Literatura
Ars amandi; Ovidio
Ovidio, Ars Amandi El arte de amar. Resumen orientativo PAU 2013. Mireia Hernández.
***NOTA: los nombres propios aluden a una historia que es conveniente que te prepares por tu cuenta, especialmente busca imágenes de cuadros o esculturas que hagan referencia a algún mito que explica Ovidio; los fragmentos de la obra aparecen en letra cursiva y han sido tomados de una edición de la Colección Fontana, de Edicomunicación SA, traductor Felipe Payro, año 1994.
LIBRO PRIMERO
“Si alguien en la ciudad de Roma no conoce el arte de amar, lea mis versos, e instruido por sus versos, ame”
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Así arranca el primero de los tres libros de Ars amandi, que tal como sugiere el título, constituye una hoja de ruta en asuntos de amoríos. El autor dice someterse a las saetas de Cupido y a los deseos de Venus para aconsejar a hombres y a mujeres en el arte del amor.
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El poeta dice basar sus consejos en su propia experiencia y pide ayuda a la diosa “madre del amor” para “cantar placeres” con unos versos “exentos de intención criminal”.
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El poeta invita al lector a que trate de encontrar una mujer para amar y que el mejor lugar es, sin duda Roma, ya que en esta ciudad “VENUS ha establecido su hogar”.
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Aconseja al hombre visitar el pórtico de Pompeyo, la galería de imágenes de las DANAIDES, el Templo de MENFIS, el Foro de la fuente de APIADES y el Teatro donde acuden las mujeres “para ser vistas”.
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En este punto el autor hace referencia al Rapto de las Sabinas cuando los soldados de Rómulo que acuden al espectáculo se llevan a las mujeres; este relato se encuentra también en http://es.wikipedia.org/wiki/Rapto_de_las_sabinas en el que aparece el cuadro del pintor Jacques Louis David.
Picasso Nicolas Poussin
“Oh Rómulo tu fuiste el primero que mezcló los juegos escénicos con la violencia, cuando el rapto de las sabinas regocijó a los soldados, que carecían de mujeres… El rey da a su pueblo la señal de lanzarse sobre la presa. De súbito (los soldados) saltan de los asientos, y con gritos que demuestran sus deseos, ponen las ávidas manos en las doncellas Como la tímida turba de palomas huye las embestidas del águila, como la tierna cordera se espanta en presencia del lobo, así huyen, aterradas, de aquellos hombres que sin ley las acometen y no hubo una sola que no reflejase palidez en la cara…Las doncellas robadas, presa ofrecida al dios Genio, desaparecen de allí y el temor multiplicó en muchas los naturales encantos…Desde entonces sigue la costumbre en las funciones teatrales y hoy todavía son un peligro para las hermosas”.
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El poeta aconseja acudir a las carreras de caballos donde quien busca mujer lo tiene muy fácil y da algunos trucos: entablar una conversación sobre un tema que guste a la mujer, aplaudir las imágenes de Venus que vayan apareciendo, mostrarse obsequioso, por ejemplo sacudirle el polvo o colocarle bien el manto y confiar que CUPIDO acude muchas veces por esos lugares.
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El poeta compara la conquista de una mujer con la conquista de CESAR contra Atenas con los navíos persas (descripción de la batalla e intervención de BACO y MARTE)
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El poeta aconseja acudir a los festines donde pueden encontrar mujeres y buen vino, allí Cupido somete a Baco y éste invita a beber vino que “ahuyenta la tristeza”, pero cuando domina al hombre éste pierde la ingenuidad y se deja encender por Venus.
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El poeta aconseja desconfiar de la noche o de la escasa luz, porque en estas circunstancias “cualquiera parece bello”.
