Sociología y Trabajo Social


Agresión a la mujer


ESCUNI.

Asignatura : Sociología de la educación.

AGRESIÓN A LA MUJER:

MALTRATO, VIOLACIÓN Y ACOSO.

ENTRE LA REALIDAD SOCIAL Y EL MITO CULTURAL

Curso: 1º F.

  • Especialidad: Educación Física.

  • “Todos los hombres que han demostrado

    valer algo, han sido los principales

    artífices de su educación”

    Walter Scott.

    ÍNDICE:

    PAG.

    1-Introducción 4

    2-Orígenes sociales 5

    3-Actitud social ante el problema 7

    4-¿Qué son los malos tratos? 7

    4.1 Definición 8

    4.2 Características 8

    4.3 Tipología 9

    5-El síndrome del maltrato a la mujer (SIMAM) 10

    5.1 Mecanismos de producción 11

    5.2 Dinámica 12

    5.3 Diagnóstico 13

    5.4 Pronóstico 14

    5.5 Tratamiento 14

    6-El agresor 16

    6.1 Agresores “normales” 18

    6.2 Agresores psicópatas 18

    6.3 Agresores patológicos 19

    7-La víctima 20

    8-Lesiones físicas 21

    PAG.

    9- Lesiones psíquicas 22

    9.1 Lesiones psíquicas agudas 22

    9.2 Lesiones psíquicas a largo plazo 23

    10- ¿Por qué mantienen la relación con el agresor

    las mujeres maltratadas? 24

    10.1 Factores socio culturales 26

    10.2 Factores psicológicos 26

    11- La relación de pareja como fuente de violencia 27

    12- El homicidio doméstico como consecuencia del SIMAM 28

    13- La mujer maltratada homicida; ¿víctima o culpable? 32

    Conclusión 33

    Bibliografía 34

    ANEXO: 35

    Datos estadísticos, tablas

    1. INTRODUCCIÓN:

    - Cada día, asistimos a la visión, en telediarios y programas sensacionalistas, a nuevos y escandalosos actos de violencia doméstica, crímenes pasionales, asesinatos brutales e injustificados, cada vez más crueles, irracionales y sanguinolentos, que tienen como principales víctimas a las mujeres y a veces también a los hijos de éstas.

    - Además, hay una gran cantidad de estereotipos que poco tienen que ver con la realidad, circulando por ahí: El rol estándar de agresor es el violento, borracho, machista acérrimo, de mediana edad y de clase social media o baja y el de la mujer agredida es el de mala ama de casa, masoquista, sin formación, “algo habrá hecho…”, “ella se lo ha buscado….”, “la mujer siempre inventa o exagera…..”.

    - La intención de este trabajo, es analizar las conductas y elementos presentes en los maltratos psíquicos y agresiones físicas con o sin componente sexual que se dan con tanta frecuencia en la sociedad y que cada vez tienen menos cabida en una sociedad que aparentemente avanza hacia delante.

    2. ORÍGENES SOCIALES:

    - La familia forma el núcleo social fundamental desde casi el principio de los tiempos, ésta ha cambiado, formando fundamentalmente dos tiempos: Antes de la industrialización y después de la misma. Antes de la industrialización, la familia era una unidad de residencia y producción en la que todos los miembros participaban en todas las tareas de recolección y proceso de materias primas, en función de su edad y sexo, las relaciones con el resto de la comunidad eran estrechas y la autoridad se basaba en el patriarcado, sistema que propiciaba un papel secundario para la mujer, ya que las tierras y la riqueza, pasaba de padres a hijos, excluyendo prácticamente a las mujeres.

    - No es hasta después de la industrialización, cuando se reparten los papeles de forma rígida dentro del seno de la familia, ya que ésta pasa de ser una unidad de producción y convivencia a ser una unidad de consumo.

    - El distanciamiento entre las unidades de convivencia y producción, en el medio urbano, favorece la dependencia de las mujeres hacia los varones, ya que el trabajo asalariado es desarrollado por éstos, aportando la mayor parte de los ingresos de la familia.

    - Esto ha supuesto el predominio del varón en todas las esferas de la vida humana, quedando la mujer relegada al entorno de lo privado, de la familia, teniendo como misión especial en su vida, la de la reproducción. Este reparto de papeles, ha permitido, que la mujer haya sido, y todavía lo sea en muchas sociedades actuales, una propiedad del hombre, de la misma forma que lo son los hijos.

    - Así, la mujer ha sido considerada siempre como un ser dependiente del hombre, tanto en lo económico, como en lo afectivo. Su principal desarrollo, lo ha tenido siempre en el ámbito de lo privado, mientras que el hombre se ha movido en el trabajo cara a los demás.

    - La dependencia económica de las mujeres respecto de sus compañeros masculinos, llega hasta nuestros días, no siendo extraño que la totalidad de la renta familiar proceda del salario del varón de la familia (padre).

    - No es por tanto extraño que en este contexto generalizado de desigualdad, que es una forma de violencia social, sea la mujer una víctima más que probable de la violencia dentro de las relaciones familiares.

    El papel subordinado que tiene dentro de la familia, su dependencia económica y su asunción del rol de ser dependiente a través de las pautas culturales y sociales aún imperantes en nuestra sociedad, provocan que estas situaciones sean, por un lado frecuentes y por otro, desconocidas, ya que hasta hace muy poco tiempo no existía conciencia social alguna de que la violencia física o psíquica ejercida dentro del ámbito familiar o doméstico fuese en modo alguno un delito, que atenta contra la integridad y seguridad de las personas, sino como, en todo caso “asuntos privados de la parejas”, “cosas de dos”.

    - Éstas consideraciones, justificaban, disculpaban y hasta legitimaban dichas situaciones de violencia en virtud de la autoridad del cabeza de familia(el hombre) que, de hecho, era considerado el garante de las normas sociales y el propietario del resto de componentes del núcleo familiar.

    - En la actualidad, el sistema de autoridad patriarcal está siendo cuestionado a través de la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y la contribución importante a la renta de la familia con su salario, esto está repercutiendo en un cambio en la importancia de papeles o roles desempeñados por los miembros de un núcleo familiar. Aún cuando el ordenamiento familiar ya reconoce una igualdad de autoridad entre los dos miembros, la diferencia salarial, sigue siendo un elemento diferenciador. También, se suele situar a la mujer en puestos laborales de menor cualificación y retribución, o simplemente, se le paga menos dinero por la misma tarea, lo cual, sigue fomentando una desigualdad de oportunidades y mantiene la dependencia económica del compañero.

    - Otro factor importante para el cambio de roles de la mujer y su creciente entrada al mercado de trabajo, tanto en número, como en calidad de puestos fue la creación de una “Educación Obligatoria y universal” que permitió la entrada a la escuela de la mujer y su formación adecuada para una vida laboral a posteriori, que nunca antes tuvo.

    3. ACTITUD SOCIAL ANTE EL PROBLEMA:

    - Los factores socioculturales que posibilitan la existencia del maltrato a la mujer pasan completamente desapercibidos a la mayor parte de la sociedad y sólo los estudios destinados al análisis de la situación, han puesto de manifiesto la importancia y presencia de estos factores, como elementos de la situación del maltrato.

    - La actitud social ha conducido a una serie de mitos sobre el maltrato a la mujer, de forma específica, que sirven para justificar de forma superficial e irreflexiva el porqué de este problema, y para, fundamentalmente, delimitarlo y tratarlo como hechos aislados, particulares, y limitados, no sólo a algunas familias que dan a conocer su situación, sino a familias de grupos sociales(clases medias - bajas).

    - E incluso a determinadas mujeres(masoquistas, irresponsables, provocadoras…) a determinados hombres(alcohólicos, parados, drogadictos, psicópatas…) a determinadas situaciones personales(crisis familiares, paro laboral, aislamiento social….) y así de manera interminable, para no reconocer y justificar un hecho que supone un grave quebranto para uno de los pilares más importantes de nuestra sociedad patriarcal.

