Psicología
Ciudad yagé
UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA
FACULTAD CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
AREA SALUD Y SOCIEDAD
PSICOLOGÍA
LA CIUDAD YAGÉ
Febrero, 2011
Bogotá
TABLA DE CONTENIDO Pág.
LA CIUDAD YAGÉ INTRODUCCIÓN ______________________________________ 4
PRIMERA PARTE: ANTECEDENTES ______________________________________ 7
1.1 CONSIDERACIONES CONCEPTUALES Y METODOLÓGICAS _____________14
SEGUNDA PARTE: ANÁLISIS Y PRESENTACIÓN DE LOS RESULTADOS _____ 24
2.1 LA PERCEPCIÓN DEL RITUAL ________________________________________ 30
2.2 EL YAGÉ, RITO DE ANHELO Y CONVICCIÓN _________________________ 35
2.3. LA CULPA Y EL MIEDO ____________________________________________ 50
2.4. CIUDAD YAGE ____________________________________________________ 55
CONCLUSIONES _______________________________________________________ 65
REFERENCIAS ________________________________________________________ 73
RESUMEN
La investigación que se realizo pretendió abordar los discursos de las personas asistentes a tomas de yagé. Se indago por las razones y motivos que estas personas tuvieron para asistir a estos ceremoniales. También se indago por la vivencia subjetiva de cada asistente con el fin, de que al ser analizado estos textos mediante la teoría fundamentada, permitiera la emergencia de teorías que nos ayudara a entender el fenómeno intercultural que implican estos procederes.
PALABRAS CLAVES: Yagé, Ayahuasca, ceremonia indígena, discursos, interculturalidad, neochamanismo, teoría fundamentada.
LA CIUDAD YAGÉ
INTRODUCCIÓN
El yagé es una bebida que ofrecen y usan algunos grupos indígenas para diversos objetivos como sanar enfermedades, dar calma al espíritu y conocerlo, limpiar el cuerpo y, en general, poder ampliar la conciencia. Estas prácticas tradicionales están teniendo en los últimos tiempos un auge en las ciudades, donde se ofrece la posibilidad de poder asistir a estos ceremoniales.
Cuando el yagé y otros procedimientos indígenas son traídos, adaptados, apropiados y usados en contextos distintos a los acostumbrados y tradicionales, corren el riesgo de transgredir conocimientos milenarios, sin embargo, éste tipo de prácticas, en algunos casos son amparadas tanto por el indígena “organizador” como por el mismo contexto urbano, lo cual no representaría en teoría ninguna violación o ruptura de creencias para ninguna de las partes. Esta apropiación de costumbres y saberes indígenas es conocida como neochamanismo, término que enmarca una fuerte y avivada discusión que descansa sobre lo consecuentes que pueden llegar a ser este tipo de sincretismos. Algunas miradas apuntan a pensar que este auge actual por las prácticas indígenas y chamanicas significan una suerte de “retoma” de nuestras raíces y por tanto un acercamiento a prácticas figuradamente “naturales”. Pero otros señalan que puede convertirse en la trivialización y mercantilización de saberes autóctonos (Vélez, 2007).
Precisamente este campo de debate, lleno de ideales y contradicciones que enmarcan los usos y costumbres de culturas aborígenes en las ciudades actuales, es en el cual se ubica está investigación. Justamente el nombre dado al presente trabajo “Ciudad Yagè” resalta explícitamente el fenómeno constituido a partir de la traída de esta práctica ancestral al contexto urbano.
Se pretendió entender el fenómeno intercultural que implican las tomas de yagé desde el discurso de las personas que asisten a estas prácticas. Para entender el fenómeno fueron usados, principalmente, cinco autores; el antropólogo y etnólogo colombo-austriaco Gerardo Reichel-Dolmatoff quien en su libro Cerebro y mente en el chamanismo, habla, únicamente, de las ceremonias tradicionales del yagé en su contexto “original”; la psicóloga Andrea Vélez, investigadora y autora de varios artículos sobre el consumo urbano de yagé en Colombia; Carlos Pinzón, autor que se ha destacado por tratar el fenómeno del chamanismo y practicas indígenas en Colombia; García Canclini quien nos ofrece una amplia mirada de los fenómenos interculturales en un margen de procesos globalizantes y Ricardo Díaz Mayorga, sociólogo e investigador colombiano director de la revista “Visión Chamánica”; quienes han trabajado extensamente sobre el fenómeno del yagé en Colombia, especialmente, han profundizado sus estudios en la problemática de las tomas urbanas. Estos investigadores dieron nociones acerca de la filosofía indígena bajo la cual se sustenta el ceremonial, lo qué ha sucedido con estos ceremoniales indígenas y su auge en las ciudades y el por qué las personas citadinas asisten a estos ceremoniales.
No se entrevistaron: indígenas, chamanes, brujos, taitas, abuelos o curanderos, pues se quiso hacer énfasis únicamente en el discurso de las personas que han asistido a estas tomas, sin desconocer la importancia que tiene la mirada de quien ofrece el ceremonial. Si el fin del lector es conocer la perspectiva de las comunidades indígenas respecto al yagé a profundidad, se pueden recomendar famosos libros como “el bejuco del alma” de Richards Evans Shultes, o “Yajé, el nuevo purgatorio” de Jimmy Weiskopf.
Se usaron los aportes de Néstor García Canclini para el entendimiento de los procesos interculturales, y con él, en los capítulos finales se discutió la problemática intercultural de los ceremoniales, para concluir en algunas consideraciones y recomendaciones que han de tener este tipo de prácticas. El análisis de los textos fue efectuado desde la teoría fundamentada y se usó la codificación manual para el análisis de datos. Se entrevistaron 15 personas entre diferentes edades, y, como podrá apreciar el lector, algunos resultados fueron discutidos también con algunos aportes de la psicología dinámica.
La investigación tuvo como objetivo principal permitir la emergencia de teorías en torno al yagé desde los textos de las entrevistas y relatos temáticos de algunas personas asistentes a estas ceremonias con el fin de enriquecer los trabajos existentes sobre el tema. Esta investigación espera poder ser un aporte al entendimiento y orientación de estos espacios interculturales. En los siguientes capítulos se discuten los resultados.
PRIMERA PARTE
ANTECEDENTES
Atrapado en lo tremendo se titula un libro de Juan Morales que habla sobre la situación del autor al haber quedado atrapado entre las enseñanzas de un nagual en las sendas del chamanismo y la vida cotidiana.
“Sus enseñanzas significaron para mí la culminación del grado de sospecha con el que, por mi cuenta, me había confrontado a las formas occidentales de pensar y conocer el mundo…Como resultado quedé, en el campo del pensamiento, huérfano de todo origen, laico, entumecido por la incoherencia de las formas de enfrentar el mundo, ya fuera pensando o sin pensar” (Morales, J. 1999).
Esta sensación de estar atrapado en lo tremendo es una sensación que bien puede describir la situación de muchas personas que educadas y pertenecientes a una cultura, que podría llamarse “occidental”, asisten y se internan en prácticas exógenas, chamanicas, indígenas y diferentes.
Las prácticas y rituales en los que se modifica el estado de conciencia para obtener un fin han sido frecuentes en la historia de la humanidad. Sin ir muy lejos en el tiempo, la historia de la hipnosis recuerda como la práctica de modificar la conciencia de alguien por medio de la sugestión fue colándose poco a poco en las prácticas médicas, no sin un fuerte rechazo. Otras tantas prácticas que no usan la sugestión como principal herramienta para llevar a cabo un cambio en el estado de conciencia sino que usan sustancias para ello, han tenido otra historia.
Otra historia como la de los enteógenos. Los enteógenos son sustancias de vegetales, plantas etc., que, preparadas de cierta forma producen a quien las ingiere modificaciones del estado de conciencia. El uso de enteógenos por parte de culturas indígenas es muy común alrededor del mundo. Algunas etnias indígenas usan las plantas para sus viajes extáticos (modificaciones de conciencia), plantas como la ayahuasca o yagé.
El psicólogo Overton Guerra (Overton, James 1998) en su texto “chamanismo e hipnosis clínica” hace una excelente correlación entre las practicas que utilizan la modificación de la conciencia como la hipnosis y el chamanismo; apuntando a que son de una misma estructura, basadas principalmente en la sugestión, pero diametralmente opuestas, partiendo de los principios en los que se sustentan.
El brebaje medicinal Indígena, del yagé (semen del pene del sol), también conocido como Ayahuasca, es un bejuco salvaje que se da principalmente en la Amazonia colombiana, en donde hacen uso de ella, los Cofanes, Sionas, Ingas, Coreguajes, Kamsás, entre otros; también se produce y usa en países como Perú, Ecuador y Bolivia, en done han tenido gran reconocimiento por sus efectos naturales, que traídos como bebida alucinógena a la práctica, difunden según la experiencia y criterios de quienes la usan, la posibilidad de sanar, limpiar o restaurar. Bondades y beneficios tradicionales que de unos años, hasta la fecha han querido vivir y experimentar los habitantes de las grandes urbes, específicamente en el caso de la Capital Bogotá, en donde ha avanzado y tomado mucha fuerza un fenómeno cada vez más común como es la toma de yagé.
Las tomas de yagé son un fenómeno que ha venido creciendo en Occidente en los últimos años, dejando ver como el recurrir al saber de culturas indígenas se ha convertido en algo muy frecuente. Conforme a lo ha señalado por Vélez (2007), es imposible desconocer el hecho de cómo estas ceremonias han tomado fuerza en la ciudad de Bogotá, ya que son ceremonias que se realizan por tanto en un medio cultural distinto, donde se rompe el ritual que lo enmarca y la significación colectiva que le da sentido a quien lo toma. Al tomarse en un contexto cultural diferente, pierde la significación social que lo determina, dejando ésta a la construcción y arbitrio individual, con efectos distintos en cada sujeto que experimenta esta vivencia, como bien lo señalan estudios de Díaz (2004) y Vélez (2007). Sin embargo, el indígena fue quien, inicialmente, bajo influencias de carácter migratorias o simples desplazamientos de cualquier tipo o por cualquier razón, trajo sus creencias y sus sabidurías a la ciudad, sujetando así sus prácticas a usanzas comunes y corrientes en el campo urbano, habitualmente, sin irrespetar su cosmogonía. Por eso… “La problematización del quehacer del curandero fue el primer asalto, un curandero, quien se convirtió en el informante principal, fue el primero en desplegar el mundo del curanderismo urbano. (…) fruto del uso diferencial de los poderes mágicos”. (Pinzón, 2003:, 64)
No obstante, no hay que obviar que cuando se presentan intenciones ajenas a las prácticas tradicionales, tales como el uso de drogas sintéticas, fiestas y/o exuberancias de cualquier tipo, se vislumbra el riesgo de transgredir, por medio del uso indebido no sólo del yagé sino de la ceremonia las prácticas tradicionales, ya que se desconoce el valor ético, espiritual y recursivo que tiene el yagé para quienes, “históricamente”, es un hábito y una necesidad de vida. En palabras del antropólogo Uribe:
“el Yagé es el purgante más fuerte que existe en la naturaleza, por eso la gente lo reconoce como una purga, no es una sustancia inocua, pero por eso hay toda una preparación antes de ingerir esta sustancia. El Yagé hace parte del sistema filosófico de estas etnias indígenas que lo consumen, es una vía de conocimiento para ellos, y hay que evitar trivializarlo". (Uribe, 2000, p. 41)
Y aunque “las culturas Indígenas no son vistas como una propuesta respetable o una atractiva posibilidad, sino como un exótico conjunto de arcaísmos destinados a extinguirse” (Ameigeiras, 2006, p. 323); son muchos grupos de comunidades indígenas, o mejor expresado, personas pertenecientes a ellas, quienes ofrecen la toma de yagé en lugares ajenos a su práctica tradicional.
Este saber indígena sobre el yagé es hoy en día usado por varios citadinos por muchas razones, ya expresadas por los mismos indígenas, como curarse de enfermedades, aprender, adquirir sabiduría o quizás el aledaño interés de vivenciar algo nuevo, lo que bien se puede representar en un intercambio y encuentro de culturas, que permite el conocimiento de otras prácticas diferentes a la propia, adentrando en un proceso que enriquece la visión del mundo. Sin embargo, hay que dejar sentado que, generalmente, de estas ceremonias se escuchan, según quienes han ido, experiencias tan positivas que van desde la tranquilidad del alma hasta la curación de enfermedades intratables por la ciencia, mientras que por otro lado, se escuchan experiencias no tan favorables por razones, aparentemente, de contraindicaciones físicas. Se tiene el registro de una noticia, incluso, de una posible muerte (no comprobada) por yagé. Por tal motivo profesionales de diferentes áreas como los psicólogos Overton (2004), Fericgla (2004); los antropólogos Uribe (2000), Vélez (2007) y Pinzón (2003), entre otros, han trabajado extensamente sobre el fenómeno de las tomas de yagé en los contextos urbanos.
Lo anteriormente descrito, conlleva a reflexionar sobre las ceremonias de yagé en contextos urbanos, lo que no refiere únicamente a las tomas de yagé efectuadas en ciudades, sino que los “contextos urbanos” hacen referencia al traslado del uso del yagé de la mano de los mismos indígenas, al uso por parte de personas ajenas a la comunidad indígena, suponiendo posiblemente un riesgo de mercantilizar, transgredir y violentar saberes y costumbres ancestrales.
La situación ceremoniosa del yagé está impregnada de la sensación que trae una y otra vez el título del libro de Juan Morales Atrapado en lo tremendo; tomar a la ligera este ritual, asistir sin un objetivo contundente, adoptar unas costumbres distintitas sin mayor reflexión, generan una problemática intercultural, una situación de encontrarse atrapado en dos mundos, de la misma manera cómo podemos asumir esta experiencia como una suerte de desafío personal, cuya práctica puede ser pluralizada más por los grandes beneficios (testimoniados) que promueve, que por su historia o sentido ancestral. Es, a lo sumo, un encuentro con entornos delicados y desconocidos de la conciencia humana, individual y social.
La investigación que se realizó con la pretensión de abordar este problema intercultural que supone la toma de yagé desde el análisis del discurso de personas que han concurrido invariablemente a diferentes tomas, analizando los relatos desde el enfoque metodológico de la teoría fundamentada.
De esta manera, el objeto de estudio fueron los textos producto de la transcripción de las entrevistas y de la aplicación de los relatos temáticos a personas que han tomado yagé. Fueron estos textos los que hicieron nacer teorías que contribuyeron al estudio del yagé como problemática intercultural. La teoría fundamentada como proceder de la investigación permitió tomar los relatos de las personas que han tomado yagé y poder dar libertad a que estos mismos textos produzcan sus mismas teorías.
Leer algunos aspectos en los textos de las personas que han asistido a ceremonias de yagé examina una problemática intercultural porque cuando se indaga sobre las razones, expectativas y justificaciones bajo las cuales discursivamente se mantiene un sujeto cuando habla sobre su experiencia en una ceremonia exógena a su cultura se entra en un terreno en donde se puede analizar la problemática que soporta el intercambio entre culturas.
Teniendo en cuenta que la teoría fundamentada o fundada es principalmente un método de investigación que tiene la característica que las teorías emergen de los datos se puede presentar la pregunta de investigación. ¿Qué categorías y teorías emergen de la lectura de textos referentes a las personas que han tomado yagé en la ciudad de Bogotá?
1.1. CONSIDERACIONES CONCEPTUALES Y METODOLÓGICAS
La investigación que se realizó pretendió dar una mirada novedosa a la ceremonia del yagé. No se intentó abordar el ceremonial del yagé desde una mirada etnográfica sino desde el orden del discurso; es decir, el verdadero interés de la investigación fue indagar el discurso de las personas que no siendo de una cultura indígena deciden asistir a tomar yagé. En un principio se presentaron varias infusiones teóricas para leer los discursos; por ejemplo, el psicoanálisis Lacaniano (1970), las ideas de Michael Foucault (1980), y la lingüística, entre otras. Pero siempre se tuvo la sensación de que ir al campo con una carga teórica bastante fuerte a veces no permite ver el fenómeno a estudiar en toda su complejidad y que irremediablemente deja escapar datos importantes.
Se encontró en la teoría fundamentada o grounded theory la posibilidad de dar un poco más de autonomía en la emergencia de datos “libres”. La teoría fundamentada no supone un investigador como una hoja en blanco que va sin ninguna teoría, por lo menos implícita, al campo. Pero si intenta que estas teorías modifiquen o alteren lo menos posible el contacto con el objeto de estudio.
