Sociología y Trabajo Social
Ancianos y Residencias de la Tercera Edad
ANCIANOS Y RESIDENCIAS DE 3ª EDAD,
¿MARGINACIÓN?
Sociología de la marginación
Grupo 4
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
1. - DEFINICIÓN DEL PROBLEMA OBJETO DE ESTUDIO
2. - MARCO TEÓRICO
2.1. - LA VEJEZ
2.1.1. - Nociones generales sobre el envejecimiento
2.1.2. - Ajuste psicosocial a la vejez
2.2. - LAS RESIDENCIAS
2.2.1. - Las razones de entrada
2.2.2. - El trauma de entrada
2.2.3. - Capital de relaciones sociales y familiares
2.2.4. - Niveles de adaptación
2.3. - MARGINACIÓN
3. - METODOLOGÍA
4. - ANÁLISIS E INFORME DE LA ENTREVISTA
4.1. - ANÁLISIS
4.2. - CONCEPTOS Y JERARQUIZACIÓN
4.3.- DIAGRAMA DE RELACIONES
5. - CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
ANEXO INTRODUCCIÓN
El crecimiento sin precedente de la población avanzada es uno de los cambios sociales y demográficos que se han dado en las últimas décadas. Estamos siendo testigos de un aumento considerable en el número de personas de edad avanzada que sobrepasan los 70 y 80 años. Este aumento ha traído consigo un incremento en las necesidades de salud, sociales y psicológicas. A pesar de que la mayoría de las personas que sobrepasan los 65 años funcionan relativamente bien y llevan una vida activa, un número considerable experimenta problemas de índole social, emocional o económica.
Las consecuencias del crecimiento de esta población son múltiples, no sólo para la población anciana, sino para la sociedad en general. El envejecimiento de la población constituye un factor importante en los sistemas económicos, políticos, culturales y sociales.
Por otra parte, el continuo desarrollo socioeconómico ha tenido el efecto de adelantar paulatinamente la jubilación de masas de población que se han visto incluidas en esta situación estando aún en plena madurez, muy lejos todavía de la tercera edad.
Esto viene a representar un nuevo desafío para nuestra sociedad actual, a través del paso al último estadio de la vida de fuertes contingentes de personas en buenas condiciones físicas, con un horizonte de utilidad para sus semejantes. Habría que lograr llenar de una forma operante el ocio de esta población y potenciar de la mejor manera posible el inalienable derecho al logro de su propia felicidad.
1. DEFINICIÓN DEL PROBLEMA OBJETO DE ESTUDIO
Este trabajo pretende estudiar en qué medida el ingreso en una residencia de 3ª edad, contribuye a que este sector de la población sea marginado. Este estudio se puede abordar desde dos vertientes, si el anciano está objetivamente marginado y si subjetivamente percibe su situación como marginada. Se intentará dar una respuesta a ambos enfoques.
La elección de este tema se debe principalmente al hecho de que la mayoría de nosotros alguna vez llegaremos a formar parte de este colectivo. Estamos hablando de nuestros padres, de nuestros familiares, de nosotros mismos. Estamos preparando el terreno para nuestro futuro.
Además hay que tener en cuenta que el peso de la población anciana está aumentando a un ritmo acelerado, en parte por el descenso de la natalidad unido esto a un aumento en la expectativa de vida, que responde a los adelantos en el cuidado y mantenimiento de la salud. Otro factor que ha hecho de la vejez un tema de importancia, es la creciente concienciación de este grupo de edad como un grupo definido e identificable. La población anciana se caracteriza como un grupo necesitado socialmente y al cual se debe responder para satisfacer sus necesidades básicas.
Por otra parte, cada vez es más habitual el ingreso en una residencia para la 3ª edad de estas personas. La “nueva residencia” se sitúa en el centro de la nueva concepción de la vejez. Se ha roto el modelo tradicional del “asilo”, y es posible disponer de una residencia que es “como un hotel”, donde todos pagan y son considerados por igual, y donde gozan todos de la máxima libertad.
En este trabajo se analizarán las razones de entrada en una residencia de un anciano, su proceso de adaptación, los cambios que se han producido en su vida tras el ingreso y finalmente si estas residencias contribuyen a su marginación.
2. MARCO TEÓRICO
2.1. LA VEJEZ
2.1.1. NOCIONES GENERALES SOBRE EL ENVEJECIMIENTO
El envejecimiento como fenómeno la pregunta de porqué se envejece ha estado presente en todas las generaciones y en todas las épocas desde que el hombre desarrolló el poder de la reflexión. La vejez como tal no es un concepto nuevo. La razón primordial para que el envejecer esté recibiendo tanta atención, es el cambio sustancial en la composición poblacional que está ocurriendo en diversas partes del mundo hoy día.
La sociedad moderna tiende a definir la vejez principalmente en términos de edad cronológica por conveniencias estadísticas. Arbitrariamente se utiliza la edad cronológica para establecer la demarcación entre las etapas de la vida. La mayoría de las personas tiende a encerrar el concepto en términos de números, de años vividos.
Como edad, se reconoce el número de años vividos, pero se entiende que la edad cronológica de una persona no siempre refleja su verdadera edad física y biológica. La vejez, por tanto no puede basarse solo en el calendario. Desde el punto de vista cualitativo las sociedades modernas cada vez están más rejuvenecidas, y no envejecidas, de modo que el límite actualmente utilizado para cuantificar el fenómeno del envejecimiento, los 65 años, debería ser revisado.
Envejecer no es un proceso ni singular ni simple; es parte integral del desarrollo biológico y de la secuencia de desarrollo del ciclo de vida que comienza desde la concepción y finaliza con la muerte. El envejecimiento es una parte normal de todo este proceso. Resulta extremadamente difícil señalar cuando comienza la vejez. Esto se debe principalmente a las numerosas diferencias individuales que existen en el proceso de envejecer. El proceso de envejecimiento no es simétrico en la especie ni en el individuo (Sánchez Hidalgo, 1989).
Cuando se intenta ofrecer una definición de la vejez debe tomarse en consideración el contexto cultural y situacional en donde se da el proceso.
El estudio de la vejez consta de cuatro aspectos relacionados entre sí pero separados:
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Aspecto biofisiológico: Tiene que ver con cambios en la apariencia física, la declinación gradual del vigor y la pérdida de la habilidad física para resistir enfermedades.
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Aspecto psicológico: Trata de los procesos sensoriales, destrezas motoras, percepciones, inteligencia, habilidad de resolver problemas, entendimiento, procesos de aprendizaje, impulsos y emociones.
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Comportamiento: Relacionado con las actitudes, expectativas, motivación, auto-imagen, roles sociales, personalidad y ajustes psicológicos a la vejez.
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Aspecto sociológico: Vinculado con la sociedad en que ocurre este proceso; la influencia que la sociedad tiene en los individuos según estos envejecen y la influencia que los individuos tienen a su vez en la sociedad.
