Literatura


Antonio Buero Vallejo


Índice

Vida..............................................................................pág.2

Obra..............................................................................pág.4

Bibliografía...................................................................pág.6Vida

1916: Nace el 29 de septiembre en Guadalajara.

1926-1933: Cursa el bachillerato en su ciudad natal. Muy atraído por el dibujo y la pintura, lee también muchos textos dramáticos de la biblioteca paterna; con él asiste con frecuencia al teatro.

1934-1936: Estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid.

1937-1939: Cuando es movilizada su quinta, en la Guerra Civil, sirve a la República en varios destinos. Escribe y dibuja en el periódico del frente y participa en otras actividades culturales. En un hospital de Benicásim conoce a Miguel Hernández. Al finalizar la contienda se encuentra en Valencia y es recluido en un campo de concentración en Soneja. Una vez en Madrid, es detenido y condenado a muerte en juicio sumarísimo por “adhesión a la rebelión”.

1939-1946: Reclusión en diversas prisiones.

1946-1948: Después de sucesivas rebajas de la condena, se le conceda la libertad condicional con destierro de Madrid. Deja la pintura y empieza a escribir teatro. Dos obras: “ En la ardiente oscuridad” e “ Historia de una escalera”, premio Lope de Vega del Ayuntamiento de Madrid.

1949: Historia de una escalera es estrenada en el teatro español de Madrid y obtiene gran éxito y critica. Las palabras en la arena, primer premio de la Asociación de Amigos de los Quintero.

1950: Estreno de “En la ardiente oscuridad”, versión cinematográfica de Historia de una escalera.

1952: Estreno de “La tejedora de sueños” y de “La señal que se espera”. Estreno en el extranjero de “la ardiente oscuridad”.

1953: Estreno de “Casi un cuento de hadas” y de “ Madrugada”.

1954: Prohibición de representar algunas obras. Estreno de “Irene”.

1956: Estreno de “Hoy es fiesta” premio Nacional de Teatro y el “María Rolland”.

1957: Estreno de “las cartas boca abajo”. Premio Nacional de Teatro.

1958: Estreno de “Un soñador para un pueblo”. Premio Nacional de Teatro y María Rolland.

1959: Se casa con Victoria Rodríguez.

1960: Nace su hijo Carlos. Estreno de “Las Meninas”, su mayor éxito de público hasta entonces.

1961: Nace su hijo Enrique.

1962: Estreno de “El concierto de San Ovidio”.

1963: Firma, con otros cien intelectuales, una carta de protesta por el trato dado por la policía a algunos mineros asturianos.

1966: Conferencias en universidades de Estados Unidos.

1967: Estreno de “El tragaluz”. Diversos premios por sus obras.

1968: Estreno de “La doble historia del doctor Valmy”.

1969: Miembro honorario “The American Association of Teachers of Spanish and Portuguese”.

1970: Estreno de “El sueño de la razón”.

1971: Elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón X. Miembro de la “Hispanic Society of America”.

1974: Estreno de “La fundación” muchos premios por su inmensa obra.

1976: Medalla de Oro de Gaceta Ilustrada.

1977: Participa en Caracas en la IV Sesión Mundial del Teatro de las Naciones.

1978: Homenaje en Nueva York en una sesión extraordinaria de la Modern Language Association.

1979: Estreno de “Jueces en la noche”. Invitado de honor en el Congreso de la Asociación alemana de hispanitas, dedicado a su obra,

1980: Medalla de Plata del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Premio Nacional de Teatro.

1981: Diversos premios por sus obras. Viaje a la URSS para asistir al Congreso de la Unión de Escritores.

1983: Oficial de las Palmas Académicas de Francia.

1984: Medalla Valle-Inclán de la Asociación de Escritores y Artistas. ABC de Oro.

1985: Se crea el Premio de Teatro Buero Vallejo.

1986: Se celebra en el Teatro Español de Madrid un Seminario Internacional a cerca de “El concierto de San Ovidio”. Y una Exposición. Monográfico de Cuadernos El Público. Premio Cervantes, entre otros, dado por primera vez a un dramaturgo. Muere su hijo Enrique.

1988: Medalla de Oro de Castilla la Mancha. Socio de la Asociación de Escritores y Artistas.

1989: Asiste al Congreso de Literatura Española dedicado a su obra.

1991: Homenaje del Patronato Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Guadalajara. Presidente de honor de la Asociación de Autores de Teatro.

1993: Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Homenaje en la I Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos de Alicante.

1996: Jornadas de “Teatro y Filosofía” en la Universidad Complutense sobre el teatro de Buero. Premio Nacional de las Letras Españolas, por primera vez concedido a un autor teatral.

1997: Diversas medallas y bandas de honor.

1998: Concluye “Misión al pueblo desierto”, por ahora su última obra.

1999: Premio de Honor en los Max de las Artes Escénicas. Estreno de “Misión al pueblo desierto”.

Obra

Antonio Buero Vallejo es el iniciador y propulsor en nuestra época de dos importantes modalidades teatrales que suponen la renovación del género dramático en nuestro país: la tragedia contemporánea, con personajes del aquí y ahora del vivir cotidiano del momento de las respectivas escrituras; y la nueva fórmula del teatro histórico, entendido como revisión de nuestro más conflictivo pasado y como iluminador de las acciones presentes. Su figura enlaza así la dramaturgia española con el resto de la dramaturgia occidental y abre un camino por le que vienen transitando distintas generaciones de autores y autoras desde los años cincuenta. El que se haya convertido en un maestro no implica que su ejemplo haya coartado las posibilidades de expansión de los más jóvenes o impedido el desarrollo de dramaturgias de distinto signo. Destaca la intención de sus piezas, la actitud crítica que adoptan los escritores y en la tendencia de renovación de las formas, más en la reiterada imitación a ciegas de fórmulas o estructuras.

