Historia
Cambios Económicos en el Siglo XIX
Los cambios económicos (parte A: el atraso económico.
Condiciones previas a la revolución industrial
El crecimiento de la población española
El sector agrario: las desamortizaciones
Consecuencias sociales y económicas
Condiciones previas a la revolución industrial: España encontrará problemas para acondicionarse a la revolución industrial tardando muchísimo mas en despegar industrialmente que el resto de Europa. La fecha de este despegue es inexacta llegando algunos a afirmar que este despegue no se producirá hasta 1960 con la dictadura del general Franco.
El economista Gabriel Tortella nos habla de una situación de estancamiento económico, esto significa que si bien el crecimiento económico no se ha paralizado (se creará la red ferroviaria, la población aumentará de 14 a 19 millones de habitantes, las ciudades experimentarán ensanches en su crecimiento y las industrias siderúrgicas y algodoneras se duplicarán) este crecimiento es mucho menor al de los países de la Europa del norte, nuestra renta nacional (conjunto de bienes y servicios) crece más lentamente que el resto de Europa con lo que las diferencias se agudizan con el tiempo.
El propio Gabriel Tortella va a relacionar la situación de España con la de el resto de Europa sacando la siguiente conclusión: los países del sur de Europa (los mediterráneos) se encuentran en clara inferioridad económica ante los del norte. La situación de España era compartida por Italia, Grecia y en peor situación los países que formarán Yugoslavia.
Ante esta situación muchos historiadores y economistas se aventuraron a lanzar hipótesis, ninguna de ellas puede creerse realmente cierta pero según Max Neber esta diferencia económica podía deberse a una diferencia religiosa.
Max Neber relaciona la ética del catolicismo (imperante en Europa mediterránea) que predica con una concepción de la vida sumida en la restricción y no dándole valor a las riquezas. Sin embargo, los países de la Europa del norte (protestantes) si le dan valor a la riqueza porque para ellos significaba una “señal” de lo que más tarde será su vida después de la muerte, de ahí que los protestantes tengan más afán por ganar dinero.
Historiadores católicos desmentían esta hipótesis aludiendo a la condición de protestante de Neber y dan ejemplos de las ricas ciudades italianas y al próspero país belga de ideología católica. Pese a todo es la hipótesis más aceptada.
Retornando a la España de entonces son evidentes las lagunas tecnológicas aplicadas a la agricultura, mientras el norte de Europa aplicaba la tecnología al campo en España se utilizaban métodos artesanales. Políticamente, la Europa protestante aprovechó la ruptura con la iglesia católica para liberalizar sus terrenos y repartirlos a campesinos mientras que España continuaba sumida en un mercado de tierras inmóviles.
España presenta pautas que dificultan el progreso, son peculiaridades como la distribución geográfica de los recursos (se encuentran en la periferia de España como el carbón asturiano, el hierro vasco o minerales andaluces), los problemas orográficos (la peculiar orografía española dificulta la construcción de nuevas infraestructuras de comunicación), la climatología (existen amplias zonas de España con problemas de recursos hídricos)... en el plano histórico mientras los países colonizaban territorios favoreciendo su desarrollo el imperio Español está en sus últimos momentos ya que ha perdido toda colonia excepto Cuba y Puerto Rico.
Todos estos problemas pueden minimizarse realizando una correcta política económica pero en España la política económica también va a ser errónea.
Durante los años 1856 - 1864 a España van a llegar una gran masa de capitales procedentes del extranjero. Banca extranjera, comerciantes que se asentarán en la periferia va a crear un capital que irá destinado a las arcas del estado. Ante las dos opciones existentes (mandarlos al capital social fijo o utilizarlos en actividades directamente productivas) el estado elegirá enviarlos al capital social fijo y reinvertirlos en la red ferroviaria.
El objetivo de esta inversión era promover la prosperidad nacional a través del crecimiento haciendo un desarrollo vía “exceso de capacidad”. Esto significa que el estado pretendía facilitar el crecimiento de la nación mediante comunicaciones por ferrocarril. Esta medida plantea problemas y como el propio Gabriel Tortella afirmó son medidas de tipo permisivo que no quitan los obstáculos tradicionales a la industria esta política implica también el llamado “efecto de conexiones hacia atrás” que fortalece las industrias vinculadas al ferrocarril (acero, maderas) aunque tuvo ese efecto, no fue beneficioso ya que ayudó a la exportación de acero extranjero.
