Biología, Botánica, Genética y Zoología


Virus


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Enfermedades víricas

Varicela y ÉbolaVaricela

La varicela es una enfermedad infecciosa aguda, de naturaleza vírica. El virus Varicela-Zoster (VVZ) tiene dos manifestaciones clínicas diferentes: la Varicela, que es considerada una enfermedad leve de la infancia, y el Herpes-Zoster que es la reactivación posterior, considerada como una enfermedad más seria y propia de los adultos.

La varicela afecta principalmente a los niños entre los dos y los diez años de edad, aunque en ocasiones la padecen los adultos. El curso de la Varicela es generalmente benigno y sin complicaciones, pero tiene un impacto significativo en el niño enfermo y su familia, ya que es altamente contagiosa (se ha estimado que la probabilidad de que se transmita entre los hermanos de una misma familia puede alcanzar valores de hasta el 80%), y le impide acudir a la escuela durante una o dos semanas. En el caso de los individuos inmunodeprimidos, la Varicela puede tener serias repercusiones, y provoca incluso la muerte.

Las mujeres gestantes seronegativas (que no han tenido contacto con el virus de la varicela) conforman uno de los grupos más sensibles a la Varicela y deben extremar sus precauciones, pues si se contagian durante los primeros meses de embarazo el feto puede sufrir malformaciones. La Varicela adquirida in útero al poco tiempo del nacimiento también representa un riesgo muy serio, ya que pone en peligro la vida del neonato.

Más habitual en las regiones de baja temperatura, la varicela tiene carácter epidémico y es una enfermedad frecuente sobre todo en los períodos climáticos fríos y templados. Los signos característicos son erupciones a modo de vesículas (ampollas) pequeñas que aparecen en brotes u oleadas.

En los últimos 10 años, se han registrado importantes avances en el tratamiento de la varicela zoster.

Causas de la varicela

Esta enfermedad se origina por el contacto con otras personas enfermas portadoras del virus Varicela-Zoster.

El contagio puede ocurrir por transmisión directa o indirecta:

  • La más frecuente es a través de la saliva expulsada al hablar o cuando el enfermo tose y estornuda, y también por medio del contacto directo con las vesículas del enfermo de varicela, ya que se ha demostrado la presencia del virus en el interior de las mismas.

  • La transmisión indirecta ocurre cuando un individuo tiene contacto con objetos contaminados.

  • La enfermedad se disemina a partir de los primeros días a partir de la aparición de las erupciones, aunque el contagio es posible hasta el quinto día.

    En fechas recientes se han recogido algunas evidencias que demuestran que la transmisión puede ocurrir incluso antes de la aparición de las erupciones. Por lo general, la enfermedad deja de ser contagiosa después del sexto día, cuando todas las lesiones se han encontrado.

    A pesar de que una vez pasada la enfermedad se suele llegar a una inmunidad definitiva, el virus puede quedar aletargado en el organismo y dar lugar a la aparición del herpes en otras etapas de la vida. En algunas ocasiones se dan casos de niños que, al entrar en contacto con otros enfermos, se inmunizan sin que su organismo desarrolle la enfermedad.

    Incubación y síntomas

    El curso clínico de la varicela tiene 4 etapas típicas:

  • Período de incubación

  • Fase prodrómica (malestar que precede a la enfermedad).

  • Aparición de las erupciones.

  • Curación o costrificación de las erupciones.

  • Período de incubación.

  • La varicela tiene un período de incubación de 10 a 16 días.

    La “puerta de entrada” de la enfermedad es, generalmente, el tracto respiratorio superior, auque también puede hacerlo por la conjuntiva. Una vez en el organismo, la replicación viral se lleva a cabo en los ganglios linfáticos que están cerca del lugar en el que se depositó el virus, durante un período de 4-6 días. Después de ese tiempo, el virus se disemina por las vías sanguínea y linfática, comenzando así la viremia primaria.