Se trató de una investigación cualitativa que se sirvió de la Teoría fundamentada. Este tipo de metodología surgió en los años 60 por aportes de Corbin y Anselm Strauss como un método de comparación continua donde la teoría proviene, irremisiblemente, de los datos. Estos dos autores tuvieron una fuerte inspiración en la sociología americana y en la fenomenología. En la formación de la teoría fundamentada, Strauss (2002) aportó a Corbin (2002) las ideas producto de su formación como investigador cualitativo en la Universidad de Chicago. Estas ideas son; establecer el trabajo de campo como fuente principal del conocimiento, darle importancia, como ya lo he señalado, a la teoría, que es el verdadero producto de los datos arrojados por determinada investigación, abordar la realidad social y la acción humana de una manera compleja que permite el desarrollo analítico de la génesis del fenómeno a investigar, dejando entender al ser humano en su papel activo frente a las situaciones problemáticas, y suponer en toda acción humana una intención trasformadora (Strauss y Corbin 2002).
Esta forma de investigar, además de haberme brindado las herramientas para hacer la clasificación y sistematización de los datos recogidos en campo, se constituyó en un elemento esencial para la exploración de los trasfondos teóricos, abriendo posibilidades al encuentro de comprensiones, nuevas dimensiones e hipótesis en los datos y sobre los datos del trabajo de campo.
Para esta empresa, es importante recoger una definición sobre qué es la teoría fundamentada, formulada por Sandoval, por ser especialmente clara: “Es una Metodología General para desarrollar teoría a partir de datos que son sistemáticamente capturados y analizados; es una forma de pensar acerca de los datos y poderlos conceptuar.” (De La Torre, 2007, p. 4).
Desde la Teoría Fundamentada pude emprender la búsqueda de conceptos que me permitieron significar clara y concretamente la realidad estudiada desde diferentes tendencias teóricas y diferentes técnicas de recolección de datos que contextualizaron conceptualmente los escenarios evaluados, “Debido a que las teorías fundamentadas se basan en los datos, es más posible que generen conocimientos, aumenten la comprensión y proporcionen una guía significativa para la acción” (Strauss y Corbin, 2002). La suma total de todas las representaciones conseguidas en el transcurso de la investigación, al ser tan heterogéneas, me permitieron realizar una lectura muy ordenada de los textos producidos por las entrevistas y los relatos temáticos aplicados a personas que han asistido a ceremonias en las que se efectúa la toma del Yagé. Este universo poblacional generó la construcción de las pesquisas investigativas sobre el desarrollo de nuevas bases capaces de responder a las necesidades de pensar, descubrir y redescubrir el fenómeno de las tomas de Yagé por parte de personas ajenas a la cultura indígena. Tales narraciones, al ser experiencias verdaderas, me permitieron conseguir información desde la elaboración de perspectivas y acontecimientos (sobre los relatos), que si bien son creativos, también son comprobatorios.
La intención del presente trabajo de tesis, metodológicamente basado en la Teoría fundamentada, es proporcionar a los investigadores del tema del Yagé un conjunto de herramientas que les permita para abordar el análisis con más confianza y aumentar la creatividad innata, a menudo tan poco desarrollada en todos nosotros. La fuerza que impulsa esta metodología es la visión de nuevos conocimientos y la construcción de una teoría fundamentada útil. (Strauss y Corbin, 2002).
Haber pensado en una Investigación Fundamentada, implicó sumergirme en un estado permanente de conciencia, compromiso y responsabilidad, razonando honestamente en lo determinante y objetivo que se debe ser como investigador, al manejar y direccionar debidamente toda la información recogida aportada a la construcción investigativa. Justamente hay que apreciar lo que le da sentido a estas nuevas acciones derivadas del Método fundamentado, que atañe lugar a las diferentes narraciones y vivencias consignadas por seres humanos, que más que queriendo ser objeto de investigación, buscan con, y desde sus testimonios y experiencias, abrir y/o cerrar trechos que forman ascendentemente o minusvaloran descendentemente los saberes de la vida. Únicamente partiendo de este pensamiento, logré llegar a hacer, como decían Strauss y Corbin (2002), una “Investigación Científica”.
La influencia del interaccionismo simbólico en la Teoría fundamentada, y por tanto en este trabajo, se constata en el carácter inductivo de la metodología, en su intento por comprender cómo la gente percibe, entiende e interpreta los fenómenos estudiados, y, en su aproximación naturalista, qué se observa en el estudio de los fenómenos en la vida cotidiana y su alcance en disímiles contextos de interacción social. (Ballas, 2008, p. 14).
Haberme sumergido “creíblemente” en el método de Investigación fundamentada, significó también aceptar otras posibilidades que si bien, no se regían bajo las mismas directrices de las cuales se rige este método, ni son del todo acertadas, pudieron complementar y cooperar en la elaboración y construcción de las hipótesis, enriquecidas por un común de pensamientos, que no individualizan la concepción y práctica de sus metodologías, sino que por el contrario se sirven de otras y para otras, buscándose ser receptivas y formadas a partir de la realidad estudiada, sin perder la esencia y la motivación del método inicial. Una de las posibilidades fue la comparación constante de los datos mientras se construía la teoría y por tanto, la “realidad” del fenómeno.
Haber señalado que se usó de manera palmaria la teoría Fundamentada en los datos, para la construcción de la teoría, no significa que haya asumido la investigación como una especie de tabula rasa, ni que se sostenga que el análisis se realizó con independencia de la carga teórica y metodológica de mi formación como psicólogo, sino que estos marcos se asumen como puntos de referencia que contribuyen a detectar o determinar categorías o datos relevantes y a abstraer categorías significativas desde mi disciplina y la interdisciplinariedad. (Ballas, 2008).
Para terminar, el presente trabajo se sirvió de la teoría que arrojaron los datos recogidos en observaciones, participaciones, entrevistas y relatos temáticos propuestos por el investigador y cimentados, abstraídos y argumentados por los participantes. Así, el trabajo se centra en la interacción de los individuos en relación al fenómeno objeto de estudio que es, como ya sabemos, el Yagé visto, frecuentado y experimentado desde personas “occidentales” como una práctica, aparentemente disímil a la ancestral, pero que se inscribe dentro de su lógica histórica indígena. Ahora bien, debo dejar dicho que el universo poblacional permitió la codificación de la información desde las categorías o conceptos que el mismo universo aportó, trayendo así casos positivos y/o negativos, experiencias abiertas y/o cerradas, etc., razón por cual, la teoría resultante se presenta como una narración o conjunto de proposiciones capaces de generar de conocimiento científico y social ya que vincula de una forma dinámica las interrelaciones entre los individuos, y, sobre todo, su contextualización con las construcciones teóricas partidas de la realidad.
En esta investigación se pretendió leer, comprender y analizar los discursos expuestos en las entrevistas y los relatos temáticos, posibilitando el estudio desde una dimensión estrictamente cualitativa.
En cuanto a las estrategias características de esta investigación, nos encontramos con estas cuatro fundamentales:
1. La recolección de datos y el análisis transcurrieron de manera concurrente.
2. Los datos determinaron los procesos y productos de la investigación y no los marcos teóricos preconcebidos.
3. Los procesos analíticos suscitaron el descubrimiento y el desarrollo teórico y no la verificación de teorías ya conocidas.
4. El muestreo de la información recogida se realizó con base en lo que arrojaron los datos y me sirvió para refinar, elaborar y completar las categorías centrales de análisis.
Los objetivos centrales que orientaron el diseño y la organización de los resultados del trabajo de tesis fueron los siguientes:
Reconocer cuáles son las significaciones que algunas personas que han tomado yagé, han dado a esta experiencia.
Situar la problemática intercultural que presentan la toma de yagé realizada en culturas distintas a las que esta práctica hace parte de su mundo simbólico.
Sintetizando el procedimiento que se realizó, a los participantes de la investigación se les aplicó primero un relato temático; se les pidió que hablaran libremente sobre su experiencia personal con el Yagé. Pasado esto se realizaron algunas preguntas para ir indagando en temas que pretendían ahondar en aspectos relacionados con la vivencia personal de toda la ceremonia del Yagé. Algunos entrevistados, por ejemplo, exponían sus conocimientos de qué era el yagé o qué significaba para ellos. En estos casos era necesario realizar preguntas enmarcadas en una entrevista abierta semi-estructurada para poder orientar la información más hacia la experiencia personal, y por ende, hacia lo que habían vivido. Se entrevistaron únicamente personas no indígenas que hayan tomado yagé en Colombia. La mayoría de personas son de Bogotá y Boyacá. Se utilizo el método de bola de nieve para conseguir los participantes, un entrevistado refería más personas para entrevistar.
Este proceso de recolección de información fue grabado en audio y luego transcrito. Como se indico el proceso de recolección y de análisis concurrieron simultáneamente obedeciendo a un proceso de muestreo teórico y saturación de información.
Las entrevistas y los relatos temáticos transcritos fueron objeto de codificación manual; se fueron identificando palabras recurrentes, que fueron a su vez formando conceptos, que al ser relacionados, formaron categorías. Se realizo en todas las entrevistas un diagrama que da cuenta de la relación entre categorías y subcategorias, dando así posibles hipótesis. Se relacionaron todas las entrevistas entre si para poder diseñar un esquema grafico que sintetice el discurso de las personas que han tomado Yagé. Este análisis que obedece a la metodología de la teoría fundamentada dio nacimiento a categorías y teorías acerca de las tomas de Yagé; teorías que se ven reflejadas en la construcción de los capítulos de esta tesis.
Población objetivo de la investigación
Se entrevistaron 15 personas; 6 Hombres y 9 Mujeres. Las edades estuvieron distribuidas entre 12 y 56 años. La mayoría vivía en Bogotá y Tunja.
Los sujetos entrevistados fueron; Felipe de 19 años, Marlon de 45 años, Daniel de 55 años, Mariana de 38 años, Marian de 19 años, Laura de 52 años, Alejandra de 34 años, Dayana de 39 años, Catalina de 15 años, María de 12 años, Álvaro de 56 años, Wendy de 19 años, Oscar de 47 años, Diana de 17 años y Michael de 22 años.
Felipe es un joven de 19 años, estudiante de Ingeniería, vive en Bogotá y es un apasionado por los temas que tengan que ver con el chamanismo. Marlon tiene 45 años, docente de un colegio de Bogotá, padre de una niña de 5 años, yo asistí a la toma que él fue y allí tuve la oportunidad de conocerlo. Daniel, hermano de Marlon, tiene 55 años, es el mayor de 5 hermanos, docente al igual que su hermano pero de un colegio rural en Boyacá. Mariana de 38 años padece de lupus y decidió abandonar su tratamiento médico, lleva tres años tomando yagé. Marian fue contactada por remisión de un sujeto que ya había sido entrevistado. Marian tiene 19 años, vive en Bogotá, actualmente se encuentra trabajando en un callcenter, terminó el colegio y tiene planes de entrar a la educación superior. Laura de 52 años fue contactada por un familiar en común. Ella vive en el norte de la ciudad de Tunja junto con su esposo y dos hijos, ambos hombres y mayores de edad. Laura es docente en la misma ciudad en la que vive. Ha tomado varias veces (alrededor de 1 vez cada 6 meses durante 5 años) yagé en el mismo lugar. Alejandra es una mujer de 34 años de edad. Es socióloga y trabaja en investigación. Dayana de 39 años fue contactada por medio de un conocido en común. Ella ha tomado varias veces yagé junto con sus tres hijas menores de edad a quienes se tuvo la oportunidad, con el consentimiento de su madre, de entrevistar. Ella llego al yagé por su hermana quien toma frecuentemente. Catalina de 15 años, hija de Dayana es una guía o ayudante en las ceremonias de yagé, y celebró sus 15 años con una toma. María de 12 años, es hermana de Dayana y asiste a estas tomas en compañía de su familia. Álvaro de 56 años fue contactado por medio de un sujeto ya entrevistado. Álvaro asiste a tomas de yagé desde hace 8 años. Actualmente organiza tomas en su propio apartamento. Wendy es una joven universitaria de 19 años, de Bogotá. Ella estudia primer semestre de contaduría pública, vive al sur de la ciudad. Wendy ha asistido una sola vez a una toma de yagé. Oscar es un docente de 47 años, de los cuales lleva 25 años trabajando con colegios distritales en la ciudad de Tunja. Diana de 17 años es una joven estudiante Bogotana. Michael es un joven de 22 años, residente en Bogotá y solo ha tomado una vez.
SEGUNDA PARTE:
ANÁLISIS Y PRESENTACIÓN DE LOS RESULTADOS.
Como se ha indicado, los resultados corresponden al análisis efectuado y cimentado desde la metodología de investigación propuesta por la Teoría Fundamentada; el análisis de categorías que se realizó se graficó en cuadros conceptuales. El siguiente cuadro que se presenta corresponde al análisis del discurso de todos los entrevistados. Es la estructura macro del discurso que se presenta en las entrevistas que se realizaron.
El cuadro anterior nos muestra la transición experiencial construida en un primer momento, a partir por categorías de primer orden que fueron expuestas (en repetidas ocasiones) por la totalidad de los entrevistados; en un segundo momento y a modo subsidiario se presentan subcategorías que soportan las experiencias anteriores y además trazan los planos analíticos de los discursos recogidos, y estos, a su vez, permiten examinar lo recogido mientras se va concibiendo la teoría; finalmente el análisis efectuado estuvo cimentado por la clara y pertinente separación (experiencial) que existe antes, durante y después de una toma de yagé. Antes de la toma podemos evidenciar los motivos o las causas que los entrevistados pudieron tener para asistir, tales aspectos son: interés por los temas indígenas, curiosidad, búsqueda de salud o expectativa social y de esta manera, se desprenden dos categorías emergentes a propósito de la toma de yagé que son, ciudad perjudicial, que nos adentra en la discusión de si es o no pertinente el uso del yagé en las ciudades completamente alejado de la experiencia natural, y la categoría de naturaleza benéfica, que es aquella que cuenta la verdadera experiencia natural e indígena que encierra una toma de yagé. Durante el proceso de toma o “pinta” como suele ser llamado el lapso de introspección y/o alucinación, los entrevistados coinciden cuando afirman que la profunda reflexión interior se debe a un asunto de conocimiento de sí mismo o conocimiento universal, donde el espíritu supera al cuerpo y a la razón, es como una suerte de saber “natural” que descansa sobre una idea de limpias o curas espirituales o físicas. Nace entonces la categoría de Culpa, en donde los entrevistados relatan haber sentido culpa en su periodo de Pinta. Hay que dejar sentado que curiosamente, entre las mujeres entrevistadas, la categoría de maternidad relacionada a la culpa es muy importante, ya que en las experiencias narradas, salió a flote varias veces de manera consciente. Finalmente, después de la toma las consecuencias físicas, espirituales y mentales se reducen latentemente a estados de tranquilidad, paz y comprensión, y ésta es la causa principal sobre la repetición de la experiencia ya que se considera un camino no sólo al bienestar en todos los sentidos sino al conocimiento de sí mismo y del mundo en general.
Los siguientes subcapítulos corresponden a los hallazgos encontrados en la investigación y se dividen en cuatro, a saber, “La percepción ritual”, “Yagé un rito de anhelo y convicción”, “culpa y medio” y “ciudad yagé”, cada uno situado de manera estratégica en cuanto al argumento central que estriba, como ya está dicho, sobre las tomas de yagé en la ciudad de Bogotá y las experiencias que se desprenden de estas prácticas ancestrales cuando son traídas a la ciudad.
2.1. LA PERCEPCIÓN DEL RITUAL
Este subcapítulo titulado “La percepción del ritual” es una presentación del ritual de yagé, y una breve discusión de lo que las personas sentían y comprendían estando allí. Los siguientes tres capítulos responden a tres grandes teorías que nacieron del análisis “Yagé un rito de anhelo y convicción” “culpa y medio” y “ciudad yagé”.
