Literatura


Antonio Machado


Las otras muertes de Antonio Machado

Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

Antonio Machado - Retrato

Introducción

A partir del poema: a José María Palacio he decidido desarrollar uno de los temas recurrentes en la obra de machado, la muerte.
Primero explicaré la referencia a la muerte en el poema A José María Palacio, y tras una breve introducción histórica y biográfica de Machado y la España de la época, pasaremos a analizar el concepto de la muerte en la obra de Machado; dada la imposibilidad de analizar la obra completa de Machado y todas sus referencias a la muerte, nos centraremos en las que pudieron ser más importantes para él: Veremos la muerte de su mujer Leonor, en el poema Una noche de Verano (quizás de todas los poemas que analicemos, esta muerte sea la que más repercusión tubo en la vida del poeta); en La muerte de un niño herido, trataremos el tema de la guerra civil en España, y como fue vista por Machado, en el El crimen fue en Granada, veremos la muerte de Federico García Lorca, poeta y víctima de la guerra. Para acabar, daremos un breve repaso a los heterónimos de Antonio Machado en La muerte de Abel Martín. Y por ultimo analizaremos algunos versos de machado que nos llevaran a comprender un poco mejor su imagen de la muerte, su forma de enfrentarse a ella, y el momento en que la muerte lo encontró a él un 22 de febrero de 1939 en Colliure (Francia) donde reposan sus restos bajo las palabras que el mismo escribió en su poema titulado Retrato y que he elegido como las primeras palabras para este texto, ya que nada expresa mejor la idea de Machado respecto al último viaje:

Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

Esta breve Biografía de Antonio Machado, es tan solo un esbozo orientativo resumido de la página wikipedia.com. Con el único propósito de ilustrar brevemente los aspectos generales de la biografía de Machado, antes de comenzar a analizar su obra.

Antonio Machado

Sevilla, 1875 - Colliure, 1939

Antonio Machado nació el 26 de julio de 1875 en Sevilla. Su padre Demófilo estudiaba el folclore andaluz y gallego, y su Abuelo era Médico y profesor.
Machado estudió en el instituto Libre de Enseñanza en Madrid. Su familia sufre problemas económicos tras la muerte de su padre por tuberculosis.
A los 24 años, Machado viaja a Paris, con su hermano Manuel y trabaja de traductor. Donde conoce a otros escritores ya célebres de la época.
En otra visita a Paris en el año 1902, conoce a Rubén Darío con quien entabla una gran amistad, y en el 1903, habiendo vuelto a Madrid, publica Soledades.
En 1907 comienza su trabajo de profesor de francés en un instituto de Soria donde conoce a Leonor Izquierdo, con la que se casará 2 años después.
Viaja a Paris en el 1911 gracias a una beca para ampliar sus estudios, pero al caer enferma Leonor, deciden volver a Soria, donde esta morirá en 1912, poco después de publicarse Campos de Castilla
En 1919 se traslada a Segovia, En 1932 se le concede un puesto de profesor en Madrid.
Con el estallido de la Guerra Civil marcha a Valencia. En 1937 publica su última obra, La guerra.
Con la derrota del ejército republicano, huye de España y se exilia en Colliure (Francia) donde mueren él y su madre (Con solo 3 días de diferencia)

Antonio Machado pertenece a un grupo de escritores conocidos como la Generación del 98, estos, se vieron seriamente afectados por la crisis política de España por la pérdida de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas en 1898, y todo ellos nacieron entre 1864 y 1875
Comenzaron a escribir en una vena juvenil hipercrítica e izquierdista que más tarde se orientará a una concepción tradicional de lo viejo y lo nuevo.

