Historia


Carlos V


 

ÍNDICE

 

 

1) BIOGRAFÍA BREVE........................................................................... PAG. 3

 

2) HERENCIAS Y POSESIONES............................................................ PAG. 4

 

3) VIDA DE CARLOS V

 

I. Antes de nacer.................................................................... PAG. 5 II. Infancia y adolescencia...................................................... PAG. 5

III. Carlos en España............................................................... PAG. 6

IV. Carlos, emperador............................................................. PAG. 8

V. El levantamiento de los comuneros.................................... PAG. 9

VI. Población y economía de la época..................................... PAG. 10

VII. Dominios y etapas del imperio.......................................... PAG. 10

VIII. 1ª ETAPA: La guerra contra Francia................................. PAG. 11

IX. 2ª ETAPA: Contra los turcos............................................. PAG. 12

X. 3ª ETAPA: Lucha contra los protestantes.......................... PAG. 13

XI. Retiro................................................................................. PAG. 13

 

4) CRONOLOGÍA................................................................................... PAG. 15

 

5) CARLOS CONTRA EL PROTESTANTISMO.................................. PAG. 16

 

6) PERSONALIDAD DE CARLOS........................................................ PAG. 18

 

7) COMENTARIO PERSONAL.............................................................. PAG. 19

 

8) BIBLIOGRAFÍA E ICONOGRAFÍA.................................................. PAG. 20

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIOGRAFÍA BREVE

 

Carlos I [V como emperador del Sacro Imperio] (Gante, 1500-Yuste,1558)

Rey de España (1516-1556) y emperador alemán (1519-1556).

 

Hijo de Juana la Loca y de Felipe el Hermoso, y nieto de los Reyes

Católicos. A la muerte de su abuelo Fernando II (1516) y dada la

incapacidad de su madre, heredó la corona catalano-aragonesa. En

Castilla tuvo que enfrentarse a la revuelta de los comuneros (1520-

1521), que mostraban su desacuerdo con la política real de la salida

de oro de Castilla y de la provisión de cargos a extranjeros. Pero

una vez vencida la revuelta, Castilla acabaría siendo su principal

sostén. Heredó de su padre, Felipe el Hermoso, los estados

patrimoniales de Austria y los Países Bajos. La política de Carlos I

tuvo tres objetivos fundamentales: la recuperación de Borgoña, que le

enfrentaría a Francia; la desmembración del poder turco; y la lucha

contra el protestantismo para tratar de reconstituir en Alemania la

unidad religiosa. El hecho de tener que luchar en tres frentes

debilitó las fuerzas de Carlos I, por lo que no llegó a un resultado

decisivo y su hijo y sucesor en España, Felipe II, heredó esos

conflictos. Fue el monarca más poderoso de Europa e intentó

restablecer la preeminencia imperial, pero el fracaso de sus

objetivos, las dificultades económicas y el cansancio de una vida tan

agitada le llevó a retirarse al monasterio de Yuste (1556), abdicando

sus derechos imperiales en su hermano Fernando y la corona de España

en su hijo Felipe II.

 

 

 

 

HERENCIAS Y POSESIONES

 

La herencia de Carlos V se trata de la mayor herencia recibida por un monarca en toda la historia universal.

 

De su abuelo paterno, el emperador Maximiliano de Austria, heredó los territorios de Habsburgo de Austria, Lombardía en el norte de Italia y los derechos de la corona imperial. De su abuela paterna, María de Borgoña, heredó el condado de Borgoña, los Países Bajos, Flandes el Artois, el Franco Condado, el Charolais y Luxemburgo. Su abuelo materno, Fernando II de Aragón, le dio en testamento los tres reinos que componían la Corona de Aragón; Sicilia, Nápoles, Cerdeña y algunas plazas en el norte de África. Finalmente, de su abuela materna, Isabel la Católica, heredó las Coronas de Castilla y Navarra, a las que hay que añadir sus posesiones ultramarinas (Canarias y las Indias).

