Historia


Carlomagno


CARLOMAGNO

Índice

Introducción

Desarrollo por episodios

  • Juventud y primera misión de Carlos

  • Legitimación por parte del Papa Esteban II

  • Figura adulta e inicio de su reinado

  • Guerra contra los lombardos: rey de francos y lombardos

  • Guerra contra los sajones: Reconocimiento de su poder

Introducción


En esta primera parte del trabajo, comenzaremos por desarrollar las cuestiones que llevaron a Carlos a ser rey de los francos, y de sus primeras acciones dentro de éste lapso. De igual manera, trataremos de dar el mayor número de referencias posibles a éste tiempo, porque son algo limitadas y pueden parecer confusas en unos aspectos, pero la biografía de Eginardo ayuda de sobremanera a dar detalles de la vida de éste peculiar personaje.

Sin embargo, como he mencionado, no abarcaremos las grandes campañas militares, o no por lo menos en este trabajo, sino unas cuantas expediciones que nos darán cuenta de sus inicios como el gran militar y conquistador que sería, que terminaría convirtiéndose en una figura legendaria.

Desarrollo

  • Juventud y primera misión de Carlos

Empezaremos a dar cuenta de porqué se le puso el mote de Magno, ya que su nombre de pila era Carlos, hasta que “El Papa Adriano I no dudó en conceder a Carlos el epíteto imperial romano de Magnus (grande) con el que a partir de entonces se le conoce.”

Esto es antes de convertirse en emperador, y sólo lo usé como un adelanto de explicación de su nombre. Carlos era el hijo bastardo de Pipino y Bertrada, pero no era en sus inicios aquel imponente hombre aún, sino que en el año 753, lo describe así Lamb en su primera misión comisionada por su padre: “Tenía entonces once años cumplidos y era muy alto y delgaducho, aunque la amplitud de sus hombros y los grandes huesos de sus manos indicaban que sería un hombre de gran fuerza. Llevaba el cabello muy corto y de su cuerpo aún torpe surgía una voz aguda y penetrante.”

s en esta misión que irá a alcanzar al Papa Esteban II en su cruce por los Alpes, quien venía a ver a su padre Pipino para legitimizar su reinado. Es en esta misma época, de hecho en ésta visita cuando Pipino ofrece ayudar siempre al Papa. Aunque parece un tanto novelada esta fuente (porque la verdad, no tiene un aparato crítico, sino que se enfoca bastante en elementos como lo son diálogos) debemos suponer esto que citaré a continuación como una metáfora al compromiso que adquiriría Pipino con Roma:

“-Rey de los francos-dijo entonces el anciano-, aquí me tienes suplicante. No aceptaré tu mano para incorporarme hasta que prometas ayudarme frente a mis enemigos”

Podríamos decir que esto marcaría el inicio de lo que conocemos como el cesaro papismo, como bien dice Palanque “estableció el puente que une el cesaropapismo con el galicanismo moderno… pretende intervenir en la administración del Estado pontificio” cosa que de hecho hizo de un modo podría decirse descarado.

  • Legitimación por parte del Papa Esteban II

Lo que seguiría pues a esta unión, sería la designación por parte de Esteban II tanto a Pipino, como a Carlos y Carlomán (su hermano), e incluso a su madre Berta, como soberanos francos. A su padre y madre los nombró Reyes de los Francos, y tanto a Carlos como Carlomán los nombró nobles hijos del rey patricios romanos (Vir nobilis, filius regnatoris, patricius Romanorum). Además que en éste discurso estaba presente lo siguiente, que es algo de suma importancia:

“En lo venidero, le será dada tu fe a tu rey y a aquellos que desciendan de su estirpe, y a ningún otro”

Con esto quedaba legitimada la herencia dinástica de los descendientes de Pipino, claro está empezando con los hermanos Carlos y Carlomán

“Ese mismo año, Pipino invadió Italia para proteger al papa de los lombardos, y en el 756 de nuevo tuvo que acudir en ayuda de aquél. Desde el 760 los principales esfuerzos militares de Pipino se centraron en la conquista de Aquitania, esto es, las tierras al sur del río Loira. Carlomagno acompañó a su padre en la mayoría de esas expediciones.”

Aunque Carlos realmente no lo sabía, se convertiría en el paso del tiempo, y en un principio sin quererlo, pero que sería su estandarte tiempo después, en “el defensor de la Iglesia” He mencionado que en un principio no se lo imaginaba así, aunque tiempo después vendría a su mente esto perfectamente pensado tiempo después cuando se prestó a defender Roma de los lombardos, y ésta idea era precisamente la de que “un día conduciría el ejército de los pueblos cristianos”. Tenía razones de peso para creerlo, porque él era el único monarca con un poder real en Europa, además de que contaba con el apoyo del Papado, y porque el Imperio Bizantino estaba demasiado lejos para reclamar el poder “legítimo” que tenían. Por esta razón Carlomagno terminó convirtiéndose en poco más que rey, y terminaría coronado emperador.

