Lenguaje, Gramática y Filologías
Colón en la literatura hispanoamericana
Literatura hispanoamericana I
La figura de Colón en la literatura hispanoamericana.
Buscando un retrato literario de Colón, este personaje tan polifacético, un poco misterioso y en muchos ámbitos bastante polémico, creado por autores hispanoamericanos, nos hemos centrado en dos obras: Los perros del paraíso de Abel Posse y Vigilia del Almirante de Augusto Roa Bastos. Esas dos novelas, ambas del siglo XX, ficcionalizan la figura histórica del descubridor del continente americano recuperando, como dice Roa Bastos “la carnadura del hombre común, oscuramente genial, que produjo sin saberlo, sin proponérselo, sin presentirlo siquiera, el mayor acontecimiento cosmográfico y cultural registrado en dos milenios de historia de la humanidad.” A su vez la importancia del Almirante no se basa tan solo en su descubrimiento sino también en la aportación de una primera visión de América descrita desde la perspectiva occidental con todo su esplendor, magnitud y grandeza y a su vez mitificada según la tradición mitológica del Occidente que hace confundir la sutil frontera entre lo real y lo imaginario ya que las exóticas imágenes orientales se superponían a mitos y fantasías occidentales. Transcurridos ya cinco siglos desde el día cuando el nuevo continente se reveló a los ojos del Viejo Mundo se ha valorado y juzgado al Descubridor de maneras muy diversas: desde genio ilustre hasta el propulsor del holocausto americano. En estos cinco siglos se ha puesto en duda si realmente se trata de un descubrimiento o si mas bien deberíamos hablar de un encubrimiento y un engaño a escala mundial relacionado con la figura de un Piloto desconocido y el robo de la carta de Toscanelli. Colón - ¿genio o estafador? Todos estos aspectos forman la temática de estas tres novelas, que nos acercan al Almirante ampliando nuestra perspectiva de ver y juzgar las cosas. Creemos que el hecho que ambos autores son de origen americano también es relevante ya que sus raíces de contacto entre las dos culturas empezaron exactamente allí, hace más de quinientos años cuando Colón pisó por primera vez la isla de Gunahaní.
VIGILIA DEL ALMIRANTE -
AUGUSTO ROA BASTOS
Vigilia del Almirante es la tercera novela del escritor paraguayo Augusto Roa Bastos (1917 - 2005) precedida por Hijo del hombre de 1959 y, quince años más tarde, Yo, el Supremo. En ambas novelas utilizó elementos reales, históricos no tanto para introducir al lector en estos problemas sino más bien los empleó como pretexto para una reflexión más profunda. En Yo, el Supremo los diálogos entre Doctor Francia y su secretario Patiño están utilizados para que consideremos nueva y detenidamente el tema del poder, de la misma manera el protagonista pierde su protagonismo dejándoselo a la palabra. Vigilia del Almirante a pesar de ser su tercera novela editada, fue escrita mucho tiempo antes, en los años cuarenta. El manuscrito fue encargado a Eva y Carlos Abente cuando empezó el éxodo del pueblo paraguayo y después el escritor lo estaba retocando durante cuatro meses. La primera publicación de la obra tuvo lugar en 1992, una fecha nada casual ya que en este año se cumplían los quinientos años desde que Colón por primera vez pisó las tierras de Guanahaní sin presentir siquiera como esto iba a cambiar el rumbo de la historia universal. El autor así justifica su obra:
“[…]La polémica encendida en torno al V Centenario de la empresa descubridora, que a todos nos concierne, me animó a tomar parte en ella de la única manera en que puedo hacerlo: en mi condición y dentro de mis limitaciones del escritor, de hombre común y corriente, de latinoamericano de «dos mundos»”
