desgraciada que la de Ibrahim y su esposa, han perdido a un sobrino que se asomó a una ventana de su casa para ver la enésima incursión de los blindados. El 1 de noviembre, un francotirador israelí le alcanzó certero.
Aquel lunes 23 de octubre murieron siete miembros de la familia Shimbari. Los mataron en el naranjal. Ibrahim y Amelia vieron la matanza desde su vivienda .
“Por las noches estamos acostumbrados a los ataques, pero esta vez fue a las diez de la mañana. La casa temblaba. Pude ver cómo cayó el primer muerto y cómo las mujeres empezaron a gritar. Retiraron unos metros el cadáver, y otro proyectil cayó en el mismo lugar donde fue alcanzado el primero de los Shimbari. Durante una hora, los soldados apostados en una casa cazaron a otros seis. Jamás había sentido ese pánico”
Sorprende, sin embargo, la calma de los deudos y la naturalidad con que explican la matanza. Han visto demasiadas. “Se ceban con nosotros porque algunos miembros de nuestra familia están en la resistencia”, dice Ali Shimbari bajo la carpa en la que los familiares de los fallecidos reciben las condolencias.
“De los israelíes no podemos esperar nada y los árabes no existen. Antes confiábamos en países como Francia, Alemania, España. Ahora sólo contamos con Dios”, añade Ali, que afirma pertenecer a Fatah, el partido laico palestino. Es la tendencia dominante.
Los palestinos han mirado a derecha e izquierda, abajo, al frente y a su espalda. Han luchado en guerras contra el Estado de Israel; han rectificado y optado por el camino de la negociación; han comprobado que no les ha llevado a la meta deseada, que para ellos las resoluciones de Naciones Unidas que exigen el fin de la ocupación, casi 40 años después, simplemente no se aplican. No han hallado el camino.
Y ahora, cada vez más, miran al cielo y rezan a Alá. Hombres que apenas escuchaban a los imanes, que no pisaban las mezquitas y que incluso se emborrachaban de vez en cuando, “hoy el alcohol está prohibido” se han convertido en devotos musulmanes.
Los cadáveres son el pan nuestro de cada día en este territorio árido, invadido por la sensación de que no hay alternativa a una calamidad que no deja de agravarse, de que no hay manera de salir del pozo.
Además, la penuria está desembocando en la indigencia de amplias capas de la población. Lo saben los dirigentes de los países occidentales, que pretenden con el bloqueo derrocar el Gobierno islamista de Hamás elegido en las urnas en enero. Poco importa que las consecuencias las padezca la población civil.
Huele mal. La basura se amontona en las calles, infinidad de ellas sin asfaltar. Una de las avenidas del barrio de Zeitun, en la ciudad de Gaza, es un auténtico vertedero. Apesta. Los críos juegan entre los desperdicios y rebuscan en las bolsas.
“En los últimos meses, muchos niños están enfermando de neumonía y gastroenteritis por la mala nutrición; porque las casas están abarrotadas; porque la basura no se recoge, la compra de medicinas y de productos de limpieza se ha desplomado y la medicina preventiva es un auténtico lujo”, cuenta Raed Sabbah, médico del hospital Mohamed A Durra.
En otra pequeña clínica, la farmacéutica Shada Matar, siete años sin salir de Gaza, cuenta: “Muchos enfermos no tienen nada, les atendemos gratis. Una parte de nuestro trabajo es repartir leche a los niños. La gente se ha enterado y se acerca para llevarse algún cartón, pero no podemos satisfacer a todos y cada vez tenemos más altercados porque los nervios están a flor de piel. ¡Pero si casi todo el dinero que tenemos lo gastamos en combustible para los generadores!” Y es que la energía eléctrica escasea desde que la aviación israelí bombardeó la única central de Gaza a finales de junio. Otro castigo colectivo más. Otro acto de barbarie que suscitó tímidas protestas de los países occidentales, pronto olvidadas.
El sector industrial representaba el 19% del producto interior bruto palestino hace sólo siete meses. Ahora está en el 10%. ?Todo lo que se haga?, concluye, ?será papel mojado mientras no dispongamos de una ventana al mundo?.
Según precisa Mohamed el Bakri, director de un sindicato agrícola, la situación es perversa: Los productos que ves hoy en los mercados son israelíes. No dejan pasar aceite o harina si antes no entran los artículos de sus empresas. Han cerrado las terminales de carga durante la temporada de la cosecha de fresas, y los campesinos, al año siguiente, no cultivan porque no ven salida a su fruta.