“Hasta aquí mi Musa, exponiendo sus advertencias en versos desiguales, te advirtió donde encontrarías una amada y dónde has de tender tus redes; ahora te enseñará los hábiles medios que necesitas poner en juego para vencer a la que te seduzca. Quienesquiera que seáis, de esta o de la otra tierra, prestadme todos dócil atención y tú, pueblo, oye mi palabra, pues me dispongo a cumplir lo prometido”.
El poeta propone los siguientes consejos:
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Convencerse de que todas las mujeres pueden ser conquistadas: “antes cesarán de cantar los pájaros antes que una joven rechace las solícitas pretensiones de su adorador”.
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No precipitarse. El poeta cuenta las historias de BIBLIS, MIRRA y PASIFAE que casada con MINOS, excitada por el dios BACO y disfrazada de vaca, es infiel uniéndose con un toro, como lo habían hecho las diosas EUROPA e IO. Ovidio narra otras historias de mujeres cuyos adulterios trajeron consigo consecuencias funestas (TIESTES, ESCILA, AGAMENON, CREUSA, FENIX, HIPOLITO). El poeta explica cómo la pasión de la mujer es mayor y que sus crímenes son tremendos.
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No desesperarse porque finalmente se encuentra a una mujer.
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Conseguir la complicidad de la sirvienta para que hable a su señora y le calme su enojo; primero conseguir el favor de la señora y después el de la doncella, no sea que ésta delate. No abandonar a la mujer.
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Buscar el mejor momento; el poeta hace una analogía con el campo que se busca el mejor momento para cosechar y segar. En el amor es buena época en “las calendas de Marzo”, “en un natalicio” o en alguna fiesta “en la que Venus esté presente”. De la misma manera que el invierno es mala época para la navegación, también lo es para el amor.
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Eludir a la mujer el día de su cumpleaños porque querrá un regalo (por ejemplo una túnica nueva).La mujer quiere que le regalen cosas, si no llora o exige un pagaré.
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Es mejor prometer, porque no arruina y además, se gana más tiempo.
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Escribir mensajes en tablillas con un estilo sencillo e insinuante y poco declamativo y no coaccionar a la mujer sino las lee o no responde.
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Mantenerse firme en el propósito, de la misma manera como en se dominan los potros con la doma, como el agua consigue deshacer las rocas o como TROYA acabó siendo vencida.
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Seguir a la mujer por la calle, vigilarla y piropearla.
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Cuidar el aspecto, la higiene, la manicura o el peinado pero sin excesos. El poeta hace referencia a la historia de ARIADNA.
“Mas ya atrae a su poeta BACO, el que ayuda siempre a los amantes y excita las llamas en que él mismo arde. Ariadna erraba enloquecida por la desierta arena que ciñe la isla de NAXOS, azotada por el mar; apenas sacude el sueño, medio cubierta con la sencilla túnica, con los pies descalzos y sueltos los rubios cabellos, se dirige a las sordas olas llamando al cruel TESEO y un raudal de lágrimas se desliza por sus frescas mejillas, gritaba y lloraba a la vez, y el llanto y las voces, lejos de disminuir su belleza, contribuían a realzarla de un modo extraordinario. Ya golpeándose el pecho sin cesar con mano despiadada, gritaba: Aquel traidor se ha ido, ¿qué será de mí? ¿Qué suerte me espera? En aquel momento suenan por el extenso litoral lo címbalos y los tímpanos golpeados con frenéticas manos, cae despavorida, las últimas palabras expiran de sus labios y diríase que en su cuerpo no quedaba ni una gota de sangre. De súbito aparecen las bacantes con los cabellos tendidos por la espalda…Después el viejo Sileno, tan borracho…persigue a las bacantes que huyen…y como es tal mal jinete…cae de bruces por las orejas del paciente animal. Los sátiros entonces gritan: “Levántate padre Sileno”. Presentase al fin, en su carro ceñido de pámpanos el dios que gobierna los domados tigres con riendas de oro. Pálida de terror Ariadna, no nombra más a Teseo porque la voz se le hiela en la garganta… estremecióse como las espigas estériles agitadas por el viento…El dios clama así: Aleja tus temores; yo seré un amante más fiel que Teseo y tú serás Ariadna esposa de Baco….Dijo y para que los tigres no la asustasen, baja del carro, salta sobre la arena de la playa…y la arrebata en sus brazos sin que ella pugne por defenderse…”
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En un festín, la bebida entorpece los miembros y la lengua; procura ser elocuente y que tus palabras quemen. Al salir, hay que hacerse el encontradizo y lisonjear la mujer, aunque ella sea consciente del engaño; mejor es prometer y alabar sus encantos, porque todas las mujeres están orgullosas de ellos.
