Historia


Aztecas


AZTECAS

Actividades artísticas

Las principales actividades artísticas que se desarrollaban entre los pueblos que formaban parte del imperio azteca eran:

-la arquitectura

-la escultura

-las artes ornamentales

-la música y la poesía.

* La arquitectura.

Las construcciones principales eran las de tipo religioso (tem­plos), y las de tipo político (palacios).

En ellos se podía advertir todo el esplendor del imperio, sus riquezas, su refinamiento.

Los templos, al igual que en todas las culturas de la región meso americana, tenían la forma de pirámides truncadas en cuya cima se encontraban los altares y lugares de ceremonias.

En la cima del Templo Mayor de la ciudad de Tenochitlán, por ejemplo, había dos de estos altares, uno para el dios del Sol, Huitzilopochtli, y otro para el dios de la lluvia, Tláloc.

En total, el templo tenía alrededor de 30 metros de altura (como un edificio de 9 ó 10 pisos) y dominaba toda la ciudad. La construcción con la que se encontraron los españoles era la séptima que los aztecas habían edificado, una sobre la otra. Es decir que adentro de la pirámide visible había otra pirámide un poco más pequeña que correspondía a la construcción anterior, y a la vez, adentro de ésta había otra y asì sucesivamente.

Como parte de la construcción, y además de los altares a los que se llegaba por medio de altísimas escalinatas, había cámaras especiales para guardar ofrendas que se hacían a los dioses, tales como figuras talladas en piedra, máscaras, caracoles de mar.

Las construcciones eran de piedra.

Los palacios también eran de piedra. El palacio de Moctezuma, emperador azteca a la llegada de Hernán Cortés, estaba rodeado de jardines y protegido por una muralla. Tenía dos plantas, cada una de ellas con sus respectivas galerías y jardines interiores. Los jardines se completaban con fuentes de agua, y las flores ocupa­ban un lugaar privilegiado. La mayor parte de las paredes estaba adornada por pinturas que representaban a dioses o reyes anterio­res, en brillantes colores.

La planta baja estaba ocupada por las oficinas del gobierno, la sala del Consejo y la sala de los jueces, el tesoro real, una sala en la que se anotaban los tributos recibidos, los cuartos para 3000 guardias, sirvientes y funcionarios, un cuarto de armas, las habitaciones de huéspedes destinadas a los embajado­res visitantes y también un cuarto secreto donde se escondía el tesoro del emperador. El y su familia vivía en el planta supe­rior, en espacios muy amplios, pero de decoración y amoblamiento muy austeros.

*La escultura

Los templos, palacios y grandes monumentos estaban normalmente llenos de pequeñas o grandes estatuas. Los motivos más frecuen­tes eran de tipo religioso: dioses o escenas mitológicas. Pero también eran comunes las estatuas y estatuillas profanas (es decir, no religiosas), con temas tales como, por ejemplo, anima­les, rostros de la gente del pueblo, bajorrelieves con escenas históricas etc.

No sólo los palacios se adornaban con estatuas. Las casas de la gente común =y por supuesto la de los nobles, sacerdotes y altos funcionarios= tenían siempre alguna estatuilla de algún dios al que veneraban.

La escultura era muy apreciada. Cuando Moctezuma mandó hacer su estatua, trabajaron en ella 14 escultores de gran reputación. Al terminar, Moctezuma los recompeensó con grabn cantidad de telas bordadas, cacao, y otros regalos, más dos esclavos para cada uno.

Las estatuillas no solamente se hacían en piedra. También en cristal de roca, amatista, jade, turquesa, obsidiana, nácar.

* Las artes ornamentales

Adornos con plumas, trabajos finos y pequeños en piedras precio­sas y en metales como el cobre, la plata y el oro, y otros objetos ornamentales (para el adorno), se habían desarrollado notablemente en la cultura de los aztecas.

Según cuenta la historia, el primer regalo que Moctezuma le hizo a Cortés fue un traje de Quetzalcóatl que incluía además de mantas de fino algodón, un máscara de turquesas, un penacho de plumas de quetzal, un gran disco de jade labrado con otro más pequeño de oro en el centro y un escudo de oro y nácar adornado con plumas de quetzal, un espejo incrustado de turquesas, un brazalete con piedras preciosas y cascabeles de oro y sandalias con adornos de obsidiana.

* La música y la poesía

Los intrumentos más comunes eran el tambor vertical (huehuetl) y el tambor de madera de dos sonidos (teponaztli); también algunos instrumentos de viento: la trompeta, el silbato, la flauta. Servían sobre todo para marcar un ritmo a las voces y a los movimientos de la danza. Como no tenían escritura musical, quedan pocos indicios de sus canciones y melodías.