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Cada uno de estos factores está interrelacionados entre sí en las vidas de las personas de edad avanzada. El producto final del envejecimiento es el resultado de la interacción entre el componente genético, el organismo y el ambiente en que se desenvuelve cada individuo. Todos estos factores hacen que este proceso sea de naturaleza individual y heterogénea, resultando así una vivencia personal y única.
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El estado de salud es uno de los aspectos que más importancia tiene en la vida de las personas. La salud influye en todos los aspectos de nuestra vida determinando muchas veces nuestras actividades diarias. Un estado de salud pobre va a convertirnos en individuos dependientes y las personas de edad avanzada padecen una mayor cantidad de condiciones o enfermedades crónicas que la población joven.
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Una de las capacidades mentales que resulta ser funcionalmente vital para los seres humanos es la habilidad para recordar personas, eventos y experiencias del pasado. Sin esta capacidad los humanos no tienen forma de interpretar o darle sentido al presente. Se ha encontrado que las personas de edad avanzada tienden a tener mejor memoria remota que cercana. Algunos creen que esto se debe simplemente a que estas personas están más orientadas al pasado que al presente o al futuro y que la memoria pasada posee eventos con más significado emotivo.
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Si se asume, como muchas investigaciones han encontrado, que envejecer inevitablemente provoca la pérdida de capacidad para funcionar física y mentalmente, entonces la vejez es una época de dependencia social (Robert Kohn, 1978). Estas pérdidas a su vez, llevan a una pérdida o cambio en status social que afecta la autoestima y valía personal. Aunque esta generalización no es adecuada si se considera lo individual y heterogéneo del proceso de envejecimiento.
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No todas las personas ancianas llegan a convertirse en seres totalmente dependientes, incompetentes, o con necesidad de ayuda o servicios. La noción misma de dependencia es un ambigua, ya que en diferentes etapas de la vida se es dependiente en diversos aspectos tales como familiar, profesional o social.
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2.1.2. AJUSTE PSICOSOCIAL A LA VEJEZ
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Como se ha señalado anteriormente, la población de edad avanzada no constituye un grupo homogéneo, y el proceso de envejecimiento no ocurre en un vacío, se da dentro de un contexto social.
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El interés científico en los aspectos sociales de la vejez puede considerarse como un fenómeno casi exclusivo del presente siglo y gran parte de este trabajo científico ha tenido poco fundamento teórico. La mayoría de estos trabajos han sido iniciados por científicos sociales norteamericanos y han sido limitadamente aplicados a otras culturas. Sin embargo, a pesar de que muchas de estas teorías surgen dentro del contexto de una sociedad altamente desarrollada e industrializada, las mismas han hecho contribuciones importantes al campo de la gerontología.
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La gerontología social comienza a desarrollarse como disciplina en la década de los 50, en circunstancias en las que surge una preocupación por el aislamiento social y la baja estima que caracterizaba la vida de muchos ancianos y ancianas norteamericanas. En otras sociedades industrializadas este tipo de población también se convierte en objeto de estudio, no sólo porque emerge como un grupo numéricamente considerable, sino también porque como grupo sus problemas sociales son lo suficientemente serios como para requerir la atención de la sociedad.
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Así, ha surgido un número de teorías diferentes y a veces conflictivas para explicar las pérdidas socio psicológicas que tienden a acompañar a la vejez. La base fundamental para el desarrollo de las principales teorías sociales es el descubrimiento de que las pérdidas de la vejez no eran resultado único de variables físicas y materiales sino también de variables psicológicas y sociales, tales como status, rol y personalidad.
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Existen varias teorías sociológicas que intentan explicar las relaciones sociales entre los ancianos. Estas teorías pueden ubicarse en dos grandes grupos: aquellas que pretenden explicar la relación entre el sistema social y los ancianos y las que pretenden explicar cómo se adapta el individuo a su propio proceso de envejecimiento.
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A. TEORÍAS QUE EXPLICAN LA RELACIÓN DEL INDIVIDUO Y LA SOCIEDAD
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Teoría de la sub-cultura
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Fue desarrollada por Arnol Rose, quien sostenía que se puede generar una subcultura cuando miembros de una categoría de edad particular interaccionan más entre sí que con miembros de otra categoría de edad. La subcultura surge como resultado de la afinidad positiva que se establece entre un alto número de personas mayores de 65 años que aún se mantienen lo suficientemente saludables y activas como para interactuar entre sí. Esta interacción también está motivada por la discriminación que excluye a este mismo grupo de edad de relacionarse más con otras generaciones. Los problemas comunes, usualmente de salud, o patrones de actividades y la movilidad de los grupos de edades jóvenes, han motivado a muchas personas de edad avanzada a vivir en comunidades, vecindarios, donde desarrollan estilos de vida y normas de comportamiento particulares a ellos. Enfatizaba Rose que mientras más se excluyese a las personas de edad avanzada de la participación social, más se desarrollaría una conciencia de grupo que propiciaría la sub-cultura. Se ha encontrado que el nivel de participación en grupos de pares está relacionado con el ajuste al proceso de envejecimiento (Salamon, 1986).
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Teoría del medio social
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Esta teoría, elaborada por J.Gubrium, plantea que el comportamiento social del individuo en la etapa de la vejez está condicionado por factores biológicos y sociales imperantes en su medio ambiente. En otras palabras, el comportamiento dela persona va a depender de la sociedad donde viva, de su condición física y de los recursos con que cuente para satisfacer sus necesidades. El medio ambiente en que se encuentra la persona de edad avanzada incluye no sólo el contexto social con sus normas sino también los bienes de orden material y las posibilidades que se le ofrecen. Sobre el nivel de actividad de una persona de edad avanzada influyen tres factores importantes: salud, dinero y apoyos sociales.
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Teoría de la estratificación social
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Esta teoría elaborada por Matilda Riley provee una base para explicar las formas y niveles de desigualdad que existen entre ancianos y jóvenes en cualquier sociedad dada. Explica la vejez desde la perspectiva social como resultado de la combinación del proceso de estratificación y el curso del ciclo de vida del anciano trayendo como resultado diferentes generaciones. Establece que la gradación de edad y el curso de vida se combinan para producir ciertos estratos por edad o generaciones reconocidas y que la interacción de las personas dentro de las mismas estará determinada por lo que se consideren propio de sus generaciones. Las personas interactúan entre sí como miembros de una cohorte, miembros de una generación y no como individuos.
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La teoría no asumía que las condiciones de la vejez eran necesariamente siempre las mismas. Podrían diferir de una sociedad a otra y cambiar de tiempo en tiempo en una sociedad particular. De acuerdo a esta teoría, la desigualdad relativa del anciano en cualquier tiempo y contexto cultural dependía de dos tipos de experiencia:
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1. Las experiencias típicas de su curso de vida debido principalmente a cambios físicos y mentales.
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2. Las experiencias del momento histórico integrante del grupo de edad particular a que pertenecen.
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B. TEORÍAS QUE EXPLICAN LA ADAPTACIÓN DEL INDIVIDUO A SU VEJEZ
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Teorías de separación, retraimiento o desarraigo.
