Biología, Botánica, Genética y Zoología


Circulación en los seres vivos


1. SISTEMA CIRCULATORIO

Entre los diversos grupos zoológicos, podemos encontrar dos ti­pos de sistemas circulatorios, los cerrados y los abiertos. En los pri­meros, típicos de los vertebrados, la sangre, a lo largo de todo su recorrido circula por un sistema cerrado de tubos, de diámetro va­riable. En los sistemas abiertos, típicos de muchos invertebrados, la sangre fluye por un sistema de tubos solamente en una parte de su recorrido; en el resto, puede hacerse de dos formas, puesto que exis­ten dos modalidades de sistemas abiertos: en una de ellas la sangre se mueve por espacios existentes entre los tejidos bañando directa­mente las células; dichos espacios son las lagunas. En la otra moda­lidad, la sangre no baña directamente las células, pues se encuentra separada de ellas por una membrana; en este tipo los espacios entre los tejidos se llaman senos. Puede ocurrir que, en un mismo sistema circulatorio, existan a la vez senos y lagunas.

En cualquiera de los sistemas citados, para que la sangre pueda circular, es necesario que exista una fuerza que la impulse; en casi todos los casos, dicha fuerza proviene de la contracción muscular en un punto del sistema; esta contracción se propaga a todo el sistema mediante una onda peristáltica que marca, además, la dirección en que se mueve el fluido. Para impedir que la sangre experimente re­trocesos, los aparatos circulatorios cuentan con la presencia de vál­vulas adecuadas en uno o en varios puntos del sistema. Sin embar­go, existen sistemas en los que se da un continuo cambio en la di­rección del flujo.

A continuación vamos a ir viendo el funcionamiento y la estruc­tura de los órganos circulatorios más característicos existentes en los diferentes grupos zoológicos.

1.1 Anélidos

El sistema circulatorio de este grupo está formado por dos vasos longitudinales, uno dorsal y otro ventral, conectados lateralmente. Cada uno de los vasos longitudinales emite prolongaciones en cada segmento que se dirigen a los distintos órganos del cuerpo del ani­mal. La parte anterior del vaso dorsal se ramifica hasta formar una red de capilares muy finos que riegan el cerebro.

La dirección en que se mueve la sangre es de atrás hacia adelan­te en el vaso dorsal y en sentido inverso en los vasos ventrales. La sangre es impulsada por ondas peristálticas que se producen en los vasos, pues la mayoría de ellos tienen la propiedad de ser contrácti­les. Los capilares de los anélidos se distinguen de los de los verte­brados, ya que su pared presenta una estructura más compleja. En general, los anélidos presentan un aparato circulatorio cerrado.

En algunos grupos de gusanos relacionados con los anélidos en­contramos formas extremas de sistemas circulatorios abiertos, en los cuales no es posible distinguir la sangre de los fluidos tisulares; nin­guno de ellos presenta un movimiento regular, pues, debido a los movimientos de la pared del cuerpo, ambos fluidos se mezclan y cambian de dirección continuamente. En estos animales, el volumen de la cavidad interna del cuerpo es muy grande y, los fluidos que la ocupan actúan como un esqueleto hidrostático. Precisamente en la necesidad de este esqueleto hidrostático es donde, se supone, reside el origen de los sistemas circulatorios abiertos, cuya eficacia en el transporte de sustancias de todo tipo es menor que en los cerrados.

1.2 Moluscos

Las dos características fundamentales del sistema circulatorio de los moluscos son que es abierto, en mayor o menor grado, y que posee un corazón diferenciado; en estos animales la cavidad general del cuerpo se ha reducido a un espacio no muy grande situado alre­dedor del corazón.

El corazón de estos animales es un órgano musculoso con un solo ventrículo; el número de vasos que conducen la sangre hasta él (vasos eferentes o atrios contráctiles), coincide con el número de branquias del animal. Como acabamos de ver, la sangre entra en el corazón a través de los vasos aferentes (que están separados del ventrículo por medio de una válvula) y a éstos llega procedente de las branquias. Cuando la sangre sale del corazón, lo hace a través de un vaso único llamado aorta, que después se ramifica de diferentes formas, según los grupos; en los gasterópodos; estas ramificaciones terminan formando senos entre los tejidos. La sangre existente en estos senos es después recogida por otros vasos y conducida a las branquias, por las que se distribuye gracias a una red de capilares muy finos; después de haber recorrido las branquias, es recogida de nuevo y vuelta a conducir al corazón, desde donde comenzará otra vez el circuito. Como acabamos de explicar, la sangre fluye en una única dirección, desde los vasos branquiales hasta la aorta, los senos y las branquias y esta dirección es producida y mantenida por los latidos del corazón.

Aunque el aparato circulatorio de los moluscos es abierto en la mayor parte de los grupos, casi todo el circuito circulatorio se reali­za a través de vasos, ya que los senos se hallan reducidos a una pequeña parte del pie.

En cuanto a la dinámica circulatoria, podemos decir que existen algunos grupos en los que, cuando el animal se encuentra en reposo, la circulación se realiza muy lentamente (en este caso, el corazón tendría dos únicas funciones, por un lado actuaría como una válvula impidiendo el retroceso de la sangre y, por otro, mantendría un flu­jo sanguíneo lento), mientras que cuando el animal entra en activi­dad, experimenta un gran incremento de velocidad.

