Literatura


Werther; Goethe


LOS SUFRIMIENTOS DEL JOVEN WERTHER

1. Elementos del fragmento que anuncian el romanticismo:

Como introducción general, podríamos hacer referencia al tema principal del fragmento de la obra de Goethe “los sufrimientos del joven Werther”, el cual se relaciona ampliamente con la tendencia habitual del romanticismo, como obra romántica que es. Así, el tema principal es el suicidio por amor. El autor exalta los sentimientos hasta el punto de justificar el suicido por un amor no correspondido, y establece un tono y un estado de ánimo con tendencia al frenesí, a la melancolía, al hastío del mundo y a la autodestrucción, temas típicos del movimiento romántico.

En el romanticismo, se destaca la importancia del sentimiento y la imaginación en la creación poética y narrativa, rechazándose las formas y los temas literarios convencionales. De este modo, “los sufrimientos del joven Werther”, está narrada en torno a la importancia absoluta del individuo y su ser interior, los sentimientos de este. Esta afirmación se observa claramente a lo largo de todo el fragmento, en el que el protagonista saca a flote todo lo que lleva dentro, sobretodo en la carta a Carlota. Citas como las siguientes son las que certifican dicha afirmación a lo largo de todo el escrito: “¡Cómo me separé ayer de ti en la terrible agitación de mis sentimientos, cómo todo eso me oprimía el corazón, y mi vida sin gozo y esperanza junto a ti me envolvía en horrible frialdad!” o “ahora lloro como un niño, porque todo adquiere vida en torno de mí”.

Por otra parte, en el desarrollo de la literatura romántica de todos los países predomina la imaginación sobre la razón, la emoción sobre la lógica y la intuición sobre la ciencia. En el fragmento a comentar se observa esta anteposición de la imaginación a la razón en el hecho de que el protagonista imagina situaciones, futuras o pasadas, comienzos y desenlaces irracionales, sin escuchar a la razón, que probablemente le susurraría “ha ocurrido así, y así a de ser. Aprende a vivir con ello”. Este predominio de la imaginación se esconde bajo frases como “Mil proyectos, mil perspectivas se revolvían el mi alma (...)” o “En este corazón agitado, muchas veces se ha deslizado la idea... ¡De matar a tu marido! ¡De matarte! (...)”. La emoción sobre la lógica está indudablemente presente en todo el fragmento. El protagonista no actúa con lógica ante la situación, que sería aquella que le proporcionaría la razón inexistente. Podía asumir los hechos o buscar una solución lógica, pero por el contrario, se deja vencer por la emoción de melancolía y sufrimiento, que le lleva al suicidio: “ He pasado una noche espantosa, y ¡ay! Una noche bienhechora. Está es la que confirma mi decisión: voy a morir.”.

Estas sobrevaloraciones de la imaginación, la emoción y la intuición desarrollan una literatura de notable sensibilidad y pasión que antepone el contenido a la forma, estimula el desarrollo de tramas rápidas y complejas y se presta a la fusión de géneros (la tragicomedia y la mezcla de lo grotesco y lo sublime), al tiempo que permite una mayor libertad estilística; afirmación que también se observa en este fragmento que se deja llevar por la pasión y por el contenido, la historia que el autor quiere transmitir al lector, dejando a un lado estilos literarios que opriman la escritura de sus pensamientos, y formas estilísticas que limiten la velocidad de su mano que recibir los impulsos del cerebro. Así es como anteponiendo el contenido a la forma se consiguen las tramas rápidas y complejas de las que hablabamos anteriormente, y la libertad estilística también nombrada. La citada fusión de géneros se hace notar en este fragmento con la melancolía y dolor que siente el joven Werther, que se entremezcla con el rechazo a la vida, a la sociedad grotesca, casi esperpéntica.

