Religión y Creencias
Budismo
EL BUDISMO
1. INTRODUCCIÓN Budismo, religión fundada en el noreste de la India a partir de las enseñanzas y doctrinas impartidas durante los siglos VI y V a.C. por Siddhartha Gautama, más conocido como Buda o El Iluminado.
Pese a que en sus orígenes surgió como un movimiento monástico dentro de la tradición brahmánica dominante en aquel tiempo, el budismo se desarrolló pronto en otro sentido y adquirió características propias. Buda no sólo rechazaba algunos aspectos muy importantes de la filosofía del hinduismo, sino que también desafió la autoridad de sus líderes, no aceptó la validez de las escrituras védicas y se manifestó en contra del culto sacrificial basado en dichos textos. Además, Buda abrió su movimiento a personas de todas las castas, rechazando abiertamente la idea de que los asuntos espirituales de las personas estuvieran determinados por la clase social en la que nacen.
En la actualidad, el budismo está dividido en dos grandes escuelas: el budismo Theravada (Enseñanza de los Ancianos) y el budismo Mahayana (Gran Vehículo). Los seguidores de la rama Mahayana se refieren en forma despectiva a los de la rama Theravada usando el nombre de Hinayana o Pequeño Vehículo.
El budismo ha tenido una influencia muy importante no sólo en la India, sino también en países como Sri Lanka, Tailandia, Camboya, Birmania y Laos, donde la rama predominante es la Theravada. Por su parte, la rama Mahayana ha tenido una especial influencia en China, Japón, la isla de Taiwan, Tíbet, Nepal, Mongolia, Corea y Vietnam, así como en la India. Se estima que el número de miembros de la religión budista que hay en el mundo oscila entre los 150 y los 300 millones. La razón por la que existe una diferencia tan grande en esta estimación se debe a dos causas: en gran parte de Asia la afiliación religiosa tiende a no ser exclusiva; y resulta especialmente difícil poder estimar la influencia del budismo en países como China.
2. ORÍGENES DEL BUDISMO
El budismo, como la mayoría de las grandes religiones, ha ido evolucionando a través de los siglos.
2.1. Vida de Buda No hubo una biografía completa de la vida de Buda sino hasta siglos después de su muerte. En las primeras fuentes de información sólo se pueden encontrar algunos episodios fragmentarios de su vida. Sin embargo, los estudiosos occidentales generalmente están de acuerdo en señalar que Buda nació en el año 563 a.C.
Siddhartha Gautama, Buda, hijo del soberano de un pequeño reino, nació en Kapilavastu, cerca de la actual frontera entre India y Nepal. Según cuenta la leyenda, al nacer, los sabios de la zona vieron en él los signos de que llegaría a ser un gran hombre: quizás un gran sabio o el gobernante de un imperio. El joven príncipe Siddhartha creció al abrigo de una gran riqueza y mucho lujo, hasta que a la edad de 29 años tomó conciencia de lo vacía que había estado su vida hasta entonces y decidió cambiar. Renunció a todos sus bienes materiales y se dedicó a la búsqueda de la verdad y de la paz espiritual, buscando liberarse de los ciclos de la reencarnación. Durante los años que siguieron a esta decisión, se dedicó a practicar el yoga y adoptó una vida de absoluto ascetismo.
Poco tiempo después, Siddhartha optó por dejar esta vida, al considerar que no daba verdaderos frutos. Adoptó entonces el camino intermedio entre una vida de placer y una de total abnegación. Buda meditaba sentado bajo una higuera y pasaba por estados de conciencia cada vez más altos y profundos, hasta que consiguió llegar al nivel más elevado: la Iluminación. Una vez que llegó al conocimiento de esta verdad religiosa esencial, Buda entró en un periodo de fuerte lucha interior. Se dedicó a recorrer distintos lugares, predicando y congregando a un grupo de discípulos, formando con ellos una comunidad monástica que recibió el nombre de sangha. Consagró el resto de su vida a la enseñanza.
2.2. Las enseñanzas de Buda Buda transmitía sus enseñanzas de forma oral, por lo que al morir no dejó ningún testimonio escrito de sus ideas y pensamientos. De ello se encargaron más tarde sus discípulos.