“Quiero darte la medida a que atengas en el beber: es aquella que lo impide al seso ni a los pies cumplir con su oficio. Evita en primer término, las reyertas que provocan el vino y los puños demasiado prontos a repartir golpes. EURITON murió por haber bebido desatinadamente. Entre el vino y los manjares sólo ha de reinar la alegría. Si tienes buena voz, canta; si tus brazos son armoniosos, baila y no descuides, si las tienes, revelar aquellas dotes que favorecen la seducción….No esperes que yo te dic te los preceptos de la elocuencia; rompe atrevido el silencio y las frases espontáneas y felices acudirán a tus labios…Cualquiera se juzga digna de ser amada y aún la mas fea da gran valor a sus atractivos…No seas tímido en prometer; las promesas arrastran a las jóvenes y pon a los dioses que quieras como testigos de tu sinceridad. JÚPITER desde lo alto se ríe de los perjurios de los amantes y dispone de los vientos de Eolia los sepulten en las olas; por las aguas de Estigia solía jurar con engaño ser fiel a JUNO y su mal ejemplo alienta hoy a todos los perjuros. Es útil la existencia de los dioses y como conviene creen en su existencia, a portemos a las antiguas aras las ofrendas del incienso y el vino”.
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Cumplir con las leyes; solo es válido el engaño para tratar a las mujeres, porque ellas también engañan y deben sufrir sus mismas trampas.
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Llorar porque las lagrimas ablandan a la mujer; mojarse los ojos con agua sino hay lágrimas.
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Forzarle al primer beso, porque a las mujeres gusta este tipo de violencia. El poeta narra la historia de FEBE, que acaba gustándole su captor, y de AQUILES.
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En ocasiones si la mujer se resiste es mejor esperar y no perder la amistad, porque al final acabará sucumbiendo.
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Mantener el color de la piel “pálido: es el color que publica sus zozobras y el que le cuadra (al mamante) aunque muchos pensarán que no les va a servir de nada. Con rostro pálido perseguía ORIÓN por las selvas a LIRICE y pálido estaba DAFNIS por los desvíos de la náyade cruel. Que la demacración manifieste las angustias que sufres y no repares en cubrir con el velo de los enfermos los hermosos cabellos” Esta manera de engañar a la mujer el provechos.
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Desconfiar de los parientes y amigos de la mujer.
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Recordar que hay mil maneras de engañar y conquistar a una mujer, como PROTEO que es capaz de convertirse en arroyo, león o jabalí.
LIBRO SEGUNDO
El libro arranca con la historia de MINOS que no pudo impedir que ÍCARO pereciera. Sobre esta historia tan conocida puedes encontrar información en internet, por ejemplo; http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%8Dcaro.
El poeta sigue aconsejando:
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No son útiles los encantamientos o las pócimas para conquistar a una mujer, es mejor “si quieres ser amado, sé amable”.
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Conservar la belleza que es un don muy frágil.
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Aplicarse al estudio de las bellas Artes y de las dos lenguas (latín y griego)
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El poeta utiliza la comparativa de ULISES que no siendo hermoso, gracias a su elocuencia alcanzó sus propósitos y la historia de CALIPSO comparándola con la fuerza de las olas que acaban abatiendo lo que parecía inquebrantable.
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Usar buenas prendas.