En sus trabajos Roa Bastos reflexiona no tanto sobre la historia, sino más bien sobre su presentación como suponiendo que todos los hechos históricos y todos los personajes se podría ver y juzgar de distinta manera. En su postura podemos notar un cierto tipo de desconfianza hacia las biografías históricas en su conjunto. Tal vez por este motivo en Vigilia…introduce varios narradores: el Almirante, un narrador omnisciente, los cronistas, el ermitaño, procurando de esta manera darnos una óptica lo más amplia posible sin embargo no podemos hablar de objetividad de la imagen proporcionada. Roa Bastos provoca en el lector una inquietud, una duda que resolver y anima a que tomemos en cuenta todas las posibilidades, no solamente los esquemas fosilizados durante años en la conciencia colectiva. Considera que reflejar la historia verdadera y objetiva mediante la escritura es básicamente imposible ya que la historia es algo vivo e interpretable de varias maneras dependiendo de la óptica que en momento dado tenemos. Una de las características más destacables de esta novela es el énfasis en el discurso frente a fábula exigiendo por parte del lector una lectura activa y conciente despertando una actitud crítica. La fábula pasó completamente al segundo plano, aunque quisiéramos, no somos capaces de seguir el orden y la cronología exacta de los hechos (lo que no perturba en el entendimiento de la lectura ya que el eje basado en el Descubrimiento es generalmente conocido por todos). Toda la novela causa la sensación de algo atemporal, perpetuo y por tanto no tiene una intención de representar los hechos históricos relacionados con Cristóbal Colón, sino más bien intenta dar a entender que la visión e imagen que tenemos de él es sólo una y personal de tantas muchas que podría haber en otras circunstancias. Roa Bastos se tomó el derecho de jugar con el lector muy en el borde entre la ficción y la realidad (aunque esta no sea objetiva) entremezclando datos puramente históricos con la ficción y en este juego se puede notar su deseo de que las cosas fueran diferentes. Introduce elementos que le gustaría que los hubiese o que cree que realmente existieron aunque no estén documentados. De esta manera escribe una nueva parte del testamento del Almirante en la que dice:
“[…] Renuncio todos los títulos, privilegios y honores que me han sido otorgados, dejados en suspenso o retirados […] Mando que todas las tierras y posesiones que se me han atribuido en recompensa de un descubrimiento que no ha sido hecho por mi, y de una conquista que yo he comenzado y que va contra todas las leyes de Dios y de los hombres sean devueltas a sus propietarios […]”
Entre otras cosas, dentro de esta técnica de jugar con lo real y lo ficticio, está el secreto de la magia de la narración de Roa Bastos. Crea un mundo ficticio a base de datos históricos haciéndolo perfectamente creíble para un supuesto lector, y haciendo nos dudar en todo lo que creíamos antes. Al mismo tiempo de recuperar todos los recursos de la historiografía crítica del Descubrimiento los manipula y utiliza a su antojo no respetando la verdad histórica. Sabe hacer que nos olvidemos de que se trata de una composición narrativa y que por un momento vivamos `otra' realidad, de vez en cuando la más deseada o esperada por nosotros.
Roa Bastos al escribir la novela perseguía tres propósitos: el primero era recuperar la imagen `más humana' del Almirante; el segundo “contar en lengua de hoy su historia adivinada”; y por fin “imaginar su presencia en presente; o mejor aún, en el no tiempo, libremente.”
El primer nivel de la novela es el nivel biográfico donde a pesar de que nunca aparece el nombre de Cristóbal Colón como tal, sabemos muy bien quien es el Almirante y que acontecimientos nos serán relatados. En esta parte nos encontramos no con el mito del hombre, descubridor de Nuevo Mundo sino más bien con un encubridor y estafador que se apoderó de los descubrimientos y conocimientos de otras personas para su propia gloria. Una vez admitida la hipótesis de la esfericidad de la tierra era “absurdo pensar que alguien en algún momento, […], no hubiese penetrado ya en los dominios desconocidos del planeta […]”. Por tanto podemos suponer que Colón llegó tarde, que en realidad no fue la primera persona de Occidente en pisar las tierras americanas y por tanto su gloria dejaría de ser tan justificada. Pasaría a ser uno de muchos que han hecho este viaje pero los otros tuvieron menos suerte, ya que la historia ha borrado sus nombres.