El aparato circulatorio de los cefalópodos se complica, apartán­dose del esquema general que acabamos de ver. En éstos, el corazón consta, también, de un solo ventrículo musculoso; pero este órgano es más activo que en los otros grupos de moluscos. El corazón se continúa en un vaso de gruesas paredes, la aorta, provisto de tres válvulas, una de las cuales impide que, una vez la sangre en la aorta, ésta retroceda de nuevo al corazón; las otras dos desempeñan la misma función con respecto a 105 vasos branquiales que llegan al corazón. Al igual que en los demás moluscos, la aorta se ramifica repetidas veces hasta todas las zonas del cuerpo, desde donde es recogida por venas y conducida a un único vaso llamado vena cava cefálica o anterior, la cual, más adelante, se ramifica en las venas cavas laterales que

hacen pasar la sangre a través de los riñones y después llegan, cada una, a un corazón branquial, musculoso, con un solo ventrículo y provisto de una sola válvula que impide el re­troceso de la sangre desde este corazón a la vena cava lateral. Con el impulso proporcionado por la contracción de los corazones bran­quiales, la sangre llega a las branquias y, desde aquí, a través de los vasos branquiales aferentes, alcanza el corazón, con lo que comienza de nuevo el ciclo.

1.3 Artrópodos

El sistema circulatorio de los artrópodos es también abierto, pe­ro con características propias que le distinguen del de los moluscos.

Los animales de este grupo presentan el corazón en situación dorsal, rodeado de una cavidad llamada pericárdica en la cual se halla suspendido y sostenido mediante ligamentos y, en algunos ca­sos, por los denominados músculos alares.

La forma del corazón es tubular, con pares de orificios laterales por los que penetra la sangre que llena la cavidad pericárdica. El corazón se continúa hacia ambos lados, a diferencia de 10 que ocu­rre en los grupos hasta ahora vistos, en la aorta anterior y poste­rior, que se dividen repetidas veces hasta formar una red de capila­res que desembocan en senos y lagunas repartidos por todo el cuer­PO. Tanto los orificios laterales del corazón, como la aorta y otros vasos, que pueden estar situados entre los senos y la cavidad peri­cárdica, se hallan provistos de válvulas cuya misión es impedir el retroceso de la sangre. Desde los senos y lagunas, un sistema de vasos recolecta la sangre venosa y la devuelve a la cavidad pericár­dica, habiendo pasado antes por las branquias.

Con cada contracción, el corazón impulsa la sangre que contiene a las arterias y en la relajación que sigue aspira la sangre de la cavidad pericárdica a través de los pares de orificios laterales.

La principal fuerza impulsora de la sangre proviene de las con­tracciones cardíacas; sin embargo, el paso de la sangre desde los senos y lagunas a la cavidad pericárdica tiene lugar como consecuen­cia del efecto aspirante de la relajación que sigue a cada contracción.

Los decápodos cuentan con la presencia de corazones accesorios, llamados cor frontales, consistentes en ensanchamientos de la aorta, en cuyas paredes existen músculos que, al contraerse rítmicamente, realizan una función de bombeo.

El sistema circulatorio de los crustáceos carece de branquias (y, por lo tanto, de circulación branquial), de manera que la sangre, cuya función respiratoria es muy pequeña, regresa directamente des­de los senos, que en este grupo son muy amplios, a la cavidad peri­cárdica.

El sistema circulatorio de los insectos es muy parecido al de los crustáceos, pero en estos la sangre si desempeña una función respira­toria importante. Existen variaciones en la forma, según los grupos y según la etapa del ciclo vital; así, el tamaño del corazón de los in­sectos adultos grandes puede variar, al igual que el número de pares de orificios que le comunican con la cavidad pericárdica; existen otros casos en los que pueden existir corazones accesorios, cuya fun­ción es enviar sangre a las patas, etc.

1.4 Vertebrados

La principal característica del sistema circulatorio de los verte­brados es que es cerrado y no presenta senos o lagunas. En él, la sangre realiza todo el circuito por el interior de vasos de diferente diámetro, pero, en general, éste es pequeño.

En algunos grupos de peces actuales que presentan respiración branquial, las branquias están situadas entre el corazón y los tejidos, a diferencia de los grupos de invertebrados que hemos visto hasta ahora, en los que dichos órganos se encuentran entre los tejidos y el corazón. Es decir, la sangre que sale del corazón, riega las branquias al principio y no al final del circuito, como ocurre con los inverte­brados.

El hecho de ser las branquias los primeros órganos a los que llega la sangre una vez que ha abandonado el corazón, trae como consecuencia que los tejidos son irrigados con sangre oxigenada, pe­ro cuando esta sangre alcanza de nuevo el corazón, ya no lleva oxí­geno, pues lo ha cedido en el camino. Como el corazón, al igual que cualquier otro tejido, necesita sangre oxigenada, debe serle suminis­trada de alguna forma; esta finalidad es llevada a cabo por unos vasos presentes en la mayoría de los vertebrados, las arterias coro­narias. Otra consecuencia de ser las branquias los primeros órganos del circuito es que la sangre, al atravesarlas, lo hace con más fuerza, pues la energía que la impulsa no ha tenido tiempo de disiparse.