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Mostrarse con afectuosa complacencia.
“Aborrecemos al buitre, que vive siempre sobe las armas y a los lobos, siempre dispuestos a lanzarse sobre el tímido rebaño, mientras todos esperan la golondrina y la paloma caonia habita las torres que levantó la industria humana, Lejos de vosotros las disputas y expresiones ofensivas, el tierno amor se alimenta de dulces palabras. Con las disputas la esposa aleja de sí al marido y el marido a la mujer”.
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No siempre puede regalarse presentes, de ahí que el poeta se defina en este libro como “el poeta de los pobres porque amé siendo pobre y como no podía brindar regalos, pagaba con mis versos”.
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Tener detalles con la mujer: seguirle la corriente “lo que diga repítelo y niega aquello que niegue, ríete si ríe, si llora no dejes de llorar y que tu semblante sea una fiel copia del suyo”, si se juega a los dados o a las tablas, dejarse ganar, abrirle paso entre la muchedumbre, ponerle un escabel (tarima) en los pies, sostenerle el espejo acudir donde ella proponga, no demorarse aunque nieve o haga mucho calor, correr incluso peligros para estar con ella.
“El amor como la milicia rechaza los cobardes y a los tímidos que no saben defender sus banderas. Las sombras, la noche, los fríos del invierno, los largos caminos, la crueldad del sufrimiento y toda suerte de trabajos son el premio de los que militan en su campo. ¡Qué de veces tendrás que soportar el chaparrón de la alta nube y dormir a la inclemencia sobre el duro suelo”.
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Solicitar la ayuda de las criadas o sirvientas y compensarles con algún regalo,
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Elogiar a las mujeres con oro y con versos.
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Dejarse aconsejar por ella.
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Recuérdale que “estás maravillado de su hermosura” (adornos, ropaje, peinado) porque “aunque sea más arisca que la espantosa MEDUSA, tornará dulce y tierna”.
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Evitar parecer hipócrita y ocultar bien el artificio (engaño) porque destruye la confianza.
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Cuando esté enferma, “oculta el asco que te impide besarla” y sé solícito pero con mesura para no suscitar celos en la enfermera.
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Tratar de estar siempre presente en su pensamiento.
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No permanecer ausente durante mucho tiempo porque el “tiempo debilita los recuerdos” se desvanece el amor ausente y “otro nuevo amante viene a remplazarlo”. El poeta recuerda la historia de HELENA que ante la ausencia de MENELAO se unió con PARIS, justificando de esta manera la infidelidad de Helena; el poeta recuerda también la historia de AGAMENÓN y CLITEMNESTRA.
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Si se es infiel, hay que ser prudente, porque la esposa que sorprende a su esposo con una amante es más cruel que el jabalí, la leona o la víbora.
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Vigilar a la esposa que no tenga celos porque “los celos deshacen los más firmes lazos”, “esconde tus engaños”; negar las acusaciones de infidelidad y evitar que vea regalos o sospeche de los horarios.
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Venus no consiente el uso de las drogas como la pimienta, la ajedrea o la ortiga para alcanzar los placeres.
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El poeta alerta que no siempre hay que obedecer estos consejos de la misma manera que no siempre la nave obedece el viento (Bóreas, Euro, Céfiro, Noto), el conductor del navío tira o afloja las riendas, el fuego se apaga y se aviva, de forma análoga hay mujeres que necesitan tener celos para avivar el amor.
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El poeta utiliza “las palabras de un dios (Apolo) para que los jóvenes le sigan” “el que ame con prudencia y siga los preceptos de mi arte, saldrá victorioso y obtendrá cuanto desee” aunque sufra, porque ya se sabe que donde se sufre más es en las cuestiones amorosas.
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En este punto el poeta recuerda la historia de VENUS y MARTE amantes que fueron descubiertos por VULCANO, simulando éste un viaje a Lemos y los descubrió; en ese momento interviene Neptuno para librarlos de la ira del dios y cada uno puede irse por su lado.
