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Carnaval dominicano
El Carnaval Dominicano es una de las tradiciones más coloridas y celebraciones más alegres de la República Dominicana. En el mismo participa todo el pueblo, que se lanza a las calles a disfrutar, compartir y celebrar con alegría.
Su mayor intensidad ocurre a finales del mes de febrero en su último fin de semana, aunque dependiendo de la región, se celebra todos los fines de semana del mes de febrero e incluso hasta inicios de marzo. Existen otras fechas particulares en las que algunas poblaciones celebran carnavales aislados, pero con la misma creatividad y entusiasmo mostrado en febrero por toda la nación.
Pero es febrero el mes de Carnaval en la República Dominicana y el júbilo y la celebración masiva en las calles y clubes sociales son el sello que distingue estas fechas.
En la celebración del Carnaval Dominicano se aprecia, en particular en los atuendos y disfraces, una mezcla muy variada por regiones de elementos y tradiciones africanas traídas por los esclavos transportados al Nuevo Mundo y las costumbres y ropajes europeos de sus amos y colonizadores.
Se confunden en las festividades los diablos cojuelos, con sus trajes de capa cubiertos de espejos, cascabeles y cencerros, que ridiculizan a los señores medievales, con los platanuses y otros disfraces netamente africanos, así como un sinnúmero de manifestaciones de la creatividad popular.
El Carnaval es la fiesta popular de mayor tradición de República Dominicana. Se produce desde la colonia, en víspera de la cuaresma cristiana, cuando los habitantes de Santo Domingo se disfrazaban como un remedo de las carnestolendas europeas.
Si desde el siglo XVI «hubo máscaras en la ciudad de Santo Domingo», lo cierto es que la tradición colonial creció con las gestas republicanas del 27 febrero de 1844 y del 16 agosto de 1865, al punto de que casi desde entonces nuestros carnavales se celebran en estas fechas, no importa si se encuentran fuera de las carnestolendas y por lo común ya dentro de la propia cuaresma, por lo menos la primera.
Como se sabe, el carnaval ocurre antes de la cuaresma, que es tiempo de penitencia y de preparación para la pasión de Cristo.
Entre nosotros, por ejemplo, los lechones de Santiago aparecieron después de la Restauración, al amparo de los bailes de máscaras celebrados en la casona de Madame García.
La celebración del Carnaval tiene su origen probable en fiestas paganas, como las que se realizaban en honor a Baco, el Dios del vino, las saturnales y las lupercales romanas, o las que se realizaban en honor del buey Apis en Egipto.
Según algunos historiadores, los orígenes de las fiestas de Carnaval se remontan a las antiguas Sumeria y Egipto, hace más de 5,000 años, con celebraciones similares en la época del Imperio Romano, desde donde se difundió la costumbre por Europa, siendo traído a América por los navegantes españoles y portugueses que nos colonizaron a partir del siglo XV.
El Carnaval "Cristiano"
La celebración del Carnaval es una de las fiestas más populares. Se celebra en los países que tienen tradición cristiana, precediendo a la cuaresma. Por lo general, en muchos lugares se celebra durante tres días, y se los designa con el nombre de carnestolendas, y son los tres días anteriores al Miércoles de Ceniza, que es el día en que comienza la cuaresma en el Calendario Cristiano.
Se supone que el término carnaval proviene del latín medieval "carnelevarium", que significaba "quitar la carne" y que se refería a la prohibición religiosa de consumo de carne durante los cuarenta días que dura la cuaresma.
Hay países en que se comienza la celebración del carnaval en distintas fechas, como en algunos lugares de Alemania en que se inicia el 11 del 11 a las 11 horas 11 minutos. O los hay que lo comienzan no bien termina la Epifanía, el 6 de enero. En otros lugares es tradicional comenzar el jueves anterior al Miércoles de Ceniza, y lo denominan Jueves Graso, como sucede en Italia.
En ciertos países en que el Carnaval está muy arraigado como celebración popular, y ya alejada de su significado religioso, alargan los festejos a los fines de semana del mes de febrero y a veces el primer fin de semana de marzo.
