Literatura
Cantar del Mío Cid
EL MITO DEL CID
De todos los mitos que la literatura castellana aportó a la Universal, sin duda es la del Cid la más trascendente. Convirtiéndose el héroe no solo en un ente de ficción, sino entroncándose como una figura representativa de todo un pueblo y una cultura.
"Mio Cid Rodrigo Díaz
en Burgos la villa entró;
hasta sesenta pendones
llevaba el Campeador;
salían a verle todos,
la mujer como el varón;
a las ventanas la gente
burgalesa se asomó.
Con lagrimas en los ojos
¡Que tal era su dolor!
todas las bocas honradas
decían esta razón:
¡Oh Dios y que buen vasallo
Si tuviese buen señor!"
El famoso personaje histórico castellano que llegó a ser el máximo exponente y paladín de la Reconquista Hispánica, con plena conciencia se da su misión unificadora. El Conquistador invulnerable de todas las batallas en que interviniera
"Pero Bermudez llegó
con la bandera en la mano
y la plantó en el castillo
conquistado en lo más alto
Habló Mio Cid Ruy Díaz,
el caballero esforzado:
Gracias a Dios de los cielos,
Gracias a todos sus santos
alojaremos mejor
a jinetes y a caballos"
El fue el Caudillo predestinado que logró engrandecer su tierra, muchas veces en contra y pesar de sus mismos reyes, transformándose por gracia de la poesía, más profunda y filosófica, que la historia misma en el concepto aristotélico, en el excelso símbolo de una raza, llegando a ser el héroe más universal de España.
"Toda la noche Mio Cid
se la pasó en la celada
como así le aconsejó
Alvar Fañez de Minaya:
¡Cid Campeador, que en buena
hora ceñiste la espada!"
Ya dijo Menéndez Pelayo : "Se levanta eternamente, luminoso con su luenga barba, no mesada nunca por moro, sino por cristiano". èl, junto con sus dos espadas, talismanes de victoria, resulta ser el producto de una misteriosa fuerza que se confunde con la naturaleza y forja el mito.
EL IDEAL CABALLERESCO
La historia del Caballero como héroe, con su espíritu encarna de protagonista poético el prototipo medieval del Ideal Caballeresco. España estaba con el Campeador, como Aquiles fue el Héroe de Grecia y Roldán el heròico y esforzado caballero. El Cid encarnaba todas las virtudes y hasta todos los defectos de su raza.
“ Habló entonces Mio Cid,
el que en buena ciñó espada
¡Martin Antolinez, vos
que tenéis ardida lanza
si yo vivo he de doblaros,
mientras pueda la soldada!
¡Gastado ya tengo ahora
todo mi oro y mi plata;
bien lo veis, buen Caballero,
que ya no me queda nada!".
Con los epítetos épicos, se realza la valentía y el arrojo que el Cid infunde a sus caballeros, dando a la historia una ambientación majestuosa. El Cid es ya para el mundo del espíritu, el héroe que encarna. Se trata de un protagonista poético, prototipo del manido ideal caballeresco según se concibió en la Edad Media.
Surge el temple moral del héroe en quien se entroncan y juntan los más nobles atributos del alma castellana. Su llana y familiar cortesía ingenua, nos brinda la grandeza sin énfasis y la imaginación más sólida que brillante, la piedad más activa que contemplativa y la ternura conyugal más honda que expresiva.
"Alegre se puso El Cid
como nunca estuvo tanto
porque de lo que más ama
las noticias le han llegado.
A doscientos caballeros
que salgan les ha ordenado
a recibir a Minaya
y a las damas Hijasdalgo;
el se quedará en Valencia,
cuidándola y aguardando,
que bien sabe que Alvar Fañez
todo lo lleva cuidado."
La lealtad al Monarca y la entereza para querellarse de sus desafueros por aquel realismo puro y sencillo de sus actos heroicos y humanos, en las que se van reflejando y dibujando, todas las virtudes caballerescas que constituyen el genio moral y poético de la Raza Hispana.
En el Cantar del Mio Cid se perfila el tipo de un heroísmo que sin despojarse de su valor individual, toma una personalidad propia y luminosa, genial y atractiva, que se convierte en símbolo representativo y en la figura mítica de toda una literatura.