Por otro lado para que se pueda hablar de un descubrimiento tiene que haber una intención y sobre todo conciencia de los hechos que están ocurriendo ya que, si no, en que consiste la grandeza del descubridor de América siendo que murió convencido de que había llegado a las Yndias ignorando por completo su propio descubrimiento y acomodando lo que realmente veía a lo que quería ver. Interpretaba los hechos a su antojo y según sus necesidades. Almirante de Roa Bastos es un hombre ignorante y aferrado a sus ideas e imaginaciones sin admitir la posibilidad de equivocación. Por todo eso Colón parece más el precursor del gran descubrimiento que el Descubridor mismo. Al no adentrarse en el continente el mismo preparó solamente la `puerta' posibilitando así el primer contacto conciente de los que llegaron mas tarde que él. En este caso los verdaderos descubridores serían los conquistadores que se enfrentaron al nuevo y voraz continente sabiéndolo. Hay también un aspecto más polémico e incómodo todavía: la figura de Colón como responsable de la esclavización y holocausto de los indígenas. En el último capítulo está representado como un hombre conciente de la inmensidad de daños que causó y de que tal vez toda la empresa descubridora no ha compensado todo el dolor y sufrimiento causado: “Los grandes daños del holocausto de mas de cien millones de indios deben ser reparados material y espiritualmente en sus descendientes y sobrevivientes”. Sin embargo suponer que el moribundo Almirante antes de dar su último suspiro se diera cuenta de la triste realidad y las reales consecuencias del Descubrimiento me parecen demasiado poco probables, como para creerme las aunque sea por un minuto.
Otro aspecto muy polémico forman las hipótesis historiográficas muy controvertidas utilizadas por el autor para rebajar el genio del Navegante. En la novela se da por hecho la existencia de un Piloto desconocido que llegó América antes que Colón y que confío su secreto a este. También se da fe que la carta de Toscanelli estuvo en manos del Almirante. Si esto fuera cierto como rebajaría todavía más el genio y reales aptitudes del Gran Descubridor. Todo lo que hoy llamamos descubrimiento pasaría a ser un gran encubrimiento de hazañas que tuvieron otros en el. La figura del Piloto está muy destacada en la novela hasta tal punto que lo podríamos considerar otro personaje principal al lado del Almirante. Parece ser que su recuerdo es como remordimiento de conciencia que le persigue en toda hora. Sin embargo hay una cosa muy curiosa y la historia se repite ya que el secreto robado y utilizado no del todo trae el esplendor al Almirante: el robó el nombre y la identidad al Piloto pero también al final perdió la suya ya que las tierras que descubrió ni siquiera llevan su nombre sino el de Amérigo Vespucci. Parece ser que todo en la vida se repite y que la Historia misma ha hecho justicia.
Colón, en la conciencia colectiva de Europa y América del Norte, es considerado un hombre de Renacimiento, un humanista y así nos lo reflejan los manuales de historia. Sin embargo lo que encontramos en la novela es una imagen de hombre todavía muy medieval. Aficionado a la numerología en la que busca el sentido y las respuestas para sus acciones, extremadamente obediente y con fe ciega en las autoridades, también se guiaba por las especulaciones cabalísticas y astrológicas. En la novela hay varios capítulos en los que se hace referencia a la importancia de la numerología en la vida de Colón que por un lado denuncian su carácter medieval, pero por otro hacen su imagen mas humana, con sus debilidades como los de cualquier otro hombre. De allí sabemos que su número favorito era el 13 y que en esto coincidía con Marco Polo, lo que para él tenía mucha importancia. Las profecías también tuvieron un papel muy importante en la vida del Almirante. Varias veces a lo largo de la novela aparece el nombre del profeta Isaías. Su obsesión por las profecías está muy destacada y a la vez representada muy irónicamente por Roa Bastos ya que se compara a sí mismo con Moisés, Jesús o con los profetas. Dice al Almirante: “Moisés se equivocó en sus cálculos porque era un mal cabalista. Un judío […] me enseño a echar suerte con los números de acuerdo en todo con las tradiciones astrológicas.” Sin embargo su carácter medieval no termia allí. En otro fragmento dice: “Sé de mujeres virtuosas que han tenido un hijo sin que hubiesen necesidad de comercio alguno consentido o fementido con el varón.”, y no se refiere a la madre de Cristo sino a un a mujer de Canarias que a los 85 años parió un hijo. ¿Un hombre plenamente renacentista podría afirmar algo así?