2.2.1. Las Cuatro Nobles Verdades Los elementos centrales en los que se basaba la Iluminación de Buda estaban condicionados por la realización de las denominadas Cuatro Nobles Verdades: (1) La vida es sufrimiento. Esta afirmación va más allá del simple reconocimiento de la existencia del sufrimiento en la vida, y se refiere más bien a que la existencia humana es intrínsecamente dolorosa desde el momento del nacimiento hasta el de la muerte. Más aún, este sufrimiento ni siquiera desaparece con la muerte, ya que Buda incluyó en sus enseñanzas la idea hindú de que la vida es cíclica, por lo que la muerte simplemente precede a una nueva reencarnación. (2) La causa de este sufrimiento radica en el hecho de que el hombre desconoce la naturaleza de la realidad, y por ello siente ansiedad, tiene apego a las cosas materiales y mucha codicia. Estos defectos provocan su sufrimiento. (3) Se puede poner fin al sufrimiento si el hombre logra superar su ignorancia e ir más allá de las ataduras mundanas. (4) El camino para dar fin al sufrimiento es la Óctuple Senda (o Camino de las Ocho Etapas), que consiste en tener una adecuada visión de las cosas, buenas intenciones, un modo de expresión correcto, realizar buenas acciones, tener un modo de vida adecuado, esforzarse de forma positiva, tener buenos pensamientos y dedicarse a la contemplación del modo adecuado. Generalmente, estos últimos ocho puntos se dividen en tres categorías que conforman el pilar central del budismo: moral, sabiduría y concentración.
2.2.2. Anatmán
El budismo analiza la existencia humana partiendo de la base de que está formada por un conjunto de cinco realidades (skandhas): el cuerpo material, los sentimientos, las percepciones, la predisposición ante las cosas o tendencias kármicas y la conciencia. Cada persona es simplemente la combinación temporal de estas cinco realidades, que a su vez están sujetas a continuos cambios. Ninguna de ellas se mantiene igual ni siquiera en dos momentos consecutivos. Los budistas niegan que este conjunto de cinco realidades, ya sea en forma individual o conjunta, pueda ser considerado como una existencia independiente y permanente, o el alma (atmán). De hecho, consideran erróneo concebir que exista siquiera una unidad permanente que sea un elemento constitutivo del hombre. Buda sostenía la idea de que esta concepción de uno mismo llevaba a que las personas fueran egoístas, padecieran ansiedad y, por lo tanto, sufrieran. Por eso enseñó la doctrina de anatmán, o negación de la existencia de un alma permanente. Sostenía que toda existencia humana se caracterizaba por contar con las tres indicaciones de: anatmán (no tener alma), anitya (impermanencia) y dukkha (sufrimiento). La doctrina de anatmán hizo necesario que Buda reinterpretara la creencia hindú de las reencarnaciones en el ciclo de la existencia fenomenológica, más conocida como samsara. Después de haber llegado a este punto de su enseñanza, Buda comenzó a difundir la doctrina del origen condicionado (pratityasamutpada) de la existencia. Según esta doctrina, existe una cadena de 12 causas unidas donde se demuestra cómo el haber sido ignorante en una vida anterior hace que la persona tienda a formar un determinado conjunto que tiene que desarrollar. Esta combinación llevará a que actúen la mente y los sentidos. Las sensaciones que resultan de este actuar llevan a sufrir ansiedad y apegarse a la existencia. Esta condición determina el proceso de ser nuevamente, creando otro ciclo de nacimiento, vida adulta y muerte. A través de esta cadena causal se vincula una vida a la siguiente. Se llega a un fluir de nuevas vidas más que a un existir permanente que se desplace de una vida a otra; de hecho es la creencia de una reencarnación sin transmigración.
2.2.3. Karma La doctrina del karma se encuentra muy relacionada con la del anatmán. El karma se basa en los actos de cada persona y en las consecuencias morales que se desprendan de esos actos. Los actos humanos determinan la reencarnación posterior de una persona, por lo que las buenas acciones lógicamente son recompensadas, como son castigadas las malas. Por eso el budismo sostiene que no existen en el mundo los placeres inmerecidos ni los castigos injustificados, sino que todo es más bien producto de una justicia universal. El proceso kármico actúa por medio de una ley moral natural más que por medio de un sistema de juicio divino. El karma de cada individuo determina asuntos tales como su belleza, su inteligencia, su longevidad, su salud y su nivel social. De acuerdo con las enseñanzas de Buda, y según el tipo de karma que tenga cada persona, ésta puede reencarnarse en un ser humano, en un animal, en un fantasma hambriento, en un habitante del infierno o incluso en alguno de los dioses de la religión hindú.
A pesar de que el budismo no niega la existencia de dioses, no les atribuye importancia especial. La vida de los dioses en el cielo es larga y apacible, aunque están sujetos a los mismos problemas que pueda tener cualquier otra criatura, como una eventual muerte o una futura reencarnación en un estado de existencia inferior. Los dioses, pues, no son los creadores del Universo, ni tampoco controlan el destino de la humanidad, de modo que, para el budismo, rezarles o hacerles sacrificios no tiene ninguna utilidad. De las distintas modalidades de reencarnación, la humana es la mejor, porque las deidades están tan absortas en sus propios placeres que pierden de vista la necesidad de redención. Por lo tanto, la posibilidad de alcanzar la iluminación es válida sólo para los seres humanos.