El Carnaval en la Edad Media y
en los Tiempos de la Colonia
En la Edad media, tan inflexible en los ayunos, abstinencias y cuaresmas, y con persecuciones a quienes no respetaban las normas religiosas, sin embargo, renació el carnaval y se continuó la tradición hasta la actualidad en muchos lugares del mundo. En esta época, se celebraba con juegos, banquetes, bailes y diversiones en general, con mucha comida y mucha bebida, con el objeto de enfrentar la abstinencia con el cuerpo bien fortalecido y preparado.
En la España de la época de la Conquista y la Colonia ya era costumbre durante el reinado de los Reyes Católicos disfrazarse en determinados días con el fin de gastar bromas en los lugares públicos. Más tarde, en 1523, Carlos I dictó una ley prohibiendo las máscaras y enmascarados. Del mismo modo, Felipe II también llevó a cabo una prohibición sobre máscaras. Fue Felipe IV, quien restauró el esplendor de las máscaras.
El Carnaval en los Tiempos Modernos
Hoy en día, hay lugares célebres por sus festejos tradicionales y espectaculares, que atraen al turista y al amante de las costumbres de cada sitio, como lo son el Carnaval de Río, el de Santa Cruz de Tenerife, el de Oruro en Bolivia, el de Corrientes en Argentina y el de República Dominicana, con sus distintas expresiones, desde el Vegano hasta el de Santo Domingo.
Se celebra en los distintos lugares de formas similares, pues siempre se presencian desfiles de carrozas, comparsas formadas por grupos de máscaras o bailarines vestidos con un mismo estilo que caracteriza a cada una de ellas, máscaras representando a distintos personajes reales o alegóricos, así como bailes de disfraces y diversión con cotillón, típico de esta fecha.
En algunos lugares se estila que las máscaras persigan a los paseantes con vejigas que se utilizan para asustan, dar golpes no demasiado fuertes, o hacer reír; en otros lugares es típico el uso de serpentinas, papel picado, espuma molesta, y hasta mojar con agua, en pomos, globos y recipientes.
El antifaz moderno es un vestigio de las fiestas de Baco y Cibeles.
Los dominicanos celebramos el carnaval disfrazándonos de diablos y demonios con trajes de vistosos colores, adornados por espejos, cascabeles y otros accesorios.
Uno de los aspectos más llamativos del atuendo carnavalesco lo constituye la máscara, típicamente de gran tamaño y con enormes cuernos, representando demonios y/o animales.
De singular importancia en la celebración de los festejos en las calles es la vejiga de vaca, tradicionalmente curada con limón, cenizas y sal. Modernamente las vejigas son reforzadas con material plástico en su interior y cubiertas con tela para protegerlas. Secas e infladas, sirven para asestar ruidosos golpes en los espectadores y otros demonios. Si bien estos golpes pueden causar dolor, por la naturaleza misma del instrumento usado para golpear, inflingen daños mínimos duraderos en quien los recibe.
Existe también en algunas zonas, como Santo Domingo, la costumbre de algunos de disfrazarse de "indios", con el torso al desnudo y de pantalones un atuendo de hierba y matas, así como otros embadurnan su cuerpo con betún negro y deambular con el torso y las piernas tiznadas al desnudo.
Estos atuendos en particular y otras variantes tienen una clara raíz africana, siendo bastante similares a algunas de las vestimentas rituales y de celebración usadas por tribus africanas, miembros de las cuales presumiblemente fueron traídos a la isla como esclavos en tiempos de la colonia.
También observamos en el carnaval costumbres simpáticas, como la de Roba la Gallina, que consiste en un personaje disfrazado (típicamente con busto y trasero abundante) que va por los colmados y tarantines (establecimientos comerciales) pidiendo para sus pollitos, que no son más que los jóvenes del pueblo que le siguen en alborozada procesión.
El grupo anda en ruidoso jolgorio cantando estribillos repetitivos como:
ti-ti, manatí
ton-ton, molondrón
roba la gallina, palo con ella
Los dueños de los establecimientos entregan dinero o dulces a la gallina, quien a su vez los lanza hacia atrás a sus seguidores, los cuales reciben en animada algarabía.