Por eso las que hay están a precio de saldo. Lo mismo sucede con las flores. En los últimos seis años, los tanques israelíes han arrasado un tercio de las tierras cultivables, y otra tercera parte no se puede sembrar porque linda con la frontera. Ésta es la política de la ocupación . Es sencillo: cuando destruyen una fábrica en Gaza, las factorías del otro lado producen más para reemplazar lo destruido aquí.
Las tiendas están vacías. El abastecimiento es una suerte de lotería que depende de cualquier circunstancia menos de las necesidades del mercado. O al menos de las urgencias del mercado palestino.
Conducir por las noches es peligroso sin semáforos, los socavones en el asfalto rebosan agua tras las primeras lluvias del otoño. Han de adaptar los horarios de comida a la disponibilidad de energía. Las repentinas y bruscas llegadas de electricidad rompen las computadoras. La lista de contratiempos desde que los israelíes bombardearan la central eléctrica es interminable .
Gran parte de la población vive de la ayuda humanitaria que reparte la Agencia de Naciones Unidas para la Ayuda de los Refugiados. Unos cupones para los cientos de miles de los más desfavorecidos, que casi han olvidado el sabor de la carne y de muchas frutas. Están a la venta, sí, pero a unos precios prohibitivos. Hay demasiada gente que deambula por los mercados sin comprar nada. Demasiados que sólo andan a la búsqueda de pan.
Conclusiones
-Primero les quitaron todo lo que tenían, luego los metieron en guettos. Depuse los hicieron trabajar para ellos mientras los mataban de hambre. Más tarde, fueron matando a aquellos que no les eran útiles y a aquellos que seguían sin resignarse a su destino. Por ahora no les han cosido la media luna en la chaqueta, pero si que han prohibido a los partidos islámicos presentarse a las elecciones "democráticas" de Israel donde 1/5 de la población es árabe.
-En primer lugar, la ONU no es nadie para entregar la tierra de los palestinos a los sionistas. En segundo lugar los sionistas se apoderan de tierra palestina por acciones terroristas, como fue declarado por el gobierno colonial inglés. El asesinato y el terror hicieron que muchas familias palestinas emigraran. El reconocimiento de la ONU a Israel en 1948 les dio unas fronteras que no han respetado, apoderándose de más tierra Palestina, hasta ocupar casi su totalidad. La superioridad militar viene dada por el apoyo norteamericano.
Durante el imperio romano, unos judíos emigraron y otros se quedaron en su tierra. Los que se quedaron en su tierra, con el paso de los siglos se convirtieron al Islam y son ahora los Palestinos. Que puede reclamar de Palestina un judío ruso o un judío de Sudáfrica. Las historietas que cuentan sus libros de leyendas no son escrituras de propiedad. Hay actualmente más de seis millones de palestinos exiliados viviendo en campos de refugiados. Los que continúan en Palestina viven en un gran gheto, en condiciones de vida miserables, y los que viven en Israel lo hacen sin ningún derecho cívico, como ciudadanos de segunda, en un régimen racista como el de Sudáfrica del apharheit.
Y por último, todo pueblo tiene el derecho a la defensa de su territorio y de su integridad.
Biografía
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http://reliduques.iespana.es/pag%20islam/costumbres.htm
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http://sepiensa.org.mx/contenidos/historia_mundo/media/islam/que_es/que_es.htm
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http://www.protocolo.com.mx/articulos.php?id_sec=2&id_art=230&id_ejemplar=5
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http://aula2.elmundo.es/aula/laminas/judaismo.pdf
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http://religionjudia.idoneos.com/
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http://www.mfa.gov.il/MFAES/Facts%20About%20Israel/ISRAEL%20ENTRE%20LAS%20NACIONES-%20Norteamrica
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http://www.impre.com/noticias/internacional/2009/1/21/ayuda-arabe-a-los-palestinos-104595-1.html
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http://www.apiavirtual.com/2006/11/24/articulo-15775/
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http://muyloco.wordpress.com/2009/01/10/el-estado-de-israel-es-una-organizacion-terrorista/
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http://www.portalplanetasedna.com.ar/pueblo_judio.htm
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http://identidadandaluza.wordpress.com/2007/01/05/el-origen-del-conflicto-palestino-israeli-la-particion-de-palestina-por-la-onu/
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Enviado por: | Succexy Sophie |
Idioma: | castellano |
País: | España |