El capital del inversor de España es invertido en su mayoría al sector público en forma de bonos, obligaciones y participaciones. El estado necesita de ese capital para cubrir gastos ya que normalmente con los impuestos no se sufragan los gastos, así se emiten participaciones en los que particulares actúan de acreedores del estado. El inversor elige al estado para hacer el préstamo por su fiabilidad y su estabilidad, su aparato administrativo y una campaña publicitaria que llama al inversor provoca que la mayoría de los capitales fueran invertidos en el propio estado. Conviene recordar que el estado nunca quiebra y ofrece máxima seguridad económica. Estos pagarés en el pasado habían sobrevivido con problemas: particulares cedían sus capitales al estado por un plazo cobrando unos intereses pero cuando ese plazo vencía estos capitales no podían ser devueltos. El gobierno procedía a la renovación de ese capital por otro plazo de tiempo eternizándose así la devolución. Gracias a las desamortizaciones, todos aquellos a los que se le debía dinero cobraron el importe de su inversión en tierras, esa era la manera del gobierno para avalar esos préstamos. La seguridad que este sistema desprende atrae la atención del inversor hacia el sector público atrasando así el privado, con datos de aquellas fechas el sector privado debería ofrecer un rendimiento del 12% para poder competir, ante la imposibilidad de competir las inversiones en el sector privado van a caer.
A costa del déficit público y de su obsesión con la construcción del ferrocarril el gobierno atrajo la inversión en masa abandonando a su suerte al sector privado lo que obstaculizará gran parte del crecimiento económico de la nación.
El crecimiento de la población: En esta época en España se va a llevar a cabo (a la vez que en toda Europa) la transición demográfica que supondrá un salto del régimen preindustrial (altas natalidades y mortalidades) al régimen industrial (natalidad y mortalidad bajas).
Se puede observar que en la primera mitad del siglo XIX el crecimiento es rápido y superior al de la media europea, en 1800 pueblan España 10 millones de personas, en 1857 viven en nuestro país 15,5 millones de personas y ya en 1900 la población pasa a 18,5 millones, la segunda mitad del siglo realentizará el ritmo de crecimiento siendo esta una fase de emigración que anula el crecimiento vegetativo.
Este crecimiento es alto ( del 5 y 6 por mil acumulativo anual) pero este crecimiento es interrumpido por periodos epidémicos, crisis alimentarias... La natalidad es muy alta aunque comenzará un tímido descenso (en 1859 el 35 por mil y en 1900 el 33,8 por mil) y la mortalidad permanecerá estacionaria en torno al 28 por mil.
El descenso más sensible de la natalidad tendrá lugar en las zonas más integradas en la economía industrial (mediterráneo) registrando la menor natalidad en Barcelona, la máxima correspondía a Extremadura y las dos Castillas de economía eminentemente rural.
La mortalidad va a estar condicionada por elementos exteriores: epidemias, las guerras coloniales y carlistas, las crisis graves de subsistencia que pese a la existencia del ferrocarril para transporte las malas cosechas repercutían en la alimentación.
La población sigue las pautas del siglo XVIII que busca la periferia (Asturias, Pais Vasco, Cataluña) que impulsará una “economía dual” con la periferia integrada en una economía industrial y el centro en una economía eminentemente agraria.
En cuanto a migraciones, la primera mitad del siglo XIX asiste a migraciones muy suaves desde el mediterráneo a Francia y Argelia de carácter temporal, aparte las migraciones a América van a ser suaves hasta que en 1825 se cortan radicalmente por la independencia colonial y una corriente de emigraciones políticas de carácter temporal a Francia o Inglaterra.
En la segunda mitad del siglo la tendencia cambiará, el desfase económico de ciertas regiones impulsarán migraciones interiores a través de la red ferroviaria. A Barcelona llegan desde Valencia y Murcia, a Valencia desde Teruel y Cuenca y a Bilbao procedentes de Navarra. En 1890 un movimiento migratorio de grandes masas provocarán la migración en bloque del sur al norte de España que beneficiará a las ciudades y transformará a los campesinos en obreros industriales.