Otra característica importante del sistema circulatorio de los ver­tebrados es la existencia de sistemas porta, tanto en el hígado como en los riñones. Estos son sistemas de regulación por los que, a partir del intestino, circula una parte o toda la sangre, antes de incorpo­rarse de nuevo a la circulación general.

El corazón de los peces se asemeja a un tubo, con cuatro cavida­des dispuestas en serie y ligeramente enrolladas sobre sí mismas; estas cavidades se hallan separadas unas de otras mediante válvulas que impiden el retroceso de la sangre. Cuando ésta llega al corazón, proveniente de los tejidos, ingresa en la primera cavidad, el seno venoso, y de ésta pasa a una segunda, más amplia, llamada aurícula; desde aquí es impulsada a la tercera cavidad, el ventrículo, cuya contracción hace que se introduzca en el cono aórtico. El corazón recibe su suministro de sangre oxigenada a través de las arterias coronarias.

El latido cardíaco se inicia en el seno venoso y desde aquí va avanzando hasta recorrer las cuatro cavidades. En un grupo de pe­ces, los ciclóstomos, se han observado corazones accesorios y algu­nos de los vasos periféricos son contráctiles, pero estas dos caracte­rísticas sólo se presentan en este grupo.

Actualmente se sabe que el latido cardíaco se inicia en el tejido muscular del corazón, llamado miocardio, y no tiene nada que ver con el tejido nervioso. Esto se ha demostrado con los estudios reali­zados en embriones; se ha visto que sus corazones comienzan a latir antes de ser inervados. Estas regiones en las que se inicia el latido son, además, las determinantes del ritmo y se denominan marcapa­sos. Son marcapasos las regiones que tienen mayor capacidad de contracción rítmica. Estas zonas las presentan todos los vertebrados y suelen estar localizadas en las uniones seno-auricular y aurículo­ventricular. Desde aquí, el latido se extiende a todo el corazón me­diante una onda de contracción.

El principio fundamental de la dinámica cardíaca es el denomi­nado de Starling, que dice: la cantidad de sangre que sale del corazón es igual a la cantidad de sangre que entra en él. Lo que expresa esta ley es algo aparentemente muy lógico, ya que el corazón no puede expulsar más sangre de la que recibe y si expulsara menos, las difi­cultades que aparecerían casi inmediatamente, serían muy graves. Lo que en realidad afirma dicha ley, es que el corazón adapta la fuerza de sus latidos a la cantidad de sangre que debe expulsar en cada momento. El tejido muscular estriado presenta una propiedad que podría enunciarse así: la fuerza de la contracción es directamente proporcional a la longitud del músculo cuando se inicia la contrac­ción. Según se desprende de esto, cuando el flujo de sangre aumenta, el corazón se halla más distendido, con lo que la contracción será más vigorosa y será capaz de expulsar el exceso de sangre recibido.

1.5 Modificaciones adaptativas

En los peces, el corazón se halla situado ventralmente con res­pecto a la faringe, sin embargo, en los vertebrados de vida terrestre sufre un desplazamiento en dirección caudal y termina colocándose en posición torácica.

Los vertebrados de respiración típicamente branquial, los peces, tienen circulación simple. La sangre, cuando llega al corazón, es ve­nosa (su contenido en oxígeno se ha reducido), a continuación se dirige a las branquias donde se oxigena y de aquí pasa a las arterias y a los capilares, que la distribuyen a los tejidos en los que la canti­dad de oxigeno se reduce; desde los tejidos vuelve al corazón me­diante el sistema venoso.

En los vertebrados de respiración pulmonar se observa una gra­dual división del corazón en una parte donde la sangre es venosa (la derecha) y en otra donde es arterial (la izquierda). En éstos, la circu­lación es doble, es decir, realiza dos circuitos: el primero es el de la circulación pulmonar que conduce la sangre venosa a los pulmones, donde se enriquece su contenido en oxígeno, y de aquí vuelve al corazón. El segundo circuito es el de la circulación mayor o circula­ción general, mediante el cual la sangre oxigenada se distribuye a todas las regiones del cuerpo, en las que pierde gran parte del oxíge­no que contiene, y después vuelve nuevamente al corazón.

Los peces pulmonados o dipnoos tienen respiración branquial y pulmonar presentando en posición dorsal respecto del intestino, una estructura en forma de saco, que se comunica con el esófago; se la considera homóloga de la vejiga natatoria y puede actuar como un pulmón. En estos peces, la sangre de los pulmones, cargada de oxí­geno, se mezcla con la de los tejidos que tienen menor proporción de éste.

La sangre llega al pulmón a través de las arterias pulmonares, para oxigenarse y una vez realizada la citada operación, regresa por las venas pulmonares directamente a la aurícula. Se supone que en esta cavidad cardíaca debe existir algún mecanismo capaz de llevar a cabo la separación de la sangre oxigenada y la no oxigenada; la primera se dirige a los tejidos y la segunda a las branquias y al pulmón, es decir, la circulación pulmonar y la branquial son parale­las, sin embargo, esta última ha dejado de ser efectiva para trans­portar gases.