El Yagé, como ya se ha dicho, es un bejuco propio de la selva amazónica del Perú, Colombia y Ecuador. De forma especialmente preparada con otras plantas, este bejuco es usado como bebida por etnias indígenas que habitan estas zonas geográficas. La palabra Yagé es muy común en las etnias indígenas de Colombia que usan esta planta como los cofanes, sionas, ingas, coreguajes y kamsás. “En los restantes países el nombre más conocido es ayahuasca, término de origen quechua que se descompone en aya: alma, espíritu; y huasca: bejuco, liana. Se podría traducir entonces, como “bejuco del alma” o “liana del espíritu”. (Díaz, 2004) Estas etnias, como se indicó, usaron y usan el yagé con diversos objetivos como sanar, limpiar, adivinar, conocer sobre algún tema etc. El yagé es llevado a las ciudades por estos grupos indígenas y se ofrece en varios lugares la posibilidad de tomar esta bebida. Para las etnias indígenas que lo utilizan, esta planta hace parte de su sistema filosófico teniendo un uso espiritual. (Vélez, 2007) El yagé es usado para limpiar el organismo y la mente, su uso más conocido es de “limpia”. Su riqueza botánica, química, antropológica y psicológica lo ha hecho merecedor de varios estudios.
Como se ha dicho, el uso de yagé se ubica en un contexto ceremonial sustentado por todo un sistema filosófico indígena. Díaz (2004) señala que el principal uso del yagé consiste en una limpia de cuerpo y alma. Vélez (2007) ha expuesto las razones por las cuales las personas asisten a las tomas de yagé, lo cual, teniendo en cuenta el uso que proponen las etnias indígenas para esta planta de poder, pone en tela de juicio su uso en las ciudades, porque no siempre se corresponde su uso desde una mirada filosófica indígena, con las razones por las cuales se asiste a estas ceremonias (Vélez, 2007). Vemos, por ejemplo, como Pinzón (1988) y Vélez (2007) elaboran categorías que describen las razones por las cuales las personas asisten a ceremonias indígenas y las razones por las cuales han tenido éxito. Apuntando a mostrar que se crean relaciones interculturales donde los intereses de los asistentes disienten de los intereses de los que ofrecen las ceremonias. Este proceso de hibridación es, indefectiblemente, un mestizaje cultural en la medida en que combina dos cosmogonías aparentemente opuestas alrededor de una práctica que fortalece un dogma indígena milenario sobre el gran constructo de la modernidad occidental. Este tipo de prácticas se realizan en espacios donde la pluralidad cultural es tan evidente que logra interpenetrar los sistemas participantes generando nuevas formas de relaciones sociales, nuevas lógicas y nuevos contextos culturales.
Para acercarse al ritual del yagé, Díaz (2004) expone muy bien cómo se desenvuelve;
Uso ritual: La mezcla es utilizada, de manera tradicional, por los chamanes o médicos tradicionales indígenas, en ritual nocturno que ellos dirigen y que está acompañado por cantos arcaicos e invocaciones, sahumerios, toques de música con armónicas, rondadores, flautas, bombos y otros instrumentos de percusión -cascabeles, por ejemplo-, además de danzas interpretadas por los taitas. El ritual se inicia con la repartición de la dosis para cada participante. Dicha dosis -aunque variable según el chamán y el grado de concentración de la mezcla, así como de la persona y la experiencia anterior que tenga con el brebaje, situación que tiene en cuenta el Taita para decidir la cantidad que le sirve- puede ser de entre 20 y 40 cms3. Luego de esa primera toma el brebaje comienza a hacer efecto, pasada una media hora a 45 minutos. Al cabo de hora y media de haber sido repartida la primera dosis, el Taita ofrece una segunda para quienes no hayan tenido efecto o quieran repetir. En adelante, los participantes podrán pedir toma adicional según su estado particular y el Taita decidirá si suministra toma adicional a quienes les soliciten. Cada toma adicional es normalmente inferior a la primera. Los tomadores de yagé más veteranos pueden tomar en una misma sesión hasta unas 4 ó 5 veces. Son muy extraños los casos donde esa cifra se sobrepasa.
El efecto de una sola toma puede durar unas dos horas. Se habla del efecto de trance o de Estado Modificado de Conciencia, en el que en ningún momento se pierde la conciencia, solo que se vive un estado de “conciencia ampliada”, del que normalmente las personas recuerdan todo lo ocurrido y las visiones tenidas, así en muchos casos no sepan expresar en lenguaje verbal el contenido de esas visiones. Naturalmente, las personas que toman una segunda, o tercera toma viven una prolongación de su estado de trance, sin perder en ningún momento la conciencia, aunque físicamente puede ocurrir que la persona se mueva torpemente, como en estado de borrachera, o que sienta que no se puede poner en pie del sitio donde se halle ubicada.
“El momento culminante del ritual es el procedimiento de sanación o “limpia” que ejecuta el taita sobre cada participante, en el que ayudado por un ramo de hojas llamado wairasacha, canta y danza alrededor del paciente sentado con el torso desnudo, soplando y chupando en sitios determinados del cuerpo para ejecutar la limpieza.” (Díaz, 2004, p. 47).
Respecto a los efectos psicológicos que la toma de esta bebida tiene es muy poco lo que puede decirse a ciencia cierta debido a que los efectos pueden ser muy diferentes incluso en una misma persona con el mismo yagé. Andrea Vélez Cárdenas (2007) nos dice que es posible reconocer tres grandes etapas en la toma del yagé. La primera sería la desintoxicación espiritual, que es vomito diarrea etc. esta etapa es por lo general displacentera por obvias razones. Esta primera etapa prepara la segunda, después de la desintoxicación el individuo puede entrar a la “pinta” que es la alucinación; esta puede comenzar con ver figuras geométricas simples y finalizar viendo imágenes muy elaboradas que se mezclan espacial y temporalmente unas con otras logrando cierto tipo de continuidad, esta etapa puede ser con imágenes placenteras, o displacentera viendo imágenes terroríficas. De esta manera, la última etapa sería el bienestar de cualquier tipo que logra el asistente a esta terapia (toma) días después de la toma (Vélez, 2007).
Respecto a las sensaciones físicas, una primera indisposición física que dicen sentir quienes participan en tomas de yagé, es el desagradable y amargo sabor que tiene la planta medicinal. Conceptos como horrible, asqueroso y terrible son algunos de los sinónimos que utilizaron los entrevistados para describir esta sensación amarga del bejuco.
Los sujetos que relatan su experiencia narran la etapa posterior a la primera toma de yagé, señalando que de 10 a 20 minutos después se genera una fuerte conmoción interna, acompañada de visiones, y vértigos, en donde el cuerpo empieza a desobedecer las órdenes dadas, haciéndose cada vez más pesado e incontrolable. “una vez, oséa, entre así como invicta, bueno tome yagé y vomité y me sentía re mareada y pesada… ese día… entonces fue tenaz, haz de cuenta que te estás desprendiendo del cuerpo…y te estás saliendo, si te estás saliendo del cuerpo y horrible” Catalina 15 años. “…como que el yagé me dio una vuelta, osèa no vi pinta pero…pero me hizo como que reflexionar…” María 12 años. “…“la experiencia de esa noche fue horrible a la vez y a la vez fue chévere uno era como morir para volver a revivir” Marlon 45 años. “…pues prácticamente me morí en yagé…” Catalina. “Llegue a sentirme muy pesada, como inmóvil…” Laura 52 años.
A medida que va volviendo en sí y recobrando su voluntad, el intermedio está dado por una sensación de borrachera que no le permite controlar sus emociones y movimientos. En su mayoría los sujetos entrevistados relatan escuchar cómo la música propia del ceremonial se pone más “frenética” y esto los hace caer en un oscuro sueño donde predominan la “recreación” de situaciones que el tomante quisiese que se diesen, como la entrevistada Laura de 52 años que recreó una conversación con su padre muerto y pudo despedirse de él.
“Yo me imagino que pues recree la conversación que tuve con mi papa, pues él me hablaba y me decía que debía estar muy tranquila, que él jamás se quiso ir de la casa y dejarnos solas, jamm… pues yo creo que me invente en la mente esa conversación porque yo nunca quise aceptar que mi papa se hubiera ido, pero bueno al caso ¿no? Pues me pidió disculpas, me dijo que lo disculpara por haberse ido, y que él iba a regresar. Obvio él ya está muerto, entonces no sé qué sentido tendría que me digiera que iba a regresar” Laura.
También predomina en este “sueño” la “introspección” donde los sujetos reflexionan sobre su vida y reviven sucesos que los han marcado.
“Me puse a recordar cosas tontas” “que el yagé pa´ lo único que me sirvió fue pa´ sacar esas cosas que tenía muy dentro” Marian 19 años “mire cosas que... de mi antepasado de mi niñez que no fueron muy bien y que tenía que sanarlas y que sacarlas porque… pues eso me estaba como traumatizando” “si…has de cuenta como que tienes que volver a revivir eso, como para dejarlo” “para mí es como irse uno a otro mundo” Catalina 15 años.
En el caso de las mujeres, varias de ellas experimentaron una suerte de “culpa” que se asoció fuertemente con sucesos entorno a la maternidad. Imágenes de úteros, recuerdos de abortos, sensaciones de volver al vientre etc.
“y la verdad sobre todo un recuerdo aplastaba mi conciencia....Yo tuve un aborto” “por nada del mundo iba a dañar mi vida con un bebe a esta edad” “La idea de que maté a mi propio hijo, así haya sido a las semanitas de embarazo, me hizo verme como una mala mujer que no merecía estar de pie” Marian “…vi muchos úteros sangrando y úteros sangrando, úteros sangrando y sangrando y bueno mucha cosa con la maternidad”. Alejandra.
Según los entrevistados, es normal que se presenten este tipo de revelaciones y reacciones físicas, pero a quienes se les manifiestan estos malestares les impulsa un fuerte deseo porque pasen pronto los dolores, náuseas, vómito, frío, adormecimiento de cuerpo, y hasta agudeza auditiva, que se les presentan, aunque son conscientes de que estas expresiones son producto de la función de limpieza que ejerce la medicina en el cuerpo, para desintoxicar, purificar y disponer la mente y el espíritu.
Muchos entrevistados relatan haber encontrado en el yagé una forma de conocer, limpiar y curar; estas tres categorías que bien podrían enmarcarse como usos del yagé son frecuentes en todos los relatos de los entrevistados, presentándose con extrañas relaciones entre sí.
"que hemos encontrado en el yagé una forma de conocer… Conocer aspectos del ser humano a nivel general, aspectos de la naturaleza, y también a nivel individual aspectos de nuestra propia vida. " Laura 52 años. "Así el yagé es completo, porque nos permite conocer aspectos universales, cósmicos, sobre el orden de la vida…del universo, pero también nos muestra aspectos de nuestras vidas, cosas en las que estamos fallando" "te enseña cosas con gran valor" "el yagé es solo una forma de ver el mundo" Álvaro 56 años. “entre uno más entiende sobre su propio cuerpo, es decir sobre su propia enfermedad, obtiene conocimiento, conocimiento que es el que cura” “y mientras me conozca puedo cambiar muchas cosas, como pude cambiar la rinitis, ya no la tengo, solo fue cuestión de intentarlo” Felipe 19 años. “De manera que le servía a uno para mejorarle problemas de salud” Daniel 55 años. “la bebida del yagé es como algo, una bebida espiritual que limpia” María 12 años
Todos los entrevistados coinciden en que el yagé representa una forma de limpiar tanto el cuerpo como el espíritu y que dicha limpia se da por medio de la desintoxicación, el vómito y la diarrea que expulsa el cuerpo son las toxinas propias de la ciudad (de la ciudad perjudicial) y la limpieza de la mente se da por medio de la introspección, los recuerdos y alucinaciones, liberando así al espíritu de aquellos recuerdos y vivencias perjudiciales. El resultado de la limpia del cuerpo es la curación u obtención de salud, y el resultado de la limpia del espíritu es la obtención de un saber, un conocimiento sobre sí mismo y sobre el mismo cosmos. El salto interesante se da cuando (como afirman algunos entrevistados) la mente y el cuerpo pertenecen a una misma unidad sensorial, y que ambos procesos, la limpia del cuerpo y de la mente o espíritu son simultaneas y pertenecen a un mismo proceso inherente.
“Mientras yo conozca mi enfermedad, me conozco yo mismo, y mientras me conozca puedo cambiar muchas cosas, como pude cambiar la rinitis, ya no la tengo, solo fue cuestión de intentarlo- ¿se curó de la rinitis?- no sé si podría decir de lo que me paso una “curación” porque eso depende que entienda usted por esa palabra- mire, el conocimiento que encontré en el yagé, que es como el vehículo que lo lleva a uno a encontrarse con el conocimiento y el taita como el conductor, es que la rinitis soy yo, yo no me puedo “curar” de yo mismo. La rinitis es un proceso, como un movimiento de mi cuerpo, lo que debo aprender es a manejarlo, no puedo quitarme la rinitis, debo dominar la rinitis, y así con todo, uno no le llega una enfermedad, uno solo pierde dominio, el yagé ayuda a darse cuenta de eso y recuperar el dominio sobre su propio ser. Y así uno dice que paso de estar enfermo a estar sano.- entiendo, pero me surge una duda, ¿Qué hace que uno pierda el dominio de su cuerpo y digamos desencadene una reacción alérgica?- la ignorancia, el creer que uno solo es este cuerpo que ve, y que no va más allá de carne y huesos. Se nos enseña a creer eso desde que nacemos, todos lo creemos así nos digamos católicos o cristianos. El hombre es un ser muy racional, y se nos enseña a creer en solo lo que vemos. Pero si pudiéramos ver más, nos daríamos cuenta que este cuerpo es solo una parte de nosotros.” Felipe 19 años.
Posterior a la toma, consecuencia del vómito y de las alucinaciones o trance vivido, la principal sensación que se recoge es la de bienestar físico y espiritual.
Según los relatos de experiencias de toma de yagé, una vez se superan todas estas limitaciones y se empieza a sentir alivio, muchos ya en un estado de calma y tranquilidad, sienten apetito, señal de que ha habido limpieza y pronta recuperación, dando lugar a una experiencia y un trance algo más sereno y pacífico que da una sensación de descanso del cuerpo. “Llegue a sentirme muy bien, tranquila, en paz” Laura 52 años “La música me gustó mucho porque fue algo muy tranquilizante” Marian 19 años. “la bebida del yagé es como algo, una bebida espiritual que limpia y tranquiliza” María 12 años.
Reichel-Dolmatoff (1997) dice que la primera etapa de desintoxicación se presenta unos 30 minutos después de la ingesta y se expresa con vómito fuerte y defecación violenta, la alucinación es generalmente visual, pero puede comprender todos los sentidos, normalmente se ven imágenes geométricas, caleidoscópicas, selváticas místicas o religiosas. Reichel-Dolmatoff (1997) cree que puede existir un tipo de universalidad en lo que se alucina.
Reichel-Dolmatoff identifica tres etapas fundamentales por las cuales el sujeto atraviesa durante la experiencia visionaria o Pinta: la primera de ellas se caracteriza por la presencia de fosfenos, es decir, de figuras geométricas luminosas generalmente de formas abstractas, muy similares a las que se pueden observar a través de un caleidoscopio. La segunda fase se caracteriza por la visualización de imágenes mucho más concretas como por ejemplo animales o personas, y finalmente en la tercera fase se tiende a observar formas borrosas o difusas difícilmente identificables. (Vélez, 2007).
La codificación y el análisis de los datos recogidos en la investigación arrojaron y corroboraron una clasificación sobre los estados psicológicos de Vélez que se dan en el viaje extático producto de la toma de Yagé; tales clasificaciones pueden ser de cuatro órdenes, a saber:
La reflexión: una introspección que realiza el individuo, un “pensarse a sí mismo”. Este tipo de consecuencia puede tomar la intensidad de sujetos que afirman haber revivido episodios de su infancia que les permitieron, posteriormente, solucionar conflictos actuales.
El despertar de facultades extrasensoriales: acá se ubica la adivinación, este orden produce sensaciones de percepción más allá de los sentidos. Ver algo o alguien que no se encuentra, acceder a una visión que ordinariamente no se ve etc.
La faceta religiosa responde a que se pueden tener experiencias místicas o religiosas, como luces, Ángeles, etc.
El bienestar que se siente días después de la toma, esto hace casi que único al Yagé, ya que sería el único alucinógeno que produce esta sensación de plenitud, bienestar, tranquilidad después de la toma. (Vélez, 2007).
“así hubiera sido en mi imaginación, pero si muy descansada” “Llegué a sentirme muy bien, como inmóvil, tranquila, en paz “Laura 52 años. “La música si me gusto porque fue lo único tranquilizante” Mariana 19 años
Muchas personas entrevistadas relatan como en el transcurso del ritual sintieron gran inseguridad por lo que pudiera pasar durante el trance. La inseguridad es un sentimiento que se asemeja al miedo por descubrir o experimentar situaciones nuevas y hasta el momento ajenas.