Las migraciones exteriores van a ser calificadas de plaga en la segunda mitad de este siglo en la que la reducción de población provocada por las migraciones estará patente.
La antes se contemplaban medidas que dificultaban las emigraciones pero los trámites van a ser flexibilizados quitando muchas de las trabas existentes para la salida de los ciudadanos. Este hecho provocará que en sólo dos décadas desde 1880 hasta 1900 la cifra de 215.000 habitantes abandonan el país y esta cifra aumentará a lo largo del siglo.
Los emigrantes se dirigen hacia Argelia que acababa de ser colonizada por el método de insertar colonias europeas en el país. Muchos españoles emigraron para colonizar Argelia aprovechando los problemas de población que Francia tenía. Una población francesa escasa y envejecida utiliza los inmigrantes para su expansión.
Sudamérica (sobre todo Argentina y Brasil) serán el segundo foco de emigración. Estos países tienen una incalculable riqueza (minas, metales, agricultura) pero encuentran problemas en la falta de población, para subsanarlos se aplican políticas populacionistas para atraer población y lograr así un máximo rendimiento de sus condiciones. Estos emigrantes van a partir desde los puertos de la periferia, sería un error censar como gallegos, asturianos, cántabros o canarios pese a que de estas comunidades son de las que más emigrantes salen. Estos emigrantes solían proceder del interior de la península que por medio del ferrocarril accedían a los puertos de la periferia peninsular dónde se inscribían como inmigrantes de ahí que muchos de ellos fueran censados como nativos de estas comunidades sin serlo realmente.
El sector agrario: las desamortizaciones: La agricultura se encuentra afectada en estos momentos por una gigantesca operación de compraventa de tierras, el 20% del territorio nacional fue objeto de comercio y en esas tierras se incluían el 40% de la superficie cultivable y afectaba a la 3ª o 4ª parte del valor de la superficie respecto al conjunto. Estas operaciones se traducen en una expansión notable de los cultivos, los propietarios institucionales (ayuntamientos, estado, terratenientes, iglesia...) que no las trabajaban vendían tierras a particulares, personas físicas que trabajaban esos terrenos con la idea de obtener beneficios. Aportaban capital, deseo de beneficios y de eficacia que se tradujo en la obtención de pingües beneficios que antes eran impensables para las mismas tierras.
Es difícil conocer la extensión real de los cultivos pero tomando como referencia la vid y el olivo se puede conocer parte del desarrollo: el trigo pasa de 2.900.000 hectáreas en 1800 a 5.600.000 hectáreas en 1850 doblando casi su extensión, la vid evoluciona de 400.000 ha en 1800 a 1.200.000 en 1860 y a 1.450.000 en 1900 al igual que ocurrirá con otros cultivos.
El trigo en la primera mitad de siglo va a recibir la mayor expansión debido al crecimiento de la población, existe mayor demanda por lo que la rentabilidad de estos productos era casi garantizada pero desde el gobierno se aplicarán medidas proteccionistas ante la importación de grano convirtiendo el comercio de cereales en exclusivamente interior. Durante la primera mitad de siglo se registran buenas cosechas y España será autosuficiente pero a partir de 1860 la superficie de cultivo se reducirá y pese a la aparición de abonos químicos para los cultivos se sucederán las malas cosechas llegando a la necesidad de importar.
El olivo español en Andalucía y el bajo Aragón es muy estable comenzando un levísimo despegue a finales de siglo pero sus especiales condiciones naturales le impiden crecer por la geografía española. Su comercio responde a los hábitos de consumo: el aceite de oliva es un elemento típico en la alimentación española y en ibero América con la llegada de los españoles se comenzará a consumir este producto tímidamente provocando exportaciones.
La vid triplica su extensión hasta 1860 y comienza un avance desde sus zonas típicas hasta el interior, se incrementan sus rendimientos comenzando a cultivarse como grandes extensiones de altos beneficios. Poco a poco coge peso económico convirtiéndose en un producto fundamental, comienzan la instauración de bodegas y la crisis del viñedo francés le dejará en posición estratégica. El viñedo francés en 1868 es invadido por la filoxera dejando inútil sus plantaciones en un plazo de 10 años por lo que un producto de máximo consumo en Francia debe ser exportado desde España. Estas ventas permiten que el viñedo y los vinicultores ganen sumas importantes de dinero y se extienda el cultivo.