    Después de su diseminación, el virus penetra las células del sistema retículo-endotelial (sistema constituido por las células del bazo, hígado, médula ósea y vasos linfáticos que actúa como defensa del organismo) y entra en otra etapa de replicación durante los días restantes del período de incubación. Aunque la respuesta inmune limita en un principio la replicación del virus, este logra superar las defensas del huésped en la mayoría de los casos. La segunda viremia da inicio cuando el virus se libera en el torrente sanguíneo en grandes cantidades.

  • Fase prodrómica.

  • Los síntomas posdrómicos comienzan a manifestarse durante la segunda viremia, antes de la aparición de las erupciones. Éstos incluyen: fiebre (38c-39c) con duración de 1-3 días, malestar general, anorexia, cefalea, irritación faríngea, tos y catarro.

  • Aparición de las erupciones.

  • Durante la segunda viremia, el VVZ invade rápidamente los tejidos cutáneos, sale posteriormente de los capilares y penetra en la epidermis, dando lugar a la erupción vesicular propia de la enfermedad.

    Las erupciones consisten, inicialmente, en máculas (especie de manchas) de tan solo unos milímetros de diámetro, las mismas que evolucionan posteriormente para convertirse en pápulas (erupciones) que están acompañadas por un intenso picor, que aparece principalmente en el tronco y se extiende a los brazos, piernas, rostro y cabeza. Más tarde se convierten en vesículas transparentes. Estas vesículas contienen un contenido acuoso translúcido que se opaca después de 24 horas por la invasión de Leucocitos polimorfonucleares y macrófagos. Durante este período se rompen y se secan sin llegar a supurar, formándose por encima una costra de color marrón claro que oscurece progresivamente hasta caerse finalmente, unas dos semanas después. La mayoría de los niños inmunocompetentes con varicela desarrollan entre 250 y 500 lesiones dérmicas.

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    La varicela en sí, rara vez deja cicatrices, sin embargo las pequeñas lesiones pueden infestarse por el rascado vigoroso de la persona. Algunas de estas infecciones secundarias pueden ser tan graves que necesitan hospitalización.

    Síntomas de la enfermedad:

    La persona se encuentra adolorida y febril.

    Aparece una erupción de piel en el pecho, espalda, hombros, cuero cabelludo u otras áreas.

    Aparecen lesiones en las membranas mucosas.

    La erupción se convierte en ampollas llenas de líquido.

    Se forman costras después que revientan las ampollas.

    Las costras caen semanas más tarde.

    El purito puede ser intenso.

    Tratamiento

    Entre las medidas generales para aliviar el purito, asociadas con las lesiones de piel, se encuentran la inmersión o las compresas de agua fría. Algunas cremas de venta libre pueden ser de utilidad. Las uñas se deben recortar para evitar el rascado, ya que esto puede provocar las infecciones secundarias. Se pueden cubrir las manos de los niños con guantes suaves de algodón o franela, para evitar que se rasquen.

    NO SE DEBE USAR ASPIRINA, ya que el empleo de ésta durante una enfermedad viral, particularmente la varicela, ha estado asociado con un riesgo de desarrollar el Síndrome de Reye, secundario a la varicela y otras virosis, por ejemplo la influenza A y B.

    Los niños en edad escolar deben permanecer en casa hasta cuando todas las ampollas hallan reventado y formado costra y cuando se sientan lo suficientemente bien para realizar actividades normales.

    No es necesario aislar al paciente, ya que en el caso de que haya más niños en el hogar, éstos se habrán infectado en el período de incubación de la enfermedad.

    Complicaciones

    • Las mujeres que contraen varicela durante el embarazo corren el riesgo de una infección congénita del feto.