 

 

VIDA DE CARLOS V

 

I. ANTES DE NACER...

 

Felipe y Juana, futuros padres de Carlos, residían en Borgoña. Al morir el príncipe heredero Juan, aspiraban a ocupar o compartir el trono de España. Sin embargo, sus aspiraciones se vinieron abajo cuando Isabel y Fernando (los Reyes Católicos) hicieron a su hija mayor Isabel y a su esposo Manuel de Portugal jurar como herederos. Cual fue su sorpresa cuando al poco tiempo la heredera de Castilla moría al dar a luz a un niño, y su padre Manuel, en honoroso gesto, renunciaba a sus posibles derechos dinásticos.

 

El recién nacido, bautizado como Miguel, fue llamado por sus súbditos Príncipe de la Paz, porque con él se unificarían definitivamente los reinos de España y Portugal, acabando con largas luchas de fronteras.

 

Varios años después, en 1498, Felipe y Juana tienen su primer descendiente, Leonor, que llegará a ser reina de Portugal y después de Francia.

 

Pronto estará nuevamente embarazada la española, previéndose el parto para las últimas semanas de febrero de 1500. Es en este segundo embarazo cuando nace nuestro protagonista, el 24 de febrero de 1500, día de San Matías.

 

 

II. INFANCIA Y ADOLESCENCIA

 

Cuando el pequeño Carlos no había cumplido el quinto mes de vida la tragedia volvió a golpear a la corte española: Miguel de la Paz, el futuro unificador de la península, moría con apenas dos años de edad. Ahora sí Juana era la heredera de Castilla. Felipe y ella marcharon a España, dejando en Borgoña a sus tres hijos, Leonor, Carlos, y la recién nacida Isabel. Más tarde tendrían otros tres hijos, Fernando, María y Catalina.

 

Maximiliano tenía que ocuparse de Carlos y sus hermanas, pero deja que Margarita, su amada hija y gobernadora de Borgoña, se encargue de su educación.

Al morir Felipe el Hermoso en 1506, Fernando el Católico quiere que su nieto y heredero se traslade a España para ser instruido; sin embargo, los flamencos y la tía Margarita se niegan. Con siete años, Carlos preside a los funerales de su padre y es armado caballero.

 

A pesar de la pérdida del padre y casi de la madre, Carlos es feliz con sus hermanas y su tía Margarita. Por aquellos años Carlos era un niño no demasiado alto, de aspecto frágil y decididamente feo.

 

Durante los años siguientes, Carlos es instruido por el deán de Lovaina, Adriano de Utrecht y por Guillermo de Croy, señor de Chièvres. A partir de 1509 comienza a recorrer las principales ciudades de Borgoña. Un poco más tarde viaja a Tournai, donde es presentado a Enrique VIII.

 

 

 

“Carlos V con perro de Ulm”, de Tiziano

 

 

III. CARLOS EN ESPAÑA

 

El 5 de enero de 1515, en el palacio ducal de Bruselas, fue proclamada la mayoría de edad de Carlos de Borgoña. Esto significaba para el joven el gobierno pleno de sus Estados y para Margarita el fin de la regencia.

 

Nombrado heredero por Fernando el Católico en enero de 1516, Carlos se traslada a España en 1517, donde es nombrado también rey de Castilla por incapacidad de su madre Juana.

 

Contaba con diecisiete años y sus conocimientos de la cultura y la lengua castellana eran muy escasos. Había sido educado en Gante como un flamenco, y en aquellos momentos al inexperto príncipe le interesaban más los asuntos centroeuropeos que los reinos peninsulares. Era consciente de las posibilidades que le ofrecían las coronas de Castilla y Aragón (y en especial de los recursos económicos), y estaba decidido a emplearlas para obtener, a partir de ellas, la Corona imperial.

Desde su llegada a España mostró poco interés en los asuntos de Castilla, que dejó en manos de sus consejeros flamencos. Éstos ocuparon los principales puestos de la administración del reino, incluido el arzobispado de Toledo. La venta de cargos y el desprecio hacia la vieja nobleza castellana provocó la desconfianza de toda la nación. Por si fuera poco, Carlos impuso a la nobleza un tributo, la alcabala, que fue considerado como una provocación.