" Preparados están todos
cuando esto el Cid hubo hablado
las armas bien empuñadas
firmes sobre sus caballos
Por la cuesta abajo llegan
las mesnadas de los Francos
en el hondo de la cuesta
y muy cerca ya del llano
ordenó atacar el Cid
Campeador bienhadado;
y así lo cumplen los suyos
con voluntad y buen grado."
Muy por encima de lo que han escrito sus historiadores contemporáneos -tanto los cristianos maravillados como árabes atemorizados- pasando de lado cronicones medievales, la figura egregia del Cid no podrá ser nunca la de un santo ni tampoco la de un rufián y forajido, ya que ni lo uno ni lo otro podría ser el resultado de la epopeya genial de un pueblo.
"Vierais allí tantas lanzas
todas subir y bajar,
y vierais tantas adargas
horadar y traspasar
tantas lorigas romperse
y sus mallas quebrantar
y tantos pendones blancos
rojos de sangre quedar
y tantos buenos caballos
sin sus jinetes marchar
a Mahoma y a Santiago
unos y otros claman ya
y por los campos caían
tendidos en el lugar
de la batalla los moros
unos mil trescientos ya."
El Campeador transformado en héroe se elevará para siempre, magnifico y sublime y como en la guerra invulnerable a las pasiones partidistas, en las alas eternas de la poesía a lo largo de toda la Edad Media, para convertirse en el personaje principal del Romancero Español.
LA EPOPEYA DE LA HISTORIA
En el Cantar del Mio Cid se perfila el tipo de un heroísmo que sin despojarse de su valor individual, toma una personalidad propia y luminosa, genial y atractiva, que se convierte en símbolo representativo y en la figura mítica de toda una literatura.
" Preparados están todos
cuando esto el Cid hubo hablado
las armas bien empuñadas
firmes sobre sus caballos
Por la cuesta abajo llegan
las mesnadas de los Francos
en el hondo de la cuesta
y muy cerca ya del llano
ordenó atacar el Cid
Campeador bienhadado;
y así lo cumplen los suyos
con voluntad y buen grado."
Muy por encima de lo que han escrito sus historiadores contemporáneos -tanto los cristianos maravillados como árabes atemorizados- pasando de lado cronicones medievales, la figura egregia del Cid no podrá ser nunca la de un santo ni tampoco la de un rufián y forajido, ya que ni lo uno ni lo otro podría ser el resultado de la epopeya genial de un pueblo.
"Vierais allí tantas lanzas
todas subir y bajar,
y vierais tantas adargas
horadar y traspasar
tantas lorigas romperse
y sus mallas quebrantar
y tantos pendones blancos
rojos de sangre quedar
y tantos buenos caballos
sin sus jinetes marchar
a Mahoma y a Santiago
unos y otros claman ya
y por los campos caian
tendidos en el lugar
de la batalla los moros
unos mil trescientos ya."
El Campeador transformado en héroe se elevará para siempre, magnifico y sublime y como en la guerra invulnerable a las pasiones partidistas, en las alas eternas de la poesía a lo largo de toda la Edad Media, para convertirse en el personaje principal del Romancero Español.
LOS CAPRICHOS DEL JUGLAR
Desde que se conocen los ardores sentimentales del Romanticismo que a mano de uno o muchos juglares, desarrollaron temas épicos y poéticos, destaca la persistencia del Cid como héroe literario.
" Sobre el caballo Babieca
el Campedador montó:
Aquí os lo digo, ante el Rey
Don Alfonso, mi Señor;
quien fuera ir a las bodas
a recibir algún Don
puede venirse conmigo
No habrá de pesarle, no".
La voz de los juglares castellanos difundía por las aldeas y palacios las hazañas de aquel Campeador invencible, cuyos hechos rebasaban la historia, para ascender al ámbito de la hermosa y delicada poesía.
" Se persignaba la casa
y a Dios se fue a encomendar
y muy contento se encuentra
del sueño que fue a soñar
Otro día, de mañana
empiezan a cabalgar
es dia postrer del plazo,
sabed que no quedan más.
Hacia la Sierra de Miedes
se marchan a descansar
al lado diestro de Atienza
que es tierra de moros ya".
Así nacía uno de aquellos "Cantares de Gesta" que transmitido de unos juglares a otros, se iba refundiendo a lo largo de su difusión oral, que heredaban las sucesivas generaciones, para las que la figura del héroe adquiría proporciones épicas.