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La teoría de separación que está fundamentada en la perspectiva funcionalista de la sociología, sugiere que es imperativo que las personas de edad avanzada se separen de la sociedad porque eventualmente morirán. Esta separación es funcionalmente necesaria para que las instituciones sociales sobrevivan y se mantenga una estabilidad y un funcionamiento social cohesivo. Para el anciano esta separación también es social y psicológicamente funcional y se considera parte del envejecimiento normal.
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Los máximos exponentes de esta teoría fueron E.Cummings y W.Henry. Los autores aplicaron el término separación o retraimiento al proceso por el cual el individuo va separándose o retirándose gradualmente de los roles y actividades que ha ocupado en la sociedad. Según la persona envejece, sus necesidades psicosociales básicas cambian, desde una participación activa a una contemplación inactiva acerca del significado de la vida ante la muerte inminente. La teoría sugiere que las personas están listas para la separación cuando se dan cuenta del corto periodo de tiempo que les resta por vivir y cuando perciben que van perdiendo energía y vitalidad para mantener los roles y relaciones sociales de edades p previas. La función primaria del proceso de separación es preparar tanto al individuo como a la sociedad para la separación final que es la muerte. La sociedad, por lo tanto, debe buscar una forma ordenada de transferir roles y aislar a los ancianos de la participación social. El aislamiento se convierte en algo aceptable. Tanto la sociedad como el individuo son responsables de este proceso y como consecuencia debe ser algo deseable para ambos.
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Esta posición teórica ha sido objeto de muchas críticas. Se argumenta que la separación no ocurre en todos los individuos; no siempre existe acuerdo sobre si el retraimiento es frecuente o si es beneficioso tanto para la sociedad como para el individuo. Algunos creen que es el individuo quien inicia por sí mismo el proceso de retraimiento y otros sostienen que es la sociedad quien gradualmente obliga a los individuos a retirarse de una vida activa.
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Teoría de actividad
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Esta teoría surge como respuesta a las lagunas de la teoría del retraimiento. Fue propuesta originalmente por R.Havighurst y elaborada más tarde por G.Maddos. Contrariamente a la teoría del retraimiento establece que para que un anciano logre enfrentarse a las pérdidas asociadas a la vejez, preservar la moral y aumentar la autoestima, debe haber una restitución de roles o actividades perdidas. Asume que los ancianos, al igual que los adustos jóvenes, tienen las mismas necesidades sociales y psicológicas de mantenerse activos. De esta manera, se presume que las personas se mantendrán social y psicológicamente aptas. La tesis central de esta teoría puede resumirse como sigue: cuanto mayor número de roles o actividades opcionales posea la persona según entra en la edad avanzada, mejor resistirá los efectos desmoralizantes de salir de los roles obligatorios a los que ordinariamente se les da prioridad en la vida adulta (Blau, 1973). Para envejecer exitosamente, la persona en la edad avanzada debe mantener un nivel de actividad parecido al de la edad mediana o sustituir roles o actividades. La inactividad está relacionada con bajos niveles de felicidad, poco sentido de suficiencia y un ajuste inadecuado a la vida anciana. Esta teoría enfatiza la interacción e integración social para explicar mayores niveles de satisfacción de vida.
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Teoría de la continuidad
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Esta teoría que se asocia a Bernice Neugarten se basa en la premisa de que los individuos en las etapas de su vida van desarrollando actitudes, valores, metas hábitos y comportamientos que retienen en cierta manera en la vejez. Sostiene la teoría de que la edad avanzada no implica un cambio drástico en la vida de las personas. Según se entra en años existe una tendencia a mantener una continuidad. Los hábitos, gustos y estilos personales adquiridos y elaborados durante la vida, persisten y se mantienen en la vejez. El mejor índice de predicción del comportamiento de una persona en una determinada situación sigue siendo su conducta anterior. La pérdida de roles o actividades se maneja mediante la consolidación y redistribución de actividades y roles. Este acercamiento no asume que los roles perdidos deben ser reemplazados. En este contexto, la continuidad significa que la reacción del individuo a su vejez puede explicarse se examinan las interrelaciones complejas entre los cambios biológicos y psicológicos, los hábitos de las personas, preferencias y asociaciones, las oportunidades situacionales y la experiencia actual. La experiencia de vida creará ciertas predisposiciones que el individuo mantendrá si le es posible. Esto incluye estilos de vida y preferencias personales.
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Teoría de roles
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Esta teoría, cuyo máximo exponente fue I.Rosow, establecía que debido a una serie de cambios especialmente asociados a la tecnología y a la modernización a que se exponían las personas de edad avanzada, se iba afectando su posición en la sociedad y se arriesgaban a una pérdida de roles. Rosow consideraba que el proceso de socialización, mediante el cual la sociedad asignaba posiciones a las personas, especificaba los roles y status de estas posiciones. Rosow señalaba que la fuente principal de status era la ocupación y el trabajo que realizaba la persona. Como resultado de los cambios previamente mencionados, la edad avanzada se convertía en una etapa de vida sin roles. Las personas durante diferentes etapas de su vida van asumiendo unos roles más que otros que a su vez van disminuyendo en la edad avanzada, roles como padre o madre, trabajador, trabajadora, entre otros. Rosow identificó una serie de cambios a los cuales se enfrentan las personas de edad avanzada que influyen en la pérdida de roles. Entre estos cambios se encuentran:
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1. Cambios en el control de la propiedad
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2. Cambios en la tecnología o conocimientos estratégicos
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3. Cambios en la productividad, como la automatización
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4. Cambios en los patrones de dependencia
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5. Cambios en lazos de parentesco: familia extensa por nuclear
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Todos estos cambios traen como consecuencia que la posición de la persona de edad avanzada en la sociedad se devalúe y esto es observable en las actitudes que prevalecen en las sociedades modernas manifestadas en diferencia y exclusión de participación social. Los defensores de la teoría de roles desafiaron los postulados de la teoría de separación en el sentido de que el retraimiento social era un proceso natural de la vejez y básicamente satisfactorio para los que incurrían en el mismo.
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La debilidad de la teoría de roles se hace clara cuando se aplica a otras culturas.
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Teoría del modernismo
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Desarrollada principalmente por D. Cowgill y L.Holmes, se basa en la presunción de que la vejez es una experiencia negativa aplicable universalmente. La teoría postula la pérdida inevitable de poder y status de los ancianos según se moderniza una sociedad tradicional. De acuerdo con esta teoría, la pérdida de status social no es peculiar de las culturas occidentales sino que es una experiencia universal en todas las culturas donde los procesos de modernización están ocurriendo, independientemente de tradiciones económicas, religiosas, políticas y sociales. Seleccionaron los cuatro aspectos más sobresalientes de la modernización en cuanto a la vejez se refiere. Son los siguientes:
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1. El desarrollo de la tecnología en la salud, que favorece más a la juventud ya que permite que más niños sobrevivan a edades adultas aunque a la larga esto derive en mayor longevidad.
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2. Modernización o desarrollo económico, que estimula mayor especialización y aumento en desarrollo de destrezas complejas para ciertos trabajos, ocasionando a eliminación del anciano de roles de trabajos y de su rol tradicional de guía vocacional para jóvenes.