En 1879 el mismo problema atacará el viñedo español afectando a toda la comunidad vinícola española creando una grave crisis económica y social llevando a los campesinos a la desesperación y muchos deciden emigrar. La reconstrucción de esos viñedos va a ser encargada a los catedráticos de agricultura de los institutos siendo esta una solución cara sólo al alcance de grandísimos propietarios que arriesgaran capital sin miedo a arruinarse. Esta solución llegará tarde y mal con lo que el mercado francés recupera su supremacía.
Una nueva agricultura surge bajo la forma de frutales y cultivos de regadío en la fachada mediterránea para la exportación (avellanas, almendras, frutas, legumbres, naranjas...) que impulsará la creación de una industria paralela a esta agricultura, la llamada agroindustria. Industrias conserveras y azucareras de remolacha que ganarán mayor peso con la pérdida de la colonia de Cuba, principal exportador de azúcar.
Las desamortizaciones son un conjunto de medidas estatales para liberar tierras acumuladas en “manos muertas” (no trabajadoras de esas tierras) y lograr venderlas para ponerlas en marcha quedando los nuevos propietarios libres de trabas.
Esta desamortización tiene como objeto provocar un cambio de la propiedad de los terrenos y a la vez de su situación jurídica. Hasta ahora la iglesia (la mayor perjudicada en todas las desamortizaciones) poseía grandes extensiones de terrenos que eran meramente representativas ya que nadie las trabajaba. Las tierras de la iglesia se nacionalizarán ( o sea, pasarán a ser propiedad del estado) y más tarde serán ofrecidas al mercado en subasta pública todo ello, como establece el concordato de 1851, a cambio del sostenimiento económico de la iglesia católica.
Antes de la desamortización como tal (se considera la primera a la de Mendizábal) tienen lugar intentos infructuosos como la llevada a cabo por Godoy tras la guerra contra Francia o un intento en el trienio liberal que afectarán a pocas tierras con beneficios casi nulos.
En 1836 con la promulgación de unos decretos comienza la llamada primera desamortización o desamortización de Mendizábal que, sin embargo había comenzado a gestarse en 1834 con medidas tales como la devolución de las tierras compradas durante los anteriores intentos de desamortización a sus compradores. Estas tierras, por ejemplo, la desamortización llevada a cabo por el trienio liberal fue anulada por Fernando VII dejando a los compradores de esas tierras sin ellas y devolviéndosela a los desamortizados. Mendizábal las va a devolver a sus compradores.
El estado necesita dinero, el ejército carlista está sitiando Madrid y la invasión es inminente por lo que se necesita dinero para evitar el triunfo del carlismo, se busca además liberalizar tierras y lo más importante: la desamortización es una medida que puede hacer popular al estado, cara al público la desamortización es una oportunidad para el pueblo llano de manera que estos apoyarán al régimen liberal.
La desamortización se alargará en el tiempo con periodos de altibajos, las desamortizaciones son ideas típicamente progresistas y mientras estos estén en el poder esta avanzará, cuando los moderados alcancen el poder la detendrán. La regencia de Espartero (1841 - 1843) va a significar el auge de las desamortizaciones pero el retorno del moderantismo en 1843 la frenará en seco, ocurre igual con gobiernos de Narváez, O´Donell...
Historiadores contemporáneos señalan que la desamortización ha sido sobre valorada, dejan patente su importancia pero la reducen mucho. Estos historiadores argumentan que los capitales que se han movido gracias a esta medida son mucho menores que los movidos por el ferrocarril y que no supuso un cambio radical como cabría esperar en el campesinado (incluso la situación de estos empeoró). No culpan a la desamortización de los nuevos latifundios creados tras esta y argumentan que la masa de tierras en mercado no tuvo tanta importancia.
La desamortización se crea de manera que Mendizábal y sus colaboradores deciden crear el mayor número de lotes de tierras posibles, así se conseguía que las tierras incluidas fueran pequeñas, baratas y repartidas. Se constituyen comisiones de agricultores locales en cada ayuntamiento encargados de tasar las tierras como perfectos conocedores del terreno que son limitándose las acciones del intendente a la resolución de posibles conflictos o discrepancias.