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El poeta se muestra consciente de que seguir todos los consejos es muy difícil. Pero recuerda que es importante no mostrarse celoso cuando la mujer es la infiel, para que ella no la abandona y hay que creerse las excusas como hicieron los dioses para evitar males mayores.
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Para las citas, ser discreto en el lugar, la hora y la oscuridad, que debe ser propicia.
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No reconocer los amantes públicamente porque puede poner en duda la reputación de una mujer y esta siempre lo puede negar; hay que ser muy discreto.
“No reprochéis nunca a una joven sus defectos, el haberlo disimulado fue a muchos de gran provecho…acostúmbrate a lo que te parezca mal y lo llevarás bien”.
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El poeta recuerda la historia de los amantes ANDRÓMACA y HÉCTOR, AQUILES, y BRISEIDA, AGAMENÓN y CRISEIDA.
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El poeta recuerda que la mejor relación es aquella de mutuo acuerdo.
LIBRO TERCERO
“Proporcioné armas a los griegos contra las amazonas, y ahora debo armar contra ellos a Pentesilea y su belicosa hueste. Acudid a la batalla en igualdad de condiciones y triunfen los protegidos de la encantadora VENUS y el niño que va volando por todo el mundo. Quizá de entre tantos alguno me dirá: ¿A qué suministras ponzoña a la víbora y entregas el rebaño a la loba feroz? Respondo que es injusto extender a todas el delito de unas pocas y que cada cual debe ser juzgada según sus propias obras. Si MENELAO se queja con motivo de Helena, con mucho mayor Agamenón puede acusar a CLITTEMNESTRA, la hermana de HELENA; si por maldad de Erífile, la hija de Talaión, Anfiarao descendió vivo a los infiernos sobre los corceles briosos, tenemos a PENÉLOPE casta y fiel a su marido en los dos lustros de la guerra de TROYA y entre los otros dos que anduvo errante por los mares. Acuérdate de LAODAMIA que acabó sus días en la flor de la edad por unirse a su esposo en la tumba y de ALCESTES que redimió de la muerte a su marido…”
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El poeta recuerda que no se puede tratar a todas las mujeres por igual porque hay mujeres virtuosas y fieles y recuerda la finalidad de la obra:
“Que mi arte no pretende alentar almas tan grandes, a mi humilde bajel le corresponde velas menores. Con mis lecciones aprenderán amores fáciles y les enseñaré el modo de conseguir sus propósitos. La mujer no sabe esquivar las flechas crueles de CUPIDO; flechas que a mi juicio hieren menos hondo en el corazón del hombre; éste engaña muchas veces”.
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Reprocha que algunos hombres no supieron amar a las mujeres y explica como CITEREA se le apareció para que instruyera a las jóvenes en el arte, porque la vejez no espera y hace estragos “Tened presente que la vejez se aproxima ligera y no perderéis ni un instante de vuestra vida”.
El poeta recuerda algunos “cuidados personales” y otros detalles para mantener vivo el amor:
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Arreglarse al modo de la época porque en la actualidad “se cuida el aspecto y no ha llegado hasta nosotros la rusticidad primitiva que heredamos de nuestros antepasados”·
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No es necesario cargarse de oro, porque basta la pulcritud y un buen peinado. En este punto el poeta hace una lista de los diferentes peinados según la cara (largo, corto, hueco, aplastado, con peineta o con ondas).
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En cuanto a los vestidos no hace falta gastarse una fortuna y es más apropiado acertar en los colores.