Se dice que el personaje Roba la Gallina viene del pasado cuando a quien se encontrase robando gallinas se le untaría brea y se le haría pasear por el pueblo cubierto de plumas de gallina.
Los Diablos Cojuelos
Los Diablos Cojuelos andan sueltos por las calles atemorizando a la población y azotando las personas con sus vejigas y fuetes o látigos.
El Diablo Cojuelo era un demonio travieso y juguetón que colmó la paciencia del mismo diablo y éste lo arrojó a la tierra, lastimándose una pierna al caer, quedando cojo o "cojuelo".
Su disfraz ridiculiza el de caballeros medievales con capa y pantalones anchos de colores vivos y máscara representando un animal o rostro horrible y espantoso.
Se me Muere Rebeca
Representa a una madre desesperada que quiere llevar a su hija que se encuentra gravemente enferma. Va gritando todo el camino, de pronto se para, enseña a la hija (en representación una muñeca), mientras un coro le va respondiendo.
Se para en los colmados pide golosinas para la hija enferma, pero realmente las reparte entre los niños, que la siguen con insistencia.
Califé
Es un poeta criticón, que en versos, va criticando en forma jocosa a todos los personajes de la vida política, social y cultural; es seguido por un coro y esta vestido de frac negro, camisa blanca y un gran sombrero negro.
Los Africanos
Personajes pintados de negro, con carbón y aceite quemado de carro, van grupos de hombres y mujeres, imitando a negros esclavos, bailando por las calles como parte del carnaval.
Los Indios
También salen comparsas de niños y niñas, así como de personas adultas, imitando a los antiguos habitantes de la isla, con plumas arcos y lanzas, con todo el cuerpo pinto, llmandolos "Indios".
De una de esta comparsas se originó una representación teatral con un drama, que expresa la relación de los españoles con los indigenas, que constituye la muestra mas importante del teatro del carnaval.
La comparsa con más tradición que aún representa este drama se llama "La comparsa de San Carlos", localizada en un popular barrio de Santo Domingo.
La Muerte
Es la representación de una calavera, con todo y mascara, en la ciudad de Santo Domingo, acompañaba tradicionalmente a los Diablos y recibe tradicionalmente el nombre de "La muerte en Jeep".
Nicolás Den Den
Nicolas Den Denes un oso, que apesar que va amarrado a una cadena que manipula un hombre , que representa a un domador, va bailando y haciendo reir a los niños y niñas que asisten al carnaval en santiago.
En Montecristi, le llaman el Oso Nicolás.
Los monos de Simonico
Son tradicionalmente "Los monos de Somonico". Consiste en una comparsa disfrazados de estos animales con un traje hecho en flecos. Son oriundos de Villa Duarte, un sector popular de Santo Domingo.
Los Pirulíes
Son niños disfrazados de"indios"con una falda hecha con flecos de coco, que van bailando en las calles de Cabral Baraona.
Los Alí Babá
Son comparsas con motivaciones orientales, cuya caracteristica principal es una sincronizada coreografía , van bailando con todo el cuerpo al ritmo básico que le dan los redoblantes y bombos dentro de una marcada influencia de los "Cocolos"de San Pedro de Macorís a nivel musical y las aportaciones en la danza correspondiente a Luis Alberto Torres Chacón.
Los Platanuses
Son unos personajes de carnaval de Cotuí que se cubren el cuerpo con hojas secas de plátano y se cubren la cara con una mascara de Higuero. pintado en diferentes colores.
Las Marimantas
En Yerba Buena, una comunidad rural a cinco Kilometros de Hato Mayor, salen las marimantas, personajes carnavalescos cuyo cuerpo está cubierto de ramas verdes de árboles, con una máscara de cuero de vaca, cubierta la cabeza con un caparazón que le sirve de guarida al comején.
El Doctor
Pintados de carbón y varios colores, con unos espejuelos de cáscara de naranja con alambres y con un maletín, va queriendo el Doctor curar a todo el mundo, especialmente a las mujeres.