Se establece un método de pago aplazado de estas tierras que con una entrada del 20% del valor de compra y en 8 plazos (si se pagaba con títulos de deuda pública) o 16 plazos (si el pago era en metálico). El estado recibía los bonos de deuda publica por el valor de las tierras y daba por liquidada esa deuda con el contribuyente, el dinero que obtenía por los pagos en metálico era usado para comprar títulos de venta en la bolsa e ir reduciendo la deuda.
El acreedor del estado se beneficia al conseguir que su préstamo sea devuelto pero existen “listillos” que enterados de las operaciones del gobierno acuden a la bolsa (antes de la compra del estado de su deuda, los títulos de deuda se habían devaluado de manera que se pagaban a la mitad de su valor nominal) y compran estos títulos a mitad de precio. Con estos títulos se compraban tierras o se cobraban a su valor real sacándoles un alto rendimiento.
Estos compradores compraban así tierras a valores mucho menores que el real convirtiendo la desamortización en la panacea de los especuladores, grandes caciques terrenales florecen y prosperan.
Para tratar de evitar las irregularidades en las subastas los grandes lotes de terrenos eran subastados paralelamente en Madrid y en la capital de provincia a la que pertenecieran y el mejor postor acababa como propietario. La burguesía Madrileña adinerada ganan la mayoría de esas subastas adquiriendo gran parte del territorio.
La desamortización, por regiones, deja la zona norte sin casi mercado de tierras ( la iglesia tenía muy pocos terrenos en el norte, por tanto pocos fueron desamortizados) pero el valle del Guadalquivir (Andalucía), las dos Castillas y Valencia son blanco de la mayoría de las operaciones. La nobleza no acudirá a estas subastas, ellos ya eran grandes propietarios y no necesitaban más terrenos dejando el camino llano a los más beneficiados: las burguesías.
La burguesía local compra los peores lotes, disponían de escaso poder monetario para competir y compran terrenos pequeños. La burguesía provincial aprovechará la ocasión para comprar lotes aceptables y formar grandes unidades de producción. La burguesía de Madrid compra los mejores lotes, los más grandes, prósperos y productivos ganando las más importantes subastas.
El 1 de Mayo de 1855 comienza la llamada segunda desamortización o de Madoz con la llamada ley de desamortización nacional. El estado y sus propiedades va a ser desamortizadas junto con los bienes que aún conserva la iglesia. Cuatro años antes se había firmado el Concordato con el vaticano que exige el detenimiento de las desamortizaciones, este acuerdo es conculcado ante el asombro de la comunidad cristiana.
Los sistemas de pago serán modificados, ya no se puede pagar con deuda pública, los pagos serán en metálico en 15 plazos y sufrirá los mismos problemas políticos (progresistas - moderados) que la anterior.
La superficie en venta es mucho mayor y se van a establecer medidas para que los sectores humildes compren tierras, efectivamente que algunos campesinos compraron tierras pero de nuevo los burgueses compraron la mayoría de las tierras.
Los campesinos más pobres y los jornaleros son perjudicados al perder los llamados “bienes de propios” o bienes comunales del ayuntamiento. Estos eran terrenos de propiedad municipal cedidos con el objeto de su explotación a los más pobres. Estos terrenos son vendidos y sus nuevos propietarios, lógicamente, restringen su uso. Al final de siglo el estado caerá en la cuenta del daño hecho a este sector e impulsará medidas para que las tierras comunales no vendidas aún fueran recompradas por los ayuntamientos.
Existe además un perjuicio añadido, la ruina de las haciendas locales al ya no poder explotar sus terrenos propios (cobraban arrendamietos por ellos) dejan sin sustento algunos servicios municipales con lo que por primera vez el ayuntamiento se verá obligado a cobrar impuestos municipales para sufragar gastos. Los habitantes de las pequeñas ciudades, en su mayoría gentes humildes, ven como la desamortización agrava aún más su situación.
La desamortización de Madoz no fue planteada como una reforma agraria (esta no se dará hasta la segunda república) y agrava las diferencias sociales entre pueblos ya que hundió economías ya de por sí deprimidas (gracias a los impuestos) y no provocó los cambios en la estructura de la propiedad agraria que se esperaban.