2.2.4. Nirvana El objetivo final del camino del budismo es lograr liberarse de la existencia fenoménica a la que le es propia el sufrimiento. Para lograr este objetivo es necesario alcanzar el nirvana, estado de iluminación en el que los fuegos de la codicia, el odio y la ignorancia han sido apagados. Este estado no debe confundirse con el aniquilamiento; el nirvana es un estado de conciencia que va más allá de ninguna definición. Después de alcanzar el nirvana, el iluminado puede seguir viviendo e ir eliminando cualquier remanente de karma que pueda tener, hasta llegar, en el momento de la muerte, a un último estado de nirvana absoluto (parinirvana).
En teoría cualquier persona puede alcanzar el nirvana, aunque en realidad es un objetivo accesible sólo para los miembros de la comunidad monástica. En el budismo Theravada la persona que ha alcanzado la iluminación porque ha seguido la Óctuple Senda es conocida con el nombre de arhat (aquél que vale mucho), algo así como un santo solitario.
Todos aquellos que, por una u otra razón, no son capaces de lograr el objetivo final, tienen que, como siguiente opción, tratar de lograr una mejor reencarnación por medio del perfeccionamiento de su karma. Generalmente aspiran a esta meta inferior los budistas laicos, quienes ven en este objetivo la esperanza de llegar a una vida en la que alcancen la iluminación final, como miembros de la sangha.
La ética que guía y que lleva a alcanzar el nirvana es objetiva y de orientación interior, personal. Exige cultivar cuatro actitudes que demuestren la virtud. Estas actitudes son conocidas como Los Palacios de Brahma, y son: la amabilidad y ternura, la compasión, la alegría benévola y la ecuanimidad. Sin embargo, la ética que lleva a lograr una mejor reencarnación se centra más bien en el cumplimiento de los deberes que tiene cada persona con respecto a la sociedad. Estos deberes incluyen actos de caridad, un especial apoyo a la sangha, y no olvidar jamás los cinco preceptos que constituyen el código básico de la moral budista. Estas normas prohiben matar, robar, tener un lenguaje hiriente, un comportamiento sexual irresponsable y consumir bebidas alcohólicas. Si la persona se atuviera a estos preceptos, podría superar las tres grandes raíces del mal: la lujuria, el odio y el engaño.
3. DESARROLLO INICIAL
Poco tiempo antes de que Buda muriera, sus discípulos le pidieron que nombrara a un sucesor, pero él se negó. Más bien les instó a que cada uno trabajara de forma personal y lograra su propia salvación. Considerando que en aquel entonces las enseñanzas del budismo se transmitían sólo de forma oral, pronto se hizo evidente la necesidad de escribir estas enseñanzas y poder formar así una base sólida que mantuviera la unidad y la pureza de la comunidad. Ante esta situación, la orden monástica budista decidió reunirse de forma periódica para lograr un acuerdo tanto en asuntos de doctrina como de prácticas religiosas. Dentro de la tradición budista hubo cuatro reuniones que fueron consideradas Consejos Superiores.
3.1. Consejos Superiores El Primer Consejo Superior se celebró en Rajagriha (actual Rajgir), inmediatamente después de la muerte de Buda, y fue presidido por un monje llamado Mahakasyapa (aunque en otros textos consta que fue presidido por Ananda). El propósito era recitar las enseñanzas de Buda y lograr aunar criterios de interpretación con respecto a éstas y a la disciplina monástica que se debía asumir.
Se dice que alrededor de un siglo más tarde se celebró otro consejo en Vaisali. El propósito esta vez era hacer frente a 10 prácticas monásticas bastante dudosas y que eran vividas con regularidad por los monjes de la Confederación Vajjian. Entre estas prácticas estaba, por ejemplo, el uso de dinero o beber vino de palma. El Consejo las declaró absolutamente fuera de la ley. Algunos estudiosos consideran este hecho como origen de la primera división o ruptura importante dentro del budismo, sosteniendo que el balance final del Consejo llevó al cisma entre los Mahasanghika o Gran Asamblea (conocidos como Mahayana) y los budistas más estrictos, los Sthaviras o Ancianos (conocidos despectivamente como Hinayana). Sin embargo, la ruptura formal entre estos dos grupos se produjo 37 años después en otra reunión, como resultado del continuo aumento de las tensiones dentro de la sangha, dado que no lograban ponerse de acuerdo en asuntos tales como la disciplina, la función de los laicos dentro de la religión, y la naturaleza del arhat.