    Cuando la madre embarazada adquiere la varicela, se puede presentar varicela congénita o varicela neonatal en el bebé. Se hizo un estudio donde se observó que la varicela congénita se presentó en el 2% de las madres que adquirieron la varicela entre la 13 y la 20 semanas del embarazo. Los bebés afectados presentaron múltiples malformaciones de su sistema nervioso, de los ojos, de las vías urinarias, de las vías digestivas y de la piel. Las lesiones de la piel fueron cicatrices y, en algunos casos, la falta de formación adecuada de una extremidad. Respecto a la varicela neonatal, ésta ocurre cuando la madre adquiere la varicela en los últimos 21 días de su embarazo. Se estima que del 25 al 60% de los bebés pueden desarrollar la varicela neonatal, pero las infecciones más severas ocurren cuando la madre presenta las lesiones tipo vesículas en los últimos 4 días de su embarazo o dentro de los 2 días después del nacimiento de su bebé.

    La mortalidad en los bebés con varicela neonatal es menor si las lesiones se les presentan antes de los 5 días de edad o si las lesiones en la madre aparecen 5 días o antes de la fecha del nacimiento de su bebé Los niños que presentan varicela neonatal pueden parecer normales al momento de su nacimiento, pero a los pocos días de nacidos presentan fiebre seguida por la aparición de las lesiones típicas de la varicela: las vesículas, desde una pocas, hasta incontables lesiones. En los casos severos estas vesículas pueden ir acompañadas de hemorragia y pueden afectar a otros órganos como los pulmones, cerebro, hígado o los riñones.

    • La encefalitis es una complicación seria pero poco común.

    • La complicación más frecuente en los niños sanos es la infección bacteriana estafilococica o estreptocócica de las lesiones vesiculares; sin embargo, las complicaciones también pueden presentarse en otros sistemas orgánicos como la piel, el sistema nervioso central o el sistema respiratorio.

    Casos especiales

      • Niños con cáncer. El recuento de linfocitos parece ser el factor predicativo más sensible de diseminación visceral y muerte.

      • Pacientes inmunocomprometidos. Aparición de lesiones verrugosas crónicas diseminadas con localizaciones variables, producidas por virus de varicela zoster

      • La varicela en pacientes oncológicos, bajo tratamiento antineoplásico (contra el cáncer) o en trasplantados, principalmente de médula ósea, cursa con alta morbinatalidad.
        En estos casos, frecuentemente, se observa retardo en la curación de las lesiones cutáneas, deformación, transformación hemorrágica o evolución necrotizante de las lesiones (varicela gangrenosa). Otro hecho grave en estos huéspedes es el compromiso visceral progresivo, que incluye pulmón, hígado y sistema nervioso central.

    Prevención

    La vacuna de la varicela se recomienda como una inmunización de rutina para los niños de 12 meses o más. En algunos niños que presentan alto riesgo de complicaciones de varicela, la vacuna varicela o la inmunoglobulina de varicela zoster (VZIG) puede prevenir o mejorar la recuperación de la enfermedad, si se aplica poco después de la exposición al virus.

    Todo adolescente mayor de 13 años de edad que no tuvo previamente la enfermedad o que no recibió vacunas, debe recibir dos dosis de vacuna contra la varicela, con un mes de diferencia entre cada dosis.

    Toda mujer que planea un embarazo y que no presentó la enfermedad previamente ni está inmunizada, debe de recibir dos dosis de la vacuna contra la varicela, con un mes de diferencia entre cada una.

    Actualmente en muchos países ya se aplica esta vacuna en forma rutinaria a todos los niños desde el año de edad en una sola dosis.

    Es conveniente aplicar la vacuna para:

    -Prevenir la diseminación de la enfermedad.

    -Prevenir las complicaciones relacionadas con este virus.

    -Prevenir la reinfección posterior (como herpes-zoster).

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    Ébola

    La enfermedad del Ébola es una enfermedad infecciosa producida por un virus de la familia Filoviridae (nombre de la familia de los virus que proviene de su morfología filiforme característica, filo proviene del latín y significa “filamento”), que ocasiona un grave cuadro denominado fiebre hemorrágica por Ébola.

    Éste virus es llamado así por un río localizado en el noreste de Zaire (ahora Congo) donde fue descubierto por primera vez en 1976. La fiebre hemorrágica por Ébola (FHE) es una enfermedad severa, con o si síntomas hemorrágicos, caracterizada por la transmisión persona a persona a través del contacto cercano con pacientes, cadáveres o fluidos corporales infectados. El potencial para provocar brotes en los centros de salud con estándares de higiene pobres, constituye un problema de salud pública.