Los Trasvestis
Es uno de los personajes más comunes, pícaros y alegres que tiene el carnaval, donde los hombres se visten de mujer y van divirtiendo a todos los asistentes al carnaval.
El Papelón
Al grito de "A que no me quemas el Papelón!", un hombre disfrazado de mujer va provocando con su trasero, mientras otro personaje trata de quemárselos, haciéndolo con extraordinaria gracia que todo el mundo provoca risa.
Los Galleros
Dos campesinos, con sus gallos en mano, deciden jugar gallos en plena vía pública y cuando están en medio de la pelea llega un policía, desbarata el juego e intenta llevárselos presos.
Se produce un dialogo lleno de sátira, lo que se convierte en una divertida muestra de teatro carnavalesco.
Bailes de Disfraces
Con motivos de las fiestas de carnaval son organizadas en los clubes sociales privados, centros nocturnos y discotecas bailes de disfraces en los cuales se acostumbra premiar los atuendos más originales y llamativos. Con motivos de las fiestas de carnaval son organizadas en los clubes sociales privados, centros nocturnos y discotecas bailes de disfraces en los cuales se acostumbra premiar los atuendos más originales y llamativos. Con motivos de las fiestas de carnaval son organizadas en los clubes sociales privados, centros nocturnos y discotecas bailes de disfraces en los cuales se acostumbra premiar los atuendos más originales y llamativos.
Los disfraces típicos para los bailes populares y fiestas en las calles consisten en vistosos trajes de demonios armados de fuetes o látigos y vejigas de res infladas para azotar con ellas a los espectadores y otros participantes de las actividades.
Las Comparsas
Las comparsas son grupos de baile que escojen un tema tradicionalmente festivo o alegórico a cosas típicas dominicanas, organizando una presentación de música, baile y color que da vida a los animados desfiles de carnaval y en los cuales se premia las comparsas mejor preparadas y ejecutadas.
En los clubes sociales de importancia, también existe una presentación y premiación paralela de comparsas, conjuntamente con sus bailes de disfraces.
Durante meses los participantes de las comparsas ensayan su número y los organizadores coordinan la preparación de los atuendos, accesorios y escenarios (en los casos de las comparsas con carrozas), involucrando una gran cantidad de personas en la preparación de los eventos.
Bonao, es una de las poblaciones más antiguas de la isla que hoy compartimos con Haití, cuyo nombre honra a un cacique indígena de la región.
A pesar de sus ricas minas, durante años estuvo bajo la jerarquía socio-económica-jurídica-política de la ciudad de la Vega. Lo mismo ocurrió, a pesar de sus individualidades, con el carnaval, aunque la presencia de Petán, hermano del dictador Trujillo, promovió el carnaval de la élite con desfiles y bailes privados, al mismo tiempo que llevaban comparsas populares del carnaval de Santo Domingo.
A partir del 1990 se inicia un proceso de cuestionamiento y transformación del carnaval de Bonao en la búsqueda de su propia identidad, con la aparición de grupos carnavaleros, como los Charamicos, Los Truenos, Los Caraduras, Los Seis, de cuyos esfuerzos surgió el Comité Organizador del Carnaval de Bonao, (COCABO).
El carnaval de Bonao es la fiesta más importante de este pueblo, constituyendo uno de los más fascinantes, creativos, organizados y rico de todo el país, definido ya con su propia individualidad e identidad.
Aunque hubo una élite española, explotadora de las ricas minas de oro de Cotuí, los sectores populares, descendientes de negros congos africanos, terminaron adueñándose del carnaval, convirtiéndolo en uno de los más ricos creadores y democráticos del país, donde el pueblo es su principal protagonista.
Aunque habían personajes de carnaval, como or ejemplo: El Muñeco, Los Tiznaos, comunes a otros lugares del país, en él va a urgir una variedad muy particular como son:
El Medio Día
La Litera
El Muerto con su plegaria
La Culebra y los siete pecados
El General Cocotico
La Muerte en zancos
Pero de todos ellos Los Platanuses van a ser los más impactantes y hermosos, de los cuales surgen Los Papeluses.
