El declive del Imperio Romano marca el final de la antigüedad clásica. Durante el siglo V, el imperio perdió territorios conquistados por los diversos pueblos invasores, a los que llamaban bárbaros. Un bárbaro era una persona que no era un ciudadano romano o no usaba el latín como idioma.
La invasión de los bárbaros sobre Roma se entiende siempre en guerra. Esto hizo que la agricultura y el comercio entre los comerciantes sea difícil, que era esencial para el imperio. La red de comercio y las rutas utilizadas para el mismo se convirtieron inseguras. El ejército romano no ayudó tampoco en las guerras. Muchos soldados eran extranjeros y se sentían menos leales al imperio que en los días de la república. Muchas legiones de soldados fueron desleales. La guerra civil comenzó entre legiones.
Roma dejó las batallas. Menos victorias significaban menos tesoros, incluidos los esclavos. Menos esclavos supusieron que muchos ciudadanos tuvieran que hacer el trabajo de los esclavos. Ellos trabajaron en las explotaciones agrícolas y eran técnicamente libres, pero nunca podían salir. Ellos entregaron muchos derechos a cambio de protección.
El imperio comenzó a transformar su gran tradición cultural y la política, con un rechazo de las tradiciones y valores populares durante la República Romana. El rechazo de los valores de la República significaba que ciertas partes importantes del gobierno habían fracasado y se habían desorganizado. Por ejemplo, cuando el Senado se derrumbó, muchos grupos de personas perdieron la representación y el poder en el gobierno.
Los historiadores piensan que la población disminuyó en muchas partes del imperio, incluida la ciudad de Roma. Debido a que un menor número de personas vivían en la ciudad, la fortificación para protegerlas eran menores. Cuantas mas personas vivían en el campo menos importante era escuchar al gobierno romano. La ciudadanía se convirtió en irrelevante y sin importancia. La idea de la ciudadanía se vio socavada.
Menos gente también significaba que el emperador no reunía la misma cantidad de dinero como antes. Para solucionar este problema, el emperador cobró mas impuesto a las personas. Los impuestos más altos eran malos para el imperio. Los altos impuestos dieron lugar a una gran distancia (espacio) entre la clase alta y clase baja. La clase media desapareció.
A finales del siglo III, la ciudad de Roma no era capital y otras ciudades fueron utilizadas como nueva capital administrativa. El imperio era demasiado grande para su control y el gobierno central se debilitó mucho. Después de la crisis del siglo III de Diocleciano y la división del imperio, éste fue gobernado por dos emperadores al mismo tiempo, uno en el oeste y otro en el este del país. Este hecho divide al imperio y complica su gobierno.