La España de Machado

Machado nació en el reinado de Alfonso XII el cual se caracterizó por una estabilidad institucional, la conformación de un modelo liberal de estado y la incorporación de unos movimientos sociales y políticos fruto de la revolución industrial.
La derrota de España contra Los Estados Unidos de 1989 (perdida de las colonias en Cuba, Puerto Rico y Filipinas) provocó la decadencia del País, y la separación de la familia de Machado, su padre y uno de sus hermanos emigraron hacia América, por motivos económicos, cuando su padre volvió a Sevilla, estaba enfermo de tuberculosis, enfermedad que más adelante acabaría también con la vida de su joven esposa.
Machado estudió en la institución Libre de Enseñanza centro creado por algunos catedráticos de la universidad de Madrid para defender la libertad de cátedra y negarse a ajustar sus enseñanzas a cualquier dogma oficial en materia religiosa, política o moral.

La estabilidad política en España se mantuvo hasta el 1923, cuando se proclamo la dictadura de Primo de Ribera, que se sublevó contra el Gobierno y dio un golpe estado con el apoyo de las unidades militares.
Tras las elecciones municipales del 14 de abril de 1931, se proclama la segunda república.
El 16 de febrero de 1936 el frente popular triunfa en las elecciones

Un fallido golpe de estado el día 17 de julio de 1936 comenzó con la Guerra Civil Española.
Escenario en el que Machado escribiría sus últimas obras, y lucharía en el bando republicano aunque no como militar, tan solo con sus palabras, como mucho otros intelectuales.

El modernismo

En sus viajes a Francia, Machado, vivió de cerca el Modernismo, punto en común de la generación del 89.

El modernismo, se desarrolla entre el 1980 y 1914, se inicia con la publicación de Azul, de Rubén Darío; en el modernismo, se integran tendencias como el Simbolismo (expresarse de manera implícita, y no a través de afirmaciones directas) y el Parnasianismo (Un movimiento que en respuesta al romanticismo, invitaba a la experimentación con el verso y las formas métricas.) Ademas de otras muchas y diversas corrientes literarias.

La Muerte en: A José María Palacio

Machado escribe desde Baeza en Andalucía, un año después de la muerte de su esposa, Escribe a José María Palacio, que residía en Soria.
José María Palacio Girón, era redactor del periódico local Tierra Soriana, Machado lo conoció a su llegada a Soria en 1907, fueron buenos amigos y más adelante parientes, puesto que sus respectivas esposas eran primas.

Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, Primavera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...

¿Tienen los viejos olmos
algunas hojas nuevas?

Aún las acacias estarán desnudas
y nevados los montes de las sierras.

¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,
allá, en el cielo de Aragón, tan bella

¿Hay zarzas florecidas
entré las grises peñas,
y blancas margaritas
entre la fina hierba?

Por esos campanarios
ya habrán ido llegando las cigüeñas.

Habrá trigales verdes,
y mulas pardas en las sementeras,
y labriegos que siembran los tardíos
con las lluvias de abril. Ya las abejas
libarán del tomillo y el romero.

¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?
Furtivos cazadores, los reclamos
de la perdiz bajo las capas luengas,
no faltarán. Palacio, buen amigo,
¿tienen ya ruiseñores las riberas?

Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra...

Baeza, 29 de abril de 1913

En este poema (uno de los mas característicos de Machado) podemos observar la nostalgia de Machado por Soria, (Castilla) su amistad con José María Palacio, una clara tendencia a describir los paisajes (es un buen momento para recordar que algunas clases de Machado en ocasiones consistían en subir a la montaña y observar entre tanto el camino y el paisaje).Si nos centráramos simplemente en los trigales, el tomillo, el romero, o el ciruelo, descubriríamos que Machado hablaba a menudo de arboles, y estos llegaban a tener una simbología propia. Pero sobre todo, si nos centramos en los últimos versos:

Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra...

Podemos ver que Machado se refiere al alto Espino, el Espino es el cementerio en el que reposa Leonor, la que fue mujer de Machado, y el motivo de éste para abandonar Soria.
Centrándonos en estos cuatros versos, he decidido que el tema más importante de este poema, a mis ojos es Leonor, el amor, y la pérdida de Machado que marcó el resto de su vida, y el motivo en sí de que Machado escribiera esta carta/poema, por tanto a mi parecer, el tema a desarrollar de este poema, es como afrontó Machado la muerte de Leonor, y como muestra en su poesía esta muerte, las siguientes, las pasadas e incluso las que el mismo imagina. Comenzando claramente por esa que tanto le marcó, la pérdida de Leonor.