El teatro bueriano es un ejemplo de síntesis superadora, de armónica relación entre una voluntad ética y política de agitación de las conciencias y una forma dramática capaz de formular a la vez experimentos innovadores en la escena y de ser seguida y aceptada ampliamente por el público.

El suyo se configura así como un teatro dialéctico, en el que los elementos que suelen denominarse de fondo y de forma no pueden ser considerados de manera aislada, pues aisladamente nada significan. Cada obra adopta la estructura dramática, que precisa para transmitir su carga de problemas humanos y sociales. La forma de la obra es el fondo de la misma y su sentido puede revelarse a través de la forma.

Cuando en 1949 se produce el estreno de Historia de una escalera, Buero cuenta con 33 años y ha pasado por muy amargos trances, como ver fusilado a su padre, sufrir cárceles y presidios y ser condenado a muerte, hasta ser liberado con libertad condicional.

Lo que nos importa destacar de él es la existencia misma de la obra, esto es, que por encima de cualquier desaliento, Buero, recién ganada la libertad y en situación vital harto precaria, comienza a escribir. En su producción dramática comparecerán, por supuesto y ya desde el principio, elementos, recuerdos y sombras de su propia autobiografía, como ocurre con cualquier escritor, pero ello no es lo más importante, sino la constatación de que, con todo su pasado a las espaldas y sin renunciar nunca a él, no se deja ganar por el abatimiento y, con una insistencia que pocos autores superan, sitúa en el concepto de esperanza el núcleo de la tragedia, género al que dedica sus afanes. Si se escribe es porque se espera, más allá de toda incertidumbre.

Desde 1949 su misión como dramaturgo fue inequívoca. Muy lejos de los valores de la “España oficial” del momento, fue hablando, cada vez con mayor claridad, de los problemas de la intolerancia, la injusticia, la opresión y la violencia. Está situado en el “exilio interior”, en cuanto a que siempre estuvo distanciado de los círculos y la ideología del poder. Así ejerció el “posibilismo”, lo que era un intento de coadyuntar al progresivo ensanchamiento de los límites del sistema. Se trataba de hacer un teatro posible para, asimismo, hacer posible algún día de una sociedad democrática. Y era esa lucha dialéctica, en la que se aprovechaban las contradicciones existentes para introducir un mayor nivel de libertad en cada nueva obra, lo que, a su vez, aseguraba la posibilidad de trascender esos límites recién adquiridos en la siguiente.

Trataba temas difíciles y arriesgados, por lo que es uno de los mejores testimonios para el conocimiento profundo del país.

Por otro lado, el modo de construir los personajes como entidades complejas, y no unilaterales, enriquece este universo dramático al rehuir el esquematismo de buenos y malos. Aquí no habrá ni “héroes positivos” dotados de todas las virtudes, ni malvados folletinescos o de melodrama. Cada personaje, dotado de rasgos más o menos positivos, resulta a veces contradictorio y, en los mejores casos, aparecen como trasuntos de seres agónicos, insatisfechos, atravesados por una crisis en su interior que sin duda remite a la del hombre real del siglo XX.

Así, Buero parte de los sistemas creativos propios del teatro contemporáneo llamado realista. Sus obras están configuradas sobre los principios del ilusionismo escénico, desplegado dentro de la “caja mágica” que construye el decorado y que aplica la teoría de la cuarta pared; trama ordenada y lógica que se desarrolla paulatinamente; tiempo sucesivo sin saltos entre escenas; espacio referencial o analógico; verosimilitud en los comportamientos; diálogo comprensible...

Todas las obras pretenden prolongar en la conciencia del espectador el debate moral que éste ha presenciado, de forma que la pungente presencia del dolor en las tablas de la escena sirva para abrir un espacio para la reflexión. Esto implica el deseo de elaborar un teatro antidogmático, que no se dedica a transmitir supuestas verdades inconmovibles, sino que se ofrece como una posibilidad de distracción no vergonzante que permite a la vez la institución de un espacio de debate en una sociedad que contaba con muy pocos cauces para ello.

También destaca el teatro histórico, de momentos no muy lejanos del pasado español, siglos XVII, XVIII y XIX. El teatro que se inicia es un teatro histórico crítico, que encerraba al menos un doble propósito. Se hallaba el interés por el tiempo pasado. Se introducen el tema del tiempo como tal, con interés en sí mismo y la conciencia de transitoriedad que se instala en quienes vemos que las ilusiones o torpezas son algo ya clausurado, fugaz y pasajero.

Bibliografía

  • “Historia de una escalera”, Buero Vallejo, colección austral, editorial espasa.

  • “Un soñador para un pueblo”, Buero Vallejo, colección austral, editorial espasa.

  • Teletexto de TVE, página 170 y siguientes, sobre Buero Vallejo.

  • Enciclopedia Larousse, “Buero Vallejo”.

  • Enciclopedia Océano, “Buero Vallejo”.

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Enviado por:Vicente Puxol
Idioma: castellano
País: España

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