Los escritores románticos sustituyeron también a los héroes universales de la literatura dieciochesca por héroes más complejos e idiosincrásicos. Gran parte del teatro, la novela y la poesía romántica se entregan a la celebración del "hombre corriente", personaje que encarna a la perfección el joven Werther, un protagonista que ya no tiene nada que ofrecer a los demás, que no va a destacar por su valentía y coraje, y mucho menos va a enfrentarse a peligros externos a su persona, tal y como hacían los héroes de la literatura anterior al romanticismo. Ahora Werther es un hombre corriente, al que le ocurren cosas corrientes y el cual se enfrenta a problemas corrientes. No es distinto a los demás, ni es el elegido para salvar ninguna situación, es un individuo como el resto. Este es el concepto de héroe romántico. Precisamente porque es así, el romántico se quiere revelar, luchar contra esta monotonía y romper el patrón que Dios ha diseñado para la creación de vida humana. Buscando esta distinción rechazan el mundo y la sociedad que les envuelve, deseando liberarse de las convenciones y la tiranía, y defendiendo el gran valor de los derechos y la dignidad del ser humano. Esto es lo que intenta Werther a través de su suicidio, ya que es el único método que encuentra para conseguirlo, lo único que puede controlar frente a esa sociedad que le cohibe. El desencanto generalizado de los románticos con la organización social se plasmó a menudo en la crítica concreta de la sociedad urbana, afirmando que las personas nacen libres, pero la civilización las encadena, tal y como se siente nuestro personaje.

Otro de los rasgos principales del romanticismo fue su preocupación por la naturaleza. El placer que proporcionan los lugares intactos y la (presumible) inocencia de los habitantes del mundo rural. El gusto por la vida rural se funde generalmente con la característica melancolía romántica, un sentimiento que responde a la intuición de cambio inminente o la amenaza que se cierne sobre un estilo de vida. En el texto a comentar hay varias referencias a la naturaleza unidas al sentimiento melancólico, tales como: “ Cuando subas a la montaña, en una hermosa tarde de verano, acuerdate de mí: de cuantas veces anduve por este valle, y luego mira el cementerio, mira la tumba, cuando el viento mece la alta hierba en el fulgor del sol poniente...”. Además de las referencias a la naturaleza, esta cita nos muestra como imbuidos de un nuevo espíritu de libertad, los escritores románticos de todas las culturas ampliaron sus horizontes imaginarios en el espacio y en el tiempo. Regresaron a la edad media en busca de temas y escenarios. La nostalgia por el pasado gótico se funde con la tendencia a la melancolía y genera una especial atracción hacia las ruinas, los cementerios y lo sobrenatural.

Por último, el elemento del suicidio anticipa el énfasis en el derecho y el poder del individuo para indagar libremente en todos los asuntos humanos y divinos y para construir su propio destino que se da en el romanticismo. Está presente la idea de Dios, aquel ser superior e inmortal, aquel que nos maneja a su antojo, que nos da la vida y nos la arrebata. El romántico se niega a quedar siempre por debajo de él, y por ello hace esfuerzos por igualarle en todos los sentidos, incluso en el de la creación. Y ahí es donde quería llegar. Dios puede elegir cuando y como quitarnos la vida a los humanos, el romántico también. Así, este construye su propio destino sin esperar a que Dios lo lea, el decide el momento y la forma de morir, tiene el mismo poder que Dios para ello, a través del suicidio. El romántico juega a ser Dios.

En resumen, Goethe expresa una nueva concepción de las relaciones de la humanidad con la naturaleza, la historia y la sociedad en esta obra, tal y como lo hace el romántico.

2. Técnica narrativa que utiliza el autor.

El autor utiliza en este fragmento dos tipos de técnicas narrativas, actuando así como narrador objetivo por una parte (durante el principio y el final del fragmento) y utilizando la técnica del monólogo interior por otra parte (durante la carta que Werther escribe a Carlota).