Tanto los dipnoos como los anfibios, tienen circulación doble. La aurícula y el ventrículo se encuentran divididos parcialmente al igual que el tronco arterial que, en algunos casos cuenta con la pre­sencia de válvulas. En ambos grupos comienza a formarse la vena cava posterior.

Los anfibios han resuelto el problema de la mezcla de las san­gres dividiendo parcialmente la aurícula en dos cavidades, una de las cuales, la derecha, recibe la sangre venosa que viene de los teji­dos, y la iz

quierda, la arterial, de los pulmones. Después, ambas san­gres pasan al ventrículo que sólo tiene una cámara, pero la mezcla de las dos sangres es muy escasa, ya que las contracciones de la aurícula derecha vienen ligeramente adelantadas a las de la izquier­da y la mayor parte de la sangre venosa, junto con un poco de arterial, se dirige a los pulmones.

El corazón de los reptiles cuenta con dos aurículas y un ventrí­culo parcialmente dividido; esta división es más o menos profunda según los grupos y, como consecuencia, varía el grado de perfección en la separación de sangres venosa y arterial. Así, el ventrículo de las tortugas no está totalmente dividido y la separación de las san­gres tampoco es total. Sin embargo, en las serpientes y lagartos, la separación de la sangre venosa y arterial es mucho mas perfecta, aunque tampoco está totalmente dividido el ventrículo. Unicamente se completa en los cocodrilos que, por lo tanto, cuentan con dos ventrículos y dos aurículas interconectados aurícula derecha-ventrí­culo derecho y aurícula izquierda-ventrículo izquierdo.

Los corazones de las aves y mamíferos tienen un ventrículo com­pletamente dividido, por lo tanto, su circulación es doble y completa.

Entre la aurícula y el ventrículo derecho se sitúa la válvula tri­cúspide, que evita el retroceso de la sangre; este retroceso entre las cavidades del lado izquierdo es evitado por la válvula mitral o bi­cúspide. Al comienzo de las arterias pulmonar y aorta están, ade­más, las válvulas semilunares.

En estos grupos, el corazón presenta una serie de características de las que carecen los grupos anteriormente descritos: en la aurícula derecha y en las proximidades de la desembocadura de las venas cavas, existe una región que posee una alta capacidad de contrac­ción, es el llamado nódulo seno-auricular, S-A, o nódulo del seno que, como dijimos con anterioridad, es un marcapasos. También en la aurícula derecha, pero cercano a la región donde confluyen las cuatro cavidades cardíacas, existe otro marcapasos, es el nódulo au­rículo-ventricular o, más abreviadamente, nódulo A-V. Este se conti­núa en el fascículo de His, constituido por un haz de fibras especia­lizadas que desciende por el tabique interventricular y, cuando llega al ápice del corazón, asciende por las paredes de los ventrículos, ramificándose. A las fibras que constituyen este sistema ramificado se las llama de Purkinje (ambos nombres en homenaje a sus descu­bridores) y son consideradas como tejido conductor.

La excitación cardíaca comienza en el nódulo S-A y se extiende por las aurículas hasta alcanzar el nódulo A-V, al que activa; desde aquí se transmite rápidamente a los ventrículos a través del fascículo de His y del sistema de Purkinje.

Las aves poseen un sistema muy parecido al de los mamíferos, pero se cree que ambos han evolucionado de modos independientes.

2. APARATO CIRCULATORIO SER HUMANO

2.1 Aparato Circulatorio

Comprende el sistema por el que discurre la sangre a través de las arterias, los capilares y las venas; este recorrido tiene su punto de partida y su final en el corazón.

En los humanos y en los vertebrados superiores, el corazón está formado por cuatro cavidades:

  • aurícula derecha

  • aurícula izquierda

  • ventrículo derecho

  • ventrículo izquierdo

El lado derecho del corazón bombea sangre carente de oxígeno procedente de los tejidos hacia los pulmones donde se oxigena; el lado izquierdo del corazón recibe la sangre oxigenada de los pulmones y la impulsa a través de las arterias a todos los tejidos del organismo.

La circulación se inicia al principio de la vida fetal. Se calcula que una porción determinada de sangre completa su recorrido en un periodo aproximado de un minuto.

2.2 CICLO CARDIACO

El corazón funciona como dos bombas conectadas, una de ellas se encuentra conectada a la porción derecha de éste, que impulsa la sangre a través de los pulmones hacia la aurícula izquierda y desde aquí al ventrículo izquierdo, la otra válvula se encuentra situada en la porción izquierda e impulsa la sangre desde el ventrículo izquierdo hacia la circulación general, hasta desembocar en la aurícula derecha y desde aquí al ventrículo derecho.

La sangre realiza todo este recorrido gracias a la concentración cardiaca, aunque hay colaboración del sistema respiratorio. El ciclo cardiaco supone que las aurículas y los ventrículos funcionan como bombas intermitentes que dejan de bombear para llenarse (diástole) y dejan de llenarse para vaciarse (sístole).

