Antropología
Caza menor y mayor
La caza menor queda caracterizada por el tamaño de los animales a capturar y no estrictamente por la forma o la modalidad de la cacería. Se ejercita, pues, sobre piezas de pequeño tamaño tales como la perdiz, la tórtola, el conejo, ciertas aves acuáticas, especies migratorias, etc.
El Real Decreto 1095/1989 establece cuáles son las especies cinegéticas de caza menor. Es una caza muy popular y ampliamente difundida por todo el territorio español.
Sus principales modalidades son:
- En Mano
- En Ojeo
- Reclamo
- Al Paso
La caza en mano es aquélla practicada por varios cazadores conjuntamente, abiertos en ala y a una distancia aproximadamente equidistante, generalmente ayudados por perros, con el objeto de batir el campo. Cada mano se compone comúnmente de una partida de entre dos y seis cazadores. Es una modalidad muy popular y generalizada que se practica para las diferentes especies de caza menor y que reúne los alicientes de ser una caza en equipo y con perro, que además requiere de un cierto esfuerzo físico.
El ojeo es una de las modalidades tradicionales de la caza menor española, practicada normalmente sobre la perdiz roja, la especie más representativa de la caza menor en España. Sobre un terreno predeterminado se colocan los puestos o pantallas -alrededor de una docena- en disposición, normalmente, semicircular. Los ojeadores o batidores (en número de dos o tres por escopeta) se colocan en la dirección opuesta a la de las pantallas y también en semicírculo. Avanzan hacia los puestos y profieren voces haciendo ruido con el objeto de dirigir las perdices, levantadas y en huida, hacia los cazadores. Esta acción de ojear ha de realizarse de tal manera que se impida que las perdices se aplasten asustadas dando lugar a grandes concentraciones que, al arrancar el vuelo en grupos, darían poco aprovechamiento cinegético al tirador. El objetivo es que las perdices rompan a volar de manera natural, gradual y progresiva y así entren a los puestos de forma continua y "chorreada" permitiendo mayores oportunidades de disparo.
La caza al salto -con o sin perro- es probablemente una de las modalidades más duras y esforzadas y más practicadas por los cazadores en el campo español. El cazador en solitario avanza por el terreno levantando las piezas siendo su conocimiento de los territorios, de las especies y de las reacciones de los animales, además de una buena preparación física, las claves de los resultados de la cacería. Es por definición la caza al salto con perro -"caza menor con perro"- la modalidad reina de las disciplinas cinegéticas, objeto también de competiciones deportivas de alto nivel.
En esta modalidad de caza, el reclamo, -un macho de perdiz enjaulado-, atraerá a sus congéneres salvajes durante el periodo del celo hasta entrar en plaza aproximadamente a unos quince metros del puesto del cazador. La jaula con el reclamo ha de colocarse sobre un pequeño promontorio consistente en alguna piedra o arbusto ligeramente elevado llamado "pulpitillo". El elemento más importante de esta forma tradicional de caza no es tanto el lance final y el disparo como el comportamiento del reclamo.
Esta modalidad es especialmente ejercitada para la caza de palomas, tórtolas, zorzales y aves acuáticas. Los cazadores esperarán ocultos, perfectamente cubiertos y camuflados para no ser descubiertos, en puestos establecidos en el paso natural y querencioso de las aves mencionadas en sus distintas trayectorias hacia las zonas de alimentación, bebida, sesteo o dormidero.
Se caracteriza por el mayor tamaño de las piezas sobre las que se ejerce la acción cinegética y no en general por la forma o modalidad de la cacería.
Se ejercita en España sobre una serie de especies como el jabalí, el corzo, el ciervo o venado, el gamo, el muflón, la cabra montés y el arrui.
Sus modalidades son:
- Montería
- Rececho
- Batida
- Espera
En España es el jabalí la pieza de caza mayor que soporta más presión cinegética mientras que la más representativa y específica de la fauna cinegética mayor española es la cabra montés, especie única en el mundo.
Últimamente el rececho del corzo está alcanzando una gran popularidad basada en la expansión territorial y poblacional de esta especie.
La modalidad más difundida y más tradicionalmente española es la montería. También es muy popular entre los cazadores españoles la espera o aguardo a los jabalíes.