    4. ¿QUÉ SON LOS MALOS TRATOS?

    - Cuando se habla o se busca información sobre malos tratos, uno se encuentra con diversidad de criterios sobre el propio concepto de maltrato, dependiendo de variables espaciales, temporales y culturales, llegándose incluso a la consideración de un caso de maltrato, como tal, dependiendo de las personas que lo detecten o investiguen. Por eso creo necesario definir el tipo de maltrato a que me refiero.

    4.1. DEFINICIÓN:

    - Los malos tratos que aquí abordamos, son los que se producen en el ámbito familiar o doméstico, privado por tanto y en el contexto del domicilio, por parte de un agresor que tiene un vínculo afectivo con la mujer maltratada (compañero, marido, padre, hermano o hijo).

    - Así pues, la definición que me parece mas acertada citar, es la que se le dio a los malos tratos en el 1º Congreso de Organizaciones Familiares celebrado en Madrid(Diciembre de 1987) en la que los declara como:

    “Toda acción u omisión de uno o varios miembros de la familia que dé lugar a tensiones, vejaciones u otras situaciones semejantes en los diferentes miembros de la misma”

    4.2. CARACTERÍSTICAS:

    - La violencia doméstica, no es un fenómeno nuevo, sino que tiene largas raíces en el tiempo, si se hace caso de los especialistas en el tema.

    - Siempre se dan en la residencia familiar, sin presencia ajena al núcleo, además, el maltrato a la mujer, suele acompañarse del maltrato a los hijos, lo cual produce una incorrecta socialización con unos valores erróneos, de una relación basada en la fuerza y en la dominación de un sexo sobre otro, en vez del respeto mutuo, del amor y la confianza.

    - Según los documentos elaborados por la O.N.U., el Consejo de Europa, más recientemente en el parlamento Europeo, y en el Senado Español, el fenómeno de los malos tratos, no es exclusivo de un grupo o clase social, afecta a un gran número de mujeres y no conoce fronteras.

    - El miedo, las amenazas, el desconocimiento de los derechos, la degradación psicológica, las pautas sociales y culturales, la existencia de hijos, la dependencia emocional(en algunos casos, miedo en otros) y económica total del cónyuge, provoca que un gran número de casos, no sean ni denunciados ni conocidos siquiera por los familiares de las víctimas. Según cifras estimativas emitidas por la Comisaría General de la Policía Judicial sólo el 10% de los casos de maltrato de cualquier tipo es denunciado.

    - Todos estos factores señalados, hacen que sea difícil su adecuado tratamiento policial y judicial como delito contra las personas, ya que dificulta la presentación de pruebas, beneficiando así la impunidad del delito

    4.3. TIPOLOGÍA:

    - Los malos tratos dirigidos a mujeres se concretan en formas específicas de agresión, se pueden resumir en tres grupos:

    1-Malos tratos físicos: Cualquier acción no accidental que provoque o pueda provocar daño físico o enfermedad (Hematomas, heridas, fracturas, quemaduras……).

    2-Abuso sexual: Cualquier contacto sexual realizado desde una posición de poder o autoridad hacia la víctima.

    3-Malos tratos psíquicos Cualquier acto o conducta intencionada que produzca desvalorización, sufrimiento o agresión psicológica a la víctima(insultos, vejaciones, crueldad mental…….).

    - De los tres tipos, los dos últimos, son los más difíciles de probar, dada la naturaleza y el ámbito privado de los mismos. Por otro lado, la espectacularidad de los dos primeros, eclipsa la importancia de los maltratos de origen psicológico, sobre los cuales, la documentación examinada, raramente estudia los casos a largo plazo, concentrándose principalmente en el estado mental en el sufrimiento de los malos tratos y durante poco después del momento de la ruptura de la relación con el agresor.

    Teniendo en cuenta, que, siempre que se da el maltrato físico o el abuso sexual, siempre está presente el maltrato psíquico.

    5. EL SÍNDROME DEL MALTRATO A LA MUJER (SIMAM):

    - El SIMAM viene caracterizado por su estrecha relación con los condicionamientos socio - culturales, tanto en su origen, como en su manifestación y/o consideración, así como por la reciprocidad de la agresividad. Esto hace que la agresividad sea bastante intensa, que aparezcan lesiones de defensa *y que el daño psíquico sea uno de los elementos más importantes.

    - Las restantes manifestaciones violentas, especialmente frente a niños y ancianos, no se sitúan en este contexto socio - cultural, más bien al contrario, destacando la pasividad de la víctima y las alteraciones psicopatológicas o conductuales del agresor o agresores, ya que en la mayoría de los casos, no sólo es el hombre.

    Las agresiones familiares generalizadas aparecen en un cuadro muy específico de familias desestructuradas donde los factores que precipitan la violencia son más objetivos y en los que la agresividad también se proyecta fuera del núcleo familiar.

    - No podemos por tanto, comparar el SIMAM con los malos tratos en la infancia ni a ningún otro cuadro, ya que, a pesar de compartir algunas características en común, son más los puntos que los diferencian.

    5.1. MECANISMOS DE PRODUCCIÓN:

    La clara intencionalidad del agresor es producir un daño en la víctima que sirva como argumento a su intención de dominar a la mujer. La forma de llevar a cabo la agresión variará, dependiendo de muchos factores, que oscilan entre la propia personalidad del agresor y la oportunidad de realizar determinadas conductas claramente influidas por factores del contexto propio.

    - La posición más o menos consciente del agresor en los hechos, a veces con maneras muy particulares de entender la violencia y con la pretensión de unos objetivos concretos, hace que la agresión se produzca casi siempre por “acción” en vez de por “omisión”. Esta conducta, ocasiona lesiones físicas de diferente índole y, por supuesto, lesiones psíquicas. Destacan de forma especial, por la aparición combinada de ambos tipos de lesiones, las agresiones sexuales, ya que con su transcendencia y su significado, afectan a lo más básico de la personalidad de la víctima.

    - Con independencia de las agresiones puntuales, la actitud entre los episodios suele caracterizarse por un maltrato psicológico en forma de insultos en público y en privado, intentos de ridiculizar a la mujer ante otras personas, controlar sus gastos, movimientos, llamadas telefónicas, exigir el cumplimiento de sus tareas domésticas….

    Pero, por otra parte, más fácilmente desapercibidas, incluso hasta para la víctima, también se dan, durante prolongados periodos de tiempo, maltratos por “omisión”. Esto es, carencias afectivas, sobrecargar y no ayudar en los trabajos domésticos, hacerla pasar por torpe o despistada, cambiando de lugar voluntariamente objetos y prendas de vestir……

    La utilización combinada de ambos mecanismos, hecho habitual, puede conducir a unos daños que la repetición y prolongación en el tiempo, acompañada de cambios de ánimo y humor de manera brusca y sin motivos, pueden ser sólo comparables a los de algunos tipos de torturas.

    5.2. DINÁMICA DEL SIMAM:

    - El síndrome de maltrato a la mujer, tiene tres fases que se repiten de forma continuada y cíclica en la mayoría de las ocasiones, aunque no son de obligada aparición todas ellas, lo cual dependerá de las circunstancias.

  • Fase de tensión creciente:

  • - La relación pone de manifiesto la agresividad creciente hacia la mujer, que en algunos casos se manifiesta de forma específica como determinadas conductas de agresión verbal o física de carácter leve o aisladas. La mujer va adoptando una serie de medidas para manejar la situación y adquiriendo mecanismos de defensa psicológicos. No obstante esta situación va progresando, aumentando la tensión paulatinamente entre los dos miembros de la pareja.

    B- Fase de agresión aguda:

    - Se caracteriza por una descarga incontrolada de las tensiones que se han ido acumulando durante la primera fase. La falta de control y su mayor capacidad lesiva distingue a este periodo de los pequeños incidentes agresivos de la primera fase.

    - Esta fase del ciclo es la más corta de las tres. Las consecuencias más importantes se producen en este momento, tanto en el plano físico como en el psíquico, donde continúan instaurándose una serie de alteraciones psicológicas debidas a las situaciones vividas.