    ¿Qué lo ocasiona y dónde se encuentra?

    Hasta el momento la enfermedad sólo apareció en las zonas de la selva africana y asiática. Existen varias teorías sobre su origen: una de ellas es que su expansión se debe a los animales roedores o a los murciélagos. Los investigadores creen que para que el virus pueda ser viable en la naturaleza se requiere de un huésped intermedio al que no le resulte tan letal, pudiendo ser algún artrópodo de larga vida. El contagio del Ébola, se cree, también está dado por el contacto con los “monos de vervet” de África central.

    Los índices de letalidad van del 50 al 90%. El caso inicial, usualmente coincide con el fin de la época de lluvias. Los casos pueden ser esporádicos y haber pequeños brotes en áreas rurales que la mayoría de las veces pasan desapercibidas. Datos epidemiológicos sugieren que en la infección por Ébola la mayoría de los pacientes transmiten la infección principalmente a sus parientes y amigos cercanos o a un número menor de personas.

    Los primates (seres humanos y monos) son los únicos blancos de la enfermedad involucrados hasta la fecha, pero no se piensa que sirvan como reservorios. La apariencia del virus permite lograr fácilmente su reconocimiento en tejidos y muestras clínicas mediante el uso de un microscopio electrónico.

    ¿Cómo evitar el contagio?

    Para evitar el contagio, por regla general básica basta con llevar guantes y mascarillas, aunque existen medidas mucho más seguras que deben observarse en los centros de salud. Éstas incluyen:

    Ropa protectora: guantes, bata y máscara que deben desinfectarse o destruirse después de usarse.

    Lavado de manos: debe usarse desinfectante y después jabón y agua, luego de cada contacto con paciente o material contaminado.

    Instrumental y ropa: Cada paciente debe tener un termómetro individual, etiquetado con su nombre y mantenido en un recipiente con desinfectante. La ropa también es personal. Los estetoscopios y otros materiales que se usan en varios pacientes deben descontaminarse también.

    Ropa de cama: Es personal y debe desinfectarse después de cada cambio o muerte de paciente.

    Comida: Cuando sea posible, debe evitarse que los parientes preparen comida para sus familiares en el hospital. Este es quien debe encargarse de los alimentos y bebidas de los pacientes. Los utensilios deben ser desinfectados también y la comida sobrante manejada como infecciosa.

    Aislamiento del paciente: para evitar la extensión de la enfermedad, contar con un cuarto adecuado, restringido hasta la recuperación o muerte del paciente.

    Materiales biopeligrosos: deben considerarse así los fluidos del paciente (sangre, esputo, vómito, etc.) y objetos con los que el paciente ha tenido contacto.

    En la actualidad se utilizan precauciones extensas de cuarentena para evitar el movimiento de monos infectados y hay métodos para prevenir la contaminación de vacunas o cultivos celulares. No obstante, es posible el surgimiento de los filovirus como un problema importante de salud pública y se justifica la preocupación del clínico cuando aparecen casos sospechosos con un nexo epidemiológico con África o con primates.

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    Síntomas

    Los síntomas se presentan entre los 4 y los 16 días posteriores a la infección. La sintomatología incluye: inicio brusco de fiebre alta, acompañada por dolores de cabeza, dolores musculares, pérdida de apetito, nauseas, vómitos, dolores abdominales, diarrea, tos, intensa sudoración, faringitis y disfunción renal. Otras características incluyen fotofobia, adenopatías, inyección conjuntival y pancreatitis. La afectación del sistema nervioso central se manifiesta a menudo por somnolencia, delirio y coma.

    Posteriormente aparecen manifestaciones hemorrágicas debido que la sangre no coagula, caracterizadas por manchas en la piel de diversos tamaños producto de pequeñas hemorragias en vasos cutáneos.