La importancia que tenía, sin embargo, era grande. En Texcoco =una de las ciudades estado aliadas a Tenochitlán= había cuatro grandes Consejos de Gobierno y uno de ellos se llamaba "Consejo de la música y de las ciencias". Entre sus atribuciones estaba, además, el fomento de laa poesía. Organizaba concursos y entrega­ba valiosos regalos a los ganadores.

La poesía estaba estrechamente asociada a la música. Poeta y cantor eran una sola palabra. Los nobles y sus familias se sentían orgullosos si lograban sobresalir en el arte poético.

Había poemas religiosos, poemas guerreros, poemas para las ocasiones festivas, poemas con reflexiones sobre la vida o el destino, y también poemas que contienen elementos de un teatro donde distintos personajes dialogan entre sí y que se represen­taban con actores disfrazados.

El sistema político

El imperio azteca se había iniciado en el siglo XV bajo la forma de una triple alianza entre las ciudades estado de Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan (hoy Tacuba), luego de que las tres se pusie­ron de acuerdo para vencer a un cuarta, Azcapotzalco.

Pero mientras esta alianza extendía su influencia fuera del Valle de los siete lagos, al mismo tiempo Tenochtitlan iba tniendo más poder que sus dos aliadas. La alianza se conservó, pero los reyes de Texcoco y de Tlacopan fueron convirtiéndose, en la práctica, en una especie de "gobernadores" que obedecían al emperador de Tenochtitlan.

Antes de que llegaran los españoles, el imperio dirigido por estaa triple alianza estaba integrado por 38 provincias que pagaban tributos, más algunos pequeños Estados que se mantenían como aliados obedientes pero con una cierta independencia, sobre todo a lo largo de las lejanas fronteras del imperio.

Cada una de las provincias tenía tres autoridades: su jefe o tlatoani, el cobrador de tributos o impuestos, llamado calpixqui, y un juez. De todos modos, las situaaciones políticas de las provincias eran muy diferentes entre sí: en algunos casos, el tlatoani o "gobernador" era nombrado por el emperador, en otros era el antiguo rey de la tribu que allí habitaba, aceptado como gobernador por el imperio.

En realidad, el imperio resultaba así una especie de confedera­ción de ciudades que tenían bastante autonomía para sus asuntos, pero la obligación de paagar sus tributos a Tenochtitlan, entre­garles hombres para sus ejércitos y someter sus pleitos a los tribunales de Tenochtitlan o de Texcoco.

En Tenochtitlan, la autoridad máxima era el emperador, que gobernaba apoyado por un Consejo de 4 miembros. El emperador o gran tlatoani, era a la vez el jefe de todos los guerreros.

En un principio, el emperador era elegido por los jefes de familia de la ciudad (el pueblo), entre los distintos nobles. Pero a medida qu la ciudad fue creciendo (cuando llegaron los españoles tenía más de 500 mil habitantes, más que cualquier ciudad española de la época), ya no era posible reunir a todos los jefes de familia en la plaza y la elección del tlatoani fue siendo cada vez de menos gente. A principios del siglo XVI (1500), eran unas cien personas los que decidían quién sería el futuro emperador. Pertenecían 5 grupos sociales distintos, unque todos eran nobles: 1) 13 dignatarios supremos; 2) unos 30 ó 40 funcionarios que representaban a los distintos barrios de la ciudad; 3) los ancianos jefes militares, ya retirados 4) los nuevos jefes militares, en actividad, y 5) los sacerdotes de más alta jerarquía.

La decisión no se votaba. Discutín hasta ponerse de acuerdo en un nombre.

Junto al emperador, tenían luego mucho peso en las decisiones los grandes dignatarios. El más importante entre ellos, el Cihua­cóatl, una especie de vice-emperador. El Cihucóatl era el juez supremo en cuestiones militares y criminales. Remplazaba al emperador cuando éste estaba fuera de la ciudad o enfermo. Debajo de él, hay cuatro dignatarios que, junto con él, son sus princi­pales consejeros. Por debajo de este Consejo, había otros digna­tarios importantes, cuyas funciones no están totalmente claras.

Había, poir ejemplo, uno que era el jefe de todos los funciona­rios de la ciudad, otro que era el representante de todos los sacerdotes menores, otro que era el responsable de los depósitos de alimentos y almacenes, otro que era el jefe de los cobra­do­res de impuestos del imperio, etc.

Como se ve, el sistema de gobierno era complejo. La clase di­rigente estaba integrada por los tecuhtli o "señores", nobles.

Pero es importante señalar que, si bien no era lo más común, cualquier ciudadano podía aspirar a ser tecuhtli. Mejor dicho: no cualquiera: esa posibilidad le estaba prohibida a los comercian­tes, pero no a los campesinos o a los artesanos o a los soldados.

(..continuación)

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Enviado por:Bárbara Caletti
Idioma: castellano
País: Argentina

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