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3. Urbanismo que tiende a separar el trabajo del hogar y a la persona de edad a avanzada de los miembros más jóvenes de su familia.
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4. Educación formal dirigida a los jóvenes dejando a las personas de edad avanzada analfabetas y en desventaja educacional.
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Todo esto, cuando sucede, conduce inevitablemente a una brecha intergeneracional y a una población anciana desprovista y excluida de las corrientes sociales.
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Cowgill señalaba que la pérdida de status es una función de las mismas estructuras de las sociedades modernas. Aún en sociedades donde la tradición hace un llamado al apoyo familiar y al respeto por los ancianos, la tradición está siendo desafiada a niveles prácticos.
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Una debilidad principal de esta teoría es que asume que el poder y status del anciano se deriva inevitablemente de su rol.
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Estas teorías no ofrecen todas las contestaciones a las preguntas que preocupan en este campo en cuanto a la adaptación social a la etapa de la vejez. Algunas carecen de una base científica adecuada para reclamar validez y fiabilidad, a pesar de las contribuciones prácticas substanciales que se han hecho.
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2.2. LAS RESIDENCIAS
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La imagen que la sociedad se hace del anciano aparece de modo relevante en las instituciones que crea para acogerle o prestarle diferentes tipos de servicios. En este sentido, las residencias modernas suponen una mejora cualitativa sobre los asilos tradicionales.
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En la sociedad tradicional, donde la institución familiar con el tipo de familia extensa era la pieza fundamental, el anciano que se veía obligado a ir recurrir a la caridad de los demás o al asilo era considerado como un marginado, como un miembro desajustado dentro del orden establecido.
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La creación de nuevas residencias y la transformación de los asilos tradicionales son un tipo de realizaciones, dentro de la nueva mentalidad hacia la tercera edad, que comienza a generalizarse. Estas residencias cuentan con todo tipo de servicios: bibliotecas, salones de actos, cafeterías, salas de TV, enfermerías, zonas ajardinadas... etc.
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Los ancianos conocen su existencia, su grado de preparación “confort”, y la decisión de ingresar en ellas se centra ante todo en personas que presentan motivos acuciantes o de primera necesidad: enfermedad, sentimiento de incapacidad, soledad, deseos de seguridad, presiones familiares, etc. La actitud mayoritaria y general es la de seguir desarrollando sus vidas hasta el final en el ambiente familiar.
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2.2.1. LAS RAZONES DE LA ENTRADA
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El ingreso en una residencia, puede hacerse de forma voluntaria o involuntaria. Lo más frecuente es encontrarnos con la primera opción.
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El grupo de los que han venido voluntariamente ha sido motivado prioritariamente por alguna razón determinada. A continuación se exponen las más frecuentes:
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1. El “confort” de la residencia
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2. Necesidad de asistencia
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3. Sensación de soledad por viudedad
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4. “Miedo a estorbar”
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El peso de las motivaciones afectivas es, sin embargo, tanto mayor cuanto los lazos familiares sean más fuertes y no estén compensados con la vida de relaciones sociales. Por esta razón, la gestión del ingreso en la residencia, iniciada y llevada por personas de vida familiar normal e intensa vida al exterior, es recibida por sus familiares como algo norma. No ocurre lo mismo cuando las prácticas de jubilación se centran en la intensa vida familiar. Aquí el tema afectivo juega sin compensaciones la iniciación y consecuencias del proceso de ingreso se acompaña de tensiones familiares.
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La autonomía en la gestión para el ingreso en la residencia es señal generalmente de independencia afectiva familiar. Esta independencia no supone desvinculación sino separación de competencias afectivas, fenómeno que suele ser acompañado de vida social intensa.
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En el caso de los que han sido forzados a entrar en una residencia, la razón que les han llevado a ese punto, se puede deber a una ruptura familiar, cristalizada en una discusión. Pero el caso más frecuente es el de los residentes que han percibido una postura de desentendimiento por parte de la familia, bajo formas sutiles, a través de formas más o menos compensatorias.
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Las personas que de una manera u otra han sido rechazadas por su familia se van dando cuenta cada vez más que han sido desligadas del medio social que más querían. Viven alicaídas, pensando en las visitas de sus familiares, añorando su hogar, los hijos y los nietos. Esto es más difícil en el grupo que ha ingresado de forma voluntaria, ya que, por los diferentes motivos de ingreso, son más capaces de internalizar su nueva situación que les ofrece más ventajas que desventajas. No se sienten expulsados y el sentimiento de anomía es inferior.
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2.2.2. EL TRAUMA DE ENTRADA
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Haya sido el ingreso voluntario o involuntario, pocos han escapado del fuerte impacto causado por los primeros días en la residencia. Los principales factores que han intervenido en el desajuste inicial del primer período son las siguientes:
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1. La vida sin intimidad y familia.
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2. La vida impersonal de las residencias. En las instituciones de este tipo los aspectos de la vida se desarrollan en el mismo lugar y homogéneamente. Las actividades diarias están programadas, sometidas a horarios fijos, y presentan unas normas formales, explícitas.
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3. Los agentes contaminadores físicos y de relación. El hecho de tener que utilizar unos servicios comunes y tener que relacionarse con miembros desconocidos, de diferentes procedencias, clase social, formas de pensar... Otro de estos agentes es la presencia de personas impedidas dentro de la residencia, reacción que, se da sobre todo, en personas que concebían a la residencia como un hotel. El encuentro con personas disminuidas física o psíquicamente, crea o acrecienta en ellos el sentimiento de su propia contingencia. El reflejo de lo que serán en un futuro no tan lejano puede llegar a provocar fuertes shocks.
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2.2.3. CAPITAL DE RELACIONES SOCIALES Y FAMILIARES
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El ingreso en la residencia supone en todos los casos la mayor o menor propensión a distanciar al anterior círculo de amistades, de relaciones, incluido el medio familiar. A veces, sin embargo, se presenta ahora con más probabilidades de llenar afectivamente al residente. El esparcimiento de las visitas hace que la presencia del anciano no se haga costosa, como era el caso de los ancianos impedidos mientras estaban en sus familias.
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En general, la pérdida más sensible que aparece en un primer momento es la del contexto social anterior. El círculo de amistades, tiende a diluirse con la distancia, lo mismo que ocurre con el entorno físico con el que se identificó durante mucho tiempo.
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Las relaciones sociales, no desaparecen, sino que cambian, siguiendo la lógica de los comportamientos anteriores.
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2.2.4. NIVELES DE ADAPTACIÓN
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Los aspectos más externos de la persona son los que primero favorecen o dificultan la convivencia. Se trata del aspecto físico, pero también de los aspectos culturales y de carácter.
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Dado el marco de la residencia en el que ha de desenvolverse la vida diaria, los contactos entre todos los residentes se hacen necesarios y hasta frecuentes.
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El lugar donde mayores conflictos se producen es el comedor. El “hall”, las salas de estar y la cafetería son los lugares de mayor convivencia. La televisión puede ser también en algún caso objeto de discordia (volumen del sonido, elección del canal, etc.)