La muerte de Leonor
Una noche de verano

Soria, 1907.
Machado, 32 años de edad, llega a la Estación de San Francisco, habiendo superado unas oposiciones al puesto de Catedrático de Lengua Francesa en un instituto de Soria.
Se hospeda en una pensión en la calle Estudios, donde conoce a Leonor, hija de la dueña de esta casa, y estudiante de su instituto. Surge el amor entre ellos, y ello provoca diferencias de opiniones entre la gente del pueblo, ya que algunos no ven bien esta unión, aun así la familia opta por dejar que sea su hija quien decida; así pues, se prepara la boda para cuando Leonor cumpla 15 años.
Para las bodas (30 de Julio de 1909), Machado, tiene 34 y ella 15 años, se casan en Soria, y su viaje de novios lo realizan a Pamplona y San Sebastián, a primeros de Octubre, la pareja está de vuelta en Soria. Y la vida del matrimonio transcurre en Soria, hasta comienzos del 1911, cuando Antonio recibe una beca para ampliar sus estudios en París. La pareja abandona Soria en pos de la capital Francesa. París presentaba grandes atractivos para Machado, puesto que era una de las ciudades más marcadas por el Modernismo.
No obstante la vida en la eufórica París se ve detenida para el poeta cuando la tarde del 14 de Julio, Leonor, sufre un vómito de sangre. Leonor padece tuberculosis, la misma enfermedad que mató al padre de Machado cuando este era aun un crío.
La Pareja decide volver a Soria, siguiendo el consejo de los médicos, Machado alquila un piso cerca del Mirón, donde sale a pasear cada mañana con Leonor; cuando esta recae, el Poeta encarga la fabricación de un cochecito de ruedas, en el que paseará él mismo a Leonor, puesto que ella ha perdido la fuerza para hacerlo. El pueblo al completo, contempla con color al matrimonio.
Al llega la primavera de 1912 una pequeña, y fugaz, alegría llega a casa de la pareja, en forma de la publicación del libro: Campos de Castilla.
Pero poco durará esta alegría, pues el 1 de agosto de ese mismo año, en una noche de verano, Leonor falleció (solo 3 días después de cumplirse su tercer aniversario de casados).
Poco resta decir al respecto, Al morir Leonor, machado siente una fuerte tristeza, y decide abandonar Soria, pues poco le ata a aquellas tierras, ahora que ha perdido a su mujer, así que después de los funerales celebrados en honor a su esposa, abandona Soria, y marcha a Madrid, no obstante, como demostrará a lo largo de su obra, Soria quedará grabada en su corazón al igual que Leonor.
Y buena muestra hará de ello en muchos de sus poemas, como este que escribió después de la muerte de Leonor.

Campos de Castilla
CXXIII

Una noche de verano
—estaba abierto el balcón
y la puerta de mi casa—
la muerte en mi casa entró.
Se fue acercando a su lecho
—ni siquiera me miró—,
con unos dedos muy finos,
algo muy tenue rompió.
Silenciosa y sin mirarme,
la muerte otra vez pasó
delante de mí. ¿Qué has hecho?
La muerte no respondió.
Mi niña quedó tranquila,
dolido mi corazón,
¡Ay, lo que la muerte ha roto
era un hilo entre los dos!