    - La mayoría de las mujeres no buscan ayuda inmediatamente después de la agresión, a menos que hayan sufrido importantes lesiones que precisen de asistencia médica inmediata. La reacción más frecuente es permanecer aisladas las primeras 24 horas tras la agresión, aunque pueden pasar varios días antes de buscar ayuda o ir al médico, lo cual hace que no siempre acudan a urgencias, sino que, lo hacen a las consultar ordinarias, quizá para restar importancia al hecho y/o para evitar que identifiquen la agresión. *

    C- Fase de amabilidad y afecto:

    - Se caracteriza por una situación de extrema amabilidad, “amor” y conductas cariñosas por parte del agresor *. Es una fase bien recibida por ambas partes y donde se produce la vitimización completa de la mujer, ya que este periodo de tiempo, actúa como refuerzo positivo al mantenimiento de la relación

    - El agresor muestra su arrepentimiento y realiza promesas de no volver a llevar a cabo algo similar. Realmente piensa que va a ser capaz de controlarse y que debido a la lección dada a la mujer, ésta nunca volverá a comportarse de manera que sea necesario agredirla de nuevo.

    - Durante esta fase, no es extraño que el agresor intente actuar sobre familiares y amigos, para que convenzan a la víctima de que le perdone. Todos ellos, de manera más o menos inconsciente, hacen que la mujer se sienta culpable en cierto modo, y que a pesar de reconocer que la agresión recibida ha sido un acto criticable, sería ella la responsable de las consecuencias de dicha agresión, al romper el matrimonio (o cualquier otro tipo de relación) si no lo perdona. Suele ser frecuente tratar de hacerle ver que el marido necesita ayuda y que no puede abandonarlo en semejante situación.

    - El tiempo de duración de esta fase es muy variable, aunque lo habitual es que sea inferior al de la fase primera y más largo que el de la segunda.

    5.3. DIAGNÓSTICO DEL SIMAM:

    - Cuando la mujer se decide a acudir al médico, no suele ser tras la primera agresión, sino que ya ha habido algún episodio anterior, que por las características cíclicas del síndrome, se ha vuelto a repetir. Esto implica que las alteraciones psicológicas del síndrome ya están instauradas en mayor o menor medida. Por otra parte, siempre que busca la ayuda clínica, nos encontramos en la tercera fase del ciclo, pero a cierta distancia del episodio de la agresión como consecuencia del síndrome del paso a la acción retardado.

    - En estas circunstancias, el cuadro vendrá caracterizado por su inespecificidad, destacando una serie de lesiones en diferente fase evolutiva, más intensas en zonas cubiertas por la ropa, posibilidad de antiguas fracturas(principalmente en la parrilla costal), rotura de tímpano…. Todo ello unido a dolores, molestias vagas, ocultando el origen traumático o, una vez puesto de manifiesto, explicándolo de una forma accidental difícilmente compatible con las lesiones halladas en la exploración. Las alteraciones psicológicas, agudas, unidas a otras de larga evolución, ocuparán un lugar prioritario en el cuadro general.

    - El médico es el único que tiene la posibilidad de ver el cuadro lo suficientemente próximo a la agresión en la mayoría de las ocasiones, y tiene la oportunidad de remitir a la mujer a los servicios de psiquiatría o psicología clínica para afrontar el problema psicológico, por lo que su papel resulta básico para orientar de forma correcta las medidas destinadas a resolver la situación.

    5.4. PRONÓSTICO DEL SIMAM:

    - La evolución clínica del cuadro, suele ser satisfactoria en el aspecto físico, no así en el mental. Esta situación, unida al carácter cíclico del síndrome hace que el pronóstico general y social, no sea favorable, de ahí la trascendencia de la intervención médica para iniciar el tratamiento y las medidas preventivas, lo cual exige la participación de las unidades de salud mental y otros centros de tipo social, fundamentalmente los centros de la mujer. En ningún caso deberán minimizarse los hechos por la levedad de las lesiones físicas.

    5.5. TRATAMIENTO DEL SIMAM:

    - Al margen de los aspectos puramente clínicos en el tratamiento de las lesiones, es importante centrar los casos en el contexto apropiado. Así, aunque en la mayoría de los casos el cuadro lesional de la mujer no será una indicación suficiente para la hospitalización de la víctima, podría ser importante actuar en este sentido con vistas a romper el circulo de violencia que va a llevar a la mujer a una nueva agresión, que además, puede verse propiciada por el simple hecho de haber acudido al médico.

    - En este sentido, conviene iniciar lo antes posible los tratamientos clínicos, sociales y psicológicos de forma cruzada, tratando de aconsejar a la mujer la adopción de medidas ofrecidas por medio del centro de la mujer o por los trabajadores sociales del hospital.

    - Las dudas que se le pueden plantear al médico a la hora de emitir un parte judicial ante un caso de SIMAM pueden estar relacionadas con el secreto médico y al hecho de no denunciar por la dificultad diagnóstica y por el compromiso personal que implica una denuncia de este tipo.

    Por otra parte, según la documentación legal consultada, las tendencias internacionales, van en el sentido de que se debe guardar el secreto profesional en cuanto se refiere al enfermo, pero no al delincuente, ya que de lo contrario, permitiría que siguieran los malos tratos. Tampoco debe escudarse el médico en la dificultad diagnóstica para no denunciar, quizá más preocupado por el compromiso personal derivado de la denuncia, ya que, ante un caso de este tipo, la simple sospecha razonable es motivo más que suficiente para iniciar una investigación judicial. Además:

    La denuncia no es el fin, sino el medio para restaurar el equilibrio familiar” *

    - El médico tiene un papel indiscutible en un doble sentido:

    A- En relación con el tema de las lesiones, es necesario conocer sus características, a pesar y precisamente de su levedad, para identificarlas como parte del SIMAM, como tipología, localización y diferentes datos posiblemente reveladores. De este modo, igual que ocurre en el maltrato infantil, podremos descubrir los casos y ponerlos en manos de la autoridad judicial para resolver el problema social y jurídico que conlleva el clínico.

    B- En segundo lugar, se deben romper los mitos y prejuicios en cuanto a considerarlo sólo un problema privado, familiar o social. El médico no debe prejuzgar ni valorar las consecuencias legales de una posible denuncia, tampoco debe confundir su actuación y limitarla a lo estrictamente clínico. Sólo él y el personal sanitario van a ser capaces de identificar el cuadro típico del SIMAM y en muchos casos, sólo él, va a posibilitar que se inicien los mecanismos para que se eviten nuevas agresiones y quizá sea él la única persona a la que la mujer maltratada pueda acudir en busca de ayuda “sin pedirla” de manera explícita, confiando en que sea él quien saque a relucir una situación que ella es incapaz por falta de decisión y por miedo a las amenazas y las posibles represalias.

    6. EL AGRESOR:

    - El agresor es aquella persona que mantiene o ha mantenido una relación afectiva cualquiera de pareja con la víctima.

    - La primera gran característica, de los autores de estos hechos, es que, no existe ningún dato específico ni típico en la personalidad de los agresores, y como único elemento común, el de mantener o haber mantenido una relación sentimental con la víctima.

    - Los estudios realizados en este sentido se han dirigido en diferentes direcciones y han puesto de manifiesto algunas características generales:

    A- Según los ejemplos de Hamberger y Hastings (1986) entre los agresores, siempre hay tres tipos de personalidad (no trastornos): 1º El denominado “narcisista - antisocial”, 2º El “esquizoide - borderline” y 3º El “pasivo / dependiente - compulsivo”

    B- En un estudio de Barnet y Hamberger (1992) haciendo comparaciones entre grupos de individuos no agresores y entre grupos que si han agredido a su pareja, se encuentran las siguientes características de personalidad diferenciadoras: Hostilidad frente a las mujeres( ¿cómo mala respuesta a una misoginia inconsciente?), baja socialización y responsabilidad, autoreconocimiento del consumo de drogas(en todas sus variantes), comportamiento agresivo, conducción temeraria de vehículos, tendencias antisociales y narcisistas (y solamente en algunos casos) conductas delictivas. Además, en pruebas complementarias, el grupo de agresores, demostró ser más rígido y estereotipado y demostró mayor dificultad para desarrollar relaciones intimas basadas en la reciprocidad y la sinceridad.