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A medida que transcurre la vida residencial, va aumentando como es normal el nivel de integración y capacidad de relación. Esto se debe fundamentalmente a la configuración arquitectónica de la residencia, que juega una parte importante en los niveles de comunicación. Desde este punto de vista, las relaciones forzadas, “el encontrarse sin buscarse”, que se deriva de la utilización de espacios y servicios comunes, favorecen los grados de integración.
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Lo que verdaderamente provoca los niveles satisfactorios de convivencia e integración es el factor de solidaridad de grupo que se va forjando dentro de la residencia. El crear una conciencia de comunidad y participar en las actividades.
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2.3. MARGINACIÓN
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Por marginación entendemos el estado en el que se encuentra toda persona situada al margen de la normalidad de un grupo. Viene definida por reacciones de repulsa de la mayoría de la sociedad.
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Cada vez más, se esta extendiendo la idea de que todos somos iguales, que no importa la edad. Esta idea, lejos de ser beneficiosa, coloca de entrada a la persona mayor en una situación falsa y desventajosa ante los demás, le obliga a disimular y negar su propia identidad y a intentar competir en su mismo plano con los más jóvenes.
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Algunos ha querido achacar la marginación o discriminación a la vejez al rechazo a la muerte. La lucha contra el dolor y la muerte ha hecho desestimar a ambos como un fracaso individual y social, una vergüenza que tapar. Pero esta reacción es excesiva, insana.
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Otras personas atribuyen parte de la marginación actual de los ancianos, a la disminución de la fe en la otra vida, que en otra época alegraba esa postrera edad. Si el sistema social hace que las vidas de los ancianos hayan sido muy desequilibradas, abundando el trabajo, el dolor, la represión del placer, es lógico que las reflexiones de éstos den un resultado triste, y sea difícil esperar que en el más allá se vaya a restablecer un equilibrio que nunca han tenido.
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Otra causa por la que se tiende a marginar al anciano, es debido a la creencia de que éste sufre de decrepitud mental debido al acelerado cambio social. En los últimos años, se han producido numerosos avances científicos, cambios de creencias, de pensamientos... Los ancianos no pueden asimilar tantas transformaciones y quedan desfasados y al margen de la sociedad.
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Asimismo, algunos afirman que el envejecimiento de la población tiende a bajar el nivel de vida de los países industrializados debido a que se registra un aumento en la relación de dependencia de las personas de 65 años o más. Tal aumento en la razón de dependencia en la población de edad avanzada demanda un costo mayor respecto a la de otros grupos de menor edad. Muchos autores consideran que el envejecimiento de la población tiende a disminuir la tasa de ahorro, debido a que muchas personas de edad avanzada viven de los ahorros acumulados y de los servicios prestados por la comunidad. La familia muchas veces no puede proporcionar suficientes servicios a los ancianos, por lo que el estado se ve obligado a asumir dicha responsabilidad.
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Por último, es importante destacar el sentimiento de marginación que tienen los propios ancianos al llegar su jubilación. Sienten que ya no son necesarios para la sociedad, que no aportan nada y tienen necesidad de dar, crear, producir alguna prueba tangible de su valor.
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3. METODOLOGÍA
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La metodología utilizada en esta investigación es la entrevista en profundidad. Esta técnica permite observar las reacciones del entrevistado, obteniendo una mayor riqueza de datos que en un cuestionario. Esta característica de los métodos cualitativos, era necesaria en este caso porque se trataban de descubrir los sentimientos y la percepción de la persona de la realidad en la que se encuentra. Se buscan así los significados atribuidos por los propios actores a los hechos que se dan en situaciones concretas más que la realidad de estos mismos hechos.
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Los requisitos de la entrevista en profundidad son:
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1. Parsimonia: Lo mejor es simplificar lo máximo posible, ahorrar tiempo, personas y dinero.
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2. Precisión
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3. Consistencia: El estudio debe tener una coherencia interna
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4. Fiabilidad
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5. Validez
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Los procesos de esta técnica cualitativa, podríamos resumirlos en:
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1. Interacción social
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2. Sonsacamiento o recogida de datos
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3. Registro
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En una entrevista en profundidad se da una interacción en la cual se efectúa un intercambio de comunicación a través de la cual, el entrevistador trasmite interés, motivación y confianza y el entrevistado devuelve a cambio información personal en forma de descripción, interpretación y evaluación.
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La condición fundamental para que tenga lugar una interacción social es la empatía. El entrevistador debe persuadir a su entrevistado del interés, utilidad y oportunidad de la entrevista, identificando sus objetivos y condiciones básicas.
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La interacción es el soporte para lograr el objetivo del investigador: sonsacar la experiencia del entrevistado. La información obtenida en el proceso de sonsacamiento, habrá que registrarla de forma estructurada y organizada.
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Después habrá que establecer unas conclusiones en un informe final. Este informe debe contener los núcleos centrales y su jerarquía, las categorías, las relaciones entre las mismas, y la dirección de esas relaciones.
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Como último paso, se elabora una mini teoría sociológica o modelo interpretativo para entender y explicar el relato. Se teoriza sobre el universal concreto utilizado y se define la situación y la visión particular del mundo que contiene.
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La recogida de datos de esta entrevista en profundidad se hizo en una residencia de ancianos, llamada “Residencia Sopelana” y estuvo rodeada de incidencias.
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En principio, la entrevista se iba a realizar en su dormitorio (compartido), pero su compañera de habitación se encontraba enferma y hubo que buscar otro lugar apropiado. Los salones comunes estaban ocupados por otras personas que estaban viendo la televisión o (ambas cosas a un volumen imposible). Así que se optó por realizarla en el comedor, que estaba parcialmente libre, si bien se acercaba la hora de cenar, y algunos de los residentes iban llegando.
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Se podría decir que la entrevista ha tenido tres fases bastante diferenciadas, ha sido algo espontáneo.
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Al principio la entrevistada era reacia a la grabadora, y aunque se le explicó que los datos eran completamente anónimos, tenía miedo de “salir en alguna parte”. De esta forma, se comenzó la entrevista, de una manera más informal, sin grabadora, únicamente tomando notas, charlando de aspectos generales para tranquilizarla e ir entrando en temas más personales y relacionados con la investigación. También parecían distraerla las personas que llegaban al comedor. Cuando se relajó, accedió a que la conversación fuera grabada, pero ya se había hablado sobre casi todos los aspectos de interés. Así que fue una especie de repetición, más rápida, estructurada y superficial de lo anteriormente citado.