La técnica del narrador objetivo se observa en el hecho de que en los primeros párrafos un personaje externo a la historia nos narra como se van sucediendo los hechos en un espacio y tiempo determinado sin comprometerse con lo que está narrando, únicamente transmitiendo al lector lo que “supuestamente” ve: “ Llegó a casa y quitó la luz de la mano del muchacho que quería alumbrarle; empezó a dar vueltas por su cuarto, lloró ruidosamente, habló excitado consigo mismo, y anduvo violentamente de un lado para otro (...)”.

En cuanto al monólogo interior, se refleja, como ya hemos dicho anteriormente, en la carta que el protagonista escribe para su amada Carlota. Así, en dicha carta, el joven Werther expresa tanto la realidad subjetiva como la objetiva, revelando sus pensamientos, sentimientos y actos, muchas veces sin una secuencia lógica (como ocurre en el pensamiento real) ni comentarios por parte del autor: “ Está decidido Carlota, que voy a morir, y te lo escribo sin emoción romántica, en la mañana del día que te verá por última vez.”

3. El suicidio: donde da el personaje la explicación de este, justificación del mismo y opinión general:

Durante toda la carta está presente la idea del suicidio, pero aunque en el principio tienen lugar muchas expresiones que nos anticipan el porqué del deseo de muerte del protagonista, hay una cita clave en torno a la mitad del fragmento en la que el joven Werther explica claramente la razón de su idea de suicidio: “ No es desesperación, es certidumbre de que he soportado lo que me tocaba, y me sacrifico por ti. Sí Carlota, ¿por qué había de callarlo? ¡Oh querida mía! En este corazón agitado, muchas veces se ha deslizado la idea... ¡De matar a tu marido! ¡De matarte! ¡De matarme! ¡Sea, pues!”.

Indudablemente Carlota, la amada de Werther, es una mujer casada, lo que imposibilita el romance entre ambos y lo que va agotando poco a poco la esperanza de nuestro protagonista. Esta es la razón de que este desee la muerte sin esperar a que Dios se la conceda, provocándola el mismo con el fin de evitar tal sufrimiento y dolor.

¿Queda así justificado el suicidio? Si para aquel que lo lleva a cabo, no la mayoría de las veces para el que lo presencia desde el exterior. Sin embargo, a pesar de que este sea mi caso, yo si daría por valida la justificación del protagonista, igual que daría por válida casi cualquiera. Me explico: en mi modesta opinión, un hombre siempre que quiera morir, no ha porque seguir viviendo. Es cierto que la vida es lo único que tenemos, pero si no la queremos, ¿por qué hemos de resignarnos a ella?. Ella está ahí para proporcionarnos algo, aunque sea un mínimo de satisfacción, unos minutos de felicidad. Pero si en vez de eso, vivimos en un continuo infierno, con un peso que nos hunde ¿por qué hemos de sufrirlo?. Este es el caso de muchas personas que, por las circunstancias que sean, han elegido no existir ha hacerlo sufriendo. Ya sea por problemas de salud, familiares, profesionales... problemas cuya longitud sólo pueden medir los que los están sufriendo.

Eso sí, hago una distinción en cuanto a la duración del problema. Si cabe posibilidad de que dicho problema cambie con el paso del tiempo, o incluso desaparezca, el suicidio está en todos los sentidos menos justificado, bajo mi punto de vista. Observamos que el problema del joven Werther deja una posibilidad abierta al cambio, ya que el tiempo puede o no curar su mal de amores. Por ello su suicidio está menos justificado, que por ejemplo, el de una persona inválida cuya curación no es posible ni lo será, y a quien dicha enfermedad le proporciona una pena inconsolable y eterna. ¿Por qué vivir así si se puede evitar?. De todas formas, el grado de gravedad de un problema sólo lo puede medir la persona afectada, y es quien tiene que decidir, poniendo en una balanza la bueno y lo malo que le proporciona la vida, y preguntándose si realmente esta le merece la pena.