Con sus trajes de hojas de plátanos secas y sus máscaras vegetales de higüeros, adornados indiscriminadamente de comején y panales de avispas, el carnaval de Cotuí logra una hermosa dimensión artística, cultural y antropológica, única en el país.
Para algunos investigadores, las primeras manifestaciones de carnaval de la isla que hoy compatimos con Haití, y de América, se realizaron en lo que es hoy las Ruinas de la Vega Vieja, en Febrero de 1520, en ocasión de una visita de Don Fray Bartolomé de las Casas.
Se tenia noticia que los habitantes de la Vega Vieja se disfrazaban de moros y cristianos y realizaban festejos que evolucionaron en las celebraciones actuales.
Durante años el carnaval vegano mantuvo una expresión predominantemente españolizada, simbolizada en una expresiva teatralización, el baile de las cintas y sus Diablos Cojuelos, con trajes simples de color rojo, amarillo, verde y con sus máscaras representativas del diablo medieval, andromorfo, mefistofélico, con sus dos cachitos frontales clásicos, orejas grandes, boca abierta y dientes al aire, la cual fue posteriormente criollizada con barbas de cuero de chivo.
Cada domingo del mes de febrero en horas de la tarde, los Diablos Cojuelos salen a la calle armados de sus vejigas de toro, golpeando a todo el que ose bajar a la calle, pero respetando a los que se mantienen en la acera o calzada.
El centro de la actividad es la calle Padre Adolfo, pasando por el Parque de las Flores, donde los diablos azotan a los transeúntes que los provocan o abandonan la calzada y donde se culmina con un desfile de más de 80 grupos de comparsas.
Esta dimensión pintoresca, herencia colonial, se transformará con la presencia afro, donde jugaron importante papel migraciones cubanas y los pobladores de los barrios populares de la Vega.
Actualmente el carnaval vegano es el evento cultural más importante de esta ciudad que lleva el nombre del fértil valle que la sustenta y ha sido declarado Patrimonio Folklórico Nacional por la Cámara de Diputados.
Desde el final del siglo pasado, hay informaciones sobre el carnaval en la ciudad de Puerto Plata, el cual se enriquece con la llegada de grupos cubanos al principio del presente siglo.
A pesar de las transformaciones socio-económicas, resultado de un desarrollo turístico que sobrepasó las expectativas y previsiones, el auge de un carnaval en la búsqueda de identidad se produce en los últimos diez años, por el esfuerzo y la capacidad creadora de una generación de jóvenes inquietos.
El Diablo Cojuelo, como personaje central se convierte en Taimacaro. Este personaje reproduce deidades tainas en sus máscaras, con un hermoso traje, donde se simbolizan elementos de la cultura española y en cintas multicolores las esencias africanas en sus brazos, que se complementan con los caracoles del Atlántico como identidad del pueblo de Puerto Plata
En 1795 ya habían carnavales para las fiestas patronales, en honor a San Santiago, para Corpus Christi y para la carnestolenda (tres días antes del miércoles de ceniza), en la ciudad de Santiago de los Caballeros, cuyas manifestaciones provenían desde los días de la colonia española.
Al igual que en la ciudad de Santo Domingo, inicialmente el carnaval se dividía en función de la estratificación social de las clases sociales existentes en Santiago, con manifestaciones en clubes privados por parte de los sectores pudientes y en las calles de los barrios populares, particularmente en La Joya y los Pepines, de donde surgirán los Lechones y Los Pepines de la ciudad disfrazados con coloridos trajes atacándose mutuamente, siguiendo una larga tradición de vieja rivalidad entre ellos.
Los Lechones usan máscaras que se asemejan cerdos, mientras que los Pepines usan máscaras con cuernos puntiagudos.
De acuerdo con la documentación existente, antes de 1520 ya había carnaval en la ciudad de Santo Domingo, Primada de América, declarada por la UNESCO, como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Si bien los carnavales de Santiago y La Vega son los más importantes en cuanto a tradición y popularidad, el carnaval de Santo Domingo es el centro de las actividades oficiales, iniciándose con el acto aislado (unos días antes del verdadero inicio del carnaval) de la coronación del Rey Califé.