Con todos estos rasgos nos damos cuenta de que la mente renacentista de nuestro Almirante tenía todavía muchas lagunas muy medievales. Pero a pesar de todas estas cosas no nos impiden ver a Colón con cierta grandeza. En la novela también están representados los hechos que nos lo hacen admirar. A la hora de dominar el motín vemos al hombre muy decidido, inteligente y muy carismático. De hecho creo que este sentimiento me faltó a la hora de leer su Diario de primer viaje, donde todo lo que relata sobre el tiempo que pasó navegando y esperando tierra, en mí opinión, tiene muy poca vida y dramatismo. Tal vez porque su diario era un documento puramente informativo y la novela de Roa Bastos está pensada para divertir y reflexionar. En esta descripción es el personaje tal como nos lo imaginamos desde siempre. Un hombre admirable.
Para cumplir con el propósito de “recuperar la carnadura” de Colón el autor de la novela inserta unos capítulos con los cuales intenta cumplir este propósito. En el capítulo IV nos encontramos con un tierno y atento padre que quiere y adora más que a nada a su hijo, después, en otra parte (cap. XIV) se nos presenta su primer amor - Simonette, una historieta muy romántica del amor. Todo esto no sería suficiente para darle a lector la impresión de que se esta enfrentando a alguien vivo y real y no a solo un mito si no fuera por estos innumerables detalles que hay a lo largo del libro donde se describe las pequeñas debilidades del Almirante. Me refiero a las descripciones de su catarro crónico de cuando era joven, al hecho de leer solo las cien primeras páginas de cada libro aunque los tuviese mil para no perder el tiempo y por fin a su “ansia de mujer en este momento”. Todos estos detalles no tienen mayor importancia en el entendimiento de la lectura ni tampoco perjudican ni favorecen la imagen que cada lector se está creando, sin embargo hacen que el Almirante empieza a ser alguien mas cercano a nosotros, mas humano y no mítico.
Teniendo en cuenta los tres propósitos del autor para esta novela, creo que logró su fin recuperando de la memoria la figura de Colón y contando en la lengua de hoy la historia de su descubrimiento y reflejando fielmente el dramatismo de su primer viaje. También creo que ha recuperado la “carnadura” de este personaje del que en realidad se sabe muy poco, ni siquiera el lugar donde nació se puede confirmar con seguridad. A la vez Roa Bastos creo que ha logrado cambiar un poco la óptica que tenemos mayoritariamente de Almirante y su Descubrimiento llamando nuestra atención a los aspectos tales como el homicidio de millones de indígenas, o explotación excesiva tanto de la gente como de las tierras americanas. Nos damos cuenta que lo que para nosotros era motivo de alegría para los demás de un profundísimo luto.
BIBILOGRAFÍA:
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KULIN, Katalin; MARTH, Hildegard. Experiencia real expression abstracta. Szeged: Hispania Kiadó, 1997
LEFERE, Robin.”Sentidos y alcance de Vigilia del Almirante, de A. Roa Bastos”, Bulletin of Hispanic Studies, LXXVI, 1999. Pp.535-556
ROA BASTOS, Augusto. Vigilia del Almirante. Madrid: Alfaguara, 1992.
SCARANO, Mónica; MARINONE, Mónica; TINEO, Gabriela. La reinvención de la memoria. Rosario (Argentina): Beatriz Viterbo, 1997
LOS PERROS DEL PARAÍSO-
ABEL POSSE
La ficcionalización de Cristóbal Colón en la novela Los Perros del Paraíso de Abel Posse se enfoca en la búsqueda, la llegada, y la derrota de su encuentro con un paraíso terrenal. La búsqueda del Paraíso de Colón empieza cuando nace el gran navegador. Desde su primer día en el mundo, Colón sólo puede pensar en su gran meta de encontrar los jardines de Adán. Según Posse, su propósito en vida es su papel en el culto del Paraíso. Durante su larga y difícil vida antes del éxito de la llegada al Nuevo Mundo, Colón está presentado como un tipo de superhombre; tiene grandes poderes sexuales, visionarios, y de su compromiso al culto del Paraíso. Estos valores llevan a Colón a la corte de Isabel, otra miembro del culto del Paraíso. Las dos grandes figuras de la historia de España deciden seguir en su búsqueda al terreno de Díos con el poder e influencia de Isabel, y los grandes talentos inherentes del navegador. Después de este capítulo de la vida de Colón, él empieza el famoso viaje por el Atlántico. Posse condensa los viajes en la llegada del primer viaje, y se salta hasta las ocurrencias del tercer viaje para poder incorporar las voces de las figuras importantes de la iglesia durante la interpretación del Paraíso de Colón. Posse utiliza el encuentro de Colón y el “Árbol de la Vida” durante estas escenas para mostrar la creciente locura del obsesionado almirante. Esta obsesión que ha ayudado a Colón a tener éxito también ha llevado al fracaso de la realización del Paraíso. Después de llegar al Árbol, Colón pierde su sentido de la realidad y empieza a actuar como si estuviera en el Paraíso mítico. Por eso, los españoles se rebelan contra Colón, que causa la pérdida de la gran visión del Paraíso Terrenal. Entonces, la historia funciona como un tipo de biografía inverosímil que desarrolla la idea de la perdida del Paraíso y la destrucción del Mundo Nuevo. Centraliza en la figura de Colón y sus contrastes graves y su último plan que no llega a fruición. Aunque Colón es presentado como una figura loca, su locura ayuda a Posse a evitar la polarización del almirante en términos de héroe o monstruo, y enfoque en las metas grandes del gran navegador.