SEMBLANZA HISTÒRICA
El Cantar del Mio Cid es el más antiguo documento epico que se conoce, ya que aunque se tiene conocimiento de que existieron cantares o rapsodias en loor del Cid, como bien atestigua un Cantar Latino sobre la Conquista de Almería, es cierto que en la actualidad no se tienen a mano esas primitivas rapsodias que serían el nexo entre el citado Cantar Latino y ese cantar de gesta que narra las andanzas del Cid a lo largo de las más gloriosas etapas de su vida.
" Cuando los vió el atalaya,
comenzó a tañer la esquila;
prestas están las mesnadas
de las gentes de Ruy Diaz;
con denuedo se preparan
para salir de la Villa.
Al encontrar a los moros
les arremeten aprisa,
hechándolos de las huertas
aquellas de mala guisa;
quinientos de ellos mataron
cuando hubo acabado el dia."
Desfila a lo largo de todo el Cantar, bajo la triunfante marcha de sus rudos versos y épica balbuciente, la egregia figura del héroe castellano, con una elevación moral que de manera constante e insobornable en sus acciones y empresas, nos dejaran a la vista del lector al Cid, como una persona humana y sutil, aureolada de una personalidad que lo transfigura e idealiza, convirtiéndolo en el arquetipo de la Epopeya Nacional.
" ...Pueda ver el día en que
pueda pagarte con algo.
Vengo Cid Campeador
y buenas noticias traigo;
para vos seiscientos marcos
y yo treinta me he ganado
mandad recoger la tienda
y con toda prisa vamonos
que en San Pedro de Cardeña
oigamos cantar el gallo..."
El carácter del Campeador, que rezuma de todo el poema ha de quedar indeleble, ya para siempre, en el acervo épico de Castilla, a través de los siglos, gracias a la impresionante fuerza poética que el primitivo juglar que lo compusiera logró infundirle.
UNA GESTA CASTELLANA
Este relato de gesta que constituye el más antiguo documento conocido de la Leyenda del Campeador, fue un cantar vivo desde mediados del Siglo XII, en la tradición oral de los juglares que recorrían de cabo a rabo las áridas tierras castellanas.
Ellos no tuvieron que hacer ningún esfuerzo para darle ambientación histórica, ya que los hechos y personajes que cantaban, estaban todavía presentes en la Tradición de la sociedad que los escuchaba.
" Mi caballeros, poned
a recaudo las ganancias;
y guarneceos aprisa
con vuestras mejores armas,
porque el Conde Don Ramón
darnos quiere gran batalla.
Y de moros y cristianos
trae gentes muy sobradas
y si no nos defendemos
podrían vencernos por nada.
Nos seguirían si marchamos
aquí sea la batalla
cinchad fuertes los caballos
y vestios de las armas..."
La verdad histórica de sus acciones, bien podía pasar sin alteración al relato poemático con un verismo exacto que no impedía la poetización de la realidad. El juglar anónimo que lo compusiera desarrollaba toda la acción poemática, sobre un fondo detalladamente histórico y nunca se dejó llevar por una fantasía anti histórica.
" Mucho le plugo a Alvar Fañez
lo que le dijo Don Rodrigo
al Clerigo Don Jeronimo
le dan el cargo de Obispo
de la Sede de Valencia
donde puede hacerse rico.
¡Oh Dios entre los cristianos
cuanto era el regocijo
porque en tierras de Valencia
ya había Señor Obispo..."
No necesita el juglar recurrir a falseamientos de la historia, para conseguir cuando el caso lo requiere, momentos de emoción lírica o dramática, por que se ve que para ello, le sobran recursos de la mejor calidad literaria.
AUTOR DEL CANTAR
Los cantares de gesta como bien se sabe, son anónimos, de corte y obra popular, que acaban y terminan haciéndose tradicionales, enraizados en el pasado y con una vitalidad y fuerza, que los proyecta hacia el porvenir, haciéndoles perdurar a lo largo de los siglos.
Al aparecer en boca de juglares sin poder precisar cuando se hicieron populares, pero de razón es pensar que hubiera un misterioso autor, que empleara una técnica adecuada, para que posteriormente en una función refundidora se siguieran recitando a través de sucesivas transmisiones orales
" Aqui comienza la gesta
de Mio Cid el de Vivar.