  • Figura adulta e inicio de su reinado

Por lo mientras, podemos describir su apariencia ya adulta, al momento en que moriría su padre e iniciaría pues su carrera militar, porque si bien como menciona López “la imagen de Carlomagno, embellecida pero aún humana en la biografía de Eginardo, que lo había conocido personalmente, fue transfigurada en leyenda.” De hecho su imagen como tal, podemos encontrarla tanto con Balard, como con Lamb, pondré primero la de Balard:

“Convertido rey a los veintiún años, este gigante de siete pies (1.92 metros), de fina voz y espesa barba, era un empedernido cazador y un valiente soldado”

De la misma manera, nos lo describe Lamb en su texto, de una forma un tanto más… rica y con ciertas variaciones:

“… Carlos superaba los seis pies de altura. Su cuerpo robusto, de grueso cuello y recios brazos; era capaz de recorrer los bosques sin fatigarse y de cruzar a nado sus ríos favoritos, el Mosa y el Rin… su voz al gritar seguía tan aguda como cuando era un muchacho y, cuando soltaba una carcajada, las orejas se le movían adelante y atrás como si su cuerpo imitara el regocijo de su mente.”

Ya se había convertido en todo un hombre, imponente y bastante seguro de sí mismo. Cuando ha muerto su padre, se ha mencionado que decide dividir el reino franco entre sus dos hijos, Carlos y Carlomán. Lo describe de esta forma Eginardo:
”Pipino murió en París de la enfermedad del agua, dejando dos hijos: Carlos y Carlomán, a los que correspondió, por voluntad divina, la sucesión del reino. Los francos… proclamaron a ambos sus reyes con la previa condición de que se repartirían por igual todo el conjunto del reino: Carlos recibiría para reinar la parte que había sido de su padre Pipino y Carlomán aquella que había gobernado su tío Carlomán.”

Hay cosas realmente importantes en esta cita que debemos resaltar. El primero sería esa tradición germana que aún prevalecía entre los francos, de dividir las propiedades. El reino, territorio, no es visto como una institución, sino como un tesoro más, por lo que se tiene que dividir equitativamente entre sus hijos. De igual manera, ya no es simplemente porque son sus hijos la herencia del reino, sino que ya interviene el elemento de derecho divino. Debemos recordar que el Papa ya había legitimado el gobierno de Pipino, y a sus hijos como sus vástagos, además de ser patricios romanos, también eran nobles. Esto sería un elemento de suma importancia para justificar la estancia en el poder de los monarcas durante varios siglos.

De esta manera, Carlos aún no era el rey de todos los francos, sino de una parte de la Galia. Aún no se podía hablar de Carlomagno ni mucho menos del Imperio. Haciendo caso de su madre, empieza la diplomacia por matrimonio, casándose con la hija del rey lombardo Desiderio, llamada Desireé, antes despreciando a Himiltruda, quien le había dado a su hijo jorobado Pipino. Esto lo podemos apreciar como una diplomacia en base a matrimonios, muy común en la época, que forjaba alianzas y beneficios entre ambos reinos. Pero para desgracia de la madre de Carlos, la repudió, y se casó con otra llamada Hildegarda. Después de esto, recibiría la noticia de la muerte de su hermano, dirigiéndose al reino de éste. La asamblea, que en un principio parecía inclinado a favorecer a los hijos de Carlomán, sobre todo esto lo favorecía Auchero, un noble de Carlomán. Pero varios miembros de la asamblea se inclinaron por la posición de que el reino debía ser gobernado por una sola persona, mencionando por obviedad a Carlos. Auchero decide fugarse con la viuda de Carlomán y sus hijos hacia el reino lombardo. Carlos decide no emprender ninguna persecución contra ellos.

  • Guerra contra los lombardos: Rey de francos y lombardos

El problema ahora radicaba con los lombardos, porque al repudiar a la hija de Desiderio, se había ganado su enemistad, empezando la invasión contra Roma cuando Carlos estaba atacando a los sajones, teniendo que interrumpirla para dirigirse contra los lombardos. A propósito de esto Eginardo menciona:

Carlos emprendió la guerra contra los langobardos, cediendo a la petición y a los ruegos de Adriano, obispo de Roma… Carlos, tras iniciar la guerra, no desistió hasta que obtuvo la rendición del rey Desiderio al que había agotado con un largo asedio, obligó a su hijo Adalgiso… a que saliera… de Italia, restituyó a los italianos todo lo que les arrebataron… subyugó a toda Italia bajo su dominio…”

Debemos describir este momento, en el cual “el rey franco conservó para sí la corona arrancada a Desiderio. A partir del 5 de junio del 774, Carlos ordena encabezar las actas oficiales con el doble título de rey de los francos y rey de los lombardos (rex Francorum et Langobardorum).