Normalmente, las personas durante la toma de yagé, experimenten una profunda preocupación por los posibles acontecimientos reales o mágicos que se presentasen, y de los cuales no se pudiese tener control, conllevando estos a la abertura de canales energéticos o espirituales que resulten contraproducentes a su sanación, diciéndolo en términos coloquiales, altera la inquietud de los asistentes a la toma de yagé que el “remedio resulte más caro que la enfermedad”. Esta angustia es observada durante los momentos en que la persona va despertando de la situación de letargo que le provoca la toma. Este es uno de los momentos más angustiosos en los asistentes, pues saben que no son dueños de sus propias decisiones, sintiéndose incapaces de poderlas resolver. “…cuando el sueño se iba acabando, y me comenzaba a despertar, sentada en la misma silla que me senté, comencé a sentir mucha angustia de que la ilusión de mi padre desapareciera, porque era como volverlo a perder…”Laura. . “…él si había ido varias veces y hablaba de esa experiencia mejor dicho como lo máximo, como un espacio para la meditación, para quedarse en calma, para estar tranquilo, y jamm yo encontré de todo menos de tranquilidad, ni de paz, ni de nada de esas cosas…” Marian. “…cuando amaneció el taita me cerró completamente y él me miró, y él dice no sé, que me sacó un monstruo, que yo tenía ahí, que era un monstruo de angustia y de culpa y que él me lo estaba sacando...” Alejandra. “…Me dio bastante angustia, esa situación y desperté muy alterado…” Álvaro.
Antes, durante y después de la toma de yagé, quienes se hacen participes, especialmente las personas que asisten por primera vez, han manifestado sentir una enorme expectativa ante los posibles rumbos, las posibles vivencias, visiones y consecuencias que estos sucesos generen en sus mentes, cuerpos y vidas.
Hay sujetos que iniciando o pasado un tiempo bajo los efectos del yagé, no logran tomar autocontrol de las sensaciones y emociones, alucinaciones o pintas, que se les manifiestan, perdiendo así la paciencia y la calma. Este proceso se observa de forma casi constante cuando empiezan los efectos físicos o psíquicos en los entrevistados, por cuanto no desean perder el control que siempre han tenido y el hecho de tener que vomitar o de sentirse aplastados por el peso de los efectos, hace que se desesperen por no tener control sobre sí mismos. Esto ocurre igualmente en la experiencia de Mariana de 19 años, que se ve desesperada por convertirse en una especie de serpiente y ve cómo se arrastra de forma impotente hacia el lecho de un río. “El taita también me dijo que para mí era muy importante bañarme en un rio como el que había visto en mi sueño, pero que por ahí cerca no había ninguno, tenía que encontrarlo yo, porque era en ese rio donde podía lavar mis culpas”
Podemos aducir, finalmente, que los asistentes a las tomas de yagé, aparte de buscar una suerte de sanación de cualquier tipo, esperan encontrarse a sí mismos para auto ayudarse, por medio de la introspección, a subsanar sus errores e incapacidades y mejorar el estilo de vida espiritual y su relación con el mundo inmediatamente anterior. Todo este proceso puede entenderse, someramente, con un proceso que en psicoanálisis se llama Asociación Libre cuya autonomía interpretativa y práctica también depende del “paciente” o, en este caso, del tomante para la solución de esa vida que el inconsciente trata de tapar bajo las sombras del aparente olvido; por ejemplo, son muy recurrentes las latencias de culpas, los recuerdos escondidos y el pasado en toda su dimensión.
2.2. EL YAGÉ, RITO DE ANHELO Y CONVICCIÓN
En este subcapítulo quiero mostrar el ritual del yagé como la posibilidad que deviene por parte de varios entrevistados(as) de encontrar en la bebida formas de “tranquilidad”, “cura” “confianza”, “conocimiento” y “paz espiritual”, que acentúan notablemente los testimonios favorecedores del yagé. Además, según las experiencias registradas en las entrevistas y relatos, desvelar las raíces que tiene la bebida como manera alternativa de aprendizaje humano y social y la conexión con el mundo natural y espiritual que muchos aseguran experimentar. De esta manera, de lo que se trata es de exponer una teoría del rito o una etnografía de este como formación, sistema o expresión social, a partir de los testimonios recogidos en el trabajo de campo y las maneras como ésta experiencia personal fue asumida por todos y cada uno de ellos, sus expectativas verificadas o naufragadas, sus anhelos, convicciones o fracasos con respecto al yagé. En otras palabras, pretendo establecer la importancia de la motivación y la expectación de las personas que apenas lo hicieron la primera vez y, naturalmente, la experiencia final.
Quienes asisten a la ceremonia de yagé, independientemente del espacio, forma, director o encargado que realice las ceremonias, se unen en un mismo sentir, que es la esperanza de encontrar respuestas, sanación, liberación, aprendizaje, sabiduría, entre otras búsquedas claramente avivadas por la convicción y la ilusión de solucionar y contrarrestar defectos. Tales deterioros, imperfectos o menoscabos pueden ser físicos, mentales o espirituales, propios o conferidos por la misma sociedad. Dos entrevistados que no quisieron por decisión personal figurar en la investigación, por lo cual se les mantiene anónimos, registraron una fuerte convicción de haber encontrado en el Yagé una cura a la adicción. Son conocidos los usos del Yagé para contrarrestar adicciones a sustancias psicoactivas; los entrevistados y la información obtenida dan cuenta del procedimiento; por ejemplo, un entrevistado habitó varios años en la calle en condición de “indigente” termino que en Colombia se la da a la persona que vive en la calle en condición de extrema pobreza, y que por lo general se le asocia el consumo de sustancias psicoactivas. Este personaje en el tiempo que vivió en la calle dice haber consumido asiduamente “bazuco” termino que se utiliza para designar una mezcla de “cocaína” con basura, como polvo de ladrillo, talco, etc. Droga que por lo general es muy económica y destructiva con el cuerpo, causando una gran adicción. Esta persona entrevistada relata que su familia al conocer estos beneficios de Yagé lo llevan a donde un taita, quien resuelve mezclar la bebida de Yagé con un poco de Bazuco y dárselo de tomar a esta persona. Este procedimiento es también registrado en una mujer que toma Yagé mezclado con marihuana para vencer lo que ella dice es “su vicio”. El resultado es igual en ambos casos; la persona entra a un periodo de pinta donde ve “el monstruo” o el espíritu del bazuco o de la marihuana, ya sea el caso, y debe entonces agarrarlo a forma de abrazo de la manera más fuerte posible sin dejarlo escapar. Este espíritu descargara fuertes reacciones violentas a manera de descargas eléctricas para escapar. Si el tomador de Yagé logra resistir estos avatares despierta tirado en el suelo con la gran victoria de no tener jamás esta adicción. En ambos casos los entrevistados dicen haber vencido por completo su “vicio”. Este procedimiento recuerda a los procedimientos de algunos grupos indígenas del norte de México, en donde, descrito por el antropólogo Carlos Castaneda en su libro “viaje a Ixtlan”, el aspirante a brujo llega a un momento decisivo de su camino, donde ha de vérselas con un espíritu, o aliado. Deberá lanzársele encima a este ser inorgánico y abrazarlo, sujetarlo tan fuerte como sea posible, el aliado le propinara fuertes descargas eléctricas mientras tan volteretas por el cielo. Si se logra soportar este suplicio, y no se suelta el aliado la persona al despertar, despertara siendo un Brujo en un mundo donde para él ya nada es conocido. (Castaneda, Carlos 1966).
Esta fuerte convicción del poder del yagé abre una fuerte discusión en torno a adjudicarle omnipotencia a este brebaje. En líneas posteriores se tendrá la posibilidad de discutir porque las personas desean creer en algo que sea omnipotente, algo que todo lo puede, y cómo ésta necesidad a encontrado respuesta en prácticas ancestrales como el Yagé, donde participantes acuden a solucionar problemas de salud, monetarios, espirituales, psicológicos etc.
En concreto, el caso de Felipe, que en su viaje por el mundo del yagé, en las selvas del Putumayo, buscó el conocimiento y la curación para su vida personal; o en el caso de Daniel, que buscaba la posibilidad de limpiar el organismo etc. “limpia porque realmente la naturaleza, antes de que el hombre descubriera la medicina alopática, de todas maneras, el ser humano usaba mucho las plantas para purificar el organismo” Daniel 55 años
“pues el yagé tiene básicamente dos funciones, una es que cura, cura enfermedades del cuerpo y de la mente, y dos es que se obtiene conocimiento, conocimiento sobre sí mismo” Felipe 19 años.
En los discursos de las personas entrevistadas es asombroso cómo la gran mayoría responde a una estructura de antes, donde generalmente se experimentó ansiedad, temor y/o expectativas, durante momento en el cual son recurrentes las náuseas, el vómito, la introspección y la alucinación, y después de la toma, donde se coincide sobre el estado de tranquilidad, paz interior y comunión con el espíritu y la naturaleza; y en su totalidad las entrevistas se centran en “antes” de la toma hablando y explicando los motivos y razones por las cuales consumieron Yagé.
Algunos entrevistados dicen ir a las tomas de yagé por tener interés por conocer y comprender la cultura indígena. “Siempre me interesaron los temas como el chamanismo y pues el conocimiento indígena” Felipe 19 años. “yo me fui, yo soy socióloga, y me fui con el interés de ver al indígena como lo hacía” Alejandra 34 años.
Otros relatan ir al ceremonial por simple curiosidad, ver que se siente, como es tomar yagé. La curiosidad es uno de los motivantes más fuertes, en cuanto a que busca saber qué es lo que realmente se siente, y si es verdad lo que dicen sobre los efectos del yagé. “La verdad yo creo que decidimos ir mas por la novedad, la novedad pues de probar una bebida que nos haría entrar en trance y también pues por la novedad de viajar así pues con los amigos del colegio” Wendy 19 años. “digámoslo de cierta forma curiosidad, por conocer la cuestión por conocer el fenómeno y saber las sensaciones sobre que uno puede sentir” Marlon 45 años.
Otro pequeño grupo buscan el yagé por motivos de salud como es el caso de Mariana que dice “Me parece que las tomas deben hacerse por salud, esa debe ser la razón primordial, las tomas deben hacerse por cuestiones de salud…Para mí la toma de yagé es salud”
Eso es importante porque profundiza la idea de que los entrevistados se ven “congeniados” con su experiencia y por tanto explican y justifican de múltiples maneras porque su asistencia a este tipo de ceremonias.
Los principales motivos que dan los entrevistados para haber tomado yagé son: en dos entrevistados intereses etnográficos por temas indígenas, ver al indígena desde una mirada antropológica. Otro motivo es la simple curiosidad “ver esa cosa para qué sirve” que es el caso de 5 de los entrevistados. La búsqueda de curarse de alguna enfermedad y la búsqueda de salud se configura como otro gran motivo expuesto por dos testimonios. Otro es la sensación de tener un vacío espiritual, un algo que falta es un motivo señalado por dos personas en sus relatos. La expectativa social es el motivo de un sólo entrevistado que hizo alusión a la presión grupal, porque otras personas le habían convencido para que asistiera al ritual. En esta expectativa social resaltan aquellas expectativas frustradas, donde el entrevistado relata no haber vivido lo que creyó viviría. Y el último motivo, es quizás el que más aparece en los testimonios recogidos (en total 5 y otros tantos que señalaron las demás motivaciones) y es la noción de un yagé “natural”; esto quiere decir que la mayoría de entrevistados tienen la idea de que lo artificial, la ciudad, los químicos, la ciencia, lo “occidental” es contaminante y perjudicial, pero que lo indígena, la naturaleza, el yagé, la selva, son benéficas para el cuerpo y purificadoras para el espíritu. Todo este gran bagaje de motivos se constituye en última instancia como un acuñado de voluntades y convicciones que algunos deciden poner en rituales y procedimientos indígenas “naturales”, distintos a aquellos que son frecuentemente conocidos y que no han ofrecido una respuesta esperada o una solución acertada. “pero no sentí otras sensaciones pero no sentí unas sensaciones que escuche se podía sentir… yo pensaba que iba a sentir otras, algunas otras sensaciones, pero cuando tome no, no sentí nada… sin embargo no es lo que uno piensa, no es lo que cree uno, las expectativas que lleva uno no se cumplen… Sin embargo no fue mucho lo que se sintió... Lo que se suponía que se sentía uno… Pues no era lo que yo esperaba” Marlon 45 años.
Andrea Vélez (2007) ha trabajado sobre este sentimiento de esperanza que aviva la búsqueda de procedimientos arcaicos, extravagantes, distintos, radicales, que por su misma naturaleza representan, por lo menos en un nivel imaginario, una solución a sus problemas. Andrea Vélez (2007) da cuatro razones por las cuales las personas asisten a tomas de yagé:
Por creer que el yagé puede curar cualquier tipo de enfermedad, física o psicológica.
Esta omnipotencia del yagé aparece en la mayoría de entrevistas, como la esperanza de encontrar solución a aquellos problemas y dificultades ante los cuales las instituciones occidentales no han encontrado respuesta. Es una fuerte decepción por instituciones como la medicina ante el tratamiento de algunas enfermedades que se resisten a ser vencidas por el conocimiento de la humanidad. “Para mí la toma de yagé es salud, el yagé y yo hasta que la muerte nos separe” Mariana 38 años.
Por creer que el yagé puede acercar a la persona a cierta espiritualidad, a un encuentro con su propia esencia. Se cree que esta bebida puede acercar a la persona a lo que sugiera su religiosidad, por ejemplo en occidente, más exactamente Bogotá, la gente (en esta categoría) en su mayoría va porque cree que podrá acercarse a Dios entendido desde la religión católica.
Esta categoría de Vélez no es frecuente en la investigación que se realizó pues en ninguna entrevista aparece una noción de acercamiento a Dios, pero si aparecen nociones de espiritualidad. La diferencia radica en las formas en que cada quien busca su propio sentido a la vida, sus propias creencias y cosmogonías. Una experiencia espiritual supone un estado de acercamiento a algo intangible (generalmente personal), digamos, la exacerbación de la consciencia en pro de algo metafísico, casi siempre misterioso por su naturaleza velada, que no necesariamente tiene, o debe ser divino o supraterrenal. Catalina, una entrevistada de 15 años, habla sobre “un camino del yagé” una noción espiritual sobre las tomas, que conlleva una forma de vida, una forma de ser, que se contradice radicalmente con la forma de vida occidental. “me desuní del yagé me porte mal… como para volver es como difícil… el yagé es una cosa diferente, oséa, es como, como entrar en una comunidad, en que tú entras allí y estás trabajando la palabra” de esta manera, muchos dicen contrariedades, con respecto a la vida occidental, hablan como criticando la vida en la ciudad y también reprochando y justificando el uso del yagé en ella: “pero es en la selva, no en un garaje” “En cambio, cuando ese conocimiento se saca de su origen, y se lleva por ejemplo a las ciudades, al concreto, pues pierde su esencia” “realmente yo creo que a futuro el yagé será descontextualizado, su saber se perderá en las vanidades del ser humano, se harán más tomas de garaje” Felipe 19 años. “Que después el hombre con los avances de la ciencia y de la tecnología empieza a convertir en medicamentos con la cuestión química, pues eso ya es avance, pero esos elementos que son químicos pues dejan sus secuelas en el organismo, sirven para unas cosas pero dejan secuelas en otras” Daniel 55 años. "El yagé me ha ayudado para desintoxicar mi cuerpo de las toxinas propias de la ciudad, la comida el aire, el agua, todo tiene y está lleno de toxinas" Álvaro 56 años
Por interés académico, es decir para estudiar el conocimiento indígena y sus plantas de poder desde la experiencia propia: “Siempre me interesaron los temas como el chamanismo y pues el conocimiento indígena” Felipe 19 años. “yo me fui, yo soy socióloga, y me fui con el interés de ver al indígena como lo hacía” Alejandra 34 años.
Por curiosidad, simplemente para saber “si esa vaina sirve para algo” (Vélez, 2007)
La curiosidad es uno de los motivantes más fuertes, en cuanto a que busca saber qué es lo que realmente se siente, y si es verdad lo que dicen sobre los efectos del yagé.
Andrea Vélez no ha sido la única autora que ha trabajado sobre este tema, Pinzón trabaja (1988) tres factores que elaboró con Taussig y que explicarían porque los bogotanos asistimos a estos procederes.
Poder de la diferencia.