Según Posse, Cristóbal Colón nace como un humano casi milagroso porque el mundo requería la ayuda de los miembros del culto del Paraíso. Posse se refiere a Colón y Isabel cuando dice que “[n]ecesitaba ángeles y superhombres. Nacía, con fuerza irresistible, la secta de los buscadores del Paraíso.” Desde el principio de la novela, Posse presenta a Colón como el hombre elegido para llegar al Nuevo Mundo y entender lo que encontrará allá. Como dice Viviana Patiño Correa: “Colón aparece signado por multitud de índicos que lo señalan como un elegido, un superhombre” que posee características físicas que “sólo se resuelven a partir de su condición de sobrenatural.” Aunque Posse intenta presenta a Colón con una clara humanidad que se mezcla con cualidades sobrenaturales (como su deseo sexual y dedos de pie anfibios) para dar paso a su participación en la secta del Paraíso. En vez de ser un hombre normal capaz de llegar al otro mundo, Posse sugiere que Colón de verdad es el único que puede llegar y tiene aspectos de su persona que muestran estas cualidades del elegido. Como dice Posse al principio de la novela, el mundo durante el Siglo del Oro necesitó a la secta del Paraíso, y estos elegidos poseían cualidades sobrenaturales. La figura de Colón está hecha en este molde, un hombre de verdad que también tiene raíces que tocan el mundo sobrenatural.
La búsqueda de Colón no llega a fruición durante la primera mitad de la novela. La primera mitad de la novela sigue la vida de Colón y los Reyes Católicos hasta el año 1488. Durante esta época, Posse demuestra cómo Colón puede llegar a creer en su propia habilidad de obtener el Paraíso. Posse dice que Colón tenía una “indeclinable fe en su misión y en la intuición de su naturaleza preferentemente anfibia.” Desde la niñez hasta la madurez el veedor siempre obsesiona sobre su meta sobretodo. Luís Sainz de Medrano dice que ésta es “sin duda la parte más vital de la novela, cuando los personajes están instalados en el territorio de la esperanza, de las expectativas.” Posse crea el mundo que se redonda a Colón, que es un mundo de esperanzas falsas que no pueden tener éxito. Él siempre busca algo que no está basado en la realidad, y por eso en el desarrollo de la primera mitad Colón adquiere una cualidad trágica. A la vez, en este punto en la novela, la idea de la búsqueda empieza a estar caracterizada no solo como un destino de Colón, sino como una locura quijotesca. Posse dice que “[é]l, en cambio, descendiente de Isaías como se sabía, sólo buscaba la mutación esencial, la única: el retorno al Paraíso, al lugar sin muerte.” La idea que presenta Posse es que el gran navegador no puede pensar en nada más que su deseo de encontrar el espacio mítico. Giorgio Serra habla de los hechos que probablemente usó Posse, y dice que el Paraíso “inunda las relaciones de explicaciones obsesivas a su afirmación.” Aunque no había algo concreto para Colón durante esta época, todavía quedaba obsesionado con la idea del Paraíso Terrenal. Posse usa la obsesión de Colón durante esta primera mitad para reforzar la unión de él e Isabel.