  • DESAROLLO DEL CICLO CARDIACO:

  • Contracción auricular: cuando aparece la contracción de ambas aurículas previamente ha habido un aumento de presión en su interior y se abren las válvulas aurícula ventriculares (tricúspide, bicúspide) y la sangre fluye de la aurícula a los ventrículos que se encuentra en fase de relajación.

  • Contracción ventricular: Una vez que las ventrículos se llenan de sangre, aparece la sístole ventricular, abriendose las válvulas semilunares y cerrándose las válvulas auriculo ventriculares, por el impulso retrógado de la sangre hacia la aurícula.

  • Expulsión ventricular: La presión dentro del ventrículo aumenta y se produce una contracción en sus paredes produciendo la apertura de las válvulas semilunares y la salida rápida de la sangre hacia las arterias aorta y pulmonar.

  • Expulsión ventricular reducida: La salida de la sangre de los ventrículos, va disminuyendo hasta que en la presión de ambas arterias producen el cierre de las válvulas semilunares que marcan el fin de la sístole ventricular.

  • Relajación isovolumétrica: Es una relajación se aparece tras el cierre de las válvulas semilunares, después de una hiperactividad ventricular.

  • Llenado ventricular rápido: Cuando la presión auricular, es mayor que la ventricular se produce las aberturas de las válvulas auriculo ventriculares, produciendo un aumento de volumen. Tras un llenado ventricular rápido de la sangre sigue corriendo de la aurícula al ventrículo de una fase lenta.

  • Llenado ventricular reducido: Coincide con un paso lento de la sangre hacia el ventrículo y va seguida del llenado rápido, se caracteriza por un aumento gradual de la presión y el volumen ventricular.

    • CIRCULACIÓN MAYOR

    Se inicia en el ventrículo izquierdo al contraerse el corazón expulsa un volumen determinado de sangre que al llegar a la aorta produce el cierre de la válvula aórtica y esta sangre se distribuye por todo el organismo, como el corazón sigue latiendo la sangre avanza gracias al impulso cardiaco, hasta llegar a las áreas capilares donde se realiza el intercambio gaseoso, aportando la sangre arterial el oxígeno y los elementos nutrientes a los tejidos, y a la vez, recoge el dióxido de carbono y el material de desecho celular, esta sangre circula por el sistema venoso hasta desembocar en la aurícula derecha, y lo hace en dos grandes troncos venosos, denominados vena cava superior y vena cava inferior.

    • CIRCULACIÓN MENOR

    Comienza en el ventrículo derecho pasando la sangre de éste a las arterías pulmonares, hasta llegar a los capilares pulmonares, en donde deja el dióxido de carbono y recoge el oxígeno almacenado en los pulmones, pasando la sangre desoxigenada a sangre oxigenada , circula por las vénulas y venas pulmonares hasta desembocar en la aurícula izquierda.

    2.3 Circulación pulmonar

    La sangre procedente de todo el organismo llega a la aurícula derecha a través de dos venas principales: la vena cava superior y la vena cava inferior.

    Cuando la aurícula derecha se contrae, impulsa la sangre a través de un orificio hacia el ventrículo derecho. La contracción de este ventrículo conduce la sangre hacia los pulmones. La válvula tricúspide evita el reflujo de sangre hacia la aurícula, ya que se cierra por completo durante la contracción del ventrículo derecho.

    En su recorrido a través de los pulmones, la sangre se oxigena, es decir, se satura de oxígeno. Después regresa al corazón por medio de las cuatro venas pulmonares que desembocan en la aurícula izquierda.

    Cuando esta cavidad se contrae, la sangre pasa al ventrículo izquierdo y desde allí a la aorta gracias a la contracción ventricular. La válvula bicúspide o mitral evita el reflujo de sangre hacia la aurícula y las válvulas semilunares o sigmoideas, que se localizan en la raíz de la aorta, el reflujo hacia el ventrículo. En la arteria pulmonar también hay válvulas semilunares o sigmoideas.

    2.4 Ramificaciones

    La aorta se divide en una serie de ramas principales que a su vez se ramifican en otras más pequeñas, de modo que todo el organismo recibe la sangre a través de un proceso complicado de múltiples derivaciones.

    Las arterias menores se dividen en una fina red de vasos aún más pequeños, los llamados capilares, que tienen paredes muy delgadas. De esta manera la sangre entra en estrecho contacto con los líquidos y los tejidos del organismo.

    En los vasos capilares la sangre desempeña tres funciones: libera el oxígeno hacia los tejidos, proporciona a las células del organismo de nutrientes y otras sustancias esenciales que transporta, y capta los productos de deshecho de los tejidos. Después los capilares se unen para formar venas pequeñas. A su vez, las venas se unen para formar venas mayores, hasta

    que, por último, la sangre se reúne en la vena cava superior e inferior y confluye en el corazón completando el circuito.

    2.5 Circulación portal

    Además de la circulación pulmonar y sistémica descriptas, hay un sistema auxiliar del sistema venoso que recibe el nombre de circulación portal.

    Un cierto volumen de sangre procedente del intestino confluye en la vena porta y es transportado hacia el hígado. Aquí penetra en unos capilares abiertos denominados sinusoides, donde entra en contacto directo con las células hepáticas.