 

A principios de 1518 se reúnen Cortes en Valladolid, las cuales mostraron claramente el gran descontento hacia el nuevo rey. Impresionado por la firmeza de sus nuevos súbditos y convencido de que no le jurarían si no accedía a sus demandas, Carlos aceptó las ochenta y ocho peticiones que le fueron presentadas. Destacaban entre ellas las que decían que se reconociese a doña Juana como reina de Castilla; que el rey se casara lo antes posible para asegurar la sucesión; que no se dieran oficios, dignidades ni cargos de gobierno a extranjeros; que éstos no pudiesen sacar del país oro o plata ni vender lo que perteneciese al patrimonio real; que el rey hablase en castellano para que sus súbditos le entendieran, y hasta que se plantaran montes y se respetasen los que ya había.

Contentos los castellanos por los juramentos, el 7 de febrero de 1518 Carlos, primero de su nombre, fue aclamado como rey de todas las Españas por procuradores, nobles y también por sus hermanos, Leonor y Fernando.

 

Armadura de Carlos I. (Armería Real. Madrid.)

IV. CARLOS, EMPERADOR

 

Al morir su abuelo Maximiliano de Habsburgo, quedó vacante el imperio alemán, frente a Francisco I de Francia y Enrique VIII de Inglaterra, aspirantes a la corona imperial, la candidatura de Carlos se abrió paso poco a poco hasta ser elegido en junio de 1519.

 

Después de ser nombrado emperador de Alemania, Carlos convocó Cortes en Santiago, para así recaudar los subsidios necesarios para costear los gastos que supondría gobernar el nuevo imperio. Inmediatamente embarcó en La Coruña con destino a Alemania, dejando como regente a Adriano de Utrecht, antiguo educador suyo y futuro papa. Ausente Carlos I, estalló el alzamiento de los comuneros.

 

 

 

“Carlos V”, por Tiziano (Pinacoteca Antigua, Munich)

V. EL LEVANTAMIENTO DE LOS COMUNEROS

 

El levantamiento de los comuneros fue un movimiento complejo a través del cual las clases medias urbanas (hidalgos, eclesiásticos, artesanos...) manifestaron su desacuerdo con el proyecto político del joven rey y de sus consejeros. La nobleza no secundó el movimiento, que tuvo especial incidencia en las principales ciudades castellanas. Toledo y Segovia fueron las primeras ciudades en levantarse, siendo imitadas más tarde por Salamanca, Valladolid, Madrid, Medina y otras. Aunque destacaron algunos jefes entre los sublevados (Padilla, Bravo, Maldonado), faltó una dirección eficaz.

 

Tras una serie de enfrentamientos sin importancia, las tropas leales a Carlos derrotaron al ejército del comuneros en Villalar en abril de 1521. Toledo resistió algún tiempo, aunque inútilmente.

Una vez resuelto el problema, sus principales cabecillas fueron ejecutados; pero en 1522 el rey dictó un PERDÓN que puso fin al enfrentamiento entre Carlos y las ciudades.

 

Además del levantamiento de los comuneros, surgieron otros conflictos como el de las Germanías en Valencia y Baleares.

 

 

 

 

“Los comuneros de Castilla”, por Antonio Gisbert (Palacio de las Cortes, Madrid.)

 

 

VI. POBLACIÓN Y ECONOMÍA DE LA ÉPOCA

 

El reinado de Carlos I inició la época áurea de la historia española. La población española, especialmente la castellana, experimentó, pese a la emigración hacia las Indias, un crecimiento notable, llegando a los 7.500.000 habitantes.

 

Las fuentes de riqueza cobraron gran auge, tanto la agricultura como la ganadería; y también la industria, sobre todo en los sectores textil y naval. La importación de nuevos metales preciosos del Nuevo Mundo sumó grandes cantidades, absorbidas en la financiación de las empresas imperiales. Pero la envergadura de éstas hizo necesario aumentar los tributos y recurrir al crédito de banqueros alemanes y genoveses, entre los cuales destacó Jacob Fugger.