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Prácticamente al final de la entrevista, vino una supervisora acompañada de dos hombres de una funeraria a pedirnos que saliéramos del comedor, iban a sacar a una mujer que había fallecido por sus puertas. La supervisora me comentó que era “para que no lo vieran”, no les dio explicaciones, pero era evidente. La mayor parte de las personas fueron a sus respectivos dormitorios, excepto la entrevistada y otra mujer, que fueron instaladas en el gimnasio conmigo. De camino al gimnasio, pasamos por un pasillo de dormitorios, y la puerta de la fallecida estaba abierta de par en par, con lo que pudimos verla. Pensé que era el final de la entrevista, y que esta visión les afectaría negativamente, y me encontraba violenta, una compañera acababa de fallecer, pero el efecto fue el contrario; empezaron a hablar animadamente entre ellas, bromeando, hablando sobre la vida, y su vida en la residencia. Yo hacía pequeñas intervenciones para intentar dirigir la conversación. También me sirvió un poco de observación directa, porque pude ver realmente cómo se relacionan entre ellos, sobre qué hablan, con qué tono y su forma de ver su realidad... y la muerte, algo con lo que conviven y de lo que se encuentran más cerca, al menos en teoría, del resto de las personas. Pero eso sería objeto de otra investigación.
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Los instrumentos y materiales utilizados para la recogida de datos, como ya se ha señalado anteriormente, han sido una libreta para tomar notas, y una grabadora. La libreta se utilizó en la primera parte de la entrevista, para tomar nota de sus palabras y señales corporales, y en la segunda solamente para las señales corporales. La grabadora se utilizó en la segunda parte. La tercera parte no tuvo una recogida de datos simultánea a las palabras o actos, pero justo en el momento de salir, se procedió a su registro de la manera más rica y fiel posible.
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4. ANÁLISIS E INFORME DE LA ENTREVISTA
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ANALISIS
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Breve relato de su vida e historia familiar.
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Nació y se crió en un caserío de Begoña,”fui criada en un caserío”. Proviene de una familia numerosa (6 hermanos), gozando de un ambiente familiar cálido, alegre y hospitalario. Formó su propia familia en la misma vivienda en la que nació, conviviendo a su vez con sus padres hasta que fallecieron. Tuvo dos hijos, un hombre y una mujer. Debido a las inundaciones el caserío quedó inhabitable y tuvieron que trasladarse a un piso. Sus hijos se casaron y abandonaron el hogar familiar. Hace 8 años falleció su marido, quedándose sola.
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Formación e historia profesional
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Como la mayoría de las mujeres de su edad, no tiene apenas estudios, aunque sabe leer, escribir, y realizar operaciones matemáticas básicas.
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No ha tenido un trabajo remunerado, pero ha trabajado en el caserío en la huerta, además de en las labores propias de un ama de casa. “Me dedicaba a recoger verdura a vender y eso”
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Actividades de ocio
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Salud y calidad de vida
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En general, ha gozado de buena salud, hasta hace unos dos años que enfermó. Ahora se encuentra mejor, no tiene dolores, pero no tiene una buena motricidad ya que depende de una silla de ruedas para sus desplazamientos. En cierta manera es independiente porque la maneja ella misma, ni necesita ni quiere que nadie la empuje. Únicamente requiere asistencia para utilizar el baño y vestirse.
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3. Situación social y económica
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Nivel de sueldo y patrimonio
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Proceso de entrada
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La decisión del ingreso en la residencia fue voluntaria. Se había quedado sola, cayó enferma y necesitaba asistencia. No se arreglaba bien y decidió ir a una residencia, “me quedé sola, y me puse mala, tuve que estar con oxígeno, y como daba mucho trabajo en casa, pues me vine aquí, y aquí estoy!!!”. Ella misma pidió a sus hijos que le buscaran una. Ella no participó en la elección de la misma, pero le pareció bien, “les dije, mira me tenéis que buscar un sitio y estoy aquí”.
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La situación familiar en el momento de la entrada era buena, tenía buena relación con sus hijos. A ellos también les pareció buena idea aunque al principio les sorprendió.
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La entrada fue dura para ella, “te ves cohibida...”, tuvo sentimiento de soledad, sobre todo por las noches. Los primeros días lloraba en la cama, “hay días en que te pones a pensar, y te pones triste, claro”, los peores momentos son las noches. Tuvo sentimiento de soledad.
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Evolución de sus sentimientos
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Nostalgia de su hogar, recuerdos de su vida anterior.
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Relaciones actuales con su familia
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Mantiene una buena relación familiar, sus hijos le visitan todos los sábados por la tarde y ocasionalmente, los domingos por la mañana “me vienen los sábados por la tarde, y algunos domingos mi hija”. Le gustaría que fueran a visitarle más a menudo, pero “comprendo que no pueden” y “esta esperando” toda la semana que llegue el día de visita. Durante dichas visitas, no sale al exterior, se quedan en la residencia “nos quedamos aquí, a la calle no”.
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Relaciones con sus antiguas amistades (y socio profesionales)
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A pesar de que en un principio afirma que sigue manteniendo relación con antiguas amistades, no se le ve muy convencida de ello, parece que se niega a reconocer que esta siendo olvidada y ha roto con su vida anterior; “algunas veces ya viene alguno a visitarme y eso, pero lo demás no, o me traen recuerdos o cosas de esas”.
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No sale nunca de la residencia, con lo cual no realiza ningún tipo de actividad en el exterior, ni visita lugares en los que ha estado.
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Su medio para informarse de lo ocurre en la sociedad es a través de la prensa, “me suele gustar leer el periódico, lo primero que hago es mirar la esquelas” (se ríe y bromea al respecto).
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Antes de ingresar en la residencia votaba de forma habitual, pero “desde el primer año de venir aquí... ya no”. Afirma que ya no vota porque los políticos le han desilusionado mucho, “mis ideas son mis ideas pero no doy el voto no, no os ha portado nada bien conmigo...”
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7. INTEGRACIÓN SOCIAL, NORMATIVA, CULTURAL E INTERGRUPAL
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Posición frente a las normas
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Afirma que las normas de la residencia le parecen adecuadas y que las acepta de buen grado, pero no lo dice de forma convincente, parece que se resigna a ellas y las acepta sin pensarlas demasiado.
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Estructura de relaciones
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En cuanto a las relaciones entre los residentes, opina que es buena, “yo creo que todos nos arreglamos bien, unos con otros”. Dice que no existen subgrupos, que todos se relacionan con todos,”nos hablamos unos con otros”. Las relaciones con el personal de la residencia también son buenas, ”son muy cariñosos”.
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Niveles de comunicación
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Parece que no se relaciona mucho con el resto de los residentes porque “a las tardes suelo estar aquí (señalando el comedor) y por la tarde me voy a la habitación a hacer punto de cruz”. Además opina que la mayoría están sordos y seniles.
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Afirma que la comunicación entre los residentes y el personal de la residencia es buena, “podemos decir lo que se quiera decir, con confianza, si tenemos algo, pues les decimos algo”. También opina que se siente respetada y escuchada.
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Percepción anterior y presente de una residencia y su vida en ella
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Si la propia persona ha ingresado con buena salud, puede realizar actividades en el exterior, y mantener en mayor medida su red de relaciones, si no es así, se aumentará su nivel de aislamiento con respecto al mundo exterior.