Los pacientes ven a los indígenas como diferentes, seres que en su más extrema concepción los entendemos como salvajes más cercanos a las fuerzas ocultas y misteriosas de la naturaleza, cuyos poderes con nuestra mente occidental no podremos entender ni manejar. Por tal motivo los indígenas son distintos a nosotros (en nuestro imaginario por supuesto). El indígena sabe esto y acentúa esta concepción usando la mayor cantidad de collares y objetos extraños y bizarros, como la pata de un mico etc. Conjugando todo esto en el ritual más el estado mental que produce el yagé se vuelve posible ciertas modificaciones en la mente del asistente.
¿Cómo puede entenderse al otro? sino en comparación de sí mismo; es sin duda la fórmula que se aplica en estos encuentros, donde se ubica en el indígena todas aquellas facultades que, por un lado no se tienen, y que por otro se necesitan. Por ende el poder de la diferencia se constituye como la posibilidad psicológica de creer en la viabilidad de que el ceremonial, entre más distinto, estrafalario, y arcaico, más poder tiene.
"Cuando entró el taita a mi me dio mucho miedo porque la imagen del hombre era una imagen eh… Grande era un hombre muy alto, muy grande también, y yo dije pues este señor es un brujo, yo formada en mi tradición cristiana yo dije este hombre es un brujo" Alejandra "el taita llegó, era un anciano con ropa autóctona de ellos" Felipe "y todos estábamos allí sentados pues esperando como que alguien entrara y pues nos diera alguna instrucción no sé, jajaja algún personaje con plumas en la cabeza y la pata de gorila colgando en el cuello. A cambio de eso entro un señor ya de edad, de unos 60- 65 años, con jean y camisa a cuadros, era bastante canoso, y me llamo toda la atención pues que se presentara como el taita que iba a guiar la experiencia pues con esa pinta tan normal, usted entiende, uno pues se imagina un personaje brujo todo estrafalario, pero este señor parecía…normal, o sea no que los indígenas sean anormales, no ,no, no quiero decir eso, pero pues uno si se imagina que en algo deben ser distintos, por lo menos en la vestimenta, como pa dar credibilidad" Laura
El poder de la mediación .
Esto se refiere a que los indígenas han sabido adoptar facetas occidentales en sus rituales chamanicos, como la religión católica y todo su ejército de santos. Esto hace que los “ciudadanos” creamos que se usa a nuestro favor algo que conocemos muy bien, a Dios. Decir que los indígenas hacen esto con este fin, o que lo hicieron para huir de la hoguera, o que de verdad se volvieron católicos en la época de la conquista es muy difícil de asegurar.
En las entrevistas realizadas se encontró vestigios de esta categoría. Si bien no se relata en ninguna experiencia un uso de las identidades Católicas o de alguna otra religión, si se usaron conceptos como el de bendecir, bueno /malo/ sagrado etc.
“Comenzaron a hacer el ritual de bendecir el yagé” Marian 19 años.
El poder del montaje
Esto hace referencia al poder que tiene en la imaginería del paciente el escenario del rito. Básicamente se trata que el escenario puede sugestionar al individuo a pensar y sentir de determinada manera. (Pinzón, 1988)
Adicional a estos tres factores Carlos Pinzón trabaja otros 2. A saber, el poder de la prueba de la verdad, esto dice que el paciente mismo es el que VE, y es el que experimenta de forma directa su alucinación bajo yagé, entonces es él quien tiene la prueba de que es real ese ver. El paciente navega por su propio cosmos espiritual y cultural, y es él quien cuenta su experiencia al chaman y el solo la interpreta.
El poder de la recodificación del cuerpo es el último, y hace referencia básicamente a que teniendo en cuenta que los grupos indígenas tienen todo un conocimiento de cómo está constituido y como funciona su cuerpo, lo usan para la explicación de las enfermedades y hacen que el paciente lo entienda y recodifique su manera de pensar sobre su propio cuerpo.
“El taita me dijo lo mismo que le digo, mientras yo conozca mi enfermedad, me conozco yo mismo, y mientras me conozca puedo cambiar muchas cosas, como pude cambiar la rinitis, ya no la tengo, solo fue cuestión de intentarlo” Felipe
Un yagé todo-poderoso es la idea que dan estas categorías, donde se encuentra en este tipo de prácticas solución a todas nuestras dolencias. Pero ¿de dónde nace la fe en la omnipotencia?
El acercamiento a este tipo de ceremonias es, por un lado, una decepción, frustración de las soluciones y formas de nuestra propia cultura, a problemas que nos aquejan a todos. Sentir frustración es sin duda una de las situaciones más complejas que un ser humano puede atravesar; la impotencia para obtener un resultado, para solventar un problema se han convertido en una razón fundamental para creer y descargar toda la esperanza y la fe en algo que aparece como omnipotente. Si la medicina ha fallado en el tratamiento de algunas enfermedades, las terapias alternativas, donde algunos han ubicado el yagé, son la solución, y son omnipotentes, pues solucionan toda dolencia humana. La brujería y la magia tienen esta característica al igual que la religión; la impotencia se ve atajada por la creencia de que todo cambiará debido a algo, en este caso al yagé, y la convicción de que así será bajo cualquier circunstancia. “cura enfermedades del cuerpo y de la mente, y… se obtiene conocimiento sobre sí mismo” Felipe 19 años.
El Yagé ha sido una bebida que se ha usado a través de la historia desde épocas inmemorables con diversos fines; fines que nos hablan acerca de la impotencia humana, que, como se decía antes, fuerza el conjuro, la magia, y la fe del ser humano. Por aquello no es de extrañar que las entrevistas reflejen este sentimiento de poderlo todo; en concreto el relato de Mariana, quien sufriendo de lupus decide abandonar totalmente el tratamiento médico, las medicinas, y solo tomar yagé porque este le curara, es una viva muestra de lo que se quiere representar. “La primera toma fue descubrirse a sí mismo, es una experiencia dura pero muy simbólica, luego de esa toma deje dos años sin asistir, pero decidí volver y afrontar mi enfermedad. Al volver decidí hacer mi trabajo con el yagé y con la enfermedad “di mis primeros pasos” y enfrente mis miedos personales. Cuando empecé este camino tomaba aproximadamente 15 medicamentos al día, un día decidí tomar el yagé y suspender los medicamentos totalmente… Ahora tomo yagé una vez al mes, abandone la medicina tradicional, el yagé va de la mano con la medicina homeopática. Me parece que las tomas deben hacerse por salud, esa debe ser la razón primordial, las tomas deben hacerse por cuestiones de salud”.
Es importante para Mariana, la experiencia de sanación, entendida como el bienestar físico (por su enfermedad) y mental por llegar a conocerse a sí misma. Entonces, una de las mayores expectativas que tienen las personas que asisten a estas ceremonias, es el encontrar una cura a las enfermedades físicas que les aquejan, llegando a jugar un papel fundamental, ya que el uso del yagé libera las cargas físicas y espirituales, que conduce a las pintas, que es el punto más fuerte, de mayor apogeo, en el que se vislumbran imágenes, recreando experiencias que aseguran conllevar al conocimiento de sí mismo.
Pero, ¿Es un punto central esta propiedad psíquica del ser humano en la problemática intercultural? Podría decirse que si después del análisis exhaustivo que se realizó de las entrevistas. La fuerte división, que se trabaja en el capítulo ciudad yagé, que realizan la mayoría de entrevistados entre la ciudad perjudicial y la naturaleza benéfica, es decir, entre lo mío, Occidente como malo y lo distinto, lo natural, el yagé como bueno, es sin lugar a duda una división que responde a esta situación primaria psíquica.
Por supuesto que este tipo de ritos no escapan al mismo sentimiento que los engendró; la decepción. Pues algunas personas que habían formado una idea de lo que el yagé les daba, al experimentarlo, sintieron gran frustración.
En concreto en el caso de Marlon su aspiración no se cumple, pues tras experimentar el malestar físico propio del brebaje, no cree que le haya aportado nada más que algo de tranquilidad. Pese a que tuvo momentos de alucinación, ésta no se configuró en un nuevo espacio de conocimiento, sino que se diluyó en la frustración provocada.
“pero no sentí otras sensaciones pero no sentí unas sensaciones que escuche se podía sentir” “yo pensaba que iba a sentir otras, algunas otras sensaciones, pero cuando tome no, no sentí nada” “sin embargo no es lo que uno piensa, no es lo que cree uno, las expectativas que lleva uno no se cumplen” “Sin embargo no fue mucho lo que se sintió...Lo que se suponía que se sentía uno” “Pues no era lo que yo esperaba” Marlon 45 años.
Cabe anotar que esta expectativa o idea de lo que puede hacer el yagé nace en la conversación y en todos aquellos procesos sociales donde un individuo comunica y cuenta historias de lo que el yagé ha traído a su vida. Marian es un caso de ello, en su relato resalta como la entrevistada genera una expectativa de lo que puede ser el ceremonial a causa de la manera en que el novio habla del yagé. En general la entrevistada relata que se hizo una idea de que podía encontrar “tranquilidad”. Mariana: “…Porque no fue como yo esperaba, pues yo fui por mi novio, él me insistió e insistió, hasta que accedí, a él siempre le han gustado como esas cosas así medio hippies, así que fuimos. El si había ido varias veces y hablaba de esa experiencia mejor dicho como lo máximo, como un espacio para la meditación, para quedarse en calma, para estar tranquilo, y jamm yo encontré de todo menos de tranquilidad, ni de paz, ni de nada de esas cosas…”
La búsqueda de la tranquilidad junto con el miedo ante la primera experiencia con el yagé de Marian, llevan a que ella en su relato describa la experiencia como una expectativa frustrada. Dice haber encontrado, como lo señalamos anteriormente, de todo menos “tranquilidad” y genera entonces una descripción de su periodo de pinta, que bien clasifica como “angustioso”. Otras experiencias como la de Marlon y la de Dayana, registran lo siguiente:
“porque yo había escuchado mucho acerca del yagé” “el desdoblamiento de la personalidad, y el viaje que uno hace muchas veces, me han dicho que uno hace un viaje en la mente, que percibe sensaciones diferentes que nunca ha percibido uno, que ve y que tiene cierta forma de alucinaciones, después de haberlo tomado” Marlon 45 años. “Pues para la gente que no cree pues dice que son cosas que ehhh…cosas que pues que no son buenas” Dayana 39 años
El ceremonial del yagé se ha convertido en un espacio en donde algunos, como ya se planteaba, experimentan un estado emocional de decepción, periodo de desilusión que se genera quizás por expectativas erradas, o por falta de disposición, concentración o convicción. Elementos faltantes que sólo cada persona puede identificar y trabajar, o de los cuales se puede aprender y repensar el por qué no se logró; si es, quizás, que no se tiene ese original, verdadero, y profundo sentir y respeto hacia ese tipo de prácticas elaboradas por indígenas, que son adoptadas y adaptadas por la cultura de Occidente, o si de pronto porque ese sentimiento de frustración induce a una necesaria reflexión y urgente replanteamiento, de cómo y en qué formas se están llevando a cabo los procesos de interculturalidad en espacios específicamente ubicados en zonas urbanas y rurales, y qué incidencia tiene en ello la conciencia o inconsciencia de una profanante sociedad que busca identidad y omnipotencia. También, no se descartan las justificaciones dadas por parte de algunos entrevistados que aluden la idea de que lo que importa es la experiencia como tal y no el lugar en el que puedan ser realizadas y no entran a discutir problemas de interculturalidad, generalmente, las personas que responden afirmativamente sobre este punto son personas que realizan tomas frecuentemente y no tienen la posibilidad de salir constantemente de viaje y por tanto, lo asumieron el yagé como propio haciéndose aprendices que mantienen una ética bastante respetuosa con las cosmologías indígenas y sus saberes ancestrales, además, nunca se descarta la supervisión de un taita.
2.3. LA CULPA Y EL MIEDO
En este subcapítulo me permito analizar los relatos de varios(as) de los entrevistados(as) con respecto a las experiencias narradas en torno al periodo de pinta o alucinación. Rescato manifiestamente la categoría de introspección por su recurrencia en las narraciones, además de ser, digamos, la fuente principal de las experiencias personales, debido a que resalta las posibilidades experimentadas de sucumbir ante un diálogo interior, que generalmente, es el que cura los malestares físicos o espirituales en el proceso que casi todos los consultados refieren como el transcurso de “conocerse a sí mismo” materializado en lo que ya hemos visto como anhelo y convicción, es decir, aquel que asiste a una toma, está esperando algo, que algo pase, que algo se modifique, o que algo nuevo se aprenda; en este sentido, este “algo” se transcribe en fe y esperanza.
Las culpas forman una gran categoría de análisis en cuanto permiten dar cuenta de los grandes problemas que han vivido las personas a lo largo de la vida que han sido normalizados por el consciente pero que su latencia es innegable y perturbable en el inconsciente y por tanto, en el diario vivir de los entrevistados. El miedo está guiado, básicamente, a las personas “primerizas” por tratarse de la primera vez, la expectativa es grande y no siempre la mejor por las experiencias escuchadas por muchos, temen, generalmente, que les “caiga mal” la bebida o que les produzca “pintas” muy fuertes.
La introspección o proceso por el cual damos cuenta de nuestros procesos mentales y de todo aquello que se ha dado por llamar “interno” devela la capacidad de la persona de ser reflexiva, de re-pensarse, y ordenar de forma distinta el sentido que se le da a las experiencias. Es sin duda una facultad psicológica que bien se ha usado en distintas áreas para subsanar estados de angustia, desespero y tristeza. El psicoanálisis usa como eje central de su clínica la introspección, el paciente realiza esfuerzos por auto observarse, reflexionar y lograr un conocimiento sobre sí mismo.
En los ceremoniales de yagé se puede ver la introspección en todas aquellas personas que deciden asistir a una toma. En esta investigación fue posible encontrar dos clases de introspección en las ceremonias de yagé; primero, aquel recuento y reflexión del porqué fui a tomar yagé, qué hago en esta ceremonia, etc. Y otra introspección más profunda e interna, que en principio parece potencializada por el mismo yagé en el periodo de pinta o alucinación.
Esta introspección profunda es el tema central de este capítulo; porque es un resultado de la toma; pues el periodo de pinta ayuda a que la persona recuerde, reviva, reflexione sobre situaciones particulares y porque es también un motivo para que las personas asistan a estas ceremonias, bajo la esperanza de encontrar un saber sobre sí mismos, un conocimiento que se ha escapado siempre por distintas razones. Podemos aducir que este proceso de introspección se traduce en un diálogo interno al cual confluyen no sólo vivencias y recuerdos sino también proyecciones y ante todo, aprensiones, inseguridades, temores y ansiedades que generalmente la consciencia mantiene ocultas por su carácter oscuro y perturbador. En la psicología, se pretende adelantar este tipo de diálogos interiores, naturalmente, sin ninguna alteración de la consciencia, justamente esta es la vía que se usa excepcionalmente para ayudar a pacientes con problemas o inconvenientes de algún tipo, primero, hacer consciente al paciente de que algo sucede y es revoltoso, segundo, por tanto hay que atacarlo con la “aclaración” de la génesis del problema y, tercero, una práctica terapéutica que ayude a la persona a asimilar la dificultad por medio del conocimiento y la reflexión sobre el apuro dando rienda suelta a mecanismos de defensa plenamente conscientes. Esta es una de las cosas que el yagé hace, con el plus de que es algo mucho más personal y las vías de evacuación a problemas, por parte del bebedor, son, absolutamente, personales y espirituales, es decir, el yagé mismo se encarga de mostrar el camino, mientras que en la terapia psicológica es el profesional, dejando, muchas veces al paciente en un segundo plano en cuanto lo somete a su punto de vista “capacitado”. Para muchos, el yagé es una fórmula natural para el dichoso “conócete a ti mismo”.
La introspección profunda puede entenderse como un periodo propiciado por el psicoactivo del yagé, y por la situación que sugestiona procesos de desinhibición, permitiendo que muchas cosas salgan a flote al mar de la conciencia.
“Me puse a recordar cosas tontas” “que el yagé pa lo único que me sirvió fue pa sacar esas cosas que tenía muy dentro” Marian 19 años “mire cosas que.. de mi antepasado de mi niñez que no fueron muy bien y que tenía que sanarlas y que sacarlas porque… pues eso me estaba como traumatizando” “si…haz de cuenta como que tienes que volver a revivir eso, como para dejarlo” “para mí es como irse uno a otro mundo” Catalina 15 años
Andrea Vélez propuso que un estado psicológico que se daba en el trance era precisamente la introspección. Y es que son muchos los entrevistados que afirman haber obtenido tras la toma de yagé un periodo de introspección, que dio a lugar un conocimiento de sí mismos. Felipe quien encuentra un conocimiento sobre sí en relación con su enfermedad, conocimiento que lo cura. Álvaro que afirma obtener sabiduría de la planta del yagé. Alejandra quien logra recordar vivencias traumáticas, que al ser recordadas introspectivamente son elaboradas de mejor forma psicológicamente etc.