    En el hígado se producen cambios importantes en la sangre, vehículo de los productos de la digestión que acaban de absorberse a través de los capilares intestinales. Las venas recogen la sangre de nuevo y la incorporan a la circulación general hacia la aurícula derecha.

    A medida que avanza a través de otros órganos, la sangre sufre más modificaciones.

    2.6 Circulación coronaria

    La circulación coronaria irriga los tejidos del corazón aportando nutrientes, oxígeno y, retirando los productos de degradación. En la parte superior de las válvulas semilunares, nacen de la aorta dos arterias coronarias. Después, éstas se dividen en una complicada red capilar en el tejido muscular cardiaco y las válvulas.

    La sangre procedente de la circulación capilar coronaria se reúne en diversas venas pequeñas, que después desembocan directamente en la aurícula derecha sin pasar por la vena cava.

    Función cardiaca

    La actividad del corazón consiste en la alternancia sucesiva de contracción (sístole) y relajación (diástole) de las paredes musculares de las aurículas y los ventrículos.

    Durante el periodo de relajación, la sangre fluye desde las venas hacia las dos aurículas, y las dilata de forma gradual. Al final de este periodo la dilatación de las aurículas es

    completa. Sus paredes musculares se contraen e impulsan todo su contenido a través de los orificios auriculoventriculares hacia los ventrículos.

    Este proceso es rápido y se produce casi de forma simultánea en ambas aurículas. La masa de sangre en las venas hace imposible el reflujo. La fuerza del flujo de la sangre en los ventrículos no es lo bastante poderosa para abrir las válvulas semilunares, pero distiende los ventrículos, que se encuentran aún en un estado de relajación. Las válvulas mitral y tricúspide se abren con la corriente de sangre y se cierran a continuación, al inicio de la contracción ventricular.

    La sístole ventricular sigue de inmediato a la sístole auricular. La contracción ventricular es más lenta, pero más enérgica. Las cavidades ventriculares se vacían casi por completo con cada sístole. La punta cardiaca se desplaza hacia delante y hacia arriba con un ligero movimiento de rotación. Este impulso, denominado el choque de la punta, se puede escuchar al palpar en el espacio entre la quinta y la sexta costilla.

    Después de que se produce la sístole ventricular el corazón queda en completo reposo durante un breve espacio de tiempo. El ciclo completo se puede dividir en tres periodos:

  • las aurículas se contraen

  • se produce la contracción de los ventrículos

  • aurículas y ventrículos permanecen en reposo

  • En los seres humanos la frecuencia cardiaca normal es de 72 latidos por minuto, y el ciclo cardiaco tiene una duración aproximada de 0,8 segundos. La sístole auricular dura alrededor de 0,1 segundos y la ventricular 0,3 segundos. Por lo tanto, el corazón se encuentra relajado durante un espacio de 0,4 segundos, casi la mitad de cada ciclo cardiaco.

    En cada latido el corazón emite dos sonidos, que se continúan después de una breve pausa. El primer tono, que coincide con el cierre de las válvulas tricúspide y mitral y el inicio de la sístole ventricular, es sordo y prolongado. El segundo tono, que se debe al cierre brusco de las

    válvulas semilunares, es más corto y agudo. Las enfermedades que afectan a las válvulas cardiacas pueden modificar estos ruidos, y muchos factores, entre ellos el ejercicio, provocan grandes variaciones en el latido cardiaco, incluso en la gente sana.

    La frecuencia cardiaca normal de los animales varía mucho de una especie a otra. En un extremo se encuentra el corazón de los mamíferos que hibernan que puede latir sólo algunas veces por minuto; mientras que en el otro, la frecuencia cardiaca del colibrí es de 2.000 latidos por minuto.

    2.7 Pulso

    Cuando la sangre es impulsada hacia las arterias por la contracción ventricular, su pared se distiende. Durante la diástole, las arterias recuperan su diámetro normal, debido en gran medida a la elasticidad del tejido conjuntivo y a la contracción de las fibras musculares de las paredes de las arterias.

    Esta recuperación del tamaño normal es importante para mantener el flujo continuo de sangre a través de los capilares durante el periodo de reposo del corazón. La dilatación y contracción de las paredes arteriales que se puede percibir cerca de la superficie cutánea en todas las arterias recibe el nombre de pulso.

    2.8 Los latidos cardiacos

    La frecuencia e intensidad de los latidos cardiacos están sujetos a un control nervioso a través de una serie de reflejos que los aceleran o disminuyen. Sin embargo, el impulso de la contracción no depende de estímulos nerviosos externos, sino que se origina en el propio músculo cardiaco.

    El responsable de iniciar el latido cardiaco es una pequeña fracción de tejido especializado inmerso en la pared de la aurícula derecha, el nodo o nódulo sinusal. Después, la contracción se propaga a la parte inferior de la aurícula derecha por los llamados fascículos internodales: es el nodo llamado auriculoventricular. Los haces auriculoventriculares, agrupados en el llamado fascículo o haz de His, conducen el impulso desde este nodo a los músculos de los ventrículos, y de esta forma se coordina la contracción y relajación del corazón.

    Cada fase del ciclo cardiaco está asociada con la producción de un potencial energético detectable con instrumentos eléctricos configurando un registro denominado electrocardiograma.