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Si la salud de los demás residentes es buena, se facilitarán las relaciones interpersonales al poder realizar actividades en común, y tener una buena comunicación, por el contrario si la salud de los demás está deteriorada, se causa un triple efecto:
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Se agrava el trauma de entrada al ver que la residencia no era lo que se esperaba
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Descenso de su moral, al verse viejo. La vivencia de la propia vejez no se da de una forma clara en la propia conciencia hasta que alguien te lo recuerda con su forma de actuar o de pensar o al verse reflejado en otros. Le hace pensar que está así de mal o que es lo que le espera a no muy largo plazo.
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Las relaciones en el interior se ven limitadas por las incapacidades de sus residentes, contribuyendo esto a un mayor aislamiento, “quien va a jugar”.
1. Preguntas introductorias sobre su historia personal
Sus actividades lúdicas se reducían a hacer punto de cruz, ganchillo, coser... y a dar paseos. Cuando ha sido más mayor y ya viviendo en el piso iba a hacer gimnasia.
Antes leía poco, y ahora apenas lo hace, suele leer las esquelas. No le gusta la televisión, y tampoco a participado en ningún tipo de organización cultural o social.
Nunca ha ido de vacaciones, “cuando teníamos tiempo bajábamos a la plaza, a comer castañas, pero de vacaciones nada”, “cuando vivía en el piso, por las tardes hacía punto, he hecho mucho punto”.
2. Situación biológica
Tiene una pensión pequeña de 50.000 Ptas. mensuales, “si, me han dejado buena pensión, sí buena” (con voz irónica) .Vive del dinero que obtuvo de la venta de su vivienda “tenía el piso, hermoso”. No tiene ningún patrimonio más. Ni ningún tipo de relaciones en el exterior.
4. Adaptación e integración a la residencia
No le costó demasiado adaptarse, y encontrarse cómoda, “luego ya te vas haciendo” “enseguida se pasa, te juntas con todos y ya...” “estoy encantada”. Aún tiene momentos en los que se siente sola, pero ahora dice encontrarse “estupendamente”, “me hice enseguida” sobre todo debido al carácter voluntario de su ingreso “como vine por mi gusto... no es como esos que les traen y les dejan sin saber”. Ella ya sabía lo que era vivir en una residencia.
Siente mucho la falta de libertad que tenía antes, “la libertad porque ahora no puedo” (señala la silla de ruedas). Su falta de libertad es debido a problemas físicos, no a impedimentos o normas por parte de la residencia. Con respecto al paso de tener su vivienda propia a tener una masiva echa mucho de menos su casa pero se ha resignado “se nota la casa, la propia casa”, “se piensa bastante pero... sabes que no puedes...” .
5. Calidad de la Residencia
En cuanto a los horarios que hay en la residencia, parece estar resignada en vez de realmente contenta, “bueno, enseguida tenemos que ir a la cama, a la ocho, pero claro, tiene que ser así”.
Piensa que la comida de la residencia no es mala, aunque tampoco del todo buena “bueno, unos días es mejor que otros”. Echa mucho de menos la comida que hacía en su casa.
Cree que la atención sanitaria es muy buena, al igual que la atención del personal.
En cuanto a las instalaciones de la que dispone la residencia, le gusta su dormitorio y a pesar de haber solo un baño comunitario le parece adecuado y limpio. La residencia propone actividades lúdicas, pero los ancianos apenas participan en ellas porque según dice “quién va a jugar...” (hace un gesto con el dedo en la sien en señal de que han perdido sus facultades mentales). Antes jugaban a cartas tres o cuatro personas pero “como se han ido muriendo, me he quedado sola y ya no puedo jugar” “antes jugábamos a cartas, lo pasábamos bien”. No organizan excursiones o salidas al exterior porque “pa' qué” (señala a los ancianos de alrededor dando a entender que no pueden salir debido a su estado físico), aunque le gustaría realizar alguna salida, “yo no he sido nunca de salir así, de ir por ahí, pero bueno!!, me arriesgaría”..
Opina que el nivel de limpieza es bueno, al igual que los horarios de visita (de once a siete de la tarde) y la localización de la residencia.
6. Integración social en el exterior
Antes de ingresar en la residencia, tenía una idea de lo que podía ser,”yo como veía la tele, veía que si bailaban, que si tal...”. Pero al entrar vio que no era realmente así, “yo creía que era otra cosa, yo creía que sería esto igual, pero no, no, lo que sale en la tele es muy distinto a esto”. Pensaba que en la residencia se iba a encontrar con “viejitos como yo, pero con otra cosa”, pero se ha dado cuenta de que la mayoría están sordos “estos no saben ni lo que hablan”..
4.2.CONCEPTOS MÁS RELEVANTES, Y JERARQUIZACIÓN DE LAS CATEGORÍAS.
La primera dimensión que hay que tener en cuenta es el carácter voluntario o involuntario del ingreso en la residencia, ya que determinará por completo la actitud del residente hacia la misma, y esto favorecerá o dificultará su integración y su consiguiente nivel de satisfacción.
En el caso de que el ingreso sea voluntario, les hace sobrellevar mejor el trauma de entrada y aceptar las normas sin protestar, aunque no sean del todo de su agrado, “como vine por mi gusto...”. En cualquier caso el proceso de entrada es duro y añoran su casa y su vida.
Otra dimensión muy importante es el estado de salud, que tiene una relación de doble dirección con la primera. Generalmente una de las causas principales para ingresar en una residencia es una salud deteriorada y necesidad de asistencia por ello, “no podía valerme por mí misma”. Una vez dentro la salud cobra un doble significado:
Por otro lado, y en otra dirección, el estar en una residencia puede agravar el estado de salud de sus residentes, debido a una mayor inactividad provocada por la asistencia integral y por la incapacidad de los otros, “aquí no hago nada, en casa siempre tenía alguna cosa que hacer”.
Su nivel de relaciones (en el exterior o en el interior), además de condicionada por el estado de salud, lo está por el tipo de relaciones que mantuvo en su vida antes del ingreso, se da una continuidad en la forma de relacionarse.
Las relaciones con la familia serán buenas si el ingreso ha sido voluntario. Comprenden que sus familiares no puedan hacerse cargo de ellos y que nos les visiten con más frecuencia “comprendo que no pueden”. Se resignan y lo aceptan, al igual que las normas de la residencia.
No parece que la satisfacción sea alta. Dice que sí, pero como con resignación, ese ha sido el tono de toda la entrevista “sabes que no puedes”, “tiene que ser así”... y sienten nostalgia de su vida y de su hogar, “se echa de menos la propia casa”.
La residencia no cubre las expectativas que llevaba, sobre todo por el estado de salud de los demás residentes “yo creía que era otra cosa, lo que sale en la tele es muy distinto”.
4.3. DIAGRAMA DE RELACIONES
5. CONCLUSIONES
Las residencias marginan a sus miembros, aunque ellos no lo perciban o no lo quieran reconocer. Se ven obligados a convivir con diferentes personas con diferentes estados de salud física y mental, diferentes procedencias y niveles culturales. Conviven con la muerte y ven de cerca la degeneración de sus vidas. Saben que es una situación que no cambiará nunca y optan por la resignación.