    C- Clara hipermasculinidad, con adopción de papeles y conductas relacionadas con el teórico comportamiento del hombre en las relaciones interpersonales.

    D- Según Gandolf(1988) las conductas violentas se ponen de manifiesto de tres grandes formas:

    1- Agresores de personalidad antisocial y con tendencia a perpetrar actos de extrema violencia sexual y física (5-8%).

    2- Agresores de personalidad antisocial y con tendencia a realizar agresiones de gran violencia física y verbal, pero no sexual (30-40%).

    3- Agresores sin un perfil psicológico marcado, que realizan un abuso verbal y físico, pero sin llegar a la bestialidad de los otros grupos.

    E- El mayor factor de riesgo encontrado en todos los estudios consultados es haber sido testigo o víctima de violencia, tanto física como sexual por parte de los padres en la infancia o adolescencia.

    F- Entre otras mucho más originales, nos encontramos con la siguiente colección de razones y motivaciones comunes, todas las confesadas de palabra y/o reveladas en los test psicológicos esgrimidas por los agresores: Necesidad de control o dominio de la mujer, consideración de la independencia de la mujer como pérdida de poder por el hombre, “no haber desempeñado correctamente sus obligaciones de buenas esposas”, el propósito primario de la violencia es el de intimidar, atemorizar o, directamente forzar a la otra persona a hacer algo.

    - De este modo, según revelan los datos ofrecidos por Sonkin y Dunphy(1982) muchos hombres maltratan, simplemente porque funciona como medio para obtener sus objetivos; además, la gratificación obtenida al establecer el control por medio de la violencia, también puede reforzar a los agresores y hacerlos persistir en esta actitud.

    Como hemos visto, no existe una característica clara en la personalidad de los agresores estudiados, resaltando la heterogeneidad de este grupo de individuos. Esto ha favorecido que se estudien algunos factores o circunstancias que conforman esta peculiar forma de violencia. A pesar de que en la mayoría de los casos el agresor es una persona “normal”, no se puede encuadrar directamente dentro del grupo de las psicopatías o trastornos de la personalidad ni enfermos mentales; siguiendo una clasificación clínica clara y precisa, los agresores se pueden incluir en las siguientes categorías:

    6.1 AGRESORES “NORMALES”:

    - No deja de ser paradójico hablar de normalidad en una situación caracterizada por lo contrario, no obstante, con esta denominación quiero hacer alusión al criterio puramente clínico, refiriéndome a aquellos agresores que no padecen ningún tipo alteraciones mentales ni de la personalidad.

    6.2 AGRESORES PSICÓPATAS(o con trastorno de la personalidad):

    - Es necesario remarcar que existen doce tipos distintos de trastornos de la personalidad, y en un individuo, pueden encontrarse más de un tipo. Estos casos se caracterizan por una frialdad afectiva con ausencia de angustia, pero se da una buena percepción y adaptación a la realidad que les rodea. Dentro de estos tipos, tenemos los trastornos de la personalidad paranoide, antisocial, límite y pasivo - agresivo.

    6.3 AGRESORES PATOLÓGICOS

    - No cabe duda de que siempre existe una agresividad normal, que depende de factores innatos y adquiridos, La dificultad está en delimitar los casos patológicos de agresividad. La agresividad patológica, dependerá esencialmente de su encuadramiento dentro de la problemática, tan difícil de resolver a veces. Los principales cuadros que podrían dar lugar a un aumento de la agresividad serian: Las enfermedades orgánicas, las psicosis funcionales, las neurosis y el consumo de sustancias tóxicas:

    A- Enfermedades orgánicas: Se desarrolla una agresividad exaltada cuando hay una afectación de las estructuras neurofisiológicas * que estimulan las pautas agresivas (cíngulo, amígdala e hipotálamo posterior)o una destrucción de las estructuras que inhiben la agresividad, fundamentalmente las áreas órbito - frontales. También se han detectado episodios de hiperagresividad en los estados crepusculares e ictales presentes en los afectados por la epilepsia.

    B- Psicosis funcionales: Los principales cuadros en relación a la agresividad, son la esquizofrenia, el trastorno delirante - paranoide y la psicosis maníaco - depresiva. Dentro de los trastornos delirante - paranoides hay que destacar el del tipo celotípico, en el cual, el sujeto está convencido, sin motivo alguno de que su pareja es infiel, interpretando hechos y signos completamente insignificantes * , como hechos justificantes de sus ideas de infidelidad. En esta situación, el individuo siempre se enfrenta a la pareja y puede llegar a tomar medidas más o menos agresivas y violentas para acabar con la infidelidad imaginada. No es extraño que también dirijan, en ocasiones, su agresividad contra quien ellos crean que mantienen una relación con su pareja.

    C- Neurosis: En las neurosis, el componente de la agresividad más marcado es el autoagresivo o autodestructivo, por lo cual, es prácticamente nula la detección de un caso de neurosis en un agresor, no siendo así tan baja la cantidad de casos observados de neurosis o síntomas o rasgos componentes de esta entre las víctimas del SIMAM

    D- Alcohol y sustancias tóxicas: Los mecanismos íntimos de la agresividad suelen estar afectados por los factores condicionantes de esta conducta de abuso y dependencia de diversas sustancias, aunque se produzcan sobre un individuo que no padece ninguna alteración ni enfermedad mental. Muchos autores consideran el consumo de sustancias tóxicas como un suicidio crónico y, por lo tanto, como una forma de autoagresividad.

    - También es un hecho comprobado que la mayoría de sustancias conduce a un estado de agresividad acentuada, ya que la mayoría de ellas conduce a estados, donde el factor común es el de la desinhibición de la personalidad y mayor o menor pérdida del control emocional, pero, en un gran porcentaje de casos, no es más que un vehículo o excusa que utiliza el agresor para justificar su conducta ante la víctima( yo no era……, yo no sabía lo que hacia……, etc. etc.)

    7-LA VÍCTIMA:

    - En este tipo de hechos, puede pensarse a priori que la víctima presenta una serie de características que condicionan gran parte de la situación. Existen estudios sobre estos factores que son considerados como causa de la violencia hacia ellas(Schulz en 1960, Kleckner en 1978 y Symonds y Walker en 1979), pero estudios posteriores demuestran que éstos trabajos fallaban en el análisis de la interacción entre las personas y a situación, confundiendo así las consecuencias del trauma, desacreditando totalmente esos argumentos.

    - El estudio de Koss en 1985 * aparece frecuentemente citado para aclarar la falta de conexión entre la personalidad de la víctima y el sufrimiento de cualquier tipo de agresión. Por otro lado, en siguientes análisis y test de grupos de control Koss y Dinero en 1989 encontraron un “perfil de riesgo” en las que el riesgo de ser maltratadas era el doble que en el resto de casos, pero sólo afectaba al 10% de casos. Este factor de riesgo eran los antecedentes de haber padecido abusos físicos y/o sexuales durante la infancia y las consecuencias reflejadas como alteraciones de conducta derivadas de los mismos. Por lo tanto, éste es un rasgo que caracteriza a ambos, al agresor y a la víctima.

    - El hecho de abusar de un niño, según Herman en 1992, va asociado a un mayor riesgo de vitimización en fases más avanzadas de su vida por diferentes tipos de agresores, incluyendo a sus parejas. Se especula que esto es debido a la imposibilidad de crear mecanismos de protección, asociados con otros efectos post - traumáticos, tales como la dificultad de análisis de la situación o de las personas, en relación al peligro, el fatalismo relacionado a la depresión o la sensación de incapacidad y desamparo.