Consecuencias sociales y económicas: A lo largo del siglo se acabará definitivamente con la sociedad estamental del siglo pasado y supondrá la superación del antiguo régimen.
La nobleza asistirá a un proceso que pondrá fin a las vinculaciones de bienes (o de tierras), este proceso se lleva a cabo a lo largo de las diferentes constituciones desde el antiguo régimen (de 1812 en adelante). En 1820 se pone fin a las vinculaciones de patrimonio de aquí en dos generaciones, en 1836, 1837 y 1841 estas leyes se refuerzan y definitivamente se prohíben las vinculaciones de tierras y rentas. Pese a estas intervenciones la nobleza no ve alterado su modo de vida, la vasta extensión de sus propiedades y de sus negocios les permiten continuar en su estatus. Es representativo que en 1854 de los 53 mayores contribuyentes de España en materia de tierras, 43 sean nobles.
La iglesia sufre un desmantelamiento institucional y de patrimonio. La iglesia poseía atribuciones específicas estatales, algunas funciones eran delegadas en la iglesia por parte del estado, así tenían ciertos poderes sobre, no solo clérigos, sino también laicos. Su sistema fiscal mediante el cobro de impuestos es más prolífico que el estatal incluso, su enorme patrimonio de terrenos y cultural además del control sobre algunos jornaleros a su servicio les convierte en una potencia económica. Ese poder se va reduciendo desde la época napoleónica, en esa época los conventos se reducen a un tercio mediante medidas favorecedoras de la exclaustración. Esos religiosos que decidieran abandonar los conventos tendrían el apoyo del gobierno, esto provoca que el estado y la iglesia vayan perdiendo relaciones y se vayan enfrentando hasta que se recrudecen las discrepancias con motivo de las desamortizaciones. Con la desamortización la mayoría de las órdenes regulares masculinas (las más ricas en tierras y bienes) desaparecen mientras que las femeninas, carentes de bienes, sobreviven. Los sacerdotes perdieron parte de su patrimonio e ingresos pero gracias a las atribuciones que el estado les otorgaba (registro civil...) no sólo perduran sino que incluso crecen.
Con la caída del sistema estamental surge un nuevo modelo social que sustituirá los rígidos estamentos por flexibles clases sociales. Esta sociedad surge bajo ideas francesas de libertad, igualdad y propiedad que deberían ser institucionalizados para llegar a organizarlos, regularlos y adaptarlos a la sociedad. Este proceso durará años.
El principio de libertad se cierne sobre la libertad de las fuerzas productivas (trabajo, ganancias, comercio...) como algo libre. Se promulgará la libertad de propiedad y uso de las tierras, libertad de industria, libertad mercantil (incluía una liberalización de precios para dar pie a la competencia, el estado renunciaba a poner tasas logrando impulsar el comercio), libertad contractual en acuerdo bipartito (se liberalizan los contratos de trabajo suponiendo un claro peligro de explotación del trabajador).
La igualdad tiene un desarrollo parcial, sólo se pide la igualdad jurídica. Todos somos iguales ante la ley. En las relaciones socio económicas se acepta la desigualdad de condiciones como algo natural.
En cuanto a propiedad, esta lleva siendo desde 1812 declarada inviolable pero en 1837 se fija la posibilidad de expropiación que en leyes futuras será perfeccionada.
Como consecuencia a estos cambios, cara al mundo la sociedad se presenta como renovadora, flexible, de movilidad social y sin grandes diferencias entre grupos. En esta nueva sociedad de categorías sociales se va a dividir según el motor de la sociedad: la agricultura.
El número de arrendatarios disminuirá, por el contrario aumentan los propietarios y los jornaleros. Los propietarios ganarán peso político y formarán grupos de presión convirtiéndoles sus influencias en la clase dominante e influyente en la política.
El jornalero cobra por días trabajados y se sitúa en el otro extremo, su situación empeora con el tiempo rozando ya la esclavitud. Para que una minoría mejore su nivel de vida, la gran mayoría empeoró ostensiblemente sus condiciones.