Con el paso del tiempo, estos grupos siguieron subdividiéndose hasta llegar a formar 18 escuelas que diferían unas de otras en cuestiones filosóficas y doctrinales y en cuanto a reglas de disciplina. De las 18 escuelas, la única que se ha mantenido hasta la actualidad es la Theravada.
El Tercer Consejo Superior fue convocado por el rey Asoka en el siglo III a.C., y se realizó en Pataliputra (actual Patna). La idea de celebrar esta reunión fue del monje Moggaliputta Tissa y tenía por finalidad expulsar de la sangha a un gran número de falsos monjes que se habían unido a la orden sólo porque ésta contaba con la protección real. En el Tercer Consejo Superior fueron rechazados todos los puntos de vista ofensivos para la fe y expulsados todos aquellos que los sostenían. Este proceso terminó supuestamente con la recopilación de los textos y escritos budistas (Tripitaka), y con la adición de una sección de filosofía muy sutil (abhidharma) a la doctrina (dharma) y a la disciplina monacal (vinaya), ya mencionada en el Primer Consejo. Otro logro del Tercer Consejo Superior fue organizar el envío de misioneros para que recorrieran distintos países divulgando la fe budista.
Alrededor del año 100 tuvo lugar el Cuarto Consejo Superior bajo el patrocinio del rey Kanishka. No se sabe bien si se celebró en la ciudad de Jalandhar o en algún lugar del actual territorio de Jammu y Cachemira. En él debieron participar las dos vertientes del budismo, buscando lograr la paz entre las distintas sectas existentes. Lamentablemente, los budistas Theravada se negaron a reconocer la legitimidad del Consejo.
3.2. Orígenes de la literatura budista Aunque ya habían pasado muchos siglos desde la muerte de Buda, las tradiciones y enseñanzas seguían siendo expuestas verbalmente durante los consejos hasta que, finalmente, en el siglo I a.C., se tomó la decisión de que fueran puestas por escrito. Algunos de los primeros estudiosos utilizaron el sánscrito para la transcripción. A pesar de que aún se conservan algunos textos dispersos, ninguno de los escritos en sánscrito ha sobrevivido. En cambio, si se conserva, escrita en pali (lengua derivada del sánscrito), la colección completa de los textos canónicos theravidianos, conocida por el nombre de Canon Pali. La principal colección canónica budista se conoce como Tripitaka, porque consta de tres colecciones de escritos: el Sutra Pitaka (una colección de discursos), el Vinaya Pitaka (el código de disciplina monástica) y el Abhidharma Pitaka (que contiene discusiones y clasificaciones filosóficas, psicológicas y doctrinales).
El Sutra Pitaka está compuesto principalmente por diálogos entre Buda y otras personas. Lo forman cinco grupos de textos: Digha Nikaya (colección de discursos largos), Majjhima Nikaya (colección de discursos medianamente largos), Samyutta Nikaya (colección de discursos de un mismo tema), Anguttara Nikaya (colección de discursos que tratan temas específicos) y el Khuddaka Nikaya (colección de textos sobre diversos asuntos). En el quinto grupo, los Jataka resumen historias de las anteriores vidas de Buda, mientras que el Dhammapada (Frases y oraciones religiosas) es especialmente popular por ser un resumen de las enseñanzas de Buda relativas a disciplina mental y moral.
El Vinaya Pitaka contempla más de 225 reglas que rigen la conducta de monjes y monjas budistas. Cada regla va acompañada de una historia que explica su origen. Las reglas están ordenadas de acuerdo a la gravedad de la ofensa que implica su violación.
El Abhidharma Pitaka está compuesto por siete trabajos independientes, dentro de los que se incluyen clasificaciones muy detalladas de fenómenos psicológicos, análisis metafísicos y un diccionario de vocabulario técnico. A pesar de que los textos de esta colección implican una autoridad, la influencia que en realidad ejercen sobre los budistas laicos es muy escasa. La colección completa de estos textos canónicos, incluso más extensa, está también en versión tibetana y china.
Existen dos textos que, a pesar de no tener un contenido canónico, gozan de una gran influencia dentro del budismo Theravada. Son el Milindapanha (Preguntas del rey Milinda) y el Visuddhimagga (Camino de la Purificación). El Milindapanha data del siglo II d.C.; está compuesto en forma de diálogo y aborda una serie de problemas que son fundamentales en el pensamiento budista. El Visuddhimagga es la pieza maestra de la obra de Buddhaghosa, el más famoso comentarista del budismo, que disfrutó de su momento de mayor esplendor en los inicios del siglo V d.C. Este escrito es un largo compendio que resume los pensamientos y las prácticas de meditación budista.