    - Quedan con esto, pues, desacreditadas las teorías que argumentaban que la causa del maltrato era el masoquismo de la mujer, teorías que se basaban en el amor que expresaban profesar las víctimas a sus agresores. “Debido a que las conductas de las mujeres maltratadas son inapropiadamente atribuidas a sus características de personalidad, más que a sus causas situacionales, confundiendo las causas y las consecuencias del abuso, y además de no corresponderse con la realidad, esto es un error de atribución fundamental” *

    8-LESIONES FÍSICAS:

    - Las lesiones producidas en los casos de agresiones producidas por hombres, abarcan toda la tipología lesional de la traumatología forense; desde simples contusiones y erosiones, hasta heridas producidas por diversos tipos de armas. El cuadro más frecuente consta de excoriaciones, contusiones y heridas superficiales, concentrándose principalmente en las zonas de la cabeza, cara, cuello, pechos y abdomen.

    - El cuadro típico en el momento del reconocimiento viene determinado por múltiples y diferentes tipos de lesiones con una combinación de antiguas y recientes, así como referencias vagas de molestias y dolores cuya naturaleza no se corresponde con lo referido por la mujer en el motivo de la consulta. Resulta asimismo común en estos cuadros la aparición de lesiones de defensa, así como la localización de gran parte de las lesiones(o las más graves) en zonas no visibles una vez que la víctima está vestida. Este tipo de víctimas, tienen 13 veces más posibilidades de tener lesiones en el tórax, pechos o abdomen *. En este sentido, suele ser muy frecuente la frase:

    “Mi marido ha aprendido a pegarme, me pega, pero no me señala”.

    - En un reciente trabajo realizado sobre 9000 mujeres que acudieron a los servicios de urgencias de10 hospitales distintos, encontró como datos más relevantes que la lesión más típica en mujeres maltratadas, era la rotura de tímpano y que tienen muchas más probabilidades de presentar lesiones en la cabeza, tronco y cuello. Por contra, las no maltratadas, suelen recibir las lesiones producidas por accidentes varios, en la columna vertebral y extremidades inferiores. *

    -A pesar de todo, muchas víctimas se abstienen de acudir al hospital, incluso cuando hay lesiones de cierta intensidad, debido a la vergüenza, a las amenazas por parte del agresor si busca ayuda de cualquier tipo y el temor de que el hospital comunique al juzgado el origen de sus lesiones y se tomen medidas que puedan afectar a su familia. “Otro dato significativo, es que las mujeres que han sido víctimas de estos hechos y se deciden a ir al médico como consecuencia de los daños recibidos, cada vez que vuelven, lo hacen con lesiones más graves”. (Koss 1991)

    9- LESIONES PSÍQUICAS:

    - Los trabajos consultados * , realizados durante los últimos quince años demuestran que la sintomatología psíquica encontrada en las víctimas debe tratada como una consecuencia de los ataques sufridos, no como una situación anterior a ellos. Los estudios referidos se llevaron a cabo realizando análisis comparativos con las respuestas humanas al trauma, existiendo una correlación estrecha entre la sintomatología desarrollada por las víctimas del maltrato y la respuesta a determinadas situaciones de estrés y tortura. Las lesiones psicológicas tras la agresión se clasifican habitualmente como agudas y de largo plazo:

    9.1 LESIONES PSÍQUICAS AGUDAS:

    - Alexandra Symonds en 1979, propuso la denominada “Psicología de los sucesos catastróficos” como un modelo útil para analizar las respuestas emocionales y conductuales frente a las mujeres a las que se les ha sometido a algún acto de violencia, observando que las reacciones a los traumas ocasionados por sus parejas, están muy próximas a los sufridos por los supervivientes de diversos sucesos catastróficos.

    - “La primera reacción normalmente consiste en una autoprotección y en tratar de sobrevivir al suceso, suelen aparecer reacciones de shock,, confusión, negación, abatimiento, aturdimiento y temor. Durante el ataque, incluso tras éste, la víctima ofrece muy poca o ninguna resistencia, para tratar de minimizar las posibles lesiones o para evitar que se produzca una nueva agresión”. *

    - La mayoría de estas mujeres, presentan síntomas de incompetencia, sensación de no tener ninguna valía, culpabilidad, vergüenza y temor a la pérdida de control. El diagnóstico clínico recibido en la mayor parte de los casos es el de depresión. El seguimiento de algunas víctimas, ha demostrado que la sintomatología va cambiando, principalmente, el componente de shock disminuye drásticamente a partir de la tercera agresión y es evidente el desarrollo por parte de estas mujeres la generación de habilidades de supervivencia más que de huida o escape, y se centran prioritariamente en estrategias de mediación o de hacer desaparecer las situaciones de tensión o violencia. *

    - Existen básicamente dos condicionamientos típicos del SIMAM relativos a las lesiones psíquicas:

  • La repetición de los hechos, da lugar a un mayor daño psíquico, tanto por los efectos acumulados de cada agresión, como por la ansiedad mantenida durante el periodo de latencia hasta el siguiente ataque.

  • La situación del agresor respecto de la víctima, Desde el punto de vista personal, el agresor es alguien que ella quiere, alguien en quien se supone que debe creer y confiar, y alguien de quien, en cierta manera, depende. Desde el punto de vista general, las mujeres agredidas mantienen una relación legal, económica, emocional y social con él.

  • - Todo lo citado en esta sección, repercute en la percepción y análisis que hace la mujer para encontrar alternativas, viéndose estas posibilidades limitadas y resultando muy difícil la adopción de una decisión.

    9.2 LESIONES PSÍQUICAS A LARGO PLAZO:

    - Las reacciones a largo plazo de las mujeres que han sido maltratadas, por sus parejas incluyen temor, ansiedad, fatiga, alteraciones del sueño y del apetito, pesadillas, reacciones intensas de susto y quejas físicas en forma de dolores inespecíficos. Tras el ataque, la mujer se puede volver dependiente y sugestionable, encontrando muy difícil el tomar decisiones o hacer planes a largo plazo. Como un intento de evadir el abatimiento psíquico, pueden adoptar expectativas irreales de conseguir una adecuada recuperación, persuadiéndose a ellas mismas de que pueden reconstruir la relación y de que todo volverá a ser perfecto. *

    - El primer gran estudio que se llevó a cabo sobre la respuesta psicológica de mujeres que fueron expuestas a los malos tratos, fue publicado por Leonore Walker en 1979, en el cual se recogen los efectos potenciales que pueden aparecer a largo plazo en las relaciones de pareja en que el hombre agredía a la mujer. El resultado fue la aparición de estados de: Baja autoestima, depresión, estrés profundo y sensación de desamparo e impotencia.

    - A los síntomas antes citados, se les une la incapacidad para controlar el comportamiento violento de sus agresores, sin embargo, en contra de lo especulado, estas mujeres, presentan un elevado autocontrol interno, probablemente, porque están muy pendientes de manejar sus propias respuestas al trauma y a las amenazas, al mismo tiempo que se encuentran ocupadas con las necesidades de la familia y otras responsabilidades.

    - Otros estudios * comparan las reacciones de mujeres maltratadas con las de los prisioneros de guerra, encontrando tres áreas comunes a ambos tipos de víctimas:

    A- El abuso psicológico que se produce dentro de un contexto de amenazas de violencia física, conduce al temor y debilitación de las víctimas.

    B- El aislamiento de las víctimas de anteriores fuentes de apoyo y las actividades fuera del ambiente hogareño, conducen a una dependencia del agresor y a la aceptación de las acciones del agresor y de sus puntos de vista.

    C- Existe un refuerzo positivo de forma intermitente, ocasionado por el temor y la pérdida personal que refuerza la dependencia emocional de la víctima hacia su agresor.