 

 

VII. DOMINIOS Y ETAPAS DEL IMPERIO

 

El imperio universal de Carlos I tuvo como base su cuádruple herencia: habsburguesa; borgoñona; aragonesa, (formada por los reinos de Cataluña, Aragón y Valencia), dependencias insulares (Baleares, Sicilia y Cerdeña), Nápoles; y castellana (Castilla y Navarra), proyectada hacia el litoral norteafricano y el Atlántico (Canarias y el Nuevo Mundo). La vertebración de este vasto imperio descansó sobre la vieja confederación aragonesa.

 

Los diversos estados, unidos en la propia persona de Carlos I, conservaron sus leyes tradicionales, fueros, lenguas, monedas, fronteras e instituciones.

 

El impulso ideológico que cohesionó la política de Carlos I en Europa fue determinado por la llamada “idea imperial”. La concepción imperial apuntaba hacia la plasmación de la universitas christiana, que respetaría la diferenciación entre los países occidentales y permitiría aunar esfuerzos contra el enemigo común: los turcos.

 

El reinado de Carlos I se divide en tres grandes etapas:

 

1.     (1517-1529): presidida por el designio de la universitas christiana, obstaculizado por la rivalidad francesa.

2.     (1529-1544): contempló la restauración del Sacro Impero Romano Germano.

3.     (1544-1556): Carlos I, apartado de España, dedicó los mayores esfuerzos el conflicto político y religioso de Alemania.

VIII. 1ª ETAPA: LA GUERRA CONTRA FRANCIA

 

En el ámbito de las relaciones internacionales, esta primera etapa estuvo caracterizada por el despliegue del designio imperial. Para la monarquía francesa, la más compacta de Europa, la idea de un rey gobernando los Países Bajos, Alemania y España, cerrando cualquier intento expansionista de Francia, era un motivo claro de enfrentamiento. Para la protección de la cristiandad, y para que el imperio tuviera fuerza contra cualquier enemigo, Carlos debía cohesionar sólidamente sus territorios, algo que resultaba imposible sin el control de Milán, ocupado por Francisco I. Otros motivos de discordia, como las aspiraciones del rey francés al Rosellón y Navarra, propiciaron el enfrentamiento bélico entre Francia y España, que fue continuo durante esta primera etapa.

 

El primer enfrentamiento tuvo lugar dos meses después de la Batalla de Villalar, cuando los franceses invadieron Navarra y ocuparon Pamplona. La reacción española fue inmediata, logrando recuperar el territorio pirenaico.

 

El enfrentamiento continuó en el norte de Italia donde España intentaba conquistar Milán, para así favorecer las comunicaciones entre sus territorios. Las armas imperiales triunfaron en la batalla de Bicoca (1522), aunque la batalla decisiva tuvo lugar en Pavía en 1525. Allí fue derrotado y hecho prisionero el propio Francisco I. Trasladado a Madrid, fue obligado a firmar el Tratado de Madrid: en él el monarca recuperaba su libertad, renunciaba a Milán y cedía Borgoña al emperador. Sin embargo, una vez libre, Francisco I no reconoció el tratado de Madrid y la guerra continuó. El Papa y Génova apoyaron a Francia. Esto motivó la entrada de las tropas imperiales en Roma, con el posterior saqueo, en 1527.

 

Finalmente, la Paz de Cambray, (1529) puso fin al enfrentamiento entre Carlos y Francisco I. En ella, Carlos renunciaba al ducado de Borgoña, y Francisco, al Milanesado. La guerra, sin embargo, continuaría unos años después.

 

Es en esta época cuando Carlos I contrae matrimonio (después de dos fallidos proyectos matrimoniales con las hijas de sus rivales Francisco I y Enrique VIII) con su prima Isabel de Portugal; boda que fue celebrada con toda solemnidad en Sevilla en 1526. Fruto de esta unión fueron tres hijos y dos hijos: Felipe (futuro Felipe II), Juan y Fernando (muertos al poco de nacer), María de Austria y Juana de Austria.