Dicen que su ingreso fue voluntario, pero aunque en realidad fuera cierto, es una decisión forzada por una situación familiar determinada (soledad, no querer molestar a los hijos), o por una salud deficiente. Preferirían haber seguido sus vidas en su entorno de siempre. En cualquier caso, tener el pensamiento de que han sido ellos mismos los que decidieron su ingreso, facilita su integración y satisfacción.
El estado de su salud es un elemento fundamental para la integración, y satisfacción, y aunque el deterioro de la misma es un proceso inherente a la vejez, una residencia puede incidir negativamente. Su estado de salud y el de sus compañeros les limita sus relaciones en el interior y en el exterior.
Su vida familiar se limita a visitas esporádicas, no participando en ella de forma activa. Están como aislados del resto del mundo y de los demás compañeros.
El problema fundamental es que es como si sus vidas carecieran de utilidad, no se sienten partes integrantes de ningún proyecto, ellos mismos carecen de uno, y su ilusión se limita a esperar la visita de alguno de sus seres queridos del exterior.
BIBLIOGRAFÍA
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Kohn, Robert (1978). Principles of Mamaliang Aging: New Jersey: Prentice Hall
Martínez de la Pera, Alberto (1980). La vida afectiva y social en una nueva residencia para personas mayores. Bilbao: Elexpuru Hnos.
Ruiz Olabuenaga, JI, (1999). Metodología cuantitativa. Bilbao: Universidad de Deusto
Ságrera, Martín (1989). El edadismo contra jóvenes y viejos. La discriminación universal. Madrid: Fundamentos.
Salamon, Michael J. (1986). A basic guide to working with the elderly. New York: Free Press.
Sánchez Hidalgo, Efraín y Lidia A. (1989). Psicología de la vejez. Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico.
Sánchez Salgado, Carmen D. (1990). Trabajo social y vejez. Buenos Aires: Humanitas
GUIÓN DE LA ENTREVISTA
1. Preguntas introductorias sobre su historia personal
¿Ha formado una familia? Cuénteme algo sobre ella.
¿Qué tipo de educación ha recibido? ¿Estricta o liberal?
¿Qué tipo de educación ha dado a sus hijos?
¿Qué nivel de estudios ha alcanzado?
¿Cómo ha sido su vida laboral?
¿Ha tenido diferentes profesiones u oficios?
¿Han sido sus puestos de trabajo monótonos y repetitivos o variados, exigentes y enriquecedores?
¿Ha disfrutado de la posibilidad de organizar su propio trabajo, disponer de autonomía, responsabilidad y autoridad o se ha visto obligado a seguir las directrices de otros?
¿Tenía un buen sueldo?
¿A qué dedicaba su tiempo libre? ¿Lo empleaba de la misma forma antes y después de su jubilación?
¿Tomaba parte en actos culturales o/y sociales?
¿Ha tenido usted algún hobby o afición?
¿Ha practicado algún deporte con regularidad?
¿Le gusta la lectura? ¿Qué tipo? ¿Con qué frecuencia lee?
¿Cómo solía pasar sus vacaciones?
2. Situación biológica
¿Qué tal se encuentra de salud?
¿Tiene algún tipo de enfermedad crónica o transitoria seria?
¿Le permite su salud una vida independiente o necesita asistencia?
¿Puede moverse con agilidad y sin ayuda?
¿Sufre dolores?
¿Lleva algún tratamiento doloroso por algún problema?
3. Situación social y económica
¿Tiene usted bienes o patrimonio?
¿Goza usted de una buena pensión?
¿Tiene muchas amistades y conocidos en el exterior?
4. Adaptación e integración a la residencia
¿Cuáles fueron las razones para su ingreso en esta residencia?
¿Fue voluntario, pudo elegirla libremente?
¿Cómo se encontraba personalmente en el momento del ingreso?
¿Cuál era su situación familiar?
¿Cómo se sintió en los primeros momentos? ¿Tuvo sensación de soledad?
¿Cómo fue sintiéndose en los días sucesivos?
¿Cuánto tiempo tardó en adaptarse a las normas y a las personas (si es que se siente adaptado)?
¿Cómo consiguió adaptarse?
¿Qué dificultades encontró?
¿Echa de menos su vida anterior?
¿Cómo ha sobrellevado el paso de vivir en su propio hogar a tener que compartirlo con otras personas desconocidas?
¿Siente que ha perdido intimidad?
5. Calidad de la Residencia
¿Le parecen adecuados y flexibles los horarios?
¿Le gusta la comida? ¿Le parece sana y apropiada? ¿Y variada?
¿Cree que la atención sanitaria es buena?
¿Recibe usted una buena atención del personal?
¿Qué le parece su dormitorio? ¿Y los aseos?
¿Considera el resto de las instalaciones suficientes? ¿Y las actividades programadas por la residencia, son adecuadas y se dan con la frecuencia deseada?
¿Qué opinión le merece la limpieza en la residencia?
¿Cree que tiene un buen horario de visitas?
¿Cree que su residencia se encuentra bien localizada?
6. Integración social en el exterior
¿Cómo son ahora las relaciones con su familia?
¿Con qué frecuencia se ven?
¿Le parece suficiente?
¿Le gusta que vengan a visitarle?
¿Cuándo ha sido la última vez que les ha visto?
¿Suelen llevarle a su casa o a otros lugares?
¿En qué ocasiones?
¿Tiene relación con sus antiguas amistades?
¿Suele visitar alguno de los lugares en los que ha vivido o tenido experiencias anteriormente?
¿Realiza algún tipo de actividad fuera de la residencia?
¿Le gusta estar al corriente de lo que pasa en el mundo? ¿Sigue las noticias con frecuencia? ¿A través de qué medio?
¿Suele votar cuando se celebran elecciones?
7. INTEGRACIÓN SOCIAL, NORMATIVA, CULTURAL E INTERGRUPAL
¿Le parecen adecuadas las normas de su residencia?
¿Las acepta de buen grado?
¿Participa en las actividades que programa la residencia?
¿Qué opinión le merecen?
¿Cómo son las relaciones entre los residentes?
¿Se han formado pequeños grupos?
¿Se encuentra integrado en alguno de ellos?
¿Cómo se relaciona con los demás grupos?
¿Y con el personal?
¿Existe una buena comunicación?
¿Puede realizar sugerencias o quejarse?
¿Siente que le tratan bien?
¿Piensa que sus quejas y sugerencias son escuchadas y tenidas en cuenta?
¿Qué opinión tenía de las residencias antes de ingresar en una? ¿Y de cómo sería su vida en una residencia? ¿Tiene ahora la misma opinión? (Preguntar dónde pasará las navidades)
FICHA TÉCNICA DE LA ENTREVISTADA
NOMBRE: María Echevarria.
EDAD: 78
ESTADO CIVIL: Viuda desde hacía 8 años
PERIODO DE ESTANCIA EN LA RESIDENCIA: 5 años
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Enviado por: | El remitente no desea revelar su nombre |
Idioma: | castellano |
País: | España |