La unión de Colón e Isabel marca la transformación de la búsqueda en algo posible. Las dos grandes figuras de la historia occidental se encuentran después del mandato de la expulsión de los moros de España. Los dos personajes reconocen su compartida asociación del culto del Paraíso y por eso deciden gozar su éxito con un acto físico-simbólico que muestra las raíces sobrenaturales de los dos. Dice Posse que “la reina era su cómplice secreta en la secretísima aventura del Paraíso.” A partir de este momento Colón transforma la idea del Paraíso Terrenal en una idea que no tenía manera de completar en algo concreto, que tenía una base en una reina aliada en la búsqueda. Pero, a diferencia de Isabel, Colón no tenía intereses en poderes mundiales como la obsesión de los reyes católicos de control sobre todos habitantes de España. Colón tenía solo una misión “buscar la apertura oceánica que permitiría el paso de iniciado a la inalcanzada -¡perdida!- dimensión del Paraíso Terrenal.” En eso, Colón escapa de la realidad y entra en un mundo quijotesco. Leila Lehnen piensa que Posse presenta “la obsesión colombina por el paraíso” como algo que puede alterar “su percepción de la realidad que lo circunda.” Colón está presentado como un tipo de navegador cautivado por su propia mente que no le deja salir de lo mítico. Como dice Joanne Gass, el libro está divido en dos paseos:
The first path is the Quixotic, deluded path of an idealistic Columbus who truly believes that he seeks and finds Paradise; the second path is the Machiavellian path of Ferdinand and Isabela which pragmatically leads to conquest, to pillage, to destruction, and to the eventual apotheosis of the swastika in both Europe and Latin America.
Entonces, la unión entre Colón e Isabel no solo es un episodio de posibilidad en la búsqueda, sino que transforma la exploración de él en algo basado en la mitología y no el poder tradicional que codicia Isabel. La figura de Colón desarrolla más profundamente después de su colaboración con la reina.
Después del embarco de Colón para el nuevo continente, la locura continúa más fuertemente. En el barco el almirante empieza a caer en la locura quijotesca. Posse escribe que “el almirante pronto comprendió que su propósito significaba una ruptura flagrante del orden espacio-temporal establecido.” Es decir, mientras más se dirige al oeste más se sale de la realidad. Serra opina que “Colón quiere pasar de la realidad a la transrealidad, y del tiempo humano (que inevitablemente lleva a la muerte) a la eternidad.” El almirante, en su viaje al otro lado del Atlántico, empieza a formular su querido destino en su mundo construido dentro de su mente loca. Su locura y estatus de elegido ayudan al almirante a llegar a su meta durante el viaje. Posse escribe que Colón “consultó el mapa secreto, producto de tantos años de búsquedas, violaciones de correspondencia e intuiciones.” Colón actúa como un interpretador entre el mundo conocido de Europa y el casi imaginario-teorético mundo de la mitología bíblica. La locura lo posee a él completamente, y sigue cayendo bajo el hechizo.
La locura de Colón crece con el éxito de la llegada al Nuevo Mundo. Posse salta desde el encuentro con el continente directamente al tercer viaje donde la locura ha secuestrado al almirante. Escribe Posse “[h]ace treinta y tres días que el almirante no duerme. Apenas come […] Confunde los seres reales con los imaginarios […] los hombres, a lo largo de estos años le han perdido el respeto.” Correa dice que “su tiempo ya no tiene horas […] es un hombre que ya no pertenece a este mundo.” Su vida en el otro lado del Atlántico marca una salida entera de la realidad. Aunque obtuvo la puerta del Nuevo Mundo, su búsqueda del Árbol de la Vida lo transformó en un loco. Lehnen propone que a partir de la llegada Colón empieza a ser “una mezcla de soñador y megalómano; una figura donde el idealismo y la ambición se confunden, produciendo un personaje contradictorio.” La figura de Colón está desarrollada en la de un loco que tiene una ambición clara que no existe en la realidad. Contradicciones emergen durante su supuesto éxito del Paraíso Terrenal; gente exhibe cualidades que no parecen morales, Colón y unos curas discuten sobre el significado de la llegada, y más importante, la interpretación del Nuevo Mundo como el lugar de Adán. El almirante siempre afirma el nombre del Nuevo Mundo porque cree fielmente en su posición de elegido, mientras otra gente empieza a discutir con sus suposiciones.