    10-¿POR QUÉ MANTIENEN LA RELACIÓN CON EL AGRESOR LAS MUJERES MALTRATADAS? ¿MASOQUISMO O ESCLAVITUD?:

    - La violencia hacia la mujer en el seno de una relación afectiva con el hombre, o ha sido negada, o ha sido considerada como normal, o ha sido minimizada, tanto en el hecho, como en sus consecuencias. La permanencia de la mujer en la relación, a pesar de la violencia contra ella, es muchas veces, interpretada como una forma de aceptación de la situación, ratificada por su silencio. “Si alguien mantiene una relación que se dice que está caracterizada por el maltrato y la agresividad, es porque, o no es cierto que esto ocurre(al menos con la gravedad presentada), o es que la mujer acepta esa relación, e incluso la actitud violenta del hombre”. *

    - Hay que conocer las características típicas del SIMAM para poder comprender los efectos y consecuencias del mismo, y ver así las diferencias con otras situaciones de violencia interpersonal. El contexto y la dinámica del síndrome del maltrato caracterizan la conducta del agresor, pero también la de la víctima. Uno de los factores más determinantes en la continuidad de esta relación es el hecho de que la violencia aparece en el seno de una relación afectiva con sentimientos de amor y mantenida sobre situaciones compartidas y proyectos futuros en común, La unión de las mujeres maltratadas a sus parejas, refleja de forma típica, lazos que estaban perfectamente consolidados perfectamente antes de que éstos mostrasen una conducta violenta contra ellas". *

    - Investigaciones llevadas a cabo en este sentido han establecido que tres de cada cuatro mujeres sometidas a una situación de maltrato de larga evolución, no han sido maltratadas hasta que ellas aceptaran un compromiso más estrecho o se casaran con su pareja. Es después de tal compromiso cuando la expresión de su amor y afecto, por parte del agresor, se vuelve más posesivo y controlador, quedando las mujeres aisladas socialmente. El primer acto de violencia es una “evolución” de ese sentimiento de amor idealizado que existe cuando la mujer se compromete y es separada de fuentes alternativas de apoyo. *

    - Tras el episodio de la agresión, la actitud del hombre durante la fase de “luna de miel” causa un efecto que ha sido descrito por los especialistas, como especialmente seductivo en una mujer, que por lo general, no tiene más punto de apoyo que el hombre que la ha agredido. Posteriormente, según transcurre el tiempo y la agresión va quedando atrás, los sentimientos positivos van ocupando el primen plano y las explicaciones del hombre y las justificaciones que la mujer se hace a sí misma, van cobrando fuerza. De este modo, el ciclo continua su dinámica y la víctima puede mostrar sentimientos de amor hacia su agresor; pero en este momento y dándose estas circunstancias, probablemente en el momento de la agresión y posteriores no lo hará.

    - Cuando la situación se hace habitual y las agresiones se repiten, la experiencia podría hacer a la mujer no creer en las explicaciones ni en el arrepentimiento de su pareja. Pero entonces está ya inmersa en las profundas aguas del síndrome, actuando sobre ella los factores socio - culturales y careciendo de recursos físicos y psíquicos suficientes como consecuencia de las lesiones psíquicas ocasionadas por la duración prolongada del maltrato.

    10.1. FACTORES SOCIO - CULTURALES:

    - Las principales razones socio - culturales que hacen que la mujer soporte este tipo de relación, incluyendo la falta de alternativas, son: El temor a la desaprobación de familiares y amigos, la preocupación por la pérdida de sus hijos y hogar, y el miedo a las represalias del agresor. No hay que olvidar que una gran parte de la sociedad culpa a la mujer, ya que considera que la agresión se produjo por no comprender al marido cuando éste tiene problemas, cuando bebe o por no cumplir correctamente con sus tareas de ama de casa; así como por tomar cualquier iniciativa en contra de él o para salir de la situación en la que se encuentra, ya que esta actitud podría provocar la ruptura de la familia de lo cual ella sería responsable, subrayando mas, paradójicamente, su decisión que la conducta violenta del hombre.

    - Si a estas circunstancias unimos la dependencia económica que suele existir entre la víctima y el agresor y la dificultad inherente a nuestra sociedad de iniciar una nueva vida, especialmente en las circunstancias de la mayoría de las mujeres maltratadas, no resulta difícil entender porqué la mujer no se decide a dar el paso para romper la relación.

    10.2. FACTORES PSICOLÓGICOS:

    - La mujer se encuentra en una situación de apatía que le impide afrontar el problema y tomar decisiones válidas para salir de ese ambiente. La conducta seguida por el agresor, también conduce a esta situación de esclavitud, ya no por sus últimas consecuencias psíquicas, sino por el modo de llevarla a cabo.

    - El abuso emocional suele seguir una estrategia que ataca tres aspectos básicos de la mujer. En primer lugar se produce un ataque social, tratando de romper con la familia, amistades, trabajo……….., en segundo lugar, el ataque se lleva contra las conexiones de identidad del pasado, cortando con todo lo que la une a sus recuerdos y con el tiempo anterior a la relación, y finalmente se produce un tercer ataque hacia la identidad actual, criticando y recriminando, tanto en público como en privado, su conducta, aficiones, defectos, iniciativas, modos de hacer las cosas, formas de pensar….. Se consigue así un auténtico “lavado de cerebro” que la anula por completo, conduciendo a las típicas definiciones “mujer florero” o “mujer bonsái”, ya que la mujer queda empequeñecida, al ser sus iniciativas taladas por la persona de la que depende, como el bonsái que es podado por quien lo abona y riega. - En resumen, unas veces por el efecto del cariño mostrado tras la agresión y otras por los del abandono de sí misma como consecuencia del maltrato, hacen que la mujer sea incapaz de escapar.

    - La situación resultante ha hecho, que en ocasiones sean denominadas gráficamente como “esclavas psicológicas”, comparándolas con el síndrome de Estocolmo *

    - En definitiva, la mujer permanece unida a su agresor por una especie de gomas elásticas gigantes. Cuando intenta terminar la relación y se aleja de él, la goma se va estirando, hasta llegar, incluso, a un punto cercano a la ruptura pero resulta muy difícil de superar y cuanto más se aleja mayor es la tensión que la hace volver. Para una persona debilitada físicamente, anulada psíquicamente y temerosa de dar los pasos, será muy difícil lograr escapar de esos lazos, necesita la ayuda de otras personas o de los mecanismos sociales que actúen como tijeras que corten esas gomas.

    11. LA RELACIÓN DE PAREJA COMO FUENTE DE VIOLENCIA:

    - Al contrario que el dicho popular, se podría decir que “dos discuten quieran o no quieran”. La relación de pareja, por su propia dinámica es fuente de conflictos y enfrentamientos entre las personas que la componen, hecho natural y relacionado con la propia individualidad de las personas.

    - La agresión también se puede producir por parte de la mujer al hombre, así como en parejas homosexuales, bien de mujer a mujer o de hombre a hombre, parece, pues, que la violencia del hombre no tiene un objetivo definido en la mujer, ya que también la emplea en el seno de la pareja frente a otros hombres y que la mujer puede ser igualmente violenta frente al hombre y frente a la mujer. Pero del mismo modo que no hay agresiones en todas las parejas heterosexuales, no tiene porqué haberlas en las homosexuales.

    - El elemento común en todos los casos es la relación de pareja, no obstante, esta relación, lo único que permite es que se den una serie de condiciones para el enfrentamiento. La exposición de diferentes puntos de vista, las valoraciones personales, que cuando son percibidas como imposición o como norma rígida pueden favorecer la reacción agresiva contraria. En ningún caso tiene porqué conducir a una agresividad desmedida, ni mucho menos a una situación de violencia contra las cosas o hacia las personas. La relación de pareja no significa necesariamente que haya un foco de agresividad o de violencia, simplemente se trata de unas circunstancias muy particulares en la forma de relación de las personas, que por sus características pueden dar lugar a situaciones de tensión, las cuales, a su vez, pueden desembocar en un tipo de violencia muy particular, sobre todo si existen condiciones socio - culturales que lo favorezcan.