En pleno apogeo colonial se celebraban los carnavales de carnestolenda, pero también como culminación de grandes acontecimientos y festividades religiosas, en honor a San Juan Bautista, Las Mercedes, San Miguel, San Carlos, Corpus Christi, entre otros.
El carnaval se transforma a partir del presente siglo, sobre todo a mediados, con los cambios socio-económicos-políticos-urbanos de la ciudad, donde el pueblo surgirá como un protagonista fundamental.
Mientras en la calle el Conde y los clubes privados se va a expresar el carnaval de las élites europeizadas, el Parque Enriquillo va a convertirse en el centro del carnaval popular, de donde van a surgir una rica cantidad de personajes, como:
Se me muere Rebeca
Califé
Los Indios
Los Africanos
Los Ali-Baba
entre otros, donde van a particularizarse los Diablos Cojuelos, dentro de un proceso de mulataje y criollización.
El área principal de celebración es la amplia avenida George Washington, a orillas del Mar Caribe, en el denominado malecón.
Allí se acondicionan plazas para numerosos eventos y la zona se convierte en una enorme fiesta que se prolonga por varios días (típicamente el fin de semana más cercano al 27 de febrero).
Concluye con un gran desfile por el malecón de carrozas y comparsas de colores llamativos al ritmo de merengue, deslumbrando a los espectadores y contagiándolos con su baile.
Hoy en día, hay carnavales para Febrero y para Agosto, manteniendo así una tradición cultural-artística-social.
27 de Febrero: Celebración del Carnaval
y la Fiesta de Independencia Nacional
En 1844 los dominicanos expulsamos a los haitianos que nos ocuparon durante 22 años luego de que en 1821 llegaramos a un acuerdo amistoso de independencia con la Corona Española.
En busca de su propio destino y un futuro mejor, la colonia española en Santo Domingo se separó de España en forma no bélica mediante transacciones pacíficas.
Sin embargo, el ansia de libertad e independencia de los habitantes de la parte española de la isla de Santo Domingo se vió cercenado con la inesperada invasión de nuestro país por el ejército de la vecina nación haitiana.
Durante 22 años ocuparon los haitianos nuestro territorio e intentaron eliminar nuestro idioma y nuestras costumbres. Obligaron a publicar los documentos oficiales en francés y otras medidas que atentaban contra la esencia misma de las tradiciones y cultura de lo que vendría a ser más tarde el pueblo dominicano.
Con disfraces y máscaras, diablos cojuelos y desfiles de comparsas en las calles, bailes de disfraces en los clubes sociales y alegría general, exaltamos cada año nuestra Independencia, mezclándola con el tradicional carnaval pre-cuaresma celebrado en otros países católicos.
En los últimos años, y en particular a partir de 1997, las autoridades gubernamentales han buscado separar la celebración de las fiestas patrias de la celebración del principal Carnaval Dominicano, para no restar solemnidad a la celebración de la Independencia Nacional el día 27 de febrero. Como resultado, la segunda mitad de febrero presenta una intensa agenda de actividades separadas en conmemoración de la lucha patriótica de los héroes de la Independencia Nacional y alrededor del carnaval fiestas populares, conciertos multitudinarios, desfiles de comparsas, así como los tradicionales carnavales cada domingo del mes.
Historia de las Máscaras y Caretas
El origen de la careta se remonta en el tiempo y se pierde en la más remota antigüedad. Se supone que su invención se debió a fines religiosos.
Desde el paleolítico el ser humano ha utilizado máscaras cuyos materiales han sido diversos y han variado a través del tiempo, pues se han ido confeccionando con madera, paja, corteza, hojas de maíz, tela, piel, cráneos, cartón piedra, papel maché, látex, plásticos y otros materiales.
Se utilizan dos términos similares: careta y máscara. La careta es exclusivamente para cubrir el rostro, para disimular rasgos de la cara; mientras que la máscara puede cubrir todo el cuerpo, y fueron usadas y aún, en algunas culturas, se siguen utilizando con fines religiosos.