Es la montería la más clásica y tradicional modalidad de caza mayor española. En ella se abaten generalmente jabalíes y venados, aunque también otras especies como el gamo y el muflón. En un monte o mancha de varios cientos de hectáreas se dispone una serie de armadas, o líneas de puestos con cazadores, que rodean y cubren el terreno. Según su particular ubicación en la mancha las armadas reciben diversos nombres (cuerda es la más alta; sopié la más baja; traviesa la que atraviesa o se encuentra generalmente en medio de la mancha). Desde un extremo determinado, o desde más de uno, se procede a la suelta de las rehalas que, conducidas por sus respectivos perreros, batirán la mancha en diversas direcciones con el objeto último de que las piezas de caza en su huida traten de atravesar las líneas de monteros o sean avistadas por estos. A pesar de la apariencia de acción muy planificada, lo cierto es que la montería es una modalidad de caza que requiere de la máxima observación, atención, silencio y puntería (en blanco móvil) por parte del cazador y que ofrece inmensas posibilidades de escapatoria a jabalíes y venados. Es posible todavía en la montería tradicional española y en algunas zonas de nuestra geografía observar a los rehaleros vestidos a la antigua usanza y provistos de trabucos.
El rececho, junto al aguardo, constituye probablemente una de las modalidades de la caza mayor en la que el cazador se integra más perfectamente en el entorno natural, ejercitando una acción individual en la que el aficionado, a pie, trata de localizar y aproximarse a las reses durante el día para realizar el disparo en las mejores condiciones una vez valorado el animal que va a intentar abatir. En España, y dadas las características del terreno y de la fauna que lo habita, la aproximación se realiza a partir de una visualización directa del animal (ayudándonos de prismáticos generalmente). Con la excepción del jabalí, que se caza generalmente en montería y a la espera, todas las especies de caza mayor española son cazadas o susceptibles de ser cazadas en la modalidad del rececho, algunas de ellas sobre todo en momentos especiales como la berrea o la ronca.
La batida admite numerosas similitudes con la montería tradicional española aunque algunas diferencias la caracterizan como una modalidad distinta. La batida puede realizarse con o sin perros (a diferencia de la montería donde la utilización de rehalas es esencial) y el terreno o monte suele batirse en una sola dirección y hacia o en provecho de una sola línea o armada de cazadores. El terreno batido suele ser menor que en la montería así como el número de escopetas. En ocasiones, como se ha señalado, los perros son sustituidos por personas que profiriendo gritos y haciendo ruido tratan de conducir las piezas en su huida hacia la línea de cazadores. Jabalíes, zorros, lobos y ocasionalmente en algunas Comunidades venados, gamos o corzos constituyen piezas habituales en las batidas. El gancho, muy popular en nuestros montes, puede ser conceptuado como una pequeña batida practicada por unos pocos cazadores y con un escaso número de perros o incluso sin ellos.
La caza selectiva no constituye propiamente una modalidad sino que puede ser realizada bajo el formato de cualquiera de las modalidades señaladas en esta sección, aunque se ejercita generalmente al rececho y ocasionalmente en algunas batidas, monterías y aguardos. El principio y el sentido de esta caza es el necesario control de la biomasa y de las poblaciones animales existentes en determinados espacios y ecosistemas, en orden al más correcto mantenimiento de su salud genética y del número óptimo de ejemplares de cada especie. Esta caza selectiva se realiza de acuerdo con unas prorratas prefijadas de edad, tamaño, sexo, animales enfermos o depauperados...
La espera o aguardo es, junto a la montería, la modalidad más practicada para cazar el jabalí en España, especialmente durante los atardeceres y las noches de los meses de verano. Comprobadas las querencias, los pasos "fijos", los lugares de alimento o baña de los animales, el cazador esperará oculto a una distancia prudencial teniendo siempre en cuenta la dirección y el sentido del viento. Esta modalidad requiere de una gran paciencia y silencio por parte de sus practicantes y es básicamente nocturna y solitaria por lo que las noches de luna llena son muy propicias para practicarla.
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Enviado por: | Ana |
Idioma: | castellano |
País: | España |