En este poema, dejando para más adelante un análisis más a fondo, podemos encontrar que Machado a simple vista, nos ofrece un poema sencillo, con un registro formal, en el que aunque, claramente, destaca una función poética, prácticamente es sencillo observar el dolor de Machado que la belleza de sus palabras, por tanto la función emotiva de esta poesía es más que evidente; podemos encontrarla cuando exclama: “¡Ay, lo que la muerte ha roto era un hilo entre los dos!” donde la propia exclamación, nos muestra esa intención emotiva.
La figura retórica mas observable es la personificación de la muerte, dándole un papel humano, como si de una persona se tratara, podemos observarla en todo el poema, por ejemplo, cuando dice: “con unos dedos muy finos”, atribuye esos rasgos humanos a la muerte.
En este poema, predominan las frases cortas y simples. Y encontramos una rima Asonante en los versos pares.
Si analizamos el poema con algo más de precisión, encontramos otras figuras, Metáforas: “algo muy tenue rompió” puesto que lo que interpreta la muerte como algo que se rompe., o casos de repetición de la misma estructura en versos como:

“…la muerte en mi casa entró…
…la muerte otra vez pasó ...
…La muerte no respondió…”

Podríamos encontrar varios casos de hipérbaton, y seguramente se nos escaparía algún que otro detalle, pero realmente lo importante de este poema, y lo que lo hace necesario para la ocasión es que nos muestra el dolor de Machado, nos trasmite esa tristeza, y casi se hace imposible leer el poema sin sentir nosotros mismos la pérdida que sintió Machado, y la tristeza que ella le dejó.
Este poema, está escrito antes que la carta que hemos utilizado como punto de partida A José María Palacio, cuando la pérdida de Leonor, aun era reciente, mas adelante podemos observar como su tristeza, no aflora tanto, y en ese A José María Palacio, puede recordar Castilla, y a Leonor, sin evocar la toda la tristeza y el dolor que evocan este poema por la muerte que más marcará a Machado a lo largo de su Obra.
No debemos pensar que machado ya había olvidado la muerte o la tristeza que sentía en este poema, cuando escribió A José María Palacio, pues en una carta, escrita a Unamuno, ese mismo mes de Abril de 1913, Machado decía:

La muerte de mi mujer dejó mi espíritu desgarrado. Mi mujer era una criatura angelical segada por la muerte cruelmente. Yo tenía adoración por ella; pero sobre el amor, está la piedad. Yo hubiera preferido mil veces morirme a verla morir, hubiera dado mil vidas por la suya. No creo que haya nada extraordinario en este sentimiento mío. Algo inmortal hay en nosotros que quisiera morir con lo que muere.

Tal vez por esto viniera Dios al mundo. Pensando en esto, me consuelo algo. Tengo a veces esperanza. Una fe negativa es también absurda. Sin embargo, el golpe fue terrible y no creo haberme repuesto. Mientras luché a su lado contra lo irremediable me sostenía mi conciencia de sufrir mucho más que ella, pues ella, al fin, no pensó nunca en morirse y su enfermedad no era dolorosa. En fin, hoy vive en mí más que nunca y algunas veces creo firmemente que la he de recobrar. Paciencia y humildad

Abril de 1913

En esta carta, Machado explica a su amigo Unamuno, que desearía haber muerto con ella, o por ella. Y que el golpe fue terrible, y aun no cree haberse repuesto.
Pero vale la pena destacar de esta carta, como la finaliza, con esas palabras que quizás marquen en gran aprte la actitud de Machado frente a la vida:

“Paciencia y humildad”

La Muerte en la Guerra
El crimen fue en Granada.

En los últimos años de vida de Machado, estalló La Guerra Civil Española (1936 1939) fechas que incluso son parte del título de toda una parte de la obra de Machado, la que se llamará Poesías de Guerra (1936 - 1939); La guerra civil Española, enfrentó a los bandos de la Democracia contra el Fascismo (además, de otros grupos como socialistas, comunistas y anarquistas) y acabaría en el 1939 con la victoria del bando de los Fascistas y una dictadura que se alargaría más de 30 años.
Machado, no era un soldado, y por tanto no vivió la guerra directamente, pero si era republicano convencido y tomó parte en la guerra por medio de la escritura, en un bando claramente definido, como podemos ver en el discurso en el almuerzo que recibió junto a otros intelectuales en Madrid el 24 de noviembre de 1936 antes de trasladarse a Valencia:

«Yo no me hubiera marchado; estoy viejo y enfermo. Pero quería luchar al lado vuestro. Quería terminar una vida que he llevado dignamente, muriendo con dignidad. Y esto sólo podría conseguirlo cayendo a vuestro lado, luchando por la causa justa como vosotros lo hacéis»

Debemos destacar de este discurso que Machado habla de lo que sería una muerte digna, el poeta ya pensaba en su muerte, y la veía cerca.
La función de Machado en la contienda de esa dura guerra, fue con su pluma, narrando los hechos, de forma política, apoyando a los republicanos y denunciando la crueldad de la guerra en sí.
En sus Poesías de Guerra (1936-1939) podemos encontrar 2 de los poemas que vamos a analizar, La muerte de un niño herido, y El Crimen fue en Granada.

Federico García Lorca

Lorca fue un poeta granadino, nacido en 1898 y que fue asesinado en su ciudad natal, Granada la madrugada del día 18 de agosto de 1936 y su cuerpo fue enterrado en una fosa común anónima. (Lorca rechazó el exilio que le ofrecieron algunos países, y se consideró en sus propias palabras un español integral, hombre del mundo y hermano de todos)

Machado escribió una trilogía de poemas en homenaje a su muerte:

El crimen fue en Granada: a Federico García Lorca

1. El crimen

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
-sangre en la frente y plomo en las entrañas-
... Que fue en Granada el crimen
sabed -¡pobre Granada!-, en su Granada.

2. El poeta y la muerte

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
-Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque- yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»

3.

Se le vio caminar...
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

Machado nos habla en esta poesía de un compañero muerto, no un compañero de guerra, pues aunque Lorca tenía ideas políticas, nunca llegó a pronunciarse a favor ni en contra de ningún grupo. Machado nos habla de la muerte de un compañero de oficio de un intelectual, de un poeta, no de un soldado, Machado intenta remarcar la palabra Crimen, Lorca fue una muerte del fascismo. En la primera parte, titulada ya de por sí, el crimen, nos narra, como en la noche, Lorca camina ante los fusiles, antes de ser fusilado, y nos dice que el crimen fue en Granada, algo más triste aun, pues Lorca amaba su ciudad natal, tanto como Machado había amado Soria.
En la segunda parte: El poeta y la muerte, Machado nos muestra, ahora en la mañana, unos personajes, extraños, no solo personifica a la muerte, sino que nos describe a un Lorca que lejos de temer a la muerte, va a convertirla en humana: “te cantaré la carne que no tienes, los ojos que te faltan, tus cabellos que el viento sacudía, los rojos labios donde te besaban...”.
En la tercera parte de la trilogía, (esta vez sin título) Machado comienza con la misma frase que comenzaba su anterior poema: “Se le vio caminar…” lo cual intenta representar ahora sí, la marcha de Lorca, que después de su conversación con la muerte, emprende el viaje; y pide que se haga un túmulo con “piedra y sueño” al poeta en la Alhambra, lógicamente en su Granada.
En estos tres poemas, Machado enfrenta la muerte de una forma totalmente distinta, habiendo pasado ya, muchos años de la muerte de Leonor, podemos ver que Machado, convierte esta muerte en política, dejando claro que el asesinato de Lorca fue un crimen. Y los únicos rasgos comunes que podemos encontrar es que también personifica a la Muerte, y de nuevo nos encontramos con que machado expresa sus sentimientos por medio de exclamaciones.
Pero esta muerte es vista por Machado de una forma muy diferente, el Machado actual, muy marcado por la guerra, muy político, nos ofrece una poesía en la que la muerte, casi pasa a un segundo plano, y nos muestra el conflicto político, el asesinato a un poeta en su ciudad natal.