Algunos hallazgos arqueológicos demostraron que eran muy usadas en Egipto para perpetuar con ellas los rostros de los muertos. Se hacían tratando de imitar de la forma más fielmente posible, el rostro del difunto, y se colocaba junto con el ataúd, pintándose de la misma manera que éste. Se elaboraban con un cartón realizado con lienzo o papiro, revestido con estuco, que -con el paso del tiempo- se endurecía y presentaba total consistencia. Según la clase social a la que perteneciera el muerto, podría llegar a revestirse con una lámina de oro. No se le horadaban los ojos ni la boca, y se los representaban con incrustaciones o pinturas.
Los estudios arqueológicos llevados a cabo en tumbas fenicias, también han demostrado que esta civilización practicaba la costumbre de utilizar máscaras funerarias. Rastros de máscaras también fueron hallados en antiguas pinturas rupestres.
Comenzó a evolucionar el uso de la máscara, en Roma, cuando la llevaban actores en los cortejos fúnebres, para que se reconociera y recordara el rostro del difunto.
A partir de este empleo por parte de actores, la careta rápidamente fue utilizada para diferentes fines. Comenzaron a usarla los actores para representar fielmente en sus obras los rostros de los personajes históricos que estaban interpretando.
Rápidamente, se adoptó su uso en las fiestas saturnales en Roma, y se las comenzó a usar con carácter festivo, dando origen a la utilización en lo que hoy es nuestro carnaval.
Con dichas caretas se comenzaron a realizar escenas burlescas de los ritos sagrados. Fueron evolucionando y cambiando sus usos, hasta la actualidad, en que es frecuente solamente en las carnestolendas.
Las caretas actuales, producto de la fantasía, la imaginación y la creatividad, forman parte de los carnavales de todo el mundo, y de las fiestas de disfraces que estos traen aparejados. También se las usa en las fiestas de Halloween.
A la par de este empleo que se continuó hasta nuestros días, la máscara o la careta - además de ser común en las celebraciones cristianas medievales- tuvo otro uso, en la Edad Media, cuando las llevaban de metal, los Caballeros medievales para protegerse en sus luchas, y en algunos casos se les agregaban muecas faciales para demostrar el carácter de quien las portaba.
Según las diferentes culturas, estos símbolos han variado en sus formas, tamaños, decoración, características, realismo o abstracción, algunas usadas para cubrir todo el cuerpo, como por ejemplo, las enormes piezas de tipo ritual de Oceanía (las de los Papúes llegan a medir seis metros de alto) y otras diminutas, como las de las mujeres esquimales.
Muchos pueblos primitivos han usado las máscaras y caretas para realizar sus rituales, y éstas representaban deidades, seres mitológicos o espíritus malignos, o a Dios y al Demonio; en cada caso con significados ceremoniales distintos. Si la máscara usada era de animales, podía simbolizar el ruego para asegurar el éxito de la caza. Asimismo, también hay culturas que utilizaban máscaras para ahuyentar pestes y enfermedades.
En la actualidad existen muchos coleccionistas de arte que aprecian ciertas piezas, que constituyen manifestaciones artísticas primitivas de muchas culturas, y que exhiben o adquieren a gran valor monetario, y proceden generalmente de África, Oceanía y de culturas indígenas americanas.
El Dr. Ricardo E. Alegría, destacado antropólogo portorriqueño, en su ensayo sobre la máscara en las Antillas Mayores, señala que "En lo que respecta al área caribeña, específicamente en las Antillas Mayores, las máscaras más antiguas aparecieron en los restos arqueológicos de los indios saladoides. Estas máscaras eran confeccionadas en barro y representaban caras humanoides". (1992. P.1)
Hoy en día, se ha popularizado el uso de las caretas también como cotillón de celebraciones y cumpleaños, así como su utilización en juegos y juguetes para niños, agregando a los tradicionales personajes representados, los héroes de novelas, revistas, el cine y la televisión.
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Enviado por: | Germán Valentín Vargas |
Idioma: | castellano |
País: | República Dominicana |