    - La violencia existe en ambos miembros, pero por las características de la situación, la mujer lleva a cabo un maltrato emocional, aunque en muchas ocasiones, se ha comprobado que este “maltrato psicológico” es más un choque de perspectivas, o el mantenimiento de una posición diferente a la del hombre, que es interpretada por éste como una agresión a su autoridad. En muy pocos casos se ha podido comprobar que en esta actitud de la mujer haya una verdadera intención de hacer daño, o que el hombre resulte realmente lesionado en cualquier plano. Por tanto, en la mayoría de estos casos, no aparece de forma manifiesta la intención de “hacer daño” que requiere la violencia, y simplemente es una reacción de hostilidad frente a la persona que le origina un daño.

    12. EL HOMICIDIO DOMÉSTICO COMO CONSECUENCIA DEL SIMAM:

    A pesar de los datos que así lo demuestran, todavía en la actualidad, siguen existiendo muchas posiciones contrarias a considerar al homicidio doméstico como una consecuencia del maltrato a la mujer. Los últimos estudios * han demostrado que se están produciendo un incremento en el numero de homicidios derivados de un contexto de abuso por parte del hombre sobre la mujer. Al contrario de lo que ocurre con el maltrato general en el que la mayoría de los casos en el que el hombre es el autor y la mujer la víctima, en los casos de homicidio doméstico, existe una importante proporción de hombres víctimas de los hechos.

    - Nunca el amor, la pasión o la locura son tan reincidentes en un objetivo, tan concreto y arraigado en una idea de posesión de la mujer, como si de un objetivo se tratase. El “eres mía o de nadie”, gritado o pensado, es la máxima expresión de ese sentimiento de pertenencia. Envolver esos crímenes de romanticismo no deja de ser una forma de no profundizar en la gravedad del problema y de justificarlo, cubriendo con un manto de comprensión, lo que desnudo sería inaceptable.

    En E.E.U.U., país en el que se viene estudiando esta situación desde los años 70, las estadísticas han demostrado que el 61% de los homicidios en este tipo de relaciones, las víctimas eran mujeres asesinadas por los hombres y el 39% eran hombres asesinados por mujeres, destacando el hecho de que se está produciendo en el numero de homicidios cometidos por mujeres como consecuencia de la situación de abuso a la que están sometidas y como respuesta a las agresiones y amenazas del marido y/o pareja.

    - Otros estudios cercanos *, han reflejado esta situación, concretamente el llevado a cabo por el Instituto Nacional de Justicia de E.E.U.U. Sobre el homicidio, ha encontrado que, durante los últimos años, en el 57% de los homicidios ocurridos en el medio familiar, fundamentalmente haciendo referencia a las relaciones de pareja, la víctima era el hombre, y sólo en el 43% restante, fue la mujer. En general, la tendencia actual es a considerar una paridad entre los homicidios cometidos por los hombres y los realizados por las mujeres.

    - Un factor subyacente en muchos de estos homicidios cometidos por las mujeres en estas circunstancias, es la incapacidad real o la percepción de incapacidad para protegerse a sí mismas de la agresión por parte de sus compañeros. Totman en 1988 obtuvo que el factor que contribuye de forma más significativa a que la mujer asesine a su pareja es la agresión previa por parte de la víctima, unido a la percepción de una ausencia de alternativas viables a la abrumadora vida que la atrapa. Todo ello lleva a establecer que las mujeres maltratadas cometen los homicidios en situaciones de desesperación y autodefensa, como los tristemente famosos casos ocurridos en nuestro país entre los que quizá destaque el de “La dulce Neus”.

    - En la clasificación del crimen violento observada, se han establecido dos subtipos generales atendiendo a la manera de ejecución del crimen:

    A- Homicidio doméstico espontáneo: Se trata de un homicidio no planificado, que es precipitado por un suceso estresante reciente o por una serie de situaciones conflictivas que conducen a un estrés que se va acumulando. La víctima mantiene una relación familiar con el agresor y suele existir una historia anterior de conflictos y abusos por parte del autor de los hechos. El crimen se produce, como norma general, en el lugar de residencia de los implicados o donde lo hace alguno de ellos, si es que la convivencia ha terminado. El arma homicida suele tomarse de la propia escena del crimen, siendo relativamente frecuente la estrangulación a mano, o con algún instrumento o arma existente en el domicilio.

    B- Homicidio doméstico planificado: Este homicidio ha sido planeado con anterioridad y los factores que dan lugar a él suelen ser los mismos que los apuntados en el otro subtipo de homicidios, es decir, conflictos que dan origen a un estrés importante, o bien, menos intenso pero mantenido y acumulado durante un largo periodo de tiempo. En lugar de pasar a la acción de manera impulsiva, se decide llevar a cabo el crimen en otro momento, más o menos cercano al conflicto puntual. La escena del crimen en estos casos refleja un mayor control y las características de un crimen organizado. También se suele producir en el domicilio ocupado por los implicados o el de alguno de ellos, aunque en este caso, puede llevarse a cabo fuera de él, tratando de simular en ocasiones, un accidente o un ataque realizado por extraños, con robo, violación, etc. Desde el punto de la investigación médico - legal, es importante considerar la posibilidad de que se produzca mediante el empleo de algún tóxico, circunstancia esta última, presente en muchos casos que han trascendido a la opinión pública.

    - Los estudios dirigidos en este sentido, han demostrado que, en el 91% de los casos el iniciador de la violencia es el hombre, incluso en los casos en los que el homicidio es llevado ala final por la mujer. Los agresores masculinos suelen utilizar con más frecuencia armas de fuego y armas diseñadas específicamente para herir o buscar una posición de dominio frente a la víctima. Por su parte, los agresores femeninos, tienden a utilizar cuchillos y utensilios de cocina usados para compensar su relativa ausencia de fuerza física. Los hombres no sólo son, en la mayor parte de los casos agresores frente a la mujer, sino que también tienden a ser más violentos en sus actos. Según la definición la definición de homicidio violento de Wolfgang en 1958, al que considera: “aquel que envuelve dos o más actos de apuñalamiento, cortes, disparos o golpes violentos repetidos”, los homicidios masculinos son más violentos y encuadrables en esta categoría que los femeninos. Es decir, a pesar de su fuerza física superior y el mayor acceso a armas de fuego, tienden, de hecho, a ser más violentos en sus acciones y producir más daño del necesario para causar la muerte. Por otro lado, las mujeres tienden a disparar o apuñalar una sola vez a sus víctimas.

    - La idea de desarrollar una tipología de los casos de homicidio doméstico, basándose en sus motivaciones, llevó a hacer una clasificación alrededor del factor precipitante de los hechos o del motivo aparente del agresor. Se identificaron seis categorías:

    1- Defensa propia: A esta categoría pertenecen la mayoría de los casos en los que el asesino es la mujer.

    2- Intento de finalizar la relación: La mayoría de los casos de este tipo se producen como consecuencia de la respuesta del agresor a los intentos de la víctima de abandonar la relación. El agresor más frecuente en este tipo es el hombre. Esta es, sin duda, la situación más delicada con relación al riesgo para la mujer. Es precisamente en estos momentos cuando se producen la mayoría de los homicidios por parte del hombre.

    3- Homicidios precipitados por los celos: En estos homicidios se ve reflejado el patrón de “propiedad de la mujer” en el que la víctima es tratada esencialmente como un bien mueble intransferible. En la mayor parte de los casos el hombre es el agresor, y matan a mujeres con la que están o han estado casados o han mantenido una relación de convivencia prolongada. Se ha comprobado también, la falta de reciprocidad en los celos por parte de la víctima. No obstante, se han dado casos en los que las mujeres, no sólo han sido asesinadas por un marido celoso, sino que, también lo han sido cuando han expresado sus celos a un marido al que acusan de infiel, inciándose una lucha que termina en el homicidio de la mujer.

    4- Peleas y riñas domésticas: En este grupo predomina, igualmente, las víctimas del sexo femenino; las circunstancias en las que se producen estos homicidios vienen caracterizadas por una riña en la que suelen intercambiarse varios golpes, generalmente, de forma desproporcionada, predominando los ocasionados por el hombre. Por lo general las discusiones suelen estar relacionadas con asuntos domésticos, limpieza, cocina, problemas en las relaciones que vienen manteniendo, o por consumo de sustancias tóxicas, salidas con amigos, reflejando el papel relegado a la mujer desde la posición masculina.