Abel Martín

A lo largo de su obra, Machado utilizó varios heterónimos; El concepto de heterónimo fue introducido por el portugués Fernando Pessoa, que utilizaba seudónimos con personalidad propia, incluso con una historia propia, y que aunque estaban escritos por el mismo autor, este incluso firmaba sus escritos con el nombre de heterónimo.
Machado utilizó sobre todo dos heterónimos: Abel Martín y Juan de Mairena, en su obra: De un cancionero apócrifo, que contiene textos en poema y prosa, en los que indaga en la filosofía y la reflexión poética.
Vamos a centrarnos en Abel Martin, según el propio Machado:

Abel Martín, poeta y filósofo. Nació en Sevilla (1840). Murió en Madrid (1898)
A. Machado

Según explicaba Pessoa, todos los poetas son fingidores, actúan y sus obras no son más que conversaciones entre sus heterónimos, a los que Machado llamaba “Complementarios”, y le sirvieron como ayuda, para solucionar una falta de inspiración que él mismo comenzaba a notar, de esta forma, creando estos nuevos personajes, podía explicar nuevas historias, y los utilizó para publicar muchos artículos y ensayos en diarios de la época.
Machado nos cuenta la vida de Abel Martin en su Cancionero Apócrifo, y nos dice de él, que es un filósofo, que ha dejado grandes obras; pero lo más interesante que podremos analizar de aquí es que Machado también decidió contarnos su muerte, desde un narrador omnisciente. Veamos como muestra Machado en esta ocasión la muerte.

La muerte de Abel Martín


I

Los últimos vencejos revolean

en torno al campanario;

los niños gritan, saltan, se pelean.

En su rincón, Martín el solitario.

¡La tarde, casi noche, polvorienta,

la algazara infantil, y el vocerío,

a la par, de sus doce en sus cincuenta!

¡Oh alma plena y espíritu vacío,

ante la turbia hoguera

con llama restallante de raíces,

fogata de frontera

que ilumina las hondas cicatrices!

Quien se vive se pierde, Abel decía.

¡Oh distancia, distancia!, que la estrella

que nadie toca, guía.

¿Quién navegó sin ella?

Distancia para el ojo -¡oh lueñe nave-,

ausencia al corazón empedernido,

y bálsamo suave

con la miel del amor sagrado olvido.

¡Oh gran saber del cero, del maduro

fruto sabor que sólo el hombre gusta,

agua de sueño, manantial oscuro,

sombra divina de la mano augusta!

Antes me llegue, si me llega, el Día,

la luz que ve increada,

ahógame esta mala gritería,

señor, con las esencias de tu Nada.

II

El ángel que sabía

su secreto salió a Martín al paso.

Martín le dio el dinero que tenía

¿Piedad? Tal vez. ¿Miedo al chantaje? Acaso.

Aquella noche fría

supo Martín de soledad; pensaba

que Dios no lo veía,

y en su mundo desierto caminaba.

III

Y vio a la musa esquiva,

de pie junto a su lecho la enlutada,

la dama de sus calles fugitiva,

la imposible al amor y siempre amada.

Díjole Abel: Señora,

por ansia de tu cara descubierta,

he pensado vivir hasta la aurora

hasta sentir mi sangre casi yerta.

Hoy sé que no eres tú quien yo creía;

mas te quiero mirar y agradecerte

lo mucho que me hiciste compañía

con tu frío desdén.

Quiso la muerte

sonreír a Martín, y no sabía.

IV

Viví, dormí, soñé y hasta he creado

-pensó Martín, ya turbia la pupila-

un hombre que vigila

el sueño, algo mejor que lo soñado.

Mas si un igual destino

aguarda al soñador y al vigilante,

a quién trazó caminos,

y a quién siguió caminos, jadeante,

a fin, sólo es creación tu pura nada,

tu sombra de gigante,

el divino cegar de tu mirada.

V

Y sucedió a la angustia la fatiga,

que siente su esperar desesperado,

la sed que el agua clara no mitiga,

la amargura del tiempo envenenado.

¡Esta lira de muerte!