 

 

 

IX. 2ª ETAPA: CONTRA LOS TURCOS

 

Esta segunda etapa del reinado transcurrió desde 1529 hasta la firma de la Paz de Crépy en 1544, que terminó definitivamente con el largo enfrentamiento con Francia.

 

En esta época, una cadena de alianzas entre Francisco I, los príncipes luteranos (unidos en la Liga Esmalcalda en 1531), el pirata Barbarroja y Solimán el Magnífico, sultán de Turquía, fue formando un poderoso bloque frente a Carlos V. Sin embargo, Carlos reaccionó rápido y realizó un fulgurante ataque en el Mediterráneo sin demasiado éxito, aunque obtuvo algunas victorias como la de La Goleta y Túnez, en 1535. En 1538 se firmó la Tregua de Niza, pero en 1541 se reanudaron los enfrentamientos. La confrontación se complicó aún más con la multiplicidad de las alianzas (Carlos I contó con el apoyo de Enrique VIII de Inglaterra), el ineficaz ataque imperial sobre Argel (fortín de Barbarroja), y la conquista de Budapest por Solimán. Sin embargo, también se obtuvieron algunos éxitos imperiales en las campañas de los Países Bajos.

 

Por la Paz de Crépy, Francisco I y el emperador se devolvían mutuamente los territorios ocupados desde la Tregua de Niza, renunciando el monarca francés a la coalición con Turquía y con los protestantes.

 

La restauración del Sacro Imperio fue posible gracias al firme apoyo de los reinos peninsulares, que continuamente aportaban dinero y hombres para las empresas imperiales de Carlos. En esta segunda etapa Carlos estuvo en España en cuatro ocasiones entre 1533 y 1543, en las que aprovechó para reunir Cortes para reunir los subsidios necesarios. Durante sus reiteradas ausencias en la década 1529-39, Carlos I dejó como gobernadora a la emperatriz Isabel.

 

 

“La conquista de Túnez”, Alcázar de Sevilla.

X. 3ª ETAPA: LUCHA CONTRA LOS PROTESTANTES

 

Durante la última etapa del imperio, que discurrió entre 1544 y la conclusión de las abdicaciones de Bruselas (1556), Carlos I, absorbido por los problemas germánicos, no residió ninguna temporada en los reinos de España. En dos ocasiones, nombró regente a su hijo Felipe y en otra ocasión a su hija Juana de Austria. Mientras tenía lugar la primera fase del Concilio de Trento (1545), Carlos I intentó solucionar personalmente el problema alemán recurriendo a la fuerza. A pesar del triunfo de Mühlberg en 1547 sobre la Liga Esmalcalda, Carlos no consiguió resultados decisivos.

 

En 1551 comenzó un empeoramiento de la causa imperial con la reanudación de la Liga Esmalcalda y los ataques turcos en el Mediterráneo (Trípoli) y en el continente (Hungría), y la conquista de Lorena por las tropas francesas. Estos acontecimientos, unidos a la crítica situación financiera y al aumento cada vez mayor de seguidores protestantes, obligaron al emperador a blandecerse con los protestantes, reconociendo en 1555, con la Paz de Augsburgo, el particularismo religioso germánico. Por otra parte, las perspectivas de su hijo Felipe con María Tudor, reina de Inglaterra, se vieron frustradas por la falta de sucesión.

 

A pesar de los últimos contratiempos, Carlos I había fijado sólidamente las bases de la supremacía española en Europa, que Felipe II se encargaría de consolidar, mientras que en el Nuevo Mundo se habían realizado grandes conquistas. Los progresos en esta área fueron considerables: Hernán Cortés abordó el imperio azteca y Francisco Pizarro el incaico, mientras que el acceso hacia el río de la Plata era cada vez mayor.

 

 

XI. EL RETIRO

 

La Dieta de Augsburgo fue un duro golpe para Carlos I, el emperador defensor de la cristiandad y de una Europa que se resquebrajaba. El imperio alemán pasaría a su hermano Fernando y los Países Bajos y el reino de España a su hijo Felipe II.