El personaje contradictorio de Colón está reforzado con el paradójico episodio en que llega al Árbol de la Vida. El momento que el almirante buscaba durante toda su vida ocurre en el final de la obra. Colón llega al Árbol y exclama que “nosotros hemos vencido al Mar tenebroso y ya estamos gozando el premio” en un momento de extremo éxtasis por la culminación de su propósito en vida. Colón sale de la realidad y de su posición en el corte de los reyes católicos; decide parar de trabajar, vive debajo de las hojas del árbol, y entra en su mundo de sueños bíblicos. Empieza a establecer Ordenanzas que cumplen su visión; la primera es la Ordenanza de Desnudez que es “la evidencia del retorno a la tierra del Origen.” La segunda es la Ordenanza de Estar, que dicta que la “actividad, que los blaquieuropeos habían erigido en paroxística conducta era, según la Ordenanza, un signo de condena.” Además de señalar la caída total de Colón en quijotesca realidad, las Ordenanzas también marcan un intento de establecer “un Estado perfecto tal como lo describió Thomas Morus en la Utopía.” Su intento parece ser el de volver a establecer el Paraíso Terrenal, que toda Europa puede regrese a sus raíces bíblicas e ignore el trabajo, el poder, la corrupción. Pero, desgraciadamente, el Paraíso no existe en la realidad, y Colón confunde un lugar casi salvaje con el jardín de Adán. Con las Ordenanzas, casi todos los europeos abandonan al almirante por ser un loco que sale de la realidad aceptable. Por eso, muchos proponen un golpe de estado propiciado por la figura de Roldán, un hombre fuerte que actúa para los propósitos de los reyes en vez de una búsqueda bíblica. Dice Sainz de Medrano, “Roldán da un golpe de estado que significa la subversión de los débiles hilos que sostenían el mito.” El ataque en el Estado colonial de Colón marca el fin de la búsqueda del Paraíso Terrenal, y un regreso a los horrores de la inmoralidad y la violencia de los europeos. De esta manera, Colón es una figura dualística: por un lado Díos le ha dado el poder de buscar el Nuevo Mundo, pero por otro la búsqueda resulta en la derrota de Colón y la destrucción de los indios en el nuevo continente. Posse intenta utilizar una paradoja de la figura de Colón en su obra para reflejar la dualística cualidad de la figura histórica de verdad.
La figura de Colón en la literatura de Posse emerge de un tipo de locura quijotesca que lleva los horrores de Europa con buenas intenciones. Su derrota debajo del Árbol de la Vida significa el fin del Paraíso en el Nuevo Mundo. Como explica Steckbauer, “[l]a destrucción del paraíso terrenal en la ficción - tanto como en la realidad de los siglos XV y XVI - lo convierte nuevamente en un no-lugar, en una utopía.” Lo que el lector puede aprender de la figura de Colón es su papel en la destrucción de la inocencia del nuevo continente. Es un hombre con buenas intenciones que lo consumen a sí mismo, una idea de la perfección de la bíblica noción del paraíso, pero está derrotado por la corrupción europea. Colón, un hombre histórico no completamente con alta moralidad ni inhumanidad, está presentado por Posse como un navegador consumido por su propósito en la vida. La idea del Paraíso Terrenal llega a ser más fuerte que la realidad, y eso causa su fracaso. La figura de Colón aquí aparece muy diferente de los otros caracteres en la literatura por su grave y quijotesca locura y su abandonamiento de la extrema imagen de héroe o diablo. Posse no juzga la moralidad de Colón en su obra; solamente muestra la humanidad de su personaje central. Posse presenta al almirante como un hombre con sus propios problemas que previenen tener éxito en su búsqueda del jardín de Adán.
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Abel Posse. Los Perros Del Paraiso. Barcelona: Random House, 1987., p. 141.
Ibid., 152.
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Ibid., 225.
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Sonja M. Steckbauer, ed. "El Tratamiento De Cristóbal Colón En La Nueva Novela Histórica:De La Historia a La Utopía." La Novela Latinoamericana Entre Historia Y Utopía. 6 Dec. 2006 <http://www.ku-eichstaett.de/Fakultaeten/SLF/romanistik/romanlitwi2/Mitarbeiter/vitasteckbauer/CristobalColon>.
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