Literatura


Abel Sánchez; Miguel de Unamuno


Abel Sánchez

Esta es la historia de dos hombres que se conocían desde que tenían uso de razón. Siempre fueron los mejores amigos, o tan siquiera eso querían creer. El protagonista es Joaquín Monegro, el cual toda su vida estuvo viviendo bajo la sombra de su amigo Abel Sánchez, éste era en el colegio el tipo más agradable de todos, que aunque no tuviera un muy buen promedio, el carisma y aquella fama natural que poseía eran suficientes para ser considerado como el chico más querido, apreciado y popular de la entera escuela. Por otro lado, Joaquín, era serio y se le reconocía por la gran inteligencia y el alto rendimiento escolar que poseía, sin embargo, carecía de amigos y popularidad, por lo tanto trató de ser como Abel, cosa que le salió mal, ya que más que nada se veía mal, aislándolo aún más de lo que ya estaba, cosa que Joaquín sufrió durante todo el largo periodo de sus estudios, siempre opacado y envidiado a Abel.

Cuando los dos terminaron la universidad, Joaquín se recibió de médico, mientras que Abel de pintor. Seguían siendo buenos amigos y aquella gran e inmensa relación no dejó de estar presente. Sin embargo, aquella envidia que Joaquín sentía desde niño por su casi hermano Abel, continuaba. Mientras veía cómo triunfaba Abel con sus excelentes pinturas, se retorcía como un gusano en el anzuelo por ver la fama y la gloria que estaba obteniendo como novato. Él, por otro lado, era un maestro en la medicina, pero aún no conseguía la suficiente clientela como para hacerle ver a la comunidad su gran talento.

En otro tema, Joaquín estaba enamorado profundamente de Helena, la cual era una chica vanidosa y materialista que no le hacía ni el menor caso. Joaquín le contaba de esto a su gran amigo Abel, el cual para conseguir que ella se enamorara de su amigo, se ofreció en ir a conocerla para hacer un retrato, Joaquín aceptó aunque dudoso. Desde el día en que empezaron las sesiones para el retrato, Helena y Abel empezaron a conocerse, y terminaron enamorados y siendo novios, cosa que en un principio Abel se encargó de mantenerlo en secreto a su amigo. Pero como se sabe: todas las mentiras con el tiempo salen a la luz, por lo que Joaquín no tardó en saber que su gran amada y su mejor amigo llevaban una relación de noviazgo, lo cual no pudo soportar... ¿cómo podía ser que su mejor a sabiendas de que quería a Helena, anduviera con ella? Infame. Lo tomó de esa forma: una infamia, un arrebato de lo que le pertenecía. Aún así, se tragó su coraje e hipócritamente le decía a Abel que no se preocupara, que se resignaría. Por consiguiente, Abel y Helena se casaron y, naturalmente, invitaron a Joaquín, el cual aceptó de una manera, al parecer, franca y sincera, pero en realidad estaba disfrazada de envidia y gran rencor. Por otra parte, el retrato de Helena tuvo un gran éxito y todos lo vanagloriaban y con esto, en Joaquín empezó a crecer un gran y profunda envidia que se relacionaba íntimamente y se remontaba a aquellos años de infancia cuando todo empezó. Por lo tanto, Joaquín decidió vengarse de su amigo y su gran amada, que tal vez, más que amor, ya era obsesión sobre ella. Se propuso a ganar fama como médico y quitarle la reputación a Abel de alguna forma y así, Helena se daría cuenta de que quien realmente valía la pena para ella era Joaquín y no Abel, ya que según Joaquín, ella se había ido con su amigo por su fama, gloria y gran reputación.

Pero también decidió conseguirse una esposa, para salvarse de la terrible envidia que corría por sus venas y porque requería de un amparo a su pasión, por lo que se casó con Antonia, una mujer llena de ternura, dulzura, amor y compasión, que más que casarse por amor, se casó porque escuchó el grito de auxilio de Joaquín. Pero además, en el momento en el que se enteró de que Helena estaba encinta, decidió él también tener hijos. Los dos profesionistas se encontraban en un gran momento de reputación y fama, auque a Joaquín se le habían muerto algunos pacientes... y no porque no pudiera curarlos, sino porque aquella furia, aquel odio no lo dejaba concentrarse, veía a Helena en todo momento, y así se dio cuenta también de que ese amor que antes sentía por su amada, se había convertido en un odio porque sabía que tanto Abel como Helena se habían casado para fregarlo a él porque lo despreciaban, que era lo que realmente le llenaba de coraje y enojo.