“¡Qué indulgencia tiene la naturaleza con vuestros encantos y cuántos medios os brinda para ocultar los defectos! Nosotros los disimulamos bastante mal, y con la edad huyen nuestros cabellos, como las hojas del árbol sacudidas por el bóreas. La mujer cuando encanecen los suyo, los tiñe con las hierbas de Germania, y adquieren un mejor color que el natural…¿Qué diré de los vestidos?...Ved el color azulado del cielo transparente y limpio de las nubes lluviosas que impele el viento de mediodía o el otro semejante al del carnero que salvo a FRIXTO y HELE de las astucias de INO (la madrastra pretendió matarlos): este verde recibe el nombre de verdemar porque imita sus ondas y creo que así son los vestidos con que se cubrían las ninfas, aquel se parece al azafrán. Color de la túnica de la Aurora, que esparciendo rocío apareja en su carro los brillantes corceles…El negro dice bien a las blancas como la nieve…el blanco a va mejor a las morenas”
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En el arreglo hay que depilarse, lavarse, blanquearse la piel, pintarse los labios y los ojos con los cosméticos más adecuados, pero mantenerlos escondidos para no ser vistos y tampoco excederse en el uso de las cremas etc.
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El poeta recuerda que ser bella cuesta su esfuerzo, de forma análoga hacer un anillo o cincelar una estatua.
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No hay que dejarse ver mientras una se arregla, de la misma manera que el público no puede ver como se preparan los decorados en una obra de teatro.
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Tampoco es bueno alargarse demasiado el tiempo dedicado a arreglarse, especialmente con la peinadora porque ésta puede ponerse nerviosa.
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Mejor taparse la calva con un postizo porque es repulsiva.
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Corregir los defectos si una es baja, o delgada, o si tiene los dedos gruesos o deformada la espalda o es excesivamente morena o tiene los dientes feos (por ejemplo ésta debe abstenerse de reír).
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Aprender a reír o a llorar con gracia.
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Aprender a pronunciar bien las palabras, a moverse con gracia y a caminar con discreción y mesura.
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Cultivar el canto porque es cautivador.
“Las sirenas eran unos monstruos marinos que detenía el curso de las naves con su voz encantadora. Apenas Ulises oyó sus cantos, estuvo a punto de romper sus ataduras que le sujetaban, mientras sus compañeros con la cera puesta en los oídos, desconocían el peligro. El canto es cosa muy agradable: muchachas, aprended a cantar; no pocas con la dulzura de la voz lograsen que se olvidasen de su falta de atractivo y repetid ora las canciones que oísteis en los suntuosas teatros, ora los temas ligeros compuestos en el ritmo de Egipto. La mujer aleccionada por mis avisos sepa sujetar el plectro con su diestra y con la izquierda sostener la cítara”.
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Aprender a bailar, jugar a los dados, al ajedrez, al tres en raya, a la pelota etc. sabiendo que las mujeres practican deportes diferentes al hombre.
“Los hombres se ejercitan en otros más esforzados como la pelota, la jabalina, el disco, las armas y el manejo de la rienda que obliga a caracolear al caballo. No se os admite cabida en el campo de Marte ni acudís a nadar en las aguas heladas de la fuente Virginal o las plácidas ondas del Tíber; en cambio podéis y os conviene pasear por la sombra del pórtico de Pompeyo…visitar el suntuoso palacio consagrado a Febo…; visitad los altares donde humea el incienso en honor de la vaca Menfis y los tres teatros ocupando los sitios visibles”.
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Dejarse ver si se es bella, de la misma manera que no se esconden los dioses, ni los artistas ni los escritores como Homero.
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Ovidio anima a seguir sus consejos porque son buenos, de la misma manera que “TROYA seguiría en pie si hubiese aprovechado los consejos de su rey PRÍAMO”.
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Aconseja también
“Aprended de las lamentaciones ajenas a temer vuestro daño y no abráis nunca la perta a un falaz seductor. Hijas de Cécrope (atenienses) no os fieis de los juramentos de Teseo lo que hizo antes, lo hará mañana, poniendo a los dioses por testigo de sus perjurios”.