LOS SUFRIMIENTOS DEL JOVEN WERTHER

1. Elementos del fragmento que anuncian el romanticismo:

Como introducción general, podríamos hacer referencia al tema principal del fragmento de la obra de Goethe “los sufrimientos del joven Werther”, el cual se relaciona ampliamente con la tendencia habitual del romanticismo, como obra romántica que es. Así, el tema principal es el suicidio por amor. El autor exalta los sentimientos hasta el punto de justificar el suicido por un amor no correspondido, y establece un tono y un estado de ánimo con tendencia al frenesí, a la melancolía, al hastío del mundo y a la autodestrucción, temas típicos del movimiento romántico.

En el romanticismo, se destaca la importancia del sentimiento y la imaginación en la creación poética y narrativa, rechazándose las formas y los temas literarios convencionales. De este modo, “los sufrimientos del joven Werther”, está narrada en torno a la importancia absoluta del individuo y su ser interior, los sentimientos de este. Esta afirmación se observa claramente a lo largo de todo el fragmento, en el que el protagonista saca a flote todo lo que lleva dentro, sobretodo en la carta a Carlota. Citas como las siguientes son las que certifican dicha afirmación a lo largo de todo el escrito: “¡Cómo me separé ayer de ti en la terrible agitación de mis sentimientos, cómo todo eso me oprimía el corazón, y mi vida sin gozo y esperanza junto a ti me envolvía en horrible frialdad!” o “ahora lloro como un niño, porque todo adquiere vida en torno de mí”.

Por otra parte, en el desarrollo de la literatura romántica de todos los países predomina la imaginación sobre la razón, la emoción sobre la lógica y la intuición sobre la ciencia. En el fragmento a comentar se observa esta anteposición de la imaginación a la razón en el hecho de que el protagonista imagina situaciones, futuras o pasadas, comienzos y desenlaces irracionales, sin escuchar a la razón, que probablemente le susurraría “ha ocurrido así, y así a de ser. Aprende a vivir con ello”. Este predominio de la imaginación se esconde bajo frases como “Mil proyectos, mil perspectivas se revolvían el mi alma (...)” o “En este corazón agitado, muchas veces se ha deslizado la idea... ¡De matar a tu marido! ¡De matarte! (...)”. La emoción sobre la lógica está indudablemente presente en todo el fragmento. El protagonista no actúa con lógica ante la situación, que sería aquella que le proporcionaría la razón inexistente. Podía asumir los hechos o buscar una solución lógica, pero por el contrario, se deja vencer por la emoción de melancolía y sufrimiento, que le lleva al suicidio: “ He pasado una noche espantosa, y ¡ay! Una noche bienhechora. Está es la que confirma mi decisión: voy a morir.”.

Estas sobrevaloraciones de la imaginación, la emoción y la intuición desarrollan una literatura de notable sensibilidad y pasión que antepone el contenido a la forma, estimula el desarrollo de tramas rápidas y complejas y se presta a la fusión de géneros (la tragicomedia y la mezcla de lo grotesco y lo sublime), al tiempo que permite una mayor libertad estilística; afirmación que también se observa en este fragmento que se deja llevar por la pasión y por el contenido, la historia que el autor quiere transmitir al lector, dejando a un lado estilos literarios que opriman la escritura de sus pensamientos, y formas estilísticas que limiten la velocidad de su mano que recibir los impulsos del cerebro. Así es como anteponiendo el contenido a la forma se consiguen las tramas rápidas y complejas de las que hablabamos anteriormente, y la libertad estilística también nombrada. La citada fusión de géneros se hace notar en este fragmento con la melancolía y dolor que siente el joven Werther, que se entremezcla con el rechazo a la vida, a la sociedad grotesca, casi esperpéntica.