Después de que el hijo de Abel nació, empezó a pintar un cuadro acerca de Caín y Abel, y mientras Joaquín y el pintor hablaban de aquel nuevo cuadro, el médico se empezó a identificar bastante con la gran leyenda de estos dos hermanos y leyó entonces Caín de Lord Byron, con el cual descubrió grandes cosas de él mismo. Se dio cuenta que verdaderamente envidiaba muchísimo al amigo de toda su vida, mientras éste no hacía más que alabarlo y quererlo de la manera más honesta.

Se presentó la oportunidad entonces de que Joaquín diera un banquete por el gran éxito que obtuvo la obra de su amigo. En el banquete, Joaquín dio un impactante y profundo discurso acerca de la pintura de Abel. Todos los presentes quedaron impresionados y gratamente identificados por lo que al terminar dieron un bárbaro aplauso que dejó sorda la habitación. Abel en lo personal, se sintió muy conmovido y las palabras de Joaquín le llegaron al alma, y al parecer, fue la primera vez que Abel Sánchez realmente sintió lo que significaba uno de sus cuadros. Con esto, la reputación y la fama de Joaquín se fueron a la cima. Sin embargo, éste se sentía pésimo porque fue hipócrita y no tuvo el valor de expresar lo que realmente encontró en su autodescubrimiento al leer a Byron. Y contrariamente Abel se sentía alabado y realmente conmovido y no cesaba de llorar. Helena no aceptaba que Joaquín se la pasara alabando a su esposo, estaba segura de que lo realmente sentía era envidia.

Joaquín decidió entonces empezara a creer en Dios, en quien nunca antes había creído. Comenzó por ir a confesarse desalmándose completamente con el padre, y desde ese entonces lo agarró de costumbre.

Los años habían pasado ya, y el hijo de Abel, Abelín estudiaba medicina. Abel seguía triunfando con sus magníficas obras, mientras que Joaquín seguía con la envidia en las entrañas, sufriendo más que nunca y tratando de encontrar consuelo en el alcohol yéndose todos los días al Casino. Cuando Abekín concluyó la carrera de medicina, se fue con Joaquín como ayudante. Éste le comenzó a tomar un gran cariño e incluso ideó un plan para vengarse de su gran amigo, ya que pensaba en arrebatarle al hijo y hacer que éste le quisiera más que a su propio padre. Dio resultado, Abelín llegó a confesarle a su maestro lo mucho que lo quería y hasta le dijo verdades que nunca supo de Abel, quien resultó que admiraba muchísimo a su amigo de toda la vida y que realmente carecía de afecto hacía cualquier persona y era un egoísta ególatra que simplemente tenía cabeza para él. Luego, sucedió que Joaquinita, hija de Joaquín quería irse al convento, por lo que éste tuvo una larga disputa con la muchacha, quien sabía perfectamente bien que su padre no se encontraba bien, por lo que quería entrara al convento para rezar por su alma. Sin embargo, Joaquín la sacó de esa idea y la convenció de que se casara con Abelín. Así, los dos muchachos quedaron comprometidos y al poco tiempo se casaron y tuvieron un hijo. Joaquín nunca se había sentido mejor, y trataba ya de abstenerse a lo que había sido su vida tan dolorosa. No quería recordar para nada el pasado, para él sólo existía el futuro. Un futuro glorioso en el su venganza sobre Abel, Helena y todas aquellas personas que quitan el amor a los demás sería por fin realizada.

Sin embargo sus sueños se vieron frustrados y volvió a padecer aquella temible y devastadora envidia que le recorría todo su cuerpo, cuando se enteró de que su nieto quería más a Abel que a él. Esto simplemente no lo aguanto más y fue a hablar claramente con Abel, diciéndole exactamente cómo se sentía y acabando por matarlo, cosa que lo dejó en una gran depresión y tristeza al enterarse que el realmente malo de la historia era él... se arrepentía infinitamente sin creer poder llegar al perdón de Dios. Finalmente, Joaquín murió sin antes rebelar su secreto a los demás y sin pedir perdón a todos los que amaba.