Una vez hubo acampado
en el puesto de Olocan
dejando ya Zaragoza
y aquellas tierras de allá
dejó atrás Huesa y las tierras
que llaman de Montalban.
Ahora hacia la mar salada
ya comienzan a guerrear
a Oriente donde el sol sale
hacia aquella parte irá
El Cid a Jerica y Onda
gana, y a Almenara va..."
Uno de los más doctos y estudiosos investigadores del Cantar del Mio Cid, Don Ramón Menéndez Pidal, hubo de plantearse el problema de quien escribiera el más antiguo y representativo Cantar de Gesta Castellano.
Basándose en las características del lenguaje que el juglar emplea, así como el conocimiento geográfico que demuestra tener, pudo llegar a deducir, que el desconocido autor había de ser de las altas tierras de la actual provincia de Soria. Habiendo probablemente vivido en el sector entre San Esteban de Gormaz y Luzón, tal vez en Medinacelli, ya que describe los parajes pormenorizadamente con detalle y con cariño.
CÒDICE DE VER ABBAT
Sabemos que todos los Cantares de Gesta, o su inmensa mayoría, fueron difundidos por el cantico de los juglares, por los caminos y por las anchas plazas de las aldeas y pueblos de Castilla. Su tradición era oral y el público las conocía evidentemente al oirlos recitar. Pero para poder recitarlos covenientemente, pese a la siempre posible modificación a causa de la improvisación por olvidar alguna estrofa, los juglares solían hacer copias para poder memorizar dichos Cantares.
Estas solían ser bastante deficientes, fragmentarias y nunca fieles y escrupulosas, con el paso del tiempo se perdían, se destruían o se deterioraban, salvo que alguna fuera conservada, ya por algún interesado coleccionista o algún cronista de la época deseoso de copiarlas en sus escritos.
Sin embargo no se ha encontrado rastro alguno del manuscrito del Cantar del Mio Cid en la versión original que diera el juglar de San Esteban de Gormaz, pero si el texto ya refundido por el de Medinacelli, al parecer tomado de una copia de las más antiguas, aunque probablemente no el original de 1140.
Así que el único códice conocido del cantar bien podría ser uno hecho tardíamente aunque con espíritu arcaizante, por un tal Per Abbat, nombre que se sabe y conoce, porque así lo consigna el mismo al final del manuscrito, con la fecha que reduciéndola a la cronología actual es la del mes de mayo de 1307.
Ningún dato más se tiene de este copista, sino que tal era su nombre, ya que el "Abbat" que consigna es el apellido y no un cargo monacal, como algún historiador ha querido hacer constar. Se trata de un pequeño códice de grueso pergamino que consta de 74 hojas, escritas por ambas caras, figurando 3.731 versos anisosilábicos continuadamente escritos. Falta la primera hoja del códice, así como otras dos hacia el final.
¿Que ocurrió con esas hojas que faltan? He aquí el misterio, aunque quizás el tiempo o alguna distracción o robo actuarán.
La historia de este manuscrito es interesante y enigmática. Se sabe que estuvo en el Consejo de Vivar desde tiempo inmemorial, de allí pasó a un Convento de Monjas del lugar, donde fue descubierto en 1775 por Don Eugenio Llaguno y Amirola. De allí pasó por varias manos para terminar en la Biblioteca Nacional el 20 de Diciembre de 1960, cedido por la Fundación Juan March, que lo había comprado anteriormente por 10 millones de pesetas a los descendientes del Marquesado de Pidal
CONCLUSIONES
El "Cantar del Mio Cid" y por consiguiente la figura mitica del Cid Campeador, es sin duda alguna un mito trascendente, pero al mismo tiempo una obra maravillosa que el pasado nos legó a todos los que hablamos castellano.
El Cid es ya para el mundo del espíritu el héroe que encarna, como protagonista poético, el prototipo del ideal caballeresco según se concibió en la Edad Media, podríamos decir que salvando las distancias nos relata de manera poética, unas gestas en las áridas tierras de Castilla y en las playas del Levante español, como bien pudieron ser otras que abordamos cuando hablamos y relatamos hechos históricos y míticos del Grial o de la Leyenda de Camelot.
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Enviado por: | Toty |
Idioma: | castellano |
País: | Colombia |