Los escritores románticos sustituyeron también a los héroes universales de la literatura dieciochesca por héroes más complejos e idiosincrásicos. Gran parte del teatro, la novela y la poesía romántica se entregan a la celebración del "hombre corriente", personaje que encarna a la perfección el joven Werther, un protagonista que ya no tiene nada que ofrecer a los demás, que no va a destacar por su valentía y coraje, y mucho menos va a enfrentarse a peligros externos a su persona, tal y como hacían los héroes de la literatura anterior al romanticismo. Ahora Werther es un hombre corriente, al que le ocurren cosas corrientes y el cual se enfrenta a problemas corrientes. No es distinto a los demás, ni es el elegido para salvar ninguna situación, es un individuo como el resto. Este es el concepto de héroe romántico. Precisamente porque es así, el romántico se quiere revelar, luchar contra esta monotonía y romper el patrón que Dios ha diseñado para la creación de vida humana. Buscando esta distinción rechazan el mundo y la sociedad que les envuelve, deseando liberarse de las convenciones y la tiranía, y defendiendo el gran valor de los derechos y la dignidad del ser humano. Esto es lo que intenta Werther a través de su suicidio, ya que es el único método que encuentra para conseguirlo, lo único que puede controlar frente a esa sociedad que le cohibe. El desencanto generalizado de los románticos con la organización social se plasmó a menudo en la crítica concreta de la sociedad urbana, afirmando que las personas nacen libres, pero la civilización las encadena, tal y como se siente nuestro personaje.

Otro de los rasgos principales del romanticismo fue su preocupación por la naturaleza. El placer que proporcionan los lugares intactos y la (presumible) inocencia de los habitantes del mundo rural. El gusto por la vida rural se funde generalmente con la característica melancolía romántica, un sentimiento que responde a la intuición de cambio inminente o la amenaza que se cierne sobre un estilo de vida. En el texto a comentar hay varias referencias a la naturaleza unidas al sentimiento melancólico, tales como: “ Cuando subas a la montaña, en una hermosa tarde de verano, acuerdate de mí: de cuantas veces anduve por este valle, y luego mira el cementerio, mira la tumba, cuando el viento mece la alta hierba en el fulgor del sol poniente...”. Además de las referencias a la naturaleza, esta cita nos muestra como imbuidos de un nuevo espíritu de libertad, los escritores románticos de todas las culturas ampliaron sus horizontes imaginarios en el espacio y en el tiempo. Regresaron a la edad media en busca de temas y escenarios. La nostalgia por el pasado gótico se funde con la tendencia a la melancolía y genera una especial atracción hacia las ruinas, los cementerios y lo sobrenatural.

Por último, el elemento del suicidio anticipa el énfasis en el derecho y el poder del individuo para indagar libremente en todos los asuntos humanos y divinos y para construir su propio destino que se da en el romanticismo. Está presente la idea de Dios, aquel ser superior e inmortal, aquel que nos maneja a su antojo, que nos da la vida y nos la arrebata. El romántico se niega a quedar siempre por debajo de él, y por ello hace esfuerzos por igualarle en todos los sentidos, incluso en el de la creación. Y ahí es donde quería llegar. Dios puede elegir cuando y como quitarnos la vida a los humanos, el romántico también. Así, este construye su propio destino sin esperar a que Dios lo lea, el decide el momento y la forma de morir, tiene el mismo poder que Dios para ello, a través del suicidio. El romántico juega a ser Dios.

En resumen, Goethe expresa una nueva concepción de las relaciones de la humanidad con la naturaleza, la historia y la sociedad en esta obra, tal y como lo hace el romántico.

2. Técnica narrativa que utiliza el autor.

El autor utiliza en este fragmento dos tipos de técnicas narrativas, actuando así como narrador objetivo por una parte (durante el principio y el final del fragmento) y utilizando la técnica del monólogo interior por otra parte (durante la carta que Werther escribe a Carlota).