"que hemos encontrado en el yagé una forma de conocer" Álvaro 56 años
Llegar a conocerse es la meta de muchas empresas humanas que se han puesto en marcha a través de la historia bajo distintos nombres; la ciencia, la religión, la filosofía han intentado entender y dar razón de quienes somos. ¿Por qué sentimos lo que sentimos? ¿Por qué pensamos lo que pensamos? ¿Por qué anhelamos lo que anhelamos? Son preguntas que conllevan una fuerte introspección hacia lo más íntimo, pero a la vez lo más desconocido de nosotros mismos.
La ciencia, y en específico la psicología como disciplina ha intentado responder estos interrogantes, respuestas que se han visto en la obligación de ocultarse tras el lenguaje, pues aquello que hemos querido encontrar de nosotros mismos, siempre se escapa a las palabras.
"siempre sentía como que algo faltaba....Un encuentro conmigo mismo" Álvaro.
La sensación de tener un vacío es un eje central en la entrevista de Álvaro. Sensación que logra atrapar la noción de un anhelo por llegar a conocerse fuera del lenguaje. Un “encontrarse consigo mismo” que más que estar en el terreno de la descripción y la explicación, se halle en un terreno de la experiencia y la vivencia. Carlos Pinzón (1988) como se indicó, elabora una categoría denominada el poder de la verdad. Esta categoría es quizás la razón por la que muchos encuentran en esta ceremonia vivencial, donde el participante es quien vive el estado de trance, y tiene la prueba de la verdad, y que ésta práctica tenga gran acogida. Poder ver y sentir por nosotros mismos una experiencia que algunos llaman “reveladora” es la forma en que algunos encuentran para saciar ese hoyo negro que ha dejado el paradigma conductista con respecto a la consciencia, ese hoyo negro que de sintaxis no entiende. Por ello se puede ver como muchos relatan, si bien ir a buscar un conocimiento de sí mismos en el yagé, o haberlo encontrado después de la toma.
Conocer o saber es una categoría que ha sobresalido en varios discursos, implica el resultado del ceremonial, un conocimiento de algo incierto pero que está en relación con nosotros mismos. Esta categoría también nos tiñe un uso secundario, el de poder dejar cosas nuestras en la ceremonia, descargarse de cosas personales que no nos gustan. “Después de tanto tiempo de hacerlo uno comprende que hay algo más grande. La primera toma fue descubrirse a sí mismo, es una experiencia dura pero muy simbólica.” “Pienso que el yagé no te hace alucinar, sino entrar en una experiencia personal, cada pinta es diferente, la pinta trasmite un significado personal”. Mariana 38 años “espiritualmente como que uno descarga muchas cosas allá” “pues como ahh usted entrar espiritualmente como para que más…ehhh…supuestamente a la pinta, oséa, la pinta es saber uno qué....uno qué cree o qué siente” “espiritualmente es como sanarse como estar tranquilo como dejar muchas cargas y alejar los malos pensamientos… y uno cree pues que sí que por medio de eso pueden pasar cosas bonitas” “pues el yagé espiritualmente sirve para, oséa dejar muchas cosa allá” Dayana 39 años.
También se habla en las entrevistas sobre la obtención de un conocimiento que discute sobre la naturaleza de las cosas, lo impersonal, lo universal.
"Conocer aspectos del ser humano a nivel general, aspectos de la naturaleza, y también a nivel individual aspectos de nuestra propia vida. " "Así el yagé es completo, porque nos permite conocer aspectos universales, cósmicos, sobre el orden de la vida…del universo, pero también nos muestra aspectos de nuestras vidas, cosas en las que estamos fallando" "te enseña cosas con gran valor" "el yagé es solo una forma de ver el mundo"
Álvaro 56 años
Como se decía ya, estas categorías están estrechamente relacionadas con la posibilidad de curarse, según los entrevistados, curarse es una posibilidad que ofrece el ceremonial del yagé. “entre uno más entiende sobre su propio cuerpo, es decir sobre su propia enfermedad, obtiene conocimiento, conocimiento que es el que cura” “y mientras me conozca puedo cambiar muchas cosas, como pude cambiar la rinitis, ya no la tengo, solo fue cuestión de intentarlo” Felipe 19 años. “de manera que le servía a uno para mejorarle problemas de salud” Daniel 55 años. “la bebida del yagé es como algo, una bebida espiritual que limpia” María 12 años
Esta posibilidad de conocer es casi que inherente a todas las entrevistas, y la mayoría dice poder conocer cosas que se escaparon del pasado, vivencias aparentemente olvidadas que aún tenían sus repercusiones en el presente.
“en cuanto la mente, pues yo no sé hasta qué punto la limpia porque realmente le viene a uno son imágenes de muchos recuerdos, se le dispara a uno como la velocidad de la mente, esa velocidad de la mente en el cerebro, pero no alucina, yo no creería que uno alucina, se le vienen todas esas imágenes del pasado reciente y el pasado lejano...también tiene uno recuerdos de cosas que uno ha hecho que las ve como erróneas, como que uno se equivoca en la vida” Daniel
“Como que uno se equivoca en la vida” es una frase que encaja perfectamente para introducir un concepto que se encontró muy marcado en las pintas que los sujetos describieron; la culpa.
La gran mayoría de personas asisten a ceremonias de yagé, porque en algún momento de sus vidas y por diversas situaciones se han encontrado en un estado de autoreproche o indignación por pensamientos, actuaciones o experiencias que le generan un sentimiento de culpa. Esta emoción florece cuando el individuo está bajo los efectos del yagé, es decir durante la toma. En este momento llegan a su mente recuerdos y experiencias en las que directa o indirectamente se tuvo responsabilidad en los hechos que se están reviviendo. Normalmente estos hechos han sido “olvidados” por el consciente, pero están ahí en el inconsciente, latentes y brotan por el accionar de este bejuco. De estas sensaciones de culpa reviven experiencias como la adolescente que abortó, haciéndola ver como mujer mala, siendo necesario que buscara un “río” para lavar sus culpas por ese hecho principalmente; la profesional que fue testigo de un accidente traumático cuando era menor de edad; de la mujer que logra despedirse de su padre, ya muerto, pues éste se había ido de la casa dejando solas a las mujeres de la casa; la estudiante de 19 años que tenía sentimientos de culpa por el peso económico que representa para su padre; el docente que recuerda situaciones que le hacen sentir incómodo consigo mismo etc.
En estos recuerdos llama la atención como en las mujeres la culpa está fuertemente ligada a aspectos de la maternidad. En concreto Mariana describe cómo por medio de un proceso introspectivo, que ella en ocasiones llama alucinación o “traba” revive o recuerda momentos de su vida que le causan gran angustia y culpa, en el que sobresale el recuerdo de haber abortado. La culpabilidad toma forma en la categoría de levantarse y arrastrarse, que son todos aquellos fragmentos de la entrevista donde Mariana dice haber sentido como la música frenética intensificaba la sensación de que ella se arrastraba como una culebra y no podía levantarse, hasta no lavar sus culpas. “…sentí que el diablo me arrastraba de las patas, porque comencé a culebrear como una serpiente, y podía ver el suelo a todo detalle, y andaba por todo lado, me paseaba por el lado de la gente, bueno yo no controlaba el movimiento, solo podía ver sin tener el mínimo control. Me sentía más y más pesada, mas pegada al suelo” ““la música que se estaba tocando se puso más frenética” “El sonido se hizo cada vez más y más claro al punto en que se convirtió en el único sonido que se escuchaba…y el sonido se puso absolutamente frenético” Mariana.
La culpa es sin duda una categoría que florece con gran poder en la investigación. Y se puede decir que una gran mayoría, sobre todo mujeres, de las personas entrevistadas reportan haber sentido culpa durante el periodo de pinta, y haber estado esto relacionado con asuntos de la maternidad como ya lo hemos señalado anteriormente.
“Vi muchos úteros sangrando y úteros sangrando, úteros sangrando y sangrando y bueno mucha cosa con la maternidad” Alejandra
La culpa genera una sensación de imposibilidad al individuo que la experimenta de poder seguir o elaborar su vida de acuerdo con ciertos parámetros, morales y éticos. Por tal motivo, y el individuo al sentirse impotente, frustrado, genera una demanda de reparación. Ese es el mecanismo de la culpa; demanda ser limpiada. El yagé como ceremonia de limpia encaja perfectamente en este mecanismo, pues posibilita lo que algunos llaman cierre, castigo o lavado de culpas. .
El caso más emblemático es sin duda el de Alejandra, quien tras recordar su experiencia traumática de infancia haya sentido a la forma en que ha manejado sus relaciones sentimentales en toda su vida. El impacto de la experiencia traumática de la niñez no se logra cerrar, lo que trae como consecuencias permanentes pesadillas por algo más de un año, hasta que vuelve nuevamente donde el taita, quien “cierra” el malestar producto de los traumas de la niñez.
El concepto de curación o sanación surge como consecuencia del tratamiento dado por el taita, logrando que supere no sólo los miedos, sino la culpabilidad que surge como consecuencia de revivir los traumas causados en la niñez. Papel importante juega el taita, quien “cierra” los problemas que presenta, utilizando como vehículo el ceremonial del yagé, logrando así los propósitos del mismo. El fenómeno del malestar físico se hace igualmente presente, siendo a la par un puente entre el pasado de la persona que se desconoce a sí misma, y la posterior, que se enfrenta a los miedos y recuerdos del pasado para superarlos satisfactoriamente.
La Maternidad resalta en relacion a la culpa. Marian revive “introspección” recuerdos de su infancia que le hacen generar una gran culpa, y como ella relata explican el estado de su vida, como generar relaciones basadas en la culpa. Y es entonces al igual que el relato de Alejandra, como el yagé revive recuerdos que generan culpas y explican situaciones, para que el taita luego cierre el proceso, o instruya sobre cómo lavar las culpas. Son varias entrevistas las que apuntan a una culpa entorno a la maternidad.
En el momento en que Alejandra habla de cómo ve a la mamá, llorando por encontrarse embarazada de ella, y no poder seguir estudiando en la Universidad, Psicología, llama la atencion de cómo, por un lado revive la culpa entorno a la maternidad, pero por otro, cobra valor en su relato, la profesión de psicólogo, pues al principio fue una psicóloga la que la llevó a la toma, eran psicólogos los que estaban en la toma, y el único que no era psicólogo, fue quien la abrazó. Esta redudancia a ser psicólogo llama la atención en el relato.
Otro factor que no podría denominarse exactamente introspección, sino mas bien re-creación, aparece en los periodos de pinta. La recreación hace referencia a las descripciones en las cuales al encontrarse en periodo de pinta el entrevistado dice que recreó algún deseo que tenía e imaginó algo que quería ver. “Yo me imagino que pues recreé la conversación que tuve con mi papá, pues él me hablaba y me decía que debía estar muy tranquila, que él jamás se quiso ir de la casa y dejarnos solas, jamm… pues yo creo que me inventé en la mente esa conversación porque yo nunca quise aceptar que mi papá se hubiera ido, pero bueno al caso ¿no? Pues me pidió disculpas, me dijo que lo disculpara por haberse ido, y que él iba a regresar. Obvio él ya está muerto, entonces no sé qué sentido tendría que me dijera que iba a regresar” “…de que la ilusión de mi padre desapareciera, porque era como volverlo a perder” Laura 52 años.
Otro sentimiento que está presente en la mayoría de experiencias es el miedo, hacia lo desconocido. Miedo a que en el transcurso de la toma de yagé tenga que enfrentar o tener contacto con pensamientos y acciones que le mueven a reflexionar sobre su propia vida; por ejemplo, la docente que se halla en un enorme temor al momento de encontrarse en la situación más crítica de las tomas, cuando se ve introduciéndose en un inmenso hoyo negro, en donde se va a encontrar a sí misma. Igualmente al toparse con sentimientos más de maldad que de bondad, aunque también se percibe desasosiego como en todos los seres humanos ante la experimentación de sensaciones físicas que le perturben y le hagan sentir dolor o malestar. Tal es el caso de varias experiencias como la de Mariana que toma de forma permanente para enfrentar sus propios miedos; la socióloga enfrentó el miedo al momento de conocer al taita por la fisonomía física y los atuendos que llevaba puestos; asimismo se observa mucho miedo en la primera toma de los entrevistados. Pero básicamente lo que se puede leer en torno al miedo; es el miedo a encontrar cosas de sí mismo, no gratas.
El Miedo se hace un sentimiento caraterístico en las tomas de yagè, siendo la primera sensaciòn que acompañó la experiencia de Laura, quien expresó sentir inseguridad y temor ante el encuentro de situaciones deconocidas que le enmarcaran en un ámbito de malestar emocional y fìsico. La sensación final es de limpieza, no solamente del organismo en cuanto a su condición física, sino psicológica y emocional.
El miedo es uno de los componentes más fuertes en la parte previa del ceremonial de toma de yagé, ya que despierta inquietud en quienes asisten a las ceremonias, haciendo que la persona vuelva hacía sí misma, y reflexionar sobre si está o no preparada para presenciar y vivir esta experiencia, o en dichos casos para fortalecer el deseo, a pesar de esta contradictoria emociòn. Por otro lado se establece la limpieza como el proceso final de la toma, por cuanto los efectos físicos y psicológicos que se producen en la toma reflejan de forma muy clara los efectos de este brabaje.
“y la verdad, sobre todo un recuerdo aplastaba mi conciencia....Yo tuve un aborto” “por nada del mundo iba a dañar mi vida con un bebe a esta edad” Marian 19 años
“y me llevo con él, ahí sí sentí que el diablo me arrastraba de las patas, porque comencé a culebrear como una serpiente… y podía ver el suelo a todo detalle, y andaba por todo lado, me paseaba por el lado de la gente” “cómo diablos voy a lograr levantarme…y me afanó la idea de estar condenada mejor dicho a pasar mi vida arrastrada…como una culebra. Por más esfuerzo que hacía no me lograba levantar” “Así que ande arrastrada” “mi alma era como la serpiente, y que lograr entender que el pasado no es lo que me mantiene arrastrada sino el presente es lo que me puede hacer levantar como tanto lo deseaba en el sueño… el taita me dijo que nunca iba a dejar de ser como la serpiente”
“Intentaba alejarme del suelo, pero cada vez me sentía más aplastada por mi propio peso, por mis propias culpas” “pues porque mientras “serpentiaba” se me venía a la cabeza recuerdos, que hacían mi andar más pesado” “pa echarle la culpa a él” “siempre me sentí como incomoda por haber hecho eso” “me hace sentir como con una responsabilidad muy grande porque yo me aprovecho de eso para mí beneficio” “La idea de que maté a mi propio hijo, así haya sido a las semanitas de embarazo, me hizo verme como una mala mujer que no merecía estar de pie” Marian 19 años “Entonces no me dejaba ser feliz …entonces… oséa, en este momento sé que se sanó, y yo sé que fue gracias a eso…““ver cosas, cosas bonitas y cosas feas” “desde ahí uno las va limpiando, entonces ya como que se te van quitando esas cosas” “y tu amaneces, y te sientes como si te hubieras quitado una carga de encima…sientes chévere …entonces es bonito ir a tomar yagé.” María 15 años- “El taita también me dijo que para mí era muy importante bañarme en un rio como el que había visto en mi sueño, pero que por ahí cerca no había ninguno, tenía que encontrarlo yo, porque era en ese rio donde podía lavar mis culpas” Marian 19 años…”
2.4. CIUDAD YAGÉ
En los testimonios recogidos es evidente la manifestación de un proceso de mestizaje cultural en donde lo indígena (en este caso una práctica y un ritual) se incorpora en la lógica humana y social de otros seres humanos pertenecientes a la ciudad, y es allí donde es posible analizar la construcción de un ciclo hibrido en el cual se juntan dos cosmos intercalados, logrando la mixtura de dos culturas, que se encuentran con “toda una dinámica de supervivencia que garantiza la existencia de lo popular en medio de condiciones económicas y culturales modernas” (Rodríguez, s.f.).