El sector secundario (industrial) observa a principios de siglo el fenómeno del empresario- empleado (el empresario no sólo dirige la empresa sino que trabaja con sus empleados) pero poco a poco el fenómeno del maquinismo y sus beneficios llevarán al empresario a los despachos y a los trabajadores a la creación de un movimiento obrero. Estos obreros aún eran pocos y las organizaciones tenían un peso nulo, hasta final de siglo no entenderemos como tal a proletarios y el moviento obrero.
El sector servicios (terciario) va a estar compuesto por la servidumbre doméstica y los empleados públicos. De los funcionarios destaca la figura del cesante; funcionario contratado por un gobierno que, cuando este gobierno que le contrató sale del poder es despedido. Esto ocurrirá con cada cambio de gobierno llevando cerca del caos al estado.
RESUMEN DEL TEMA: LOS CAMBIOS ECONÓMICOS (PARTE A)
Condiciones previas a la revolución industrial: La situación en estos momentos es calificada de atraso económico, el crecimiento económico no se ha detenido pero este es menor al de la media europea. El economista Gabriel Tortella estudiará la situación de España y Europa llegando a la conclusión de una Europa de dos velocidades: el norte superior a la zona mediterránea. Max Neber justificará este hecho por la ética católica de los países mediterráneos cuyo espíritu ensalza la vida restrictiva mientras que la Europa del norte, protestante, si le da valor a la riqueza. Esta teoría será rebatida por algunos historiadores católicos. En España el atraso tecno-agrícola es evidente, se utilizaban métodos artesanales y la mayoría de las tierras estaban en manos de la iglesia católica mientras que en el norte de Europa los bienes de esta ya fueron liberados en su transición al protestantismo. Además, España presenta pautas que dificultan el progreso: la distribución geográfica de los recursos (todos en la periferia), la orografía montañosa, la climatología y la progresiva pérdida de colonias frente a la expansión colonial del resto de Europa que unida a las incorrectas políticas económicas sumirán a España en una crisis considerable. De 1856 a 1864 una gran masa de capitales extranjeros llegarán a España por la llegada de gentes poderosas a nuestro país, estos capitales serán reinvertidos en el ferrocarril. El gobierno veía en el ferrocarril la posibilidad de un desarrollo de España “vía exceso de capacidad” facilitando las comunicaciones, además se pretendía crear un “efecto de conexiones hacia atrás” que hiciera crecer los sectores vinculados al ferrocarril pero ese efecto benefició a la importación de productos. Los inversores españoles deciden invertir en deudas del estado, esas deudas eran solicitadas para sufragar gastos y los inversores verán en ellas seguridad, fiabilidad y un aval como las desamortizaciones para invertir en el estado. El sector privado se ve imposible de competir con el estado y las inversiones en el serán mínimas obstaculizando su desarrollo.
El crecimiento de la población: En esta época tendrá lugar la transición demográfica que supondrá el cambio del antiguo al moderno régimen demográfico. La primera mitad del siglo XIX registrará un crecimiento superior al europeo que se realentizará en la segunda mitad por las abundantes migraciones. La natalidad es muy alta aunque comenzará un tímido descenso, la mortalidad permanecerá estacionaria. En la segunda mitad de siglo disminuirá la natalidad (sobre todo en las zonas más industrializadas) y la mortalidad se verá condicionada por elementos exteriores. La población continúa las pautas del siglo XIII buscando las zonas periféricas creando así una economía dual (la periferia con economía industrial y el centro con agraria). Durante la primera mitad del siglo los españoles emigrarán a Francia, Argelia y hasta 1825, América pero la segunda mitad de siglo observará un cambio: abundan las migraciones interiores y en 1890 existirá una migración masiva de sur a norte, las migraciones exteriores se convertirán en plaga por la facilidad de trámites para salir del país. Los emigrantes se dirigen sobre todo hacia Argelia dónde los españoles fueron usados por Francia para colonizar este territorio y Sudamérica (Argentina y Brasil), estos emigrantes partían del centro peninsular que por medio del ferrocarril accedían a la periferia peninsular y de ahí hacia Argelia y América.