 

El 16 de enero de 1556, Carlos entregaba a su hijo las coronas de Castilla, Aragón, Sicilia y las Indias; (la de Nápoles ya la había recibido con motivo de su matrimonio con María Tudor). En su discurso de abdicación recordaría que a lo largo de su reinado de 43 años viajó 9 veces a Alemania, 7 a España, 7 a Italia, 4 a Francia, 2 a Inglaterra y a África. El rey viajero ya estaba cansado.

 

 

 

Arreglados los asuntos de Estado, Carlos V se retira al Monasterio de San Jerónimo de Yuste, en Extremadura. Sufre intensamente ataques de gota, reumatismo y asma, y allí encuentra refugio. Residió allí sólo 18 meses. A las dos de la madrugada del 21 de septiembre, murió aquejado de fiebre palúdica.

 

 

 

“Presentación de don Juan de Austria al emperador”,

por Eduardo Rosales (Museo del Arte Moderno, Madrid.)

Retirado en Yuste, Carlos recibe a su hijo bastardo don Juan de Austria, que se había criado secretamente en Leganés con el nombre de Jerónimo. El futuro gran capitán, vencedor de Lepanto, aparecía por primera vez ante el emperador, y aún no había visto a su hermano, Felipe II, quien le reconocería y le daría títulos y honores y, sobre todo, ocasión de lucir sus muchos talentos.

 

 

 

 

 

 

 

 

CRONOLOGÍA

 

 

1500- Nace en Gante.

1506- Muere su padre Felipe el Hermoso.

1507- Es armado caballero.

1516- Es proclamado rey de España al morir su abuelo Fernando II.

1517- Llega a España.

1518- Cortes de Valladolid.

1519- Viaja a Cataluña y es proclamado emperador.

1520- Llega a Flandes. Guerra de las Comunidades. Coronación en Aquisgrán.

1521- Batalla de Villalar. Dieta de Worms.

1522- Vuelve a España. Adriano de Utrecht es nombrado papa.

1525- Batalla de Pavía.

1526- Casamiento con Isabel de Portugal. Tratado de Madrid.

1527- Saqueo de Roma.

1528- Reconocimiento de Felipe como su sucesor.

1529- Dietas de Spira (comenzaron en 1526). Tratado de Barcelona.

1530- Dieta de Augsburgo.

1535- Expedición contra Túnez.

1538- Paz de Niza.

1544- Paz de Crépy.

1547- Batalla de Mühlberg.

1548- Dieta de Augsburgo.

1555- Abdicación de Flandes. Paz de Augsburgo.

1556- Abdicación de España.

1558- Muere en Yuste.

 

 

CARLOS CONTRA EL PROTESTANTISMO

 

 

LA REFORMA PROTESTANTE

 

Hacía tiempo que mucho que muchos religiosos deseaban una reforma del clero, que no se comportaba conforme a la doctrina de Jesucristo. Las altas entidades eclesiásticas gozaban de grandes rentas mientras los humildes clérigos se sostenían difícilmente y no eran modelos de cultura. Urgía, pues, una reforma o restauración de la Iglesia. Algunos concilios y papas habían intentado sin fruto llegar a la ansiada renovación.

 

Pretendió hacerla también un fraile agustino y profesor de la Universidad de Wittenberg, Martín Lutero, figura considerable de la Historia por su vitalidad y por la trascendencia de sus ideas que abrieron una profunda brecha en el catolicismo. El motivo que llevó a Lutero a establecer una nueva Iglesia fue el siguiente: el papa León X encomendó a los dominicos la predicación de una bula, lo que disgustó a los agustinos (Lutero, uno de ellos) que tenían la costumbre de predicarla.

 

Martín Lutero nació en Eisleben en 1483. En 1501 estudió Leyes y en 1505 se doctoró en Filosofía y se metió a fraile agustino. En 1507 se ordenó sacerdote. En 1510 se doctoró en Teología en la Universidad de Wittenberg y comenzó a explicar allí. Hacia el 1512 y 1513 elaboró su doctrina de la justificación por la fe.

