Esta gran novela de Miguel Delibes está ambientada en una ciudad castellana en los años sesenta, después del Concilio Vaticano II y con la aparición de la sociedad de consumo representado por el “SEAT 600”. El personaje fundamental de la novela es Menchu (diminutivo de Carmen), que es una mujer muy tradicional, muy religiosa y se preocupa mucho por la impresión que da ante los demás. Ella representa los valores de la "España profunda", del franquismo. A lo largo de su monólogo va dando muestras de todos estos rasgos de personalidad, sobre todo en la forma en la que considera a las personas de origen humilde y en su definición del papel del hombre y la mujer en la sociedad.
En esta novela, una mujer, Carmen, está velando a su marido que acaba de morir. La novela comienza con una esquela que anuncia la muerte de Mario. A partir de aquí la obra se desarrolla en tres partes claramente diferenciadas. Primero, el epílogo, narra lo que ha sucedido durante las últimas horas. Los familiares y amigos de la familia han estado entrando y saliendo de la casa donde reposa el cadáver de Mario, dando el pésame a la familia. Todo ello contado a través de un narrador omnisciente. La segunda parte de la novela transcurre con el monólogo interior de Carmen mientras vela el cuerpo de su marido. Esta es la parte de la novela más larga ya que consta de veintiséis capítulos. En ellos Carmen “habla” con Mario y le reprocha todas las obsesiones que ella ha tenido a lo largo de su vida de casados. Entre estas obsesiones cabe destacar el “seiscientos”, la noche de bodas y Paco un amigo de la infancia. Finalmente la novela acaba igual que empezó, un narrado omnisciente que cuenta como Carmen después de pasar la noche despierta comienza a darse cuenta de la situación que hasta ahora era incapaz de afrontar, la muerte de su marido. La novela termina con la llegada de familiares a la casa para acudir al entierro que tendrá lugar unas horas más tarde.
Los temas antes citados se entrelazan unos con otros a medida que la novela avanza de tal manera que al final de la novela Carmen termina por confesar su infidelidad con Paco. Así, el “seiscientos” supone el reproche que Carmen la hace a su marido por no haberle comprado un coche. Esta obsesión de Carmen se convierte en una justificación inconsciente para ser infiel a su marido con Paco cuando este aparece con un “Tiburón” y la lleva al centro. Paco era amigo de la infancia de Carmen y cuando era un niño, tenía problemas porque se le trabucaban las palabras al hablar. Pero, cuando se hace mayor, habla muy bien y consigue seducir a Carmen. La otra obsesión fundamental de Carmen se centra en la noche de bodas en la que su marido no tuvo relaciones con ella ya que se dio la vuelta y se quedó dormido, haciéndola sentir muy humillada.
En cuanto al lenguaje utilizado en ese monólogo interior cabe destacar el uso de un léxico sencillo “aunque siempre le repugnaron las manos fofas” y un lenguaje coloquial y familiar “Pero Álvaro es otra cosa, entiéndeme.” Pero lo más importante de la novela, sin duda, es el uso del presente e imperativo a la hora de “hablar” con Mariocomo si él siguiera vivo “y es cierto, Mario, tú dirás” ”y tú, todavía, que me quejo; demasiado poco, zascandil”
En conclusión, la novela es un exponente de las tensiones políticas y sociales de la España de su tiempo, sin embargo, el rasgo más característico es la unión entre los problemas sociales y los problemas individuales. De esta manera, y desde mi punto de vista, la obra describe, con mucha gracia, un estilo de mujer que había en España en los años sesenta. Para ello utiliza un lenguaje que se entiende perfectamente. El personaje de Carmen me recuerda, salvando las distancias, a un personaje de “Mafalda” (Susanita), de Quino. En definitiva, la obra me ha encantado, no me ha costado nada leerla y es absolutamente recomendable.