De acuerdo con la tradición, los budistas Theravada han considerado el Tripitaka como la compilación de las palabras más memorables del maestro Siddhartha Gautama. Los budistas Mahayana, sin embargo, no limitaron sus escrituras a las enseñanzas de esta figura histórica, aunque a decir verdad, el Mahayana jamás se ha limitado sólo a las escrituras sagradas canónicas. Aunque, en distintas épocas de la historia, algunos de estos escritos han tenido carácter de autoridad para las distintas ramas Mahayana. Dentro de las escrituras Mahayana más importantes están: el Saddharmapundarika Sutra (Sutra del Loto de la Buena ley, o Sutra del Loto), el Vimalakirti Sutra, el Avatamsaka Sutra (Sutra de la Guirnalda) y el Lankavatara Sutra (Sutra del Descenso de Buda a Sri Lanka), como también un grupo de escritos conocidos como Prajnaparamita Sutra (Sutra de la Gran Sabiduría).
3.3. Conflictos y nuevas escuelas El budismo vivió un enorme desarrollo en los primeros años de su existencia, lo que dio lugar a conflictos de interpretación de las enseñanzas del maestro. Este hecho determinó que se crearan las 18 escuelas tradicionales del pensamiento budista. Estas escuelas, analizadas como grupo, fueron consideradas muy conservadoras y apegadas a la literalidad de los mensajes del maestro. Entre ellas, la Theravada fue acusada de ser muy individualista e insuficiente con respecto a las necesidades de los laicos. Esta disconformidad llevó a que la sangha tomara la decisión de separarse del resto de los monjes durante la celebración del Segundo Consejo Superior en el 383 a.C.
Mientras los monjes más conservadores continuaron honrando a Buda como al perfecto iluminado y maestro de la humanidad, los Mahasanghika, más liberales, desarrollaron un concepto nuevo: la consideración de que Buda es un ser eterno, omnipresente y trascendente. Desarrollaron varias teorías con respecto a que el Buda humano no era sino una aparición del Buda trascendente, y que había sido creado para beneficio de la humanidad. Entendiendo así la naturaleza de Buda, el pensamiento Mahasanghika puede ser visto como precursor y prototipo del pensamiento Mahayana.
3.3.1. Budismo Mahayana
Los orígenes del budismo Mahayana resultan especialmente oscuros. No son conocidos ni siquiera los nombres de sus fundadores, y los estudiosos no se muestran de acuerdo sobre si se originó en el sur o en el noreste de la India. Sus primeros años de formación fueron entre los siglos II a.C. y el I d.C.
Las especulaciones con respecto al Buda eterno continuaron hasta bastantes siglos después, terminando con la doctrina Mahayana que se refiere a su naturaleza triple o de triple “cuerpo” (trikaya). Estos tres cuerpos son el de la esencia, el de la bienaventuranza de la comunidad y el de la transformación. El cuerpo de la esencia representa la naturaleza última de Buda. Antes de esto, existía la forma absoluta e invariable, a la que se referían como conciencia, o lo vacío, la nada. Esta naturaleza esencial de Buda se manifestaba sola, tomando formas celestiales como aquella de la bienaventuranza de la comunidad. Bajo esta forma, Buda se sienta a predicar en los cielos, en medio del esplendor divino. Por último, la naturaleza de Buda se hace presente en la Tierra utilizando una forma humana, y su fin es convertir a la humanidad. A esta forma física se la conoce como el cuerpo de la transformación. Los budistas Mahayana consideran al Buda histórico, Siddhartha Gautama, sólo como un ejemplo del cuerpo de transformación ya que, según ellos, Buda ha tomado esta apariencia humana infinidad de veces.
El nuevo concepto Mahayana de Buda hizo posible crear conceptos de gracia divina y de una revelación continua, nociones que están ausentes en el Theravada. La creencia en las manifestaciones divinas de Buda condujo al desarrollo de una significativa ramificación en la devoción Mahayana. Sin embargo, algunos estudiosos han descrito el precoz desarrollo Mahayana como una “hinduización” del budismo.
Otro concepto nuevo dentro del Mahayana, también muy importante, es el de bodhisattva o del ser iluminado, un ideal hacia el que los buenos budistas deberían aspirar. Un bodhisattva es una persona que ha logrado una iluminación perfecta pero que se niega a entrar al nirvana final para hacer posible así la salvación de todos los otros seres sensibles. El bodhisattva logra transmitir a seres menos afortunados sus méritos logrados después de muchas vidas. Los principales atributos de estos santos sociales son la compasión y la amorosa bondad. Por eso los Mahayana consideran al bodhisattva superior al arhat, representante del ideal Theravada. Algunos bodhisattvas, como Maitreya, que representa la amorosa bondad de Buda, y Avalokitesvara o Guanyin, que representa su compasión, se han transformado en el centro de la adoración y devoción popular Mahayana.