 

Un accidente fortuito, la predicción de las indulgencias para la construcción de la basílica de San Pedro provocó que Lutero, el 31 de octubre de 1517, publicara las 95 tesis contra las indulgencias en las puertas del castillo de Wittenberg. En ellas proclamaba su inutilidad manifestando que no justificaban a los pecadores ni aprovechaban a los difuntos, y que todo verdadero cristiano, vivo o muerto, tenía derecho a los bienes de Cristo.

 

De combatir las indulgencias pasó luego a criticar los dogmas y la autoridad papal. Entonces el papa León X lo excomulgó por la bula Exsurge Dómine, ordenando quemar todos sus escritos. Esto excitó a Lutero, que el 10 de diciembre de 1520 quemó la bula en la puerta de la Universidad entre el regocijo de los estudiantes y la muchedumbre. Desde aquel momento quedó roto el lazo con Roma y nació una secta que dividiría a mundo cristiano. Sus doctrinas fueron acogidas con entusiasmo por una gran parte del pueblo y de los príncipes, y por muchos humanistas y estudiantes alemanes.

 

 

Carlos V quiso atajar el problema y convocó a Lutero a la Dieta de Worms (1521), donde le expuso sus doctrinas. Ni Lutero convenció a Carlos, ni éste al reformador, por lo cual el emperador dictó la proscripción condenatoria (1521) y la quema de sus escritos.

 

Lutero, temiendo por su vida, se refugió en el castillo de Federico de Sajonia, donde permaneció dos años, dedicándose a traducir la Biblia la alemán, para poner la palabra divina al alcance de todos.

 

Carlos V reunió las dietas de Spira (1526-1529), y como los reformadores protestaron contra los acuerdos tomados, se les llamó protestantes. Las diferencias se ahondaron y los príncipes protestantes formaron la Liga de Esmalcalda (1531) para defenderse de los católicos.

 

Carlos, preocupado por la guerra contra los turcos que amenazaban Viena, y necesitando el apoyo de los príncipes alemanes, firmó la paz de Nuremberg, en la cual se afirmó que nadie sería perseguido por sus ideas religiosas hasta la celebración de un Concilio.

 

En 1545 se reunió el Concilio de Trento, cuyas decisiones no fueron bien acogidas por los protestantes. Carlos V atacó a la Liga, que fue derrotada en Mühlberg (1547), cayendo prisionero el elector Juan Federico de Sajonia.

 

Carlos convoca la Dieta imperial de Augsburgo (1548), y en ella se lee el Interim, famosa “declaración de Su Majestad para determinar cuál ha de ser la religión en el Santo Imperio Romano hasta la celebración de un Concilio general”. Carlos V quiso solucionar sin el papa, y mediante la fuerza, la cuestión religiosa. El príncipe protestante Mauricio de Sajonia, que había luchado por Carlos contra sus hermanos de religión y que había recibido en 1544 del emperador los dominios de Juan de Sajonia, que estaba prisionero, le traicionó y, de acuerdo con Enrique II de Francia, se dirigió con un ejército a Innsbruck, donde estaba Carlos, que se salvó por unas horas de caer prisionero, huyendo en una noche tempestuosa, llevado en una litera, pues estaba enfermo.

 

Los padres del Concilio de Trento, dominados por el temor, suspendieron sus sesiones y el emperador, cansado de una guerra tan larga, firmó en Passau (1552) y ratificó en Augsburgo (1555) la paz que imponía un vasallo y que mostraba al mundo la decadencia del imperio. En ella se declaraba la igualdad política de católicos y protestantes, esto es, el reconocimiento legal del protestantismo.

 

 

PERSONALIDAD DE CARLOS

 

El emperador Carlos fue un hombre mediano de cuerpo, de ojos grandes, la nariz aguileña, los cabellos muy rojos y llanos, la barba ancha, redonda y bien proporcionada, ancho de espaldas, los brazos gruesos y recios, las manos ásperas y las piernas proporcionadas.

 

Los manjares que más le agradaban eran los venados y los puercos monteses. No era amigo de comer potajes, sino de asado y cocido.

 

Era muy honesto en su vida. Ayunaba todas las vigilias de Nuestra Señora y oía sermón cada domingo. Confesaba y comulgaba las Pascuas y el día de Todos los Santos.