Ahora bien, con la presente investigación se pretendió hacer un análisis que trascendiera las afirmaciones teóricas sobre las tomas de Yagé y los prejuicios que se tienen sobre éstas en la ciudad dilucidando nuevas rutas de análisis para la comprensión de este fenómeno. Por medio de la Teoría Fundamentada la teoría empezó a emerger de los mismo datos de campo, incluso la misma metodología, de esta manera, se dio una amplia mirada a los procesos de interculturalidad que han hallado cabida en espacios urbanos. Esta empresa, arrojó varios apartados en los cuales se discutió sobre la concepción y la adopción del ritual indígena, enfatizando en puntos como la omnipotencia del yagé, la introspección, el miedo y la culpa.
En este último subcapítulo, en el cual se presentan los resultados de la investigación, se abordará la categoría que proporciona una sugerencia inquietante, central en la investigación, que en sí, aborda la naturaleza intercultural de los encuentros de yagé.
La hibridación es un concepto que trabaja García Canclini (1990) y que puede ayudar a entender lo que sucede en las tomas de yagé llevando esta práctica a un nivel de intercambio de culturas. La “hibridación cultural” es el proceso mediante el cual determinadas formas y prácticas se van separado de sus orígenes tradicionales para recombinarse/adaptarse a nuevos espacios y nuevas prácticas. La hibridación cultural que tiene el yagé es muy notoria, esta práctica cada vez más está siendo recombinada y adaptada a nuevos espacios urbanos, y prácticas como las tomas de garaje, y los distintos intereses con los que se toma. García Canclini sustenta que estas prácticas folclóricas, populares o tradicionales no son ya revividas por melancolía, sino que éstas están siendo tomadas en escena por procesos de hibridación cultural. Que ya lo popular no esté destinado a la extinción, sino que encuentre nuevas formas de re aparecer por un proceso de adaptación es conocido como “reconversión cultural”. Este autor argumenta que lo peor que le puede suceder a estas prácticas folclóricas, no es que se recombinen y se alejen de sus raíces tradicionales, sino que no hagan parte de estos procesos, y no entren en la dinámica de los procesos globalizantes que exigen readaptaciones, es decir, que se integren.
Integración práctica que deja ver cómo se atraviesan y generan, de acuerdo con García (1996), “Nuevos espacios de confrontación cultural” que al mismo tiempo puede afianzar percepciones desfiguradas de lo que realmente significa la experiencia del yagé. Esta actitud muestra claramente la irrupción del nativo indígena, el respeto a sus orígenes, tradiciones, y ancestros; a los que se interponen otro tipo de intereses marcadamente económicos.
La importancia del “reconocimiento” de la diversidad como paso desde donde avanzar hacia el conocimiento de distintas prácticas sociales y simbólicas, a través de las cuales se hacen explicitas las modalidades y características de las relaciones interculturales. Una interculturalidad que emerge en el marco de la comunicabilidad de las culturas en cuanto conforma en sí misma “un hecho de la vida y de las múltiples interrelaciones entre personas y sociedades. (García, 1996, p.19).
García (1996) usa el concepto de “nuevos espacios de intermediación cultural y política” para esbozar aquellos fenómenos emergentes en procesos de globalización, en donde se confrontan tendencias de homogenización y heterogeneidad y conforman identidades multiculturales. Las tomas de yagé en contextos urbanos son espacio de confrontación cultural. Junto con García (1996), se propone que en estos espacios se construyen identidades, y dicha construcción de identidad obedece al nombre de hibridación. Por tal motivo la ceremonia de yagé en contextos urbanos obedece a un proceso de hibridación. García (1996) define la hibridación como “proceso que da cuenta del cambio de reglas para definir la integración: la hibridación es la modificación de las identidades en amplios sectores populares, que son ahora multiétnicos, migrantes, políglotas y que cruzan elementos de varias culturas".
Buscando dar igual respuesta al concepto de interculturalidad, Díaz (2009), establece cómo este concepto vincula principalmente a dos actores; el citadino y el indígena; estableciéndose “relaciones dentro de las intrincadas comunidades urbanas de la actualidad, que fusionan múltiples componentes y tendencias sociales, étnicos, económicos, religiosos, de género, generacionales, etc., hacen suponer que todo tipo de relaciones dentro de estas comunidades son interculturales”
Así mismo, quienes creen, elaboran y practican tomas de yagé, tienen que enfrentar constantes desafíos por parte de sectores que les niegan o deslegitiman, a pesar de su uso interactivo. Siendo este un elemento conductor de procesos interculturales, se tiende a pensar que “no puede entenderse la Interculturalidad como una rama más del conocimiento occidental; algo así como la variante “etno” del estudio de las culturas, definida desde la centralidad y superioridad del conocimiento occidental” (Díaz, 2009, p. 63). Y menos si al referirse a corrientes occidentales se remonta a procesos de globalización que han llegado a modificar una historia de mestizajes y prácticas étnicas que reflejan en una mirada globalizada una modernización cultural y convivencia multicultural que beneficia cuando hay un intercambio efectivo y productivo, en diferentes procesos y prácticas de unos y otros. En dichos casos, por ejemplo, en las tomas de yagé en zonas urbanas, semi urbanas o rurales, la característica son las dificultades, aún más cuando los intereses de los asistentes se contradicen con los intereses de quienes ofrecen las ceremonias.
En este sentido García (1996), citando a Wallerstein y Quijano, fijan el origen de este tipo de interrelaciones culturales en la época de la Conquista, en donde se halló una ocupación de tipo político, militar y religioso en el territorio Latinoamericano, permitiendo que se desarrollara un fenómeno casi imperceptible, el cual tenía la característica de ser una interconexión de determinados saberes (ajenos uno del otro), que posteriormente abordó nuevos tiempos, marcados por la internacionalización y transnacionalización no sólo de productos y consumos, sino de procesos articulados a una integración cultural, con base en los mismos saberes.
La anterior reflexión cobra vida en los procesos de toma de yagé, en donde se involucran e incorporan enseñanzas y aprendizajes entre culturas indígenas, afrodescendientes, y mestizos principalmente, sin distinción alguna; que en el caso del yagé llegan apropiándose de espacios selváticos, rurales, y urbanos para establecer de manera conjunta cambios y transformaciones que difunden, en una esfera de desarrollo y globalización, prácticas integradas que buscan replantear, fortalecer, y promover, las reflexiones y experiencias formadas en un ámbito de inclusión, que se enmarca en campos de formación, obtenidos a través de procesos interculturales caracterizados por variables hibridas.
Estas variables hibridas tienen que ver precisamente con la forma como se re-conectan las prácticas tradicionales en su “encuentro” con las prácticas que trae el modernismo, las ciudades, y, “occidente” en su totalidad. Trabajar por el surgimiento de nuevas sociedades, es también observar las diversas situaciones y manifestaciones que dan señal de mecanismos de homogeneización que amenazan la identidad, alterando óptimos procesos de hibridación a los que llegan diferentes culturas.
Lo tradicional se convierte en tradicional-moderno y nuevas prácticas híbridas se generan por la coexistencia simultánea de distintos subsistemas simbólicos. Así, dentro de esta lógica económica, social y cultural múltiple, la hibridación cultural afecta todos los órdenes de producción simbólica: la hibridación reconcilia las "contradicciones" entre lo moderno y lo tradicional”. (Rodríguez, s.f.).
En las tomas de yagé recopiladas se evidencia claramente el surgimiento y la capacidad que hallaron quienes ofrecen la ceremonia, en su mayoría indígenas y personas de comunidades urbanas asistentes, de analizar y practicar la oportunidad de construir un ciclo hibrido juntando dos mundos superpuestos, y obteniendo la combinación de dos culturas, que poco a poco y sin imponer, sólo dando a conocer sus estilos y formas de vida, se encuentran “con toda una dinámica de supervivencia que garantiza la existencia de lo popular en medio de condiciones económicas y culturales modernas” (Rodríguez, s.f.), lo que permite mantener las tendencias propias, sin negar o aislar otras partes, otras tradiciones.
Precisamente, se puede ver en las entrevistas estos procesos de hibridación cultural, en donde asistentes e indígenas propician espacios para la creación de nuevas identidades pluriculturales. Mediante los relatos se puede observar cómo se van generando ideas de lo que es el yagé, de lo que significa la filosofía indígena bajo la cual se sustentan las tomas y lo más importante, se puede observar cómo cambia la idea de sí mismo, y de la cultura a la que pertenecen.
“la experiencia de esa noche fue horrible a la vez y a la vez fue chévere uno era como morir para volver a revivir… pues prácticamente me morí en yagé” Catalina.
Emergieron dos categorías que ponen en escena la conformación de identidades producto de hibridaciones; Ciudad perjudicial y Naturaleza Benéfica. Estas dos categorías expresan un proceso de cambio de identidad; en la modernidad y con el auge despertado por la revolución industrial los ideales de progreso, ciencia, mercantilismo, capital y ciudad eran los que guiaban e identificaban a la sociedad. Se creyó entonces que las ciencias positivistas podían controlar y predecir a perfección todo lo que se propusieran, incluso las dinámicas sociales, que la medicina alopática, los avances en el laboratorio crearían un mundo donde las enfermedades eran todas curables. Pero vemos como este proceso globalizante del modernismo, en el postmodernismo ha ido matizándose con un cierto tipo de frustración, y un vuelco a lo natural y “alternativo”. El ejemplo más citado sin duda es la medicina, pues es innegable el aumento de demanda por medicinas alternativas, olvidadas y censuradas en la historia, que renacen con un aire de solución a aquellas enfermedades que no responden a la alopatía.
“limpia porque realmente la naturaleza, antes de que el hombre descubriera la medicina alopática, de todas maneras, el ser humano usaba mucho las plantas para purificar el organismo” Daniel 55 años
La mayoría de entrevistas relatan este proceso de hibridación cultural, muchos dividen y confrontan dos tendencias para ellos opuestas; la ciencia tradicional, la medicina alopática, los químicos, transgénicos, la ciudad etc. en contra de lo natural, lo alternativo, lo indígena o no perteneciente a occidente.
“porque el conocimiento indígena y la ceremonia en si deben estar en comunión con la naturaleza, en la selva”
El lugar donde se lleva a cabo la toma responde a esta división; para algunos entrevistados lo benéfico o perjudicial que puede llegar a ser una ceremonia de yagé está en directa relación con el lugar donde se lleva a cabo. Si es en la ciudad daña el espíritu, pero si es en la naturaleza lo reconcilia con los buenos espíritus. Llama la atencion esta division en cuanto se asume lo propio, lo igual, la ciudad, nosotros, Occidente, como perjudicial en el ceremonial, mientras que la naturaleza, lo indigena, lo otro, lo diferente, es benéfico.
“pero es en la selva y no en un garaje” Felipe
Citado un ejemplo, Felipe pone énfasis en el proceso que él llama “descontextualizacion” como lo perjudicial. Llevar un elemento de otra cultura, de una cultura que se pertenece a la naturaleza, a una cultura que se pertenece al asfalto, a la ciudad. Por otro lado, Mariana sustenta dos sistemas opuestos para la busqueda de la salud; la ciencia alopática y la homeopática de donde se desprende el yagé. El problema según ella de la medicina alopática es que a pesar de enfrentar la enfermedad “dejan secuelas en mi cuerpo.” Esta división responde a una naturaleza intercultural, en cuanto es tan fuerte el contraste de las dos formas de “buscar la salud” que al Mariana tomar “el camino del yagé” debe abandonar por completo el tratamiento médico.
“abandoné la medicina tradicional, el yagé va de la mano con la medicina homeopática” “Mi decisión de abandonar la medicina tradicional es debido a los riesgos que corro si no sana mi lupus, ellos combaten la enfermedad pero dejan secuelas en mi cuerpo.” Mariana 38 años.
Esta categoría de lo natural como bueno es quizás la más importante en la sección de motivos. La mayoría de entrevistados, como se señaló, muestran tener un imaginario entorno a que la naturaleza, y lo que se relaciona con ella es buena, y que la ciudad, occidente, lo artificial, es nocivo. Como conciben el yagé como algo de la “naturaleza” lo buscan porque beneficia su ser.
“pero lo bueno es que es en plena selva” “debe ser en la selva donde se tome yagé” “es la naturaleza y el taita el que dan el poder que tiene el yagé, no sólo la ceremonia” Felipe 19 años. “Que después el hombre con los avances de la ciencia y de la tecnología empieza a convertir en medicamentos con la cuestión química, pues eso ya es avance, pero esos elementos que son químicos pues dejan sus secuelas en el organismo, sirven para unas cosas pero dejan secuelas en otras” Daniel 55 años.
¿Qué sucede cuando las tomas de yagé se efectúan en la ciudad, o se trivializan y desacatan sus procederes? Es una pregunta que pone en juego esta categoría de ciudad perjudicial, ¿puede entonces el yagé ser perjudicial si se descontextualiza?
"Pero el espíritu del yagé puede dañar… porque el yagé les daña el temple, el espíritu, la cabeza, por no entender que esta planta tiene su poder, es una entidad, un espíritu con el que no se debe jugar"
Los motivos de la toma, el lugar donde se efectue, la preparacion de ante mano, y la experticia de quien la dirigue convierten al yagé, bajo el discurso de los entrevistados, en un maestro o espacio para desarrollarse espiritualmente, o un espacio donde podemos salir dañados y perjudicados por esta planta.
"Si el yagé es conocido de buena forma puede convertirse en un maestro...Pero si el yagé es conocido de mala manera, solo puede dañar al ser humano, por eso muchas plantas con poder han dañado la humanidad…solo conseguimos que todo este poder, nos barra como si fuéramos polvo, dañe nuestro espíritu y nos hunda en nuestras vanidades…las personas sin ningún tipo de orientación buscan el poder de estas plantas para su propio beneficio, y lo único que encuentran es dañarse a sí mismos." Álvaro 56 años.
De esta manera, “Ciudad Yagé” nos abre las puertas (y las bambalinas) de una práctica sojuzgada en la ciudad, al mostrarnos los discursos que se cimentan a partir de esta experiencia y las principales razones sociales y humanas que la impulsan en este escenario claramente extraño a la experiencia ancestral y absolutamente natural. El proceso de hibridación sociocultural que está viviendo occidente con las tradiciones y cosmogonías de sus propios pueblos originarios, se cimenta con un fenómeno de gran envergadura que no puede ser ignorado por la ciencia social, al estar mostrando, a grito entero, que las latencias históricas están reclamando inclusión dentro de los procesos globalizantes del mundo actual y que de ninguna manera se traicionan así mismos por involucrarse en la lógica general, por el contrario lo que sucede es que se aseguran una longevidad más larga y penetrante además de colaborar con la consolidación de identidades nacionales rescatando la memoria histórica por medio de prácticas, usos, tradiciones y costumbres que rescatan la sabiduría ancestral y dan rienda suelta a otro tipo de lógicas (espirituales, naturales, terrenales, etc.) que difieren enteramente de las occidentales, y, por tanto, son susceptibles de ser tomadas en cuenta no como verdades universales sino como simples opciones particulares de relacionarse con uno mismo y el mundo adyacente.
CONCLUSIONES
Lo primero que llama la atención en los resultados es que la gran mayoría de personas asisten a ceremonias de yagé, porque en algún momento de sus vidas y por diversas situaciones se han encontrado en un estado de autoreproche o indignación por pensamientos, actuaciones o experiencias que les genera un sentimiento de culpa. Regularmente estos hechos han sido “relegados” por la consciencia, pero permanecen en la inconsciencia, latentes que brotan por el accionar de este bejuco.
La culpa es sin duda una categoría que florece con gran poder en la investigación. Y podríamos apuntar a decir que una gran mayoría, sobre todo mujeres, de las personas entrevistadas reportan haber sentido culpa durante el periodo de pinta. El miedo y la inseguridad hacen muchas veces que los asistentes se sientan incapaces de realizar esta práctica, porque temen equivocarse o de pronto a ser juzgados. Esto muestra una característica especial en los individuos con bastantes problemas y se hallan inmersos en ellos sentimientos de inferioridad, que les llevan a dudar de si mismos, de lo que hacen; afianzando las críticas y opiniones de los demás, desvalorando el sentir, la intuición y decisión propia.
Se supone casi normal que las personas durante la toma de yagé, experimenten una profunda preocupación por los posibles acontecimientos reales o mágicos que se puedan presentar y de los cuales no se pudiese tener control.