  • Guerra contra los sajones: reconocimiento de su poder

Apenas había partido hacia Italia, y los sajones habían iniciado una nueva revuelta, por lo que regresando de Italia se vio forzado a emprender de nuevo la guerra para evangelizarlos. El principal problema al que se estaba enfrentando es que no había un ejército como tal, sino era sólo una serie de guerreros, en medio de aldeas, y lo peor es que después de “evangelizarlos”, regresaban a sus ritos paganos. Al menos para él eso era una tragedia, además de que sólo había tomado dos fuertes en la frontera. Por lo que siguió el consejo del abad Sturn de una nueva oferta para los sajones, que era el invitarlos a reunirse en una asamblea, en la cual libremente se podían bautizar y prestarle juramento como rey, en el año de 777, haciendo para atraerlos y compensarlos por su llegada voluntaria un gran banquete. A éste banquete, que al parecer fue bastante festivo, llegó una sorpresa grata”… una extraña comitiva de jinetes cubiertos con cotas de malla plateadas y envueltos en capas inmaculadas… Eran árabes, nobles del Islam, procedentes de las tierras hispanas del otro lado de los Pirineos, que venían a negociar un tratado con el rey de los francos”

Con esto, se le reconoce su poder en Europa, y recordando lo mencionado con anterioridad, se da cuenta de que es realmente el único monarca en Europa con un poder verdadero, que además está legitimado por el propio Papa, por lo que en un futuro cercano, seguirá tratando de hacer crecer su territorio, y de igual manera, será reconocido con el más grande título de todos: Emperador de los romanos.

Bibliografía:

  • Balard Michael, Genet Jean-Philippe. De los bárbaros al renacimiento Trad. Eduardo B. España: Arkal 1989 309 p

  • Lamb Harold. Carlomagno. Trad. Hernán Sabaté. España: Edhasa.2ª edición 2002.327 p

  • Eginardo. Vida de Carlomagno. Introducción, traducción y notas por Alejandra de Riquer. España: PPU. Colección de textos medievales 2.121 p

  • Palanque J. R. De Constantino a Carlomagno. Trad. J. Ruiz. España: Casal.1961 147 p.

  • Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2000. © 1993-1999 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

  • Cook R. William y Herzman B. Ronald. La visión del mundo medieval. Trad. Milagros Rivera Ganeta. España: Vicens- Vives. 1985. 338 p.

  • Página Web: http://es.wikipedia.org/wiki/Carlomagno. Wikipedia, la Enciclopedia Libre. Nota: Si bien no es muy fiable porque cualquier persona la puede modificar, también cita fuentes de suma confianza, como la anterior, por lo que se le tomó en cuenta.

'Carlomagno'

Balard Michael, Genet Jean-Philippe. De los bárbaros al renacimiento Trad. Eduardo B. España: Arkal 1989 309 p. P. 57.

Lamb Harold. Carlomagno. Trad. Hernán Sabaté. España: Edhasa.2ª edición 2002.327 p, p. 13

Ibídem, p. 18

Palanque J. R. De Constantino a Carlomagno. Trad. J. Ruiz. España: Casal.1961 147 p. p. 117

Lamb, Op. Cit., p. 27

"Carlomagno," Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2000. © 1993-1999 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

Cook R. William y Herzman B. Ronald. La visión del mundo medieval. Trad. Milagros Rivera Ganeta. España: Vicens- Vives. 1985. 338 p. p. 179

Lamb. Op. Cit. P 86

López S. Roberto. El nacimiento de Europa. Trad. Juan Godo Costa. España: Labor SA. 1968. 589 p. p 89

Balard, Op. Cit., p. 56

Lamb, Op. Cit., p. 30

Eginardo. Vida de Carlomagno. Introducción, traducción y notas por Alejandra de Riquer. España: PPU. Colección de textos medievales 2.121 p. P. 53

Ibídem, p. 60. Como nota adicional, debemos aclarar que los langobardos son los lombardos, se les menciona así por su característica de tener una barba sumamente larga, como símbolo de poder.

Halphen, Op. Cit., p. 77

Lamb, Op. Cit., p. 84




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Enviado por:Ninty Man
Idioma: castellano
País: México

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