    5- Discusiones relacionadas con el dinero: Aunque podría incluirse en el apartado anterior, la frecuencia con que aparece y deriva a la agresión, y de ésta al homicidio, hace que merezca su inclusión en un grupo independiente. En esta categoría, tanto el hombre, como la mujer, tienen la misma probabilidad de actuar como agresores.

    6- Accidente: Suelen ser casos que se consideran así en un principio, basándose fundamentalmente en los testimonios de la única persona presente en el lugar de los hechos, que suele ser el autor, y en la ausencia de elementos que, en principio indiquen otra hipótesis; se caracteriza por tanto, por la ausencia de testigos. Las investigaciones posteriores, suelen descubrir las motivaciones reales. En este sentido, hay que recordar que, en los dos grandes tipos de homicidio doméstico, el organizado viene caracterizado, en muchas ocasiones, por un intento de simular un accidente o agresión de un extraño, y en consecuencia, por la manipulación de la escena del crimen, por el propio autor, además de por las manifestaciones del mismo, tendentes a infundir a la confusión.

    13- LA MUJER MALTRATADA HOMICIDA; ¿VÍCTIMA O CULPABLE?:

    - La falta de concienciación social y la consecuente responsabilización de la víctima, unida a la falta de apoyo, incluso familiar, así como, las todavía escasa ayudas sociales, incluidas las legales y policiales, hacen que el abanico de alternativas se valla cerrando para la mujer. De este modo se agrava aún más el problema psicológico que viene padeciendo por la inercia de la situación. En este contexto, si no se produce una completa aceptación y adaptación, las alternativas más racionales pueden empezar a ser sustituidas por las más irracionales.

    - La sociedad que permanece relativamente impasible ante los hechos que provocan estas respuestas, detiene la mirada social, no sin cierta crítica, sólo ante la respuesta y ante la mujer que “ha sido capaz “ de llevar a cabo un hecho tan reprobable. Durante los últimos años, el debate se ha avivado a raíz del caso de Lorena bobitt, que cortó el pene de su compañero cuando éste dormía, como respuesta a las múltiples agresiones corporales y sexuales que venía sufriendo en el seno de su relación. A pesar de lo llamativo del caso, quizá fue más la decisión del tribunal de aplicar una pena mínima, aludiendo a las alteraciones psíquicas, lo que motivó el amplio debate social.

    - El perfil más frecuente de la condenada por un homicidio doméstico es: Edad entre 30 y 40 años, madre, casada, actúa sola durante la realización de los hechos, no prepara o planea el crimen, y en ocasiones actúa bajo los efectos del alcohol o de otras sustancias tóxicas, las autopsias de las víctimas también han revelado, que en aproximadamente, el 20% de los casos están bebidas.

    - A pesar de la gravedad de esta consecuencia del maltrato y de la frecuencia con la que se presenta, las reflexiones y la actitud que se ha mantenido respecto a los homicidios ocurridos o desencadenados por una relación de pareja no dejan de ser sorprendentes. Los matices de la noticia van más dirigidos a resaltar la presencia, aún en nuestros tiempos, de “la España profunda” o a destacar cómo esa mentalidad arcaica, anclada en el tiempo, de vez en cuando se suelta para visitar el presente, dejando una dramática tarjeta de visita, antes de regresar a una época donde éste tipo de conductas eran más frecuentes.

    CONCLUSIÓN DEL TRABAJO:

    - Tras toda la documentación analizada y expuesta, creo haber obtenido una visión esclarecedora del tema del maltrato, haber desmitificado muchos de los estereotipos que yo mismo poseía del mismo, y conocer todos los aspectos y perspectivas del mismo, tanto el aspecto médico, como el jurídico, el social y el psicológico.

    - Después de leer alguna documentación de la reunida para la confección del trabajo, no podía salir ni de mi asombro ni de un estado de mayúscula repugnancia por los datos y casos leídos, ya que, si una violencia tan sistemática y agresiva, ya de por sí, resulta inaceptable, como comprender que se canalice hacia la persona que se supone se “ama”. Supongo que no es más que la salida de unos instintos/conductas aprendidos del comportamiento paterno, de una educación pobre en valores humanos y de unos esquemas sociales, que además de obsoletos, se vuelven un lastre muy peligroso para una sociedad que se mueve tan rápido como la actual.

    BIBLIOGRAFÍA:

    - “Dossier de los malos tratos hacia la mujer”. Instituto de la mujer, cetro de documentación, 1998.

    - “Dossier sobre la violencia doméstica”. Colegio oficial de médicos, biblioteca del mismo, 1995.

    - Diversas fichas, datos estadísticos y dossieres ofrecidos por la secretaría técnica de la comisaría general de la policía judicial.

    -“Programa de atención a mujeres maltratadas”. Cruz roja española, ídem, Madrid 1999.

    - “Tratado de medicina y cirugía legal”. P. Mata, imprenta de suárez, Bilbao, 1948.

    - “Violencia en casa”. P. Torres, F.J. Espada, Ed. Aguilar/Santillana Madrid, 1996.

    - “Investigation of the sexually abused child”. H. Zeitlin, Ed Lancet, London, 1987.

    - “Una cuestión incomprendida”. Ana Mª. Pérez, Ed. Horas y horas, Jaén 1994.

    - “La libertad sexual violada”. Encarna Roig, Asoc. De Asistencia a mujeres violadas de Madrid, 1994.

    - “Agresión a la mujer”. M. Lorente acosta, J.A. Lorente Acosta, Ed. Comares, Granada, 1998.

    Lesiones de defensa: Contusiones o hematomas producidos por el agresor a la víctima al intentar ésta última parar o esquivar los golpes del primero.

    A esta actitud, se la ha denominado como “ Síndrome del paso a la acción retardado”.

    Fase llamada también como de “Luna de miel”

    Reinhart y Helmer 1995

    Procedentes principalmente de traumatismos cráneo - encefálicos y de la aparición de tumoraciones cerebrales.

    Como puede ser: Tardar más de lo que ellos creen como necesario para hacer la compra, salir de casa sin avisar de lo que van a hacer, salir sin permiso…………….. Todo aquello que saque del control a la víctima más tiempo o veces de las permitidas o consideradas como normales por el trastornado.

    El estudio se realizó cruzando los perfiles psicológicos de tres grupos de control bien establecidos y diferenciados entre sí, 1º víctimas de malos tratos que han adoptado una actitud pasiva hasta fases muy avanzadas en los malos tratos, 2º víctimas que reaccionaron pronto ante la situación de abuso y 3º personas que no fueron agredidas jamás.

    Koss en 1977.

    Según el estudio de Stark, Flitcraft, y Frazier en 1979.

    Estudio de Muellerman en 1996.

    Patterson 1985, Koss 1985/87/89/94, Reid 1985, Flitcraft y Frazier 1980.

    Walker y Browne en 1989.

    Hilberman y Browne en 1980.

    Walker en 1979.

    Romero en 1985.

    Koss en 1981. (Actitudes de permisividad ante las conductas violentas)

    Browne 1987

    Estudio del aislamiento social en víctimas de SIMAM. Browne, Walker y Bowker en 1979/83/84/87

    Denominado así porqué se describió cuando una cajera de un banco de esta ciudad dijo haberse enamorado del hombre que la mantuvo cautiva. Anna Freud acuñó el término de “identificación con el agresor” para describir este proceso. Cuando alguien está en una situación de amenaza para su integridad o para la vida en inferioridad de fuerzas, respecto al agresor, empieza a identificarse con él, como forma de autoprotección ante el peligro. De la misma manera, una víctima potencial, cree que si pudiera ver el mundo a través de los ojos del agresor, podría ser capaz de salvarse a sí misma de su destrucción

    Del centro nacional para el análisis del crimen violento (N.C.A.V.C.) del F.B.I. en 1994.

    Chimbos en 1988, Daly y Wilson en 1990

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