 

Muy pocas veces cabalgaba para pasearse por los pueblos donde estaba, sino siempre estaba retraído en su Cámara. Fue muy agudo y de muy claro juicio, lo cual se veía en él por el conocimiento que tenía de todas las cosas y en las buenas razones que daba de todas ellas. También destacó por ser muy viajero y por su gran memoria en la variedad de lenguas que sabía casi a la perfección, como eran la flamenca, la italiana, la francesa y la española. Cuando quería negociar siempre estaba de pie, porque quería que el negociante fuera corto en sus razones, y cuando le traían malas noticias se andaba paseando dos o tres horas pesando en el remedio de ellas. Finalmente, fue amigo de buenos y virtuosos y enemigo de malos y mentirosos.

 

COMENTARIO PERSONAL

 

Después de consultar varias fuentes de información, he intentado contar la vida de Carlos V de una forma ni muy larga ni muy corta, intentando contar lo más importante en cada periodo de su intensa vida. También he intercalado fotos para hacer el trabajo un poco más ameno y que no sea algo pesado de leer. Después de terminar con su vida me ha sabido a poco y se me ha ocurrido profundizar un poquito en la lucha de Carlos V contra los protestantes. Las luchas contra los príncipes protestantes y los numerosos tratados religiosos que firman me han parecido una de las cosas más importantes en la vida de este personaje, ya que han dado lugar a las distintas religiones cristianas actuales. También he explorado un poco su forma de ser, para así conocer el pensamiento de este gran monarca.

 

Este año se cumplen quinientos años del nacimiento de Carlos I de España y V de Alemania, un rey de gran importancia para todos los españoles, por ser el formador de un gran imperio que hizo temblar Europa. Me ha gustado mucho este trabajo porque gracias a él he podido conocer la vida tan ajetreada que llevó Carlos V y apreciar la gran trascendencia histórica que ésta conlleva.

 

De Carlos V he aprendido que era un hombre serio, culto y con un gran sentido de la responsabilidad. Al principio de su vida sólo le interesaban los problemas de la tierra en la que se había criado, pero al hacerse mayor la sangre española le tiró e intentó por todos los medios proteger los reinos españoles y defender la cristiandad. También fue un gran estratega, y consiguió numerosas victorias, a veces incluso, contra ejércitos tres veces mayores. Sin embargo, sus ideas y objetivos eran demasiado ambiciosos y no pudo llevarlos todos a cabo. No obstante, consiguió mantener a tono a franceses y a turcos que hacían peligrar continuamente la unidad de su imperio, y así poder dejar a su hijo Felipe II una gran herencia, que luego éste no supo defender como su padre.

 

En definitiva, siento un gran respeto y admiración por este monarca, que, a pesar de gastar muchísimo dinero para sus campañas y cometer muchos abusos contra el pueblo, supo reconocer sus fallos e hizo todo lo posible para demostrar la fuerza española al resto del mundo de una forma que cualquier otro no hubiera podido realizar.

BIBLIOGRAFÍA E ICONOGRAFÍA

 

 

1)    Diccionario Enciclopédico Salvat. Tomo 5.

 

Autores: Santiago Alcolea, Carmen Comas, Javier Caballé, Andreu Collell.

Fecha de edición: 1981

 

 

2)    Enciclopedia Multimedia Planeta de Agostini. Versión 2000.

 

 

3)    Historia de España ilustrada. Sopena. Tomo I.

 

Autores: Juan Reglá, Lázaro Sánchez, Antonio Verdu.

Fecha de edición: 1969

 

 

4)    La vida y la época de Carlos I. Planeta.

 

Autor: Juan Manuel González Crémona.

Fecha de edición: 1998

 

 

5) Historia de 3º de BUP. Alhambra.

 

Autores: Dolores Arias, Antonio M. Guerra, Fredes Limón, Marisa Maceda.

Fecha de edición: 1990

 

 

6) Revista Blanco y Negro Mujer nº 54.

 

Fecha de edición: 20 de febrero de 2000

 

 




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Enviado por:Carlos Beca
Idioma: castellano
País: España

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