3.3.2. Tantrismo Alrededor del siglo VII d.C. se desarrolló una nueva forma de budismo conocida como tantrismo (véase Tantra), surgida a raíz de la unión entre el budismo Mahayana y las creencias mágicas del folclore popular del norte de la India. A pesar de ser similar al tantrismo hindú, que se desarrolló por aquellos mismos años, el tantrismo budista difiere del Mahayana por el gran énfasis que pone en la acción sacramental. Conocido también como Vajrayana (Vehículo del Diamante), el tantrismo tiene una tradición esotérica. Sus ceremonias de iniciación incluyen la entrada al mandala, un círculo místico o mapa simbólico del universo espiritual. Para el tantrismo, también es importante la utilización de mudras o demostraciones rituales, y de mantras o sílabas sagradas, que se cantaban en repetidas ocasiones y se utilizaban como formas de meditación. El Vajrayana se transformó en la forma del budismo dominante en el Tíbet. A través de China fue transmitido a Japón, lugar donde se sigue practicando por la escuela Shingon.
4. EXPANSIÓN DESDE LA INDIA
El budismo se expandió rápidamente por la India. Debido a grupos de misioneros enviados por el rey Asoka, la religión fue difundida tanto al sur de la India como por el noroeste del subcontinente. De acuerdo con escritos del periodo del rey Asoka, también se enviaron grupos de misioneros a recorrer el mar Mediterráneo, aunque sin lograr obtener resultados satisfactorios.
4.1. La expansión asiática
Al rey Asoka, a su hijo Mahinda y a su hija Sanghamitta se les relaciona directamente con la conversión de Sri Lanka al budismo. Desde el comienzo de su reinado, el budismo Theravada se convirtió en la religión oficial de este país.
De acuerdo con la tradición, durante el reinado de Asoka las doctrinas de la escuela Theravada habrían sido llevadas a Birmania desde Sri Lanka, aunque no existe constancia de su presencia en este país hasta el siglo V d.C. Durante el siglo VI, el budismo Theravada se extendió desde Birmania hasta los territorios de la actual Tailandia. La religión fue adoptada por los tailandeses cuando finalmente se hubieron asentado, desde el suroeste chino, en la zona tailandesa; esto sucedió entre los siglos XII y XIV. Con el florecimiento del reino de Tailandia, el budismo Theravada fue adoptado como religión oficial. Durante el siglo XIV la casa real de Laos hizo lo mismo.
Tanto el budismo Mahayana como el hinduismo comenzaron a influir en el pueblo de Camboya a finales del siglo II d.C. Sin embargo, después del siglo XIV y bajo la influencia tailandesa, el budismo Theravada fue convirtiéndose de forma gradual en la religión con más fuerza en Camboya.
Hacia el siglo I d.C. el budismo fue llevado a Asia central. Desde allí, y durante ese mismo siglo, entró en China siguiendo las rutas del comercio. A pesar de que sufrió la oposición del confucianismo (lo que derivó en severas persecuciones durante el año 446, en el periodo 574-577 y en el año 845), el budismo logró consolidarse e influir con fuerza en la cultura china, adaptándose, a su vez, a las costumbres del país. El periodo de mayor influencia del budismo chino terminó con la gran persecución del año 845. A pesar de esto, los grupos Zen (o Ch'an), enfocados a la meditación (del sánscrito dhyana, `meditación'), y de la Tierra Pura, que ponen mayor énfasis en la devoción, continuaron siendo importantes.
Desde China, el budismo continuó su expansión asiática. Las autoridades del confucianismo estaban totalmente en desacuerdo con que el budismo entrara en Vietnam, pero la influencia Mahayana se hacía sentir allí desde tiempo atrás, aproximadamente desde el año 189. De acuerdo con algunos testimonios, el budismo llegó por primera vez a Corea, desde China, en el 372. Desde entonces, y dada la fuerte influencia que durante siglos tuvo China en ese país, Corea fue convirtiéndose gradualmente.
El budismo fue llevado a Japón desde Corea. A pesar de que los japoneses ya tenían conocimiento de esta religión, el 552 d.C. se considera el año de su introducción oficial en el país. En el 594, el regente Shotoku Taishi la declaró religión oficial de Japón.