El sector agrario: las desamortizaciones: La agricultura se encuentra afectada por un gran movimiento de compraventa de tierras que afectará al 20% del territorio nacional traduciéndose esto en una notable expansión de los cultivos ya que tierras en manos muertas pasaron a propiedad de particulares. El trigo va a recibir en la primera mitad de siglo la mayor expansión gracias al crecimiento de la población y las medidas proteccionistas del gobierno. Durante esa primera mitad de siglo se registrarán buenas cosechas y España fue autosuficiente hasta que en 1860 el comienzo de las malas cosechas obligará a la importación. El olivo cultivado en Andalucía y el bajo Aragón es muy estable ya que su consumo responde a los hábitos alimenticios de los españoles. Con las migraciones a América los españoles instauran sus hábitos y el aceite de oliva es exportado.
La vid triplica su extensión hasta 1860 y comienza un avance desde sus zonas típicas al interior, comenzando su cultivo como grandes extensiones de altos beneficios. Comenzarán la instauración de bodegas que unida a la crisis del viñedo francés dejará al viñedo español en situación inmejorable. En 1879 la filoxera atacará nuestro viñedo y cesan las exportaciones a Francia creando una grave crisis económica y social. Una nueva agricultura surgirá en la fachada mediterránea (frutales y cultivos de regadío) que impulsará la creación de una industria paralela a esa agricultura (agroindustria). Las desamortizaciones son un conjunto de medidas para liberar tierras en manos muertas teniendo como objeto un cambio en la propiedad de los terrenos y de su situación jurídica. Tierras de la iglesia serán nacionalizadas y posteriormente vendidas a cambio del sostenimiento de la iglesia católica. En 1836 comienza la desamortización de Mendizábal que venía gestándose desde años antes, el estado necesita dinero para evitar el triunfo del carlismo y aprovechar para liberar tierras y hacer más popular el estado. La desamortización se alargará en el tiempo con periodos de altibajos provocados por los cambios de gobierno. Historiadores contemporáneos quitan importancia a la desamortización alegando que los capitales movidos son menores que los del ferrocarril y que no supuso el cambio radical en el campesinado. Mendizábal y sus colaboradores crean el mayor número de lotes posibles para reducir su precio para llegar al alcance de los campesinos. Se crea un sistema de pago aplazado con un 20% de entrada y 8 o 16 plazos pudiendo pagar en deuda pública en esos 8 plazos. El estado recogía la deuda pública y con el dinero que ganaba era utilizado para recomprar deuda pero multitud de especuladores aprovechan la ocasión. La burguesía, la local comprará los peores terrenos y la de Madrid, los mejores lotes. En 1855 comienza la desamortización de Madoz que incluye tierras estatales y las restantes de la iglesia violando el concordato de 1851, ahora los pagos serán en metálico en 15 plazos siendo la superficie de venta mucho mayor. Los campesinos y jornaleros se verán perjudicados por la venta de los terrenos de bienes “de propios” y la ruina de las haciendas locales por la venta de terrenos teniendo que cobrar impuestos. La desamortización agravará las diferencias hundiendo economías deprimidas.
Consecuencias sociales y económicas: Significa el fin de la sociedad estamental, los nobles perderán sus vinculaciones de terrenos y patrimonios pero no perderán valor adquisitivo. La iglesia sufrirá un desmantelamiento institucional y de patrimonio, se abolen ciertas funciones estatales de la iglesia y sus cobros impositivos, su poder se va reduciendo poco a poco creando un enfrentamiento con el estado hasta la desamortización. Los sacerdotes perdieron parte de su patrimonio, órdenes monásticas masculinas desaparecen...Con la caída del antiguo sistema nace uno nuevo de flexibles clases sociales bajo los principios de libertad, igualdad y propiedad. Se promulga la libertad de fuerzas productivas, de propiedad y uso de tierras, industria, mercantil y contractual. La igualdad es limitada a igualdad jurídica aceptando las desigualdades socioeconómicas y la propiedad será declarada inviolable desde 1812 con derecho a expropiación. Cara al mundo es una sociedad más flexible y sin grandes diferencias, disminuye el número de arrendatarios y aumenta el de propietarios y jornaleros. Los propietarios ganarán peso político mientras los jornaleros rozarán la esclavitud. El sector secundario se irá modernizando y mecanizando haciéndolo prosperar, sentando las bases de un futuro movimiento obrero mientras el sector terciario (servicios) se limitaba a la servidumbre y el funcionariado
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Enviado por: | Jairo Pello |
Idioma: | castellano |
País: | España |