Abel palpaba

su cuerpo enflaquecido.

¿El que todo lo ve no le miraba?

¡Y esta pereza, sangre del olvido!

¡Oh, sálvame, Señor!

Su vida entera,

su historia irremediable aparecía

escrita en blanda cera.

¿Y ha de borrarte el sol del nuevo día?

Abel tendió su mano

hacia la luz bermeja

de una caliente aurora de verano,

ya en el balcón de su morada vieja.

Ciego, pidió la luz que no veía.

Luego llevó, sereno,

el limpio vaso, hasta su boca fría,

de pura sombra -¡oh, de pura sombra!- lleno.



En este poema podemos apreciar detalles interesantes a la hora de analizar a la muerte.
Machado utiliza varias figuras para referirse a la muerte, además de la personificación de la Muerte a la que ya estamos acostumbrados en su obra, observamos que en esta ocasión al igual que en poema anterior (El crimen fue en Granada), Machado nos muestra una muerte que no solo dialoga con el difunto sino que se deja cautivar por él, o como en este caso, se muestra ante él en forma humana.
Debemos señalar la esperanza del protagonista, igual que la encontrábamos en A un olmo seco
En este poema, podemos ver como Martín pide ayuda a Dios en lo que resultaría una pregunta retórica: ¿El que todo lo ve no le miraba? O su plegaria: ¡Oh, sálvame, Señor!

Y por último las 2 descripciones que nos da de la muerte

Su vida entera,

su historia irremediable aparecía

escrita en blanda cera.

¿Y ha de borrarte el sol del nuevo día?

Luego llevó, sereno,

el limpio vaso, hasta su boca fría,

de pura sombra -¡oh, de pura sombra!- lleno.


En la primera, nos muestra la muerte, como cera que se derrite con el sol, y en el segundo caso, nos la muestra como un vaso lleno de sombra, que es bebido por el difunto. Dos Metáforas que aunque representan a la misma muerte, son muy distintas.

La muerte de Machado
La muerte de un niño herido

Otra vez es la noche... es el martillo

de la fiebre en las sienes bien vendadas

del niño. -Madre, ¡El pájaro amarillo!

¡Las mariposas negras y moradas!

-Duerme, hijo mío. Y la manita oprime

la madre junto al lecho. -¡Oh flor de fuego!

¿Quién ha de helarte, flor de sangre, dime?

Hay en la pobre alcoba olor de espliego:

fuera la oronda Luna que blanquea

cúpula y torre a la ciudad sombría.

Invisible avión moscardonea.

-¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía?

El cristal del balcón repiquetea

-¡Oh, fría, fría, fría, fría, fría!

Otro de los poemas de Machado que trata de la muerte, en este caso, este poema (forma parte de Poesías de Guerra) por tanto podemos ubicarlo en un ambiente bélico, la guerra, ha provocado los daños, y un niño, herido, con fiebre, y alucinaciones; muere en brazos de su madre mientras esta se pregunta si su hijo duerme, cuando su mano ya está fría.

En este poema, no encontramos a la muerte personificada que habíamos encontrado hasta ahora en su obra, pero este poema, me gustaría tratar este poema por otro motivo, para lo cual quiero avanzar hasta los últimos días de Machado.

Justo un mes antes de su muerte, ya está clara la derrota del bando republicano, y Machado junto con otros intelectuales, decide exiliarse a Francia, junto a su madre.
Machado llega a Colliure (Francia) y se hospedan en un hotel, es invierno, Machado y su madre, llegan helados, del camino. Un mes después de abandonar España, Machado fallece.

Y quiero fijar la atención en que al fin y al cabo, es fue su muerte, esta vez sin personificación, solo el frio, un niño herido por la guerra, muerto de frio y acompañado por su madre. Desconocemos si tuvo fiebre o no, o si en sus últimos minutos, llegó a ver, y quizás conocer a esa dama, que tantas veces personificó en sus obras. Lo único que conocemos de sus últimos días, es que 3 días des pues de su muerte, su madre también falleció, y que en el bolsillo de su chaqueta encontraron su último verso escrito:

"Estos días azules y este sol de la infancia".