El budismo llegó al Tíbet a principios del siglo VII d.C. por influencia de las esposas extranjeras del rey. A mediados del siglo siguiente, había adquirido una fuerza bastante significativa dentro de la cultura tibetana. Un personaje que tuvo gran protagonismo en el desarrollo del budismo tibetano fue el monje hindú Padma Sambhava, que había llegado al Tíbet en el 747. Su principal interés era expandir el budismo tántrico, rama que se transformó en la más fuerte dentro del Tíbet. Tanto los budistas chinos como los hindúes competían por la influencia de su religión en el Tíbet, hasta que a fines del siglo VIII los chinos fueron vencidos y expulsados del país.
Aproximadamente siete siglos más tarde, los budistas tibetanos habían adoptado la idea de que los abades de los grandes monasterios eran reencarnación de famosos bodhisattvas. A raíz de esto, el principal de los abades pasó a ser conocido como Dalai Lama. Desde mediados del siglo XVII hasta 1950, año en que China conquistó el Tíbet, los Dalai Lama dirigieron el Tíbet como una teocracia. Véase Lamaísmo.
4.2. Nuevos grupos y escuelas Tanto en China como en Japón y en toda Asia occidental se crearon y desarrollaron importantes grupos budistas, entre los cuales los más influyentes fueron el Zen (o Ch'an) y el de la Tierra Pura o (Amidismo).
La escuela Zen practica la meditación como camino para lograr descubrir intuitivamente y de forma repentina la naturaleza interior de Buda. Fue fundada por el monje hindú Bodhidharma, que llegó a China en el año 520. Otorga una especial importancia al entrenamiento personal en lo que significa la iluminación, más que al aspecto doctrinal o al estudio de las escrituras.
En vez de meditar, la doctrina de la Tierra Pura subrayaba la fe y la devoción hacia Amitabha o Buda de la Luz Infinita, lo que implicaba el renacer en un paraíso eterno conocido como la Tierra Pura. Más que ser el premio por la piedad y bondad de los hombres, el renacer en este paraíso occidental dependía de la gracia y del poder de Amitabha. Los devotos mostraban su devoción a Amitabha por medio de la incesante repetición de la frase “Homenaje a Buda Amitabha”. El simple hecho de recitar estas palabras de forma sincera podía ser suficiente para garantizar la entrada en la Tierra Pura.
Una importante secta japonesa del budismo Mahayana es la del budismo Nichiren, que recibe este nombre en honor de quien la fundó en el siglo XIII. La secta Nichiren creía que en el Sutra del Loto se encontraba la esencia de las enseñanzas de Buda. Su contenido puede ser resumido en la frase “Homenaje al Sutra del Loto, con cuya mera repetición los devotos podían lograr la iluminación.
5. INSTITUCIONES Y PRÁCTICAS
Las obligaciones religiosas y su observancia difieren, tanto entre la sangha y los laicos, como en el seno de cada uno de estos dos grupos.
5.1. La vida monástica
Desde un principio, los seguidores más devotos de Buda estaban organizados en un grupo monástico llamado sangha. Sus miembros podían ser fácilmente identificados por sus cabezas totalmente afeitadas y sus túnicas sin costuras y de color naranja. Los primeros monjes budistas o bhikkus vagaban de un lugar a otro, estableciéndose en comunidades sólo durante la época de lluvias, periodo en que los viajes resultaban difíciles. Cada una de esas comunidades establecidas, y las que se fueron desarrollando conforme pasaba el tiempo, eran independientes y estaban organizadas democráticamente. La vida monástica se regía por los principios del Vinaya Sutra, una de las tres colecciones canónicas de las escrituras. Cada 40 noches, dentro de cada comunidad, los monjes celebraban una asamblea formal, la uposatha. Una parte muy importante de esta ceremonia constituía la respetuosa recitación de las reglas del Vinaya y la confesión pública de todas las transgresiones. La sangha incluía normas para monjes y monjas, un rasgo único y distintivo entre las órdenes monásticas de la India. Hombres y mujeres seguidores del budismo Theravada eran célibes y conseguían diariamente su comida pidiendo limosnas en las casas de los laicos más devotos. La escuela Zen no se atuvo a la regla en lo referente a que los miembros de la sangha debían vivir pidiendo limosna; más aún, como parte de la disciplina de la secta, se les exige a sus miembros trabajar para ganarse su propio sustento. La popular escuela Shin de Japón, una rama de la de la Tierra Pura, permite a sus sacerdotes casarse y tener familias. Entre las funciones más tradicionales de los monjes budistas está celebrar servicios fúnebres para honrar a los muertos. Los elementos más importantes de estos servicios incluyen el canto de las escrituras y el traspaso de méritos para beneficio del muerto.