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Comprobar si el hombre que la pretende es bueno y hacerle esperar pero no demasiado “el retraso como no se prolongue mucho, aguijonea el amor”; contestarle las tablillas con lenguaje sencillo y distinta caligrafía “el lenguaje corriente es el que mejor impresiona”, pero adornarse con el regalo del amante para que no lo descubra el esposo.
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No enfadarse porque la ira resta belleza:
“El refrenar las violencias del carácter favorece la belleza del rostro; ingenua paz conviene a los hombres, la ira brutal a las fieras, La ira deforma los rasgos del semblante, hincha las venas de sangre y enciende los ojos con las siniestras miradas de las GORGONAS (Esteno, Euríale y Medusa)…Vosotras si en los arrebatos de la furia os miráis al espejo, apenas habrá quien reconozca su propia cara. Tampoco la hagáis antipática con humos de soberbia; el amor se alimenta de dulcísimas miradas. Creed en mi experiencia: el desdén orgulloso es aborrecible y un aspecto altanero lleva consigo las semillas del odio. Mirad al que os contempla, sonreíd afectuosas al que os sonríe”….También nos resultan odiosas las tristes”.
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La mujer elije a cada hombre por sus virtudes (al rico sus presentes, al jurisconsulto su elocuencia, al poeta, sus versos).
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Los poetas –dice- son los que “sabemos amar como ninguno”, “no nos dejamos sobornar por la ambición…despreciamos los pleitos del foro, nos enamoramos fácilmente…un dios vive en ellos…las Musas les conceden un favor”.
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Ovidio apunta otros consejos: disimulad la codicia para no asustar al amante reciente, especialmente si es joven, temed a los rivales, elegid a los adultos para que amen mejor, “lo que se alcanza fácilmente, no alienta la perseverancia”, vigilad vuestra puerta con un guardián, suscitar celos en el amante para aguijonearlo y estimularlo a amar más, vigilad a los esposos porque ellos os espían, escribir tablillas con escritura oculta (hecha con leche o con lino) y hacer regalos al esposo engañándolo, vigilad a la amiga o a la sirvienta hermosa, arreglarse, llorar fingiendo, arañad al amante para que crea que estáis locas por él, no hacer casos de los rumores porque puede generar malos entendidos, apareced en el festín a última hora y comer con moderación.
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Ovidio recuerda la historia de PROCRIS y como sus celos provocan un desenlace fatal:
“Seas quien seas, que la ofuscación no te lleve muy lejos ni llegues a perder la cabeza oyendo el nombre de una rival: no creas con ligereza: PROCRIS ofrece un lastimoso ejemplo de lo perjudicial que resulta el creer sin pensar. Cerca de los collados que matizan de púrpura las flores del Himeto brota una fuente sagrada cuyas márgenes están cubiertas de hierba; los árboles y arbustos, sin formar bosque, defienden del sol, y esparcen sus perfumes el laurel, el romero y el oscuro mirto; crecen allí los bojes recios, las frágiles retamas, el humilde cantueso ye l pino arrogante y las flexibles ramas con las altas hierbas se balancean al impulso blando del céfiro y las auras saludables. Allí descansaba el joven Céfalo, lejos de los criados y perros y extendiendo en el suelo los miembros cansados solía decir: Aura voladora, ven calma mis ardores y refresca mi ardiente seno.
Un malintencionado oyó sus inocentes palabras, corre y advierte a la suspicaz esposa, la cual tomando el nombre de Aura por el de una concubina, se desploma abrumada al peso de tan súbito dolor… palidece…así que recobra el sentido, rompe la túnica que viste su cuerpo y se ensangrienta la cara con sus uñas. Inmediatamente, enfurecida, con los cabellos sueltos, corre a través del campo…Ya el sol en la mitad de su carrera acortaba las tenues sombras y partía por igual la distancia del Oriente al Ocaso, cuando he aquí que Céfalo, el hijo de Cileno (Mercurio), regresa a descansar en la selva y apaga la sed que le devora en la fuente vecina.
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