La técnica del narrador objetivo se observa en el hecho de que en los primeros párrafos un personaje externo a la historia nos narra como se van sucediendo los hechos en un espacio y tiempo determinado sin comprometerse con lo que está narrando, únicamente transmitiendo al lector lo que “supuestamente” ve: “ Llegó a casa y quitó la luz de la mano del muchacho que quería alumbrarle; empezó a dar vueltas por su cuarto, lloró ruidosamente, habló excitado consigo mismo, y anduvo violentamente de un lado para otro (...)”.

En cuanto al monólogo interior, se refleja, como ya hemos dicho anteriormente, en la carta que el protagonista escribe para su amada Carlota. Así, en dicha carta, el joven Werther expresa tanto la realidad subjetiva como la objetiva, revelando sus pensamientos, sentimientos y actos, muchas veces sin una secuencia lógica (como ocurre en el pensamiento real) ni comentarios por parte del autor: “ Está decidido Carlota, que voy a morir, y te lo escribo sin emoción romántica, en la mañana del día que te verá por última vez.”

3. El suicidio: donde da el personaje la explicación de este, justificación del mismo y opinión general:

Durante toda la carta está presente la idea del suicidio, pero aunque en el principio tienen lugar muchas expresiones que nos anticipan el porqué del deseo de muerte del protagonista, hay una cita clave en torno a la mitad del fragmento en la que el joven Werther explica claramente la razón de su idea de suicidio: “ No es desesperación, es certidumbre de que he soportado lo que me tocaba, y me sacrifico por ti. Sí Carlota, ¿por qué había de callarlo? ¡Oh querida mía! En este corazón agitado, muchas veces se ha deslizado la idea... ¡De matar a tu marido! ¡De matarte! ¡De matarme! ¡Sea, pues!”.

Indudablemente Carlota, la amada de Werther, es una mujer casada, lo que imposibilita el romance entre ambos y lo que va agotando poco a poco la esperanza de nuestro protagonista. Esta es la razón de que este desee la muerte sin esperar a que Dios se la conceda, provocándola el mismo con el fin de evitar tal sufrimiento y dolor.

¿Queda así justificado el suicidio? Si para aquel que lo lleva a cabo, no la mayoría de las veces para el que lo presencia desde el exterior. Sin embargo, a pesar de que este sea mi caso, yo si daría por valida la justificación del protagonista, igual que daría por válida casi cualquiera. Me explico: en mi modesta opinión, un hombre siempre que quiera morir, no ha porque seguir viviendo. Es cierto que la vida es lo único que tenemos, pero si no la queremos, ¿por qué hemos de resignarnos a ella?. Ella está ahí para proporcionarnos algo, aunque sea un mínimo de satisfacción, unos minutos de felicidad. Pero si en vez de eso, vivimos en un continuo infierno, con un peso que nos hunde ¿por qué hemos de sufrirlo?. Este es el caso de muchas personas que, por las circunstancias que sean, han elegido no existir ha hacerlo sufriendo. Ya sea por problemas de salud, familiares, profesionales... problemas cuya longitud sólo pueden medir los que los están sufriendo.

Eso sí, hago una distinción en cuanto a la duración del problema. Si cabe posibilidad de que dicho problema cambie con el paso del tiempo, o incluso desaparezca, el suicidio está en todos los sentidos menos justificado, bajo mi punto de vista. Observamos que el problema del joven Werther deja una posibilidad abierta al cambio, ya que el tiempo puede o no curar su mal de amores. Por ello su suicidio está menos justificado, que por ejemplo, el de una persona inválida cuya curación no es posible ni lo será, y a quien dicha enfermedad le proporciona una pena inconsolable y eterna. ¿Por qué vivir así si se puede evitar?. De todas formas, el grado de gravedad de un problema sólo lo puede medir la persona afectada, y es quien tiene que decidir, poniendo en una balanza la bueno y lo malo que le proporciona la vida, y preguntándose si realmente esta le merece la pena.




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Enviado por:Rigan
Idioma: castellano
País: España

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