5.2. La veneración por los laicos En el budismo los actos de veneración que realizan los laicos son más bien personales que grupales. Desde los tiempos más remotos existe una recitación para la expresión de la fe que es utilizada tanto por los laicos como por los miembros de la sangha. Recibe el nombre de Los Tres Refugios, y dice: “Me refugio en el Buda. Me refugio en el dharma. Me refugio en la sangha”. A pesar de que teóricamente el budismo Theravada no adora a Buda, sí existe una veneración que se muestra por medio del culto a la stupa. Una stupa es una estructura sagrada que contiene una reliquia. Los devotos caminan alrededor de la cúpula siguiendo el sentido de las agujas del reloj, llevando flores e incienso como signo de respeto. En el templo Dalada Maligava de Kandy (Sri Lanka) se conserva como reliquia un diente de Buda. Este objeto es el centro de adoración de una fiesta que se celebra cada año el día del cumpleaños de Buda (festividad de todos los países budistas y que la escuela Theravada denomina Vaisakha, nombre del mes en que nació Buda). Es muy popular en los países del grupo Theravada una ceremonia conocida como pirit (o protección), en la que se lee una serie de hechizos protectores procedente del Canon Pali, con el fin de exorcizar los espíritus malignos, curar los males, bendecir las construcciones nuevas y lograr otros beneficios.
En los países del grupo Mahayana los ritos son más importantes que en los que prevalece el Theravada. Las distintas imágenes de Buda y de bodhisattvas que hay en los altares de los templos y en las casas de los más devotos, sirven como lugares para la adoración. El rezo y los cantos son actos de devoción muy típicos, como también lo son el ofrecer frutas, flores e incienso. Una de las fiestas religiosas más populares tanto en China como en Japón, es la de Ullambana, celebración en la que se hacen ofrendas a los espíritus de los muertos y a los fantasmas hambrientos. Se dice que durante esta celebración las puertas del otro mundo están abiertas para que los espíritus que ya han partido puedan retornar a la tierra por algunos momentos.
6. EL BUDISMO EN LA ACTUALIDAD
Una de las características más notables y que ha perdurado por más tiempo en el seno del budismo es su capacidad para adaptarse a los cambios de condiciones en que se ha tenido que desarrollar, así como a las distintas culturas. Desde un punto de vista filosófico, el budismo está en contra de los bienes materiales pero no se reconoce en conflicto con las ciencias modernas. Al contrario, defiende que incluso Buda tuvo una aproximación de tipo experimental con respecto a sus principios de fe más esenciales.
Tanto en Tailandia como en Birmania el budismo se ha desarrollado siempre con mucha fuerza. Como reacción a las acusaciones de que están poco comprometidos socialmente, los sacerdotes de estos países se han involucrado personalmente en una serie de proyectos de ayuda a la comunidad. A pesar de que hacía mucho tiempo que el budismo había muerto en la India (aproximadamente entre los siglos VIII y XII d.C.), hubo una pequeña chispa de resurgimiento con la conversión al budismo de 3,5 millones de antiguos miembros de la casta de los intocables. Esto se produjo bajo el liderazgo de Bhimrao Ramji Ambedkar, a principios de 1956. Durante el siglo XIX se produjo una renovación similar del budismo en Sri Lanka.
Bajo los regímenes comunistas de Asia, el budismo ha tenido que afrontar periodos muy difíciles. Por ejemplo, en China el budismo sigue existiendo, pero bajo una estricta regulación y supervisión gubernamental. Muchos monasterios y templos fueron convertidos en escuelas, dispensarios y otros organismos de tipo público. Tanto los monjes como las monjas han tenido que asumir funciones laborales además de las que les corresponden como religiosos. Después de invadir el Tíbet, las autoridades chinas trataron de eliminar la influencia budista en esta región.
Sólo en Japón, desde la II Guerra Mundial, han surgido y se han desarrollado nuevos movimientos budistas. El más importante es el de Soka Gakkai, corriente laica asociada al budismo Nichiren. Es muy conocida por su eficaz organización, por sus agresivas técnicas de conversión, por el uso de medios de comunicación de masas y por su fuerte componente nacionalista. Este grupo promete a sus seguidores todo tipo de beneficios materiales y felicidad para toda la vida. Desde 1956 ha estado muy relacionado con la política japonesa, presentando candidatos para distintos cargos en el marco de un partido político propio, el Komeito (Partido del Gobierno Limpio).
El creciente interés que se manifiesta por el budismo en las culturas asiáticas, como el que despiertan sus valores espirituales en los países occidentales, ha llevado a que se desarrollen un gran número de sociedades dedicadas al estudio y a la práctica del budismo.
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Enviado por: | Stan |
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