Conclusión

La novela es genial. No me quería separar de ella en ningún momento. Miguel de Unamuno escribe de una manera excepcional, transmite mucha veracidad y pasión. Esta historia la tomo como una versión al mundo contemporáneo de la leyenda de Caín y Abel, dos hermanos en donde uno de ellos, Caín, se ve corrompido por la envidia y mata a su hermano, Abel. Bueno pues es la misma historia, pero con personajes más realistas en donde, gracias a la excelente escritura mágica de Unamuno, nos hace ver los sentimientos y pensamientos de una persona que se encuentra a la sombra de otra y que es corrompida por la envidia, la cual va creciendo de una manera majestuosa.

Al leer el libro, encuentro difícil darle razón a uno de los personajes. Al ver la raíz del problema que marcó a Joaquín, se siente como si fuera él, se siente su pasión, su coraje, su ira y su odio. Sin embargo, yo sí lo encuentro admirable...en cierta parte, ya que, a pesar de tanta envidia que sentía, trató de luchar contra ella durante toda su vida, la cual fue un océano de sufrimiento y dolor... Joaquín nunca fue feliz, y todo ese dolor y esa infelicidad y desgracia que describe el gran Unamuno, se transmiten al lector. Tiene razón en sentirse como se siente. Existen personas que por más que tratan no pueden dejar de sentir envidia por el otro y sin saber porqué, viven abrumadas por eso... como lo dice Joaquín: son personas que se odian a sí mismas, si se odian ellas, odian a los demás; si no pueden ser felices ellas, no dejan que los demás vivan felices...

Por otro lado, tengo a Abel como un chico que gustaba de su profesión, hacía lo que quería sin preocuparse por nada más que por hacer lo suyo y tratar de sobresalir... tratar de cumplir su sueño... si su sueño era la fama, eso era lo que le iba a preocupar, aunque fuera vano o materialista su sueño, eso era lo que quería. Era bueno, no deseaba mal a nadie y admiraba a su amigo sin saber lo mucho que éste lo odiaba por hacerlo infeliz durante toda su vida... eso sí, era muy vano y materialista, ni siquiera pintaba por sentirlo sino porque tenía talento... y como lo dijo: la única vez que había sentido uno de sus cuadros fue cuando Joaquín dio su impresionable discurso... fue solamente entonces cuando se vio el valor de la obra.

En conclusión, digo que la novela es excelente. Es un gran tema el de la envidia... terrible sentimiento del ser humano que acaba con la felicidad de éste y lo llevan a una enfermedad eterna, en donde el envidioso nunca sabrá el porqué de su mala suerte y siempre le echara la culpa al otro de su desgracia, cuando es realmente en ellos en donde deben buscar lo que esta pasando... lo cual empieza por una baja autoestima y gran odio hacia sí mismos por no poder ser mejor que el otro...

Carolina/2002

Miguel de Unamuno

Nació en Bilbao, estudió en la universidad de Madrid, donde se doctoró en Filosofía y Letras. Considerado por muchos como uno de los pensadores españoles más destacados de la época moderna y de la Generación del 98.

En 1914, su enfrentamiento con la dictadura de Miguel Primo de Rivera provocó su confrontación con Fuerteventura. Se trasladó a Francia, donde vivió en el exilio voluntario hasta 1930, cuando cayó el régimen de Primo de Rivera, entonces regresó a España y se convirtió en rector de Salamanca.

Terminó sus días recluido en su domicilio de Salamanca.

De Unamuno, Miguel, Niebla, Abel Sánchez, Tres Novelas y un Prólogo prolog. Víctor Goti, 1ª edición, México, Porrúa, 2001, 306 pags

Universidad Nacional Autónoma de México

Escuela Nacional Preparatoria

“Erasmo Castellanos Quinto”

Materia: Lengua Española

Miguel de Unamuno, “Abel Sánchez”

Turno: Matutino

Ciclo Escolar: Matutino




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Enviado por:Carolina Rodríguez Saavedra
Idioma: castellano
País: México

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