    2.9 Capilares

    La circulación de la sangre en los capilares superficiales se puede observar mediante el microscopio. Se puede ver avanzar los glóbulos rojos con rapidez en la zona media de la corriente sanguínea, mientras que los glóbulos blancos se desplazan con más lentitud y se encuentran próximos a las paredes de los capilares.

    La superficie que entra en contacto con la sangre es mucho mayor en los capilares que en el resto de los vasos sanguíneos, y por lo tanto ofrece una mayor resistencia al movimiento de la sangre, por lo que ejercen una gran influencia sobre la circulación. Los capilares se dilatan cuando la temperatura se eleva, enfriando de esta forma la sangre, y se contraen con el frío, con lo que preservan el calor del organismo.

    También desempeñan un papel muy importante en el intercambio de sustancias entre la sangre y los tejidos debido a la permeabilidad de las paredes de los capilares; éstos llevan oxígeno hasta los tejidos y toman de ellos sustancias de desecho y dióxido de Carbono (CO2 ), que transportan hasta los órganos excretores y los pulmones respectivamente. Allí se

    produce de nuevo un intercambio de sustancias de forma que la sangre queda oxigenada y libre de impurezas.

    2.10 Tensión arterial

    Es la resultante de la presión ejercida por la sangre sobre las paredes de las arterias. La tensión arterial es un índice de diagnóstico importante, en especial de la función circulatoria.

    Debido a que el corazón puede impulsar hacia las grandes arterias un volumen de sangre mayor que el que las pequeñas arteriolas y capilares pueden absorber, la presión retrógrada resultante se ejerce contra las arterias. Cualquier trastorno que dilate o contraiga los vasos sanguíneos, o afecte a su elasticidad, o cualquier enfermedad cardiaca que interfiera con la función de bombeo del corazón, afecta a la presión sanguínea.

    En las personas sanas la tensión arterial normal se suele mantener dentro de un margen determinado. El complejo mecanismo nervioso que equilibra y coordina la actividad del corazón y de las fibras musculares de las arterias, controlado por los centros nerviosos cerebroespinal y simpático, permite una amplia variación local de la tasa de flujo sanguíneo sin alterar la tensión arterial sistémica.

    Para medir la tensión arterial se tienen en cuenta dos valores: el punto alto o máximo, en el que el corazón se contrae para vaciar su sangre en la circulación, llamado sístole; y el punto bajo o mínimo, en el que el corazón se relaja para llenarse con la sangre que regresa de la circulación, llamado diástole.

    La presión se mide en milímetros de mercurio(mmHg), con la ayuda de un instrumento denominado esfigmomanómetro. Consta de un manguito de goma inflable conectado a un dispositivo que detecta la presión con un marcador. Con el manguito se rodea el brazo izquierdo y se insufla apretando una pera de goma conectada a éste por un tubo.

    Mientras el médico realiza la exploración, ausculta con un estetoscopio aplicado sobre una arteria en el antebrazo. A medida que el manguito se expande, se comprime la arteria de forma gradual. El punto en el que el manguito interrumpe la circulación y las pulsaciones no son audibles determina la presión sistólica o presión máxima. Sin embargo, su lectura habitual se realiza cuando al desinflarlo lentamente la circulación se restablece. Entonces, es posible escuchar un sonido enérgico a medida que la contracción cardiaca impulsa la sangre a través de las arterias.

    Después, se permite que el manguito se desinfle gradualmente hasta que de nuevo el sonido del flujo sanguíneo desaparece. La lectura en este punto determina la presión diastólica o presión mínima, que se produce durante la relajación del corazón. Durante un ciclo cardiaco o latido, la tensión arterial varía desde un máximo durante la sístole a un mínimo durante la diástole.

    Por lo general, ambas determinaciones se describen como una expresión proporcional del más elevado sobre el inferior, por ejemplo, 140/80. Cuando se aporta una sola cifra, ésta suele corresponder al punto máximo, o presión sistólica. Sin embargo, otra cifra simple denominada como presión de pulso es el intervalo o diferencia entre la presión más elevada y más baja. Por lo tanto, en una presión determinada como 160/90, la presión media será 70.

    En las personas sanas la tensión arterial varía desde 80/45 en lactantes, a unos 120/80 a los 30 años, y hasta 140/85 a los 40 o más. Este aumento se produce cuando las arterias pierden su elasticidad que, en las personas jóvenes, absorbe el impulso de las contracciones cardiacas. La tensión arterial varía entre las personas, y en un mismo individuo, en momentos diferentes. Suele ser más elevada en los hombres que en las mujeres y los niños; es menor durante el sueño y está influida por una gran variedad de factores.

    Muchas personas sanas tienen una presión sistólica habitual de 95 a 115 que no está asociada con síntomas o enfermedad. La tensión arterial elevada sin motivos aparentes, o hipertensión esencial, se considera una causa que contribuye a la arteriosclerosis. Las toxinas generadas dentro del organismo provocan una hipertensión extrema en diversas enfermedades.

    La presión baja de forma anormal, o hipotensión, se observa en enfermedades infecciosas y debilitantes, hemorragia y colapso. Una presión sistólica inferior a 80 se suele asociar con un estado de shock.