    Hacia el séptimo día las hemorragias en distintas partes del cuerpo son incesantes, hay sangrado gastrointestinal y sangrados en los sitios de inyección. Además, aparece un sarpullido que se esparce por la cara, glúteos, tronco y brazos.

    Entre los días 8 y 16, generalmente, aparece un hipo persistente y una deshidratación seria si no ha habido un soporte adecuado. Durante la segunda semana de la enfermedad es cuando se producen la mayoría de las muertes y es por falla de múltiples órganos, fundamentalmente el hígado y los riñones, no sin antes presentar vómito de sangre y órganos desintegrados. A esta altura de la enfermedad, si no ha empeorado, el paciente mejora mucho. Las secuelas inmediatas pueden incluir mielitis (inflamación de la médula espinal), uveítis (inflamación de la capa posterior del iris), hepatitis recurrente, etc.

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    El Ébola en las mujeres embarazadas

    En una mujer embarazada con Fiebre Hemorrágica por Ébola es frecuente el aborto espontáneo. Al parecer, el Ébola (como muchas otras enfermedades) son más severas en las mujeres gestantes. Éstas presentan más frecuentemente complicaciones como manifestaciones hemorrágicas más severas y alteraciones neurológicas que el resto de los pacientes. Del mismo modo, es ligeramente mayo el índice de mortalidad en las mujeres embarazadas, las cuales presentan el mismo índice de mortalidad durante toda la gestación.

    Tratamiento y recomendaciones

    No existen medidas preventivas individuales, quimioterapia ni vacunas (en vía de desarrollo) para evitar la infección por el virus del Ébola.

    El manejo del paciente debe ser de sostén con traumatismo mínimo y mantenimiento cuidadoso de la hidratación.

    Los pacientes deben ser aislados y el personal clínico protegido.

    El virus del Ébola, representa una agente biológico para fines militares o terroristas por su gran rapidez y sus altas tasas de mortalidad. Además desde el punto de vista psicológico representa un arma magnifica ya que sus síntomas son aterradores, sembrando el pánico entre las tropas o la población civil.

    Bibliografía

    • Claves para la Vida - Enciclopedia Barsa

    • Diario Río Negro

    • Enciclopedia Larousse del Estudiante

    • Enciclopedia Temática Espasa

    • Enciclopedia Universal Visor

    • Internet:

    http://www.dr-ramiro-pediatra.com/varicela.htm

    http://www.embarazada.com/Bebe005N.asp

    http://www.lasvacunas.org/cursos/varicela2.asp

    http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001592.htm

    • Nuevo Diccionario Enciclopédico Espasa

    • Revista `Mi Pediatra' Octubre 1997

    • Diario Río Negro

    • Enciclopedia Espasa 10

    • Enciclopedia Lexis 22

    • Enciclopedia Microsoft Encarta

    • Enfermedades Infecciosas (Princ.. y Práctica)

    • Harrison, Principios de Medicina Interna

    • Internet: http://www.entornomedico.org/salud/saludyenfermedades/alfa-omega/ebola.html

    http://www.geocities.com/hscarlette/indicede.htm

    http://www.latinsalud.com/base/articulo.asp?id=226 http://www.rnw.nl/informarn/html/cie001017_ebola.html

    • Nuevo Diccionario Enciclopédico Espasa

    • Revista Nueva

    Las lesiones tempranas de la varicela son pequeñas pápulas rojas que se convierten en pequeñas ampollas (vesículas), como se puede apreciar en la imagen. Más tarde, las vesículas se rompen formando erosiones superficiales que luego cicatrizan y finalmente sanan.

    Esta radiografía muestra nubosidad en los pulmones debido a una neumonía aguda posterior a varicela. La neumonía rara vez se presenta como complicación de la varicela en los niños, pero sí ocurre en una quinta parte de los adultos.

    “Ninguna persona desautorizada puede estar más allá de este punto.

    Gracias”

    Mujer con Ébola




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    Enviado por:María Celeste
    Idioma: castellano
    País: Argentina

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