Conclusiones:

Dentro de la vida de Machado, se ha enfrentado a diferentes muertes, desde la muerte de su padre, de la que poco sabemos, hasta su propia muerte. Ha vivido la muerte de seres queridos como Leonor y muertes de compañeros, y de amigos (como se muestra en la muerte de Rubén Darío que no ha sido comentado en este trabajo por falta de espacio), y en cada verso, el poeta visualiza la muerte de una forma distinta, por ejemplo, encontramos versos como:

Quiso la muerte

sonreír a Martín, y no sabía.

Silenciosa y sin mirarme,

la muerte otra vez pasó

Dos muertes muy distintas, que aun siendo la misma dama, se muestra en ocasiones, silenciosa y en ocasiones quiere sonreír, deberíamos analizar también la importancia de lo que la muerte se lleva en cada caso.

Machado fue consciente de la Muerte en todo momento, llegando incluso a desear su muerte, tal i como expresaba en versos como:

Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.

Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.

Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.

Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.

En el cual, también podemos analizar uno de los simbolismos preferidos de Machado, que compara la muerte con el mar

O también demostraba lo consciente que era de la muerte, en el propio poema que utilizábamos para abrir el texto:

Y cuando llegue el día del último viaje,

y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,

O en el discurso durante la Guerra Civil:

Quería terminar una vida que he llevado dignamente, muriendo con dignidad

Si bien es cierto que su forma preferida de hablar de la muerte era dándole rasgos humanos, personificando a la muerte, y permitiendo a sus personajes hablar con ella.
No obstante también utilizó metáforas como una copa llena de sombra, o toda la vida en una barra de cera que se derretiría con el sol.

En todo caso, machado siempre fue consciente de que el paso del tiempo, llevaba a la muerte, fue consciente de ella, y nunca le temió como hemos visto, no tuvo reparos en escribir acerca de ella. Ni en hablar de su propia muerte, algo quizás debido a sus estudios filosóficos, que seguramente le aportaron muchos puntos de vista acerca de nuestra estancia, y el eterno viaje. Y fue lo que le llevo a ver la vida y la muerte como un mar, y nuestras vidas como gotas, tal y como expresa en otro de sus poemas:

Morir ¿Caer como gota
de mar en el mar inmenso?
¿O ser lo que nunca he sido:
uno, sin sombra y sin sueño,
un solitario que avanza
sin camino y sin espejo?

Y tras un breve análisis del punto de partida (A José María Palacio), podemos ver, que realmente toda la obra de machado está conectada, y que los temas centrales que envuelven la vida de Machado se repiten durante toda su obra, de forma que si hubiéramos elegido la soledad, la esperanza, los caminos, o los arboles, por poner ejemplos de los temas más recurrentes en Machado, también podríamos haber llegado a un desarrollo tan amplio como el tema de la muerte, desde el cual, hemos podido desarrollar toda la vida de Machado simplemente fijándonos en un detalle de su obra.

No obstante, no quiero finalizar sin dar, no mi opinión, sino la del propio machado acerca del tema, supongo que el autor, no comprendería que se desarrolle toda su obra sobre un tema como la muerte, ya que en sus propias palabras:

“La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos.”

Bibliografía:

www.wikiepdia.com

www.abelmartin.com

EL LARGO ÉXODO Y LA MUERTE DE ANTONIO MACHADO

Pablo Corbalán

Publicado en: Tiempo de Historia nº 4, marzo 1975

ANTONIO MACHADO: POESÍA DE GUERRA Y GUERRA POÉTICA

Ana Salas Cardona

Universidad de Sevilla

ANTONIO MACHADO: POESÍAS COMPLETAS
Edición a cargo de Manuel Alvar
Editorial: Austral

'Antonio Machado'

http://creativecommons.org/licenses/by-nc/2.5/es/

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