    3. PATOLOGIA DEL APARATO CIRCULATORIO

    3.1 INVESTIGACIÓN

    Enfermedades

    Localización

    ¿Cómo se

    produce?

    ¿Por qúe se producen?

    Síntomas

    Medidas preventivas

    Medidas curativas

    PATOLOGÍA CORONARIA

    Trombosis coronaria

    Vasos sanguíneos

    Por un trombo

    Oclusión de un vaso

    Cansancio. Dolor torácico

    Ejercitar los miembros

    Reposo

    Angina de pecho

    Miocardio

    Por un trombo

    Insuficiencia en el suministro de sangre al miocardio

    Dolor torácico

    No hacer esfuerzos

    Reposo

    Infarto de miocardio

    Miocardio

    Por un trombo

    Obstrucción de una rama coronaria

    Dolor torácico

    Caminar, no hacer esfuerzos

    reposo

    Enfermedades

    Localización

    ¿Cómo se

    produce?

    ¿Por qúe se producen?

    Síntomas

    Medidas preventivas

    Medidas curativas

    PATOLOGÍA DEL FUNCIONAMIENTO CARDIACO

    Braquiarda

    Nódulo sinoauricular

    Disminución del ritmo del nódulo sinoauricular

    Frecuencia cardiaca inferior a 60 l/m

    Bajada de pulsaciones

    Deportes de fondo

    Vida tranquila y ejercicio físico, regular alimentación

    Taquicardia

    Nódulo sinoauricular

    Aumento del ritmo del nódulo sinoauricular

    Frecuencia cardiaca superior a 100 l/m

    Aumento de pulsaciones

    Deportes de fondo

    Vida tranquila y ejercicio físico, regular alimentación

    Arritmia

    Nódulo sinoauricular

    Ritmo cardiaco variable

    Irregular el estímulo nódulo sinoauricular

    Variación de pulsaciones

    Deportes de fondo

    Vida tranquila y ejercicio físico, regular alimentación

    Insuficiencia cardiaca

    Válvulas

    Corazón no se vacía bien

    Mal funcionamiento de alguna válvula

    Insuficiencias respiratorias

    Deportes de fondo

    Reposo y no esfuerzo.

    Enfermedades

    Localización

    ¿Cómo se

    produce?

    ¿Por qúe se producen?

    Síntomas

    Medidas preventivas

    Medidas curativas

    PATOLOGÍA DE LOS VASOS SANGUÍNEOS

    Arteriosclerosis

    Arterias

    Engrosamiento y endurecimiento de las paredes de las arterias

    Almacenamiento de placas de colesterol

    Hipertensión

    Dieta baja en colesterol y caminar

    Vida relajada y evitar el estrés.

    Embolia

    Venas y arterias

    Obstrucción vaso sanguino

    Coágulo en una vena

    Perdida de reflejos y otros

    Caminar

    Medicación anticoagulante y caminar

    Varices

    Venas

    Hinchazos en las venas

    Deterioro de las válvulas semilunares

    Hinchan las venas

    Caminar, agua del mar

    tratamiento

    Enfermedades

    Localización

    ¿Cómo se

    produce?

    ¿Por qúe se producen?

    Síntomas

    Medidas preventivas

    Medidas curativas

    PATOLOGÍA DEL SISTEMA LINFÁTICO

    Elefantiasis

    Vasos linfáticos

    Obstrucción de vasos linfáticos

    Presencia de filarias

    Hinchazón de extremidad afectada

    Medidas higiénico-sanitarias

    Tratamiento médico

    Amigdalitis

    Amígdalas

    Inflamación amigdalas

    Infección viral o bacteriana

    Enrojecimiento de placas purulantes y fiebre

    No coger frío

    Abrigarse y tratamiento

    4. BIBLIOGRAFÍA

  • Sistema nervioso. Rodolfo Dassen, Osvaldo Fustinoni. Editorial El Ateneo. Buenos Aires, 1957.

  • Tratado de Anatomía Humana. L. Testut, A. Laterjet. Editorial Salvat. Buenos Aires,1960.

  • Vías y Centros Nerviosos. J. Delmas, A. Delmas. Editorial Toray-Masson. Barcelona, 1965.

  • Tratado de Medicina Interna. P.B. Beeson, W. McDermott. Editorial Interamericana. Buenos Aires, 1972.

  • Semiología, semiotécnica y clínica propedéutica. Lucio V. Sanguinetti. Lopez Libreros Editores S.R.L. 1977

  • Encarta 97. Microsoft Corp.

  • Diccionario enciclopédico Larousse

  • Biología Curso de Orientación Universitaria. E. Morales. M.Hernández. J. Cañeque ...

  • Editorial S.M. 1990.

    LA CIRCULACIÓN EN LOS SERES VIVOS Página 8

    Red capilar

    Una red de minúsculos vasos sanguíneos se ramifica desde las arteriolas para llevar sangre a todos los tejidos. Estos pequeños capilares convergen en vasos cada vez más grandes que llevan la sangre desoxigenada (azul) de vuelta al corazón.




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    Enviado por:Fernando Gomez
    Idioma: castellano
    País: España

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