Como bien el lector puede darse cuenta las categorías no tienen límites precisos y claros; muchos conceptos se me como pertenecientes a varias categorías, pero los ubique donde tenían más precisión y correspondencia. Por ejemplo; si se piensa todos los motivos serian “expectativas sociales” pues fueron creados sus imaginarios por medio del otro; que le digan a la persona que sirve para buscar salud, o que inculquen la idea de que el yagé es benéfico y la ciudad perjudicial son sin duda construcciones “sociales”. Pero al matizar tanto, en tantas frases, por ejemplo que la ciudad es mala, y la naturaleza buena, pues he debido separarlos y ponerlos como categorías distintas.
En la sección de “durante” resalta la categoría de usos; los entrevistados le dan básicamente dos usos al yagé; el de acceder a un saber, que bien puede ser de cosas individuales, de la propia vida, o cosas trascendentales, del universo y de la existencia misma. El otro uso es el de cura, donde priorizan la función de limpia del yagé para poder curar enfermedades.
En la categoría de procedimiento quise ubicar aquellos aspectos concernientes al ritual indígena de preparación para el ceremonial del yagé.
Respecto a la categoría de “pinta” podemos ver como el proceso de introspección, de comenzar a recordar vivencias del pasado, en la mayoría, por no decir en todas las entrevistas, recubre un sentimiento de culpa muy asociado en las mujeres con aspecto a la maternidad. Como bien ya lo hemos dicho, la culpa es un eje central en los resultados de la investigación que realicé.
Algunas entrevistas dan nociones de un posible “camino del yagé” con conceptos como que el yagé es una forma de vida, donde el individuo que toma “muere” para nazca un nuevo individuo etc. Lo más importante de esta categoría del camino del yagé es que nuevamente nos remite a “ciudad perjudicial y naturaleza benéfica” en cuanto se considera el camino del yagé el correcto, y la ciudad, la moda, el novio, los pircing, tatuajes el camino errado.
Cuando se efectúa la toma de Yagé independientemente del tipo de rito, la medicina allí suministrada a los individuos asistentes, por lo general, produce reacciones casi que inmediatas en el organismo humano. La alteración de los estados lógicos del pensamiento, es inmanente, pues sufre cambios experimentales que inducen al bebedor a una reflexión sobre sí mismo y su entorno, pero, algo muy importante por rescatar, es que dichas reflexiones se extienden en el tiempo, sobre todo en aquellas experiencias traumáticas, generando en quien la toma una profunda meditación. Tal introspección se encuentra sumergida en estas prácticas ceremoniales, y resulta ilimitado el número de conductas o reacciones suscitadas por estos recuerdos. Así mismo, coloca al individuo en una “alerta” para no ser atrapado en “sin salidas” que impidan superar esas construcciones imaginarias; y más bien sí permitir que alivien y den respuesta a la necesidad de ser “liberados”, “sanados” y “restaurados”; espiritual, mental y físicamente.
Es así como en las experiencias recolectadas se destacan comportamientos relevantes que están ligados a expresiones naturales, consecuencia del uso de medicinas o sustancias que permiten aflorar el reconocimiento de vacíos de tipo emocional, social, económico, político, y ético en el que se hallan inmersas las personas que pasan por este tipo de experiencias, cargadas eso sí de simbolismos y rituales aborígenes. Se logra observar cómo quienes se hacen participes de la toma de yagé, dependiendo de su contexto personal y social, y de los triunfos y frustraciones obtenidos a lo largo de su existencia; revivan vivencias, que al final terminan en algunos casos, en la reelaboración de nuevas y únicas experiencias individuales, que reales o no, dan respuesta a interminables necesidades del orden personal, social o colectivo.
Por otro lado, para otros de los partícipes, estas experiencias tienen su fuente en la atracción mágica y novedosa de una ceremonia del yagé; práctica a través de la cual buscan que transiten y fluyan pensamientos y sentimientos renovadores o novedosos, más en el plano de probar experiencias extremas, en cuanto a que saben que no lo lograran con otro tipo de sustancias.
Los resultados demuestran cómo las experiencias ceremoniales de toma de yagé, vienen acompañadas posteriormente de cambios comportamentales y conductuales que les hace volver a repetir las experiencias, bien sea de forma permanente o casual, pero con plena conciencia de los efectos profundos del yagé en su mundo espiritual y físico.
De las anteriores experiencias, algunas vividas, otras conceptualizadas, analizadas y en su totalidad sistematizadas se puede observar claramente cómo en un proceso de intercambio de saberes y más exactamente en una transitoria vía intercultural, se hacen participes desde y en diferentes espacios, niñas(os), jóvenes, adultos y ancianos, quienes independientemente del contexto social, pedagógico, político, económico, y étnico, del cual se acrediten, hoy hacen una puesta que aunque sortea supuestos avances de integración social, también desconoce, niega y hace uso discriminado y conveniente de prácticas, y costumbres que han marcado pautas fundamentales dentro del verdadero desarrollo humano, y territorial de este universo.
Es así como el pensamiento que se reivindica ante los aborígenes , nativos de esta tierra, no ignora el grave problema que se vislumbra en medio del desarrollo y el capitalismo global, que encierra en su avaricia y lucrativo razonamiento de progreso, nefastas formas de comercializar, y mercantilizar hasta con las prácticas identitarias que caracterizan las diferentes culturas del país y del mundo, asaltando el profundo sentir espiritual de quienes durante siglos han hecho de su sabiduría, conocimientos y costumbres un instrumento transformador de vidas, que busca preservar y conservar sana y armónicamente no solo la vida del ser, sino como bien dirían ellos, la misma vida de la Madre tierra, paradójicamente y en esta lógica no deberían sorprender las exigencias hechas hoy por los pueblos nativos, reclamaciones que giran en torno al respeto por la autonomía, y gobernabilidad, en los territorios, y por el reconocimiento hacia sus usos, costumbres y prácticas, y ante la soberana autodeterminación de los pueblos que desconocen toda acción ajena y en contra de sus principios, normas y acuerdos establecidos, que velan por la lucha organizativa, bienestar y protección de los derechos vulnerados en un pasado y un presente a comunidades Indígenas del país. Un claro y concreto ejemplo de lo anterior se caracteriza en las tomas de Yagé que se realizan en espacios urbanos, que si bien entretejen interactivos caminos de conocimiento y hermandad con mujeres y hombres de la ciudad, también rompen con esa habitual costumbre, que además y originalmente es realizada en espacios naturales, más exactamente selváticos, que según los propios abuelos sabedores, taitas, chamanes etc., recobra un valor y un sentido especial ya que la directa relación con la madre tierra, sumerge en un estado de tranquilidad, reflexión y confianza a las personas que realizan estas prácticas, algunos de ellos argumentan que en el trance de la toma de Yagé, es mejor estar en un campo abierto y natural porque la madre naturaleza es sabia, y más rápidamente corrige, hace auto cuestionarse y con sus sabias medicinas alivia, sana, limpia y renueva, ideal experiencia que quizás optimistamente anhelan quienes asisten a tomas de yagé en espacios urbanos, pero que muy pocos vivencian.
Podemos concluir que si bien la asistencia a estos ceremoniales por parte de no indígenas, es, como lo afirma García Canclini, una posibilidad para que este tipo de prácticas y conocimientos no estén destinados a la extinción, sino que por el contrario re surjan recombinándose con prácticas actuales, sin perder su sentido y razón. No significa que el apropiamiento de estos rituales por las ciudades implique que lo transgreda convirtiéndolo en tomas de garaje, donde por facilidades de acceso, y por ganancias económicas, se ignore los principios básicos que sustentan el yagé; la comunión con la naturaleza.
"El yagé me ha ayudado para desintoxicar mi cuerpo de las toxinas propias de la ciudad, la comida el aire, el agua, todo tiene y está lleno de toxinas" Álvaro 56 años
El yagé no es una sustancia inocua, y si bien no discrimina por origen si es necesario una preparación extensa, un trabajo personal, y una ejecución del ritual acorde a los principios que sustenta los abuelos y taitas que propician estas tomas.
“En cambio, cuando ese conocimiento se saca de su origen, y se lleva por ejemplo a las ciudades, al concreto, pues pierde su esencia”
Nos referencias casos donde asistentes a las tomas de yagé han quedado en un estado psicótico por, según el taita, una falta de preparación para el ritual; en especial se informo de un caso de un joven en Bogotá que psicótico después de la toma porque según el taita la noche anterior contamino su “espíritu”, según amigos, el joven la noche anterior asistió a un sitio de prostitución e ingirió desmedidamente alcohol. Sea cual sea la razón del estado de este joven, y de los tomantes de Yagé después de la ceremonia, se quiere en esta última parte de la tesis, de conclusiones, poder invitar a las personas que están interesadas en estos procederes a una profunda reflexión en torno a los motivos que nos impulsan a tomar yagé, y si estamos o no preparados para vivenciar estas experiencias.
El yagé es un ceremonial que no consiste en un simple rito de alterar la conciencia, para algunos se ha convertido en un verdadero camino de vida, en una forma de afrontar el mundo, y en una fuente de sabiduría y paz, por ende hay que prescindir de tomar el yagé sin una mayor reflexión y preparación. Un camino de vida que realmente sustenta para algunos “morir” para volver a nacer en el yagé.
“pues prácticamente me morí en yagé…fue un regalo…la experiencia de esa noche fue horrible a la vez y a la vez fue chévere…uno era como morir para volver a revivir…y volver a nacer y hacer, ósea, hacer cosas diferentes, no seguir siendo la misma persona y seguir cometiendo los mismos errores, no, ósea yo en el yagé morí…ese día entonces fue tenaz, has de cuenta que te estás desprendiendo del cuerpo…y te estás saliendo, si te estás saliendo del cuerpo y horrible” Catalina 15 años
La hibridación no es un proceso que implique trivialización y transgresión; puede existir nuevas formas identitarias del ritual del yagé, en procesos de recombinación enmarcados en la globalización sin que se presuma que por este hecho las practicas indígenas pierden sus sentido y su horizonte filosófico. El problema es que suceda un tipo de “seudo -hibridación” donde los intereses y objetivos, casi que naturales en el sistema capitalista, desmiembren al yagé substrayéndole aquella parte del ritual comercializable privando así a la ceremonia de su sentido filosófico y preparación espiritual.
Para evitar trivializarlo y perder así su sentido es necesario en primera medida una reflexión a conciencia sobre los motivos que llevan a desear asistir a este ceremonial, y por otro lado se hace necesario acudir a taitas y abuelos que sean reconocidos como tales por las mismas etnias indígenas; afortunadamente estas ya se encuentran más organizadas para hacer contra peso a algunos que ven en el yagé una forma de hacer negocio.
Según lo anterior y partiendo de las entrevistas realizadas, es correcto repensar el por qué, no en su totalidad las personas asistentes a estas, digamos informales ceremonias, logran satisfactoriamente construir y a la vez cerrar ciclos de situaciones que atormentan los pensamientos, el cuerpo y alma, que se supone son los naturales elementos que generan expectativas planteadas desde que nace la intriga o deseo por así llamarlo de participar en este tradicional rito indígena, de toma de yagé.
“realmente yo creo que a futuro el yagé será descontextualizado, su saber se perderá en las vanidades del ser humano, se harán más tomas de garaje” Felipe.
Desde mi perspectiva como psicólogo puedo concluir que las tomas de yagé y otras prácticas exógenas a nuestra cultura son demandas e incentivadas por una aparente necesidad que se inscribe como propia en nosotros; la necesidad de llenar un cierto tipo de vacío; muchos son los entrevistados que relatan haber asistido a estas ceremonias por haber sentido que algo faltaba en sus vidas. Quizás esa falta responda a una necesidad de “curarse” tanto física como “espiritualmente” pues como podemos apreciar el periodo de pinta se convierte en un espacio para el duelo y el vivenciar luchas internas del individuo entorno a la culpa y el miedo.
Si bien estas prácticas al ser traídas a la ciudad han de reconvertirse y adaptarse a los entornos y demandas, no pueden por este hecho, se clasificadas como una necesaria transgresión a saberes y costumbres autóctonos. Las o tomas de yagé han de hibridarse, como lo describe García Canclini, en nuevos procesos que respondas a corrientes de globalización, pues de lo contrario estarían destinadas a desaparecer. Como punto final vemos que las tomas de yagé están recorriendo, junto con muchas otras prácticas, un sendero con dos abismos a lado y lado; pueden caer en la transgresión y uso a la ligera, perdiendo todo su sentido filosófico, y pueden entonces caer en el olvido de la historia; por ende deben buscar el punto de equilibrio que les permita adaptarse a nuevas circunstancias sin tener que renunciar su objetivo de limpia y cura.
Como punto final quisiera realizar un breve análisis de lo que esta investigación puede aportarle al campo de la psicología. Creo, al igual que muchos autores reconocidos en la historia de la psicología como Vygotski e incluso Jaques Lacan, que la formación de la mente humana es sin duda una creación del lenguaje y de la cultura. En términos Lacaniano del gran otro, o desde Vygotski la naturaleza interpsiquica del lenguaje e intrasiquica del pensamiento. Esto nos da un marco constructivista de la realidad; un marco que permite estudiar la mente humana desde la cultura, sus prácticas, ritos, nuevos procesos hibridatorios y en general, desde el lenguaje. Me pretendí investigar los discursos de algunas personas que han tomado yagé porque creo, como lo decía al inicio de este párrafo, que la mente humana es la creación de una construcción netamente social. Los ritos, practicas y nuevas formas de hibridación de estas prácticas neo-chamanicas, como el yagé, por supuesto, y bajo mi opinión como psicólogo, forman cultura, forman discursos, generan nuevas formas de comunicación, que por ende, re-construyen la mente humana.
Entonces, podemos entender porque esta investigación es una investigación de la psicología; pienso que es muy difícil defender e incluso entender los límites entre las disciplinas de las ciencias sociales. Creo que son límites que existieron en algún momento para responder a modos de pensar y necesidades específicas de ese entonces, pero que en la actualidad no tienen ningún fundamento real; ¿Dónde empieza el campo del antropólogo y termina el del psicólogo? ¿Y el sociólogo?
Vemos como por ejemplo la omnipotencia del yagé es fuertemente discutida en mi tesis como constructo simbólico de los participantes. Analizamos que socialmente se ha generado una tendencia hacia la decepción por las prácticas acostumbradas e instituciones establecidas, en esta época que hemos dado por llamas posmodernismo. Por ende al analizar el concepto “omnipotencia” lo analizamos desde el lenguaje, desde la cultura y desde la mente humana
Muchos son los antropólogos, filósofos, sociólogos, psicólogos y psiquiatras que han estudiado el deseo de omnipotencia humana.
En esta investigación realizamos un análisis del yagé y el deseo de omnipotencia, pero también vemos como la brujería y la magia tienen esta característica al igual que la religión; la impotencia se ve atajada por la creencia y la fe.
Freud padre del psicoanálisis, judío que se declaro ateo, ya lo había descubierto antes; el delirio religioso, la creencia de un Dios Omnipotente y todopoderoso es para el psicoanálisis una extrapolación al fracaso de la imagen de una madre que todo lo puede. Geza Roheim (1982) en su estudio sobre magia y esquizofrenia trabaja acerca del conjuro en la época primitiva. El conjuro se convierte en la forma en que la humanidad encontró para controlar lo incontrolable, conjurar el tiempo, hechizar y obtener lo que se niega, y así satisfacer sus necesidades. Bajo mi perspectiva como psicólogo lo que aporto Freud, y trabajo extensamente Geza Roheim, nos sirve bastante para entender el renacimiento de estas prácticas, el incremento de interés por estos procederes, como un vestigio de nuestra estructura psíquica que gira en torno a la magia y el conjuro; en las entrevistas que realice encontré marcadamente el deseo de omnipotencia, de encontrar una práctica, una creencia, llámese yagé, dinero o religión, de encontrar un significante que nos de omnipotencia, que, bajo la mirada psicoanalítica, nos permita recuperar aquello que perdimos, nos permita recobrar aquella sensación de unidad.
La decepción, la frustración, el miedo y la culpa, nos hablan de aquel malestar que nos identifica como humanos, aquel faltante o vacio del que hablaban algunos entrevistados. Bajo mi punto de vista el yagé, en parte, es un rito de poder ser omnipotentes. Puede que para dar estas conclusiones me aventure aun mucho, pero los anteriores capítulos mas que conocimiento definitivo sobre la temática del yagé, pretenden ser una invitación para que mas investigadores ahonden en este tema, que sin lugar a dudas nos habla de la mente humana.
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Los nombres que hemos expuesto anteriormente han sido cambiados por petición directa de los entrevistados.
Por ejemplo los adelantados por Ricardo Días, Carlos Pinzón, Alberto Uribe y Andrea Vélez.
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